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"Lo
que no implica decir que considerar al psicoanálisis en extensión, o sea a los
intereses, la investigación, la
la ideología que él acumula, no sea necesario para la crítica de las sociedades,
tal como ellas soportan esa
garantía fuera de nuestro ámbito, para la orientación que habrá de darse a una
Escuela nueva."
Jacques Lacan - Proposición del 9 de 0ctubre de 1967 (primera versión)
El Debate en Curso
La iniciativa para impulsar lo que provisoriamente se llama: "Convergencia Lacaniana
de Psicoanálisis" está precipitando un rico debate. Estuve entre los iniciadores
de la misma. Estoy profundamente interesado en el desenvolvimiento del movimiento
psicoanalítico, por lo tanto en lo que de ella pueda resultar. Con este artículo,
me propongo participar en aquel.
Los vectores decisivos del mismo deben buscar definir: 1) cual es la estructura
que más le conviene al movimiento psicoanalítico. 2) Cuales deberían ser sus
diferentes instancias 3) Estas, ¿tendrían que tener modalidades diversas, de
organización y funcionamiento? 4) Si así tuviera que ser, ¿en razón de que?
Para ello es adecuado partir del reconocimiento de que para la existencia y
funcionamiento de las instituciones -también las psicoanalíticas- es imprescindible
la transferencia. Y de que esta, sólo se establece en función de algún fantasma
de suposición de saber. Fantasma que como cualquier otro, viabiliza el deseo
a la vez que por la fijeza del goce que ordena, y el recurso imaginario con
que lo viste, lo obstaculiza.
Lo que nos lleva a la pregunta: ¿Como articular dicha necesidad de transferencia,
con la ética del psicoanálisis y su objetivo de resolver las transferencias
con la caída del ligamen religioso al Otro?. En dicho contexto y tomando en
cuenta las diferencias entre instancias: ¿Cuales deberían ser los procedimientos
para reconocer, instituir: autor-idades?.
Las dificultades
Tras este debate laten las dificultades que se presentan para la autorización
y el reconocimiento de analistas (también para la admisión de miembros en las
instituciones) La complicación mayor se presenta para sancionar "pases" - terminaciones
de análisis- en ligazón a la función de control que el movimiento debe ejercer,
sobre la posición ética y la responsabilidad moral de los psicoanalistas. La
posición ética depende enteramente de que se esté verdaderamente comprometido
con el propio análisis y/o se lo haya llevado hasta el final. Sólo en ese camino
se adquieren las herramientas necesarias para acompañar al analizante y dirigir
el movimiento de su cura, más allá de los límites en que su fantasma primordial
lo cerca.
Las Condiciones
Aunque parezca innecesario señalarlo, parto de subrayar que lo que se refiera
a la práctica del psicoanálisis, tanto en intensión como en extensión, debe
sustentarse en la legalidad proveniente de la estructura que la origina, el
lenguaje y la Cultura con su castración y con su consecuencia: la ley de prohibición
del incesto, del no todo se puede. Estructura que tensa al sujeto, entre los
tres registros anudados borromeanamente (Real, Simbólico, Imaginario) derivando
en su dependencia (la del sujeto) del Inconsciente. Que por lo dicho, hace que
este dependa: del lenguaje en sus tres vertientes 1) de sin sentido, 2) de sentido
y 3) de fuera de sentido. En el seminario de La Ética del Psicoanálisis, Lacan
lo plantea así: "Por que lo conocido sólo puede ser conocido en palabras, lo
desconocido se presenta como teniendo una estructura de lenguaje". Lo que exige
un cuarto nudo (llamado por quien lo discernió -Lacan- sinthôme). Este anuda
la singularidad de la estructura de cada ser parlante, a través de las relaciones
entre quien se sitúa como hombre, con quien como mujer y viceversa. También,
de cómo hace para posicionarse en los lazos sociales.
Las Resistencias
Lo que origina más resistencia al psicoanálisis, es su descubrimiento de que
lo que causa el accionar de los seres parlantes, encuentra mucho más raíces
en lo inconsciente y en la producción del Inconsciente, que en la conciencia.
