[Nota publicada en Página|12 en enero 1998, se ha respetado el formato original]

ALFREDO ASTIZ ROMPIÓ EL CÓDIGO DE SILENCIO IMPUESTO EN LA ARMADA
"La Armada me enseñó a matar"
 
El "Angel Rubio" reconoció que se secuestró, torturó, asesinó, se robaron y mataron bebés, calificó al general Balza de "cretino" y habló de su relación con el ex montonero Galimberti. "Yo soy el hombre mejor preparado técnicamente en este país para matar a un político o a un periodista, pero no quiero" afirma.

Alfredo Astiz, el "Cuervo", el "Angel Rubio" de los años de la muerte, vuelve a amenazar con matar, pero no quiere, dice.
 
Firmenich, el más odiado. 
"Se me escapó por cinco minutos".
 
La armada mató a Edgardo Sajón. 
Según lo reconoció el "Angel".
 
 
Por Luis Bruschtein 
"Los limpiaron a todos, no había otro remedio". Como el retrato hablado de un asesino profesional, Alfredo Astiz responde en una entrevista con la periodista Gabriela Cerruti en el último número de la revista Tres Puntos y describe con naturalidad y quizás sin darse cuenta lo que la Armada siempre quiso ocultar: que se trató de un plan de exterminio, orquestado por las juntas de comandantes. "La Armada me enseñó a destruir, a poner bombas, a infiltrarme, a matar", dice el capitán retirado, quien califica al jefe del Ejército, general Martín Balza, de "cretino", al presidente Carlos Menem como "el peor de todos" y a Hebe de Bonafini como "subversiva". Tras sincerarse ante la periodista, llega la advertencia: "Yo soy el hombre mejor preparado técnicamente en este país para matar a un político o a un periodista. Pero no quiero".  
  La entrevista donde Astiz parece romper los códigos de silencio y complicidad que funcionaron en la Armada se desarrolló en Córdoba 622, donde se encuentra el Hotel Naval. La periodista dice que ella cree que "secuestraron, torturaron, asesinaron gente, entre ellos bebés, que hay desaparecidos, que hubo campos de concentración" y Astiz responde con una sonrisa tranquila: "Yo también creo todo eso" pero que la cifra no pasa de muchos más de los 6500. "Están locos los que dicen que eran treinta mil --afirma--, también deliran los que dicen que están viviendo en México. Los limpiaron a todos, no había más remedio". 
  El asesino entrenado asegura que "las Juntas fueron cobardes, no se bancaban salir a decir que había que fusilarlos a todos", pero poco acostumbrado a cuestionar las decisiones de sus superiores, termina dándoles la razón y los compara con el dictador español Francisco Franco, al igual que algunos hacen ahora con Menem por su propuesta sobre la ESMA. Recuerda que Franco dictó la pena de muerte contra dos miembros de la ETA. "Hubo movilizaciones en la calle, de todo, hubiera sido una locura tenerlos más tiempo encerrados". 
  Astiz explica que su función era la de capturar enemigos y asegura que sólo mató a los que enfrentó en combate. Sobre la ESMA afirma que "era el lugar para encarcelar al enemigo, pero lo que ellos no quieren contar y por eso no habla la mayoría de los sobrevivientes de la ESMA, es que la mayoría de ellos colaboraba, y hasta nos teníamos afecto" y agrega: "Yo a algunos montoneros los respeto, les llegué a tomar afecto". 
  El militar retirado insiste con obsesión en su retrato de asesino programado: "Hubiera torturado si me hubieran mandado. Yo digo que a mí la Armada me enseñó a destruir. No me enseñaron a construir, me enseñaron a destruir. Sé poner minas y bombas, sé infiltrarme, sé desarmar una organización, sé matar. Todo eso lo sé hacer bien. Yo digo siempre: soy bruto, pero tuve un solo acto de lucidez en mi vida, que fue meterme en la Armada". 
  Como profesional de la muerte, reconoce que respeta a los Montoneros, que eran sus enemigos, pero que "el único odio fuerte que tengo en mi vida es a Firmenich" y recuerda con emoción que una de las veces que regresó llorando de uno de los operativos donde se secuestraban y asesinaban hombres, mujeres, niños y ancianos fue "cuando se me escapó por cinco minutos. Lo teníamos ahí, y si lo agarrábamos lo hacíamos mierda". 
  "Me acuerdo de operativos jodidos, que no me tocaron a mí, como el de Rodolfo Walsh o el de Edgardo Sajón", rememora. Pero Sajón no era montonero, sino que había sido secretario de prensa durante la dictadura del general Alejandro Agustín Lanusse y su secuestro y asesinato nunca fue reconocido por la Armada. 
  Según testimonios de los sobrevivientes, los marinos bromeaban de que en la ESMA existía la "Sardá", donde se llevaban los bebés y niños secuestrados en los operativos y donde las prisioneras daban a luz y los bebés eran entregados en adopción ilegal a miembros de la fuerza. Astiz niega haber secuestrado niños o bebés. "Me opuse mucho --dice-- esa fue una de mis grandes discusiones. Yo devolví bebés, era una regla básica que teníamos con los Montoneros, ellos no se metían con los nenes ni con las familias". 
  Astiz se ofende cuando le dicen que podían haber discutido las órdenes ilegales. "Yo no discutía, primero porque soy militar de alma --explica-- y lo primero que me enseñaron es que hay que obedecer a mis superiores. Pero, además, porque estaba de acuerdo, eran el enemigo. Tenía mucho odio adentro. Habían matado a dos mil de los nuestros". Entonces pregunta: "¿Sabés por qué mata un milico? Por amor a la Patria, por machismo, por orgullo, por obediencia. Si todo eso no está muy alto, uno no sale todos los días a hacer su trabajo". 
