MIGUEL ENRIQUEZ
 

El revolucionario chileno asesinado ha ingresado por la puerta grande en lo más original del marxismo latinoamericano

Miguel Enríquez, treinta años después

Por Néstor Kohan

Ya es hora de decirlo claramente. Como tantos otros militantes de nuestra América, Miguel Enríquez [1944-1974] ha ingresado por la puerta grande en lo más original del marxismo latinoamericano. Hijo político del Che Guevara y, por eso mismo, hermano de nuestro Mario Roberto Santucho, Miguel pertenece a esa gloriosa familia continental que también integran Luis Emilio Recabarren, José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, Farabundo Martí, Fidel Castro, Carlos Fonseca, Roque Dalton, Carlos Marighella, Silvio Frondizi, Turcios Lima, Inti Peredo, Raúl Sendic, Camilo Torres y Tamara Bunke, entre muchísimos más.

Que el treinta aniversario de su caída sirva no sólo para recordarlo con cariño y orgullo en su querido país sino también para aprender de él, de su pensamiento, de su ejemplo y de su lucha en toda América latina y el mundo.

Un joven rebelde que interviene sin pedir permiso

Miguel vivió la lucha revolucionaria de su pueblo como un joven rebelde. No solamente por su corta edad sino además por su mente abierta y su desafío de las jerarquías establecidas en la derecha y también en la izquierda.

Su vida política juvenil fue meteórica. Vivió joven y, lamentablemente, murió joven. Apenas había cumplido los 30 (treinta) años cuando la muerte en combate lo encontró dignamente donde tenía que estar. Del lado del pueblo, de cara al enemigo, enfrentando a la dictadura de Pinochet.

¡Sí, Miguel tenía apenas tenía treinta años! Parece mentira. (No olvidemos que Julio Antonio Mella, el fundador del primer partido comunista cubano, fue asesinado en su exilio mexicano cuando apenas tenía 25 años...). Y pensar que ya a esa edad había desarrollado todo un pensamiento teórico propio y una acción política encaminada a concretarlo.

Deberían tenerlo en cuenta algunos ex revolucionarios, arrepentidos o quebrados, cansados de luchar y de confrontar, que apelando a su prestigio del pasado hoy se pliegan al poder subestimando con soberbia a las nuevas generaciones de militantes rebeldes que se están formando en la búsqueda de un nuevo camino revolucionario. Esos mismos que, tan lejanos de la humildad de Miguel y de Robi, del Che y de Fidel, en lugar de ayudar a las nuevas generaciones a construir un camino propio, de alentarlas en la rebelión contra el sistema, de transmitirles la experiencia del pasado (incluso si fue derrotada), están más preocupados por lustrar su propio ego y mirar su propio ombligo.

La tarea urgente de nuestros días presupone revertir lo que el genocidio militar intento implementar: el olvido sistemático y la pérdida de identidad rebelde. Si a comienzos del siglo XX ser de vanguardia implicaba romper con todo pasado y toda tradición, actualmente, después del genocidio, no hay nada más de vanguardia que recuperar la tradición revolucionaria olvidada y superar el vacío entre la generación de Miguel y la actual.

 
Entrevista de Punto Final, publicada en el Nº 53 del 23 de abril de 1968, Miguel tenía entonces 24 años. Descargar pdf de la nota.

En el año en que se funda el Movimiento de Izquierda Revolucionaria-MIR Miguel tenía 21 años. Cuando se convierte en su secretario general contaba con 23. Su hermano argentino, Robi Santucho, tenía 29 años cuando se funda el PRT y apenas llegaba a 40 cuando muere de igual manera que Miguel. Ernesto ni siquiera había cumplido los 40 cuando fue asesinado por órdenes de la CIA y el Ejército boliviano en La Higuera. Toda una generación latinoamericana de jóvenes que no pidieron permiso para pensar, para cuestionar, para hablar, para estudiar, para militar y actuar, para amar. ¿Por qué tres décadas después las nuevas generaciones van a tener que presentarse sumisamente, esperando la palmadita en la espalda, para recién allí abrir la boca? A pesar de su escandalosa juventud, Miguel se animó a desoir los consejos “realistas” y a cuestionar a los “experimentados” reformistas de su tiempo. Hay que aprender de su ejemplo...

El doble desafío

La práctica política del MIR y de Miguel Enríquez ubicaron en el centro del debate la doble tarea que los revolucionarios tienen por delante si pretenden lograr eficacia en su accionar contra el sistema capitalista: crear, construir y desarrollar la independencia política de clase y, al mismo tiempo, la hegemonía socialista.

En la historia latinoamericana, quienes sólo pusieron el esfuerzo en la creación y consolidación de la independencia política de clase, muchas veces quedaron aislados y encerrados en su propia organización. Generaron grupos aguerridos y combativos, militantes y abnegados, pero que no pocas veces cayeron en el sectarismo. Una enfermedad recurrente y endémica por estas tierras. Quienes, en cambio, privilegiaron exclusivamente la construcción de alianzas políticas e hicieron un fetiche de la unidad a toda costa, con cualquiera y sin contenido, soslayando o subestimando la independencia política de clase, terminaron convirtiéndose en furgón de cola de la burguesía (“nacional”, “democrática” o como quiera llamársela), cuando no fueron directamente cooptados por alguna de sus fracciones institucionales.

Una de las grandes enseñanzas políticas de Miguel y de todos aquellos y aquellas que entregaron su vida por el sueño más noble de todos los que podamos imaginar, la creación del socialismo, es que hay que combinar ambas tareas. No excluirlas sino articularlas en forma complementaria y hacerlo, si se nos permite el término —que ha sido bastardeado y manipulado hasta el límite—, de modo dialéctico. Es decir, que nuestro mayor desafío consiste en ser lo suficientemente claros, intransigentes y precisos como para no dejarnos arrastrar por los distintos proyectos burgueses en danza —sean ultrareaccionarios o “progresistas”— pero, al mismo tiempo, tener la suficiente elasticidad de reflejos como para ir quebrando el bloque de poder burgués y sus alianzas, mientras vamos construyendo nuestro propio espacio autónomo de poder. Y eso no se logra sin construir alianzas contrahegemónicas con las diversas fracciones de clases explotadas, oprimidas y marginadas.

No confiar en el imperialismo pero... ni un tantito así

Miguel y sus compañeros también contribuyeron a esclarecer la necesaria e íntima imbricación entre las luchas populares de los movimientos sociales latinoamericanos —desde las reivindicaciones más elementales de las poblaciones hasta las más elevadas como la lucha por el socialismo— con la cuestión del antimperialismo. No puede haber en nuestra América ni ejercicio de la democracia real, si soberanía nacional genuina ni socialismo auténtico que no se plantee al mismo tiempo la lucha antiimperialista. No son “etapas” rígidas y distintas ni aspectos escindibles. Son fases de un mismo proceso de lucha.

Ese pensamiento tan característico de Miguel también resulta aleccionador para los debates teóricos y políticos contemporáneos. Tanto frente a quienes reducen las luchas latinoamericanas actuales únicamente a la contradicción entre imperialismo y nación (negando cualquier otro tipo de contradicción en el medio) como frente a quienes, en el polo opuesto, pretenden enterrar por decreto filosófico posmoderno la existencia de la dependencia, del imperialismo y de su dominación guerrerista y genocida.

Un buen ejemplo de la primera posición lo constituyen aquellas corrientes que apoyan el actual proceso de lucha y resistencia antiimperialista de Venezuela, pero tratando por todos los medios de frenar dicho proceso, de “aconsejar” a Hugo Chávez y su movimiento bolivariano que lo mejor sería de aquí en más optar por la estrategia de una supuesta “tercera vía” —ni capitalismo neoliberal ni tampoco socialismo—.

Un ejemplo sumamente expresivo del otro polo de la ecuación lo constituyen aquellos otros que, seducidos por la promoción mediática de libros como Imperio de Negri y Hardt, creen ilusoriamente que hoy las banderas y las tareas antimperialistas ya están viejas, ya no sirven, pues pertenecen al pasado de los dinosaurios de izquierda.


Discurso de Miguel Enríquez en el Teatro Caupolicán, Santiago. 17 de Julio de 1973.

