Discépolo y Cambalache

Enrique Santos Discépolo compuso Cambalache en 1934 para la película El alma del bandoneón. Originalmente escrito durante la década infame, a la cual denuncia en sus letras, fue prohibido durante todos los golpes de Estado en Argentina a partir de su creación. Dicho tango se vio afectado por una resolución del ministro de educación antisemita y de simpatías fascistas Gustavo Martínez Zuviría, quien prohibió el voseo y el lunfardo en los tangos. La medida fue derogada por Juan Domingo Perón luego de una entrevista con el propio Discépolo.

 

La traición de Julio Sosa

Por Roberto «Tito» Cossa

Fue contra “Cambalache”. No sólo por la cantidad de estropicios, sino también porque se metió con una de las letras emblemáticas de la poesía tanguera. Y encima la consagró como su versión más famosa.

Quien conoce algo de la historia, sabe que a Enrique Discépolo los tangos no le salían como hongos, ni que los escribía en una servilleta de bar después de tomarse un par de ginebras.

Trabajaba sus letras con el buril de poeta. Y si algo le obsesiona al poeta es la palabra. Y para el poeta, ninguna palabra es igual a otra, aunque se le parezca.

Puedo imaginarme el momento en que Discépolo tuvo que seleccionar los nombres donde se mezclaban “biblias” y “calefones”, es decir, símbolos opuestos del mundo desquiciado que asomaba allá por los años 30. Es muy probable que Discépolo haya elegido con gran cuidado los personajes emblemáticos de su época (debe haber anotado y tachado nombres una y otra vez) hasta escribir finalmente: “Mezclao con Stavisky, van Don Bosco y la Mignon/ Don Chicho y Napoleón/ Carnera y San Martín”.

Es evidente, que el Varón del Tango confundió a Stavisky (Alexandre, un estafador ruso de alto vuelo) con el músico también ruso Igor Stravinsky. Con ese convencimiento, reemplazó al supuesto Stravinsky por Toscanini (Arturo), un nombre más cercano al oído de su público que el del autor de “La consagración de la primavera”.

De paso, sacó de la lista a Carnera (Primo Carnera, campeón mundial de box en la década del 30, de origen italiano) y lo reemplazó por Carrera (probablemente el billarista argentino casi contemporáneo de Sosa).

Pero ahí no para la cosa. Además del incalificable “se vamo a encontrar” (cuando el original decía “nos vamo a encontrar”), Julio Sosa traiciona la ideología anarquista del viejo Discepolín. En la última de las antinomias, el autor pone del lado de los “calefones” a los que “viven de los otros” y no a los “que viven de las minas”. Es decir, a los patrones y no a los cafishios.

Versión de Julio Sosa (cambia «el que vive de los otros» por «el que vive de las minas», Stavisky por Toscanini y otros cambios menores

 

Versión de Roberto Goyeneche, respeta la letra original

Cambalache

Tango. 1934
Música: Enrique Santos Discepolo
Letra: Enrique Santos Discepolo

Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé…
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé…
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos…

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!…
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!…

¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y «La Mignón»,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón…

¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!…
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley…

Fuente: https://www.todotango.com