Para las otras disciplinas "sociales", esta comprobación es poco aceptable.
Aceptarlo, exige soportar que la conciencia, lejos de develar: vela. Para soportarlo,
es condición necesaria, no siempre suficiente, haber experimentado el rigor
del análisis sobre si mismo. Aceptado, se producen condiciones muy importantes
para re-ubicar, el punto de mira de las "ciencias sociales". En esta exterioridad
radical del psicoanálisis con respecto a otras prácticas teóricas, incluida
la psicología, está la principal dificultad para que sea tomado por estas. Por
eso los psicoanalistas, debemos leerlas en su letra y no "comprensivamente".
Un artículo publicado por Roberto Harari en Página 12 del 28 de febrero de 1998
está encabezado con un epígrafe extraído de un reconocido sociólogo argentino:
José Nun. Cauteloso, como lo es habitualmente, Nun dice: "creo que la política
contemporánea, para construir consensos, necesita de un diálogo muy activo."
1) A Harari, el creo se le escurre hacia la certidumbre. Por lo menos cuando
dice: "Derroteros y trayectorias (de las dos internacionales del psicoanálisis)
que finalmente, estuvieron a cargo de las hijas de Freud y de Lacan, conforme
con un erróneo criterio endogámico (cuyo valor prioritario, claro, radica en
el amor filial). 2) Ala vez se le escapa, que la política (de estado) "es el
arte de lo posible". No así el psicoanálisis. Que es el arte o la artesanía
conjetural, seudomatematizable, de acompañar al sujeto en el trabajo con su
Inconsciente, para que no soslaye lo imposible que tiene lo real. De ahí, dos
éticas diversas. Ni mejores, ni peores. Diferentes en función de sus fines,
reconocen como supremos, bienes diferentes. El psicoanálisis, el "bien decir"
del Inconsciente. La política: el "bien consensuar": para dominar. Sólo por
el dominio y la imposición, los estados se hacen posibles y las cosas funcionan
(aunque nunca igual para toda la sociedad). Sea para el ordenamiento de: naciones,
partidos políticos, organizaciones gremiales (patronales o de trabajadores)
o de cualquier otra forma corporativa (sabemos que muchas veces también, de
instituciones psicoanalíticas).
Para El Movimiento Psicoanalítico: Ética del Psicoanálisis
La construcción de nuestro movimiento no debe centrarse en la ética de la política
de estado. Cuando toma a ella por eje, la circulación de goce y la impronta
imaginaria contrarían al deseo y en consecuencia a la ética propia del psicoanálisis,
distorsionando los fines de su praxis. Testimonian de ello, el "shopping" Asociación
Psicoanalítica Internacional y su socio reciente, la "legión" milleriana, a
las que Harari critica. Ambas, evidencian en su política un "consenso" construido
no a partir de las razones, sino del dominio del más fuerte para que las cosas
anden. No es bueno renegar esa evidencia. El consenso puede ser camino para
la paz social, pero resulta contrario a reubicar al sujeto en función de sus
deseos inconscientes y de su más genuinas posiciones de goce. Demás está recordar,
que tampoco es bueno hacer de la paz social un ideal (negativo o positivo).
Definición de la Práctica Psicoanalítica
Lo primero a definir, para luego recorrer el resto del espinel, es la ubicación
epistemológica de la práctica psicoanalítica. El psicoanálisis es una artesanía,
en pocos un arte, de la conjetura. Por eso transcurre por una delgada frontera
entre la estética y la lingüística (lingüistería ), la seudomatematización y
la topología (a la que Nasio por extensión del lingüistería de Lacan, llamó:
topologería). Esto es así en razón de la propia condición singular y evanescente
del sujeto, debida a que su deseo está causado por lo que resta sin significar
entre los, al menos dos, significantes de los que es efecto. Resulta un efecto
que se esfuma de cadenudo en cadenudo en relación al Otro. Lo que lo excluye
de cualquier universal. De ahí su imprevisible singularidad, a la vez que su
inevitable caída bajo las generales de las leyes que rigen al lenguaje. Eso
coloca al psicoanálisis permanentemente, bajo la tensión de apoyar sus bases
entre la singularidad y la universalidad, entre lo particular y lo general.