Miguel Enríquez nos enseña —no sólo a las hermanas y hermanos chilenos sino a todas y todos los latinoamericanos— que no habrá “democracia radical” ni democracia real, ni socialismo ni independencia nacional duradera sino se lucha y confronta al mismo tiempo contra el imperialismo. Este último sigue existiendo, está vivito y coleando, y cada día, más allá de la frivolidad de la literatura posmoderna y posestructuralista a la moda, se vuelve más agresivo y guerrerista que nunca antes en la historia.

¿Burguesías progresistas? ¿Capitalismos nacionales?

Miguel, siguiendo fielmente las enseñanzas del Che, siempre descreyó del “progresismo” discursivo de las burguesías vernáculas y de su supuesta capacidad para enfrentar realmente al imperialismo. Él había llegado a la conclusión, como muchos de los compañeros de su generación, que las burguesías autóctonas son parte funcional del engranaje de dominación, aun cuando utilicen los fuegos de artificio verbales, seudo nacionalistas y seudo democráticos, para institucionalizar las protestas y neutralizar toda disidencia radical.

Seamos sinceros. Preguntémonos con una mano en el corazón: ¿Qué pensaría actualmente Miguel Enríquez de Lagos? ¿Y de Kirchner?

Enfrentando ideológicamente a quienes se proponían tejer alianzas con la burguesía “nacional” y sus expresiones institucionales, Miguel creía que el sujeto de las transformaciones sociales latinoamericanas no podían ni debían ser los “empresarios buenos”, aquellos que producen, por oposición a los “empresarios malos”, los que especulan. No hay capitalismo bueno y capitalismo malo, capitalismo con rostro humano y capitalismo con cara monstruosa. Hay capitalismo. Hay imperialismo. Miguel lo sabía perfectamente. Nunca se confundió.

Polemizando con quienes promovían un proceso rígido de etapas separadas para la revolución chilena, Miguel sostenía que la lucha por el socialismo no podía quedar relegada para un más allá inescrutable y lejano. Si bien el socialismo no puede hacerse por decreto y en forma repentina, cuando a cada uno se le dé la gana, tampoco debe ser reemplazado en nuestra lucha únicamente por “la democracia”, por más progresista que ésta fuera, o por la muchas veces genérica e indeterminada “liberación”.

Con el corazón y las entrañas en Cuba y la cabeza en el propio país

Miguel, como muchos otros miembros de esa familia de revolucionarios continentales que mencionamos al comienzo, también nos dejó una lectura creadora, inteligente y antidogmática de la revolución cubana. Aunque amaba a Cuba —tanto como nosotros— y visitó numerosas veces la isla rebelde que todavía hoy desafía a Goliat, se negó a transformar la adhesión al proceso de lucha y resistencia continental abierto por la revolución cubana en una fórmula cristalizada. Nada más ajeno al pensamiento político de Fidel y el Che que un dogma cosificado.

Al mismo tiempo el MIR, bajo liderazgo de Miguel, supo combinar la defensa intransigente de la herencia insumisa de Fidel y el Che con una política específica para el propio país, que tuviera en cuenta la dinámica que asume la lucha de clases interna y la batalla antiimperialista en la propia sociedad. Nada más lejano del espíritu antidogmático de la revolución inspirada en José Martí que confundir las necesidades diplomáticas del estado cubano —impuestas por el bloqueo y la geopolítica del imperialismo— con la política específica que deben llevar adelante las fuerzas revolucionarias dentro de cada país latinoamericano.

Miguel y sus compañeros fueron entusiastas defensores del socialismo. Jamás se dejaron arrastrar, pero ni por un solo segundo, al anticomunismo disfrazado de “progresismo”. Tenían la brújula bien puesta y en su lugar. No obstante, marcaron serias distancias frente a los regímenes del llamado “socialismo real” del Este europeo. Un buen ejemplo de esto puede corroborarse leyendo la declaración que el MIR publica rechazando en 1968 la invasión soviética a Checoslovaquia.

La solidaridad internacionalista no podía ser motivo para apoyar posiciones indefendibles.

¡Cuánta lucidez! ¡Qué falta nos hace hoy, cuando más de uno pretende encubrir su completa subordinación política a diversos gobiernos burgueses seudo progresistas y proyectos económicos dependientes apelando —para legitimarse— al nombre de Cuba o, más recientemente, al de Venezuela. Hace mucho tiempo Miguel había advertido la falacia implícita en ese tipo de operación política que utiliza mezquinamente el prestigio de Cuba para hacerse autopropaganda y autobombo. La mejor manera de defender del imperialismo a Cuba y su hermosa revolución es luchando contra el imperialismo y por la revolución en cada país y en todo el mundo.

¿Por qué cayó el compañero Salvador Allende?

"Yo no me muevo de aquí [Palacio de la Moneda, día del golpe de estado], cumpliré hasta mi muerte la responsabilidad de presidente que el pueblo me ha entregado. Ahora es tu turno Miguel…".

Salvador Allende (Testimonio de su hija Beatriz Allende)

Uno de los elementos más polémicos y discutidos que han rodeado el nombre del MIR y de Miguel Enríquez tiene que ver con el derrocamiento de Allende.

Miguel explicaba pacientemente que la caída del compañero Salvador Allende —ambos se tenían un profundo y merecido respeto personal— no fue obra de dos supuestos “extremos”. O, para decirlo en el típico lenguaje de la derecha argentina, de “dos demonios”. Por un lado, el demonio de la extrema derecha autoritaria: Pinochet y sus FFAA, comandados por EEUU. Por el otro, el demonio de la extrema izquierda, impaciente e infantil: el MIR, los cordones obreros industriales, las tomas de tierras, etc.

¡No! Esa leyenda que algunos segmentos de la izquierda europea se encargaron interesadamente de propagandizar —para así legitimar el “compromiso histórico”, por ejemplo en Italia, con la Democracia Cristiana— no era realista.

Las fuerzas revolucionarias que empujan y actúan para profundizar los procesos populares no son la causa de la represión o las derrotas cuando ellas ocurren. Miguel Enríquez, como el Che Guevara, no se cansaba de repetirlo: las transformaciones que no avanzan, retroceden y caen. La revolución cubana pasó a la historia porque eligió el camino inverso de la claudicación. Cuando en Cuba la derecha presionaba y el imperialismo se endurecía, Fidel Castro apretó el acelerador. Hoy Venezuela se encuentra ante la misma disyuntiva histórica. Errónea lectura realizan aquellos que quieren extraer como corolario de Venezuela la peregrina idea de que Chávez debe recurrir a un tercer camino intermedio entre el neoliberalismo y una perspectiva antiimperialista de socialismo.

Miguel planteaba, una y otra vez, que la verdadera fuerza del gobierno de Allende, radicaba en el poder autónomo de la clase obrera y el pueblo pobre. Grave equivocación —trágica, sangrienta, incluso para los mismos que la propiciaban— la de creer que cediendo terreno a los militares chilenos, incluso incorporándolos al gabinete de la Unidad Popular, se iba a detener el golpe. Hoy ya todo está claro. Pero Miguel y su corriente lo plantearon en aquella época, mientras estaba sucediendo.

Cabe aclarar que cuando Miguel hablaba de “poder autónomo” no quería decir poder contra Allende, todo lo contrario. Poder autónomo significaba poder independiente del estado burgués y sus instituciones políticas de dominación “democrática”.

¿Cambiar el mundo sin tomar el poder?

A lo largo de su corta e intensa vida política Miguel siempre destacó en primer plano la cuestión del poder. Ese es el primer problema de toda revolución. En tiempos de Allende y en nuestra época.

¡Cuanta vigencia tienen hoy sus reflexiones! Sobre todo cuando en algunas corrientes del movimiento de resistencia mundial contra la globalización capitalista han calado las erróneas ideas de que “no debemos plantearnos la toma del poder”. Erróneas ideas que vuelven a instalar, con otro lenguaje, con otra vestimenta, con otras citas prestigiosas de referencia, la añeja y desgastada estrategia de la “vía pacífica al socialismo” que tanto dolor y tragedia le costó al pueblo de Chile. En primer lugar, al heroico y entrañable compañero Salvador Allende, honesto y leal propiciador de aquella estrategia.

