De cuando el odio vence al amor
Por Carlos Humberto Alvez
Más de 70 años transcurrieron desde que una nueva camarilla de los siempre listos artesanos del odio y la irracionalidad -espantados de ver reducido sus privilegios en favor de millones de trabajadores- fueran modelando lo que prontamente se fuera conociendo como «antiperonismo».
Desde entonces, los antiperonistas se erigieron en celosos custodios del resentimiento (por el resentimiento mismo) y hasta el momento nada indica que algún día la cordura los asista y desinfecte dado el grado de enajenación que aún hoy exhiben en cada diligencia, en cada intervención.
Entre el bien y el mal y la verdad y la mentira, el antiperonista invariablemente optará por el mal -en su formato de malicia- y por la mentira en cuanto a testimonio. La malicia y la mentira es el combustible que necesita para satisfacer el insaciable odio que lo caracteriza. Un odio tan sádico en la acción como masoquista en la pasividad.
A estos impiadosos mayordomos de «la grieta» no les importa que los gobiernos de su misma ideología destrocen la economía y las instituciones del país cuántas veces éste les caiga en manos. Peor aún, ni siquiera les conmueve tan nefasta consecuencia como lo es el deterioro en la calidad de vida de sus habitantes, inclusive las de sí mismos y las de su propia descendencia. El único propósito de tamaña insensatez es oponerse -siempre en tono de gesta histórica- a cualquier administración peronista, sea quien fuere lo personifique, aunque con los peronistas siempre les haya ido inocultablemente bien.
(En cuanto al deterioro económico y patrimonial de un país, vale capítulo aparte un intermedio de la historia donde un tal Carlos Saúl asumió como presidente de los argentinos por el voto peronista y al tiempo de andar dio un golpe de timón hacia la derecha desairando a su electorado -y a la vez traicionándolos- al incorporar a su gobierno representantes del liberalismo, ámbito éste repleto de antiperonistas. La frescura nacional y popular se convirtió entonces en un descascarado sueño trunco. Antiperonistas y peronistas de derecha son primos hermanos que ante una causa común inmediatamente dejan de lado sus diferencias y se vuelven a juntar. Obviamente, rara vez por el bien de la comunidad. Ciertamente, no nos privatizaron la esperanza porque la esperanza no es tangible, sino lo hubieran hecho).
El primer infame mérito a favor del antiperonismo fue el bombardeo y ametrallamiento de casi un millar de personas en la Plaza de Mayo y el fusilamiento clandestino de civiles y militares. La siguiente gesta patriótica fue la persecución y encarcelamiento de opositores y no opositores y la literal destrucción de cuanto logro tuviera relación con el peronismo.
Fieles representantes contemporáneos de ese odio y de esa irracionalidad son, por dar un ejemplo actual, los que con total desparpajo desde hace unos años elevan -cual bandera de guerra- su indignación por la asistencia que recibe un sector de la población que ellos no ven como humildes en desamparo sino como «vagos» que viven del Estado. En contraste -siendo tan moralistas y cristianos ellos- guardan un delictivo silencio de complicidad cuando los de su misma supuesta «clase» estafan una y otra vez en miles de millones de pesos a ese mismo Estado que dicen proteger. Y no les importa las pruebas por más auténticas que estas sean y por más documentadas que ellas estén, porque hace tiempo ya que el odio les atrofió la cordura y les suprimió el discernimiento.
Como dato de color –si se quiere- los anti peronistas se hicieron tan adictos al rencor que ni siquiera les incomoda el tan popular como despectivo apelativo de «gorila», y a algunos es casi como que les encanta. De tan insanos, ser gorila para ellos es sinónimo de linaje, de ahí que estén comodísimos en su rol de felices esclavos del odio.
Por cierto, los antiperonistas jamás tendrán el privilegio de cantar eso de que «el amor vence al odio» porque en sus corazones es el odio quien vence al amor, una y otra vez, una y otra vez.
¿Tan infectos, tan irracionales, tan ruines para la democracia y el bienestar de la sociedad son los antiperonistas? El historial dice que sí, desde hace 70 años.
junio 2020