Los kirchneristas son nuestros judíos

Por Daniel Molina

Desde el fin de la primera presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se masificó el uso de la palabra “kirchnerista” (o su resumen en la letra K mayúscula) como el peor de los insultos.

Clarín fue el inventor de este uso despectivo de “kirchnerista”, un vocablo que anteriormente era neutro, meramente descriptivo de una facción política. Equivalente a macrista o radical.

¿Qué significa hoy “kirchnerista” en el imaginario social argentino, obviamente no-kirchnerista? “Rata inmunda”, “Corrupto”, “Monstruo”, “Ser asqueroso”, “Persona que contamina la vida social”.

Hoy “kirchnerista” es una traducción literal -al porteño del siglo XXI- del uso que se le daba al vocablo “judío” en la Alemania nazi.

Prueben de reemplazar sistemáticamente la palabra “kirchnerista” cada vez que la vean en un medio masivo por la palabra “judío” y verán que la operación es exactamente la misma.

Desde hace muchos años, la casi totalidad de los medios masivos (siguiendo el ejemplo de Clarín), usan la palabra “kirchnerista” de la misma manera: como un despectivo que califica lo más inmundo de la sociedad y la política.

El uso insistente, cada minuto, de cada hora, de cada día, de cada semana, de cada mes, de cada año desde hace años tiene un efecto pedagógico: hoy ser kirchnerista es para el discurso público argentino algo asqueroso.

Repetir cientos de miles (quizá millones) de veces, en todos los contextos de enunciación, el uso de una palabra como denigrante tiene el efecto de convertir el nuevo uso de esa palabra en el único que los hablantes reconocen.

Cuando el troll center del PRO vio la operación que Clarín llevaba adelante contra el kirchnerismo se sumó inmediatamente. Miles de trolls, todos los días, cada minuto de cada día, desde hace años lo usan así en todas las redes sociales.

Todos los medios masivos tradicionales (en la web, en papel, en la radio, la TV y el cable) más todos los trolls que infectan la discusión pública en las redes sociales usando “kirchnerista” como equivalente al “judío” nazi han logrado imponerlo como “rata sucia que hay que matar”.

Convertir a “kirchnerista” en un insulto equivalente al nazi “judío” solo es posible por el tremendo dominio cultural que tiene el Grupo Clarín (cientos de medios coordinados) al que se le suman todos los otros (Infobae, La Nación, Perfil, y cientos de medios relacionados con estas usinas centrales).

Cómo se logra eso: calificando todas las noticias negativas de kirchneristas. “Un intendente kirchnerista robó algo”, “Un kirchnerista dijo algo feo”, “Un kirchmerista se tiró un pedo”. Y así mil veces por hora, todos los días de todos los meses de todos los años en todos los medios.

Si algo malo es hecho por alguien no kirchnerista solo hablan del asunto sin ligarlo a una militancia política. Un lector inteligente se puede dar cuenta que tal corrupción es macrista (solo porque los medios no dijeron que fuera kirchnerista).

El efecto logrado por la operación de convertir al kirchnerismo en los judíos de la Argentina actual es tan poderoso que si el Grupo Clarín, La Nación e Infobae (más los miles del trolls del Gobierno) dejaran de usarlo como despectivo, igual funcionaría socialmente así durante años.

Dicen que estas reglas de la comunicación nazi de Goebbels no las escribió realmente Goebbels. No importa porque son las que usó el nazismo y las que usa el Grupo Clarín en su lucha contra el kirchnerismo. Acá las pueden leer: https://culturizando.com/los-11-principios-de-la-propaganda-nazi/

Clarín, con las técnicas de Goebbels y usando la ideología nazi en sus cientos de medios masivos, ganó el debate político argentino.

Perdió la cultura de la convivencia en paz.

https://medium.com