Sostenerse en la posición de psicoanalista, resulta muy difícil. Un poco menos,
en la singularidad de las curas. Aunque, porque el analista forma parte del
concepto de Inconsciente, no puede sacar el cuerpo totalmente y sufre en él,
los avatares de los tratamientos que conduce.
Entre Intensión y Extensión una Escisión del Psicoanalista
Pero cuando se trata de la conducción y/o participación en cualquiera de las
instancias del movimiento, siente un plus de tensión, como resultado de quedar
colocado como objeto de goce y no sólo semblant de causa de deseo. En el consultorio,
cuando las cosas andan bien está en la función de a:
a--------$
S2 S1
En el movimiento cuando ocupa posiciones de liderazgo también está en la a,
pero "en Verdad":
S1-----$_
a S2
Cuando se halla entre los dirigidos, está como sujeto sintomatizando, teniendo
que producir un saber que signifique a los S1 provenientes del liderazgo. ¿Que
quiero decir con esto? Que en la mayoría de los casos, los líderes del movimiento
psicoanalítico están ubicados en el lugar de agentes de un discurso que llamo
del amo entre "encausante y encausado". No pueden eludir ocupar como objetos,
el lugar de una verdad que se supone soporta como agente a ideales vehiculizados
como significantes amos. Como se puede apreciar, no pueden diferenciarse mucho
de los líderes de las organizaciones artificiales de masa tradicionales. Pueden
contar con la ventaja, si han transcurrido sus análisis hasta la terminación,
de estar advertidos de la existencia del Inconsciente y por lo tanto de que
su agenciamiento no es más que semblant.
Artista - Científico - Analista
Eso puede permitirles no aferrarse al lugar y cambiar de discurso pasando por
ejemplo al del científico y del verdadero artista =
S2--------a
$ S1
Charles Melman, en una carta enviada a Hector Rúpolo, le recuerda una anécdota.
"En el curso de un congreso de la Escuela Freudiana de París en Estraburgo en
los años 70, unos alumnos denunciaron públicamente a Lacan de ser "un amo".
Creí deber comentar en ese momento que la Escuela prosperaba gracias a la producción
de un solo trabajador, Lacan mismo; que era gracias a él que sus numerosos alumnos
podían dárselas de amos. Como la imagen de una pirámide invertida que reposa
sobre su punta, éramos una sociedad de amos que vivía del trabajo de un solo
productor. O bien, al contrario, si Lacan era un amo en su escuela, podíamos
decir que era seguramente el único grupo social en el que el trabajador se hallaba
efectivamente en el poder. ¿Me equivocaba? En todo caso esto reconcilió a mis
colegas mientras Lacan reía discretamente." Articularé estas palabras de Melman
con otras emitidas por Lacan, más o menos en la misma época (El Reverso del
Psicoanálisis – 10 de junio de 1970). Ahí decía: Hacer trabajar a la gente es
más cansado todavía que trabajar uno mismo, si hubiera que hacerlo verdaderamente.
El amo no lo hace nunca. Hace un signo, el significante amo, y todos a correr.
Los que creo que lo hacen, son: el científico, el verdadero artista, y el psicoanalista
cuando pasa a su acto.
Me parece que puede resultar de gran utilidad analizar estos enunciados.
Unos alumnos denunciaron públicamente a Lacan de ser un amo. ¿Que alguien sea
un amo, debe ser denunciado?. Es como denunciar que alguien es un trabajador.
Indica un primer y profundo desconocimiento, en el sentido de la función del
yo, sobre los aportes correctivos de Lacan a la lectura que sobre la dialéctica
del amo y del esclavo hicieron, tanto Hegel como Marx. Digamos de paso que esa
posición humanista evangélica (y angélica) ante la cuestión del amo, tiene mucha
prensa en el seno del propio movimiento lacaniano.