  Para justificar esta idea de su trabajo señala que todos los días había operativos, que el miedo era constante y que la única forma de afrontarlo era de esa manera. "Estuve en cuatro guerras --se enorgullece-- y en más de 30 combates", lo cual no parece un gran número para cuatro guerras o quizás no considera combates los operativos de secuestro. Recuerda que estuvo en Malvinas, donde se rindió sin presentar batalla, "estuve en la guerra contra la subversión, estuve infiltrado en la línea enemiga con los chilenos, cuando se decía que no había guerra y estuve de observador en Argelia". 
  "Esta es mi quinta guerra --se resigna--, quedarme callado, haber aguantado todo este tiempo sin decir nada. Porque si yo quisiera, ¿sabés qué? Yo soy el hombre mejor preparado técnicamente en este país para matar a un político o a un periodista. Pero no quiero. Apuesto a este sistema. Aunque no me conviene, a mí me conviene el caos, yo me sé mover mejor en el caos. Pero creo en la democracia". 
  Más adelante relata casi como una advertencia que "todos los días vienen a verme camaradas a decirme justamente vos, no puede ser, tenés que liderar un levantamiento. Y yo les digo que no, pero ya no se les puede explicar más. ¿Cómo le explico a la gente joven? Por eso creo que (el general Martín) Balza es un cretino. ¿Cómo va a decir que hay órdenes que no hay que obedecer?, no existirían las Fuerzas Armadas si eso fuera cierto". 
  Astiz niega que existan archivos por la cantidad de gente que pasó por la ESMA, pero de todos modos dice que cuando se ordenaba un secuestro les daban una carpeta con los antecedentes de las víctimas. La periodista le recuerda que los sobrevivientes denunciaron torturas y todo tipo de vejámenes. "Era la guerra --responde el marino argentino--. ¿Y ellos no estaban locos con lo de la pastilla de cianuro?" Apunta que esa pastilla la inventó Firmenich. "Por eso también lo odio" ya que como jefe militar "debería haberse suicidado dignamente después de toda la gente que murió por órdenes suyas". Sin embargo, insiste en que se lleva bien con algunos montoneros. "Algunos son amigos míos" afirma. Y relata que "el otro día me encontré con (Rodolfo) Galimberti en un bar, vino y se sentó a mi mesa, pero llegó un amigo mío y no pudimos charlar mucho". 
  El marino no se arrepiente de nada y acusa a Scilingo de traidor y no acepta que se lo trate de traidor por haberse infiltrado en las Madres de Plaza de Mayo para dirigir sus secuestros en 1977, junto con el de las monjas francesas. "Yo no las traicioné, porque no era uno de ellas y me di vuelta. Yo lo que hice fue infiltrarme, y eso es lo que no me perdonan. Cuando me acusan de otras cosas me enojo, pero de eso me río". 
  Algunos de los sobrevivientes aseguran que luego del secuestro de las Madres y las monjas, Astiz se preocupaba para que no salieran con vida, por temor a sus testimonios. El capitán mimado de la Armada Argentina asegura que se infiltró, pero que no participó en el secuestro. De la misma manera niega haber asesinado a Dagmar Hagelin y que el jefe del operativo era otro de quien se niega a dar el nombre. 
  "¿No le da asco pensar que se infiltró en un grupo de madres que pedían por sus hijos desaparecidos?", pregunta la periodista Gabriela Cerruti. "Eran montoneras --responde--. Yo respeto a los que piden por sus hijos desaparecidos, pero las Madres lo usan para comerciar, por dinero o por política, ¿vos respetás a Hebe de Bonafini?". "Por supuesto", contesta ahora la periodista y Astiz agrega: "Pero es subversiva, ella no quiere el orden democrático". Cerruti insiste: "Son madres que lucharon solas contra una dictadura". Y Astiz vuelve a la carga: "Yo respeto a (Graciela) Fernández Meijide, porque le secuestraron a un hijo. Pero ¿Alfredo Bravo?, a Bravo no le secuestraron ningún hijo". 
  Astiz amenaza con que alguna vez piensa en escribir un libro, "pero es una tara que tengo --reconoce, me duele la mano de agarrar la lapicera". Entonces consciente en que "pasaron cosas horribles. No hace falta saber. Los que quieren saber son morbosos. Los montoneros saben lo que pasó y nosotros también". 
  Cuando le preguntan por qué habla tanto de los Montoneros y no del ERP, admite de hecho que hubo un plan de exterminio concebido desde las cúpulas: "Nos dividimos el trabajo con el Ejército, ellos contra el ERP y nosotros contra los Montos. Era natural. La Marina es gorila, antiperonista y anticatólica. Y los Montoneros eran peronistas y católicos". 
  "Este presidente es el peor de todos --reflexiona--. Mucho 'hermanito, hermanito' y después te mata, me pasó a retiro, que no lo había podido hacer (Raúl) Alfonsín". El tema de los periodistas le preocupa. Para los periodistas ahora parece que no existió la subversión. Tienen que cuidarse, van a terminar mal. Es como ahora con el tema de José Luis Cabezas. está bien, lo mataron, pero no es para tanto". Astiz subraya que no es el primer periodista muerto en democracia, que el primero fue "ese que tiraron al Riachuelo, encadenado al auto, Bonino o algo así". 
  Cansado por el hostigamiento de la gente en la calle, advierte que "las Fuerzas Armadas tienen quinientos mil hombres preparados técnicamente para matar. Yo soy el mejor de todos. Siempre me vienen a ver. Yo les doy siempre el mismo mensaje: tranquilícense, hay que esperar, pasó en todos los países. Pero no sé hasta cuándo".
 