Existe un hilo —no rojo, sino más bien amarillo— de continuidad entre: (a) aquella doctrina soviética promocionada desde Moscú a partir de 1956 de la “transición pacífica al socialismo” (nacida junto con la doctrina de la “coexistencia pacífica” con el imperialismo); (b) la doctrina eurocomunista del “compromiso histórico” con el estado burgués y sus instituciones; (c) la estrategia del “camino pacífico —sin tomar el poder— al socialismo” experimentada en Chile a partir de 1970 y (d) la actual renuncia a toda estrategia de poder.

Entre (a), (b), (c) y (d) hay denominadores comunes, las raíces políticas son convergentes. Aunque en nuestros días esa vieja doctrina se presenta en una bandeja teóricamente más atractiva, de modo mucho más pulido y seductor (cargada de términos libertarios, por ejemplo, o apelando a la indeterminación de una genérica “sociedad civil”) que la impresentable y tosca doctrina soviética de 1956 o la endeble doctrina institucional italiana de los ’70.

Por eso mismo, volver a rescatar la reflexión política de Miguel Enríquez sobre el problema del poder, realizada no desde un Estado burocrático envejecido ni desde un cómodo sillón académico universitario, sino desde una práctica política vivida al máximo de intensidad en los años de la gran esperanza chilena, constituye un elemento de aprendizaje insustituible e imprescindible para las nuevas generaciones de militantes.

Polémica, respeto, diversidad y unidad


Publicado en Punto Final, 1969

A la hora de pensar el poder y de tratar de salvar a Allende del golpe de estado, Miguel supo ver algo que no siempre está a la vista: el carácter de clase del estado burgués. Detrás de las declaraciones “constitucionalistas” de las Fuerzas chilenas de Seguridad, había una clase social enemiga irreconciliable del socialismo, sea del moderado o del radical. De todo socialismo. Miguel no se dejó engatusar por la profesión de fe “democrática” o “nacional” de los militares del régimen, educados en las Escuelas norteamericanas de contrainsurgencia. Los asesinos de Chile, sus asesinos.

Pero, leído aquel proceso de discusiones políticas desde hoy en día, resulta interesante observar que Miguel polemizaba con las corrientes chilenas más proclives al reformismo —las que en la práctica no veían el carácter de clase del poder del estado, aunque sí lo hicieran en el discurso teórico— de modo sumamente respetuoso.

Aunque algunos de sus dirigentes injuriaban afirmando que los militantes del MIR tenían “una cabeza calenturienta” (sic) o, incluso, después de septiembre de 1973, difundieron por Europa la ya mencionada versión de que el golpe de Pinochet y la caída del gobierno de la Unidad Popular fue posible gracias a “la ultraizquierda del MIR”, Miguel mantuvo la calma, la serenidad y la altura propia de un revolucionario. Sabía perfectamente que no se trataba de “refutar” esas infamias, que pretendían esconder con un malabarismo verbal el fracaso rotundo de la estrategia reformista y la tragedia de haber intentado implementar en América Latina la teoría soviética-eurocomunista del “tránsito pacífico” al socialismo dejando intacta la institucionalidad burguesa.

En lugar de contestar insulto con insulto, infamia con infamia, la tarea era sumar, incluso a los reformistas. El desafío consiste en construir la unidad imprescindible de las izquierdas para derrocar a la dictadura y abrir un camino para la revolución socialista.

Miguel y sus compañeros del MIR sabían distinguir entre el militante ganado por el reformismo y su línea política. El problema es la línea, la táctica y la estrategia. Un mismo militante puede defender las posiciones más mediocres y pusilánimes a partir de una línea reformista como las tareas más heroicas a partir de una línea revolucionaria. Por lo tanto, no tenía sentido —ni lo tiene hoy— insultar a un compañero o a una compañera de otra organización con la que se comparte la lucha. El debate debe ser político, no personal. Debe apuntar a explicar, argumentar y convencer con respeto, no a lastimar ni a ofender.

El desafío es superar los sectarismos y construir entre todos y todas, reuniendo las diversidades, el gran sueño compartido de un Chile socialista, de una Argentina socialista, de una América Latina socialista, de un mundo socialista.

Otro mundo es posible y necesario: el mundo socialista. El mundo por el que Miguel Enríquez y sus compañeros dieron generosamente la vida.

Fuente: Rebelión, septiembre de 2004


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Biografía de Miguel Enríquez

© Derechos – Copyright, Pedro Naranjo S.
ISBN 91 - 631 – 0490 - 3
Permitida la reproducción total o parcial citando fuente, autor y manteniendo contenidos.
Composición texto: Mario
Portada: Marko, Leo
Impresión: GráficaVíctor
Diciembre Año 1999.
C E M E
Centro de Estudios "Miguel Enríquez".
CHILE: CEME. Casilla 788 / Chillán.
EUROPA: Box 73 / 12421 Bandhagen / Suecia
Correo electrónico:ceme20@hotmail.com
centro.estudios@miguel.enriquez.as
En prueba:

BIOGRAFIA DE MIGUEL ENRIQUEZ (1)

Pedro Naranjo Sandoval. (2)

I N D I C E

¤ Introducción. Pág. 3
¤ Su familia e infancia. Pág. 6.
¤ Estudiante destacado y adolescente inquieto. Pág. 8.
¤ Primeras experiencias políticas militantes. Pág. 10.
¤ Participa en la constitución del MIR. Pág13.
¤ Miguel asume la jefatura del MIR. Pág. 19.
¤ El período "operativo y de "masas". Pág. 25.
¤ La conducción del período prerevolucionario. Pág. 27.
¤ Su conducción al inicio del período contrarevolucionario. Pág. 33.
¤ Epílogo. Pág. 38.

INTRODUCCION

En septiembre 1985 al presentar la edición de algunos textos políticos de Miguel,(3) [ Todas las notas de pie de página en esta edición electrónica se han trasladado al final del texto] en parte de su introducción planteábamos lo siguiente: "Para encontrar en la historia del movimiento obrero y revolucionario chileno un ejemplo de la estatura de Miguel Enríquez sólo cabe recurrir a la figura y la acción de Luis Emilio Recabarren. Es verdad que ambos actuaron con medio siglo de distancia y en condiciones disímiles, pero cumpliendo tareas revolucionarias de pareja importancia.

En 1912 Recabarren funda el Partido Obrero Socialista, creando así un instrumento que buscaba convertirse en vanguardia de las luchas obreras y eliminar la funesta influencia de las conducciones burguesas sobre ésta. En 1963 Miguel Enríquez junto con Edgardo Enríquez, Luciano Cruz, Bautista van Schouwen y otros jóvenes revolucionarios, ingresa a la Vanguardia Revolucionaria Marxista (formada el año anterior) la cual en 1965 será una de las vertientes principales de la constitución del Movimiento de Izquierda Revolucioria (MIR) de Chile. En la década de los años 10, Recabarren y el POS se ponen a la cabeza de los sectores más radicales y combativos de la clase obrera y el pueblo, enraizándose profundamente en las masas populares; en la década de los años 60 Miguel Enríquez y el MIR se ponen a la cabeza de las luchas y los anhelos de los sectores más postergados de la clase obrera y los pobres de Chile e inician, con las acciones directas, la primera experiencia de lucha armada revolucionaria de la clase obrera y el pueblo chileno.

 
Homenaje

En 1920, en plena crisis del sistema de dominación, el POS debió enfrentar el gran desafío que le planteaba el ascenso al gobierno de una fracción burguesa que se expresaba populista y demagógicamente atrayendo tras de sí a las grandes masas menos conscientes de la clase obrera y el pueblo, y en esas condiciones fue capaz de desarrollar una política revolucionaria de masas que, convocándolas a la lucha por el poder y el socialismo, logró ganar a la mayoría de la clase obrera organizada e incluso a sectores campesinos; en 1970, también en plena crisis del sistema de dominación burgués, el MIR debió enfrentar el desafió inédito de un triunfo electoral de la izquierda que teóricos apresurados e interesados presentaban como la ratificación empírica y supuestamente irrefutable de las tesis reformistas de tránsito pacífico e institucional al socialismo y como muerte a las posiciones revolucionarias que sustentaban la necesidad de la violencia y la lucha armada de las masas para destruir el aparato estatal burgués e iniciar la revolución obrera y campesina, y en esas condiciones, el MIR fue capaz de crecer en la clase obrera y en las más amplias capas populares levantando una política revolucionaria que se expresaba no en estridencias y teoricismos sino en la conducción concreta de las luchas reales de los obreros, los campesinos y los pobres de Chile, en la búsqueda de los caminos para unir al conjunto del pueblo tras un programa revolucionario y socialista y desplazar de su seno la conducción reformista que, obnubilada por sus ilusiones de alianzas con fracciones burguesas, sólo conseguía dividir al pueblo.