No se termina de entender que si un lazo social está destinado a producir, hay
amo. Así como no hay amos sin trabajadores, no hay trabajadores sin amo. En
el discurso de la histérica, esta reina sobre el amo y lo hace producir saber.
O sea: en tanto su discurso se sostiene funciona como reina del amo.
$---------S1
a S2
Probablemente la única excepción la encontramos en la variante: discurso del
científico y del verdadero artista, en las que estos agencian desde su saber,
soportándose en la singularidad de su angustia y haciendo operar a aquel, sobre
el objeto para producir un nuevo significante = S2--a
$ S1
Como lo entrevió Lacan, trabajan ellos mismos, más descansadamente. No así cuando
se trata de arte o investigación colectiva, donde alguien manda (sean cuales
sean las maneras con que esto se vista). Es una variante particular que tiene
relación con formaciones en las que el lazo social se establece con el objeto
ha hacer producir (ciertas artesanías, artes plásticas y literarias) En esa
variante, el agente desde su saber de amo (del objeto), gozando sobre el mismo,
lo hace producir un nuevo significante, lo que se llama su obra, su descubrimiento
o su invención. Según colijo, la intervención del analista cuando toma formas
distintas a la interpretación y/o cuando rinde cuentas de las razones de su
acto, también se inscribe en este discurso.
Melman les recordó que la prosperidad de la Escuela se asentaba en la producción
de un solo trabajador: Lacan. Esencialmente tuvo razón aunque haya sido al precio
de ignorar producciones de otros y de él mismo, como efecto de la sombra en
que quedaban ante la dimensión de la del Maestro. En esas circunstancias Lacan
se inscribía como agente en el discurso del científico y del verdadero artista.
Me resultó muy interesante la inversión del mensaje que la intervención de Melman
subrayó, cuando les indicó que gracias a la producción de Lacan ellos se las
podían dar de amos. Eso le permite instalar la paradoja: o eran una sociedad
de amos que explotaban a un solo trabajador, o el trabajador se hallaba efectivamente
en el poder (el lugar de los amos)
Según cuenta, la interpretación resultó pacificante y a él le devolvió la sonrisa
del maestro de la que a todas luces estaba pendiente, así como el Maestro lo
estaba de que alguien aclarara el malentendido que lo aprisionaba en la posición
de amo entre encausante y encausado.
Me animo a decir, que salvando las distancias de la presencia de Lacan, es una
escena más o menos repetida en las instituciones. El relato de Melman sirve
para recordar la falacia del democratismo ingenuo, que en las instituciones
exige igualitarismo y que en política grazna: con democracia se come, con democracia
se estudia, etc... Una cosa es reconocer que el funcionamiento democrático de
las instituciones facilita el mantenimiento de lazos sociales un poco más civilizados
y pacíficos. Otra, es creer que la democracia existe. Entonces ¿qué es lo más
conveniente para encarrilar un movimiento psicoanalítico que resista lo menos
posible al psicoanálisis, a la producción del Inconsciente?.
La Disolución: el Legado de Lacan
Postulo que el acto de Lacan de disolver su escuela cuando cuando la muerte
lo esperaba en fecha fija, dejó una marca importante que debemos descifrar.
No puede quedar por fuera de dicho desciframiento, los efectos que produjo en
el movimiento la procrastinación, la postergación en disolver (evidencia de
la indecisión yoica). Creo que esta se produjo cuando quedó envuelto y congelado
en la función de amo entre encausante y encausado. Por el contrario, pasó al
acto de disolución cuando retomó su función más habitual de científico y de
artista. Luego, no resistió a la presión de sus cercanos y convocó a sus más
de mil (¿más de Miller?) volviendo a quedar en amo entre encausante y encausado.
Pero el acto ya había ocurrido. El lacanismo a diferencia del postfreudismo,
no cesó de "dit - solverse".