Apología del horror y la muerte
 
Hebe de Bonafini * 
  ¡Hay que ponerlo preso! Cómo va a decir que está preparado para matar y que le vienen a proponer sublevaciones, y no se lo mete preso. Lo dejaron libre por los crímenes que cometió antes, pero esto lo está diciendo ahora. 
  Tendría que haber algún juez que tenga el coraje de ir a buscarlo y meterlo preso. Porque a la Justicia no le faltan solamente decencia y honestidad; sobre todo le falta coraje. 
  Fijate lo que es capaz de decir, qué asesino es, que dice esas cosas. Yo creo que la sociedad lo condena: tenemos problemas muy graves, de desocupación, de miseria, de hambre, pero el problema más grave que tenemos es el de la impunidad. Las Madres hemos dicho que los trajes blancos de los marinos no van a existir más, porque están manchados de sangre. 
* Madres de Plaza de Mayo 

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Ana Chávez * 

  Si él dice que está preparado para matar y torturar, dice la verdad, no miente. Si le dice a la sociedad que la Armada es una escuela para matar, lamento que la sociedad se sorprenda, porque es así. Astiz es un producto de esa escuela, formado por esas instituciones que son instituciones para matar y destruir. Sería bueno que se hicieran cargo todos los partidos, del gobierno y de la oposición, de las palabras de Astiz sobre la Armada. No sólo tenemos que definirnos los organismos de derechos humanos, tienen que definirse los partidos políticos, que tienen la responsabilidad de decidir sobre estas instituciones. El SERPAJ incluye a la policía entre las instituciones formadas para matar, y no escuchamos que el poder político se haga cargo de estas instituciones y las desmilitarice. Los legisladores tienen que hacerse cargo de que la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida y de los indultos son deberes éticos. 
* Servicio de Paz y Justicia. 
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Laura Bonaparte *  

  ¡Es un tipo al que no se le debe dar lugar en la sociedad! Estos genocidas no pueden dejar de matar. Un torturador, una vez que tortura, no puede dejar de hacerlo, y un tipo que está entrenado y formado para matar, va a volver a hacerlo, si no lo ha hecho ya. Lo que dice es muy grave: hace la apología de la muerte y del horror, y está denunciando que lo vienen a ver para que lidere una sublevación. Es muy grave que esté amenazando con un golpe. Justamente ahora aparecen estas declaraciones de ese juguete de la Armada, cuando Menem está preparando un negocio con los terrenos de la ESMA y destina el dinero que era para la Ciudad Judicial para beneficiar a los genocidas. Es un infame traidor a la Patria un Presidente, alguien encaramado en el poder, que quiere quitar a la población un monumento que tiene que ver con el conocimiento de la historia, negando al pueblo su identidad y su memoria. 
* Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. 