En 1924, superada temporalmente la crisis política de las clases dominantes con la intervención militar y el inicio de un período de derrotas y reflujo de la clase obrera y el pueblo, Recabarren, agobiado por una enfermedad incurable, se da muerte por propia mano; en 1974, también en un período de reflujo y derrota de la clase obrera y de dictadura militar, Miguel Enríquez muere con las armas en la mano combatiendo a los esbirros de la tiranía y escribiendo así una de las páginas más heroicas de la historia del movimiento obrero chileno y latinoamericano.

Luis E. Recabarren y Miguel Enríquez dejaron tras de sí no sólo su ejemplo y su palabra. Durante más de una década, incansables, construyeron paso a paso un partido revolucionario; agitaron, propagandizaron, organizaron, actuaron y vivieron en función de la construcción de una fuerza social revolucionaria vanguardizada por la clase obrera y dirigida por un partido proletario revolucionario.

Miguel Enríquez y Luis E. Recabarren constituyen los más altos ejemplos de claridad y decisión revolucionaria que el proletariado chileno, las luchas de los explotados chilenos, ha entregado en el presente siglo. Su palabra escrita es tan sólo parte menor de ese ejemplo y enseñanza, (…).

Recabarren y Enríquez. Enfrentan la derrota y entran en la historia con tranco diferente, como diferente era la experiencia de lucha internacional del proletariado y la propia experiencia chilena. Sus nombres, su obra y su ejemplo constituyen el más alto patrimonio del proletariado y el pueblo chileno; conocerlos y divulgarlos son un compromiso y una necesidad para los revolucionarios de Chile y de América Latina."

Esa dimensión a su figura, y aún teniendo en cuenta que las comparaciones no son aconsejables, la considero correcta y necesaria de resaltar. Hoy, Recabarren, Enríquez junto a Salvador Allende son figuras señeras para la juventud y el movimiento popular chileno.

El trabajo siguiente, en pocas páginas, intenta resumir parcialmente partes del camino de vida de Miguel, precisar hitos, rasgos personales y familiares; y, puntuales planteamientos políticos para respaldar un hecho determinado; en la idea de introducir al lector en el contexto que realizó su actuar.

Su vida, en sus últimos diez años de existencia se funde en la historia del MIR. Al entregar aspectos de su pensamiento y acción, estoy involucrando también el aporte de numerosos dirigentes y cuadros de la organización política que él contribuyó a forjar y condujo desde fines de 1967 hasta su muerte, en un octubre primaveral de 1974.

2. SU FAMILIA E INFANCIA

Su padre, Edgardo Enríquez Frodden (1912-1997), descendiente de familias de clase media acomodada con fuerte arraigo a la zona de Concepción, médico especialista en anatomía, director de hospital, profesor universitario, destacado miembro de la Masonería, Rector de la Universidad de Concepción (1969-1972), Ministro de Educación en 1973, durante el gobierno del presidente Allende. Su madre Raquel Espinosa Towsend (1915), oriunda de Temuco, egresada de la Escuela de Leyes de la Universidad de Concepción, mujer cariñosa y de gran sensibilidad humana.

Entre los hermanos de don Edgardo hay connotadas figuras públicas. Inés Enríquez Frödden, dirigente del Partido Radical, a fines de la década del 40 es nombrada Intendente de la provincia de Concepción, en 1951 su partido la elige diputado por dicha circunscripción, será la primera mujer en esos cargos en la historia de Chile. Humberto Enríquez Frödden, destacado profesor de Derecho, Diputado por Concepción, Senador de la República por la circunscripción de Ñuble, Concepción y Arauco, ex ministro de Educación. Hugo Enríquez Frödden, Médico, ex director del Hospital "Joaquín Aguirre" en Santiago y funcionario de la Organización Mundial de Salud.

Del matrimonio Enríquez Espinosa y en un periodo de pleno auge del Frente Popular nacieron 4 hijos: Marco Antonio (noviembre 1939), Edgardo (diciembre 1941), Inés (1942), y Miguel. La familia vivió en un comienzo en la calle Caupolicán 112 de Concepción. En mayo de 1943 se mudan a la casa número 120 en la zona militar del Apostadero Naval de Talcahuano. Desde 1938, su padre trabajaba en el Hospital Naval del puerto, años más tarde llegó a ser su director y alcanzó el grado de capitán de Navío en Sanidad. Dejó voluntariamente la Armada en 1969 para desempeñar libremente el cargo de Rector de la Universidad de Concepción al ser elegido por el Claustro Pleno universitario en diciembre de 1968.

Don Edgardo era muy positivo a "… la antigua Armada chilena. Sus miembros éramos como una familia. Todos nos conocíamos y respetábamos. Grande fue mi dolor cuando, después de septiembre de 1973 pude comprobar un cambio tan radical y desfavorable en ella. La habían corrompido los cursos de perfeccionamiento para oficiales y suboficiales que hicieron en Estados Unidos sobre Guerra Interna y Seguridad nacional. La mayor parte de los que de esos cursos egresaron, volvieron transformados en verdaderos nazis a Chile. Jamás me hubiera figurado, imaginado a un oficial de marina chileno haciendo de carcelero y torturador. Y por desgracia pude verlos y hasta sufrí de ellos crueles torturas psicológicas y aún físicas, como darnos agua mezclada con materias fecales en el campo de concentración de Isla Dawson, dirigido y administrado por la Armada."(4)

Un 27 de marzo de 1944 sucede el nacimiento de Miguel Humberto en el Hospital Naval de Talcahuano. En momentos del embarazo su madre tuvo algunas complicaciones, al ser afectada por la tos convulsiva "… los accesos de tos le produjeron contracciones uterinas que amenazaron producir un aborto natural. … Logramos detener el niño, para felicidad nuestra. …".(5) Al nacer, su hermano Marco Antonio tenía 5 años y Edgardo 3. Desde pequeño, al igual que sus hermanos y hermana "fue atendido por "Celfia, la incomparable Nana de todos mis hijos, que los cuidó con el cariño y la dedicación que siempre puso en la atención de "sus niños"…" "… la cual era otro miembro de la familia, muy querida y respetada por todos nosotros.".(6)

Cuando Miguel cumple dos años -abril 1946-, la familia se traslada a Concepción a una población construida por la Caja de Empleados Públicos y Periodistas ubicada en la calle Rooselvet 1674, al lado del Barrio Universitario de la Universidad de Concepción; ciudad donde transcurrirá su infancia, parte de su juventud y su época de estudiante. Asiste a un Kinder del barrio. Muy activo, despierto y juguetón, regalón de su madre, guiado y protegido por sus hermanos mayores; aunque Edgardo, muchas veces servía de moderador en "los conflictos" entre él con Marco A. e Inés. En marzo de 1949 comienza la escuela primaria en el Colegio Inglés de Concepción del barrio Pedro de Valdivia, muy inquieto y preguntón al máximo, asiduo a tener que visitar al director por sus travesuras, la finalizó en 1954 como alumno destacado. Ingresa posteriormente (marzo 1955), al Liceo 1 "Enrique Molina" de Concepción donde cursa todos sus estudios secundarios.

Su formación en el seno de la pequeña burguesía intelectual y ligazón familiar a políticos tradicionales, le ofrece la oportunidad de adquirir una sólida cultura e ir conociendo desde pequeño y por dentro la política de sectores de la clase dominante de la época. Con padres y hermanos tuvo una estrecha relación. Desde pequeño compartió del ambiente social de su familia. Don Edgardo lo explica así, "Siempre quisimos que nuestros hijos convivieran con los adultos, conocieran a los profesores universitarios, pensadores, artistas, conferencistas, profesionales, masones, hasta sacerdotes, etc., que llegaban o que yo llevaba a nuestra casa. Desde que pudieron comer solos, se sentaron a la mesa y participaban de las conversaciones y hacían preguntas (…) mis hijos no importunaban cuando teníamos visitas. Escuchábamos y escuchaban, y a veces, hacíamos o hacían preguntas o dábamos o daban sus opiniones."(7) Contó con la comprensión y apoyo de sus padres y hermanos mayores, "Mis hijos tienen conmigo mucha confianza; nuestro trato es de amigos y de hombres, saben que siempre trataré de apoyarlos frente a los problemas que puedan presentárseles y de aconsejarlos, pero jamás nos ocultamos algo".(8) En muchas situaciones le ocasionó dificultades y disgustos el pensamiento y el quehacer revolucionario de sus hijos.