Lacan logró lo que, en sus enunciados críticos a Freud sobre la IPA, su enunciación
enunció. Con la disolución de la Escuela Freudiana de París, consiguió que el
movimiento lacaniano no funcione como mausoleo. Aunque luego haya convocado
a La Causa Freudiana y le haya firmado a Miller los derechos exclusivos para
el establecimiento de sus seminarios, estos quedaron mimeografiados, circulando
en diferentes versiones por todo el mundo. Innumerables agrupamientos lacanianos
tienden a articularse en series diferentes. En todos, hay producciones, mejores
o peores y que profundizan o retroceden con respecto a lo que Lacan aportó.
No se congelan, ni logran autoproclamarse depositarios de la herencia. Un síntoma
importante de esto, es que a los más oficiales, el imaginario psicoanalítico
no los llama lacanianos, sino millerianos.
¿Sólo logró no ir al mausoleo?. Además de eso, consiguió algo que formaba parte
de su estrategia para el desenvolvimiento de la escuela, empujar a los psicoanalistas
a no agruparse en grandes grupos. ¿Por qué supongo que estaba en su estrategia?.
Porque desde la fundación de la Escuela Freudiana de París, él centró las expectativas
de producción de la misma en los cárteles. Organizaciones de base de no más
de 5 y no menos de tres, preferentemente cuatro miembros que a través de la
función del más uno, de las exposiciones del trabajo y sus dificultades a cielo
abierto cada seis meses y de la rotación de sus componentes (incluso hasta de
la composición por azar) a lo sumo cada dos años, sostenían su esperanza de
obstaculizarle el paso a que la escuela deviniera en grupo consolidado, organización
artificial de masas. A pesar de haberse constituido muchos, la experiencia no
logró contra balancear la natural tendencia a la corporativización de los aparatos.
La escasez de número por sí solo no garantiza contra ella, pero genera mejores
condiciones para combatirla. La disolución de la escuela generó condiciones
básicas para que pulularan y hasta esporularan, grupos no paquidérmicos.
Las Tendencias Actuales
La tendencia milleriana de volver a concentrar al movimiento psicoanalítico,
sumando la Asociación Mundial de Psicoanálisis a la Asociación Psicoanalítica
Internacional, va en el sentido contrario a lo que fue la estrategia de Lacan.
Distinta a la experiencia impulsada por la Fundación Europea para el Psicoanálisis
o La Ecole Lacanienne que transnacionalizan sus organizaciones pero sobre la
base de la asociación de los psicoanalistas a nombre propio (uno por uno –un
miembro un voto) y no a través de una red de instituciones que delegan el poder
en una cúspide, que es lo que ocurre tanto en la IPA como en la AMP. Convergencia
parecería tender a una posición intermedia. Por un lado sólo coordinar a las
instituciones a través de comisiones de enlace para la organización y promoción
de eventos de intercambio (orales o escritos). Pero por otro: depositar en instancias
de cúspide funciones que en manos de una suprainstitución pueden desembocar
en historias como la de la expulsión de Lacan de la IPA (me refiero a la propuesta
de Isidoro Vegh sobre control ético) Se produce la aporía de plantear el rechazo
de instituciones que pertenezcan a organizaciones suprainstitucionales y a la
vez proponer para la convergencia instancias con poderes suprainstitucionales
sumamente peligrosos. Lacan criticó a Freud porque a pesar de haber desbrozado
brillantemente la estructura de las organizaciones artificiales de masa, aceptó
para la IPA una similar. Lo dijo así: "Lo hemos dicho, Freud lo ha querido así
(sociedad de psicoanálisis en tanto que coronada por un ejecutivo a la escala
internacional)" . La postulación que hace Isidoro Vegh, probablemente provenga
de su creencia de que "con Freud, no queremos esas masas artificiales llamadas
ejército o iglesia, en las cuales reconocemos a las dos grandes estructuras
internacionales con las cuales no acordamos sobre el destino del psicoanálisis"
. Es lo contrario de lo que pensaba Lacan, quien en el escrito citado analiza:
"Al atenerse al modelo freudiano, (el subrayado es mío –SR-) aparece de forma
evidente el favor que en él reciben las identificaciones imaginarias, y al mismo
tiempo la razón que encadena al psicoanálisis en intensión a limitar a ello
su consideración, incluso su alcance." En el terreno institucional y de movimiento,
no hay continuidad entre Freud y Lacan, hay ruptura. Si no se entiende eso,
se vuelve a la iglesia, al ejército o a la sinagoga, es lo mismo. No es bueno
olvidar con que decisión planteó Lacan: "Aquí queremos marcar el horizonte complejo,
en el sentido propio del término, sin el cual no se podría configurar la situación
del psicoanálisis.