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Estela de Carlotto *  
 
  Astiz está diciendo lo que es. Sabe mentir, pero en esto creo que no miente. El es un cuadro de la marina, que lo tiene como un ejemplo, como un intocable. 
  Lo que dice ahora es muy peligroso, y tendría que ser citado por la Justicia para que declare sobre los que lo invitan a encabezar una sublevación. Lo demás es sabido; ya sabemos que es un criminal, un especialista en matar, secuestrar y torturar. Todo el país sabe que es así. 
  Su pasado ya lo conocemos de sobra, pero el presente es muy peligroso, porque él sigue siendo parte activa de la marina, y se sabe que prestaba servicios en la Inteligencia Naval. Ahora tienen que aclarar qué función cumple y él tiene que ser citado a declarar quiénes son los que lo incitan a una sublevación. 
* Abuelas de Plaza de Mayo.

 
 
Interpol ordenó atrapar a militares argentinos
Por Susana Viau 
 

   Interpol libró orden de búsqueda y captura internacional contra altos jefes y ex jefes militares argentinos, entre los que se encuentran el almirante Luis María Mendía, el ex almirante Emilio Massera y el actual segundo jefe de la inteligencia naval, capitán de navío Carlos Daviou. Interpol responde al requerimiento del juez español Baltasar Garzón,  quien previamente los había imputado en el proceso por genocidio y terrorismo que se instruye en Madrid. Mientras tanto, Página/12 pudo saber que la diligencia enviada por la fiscal suiza Carla del Ponte a Garzón contiene nombres de militares que poseían cuentas y cajas de seguridad en entidades financieras de ese país. Por lo demás, el ex ministro de Justicia y actual portavoz parlamentario del PSOE, Juan Alberto Belloch, rompió una lanza en favor de Garzón al sostener que su competencia en la causa está convalidada por suficientes fundamentos jurídicos. 
  Fuentes de la magistratura española dejaron trascender que Interpol 
--que tiene su sede en París-- ha puesto ya en marcha el dispositivo burocrático y operativo para dar cumplimiento a los pedidos de busca y captura remitidos por Garzón contra, entre otros, los capitanes Jorge Vildoza, Jorge Eduardo "Tigre" Acosta, Jorge Enrique Perren, Carlos José Pazos, Adolfo Arduino, Carlos Eduardo Daviou (actualmente en la subjefatura del Servicio de Inteligencia Naval), el ex almirante Massera y el contraalmirante Luis María Mendía. La medida implica que los militares mencionados han pasado a la categoría de prófugos de la justicia española y no podrán abandonar territorio argentino sino a riesgo de ser detenidos por la policía internacional. El único país para el cual, además de Argentina, no regiría el requerimiento es Suiza, cuyas autoridades han solicitado mayores precisiones sobre el tema. 
  El comienzo de la búsqueda coincide con la información de que Carla del Ponte ha logrado obtener los nombres de algunos de los personajes vinculados y que son titulares de cuentas bancarias o cajas de seguridad en Suiza. La investigación, practicada en alrededor de 300 entidades y con las señas de más de un centenar de militares argentinos también había sido solicitada por Garzón, a instancias de los abogados de la acusación. Hasta el martes se ignoraba si Del Ponte había enviado los datos demandados o simplemente una invitación para que el magistrado inspeccionara in situ los resultados obtenidos. Con el correr de las horas y pese al hermetismo con que se maneja el juzgado de instrucción 5 de la Audiencia Nacional, pudo saberse que, en efecto, la notificación contiene nombres aunque continúa sin revelarse cuántos son y de quiénes se trata. 
  Garzón ha dado un plazo de diez días al fiscal de la causa para que presente "en forma" el recurso de incompetencia. Los fiscales --tanto el fiscal general, Jesús Cardenal, como el fiscal jefe, Eduardo Fungairiños-- se pronunciaron contra la competencia del magistrado para juzgar los crímenes cometidos por la dictadura argentina, aunque no cuestionaron la del titular del juzgado 6, Manuel García Castellón, para investigar la dictadura chilena. En apoyo de Garzón salieron casi todas las formaciones del arco parlamentario español, a excepción del Partido Popular. Izquierda Unida calificó de "impresentable e indefendible" el fundamento esgrimido por los fiscales y ratificó la legitimidad de las acciones llevadas a cabo por Garzón. 
  Pero el mayor espaldarazo a la continuidad de la causa lo dio el ex ministro socialista de Justicia, Juan Alberto Belloch, actual portavoz del PSOE en las Cortes. Belloch sostuvo que "si desde el punto de vista político resulta sorprendente que un fiscal del Estado mantenga una actitud reticente frente a la persecución de crímenes de esa naturaleza, desde un punto de vista técnico tampoco tiene razón".

 

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