3. ESTUDIANTE DESTACADO Y ADOLESCENTE INQUIETO

Desde que Miguel inicia sus estudios secundarios, se manifiestan o afianzan en él, características que le acompañarán durante su breve vida. Contrario y tenaz en el enfrentamiento a las injusticias, interesado en los problemas sociales, inteligente y estudioso, rápido en sus razonamientos y hablar, facilidad para expresar sus ideas, disposición a enfrentar dificultades y buscarle solución, abierto a diversas manifestaciones culturales, estudiante destacado, franco, directo, hábil, alegre, lector multifacético y constante, gran simpatía, solidario y buen amigo, autodidacta, responsable, jugaba ajedrez, practica gimnasia, disfrutaba de la música clásica, gusta del excursionismo, etc. Sus inquietudes sociales y políticas se manifiestan ya a los 11 años.

Muy querido por los buenos educadores, detestado por los mediocres. Muchas fueron las oportunidades en que supo enfrentar con vehemencia y claros argumentos el actuar injusto de algunos profesores contra sus compañeros o él mismo; actitud que le acarreó dificultades, como en segundo año cuando un inspector superado en una discusión le pegó y él le respondió cuanto pudo con su fuerza física, o un injusto intento de expulsión en cuarto que la anuló con sus argumentos.

En el transcurso de sus estudios de enseñanza media, además de sus hermanos Marco Antonio y Edgardo conoce compañeros de su propio curso, y de otros que más adelante le acompañaran en su camino político. Entre ellos Bautista van Schouwen, de su misma aula, amigo íntimo, con quién en muchos aspectos hicieron vidas paralelas en el estudio, trabajo y quehacer político y se consideraban como hermanos; Luciano Cruz, fundador y destacado dirigente del MIR; Sergio Pérez; Jara, Faúndez, Arriagada, M. Hernández; M. Ferrada; J. Gutiérrez, y, muchos otros que participaron en el MIR desde sus primeros años. En el tercer curso y cuando solo contaba con 13 años de edad tiene su bautismo inicial en la lucha callejera con ocasión de las movilizaciones populares del 2 de abril de 1957, estudiantes junto a obreros y pobladores salen a la calle en protestas contra la cesantía, la política de alzas del segundo gobierno de Carlos Ibañez y sus medidas represivas.

Durante la campaña presidencial de 1958, se interesa y participa con sus hermanos en algunas actividades políticos de la alternativa popular, asiste a masivas y combativas concentraciones, y comparte la frustración que produjo la estrecha derrota de Salvador Allende candidato del Frente de Acción Popular, FRAP, y el triunfo de Jorge Alessandri candidato de los patrones; le surgen allí las primeras interrogantes e intentos de respuestas iniciales para el cuestionamiento futuro a la política de los partidos de izquierda tradicional.

El 1 de enero de 1959 se produce el triunfo de la Revolución Cubana dirigida por el Movimiento 26 de julio encabezado por Fidel. Esta victoria remece y despierta a los explotados de Latinoamérica, crea una nueva situación que potencia el actuar revolucionario en sectores populares y en la juventud audaz e inquieta, que buscaba descubrir y trazar nuevos caminos para que junto a las masas oprimidas luchar por una revolución verdadera. Para Miguel y toda su generación fue un acontecimiento histórico referente e impactante, de ella siempre en su vida fue un leal amigo y nunca incondicional. El hecho y proceso que desencadenó contribuyó a un nuevo desarrollo de la discusión ideológica y teórica, así como una confrontación político práctica constante al interior de la izquierda latinoamericana, entre los sectores tradicional y el revolucionario, en este último Enríquez participó activamente.

El amplio criterio intelectual de sus padres, la influencia de sus hermanos mayores, son factores que contribuyen en su conocimiento y estudio del marxismo desde muy temprana edad. En especial le apoya su hermano Marco Antonio quién simpatizó y trabajó desde muy joven como miembro en una organización revolucionaria de orientación trotskistas en Concepción (Grupo Marxista Revolucionario, GMR), también su hermano mayor dirigió un grupo de estudio y discusión cerrado sobre las ideas de Marx en el que participan Miguel, Bauchi, Edgardo, Ferrada, y más tarde y puntualmente Luciano y otros; la discusión y análisis consideró también escritos de Trotsky; R. Luxemburgo; Clausewitz. Despues vino Lenin, Marco lo recuerda así: "…, un día y sin saber donde las consiguió, Miguel muy contento, apareció con unas cajas en donde traía las obras completas del "pelao" Lenin; en forma sistemática las estudio solo y le intereso más por lo pragmático y autoritario del discurso…".(9) También estudiaron a otros pensadores sociales y, documentos del movimiento revolucionario latinoamericano de la época. Se reunían a discutir largas horas en la noche o los fines de semana en un pequeño apartamento construido en la parte trasera del patio de su casa, lugar al que se había trasladado a vivir Miguel a mitad de la secundaria.

Además, consideremos la decisiva y objetiva significación, que a esa fecha tenía y continuaba desarrollando la región de Concepción como centro urbano, minero, industrial, agrícola, pesquero, etc., con su consiguiente concentración obrera y asalariados; además centro cultural y universitario del sur de Chile. Le influyó la gran actividad del movimiento obrero y popular de la zona, éste referente práctico de la lucha de clases incentivó en él y sus compañeros el estudio del marxismo y el leninismo como método de análisis y de transformación de la sociedad; a lo que se agrega su quehacer practico político-solidario.

Recordemos que, en el periodo se manifiestan importantes y combativos paros político gremiales, de índole regional o nacional, como los del carbón, profesores y los empleados de la salud. La larga huelga de los obreros del carbón en 1960, fue la demostración práctica de la fuerza del movimiento obrero organizado y de sus posibilidades, su combativa marcha sobre Concepción mostró la capacidad de sacrificio y la decisión de lucha de los mineros y sus familias. Participa también con sus compañeros, junto a obreros y empleados en las movilizaciones de apoyo al paro nacional de la CUT convocado el 7 de noviembre de 1960. En lo personal, culmina el año dando termino a sus estudios de Educación Media con excelentes calificaciones y rinde enseguida la prueba que le habilitará para ingresar a la Universidad, el Bachillerato.

4. PRIMERAS EXPERIENCIAS POLITICAS MILITANTES

En marzo de 1961 Miguel es seleccionado e ingresa a estudiar Medicina en la Universidad de Concepción, allí estrecha sus lazos de amistad y coincidencia político ideológica temporal o permanente con compañeros de la carrera y otras facultades, Bauchi, Tranqüilo Romero, Beatriz (Tati) Allende, J. Gutiérrez, Luciano, Edgardo Condeza, Juan Saavedra, Ariel Ulloa, y muchos otros. El año anterior había ingresado a la Federación Juvenil Socialista de la cual ya su hermano Edgardo era miembro.

El 17 de abril de 1961 y días siguientes es uno de los organizadores y conductores de las movilizaciones solidarias de los estudiantes y sectores del pueblo de Concepción contra la invasión mercenaria y de Estados Unidos a Cuba en Playa Girón. A fines de 1961 participa junto a otros dirigiendo los estudiantes en apoyo a la larga huelga del magisterio.

Destaquemos que en el transcurso de toda esa década a conflictos nacionales y numerosos locales de obreros, campesinos, pobladores y empleados, entregaron los jóvenes de Concepción, entre ellos Miguel, su activa solidaridad y participación. Antes de finalizar el año escolar enfrenta en asamblea de alumnos de primer año al rector de la Universidad, David Stitchkin, rechazando la forma en que trata a sus alumnos. En los años siguientes, además de sus estudios de medicina, la militancia política, el estudio teórico, asiste a clases o estudia por su cuenta materias que le interesan: economía, sociología, filosofía, historia. Gran impulsor del trabajo estudiantil voluntario en poblaciones de Concepción donde además de la agitación política se organizan cursos de alfabetización y se atiende a pobladores en policlínicos de salud.