La solidaridad de las tres funciones capitales que acabamos de trazar halla
su punto de reunión en la existencia de los judíos. Lo cual no ha de asombrar
cuando se conoce la importancia de su presencia en todo su movimiento.
Es imposible liberarse de la segregación constitutiva de esta etnia con las
consideraciones de Marx, y mucho menos de Sartre. Por este motivo especialmente
la religión de los judíos debe ser cuestionada en nuestro seno ." ¿Cuales son
las tres funciones aludidas? 1) La idealización del Edipo con su resultado de
identificación al Padre ideal (Padre muerto) 1.2) La marginación de la dialéctica
edípica de la teoría y de la práctica y 1.3) La coagulación del final de análisis
a la identificación con el analista, favoreciendo las identificaciones imaginarias
y obstaculizando la posibilidad de ir más allá del padre. 2) En correspondencia
con esa primer función (idealización del padre) traslado del poder de las asociaciones
psicoanalíticas a un ejecutivo a escala internacional . 3) Como efecto de dicha
concentración, segregación de los psicoanalistas del horizonte del psicoanálisis
en extensión y de la articulación a lazos sociales extra - movimientistas que
este pueda implicar, a la vez que segregación de los psicoanalistas "otros".
En consecuencia: 1) limitaciones al psicoanálisis como herramienta para trabajar
el Inconsciente de sus practicantes con la intensidad y profundidad -posible
y necesaria-. 2) dirección y sentido yoico a sus agrupamientos. 3) Elisión de
las responsabilidades que su ética le exige, en el terreno de la Cultura y de
la responsabilidad institucional. 4) Pérdida de espacio en las expectativas
sociales, sobre sus posibilidades prácticas para la cura.
¿Por qué la invocación a luchar contra la religión de los judíos? En primer
lugar por la función idealizada que en ella le otorgan al padre. En segundo,
porque al suponerse el pueblo elegido por Dios Padre, se segrega del resto de
la Cultura y facilita que la inversión del mensaje de parte de los receptores,
precipite en segregaciones concentracionarias (ghettos). Pienso a la inversa,
que el movimiento psicoanalítico en vez de creerse constituido por elegidos
de Dios, debe elegir a sus constituyentes .
Entre el Humus y el Oro
Freud definió en "Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica" al psicoanálisis
como oro puro en comparación con el cobre de la sugestión. Propulsó llevar la
psicoterapia a amplias masas de la población para lo que esbozó como un posible
camino, la "aleación del oro puro del psicoanálisis con el cobre de la sugestión".
Con el paso del tiempo dicha propuesta freudiana tomó un curso sorpresivo y
contradictorio. Muchos que se dicen psicoanalistas practican a lo sumo psicoterapias
con influencias psicoanalíticas, se aperciban o no de ello. Como deseaba Freud,
el psicoanálisis inficiona a las psicoterapias. Pero, consecuencia no deseada,
el oro puro tiende a perderse en los claustros de las psicologías. En el imaginario
porteño, psicólogo y psicoanalista han devenido significantes intercambiables.
Las instituciones psicoanalíticas deberían proceder como el que busca oro en
los ríos. Hay que zarandear mucho agua para encontrar una pepita. ¿Qué es una
pepita? Lo que en el trabajo de admisión y luego de permanencia en la institución,
de muestras de compromiso con el trabajo de su Inconsciente y el de los otros.
