No nos riamos de Cambiemos

Por Carlos Alberto Brepe para Mi Voz, el lugar donde opinan los lectores

Desde el punto de vista de la elaboración de la doctrina política podemos concluir en lo rudimetario y básico de los acólitos de Cambiemos y por contraposición, subirnos al orgullo de que nuestros postulados tienen cimientos sólidamente elaborados y ejecutados. Pero, hay un pero, ellos logran conseguir votos o en el peor de los casos asegurarlos, con la uniformidad y la repetición constante de sus slogans. En cambio nuestros representantes lanzan sin filtro ni precaución alguna sus pensamiento dando por sentado que por sí mismos, consiguen arrimar voluntades a nuestros objetivos de recuperar el poder.

Nos suele causar gracia y nos provoca burlarnos cuando oímos o vemos a los representantes del gobierno nacional usar iguales argumentos e inclusive idénticas frases completas, en cuanta oportunidad tienen de referirse en público o en los medios al hablar sobre diversos temas de la realidad nacional. Nos parece una actitud propia de quienes no tienen capacidad de elaborar sus propios argumentos por lo que, para nosotros, se ven obligados a recurrir a repetir (“como loros” decimos) una misma idea y argumentos para tratar de justificar el accionar del gobierno de Mauricio Macri.

Nadie puede dudar que la reacción que se suscita entre quienes desde este lado de la grieta se apretujan defendiendo las políticas nacionales y populares es válida, es lógica, es una prueba de mayor elaboración intelectual y política de quienes están en las antípodas del pensamiento neoliberal, eso podríamos decir y sería algo irrefutable.

Entonces desde el punto de vista de la elaboración de la doctrina política podemos, tranquilamente concluir en esa perspectiva de lástima hacia los acólitos de Cambiemos y por contraposición, obviamente, subirnos al orgullo de que nuestros postulados tienen cimientos sólidamente elaborados y ejecutados, pero, hay un pero, ellos logran en algunos casos conseguir votos o en el peor de los casos asegurar, con la uniformidad y la repetición constante de sus slogans, no perder muchos de esos votos, sobre todo los del núcleo duro.

En cambio nuestros representantes no se miden ni establecen parámetros de coherencia en pos de la captura o el convencimiento de desencantados. En sus discursos, lanzan sin filtro ni precaución alguna sus pensamiento dando por sentado que esos pensamientos o ideas, por sí mismos, consiguen arrimar voluntades a nuestros objetivos de recuperar el poder.

Para fundamentar lo que expongo usaré un caso que se dio el 10 de marzo de 2019, en los medios que tomaron dichos de Roberto Feletti, ex viceministro de Economía de Cristina Kirchner, quien esbozó los ejes de lo que sería la estrategia ante la crisis si el kirchnerismo volviera a comandar el Gobierno nacional. “Tiene que haber regulación cambiaria para el atesoramiento”, dijo el economista, en el programa de Maximiliano Montenegro quien le había preguntado, intencionalmente, si volvería el cepo a la compra de dólares en caso de ganar las próximas elecciones. La Gaceta de Tucumán, tomó la noticia y la publicó bajo el título de que si gana Cristina “VUELVE EL CEPO AL DÓLAR”, (en esencia ese fue el título).

No entraré en detalles técnicos de la necesidad o no de aplicar esa medida económica, si diré cuál fue la reacción que observé en gente común, empleados públicos a los cuales todos los días en mi trabajo trato de hablarles sobre la conveniencia de volver a un sistema de bienestar general como el que teníamos hasta 2015. Estos votantes de Cambiemos, concluyeron en simplemente que “volveríamos a lo mismo” a ir “a un camino a ser Venezuela” aunque ninguno de ellos compró en su vida un mísero dólar ni fue capaz de establecer relación alguna entre lo que dijo Feletti y lo que ellos dicen.

Feletti podría haber dicho: que se evaluará en su momento, conforme a la seguramente desastrosa situación en que se encontrará la economía al abandonar el poder Macri, las medidas que se podrían tomar se considerarán en forma particular en ese momento, que todas las variables se evaluarán y se aplicarán luego de ser estudiadas minuciosamente, no sólo las que mejor resulten para obtener resultados positivos sino las que menos afecten a las necesidades de la gente, o algo así. Feletti con su respuesta “piantó votos”. Asumásmolo, es así, si no “los piantó” hizo bastante para retroceder en las ideas de aquellos a quienes debemos apuntar para tratar de sacarles el discurso implantado por los medio durante años en sus pensamientos.

Macri jamás dijo que haría antes de ganar las elecciones, si mintió sobre lo que no haría, y ganó. Necesitamos ganar, para ello, obviamente, necesitamos los votos y para tenerlos no hay que decir que volverán a aplicarse aquellas medidas, (aunque sean válidas), que tienen entendidas los macristas como negativas. También es contraproducente poner en el tapete medidas que podrían generar resistencia entre otras fuerzas que pueden estar acercándose a la unión que postula Cristina Kirchner para formar el Frente que pretende ya que podría genera la idea que nuevamente vamos a querer que se haga lo que nosotros pensamos que está bien y que no buscaremos el consenso que se reclama y que resulta hoy el principal argumento para generar la fuerza necesaria para sacar a Macri del gobierno.

Hay que homogenizar discursos, tener precaución y tacto y tenemos que tener presente, antes de decir media palabra, cuales serán los efectos que las mismas provocarán. Por algo los del gobierno están muy callados, no sólo porque la situación les impide argumentar a su favor, sino porque es una estrategia, y eso es lo que entiendo nos está faltando establecer a nivel general en nuestro espacio.

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