Sin embargo, a poco andar diversos factores como: la profundización de la revolución cubana, las consecuencias de la disputa chino/soviética con su proceso de crisis y división del movimiento comunista internacional, el desarrollo y experiencias de la lucha guerrillera en América Latina, sus avances en el conocimiento del marxismo-leninismo, su participación creciente en la práctica de la lucha de clases, le fueron mostrando muy pronto el auténtico carácter del Partido Socialista donde militaba. Se le hizo evidente la total disociación entre su actuar reformista cotidiano con un discurso revolucionario solo de palabra.

Un hecho decisivo lo constituyó, que a finales de 1962 inicialmente el Partido Comunista chileno y luego todo el FRAP incluyendo el Partido Socialista, realizaron esfuerzos para impedir la actividad y radicalización del movimiento de masas, tras la expectativa de llegar a acuerdos con la "burguesía progresista", es decir la Democracia Cristiana. Frenando las actividades de oposición al gobierno de Jorge Alessandri y especialmente en la perspectiva de las próximas elecciones presidenciales de 1964.

Esa política, fue uno de los factores que facilitó el camino a la DC para transformarse en un partido burgués con amplia base popular y que eligió a Eduardo Frei Montalva presidente, dos años después.

Además, originó la confusión en amplios sectores del movimiento popular; y, agudizó los procesos de crisis en la izquierda tradicional, en especial al interior de la orgánica militante socialista de composición muy heterogénea. No era novedad, en el PS había muchos "personajes y caudillos críticos" y cuyo criticismo no se extendía más allá de los eventos partidarios y el consiguiente enfrentamiento interno para elegir sus direcciones. Muchas veces esos "críticos" se silenciaban al obtener cargos directivos internos o una postulación a un cupo parlamentario. De ahí que no fuera extraño que en el PS se manifestara con más fuerza la discusión política y crisis interna.

En medio de una gran dispersión, surgen en Chile a comienzos de 1960 grupos y organizaciones que se definían como revolucionarias y, cuyo denominador común era estar en contra de la lucha legal y parlamentaria impulsada por los partidos tradicionales de la izquierda y agitar la necesidad de la lucha armada. En esos momentos de fermentación creciente de las ideas revolucionarias en la izquierda chilena, Miguel -junto a otros-, comprendió el sentido del desarrollo histórico y la necesidad de romper con los representantes y la política del centrismo, trazar delimitaciones claras entre los revolucionarios y los no revolucionarios, la nula importancia de dar la lucha, solo para cambiar dirigentes de partido; sino, aprestarse a dar un paso más firme y de trascendencia e ir más lejos que la gran mayoría de los sectores más avanzados de la izquierda chilena en ese momento; y, esto era plantearse construir un partido revolucionario de nuevo tipo, para que el proletariado chileno levantara una auténtica alternativa política clasista.

Miguel Enríquez, avanzó ese paso. Dió inicialmente la lucha al interior del Partido Socialista desde el núcleo Espartaco,(10) que pertenecía al regional Concepción de la juventud y, de la revista "Revolución" que editaban; no tras el objetivo de ganarse a ese partido para la revolución, sino hacer evidente en la práctica, a los sectores más consecuentes del PS la urgencia de plantearse la tarea de agrupar a los revolucionarios en una organización diferente y que realmente lo fuera.

Preparó su rompimiento definitivo con el PS, junto a militantes de Concepción, Santiago y otras provincias. Lo harían público en el curso del XX Congreso del PS en febrero de 1964 que se realizó en Concepción. Según algunos informantes, iban a participar en el desprendimiento algunas "figuras" de dirección central, los cuales se arrepintieron al filtrarse la información, "bajandose" antes de dar el paso. Raúl Ampuero secretario general entonces, informado de la situación que se planificaba procede antes del evento (fines enero) a expulsar a Miguel y a algunos de sus compañeros. Posiciones muy genéricas de sus planteamientos quedaron plasmados en la revista que editaban y en el documento de ruptura que distribuyeron con el título de "Insurrección Socialista" y firmado por Miguel, Bautista van Schouwen, Jara, J. Gutiérrez, M. Ferrada, Dantón Chelén, Edgardo Enríquez, y otros, haciendo un total de 20 los jóvenes socialistas renunciados /expulsados y procedentes de Concepción y Santiago.

En julio de 1962 se había formado Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM) por confluencia de la Vanguardia Nacional Marxista (VNM)(11), Vanguardia Nacional del Pueblo (VNP) y el Partido Revolucionario Trotskista (PRT). Desde 1963 habían comenzado a trabajar con VRM, sectores de la Federación Juvenil Socialista de Concepción y Santiago "que se mantuvieron organizados como fracción al interior de éste…. y sectores en proceso de ruptura con el Partido Comunista se incorporan después (Zorrilla, Luciano, Grez, J. Fuentes, etc.)".(12)

Los primeros días de mayo de 1964 se realiza el Primer Congreso de VRM, Miguel, tienen una activa actuación, participa en debates y hace planteamientos sobre programa, estrategia y perspectiva revolucionaria, táctica de combate y los objetivos políticos inmediatos. La actitud sectaria y de "terrorismo ideológico" del sector stalinista prochino mayoritario encabezado por Benjamín Cares originó su división inmediata.(13) Surgen dos Vanguardias, la mayoritaria y prochina o "sectaria" como le llamaron sus oponentes y, que levantó un proyecto democrático popular y más adelante se entroncó en el Partido Comunista Revolucionario; y, la VRM-Rebelde (nucleada en torno al periódico) o "militante" que participó posteriormente en la formación del MIR y sustentaba un programa fundamentalmente socialista.

Paralelamente a participar en reuniones e intentos frustrados de unificación revolucionaria, Miguel continúa desarrollando trabajo político en su frente natural y en sectores populares. A fines de 1964, Concepción es sede del Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Medicina al que asisten jóvenes que militan en diversos movimientos revolucionarios de América latina; allí están Miguel, Luciano, Bauchi, "Bombita" y otros como miembros de VRM, siendo partícipes de las intensas discusiones sobre el carácter del proceso revolucionario latinoamericano, la continentalidad de la lucha y las formas que debe asumir. Se conocen experiencias y establece contactos, en especial con miembros de las organizaciones MIR de Venezuela y Perú.

5. PARTICIPA EN LA CONSTITUCION DEL MIR

Aunque la historia del MIR de Chile tiene una fecha de inicio cronológico, el 15 de agosto de 1965, en que se oficializa ante el movimiento popular y la opinión pública chilena el momento de su constitución, es importante subrayar que el origen de éste no obedece o es producto de un momento, situación específica determinada o actuar de hombres aislados. A la formación de ésta organización revolucionaria de nuevo tipo le antecede un proceso previo de desarrollo y decantamiento ideológico, práctica política y reagrupamientos que confluyen en un momento histórico concreto a la constitución del MIR.(14)

Miguel desde Vanguardia fue un activo convocante de sectores y militantes revolucionarios para participar en el Congreso de Unidad Revolucionaria que se realizaría en Agosto de 1965 y cuya Comisión Organizadora dirigida por el destacado dirigente sindical Clotario Blest, y representantes de VRM-R y Partido Socialista Popular llamaban el mes anterior a constituir el "partido unido de las fuerzas revolucionarias."(15)

El Congreso Constituyente se realiza en Santiago el 14 y 15 de agosto de 1965 en un local de la Federación del Cuero y Calzado, -con influencia de cros. anarquistas del grupo "Libertario" encabezado por Ernesto Miranda-, y ubicado en San Francisco nro. 264. Asisten cerca de 90 delegados de diversos lugares del país (los de la zona norte no pudieron llegar por problemas de locomoción), la gran mayoría procede de Santiago y Concepción, éstos últimos viajaron durante toda la noche anterior en una destartalada "micro" de un recorrido local penquista, las peripecias en el camino les hicieron llegar tarde.

Los participantes habían sido elegidos por Vanguardia Revolucionaria Marxista-Rebelde, el Partido Socialista Popular integrado fundamentalmente por sectores trotskistas, cuadros del movimiento sindical clasista con Clotario Blest a la cabeza y un sector del Partido Socialista Revolucionario PSR).(16) Representaban la conjunción de diversos grupos y militantes revolucionarios, parte importante de ellos, escindidos en momentos diferentes de los partidos de la izquierda tradicional; de raíz y culturas políticas socialista, trotskista, comunista, anarquista, sindicalista, y otras.