El movimiento psicoanalítico puede y debe formar parte del río que el psicoanálisis
ha generado. Pero sus instituciones tienen que formarse sólo con dichas pepitas,
como primer condición necesaria, aunque no suficiente, para sostener un movimiento
que se enrede menos en las redes de lo imaginario. O sea, generar mejores condiciones
para que predomine el discurso del analista, facilitándose que la transferencia
genere por la boca y los actos de sus miembros: saber inconsciente (S2), saber
en falta. De esa manera, quien o quienes, como contingencia queden en el lugar
de analistas, quedarían en condiciones de pronunciar las interpretaciones que
resulten (S1) de la producción de ese tramo de discurso.
La Letra Obstáculo y Puente, Fecunda a la Falta de Saber
Lacan nos enseñó que: (la letra) "Dibuja el borde del agujero en el saber ."
En el mismo artículo que indica "...si propongo en el psicoanálisis la letra
como en suspenso es porque ella muestra allí su fracaso. Y es por esto que lo
aclaro: cuando invoco así las luces, es para demostrar donde ella hace agujero."
Y también que: "Lo que he inscripto con ayuda de letras, acerca de las formaciones
del inconsciente para recuperarlas donde Freud las formula, por ser lo que son,
efectos de significante, no autoriza ha hacer de la letra un significante, y
lo que es más, a afectarla de una primariedad con respecto al significante."
Lo que se inserta en algo tan sencillo como su definición de letra en La Instancia
de la Letra cuando dice: "Designamos como letra ese soporte material que el
discurso concreto toma del lenguaje", la verdad elemental de que porque el significante
está constituido por letras, la letra puede tener efecto significante. Por lo
tanto la letra es una especie de oxímoron en acto. A la vez que dibuja el borde
del agujero en el saber, lo hace a través de su fracaso, que la lleva al éxito
-el efecto de nuevo significante que vehiculizan las formaciones del inconsciente.
Mensaje en el que el discurso del Otro está intentando decir su media verdad
para agujerear lo real. Media verdad contingente sobre el deseo y lo más genuino
de las posiciones de goce del sujeto. Nuevamente Lituraterre: "Si justamente
lo que la letra dice a la 'letra', por boca del psicoanálisis, no le era menester
desconocerlo, ¿cómo podría ésta negar que por colmar este agujero (el del saber)
apela a invocar allí el goce". Sabemos por lo menos desde "Encore" que el significante,
y muy especialmente el del saber (S2) que posibilita el saber hacer, es causa
del goce. No olvidemos que en La Proposición... enseña: "Lo que tiene que saber
(el psicoanalista) puede ser trazado con la misma relación 'en reserva' de acuerdo
con la que se opera toda lógica digna de ese nombre. No quiere decir nada de
'particular', pero se articula en cadena de letras tan rigurosas que bajo la
condición de no perder ninguna, lo no sabido se ordena como el armazón del saber'
También dice, que el analista no sabe lo que dice pero debe saber lo que hace.
Lacan organizó su institución como escuela y no como sociedad. Tal es así que
cuando decidió disolverla, porque consideró con justicia que era la escuela
que decía guiarse por su orientación. Si después siguió todos los pasos legales
necesarios, fue para no apartarse de las leyes sociales, lo que lo hubiera dejado
en posición de padre de la horda. No lo hizo porque dejara de considerarla su
escuela. Que la haya organizado así, reconoce su lógica en que el axioma que
originaba la vida de la institución, era la re elaboración teórica del psicoanálisis
freudiano, que se vio llevado a hacer y por lo tanto a enseñar y trasmitir.
Lacan murió. Que yo sepa, no ha surgido ninguna otra elaboración a la que se
pueda reconocer como una nueva escuela. Por lo tanto los grupos que existen,
provenientes de aquella raíz, son instituciones que reconocen como escuela en
la que se inscriben (con mayor o menor pertinencia) a la de Lacan. Aunque resulte
obvio decirlo, no son aquella. En el mejor de los casos son sus derivaciones.
