Autovoto en la Corte | La danza de los vampiros

Por Juan Alonso

Horacio Rosatti se autovotó para convertirse en el nuevo presidente de la Corte Suprema. Y Carlos Rosenkrantz, quedó de vice. Ambos nombrados por decreto presidencial de Mauricio Macri e hiper cercanos a Clarín. Al mismo tiempo el procurador Eduardo Casal empoderó al fiscal Diego Iglesias para que opere en Santa Fe en causas de narcotráfico.

En una cabriola propia de un consorcio de millonarios con ingresos mensuales superiores al millón de pesos sin pagar el Impuesto a las Ganancias, la Corte eligió a su nuevo presidente con la ausencia herida de Ricardo Lorenzetti y una tibia protesta de la jueza Elena Highton de Nolasco.

La escena de minué fue así: el cortesano Juan Carlos Maqueda propuso como presidente y vice al dúo integrado por Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz -ambos nombrados por decreto presidencial de Mauricio Macri- tras la genial idea del prófugo Fabián «Pepín» Rodríguez Simón.

¿Qué sucede cinco años después?

Rosatti es presentado por el diario La Nación como una especie de Churchill del Derecho y «Pepín» continúa prófugo de la Justicia con una circular roja de Interpol en su contra y bajo domicilio uruguayo.

«Total normalidad», diría el diario de los plumíferos de Magnetto, que ahora acuñó otra genialidad: «Qué alternativa tienen los argentinos para no ser rehenes en el país», publicó refiriéndose a la exitosa campaña de vacunación con más de 64 millones de dosis traídas por el Gobierno Nacional desde el inicio de la pandemia.

La secuencia falsaria y tragicómica de la Corte y los medios hegemónicos se parece mucho a la trama y los diálogos del film «La danza de los vampiros» de Roman Polanski, estrenado en 1967.

Uno de sus personajes dice: «Soy un ave nocturna, francamente no valgo gran cosa durante el día».

La acordada de la Corte de solo tres carillas raquíticas para designar a Rosatti y la idealización publicitada por el medio periodístico predilecto de Macri (según las palabras de la heredera de Bartolomé Mitre, Esmeralda) dejó expuesta la intención de la Corte para perpetuar su poder de representación de los dueños de la Argentina y sus socios foráneos.

Casi al mismo tiempo, en consonancia inmediata con Rosatti (nacido en la provincia de Santa Fe, ex intendente y convencional constituyente en 1994), el procurador interino eterno, Eduardo Casal empoderó al fiscal Diego Iglesias con dos páginas plegables. Lo designó para que opere junto a la Procuración de Santa Fe en causas complejas de narcotráfico.

La movida de Casal se dio justo, cuando el flamante ministro de Seguridad, Aníbal Fernández se reunió con el gobernador Omar Perotti para avanzar en un plan de colaboración de las fuerzas de seguridad federales en esa provincia donde las bandas narcos acosan y amenazan al Poder Judicial y habrían mantenido –de mínima- una oscura trama de presunta complicidad con el socialismo hasta que el escándalo trepo más allá de la sangre.

Drácula

El proyecto de anular las indemnizaciones por despidos que presentó la bancada de Juntos en el Congreso, contaría con la complicidad de la Corte que intenta destruir el fuero laboral e intervenirlo con jueces vinculados al macrismo.

En ese sentido, ya existen resoluciones de Lorenzetti y Maqueda que hemos mencionado en Nuestras Voces sobre la causa por la quiebra del Correo que tomó como jurisprudencia de plástico el Superior Tribunal de Justicia de CABA (STJ) para meterse por la ventana y de paso horadar el fuero Comercial y proteger a Macri.

Ahora el plan es más ambicioso: intervenir con el STJ la Justicia Laboral y destruir los derechos adquiridos de los trabajadores. Lo cual significaría una regresión a una era pre-peronista anterior a 1946.

Va de la mano, incluso, a lo que proponen los autollamados «liberales libertarios» nativos, que ven con agrado cómo un grupo de racistas energúmenos azotó a pobres migrantes haitianos en EE UU. La escena de vaqueros de a caballo torturando a personas desesperadas por el hambre es una rémora de la esclavitud que anhelan reinstalar con diatribas constantes contra la acción política, el Estado, y el sistema democrático.

El fiscal Carlos Rívolo está sentado sobre una causa que denuncia el manejo de fondos millonarios de la Obra Social del Poder Judicial, que no aparece en el sistema informático de la SCJN. Raro, ¿no?

En Santa Fe, donde Juan José Saer basó y fundó su obra literaria, el ministro Rosatti tendría una demanda por supuesto «enriquecimiento», que está en los cajones de la siesta.

El presidente de la Corte que se eligió a sí mismo hace varias cosas más al mismo tiempo. Junto a su vicepresidente que fue representante del Grupo Clarín intervienen como jurados en el Consejo de la Magistratura con el fin de proteger los intereses del antiguo (des) gobierno que endeudó a la Argentina por un siglo en más de 100 mil millones de dólares.

De esas conversaciones participaría el clan Mahiques, el alcalde de las torres de 30 pisos ganadas a terrenos públicos y ninguna vacuna, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal (el hada siniestra), y el mal intérprete del actor Fidel Pintos, Diego Santilli con su cabello rojizo y las grabaciones de la AFI de Macri que olvidó en aquel viejo arcón del rencor.

Episodios que el cronista Emilio Petcoff (1926-1994) habría puesto como subtítulos del «Sátiro del estilete».

No sé si continuará.

Nuestras Voces