El MIR se proponía, construir una organización que diera continuidad a las luchas clasistas históricas del movimiento popular chileno, romper con las concepciones tradicionales de la izquierda y responder a la nueva realidad y expresiones sociales que emergían en la sociedad chilena.

En el evento se aprueban, la Declaración de Principios; el Programa; cuestiones organizativas, y una Tesis Político-Militar, presentada por Miguel y Marco Antonio Enríquez, un paso significativo en las definiciones teóricas de entonces al precisar el problema de la lucha armada en relación con el partido revolucionario proletario y la lucha de masas, distanciándose de las posiciones foquistas que predominaban en grupos revolucionarios latinoamericanos de entonces.

Se eligió un Comité Central de 21 integrantes, que ya estaba "distribuido" desde antes del congreso, las dos organizaciones convocantes principales tendrían 10 miembros cada una, más la inclusión de Clotario Blest. Posteriormente el comité central eligió como Secretario General al cro. Enríque Sepúlveda.(17)

Miguel, en esa primera dirección nacional mirista es elegido miembro del comité central. Cursaba entonces el quinto año de Medicina en la Universidad de Concepción. En ese tiempo, seguía impulsando múltiples actividades en frentes de masas de la zona para hacer avanzar el trabajo político revolucionario, realizaba agitación política en poblaciones marginales, entre ellas La Costanera a orillas del Bío Bío; en centros de Talcahuano; entre los estudiantes universitarios conduciéndolos en su lucha por suprimir el curso propedeútico, discutiendo de tú a tú y despues expulsando a Robert Kennedy del barrio universitario, repudiando contramanifestando la "Operación UNITAS" por lo que es detenido.

Eran tiempos en que la DC, ya tenía cerca de un año en el gobierno, sin contrapeso alguno afianzan con su demagogia política populista de la revolución en libertad, la promoción popular y el comunitarismo éxitos políticos importantes. El movimiento de masas mantenía un estado de retroceso. Miguel, junto a Bautista van Schouwen, atentos a ésta situación y por exigencias de conducción política escriben un trabajo que analiza y desnuda la política de la DC, se publica a fines de 1965 en la revista Revolución órgano de la Brigada Universitaria del MIR en Concepción.

A comienzos de 1966 Miguel, integrando una delegación de la Federación de Estudiantes de Concepción viaja invitado a China, allí se contactó con organizaciones laborales, políticas, culturales y de la salud del pueblo chino. En el viaje de regreso, vivió su familia y compañeros momentos de mucha tensión al saberse que el vuelo en que viajaban desde Hong Kong a Tokio tuvo un accidente y habían muerto casi todos sus pasajeros, afortunadamente cambios en el programa y un problema de visa, --por tener que pasar por EE.UU.-- les había dejado en tierra. Viajó también a Perú donde trata con dirigentes revolucionarias de ese país hermano; hubo oposición de miembros de su familia al viaje por los riesgos que implicaba la situación peruana de entonces; como era de esperar primó el compromiso político ineludible.

Desarrolla un intenso quehacer político interno y externo. Asiduo participante en foros, mesas redondas, asambleas. Mucho le ayudaba su facilidad de palabra, y condiciones de orador, su simpatía personal le permitía rápidamente establecer buen contacto con el auditorio. De hablar rápido atropellado, preciso y apasionado. Adversario temible para cualquiera que le enfrentara en discusiones. Se paseaba por distintas materias y apabullaba con argumentos y citas, no importa quien fuera su contrincante: compañeros, profesores, economistas, parlamentarios, sacerdotes, etc. Preparaba en forma fundamentada sus planteamientos acompañados de propuestas novedosas. Recordamos que desde entonces, en los momentos de preocupación o concentración tenía la costumbre de tomarse un mechón de pelo detrás de la oreja derecha con sus dedos pulgar, índice y medio de la mano derecha.

Ese año participa en el quehacer nacional del MIR, con énfasis en el desarrollo del trabajo partidario en la zona de Concepción y provincias cercanas, donde se aprecian avances importantes y alcanza un mayor nivel orgánico y cierta homogeneidad política la naciente organización. Está en primera fila del quehacer. Se crece en poblaciones. Apoya a los campesinos de Arauco en su lucha por la tierra. Hacia los centros obreros el trabajo es lento, se siembran los primeros activistas y con el tiempo se obtienen resultados. En la zona del carbón, por el control hegemónico del reformismo fue difícil para el MIR desarrollar un trabajo de captación de mineros, grande fue la alegría de Miguel, Luciano, Bauchi y Manuel "Peraloca" cuando se reclutó los primeros: "Peneco", Amir, "El Chalao", "Duro Pablo", "Huenche", que se transformaron en puntas de lanza para agitar nuestra política y reclutar posteriormente a muchos otros en Schwager, Coronel, Lota, etc. y ganar influencia sindical y política. En oportunidades, con ellos como guías e instructores se hicieron cortas prácticas en sectores al interior de la cordillera de Nahuelbuta.

El MIR ya es primera fuerza de la izquierda en el ámbito estudiantil universitario zonal, que afianza su tradición combativa conducido por él. Miguel se destaca dirigiendo las radicalizadas luchas estudiantiles que demandan el cese de la injerencia norteamericana en la universidad, la expulsión del Cuerpo de Paz y levantan ya sus primeras propuestas de reforma universitaria. En noviembre de 1965 se realiza la elección a la FEC (Federación de Estudiantes de Concepción). El MUI (entonces expresión unitaria de miristas, socialistas, comunistas y bases de izquierda independiente en la Universidad) tiene posibilidades de ganar la FEC a la DC; el MIR, fuerza mayoritaria en la alianza plantea su mejor derecho a levantar como candidato a presidente a su líder, Miguel. No lo aceptan las posiciones divisionistas y sectarias del PC y PS que rompen el frente y crean condiciones para que la DC triunfe con 1184 votos. La izquierda obtiene 1170 (MIR, MUI e independientes 810, PC 198 y PS 162). (18)

Antes de terminar el año participa en el Segundo Congreso general del MIR que se realiza en Santiago en un galpón en Conchalí, éste analiza el momento político nacional, fija el plan político, después de intensa discusión se aprueban los primeros estatutos en los que se precisa que al interior del MIR, no se puede constituir fracciones, el congreso nacional se realizará cada dos años y, se nomina por elección la nueva dirección nacional encabezada nuevamente por el Dr. Enrique Sepúlveda, Miguel es reelegido miembro de su comité central.

En 1966 continua la actividad y radicalización del movimiento universitario, en Concepción el MIR y el frente político que dirige, el Movimiento Universitario de Izquierda (MUI), sigue ganando fuerza y afianza su papel de conductor de las posiciones más avanzadas. A fines de ese año su candidato a presidente a la FEC, Luciano Cruz Aguayo aunque logra una importante votación no logra desplazar a los democristianos de la dirección estudiantil.

En 1967se extiende y profundiza el movimiento estudiantil universitario en todo el país, en la capital penquista, despues de un movimiento de lucha sostenido de los estudiantes de la Universidad de Concepción es expulsado el Cuerpo de Paz norteamericano, hay un cuestionamiento el poder masónico universitario, se rechaza la discriminación y persecución ideológica, también se plantea la democratización y el cogobierno estudiantil en los organismos de la Universidad. Se conducen huelgas reivindicativas y políticas, además de estar presente en todas y cada una de las luchas populares de la zona, entregando no solo la solidaridad sino fundiéndose con los obreros en sus acciones. Lo anterior crea condiciones para que el MIR a través de uno de sus principales líderes, Luciano Cruz gane el control de la FEC en noviembre de ese año y contribuye a que el mirismo logre una importante proyección nacional.