Son sociedades, que toman diversidad de formas.
No Hay Estado del Psicoanálisis, Debe Haber Movimiento
La fragmentación, que tanto asusta a algunos líderes, facilita que la per elaboración
de la teoría y la praxis que legó Lacan respete los diferentes tiempos y lugares
desde los que se la lleva a cabo. El psicoanálisis no tiene ningún estado que
disputar ni defender. En consecuencia no necesita agrupar masas. Por el contrario,
como lo planteé antes, debe seleccionar, sin por eso dejar de navegar por las
amplias y barrosas aguas del campo "psi" . Es más, para generar condiciones
de posibilidad para dicha selección debe navegar en ellas. Por lo tanto es condición
sine qua non, combinar la diversidad de agrupamientos con la capacidad de intercambio,
para lo que iniciativas como Convergencia pueden resultar de suma importancia.
El psicoanálisis se ejerce en una paradoja de hierro. Trasmite una praxis, que
deconstituye al saber en su oposición a la verdad. A la vez sabe, que en el
mismo momento que lo hace, se instala un nuevo saber que puede morder en lo
real a la vez que vuelve a jugar una función represiva. Pero en tanto lo hace
por la vía del acto analítico, va vaciando de densidad y de peso a la función
del sentido en los sujetos sobre los que opera. Su trabajo va dejando advertido
al sujeto de la función radical del Inconsciente y en particular de la irrupción
de la letra como mensajera del mismo, así como del fracaso y de la potencialidad
de lo simbólico para horadar lo real a pesar de la consistencia de lo imaginario.
La no afirmación indiscutible en el movimiento psicoanalítico y en la mayoría
de sus instituciones, de mecanismos de reconocimiento de analistas y de pase,
produce que estos se instalen en función de las transferencias que engendran
los expositores de la doctrina (como docentes o no). O sea por el saber teórico,
que como sabemos, por efecto de estructura, reprime a la verdad.
La Disolución es la Mejor Estrategia, Si no le Niega su Lugar a la Interlocución
En función de esta dolorosa verdad sobre lo que falta, sobre la castración,
es una exigencia de la hora actual, promover instituciones que sean cuidadosas
en lo que respecta a la admisión y la promoción de sus miembros, al reconocimiento
de analistas según la ética de nuestra praxis, y a las sanciones de pase a través
de dispositivos capaces de verificar si hubo o no terminación de los análisis.
Todo lo dicho indica también la necesidad de lograr que en la vida de ellas
pese el trabajo de sus órganos de base, los cárteles. Que sus órganos de dirección
estén diferenciados horizontalmente entre instancias de: 1) Admisión y permanencia.
2) Tribunal de Ética y Conducta. 3) Dirección de Gestión. 4) De Control de Gestión.
5) Asamblea general como órgano máximo y último de apelación con respecto a
cualquiera de las otras instancias. Que se propicie la asunción del Nombre Propio
de cada uno de sus miembros y no la dilución tras los "blasones" de la institución.
También, que como fuente de elaboración, sin negar sus diferencias, la de ejercer
la interlocución tanto entre sus miembros así como con los de los otros agrupamientos.
Debemos hacernos cargo de que "Partimos de que la raíz de la experiencia del
campo del psicoanálisis planteado en extensión, única base posible para dar
motivo a un Escuela, debe ser hallada en la experiencia psicoanalítica misma,
queremos decir tomada en intensión: única razón valedera que se ha de formular
de un psicoanálisis introductivo para operar en este campo". Dicha raíz se juega
en la función que le otorguemos a la letra y al saber hacer, en detrimento del
saber teórico, que no por eso debe ser despreciado.
Y si se desea verdaderamente generar lazos de intercambio con psicoanalistas
de otros países, no hay que proponerse políticas de dominio, por más agradables
que les resulten a las ambiciones del yo. Dejemos eso, para políticos y/o psicólogos.
Fuente: www.psyche-navegante.com