El MIR y el MUI triunfaron con el llamado "De las luchas estudiantiles a las filas de la revolución" y planteamientos que situaba al movimiento estudiantil como parte de una estrategia revolucionaria. Se consideraba a la universidad "… parte de un todo superestructural … al servicio de la clase dominante, la burguesía nacional y el capital foráneo, como un pilar más del régimen de explotación capitalista". Y la lucha estudiantil se "orienta fundamentalmente a cambiar los intereses a que la universidad sirve." … "Los estudiantes revolucionarios, a la vez que su lucha fundamental la dan por transformar revolucionariamente la sociedad entera, integrándose al movimiento obrero y campesino, tras una Revolución Socialista, por medio de la insurrección armada, luchan a largo plazo en el interior de la Universidad por la Revolución Universitaria y a corto plazo por todo una serie de reivindicaciones estudiantiles, acentuando el Cogobierno como meta transitoria."(19)

Es importante considerar que, durante el año 1967 comenzó a expresarse un nuevo ascenso de la actividad del movimiento de masas en Chile, inicialmente las manifestaciones son mayores en sectores sociales hasta ese momento excluidos, los más pobres en la ciudad y el campo: los sin casa, campesinos, mapuches, mujeres y jóvenes. El gobierno democristiano de Frei Montalva se sacaba su careta populista y desarrolla una política antipopular acompañada del actuar represivo (contra los mineros del cobre en la mina de El Salvador, 23 de noviembre de 1967 en Santiago, etc.).

Se planteaba entonces, con fuerza en la izquierda y el MIR la discusión de las formas de lucha y organización a impulsar al interior de las masas. Eran tiempos de la lucha del Che Guevara en Bolivia, la izquierda latinoamericana impulsa la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad), que en agosto 1967, reunida en Cuba, proclama como un deber y un derecho de los pueblos de América latina, hacer la revolución, enfrentar al imperialismo y a las oligarquías burguesas y terratenientes en el camino al socialismo; la lucha revolucionaria armada constituía la línea fundamental y, las demás formas de lucha debían contribuir a desarrollar y no retrasar el desarrollo de esa orientación central. Por presiones y maniobras diversas de organizaciones políticas de la izquierda chilena el MIR no asistió, pero solidarizó activamente con ella. Se hacen evidentes los reveses de la lucha guerrillera en las montañas de Bolivia, el apresamiento y posteriormente asesinato por la CIA del Ché, afecta profundamente al mirismo y al propio Miguel.

En éstos dos años, si bien el MIR constituyó un paso importante para avanzar hacia un polo de reagrupación de sectores revolucionarios y más radicalizados de la izquierda chilena, su desarrollo presento dificultades dadas sus limitaciones en la cohesión ideológica, no claridad en el plano de la estrategia y la táctica, insuficientes definiciones sobre carácter del partido y acentuación de rasgos propagandistas que no le vinculaban más estrechamente con las masas. Factores todos que impidiéron transformarlo en alternativa revolucionaria real al reformismo y centrismo en el movimiento popular chileno.

Influyó también, la situación de reflujo y confusión política al interior de las masas trabajadoras chilenas con posterioridad a 1964 (derrota de Allende), hecho que se tradujo en una importante disminución de las luchas reivindicativas y políticas. Además, tengase en cuenta la amplia influencia, combate político y hasta la agresión física de sectores reformistas de la izquierda para impedir nuestro quehacer en los frentes de masas, acusándonos entre otras cosas de "agentes del enemigo". Lo anterior, no desconoce los esfuerzos y avances puntuales que el MIR logra en sus primeros años de existencia en algunos frentes: en sectores de obreros municipales, del proletariado industrial, minero, pobladores, campesinos, empleados públicos y en sectores estudiantiles de Concepción y Santiago.

Internamente había fuertes contradicciones, las diferencias impedían arribar a definiciones ideológicas, políticas y organizativas; neutralizando el accionar partidario externo que era imprescindible para ganar fuerza en el movimiento de masas y poder incidir en la política nacional del momento.

De esos primeros años Miguel hizo un desgarrador diagnóstico: "El movimiento se desarrollo entre 1965 y diciembre de 1967 marcado por las siguientes características: Era una "bolsa de gatos" de grupos, fracciones, disputas, etc. No había niveles orgánicos mínimos. Predominaba el más puro "ideologismo". No había estrategia y menos aún táctica. Aislados de las masas. No se intentaron seriamente realizar acciones armadas, si bien se hablaba de ellas y el movimiento se definía por la lucha armada."(20) Eran "años en que recién buscábamos un programa correcto para la revolución chilena y a lo más hacíamos propaganda revolucionaria en restringidos sectores y zonas del país, neutralizados internamente por una lucha de tendencias que abarcaba más de una decena de grupos internos".(21)

6. MIGUEL ASUME LA JEFATURA DEL MIR

Los miristas según su capacidad y fuerza participan en diversos lugares del país del quehacer de los movimientos sociales. En la zona de Concepción los avances son más amplios y significativos. Miguel había continuado sus estudios de medicina y como alumno muy destacado estaba próximo a finalizarlos. Las nuevas posiciones políticas logradas permiten que en noviembre de 1967 invitado por la dirección de la Revolución viaje a Cuba. Este hecho significó en la practica el inicio de relaciones y acuerdos entre el MIR chileno y dirigentes cubanos y que por diversas razones hasta ese momento no existían formalmente. El regreso de Miguel vía Praga y Paris se retrasa y participa solo en el segundo día del III Congreso del MIR. Esta vez la numerosa representación de Concepción llegaba en dos "micros".

El evento mirista se realiza en la Casa Chile, sede del Partido Socialista en San Miguel el 7 y 8 de diciembre de 1967; analiza el periodo político que vive Chile y toma resoluciones sobre el plan político, el desarrollo del partido, definiciones organizativas, se profundizan y modifican las Tesis político-militares aprobadas en 1965. Eligió la dirección nacional. Miguel lo plantea así: "En el Congreso Nacional de diciembre de 1967 …el sector "no tradicional" de Concepción y Santiago asumió la mayoría del Comité Central (10 de 15), la totalidad del Secretariado Nacional (5) y la Secretaría general…".(22) El sector que encabezaba Miguel Enríquez, además de elegir a la mayoría del comité central, éste lo eligió a él Secretario general.(23) De inmediato, la minoría se constituyó como "oposición interna", y un pequeño sector incluyendo algunos miembros de la mayoría de la anterior dirección se retiran de la organización.

Miguel había terminado ese año el Internado de Medicina. El 29 de enero de 1968 en Concepción, en una ceremonia privada y familiar contrae matrimonio con Alejandra Pizarro Romero.(24) A comienzos de marzo, -"despedido" por intensos combates callejeros cerca de su casa, los estudiantes solidarizando con el magisterio enfrentan el Grupo Móvil-, viaja a Santiago con "Bauchi" su extrañable amigo y compañero en el tren nocturno a rendir sus exámenes de pregrado y de grado. Ambos aprobaron con nota máxima y se reciben de médicos.

Como alumno destacado de la promoción postula directamente y gana una beca en el Hospital de Neurocirugía en Santiago para formarse como neurólogo, sus profesores y jefes directos fueron los doctores Alfonso Asenjo y Héctor Valladares. Su traslado a Santiago en el segundo trimestre de ese año acompañado inicialmente de su mujer, implica la separación física definitiva de su familia y temporal con su "hermano" Bautista, que ejercerá en el Hospital Regional de Concepción y continuara también la especialización de neurología, al obtener otra beca allí.

Con Miguel a la cabeza, el Secretariado del MIR (Luciano Cruz, Bautista van Schouwen, Sergio Zorrilla, Sergio Pérez) y en menor medida el conjunto del CC conduce la implementación de las líneas acordadas. El trabajo fundamental lo realiza dentro de la joven organización: desarrollar concepciones estratégicas y tácticas, formar a sus cuadros, dirigir el trabajo de inserción en las masas, etc. En enero del 68 encabezó las conversaciones fraternales que culminaron con la integración al MIR de dos pequeños grupos revolucionarios GRAMA (Grupo Avanzada Marxista de Concepción) y FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Santiago).

Trabaja en contacto estrecho con los regionales del partido; es destacable, dos informes de Miguel publicados posteriormente como documentos internos, sobre Análisis de Situación Política y Táctica del partido, entregados en forma oral a Ampliados con los regionales del MIR de Santiago y Concepción.

En el segundo semestre de ese año se manifiestan avances políticos, crece la organización en el norte, centro y sur del país. Pero, mantenía muchas de sus características y debilidades anteriores, que entraban el avance; el diagnóstico de Miguel lo refleja: "una organización que estaba constituida por varios "partidos", "grupos", "fracciones", con políticas divergentes en pensamiento, y en el último periodo incluso orgánicamente diferenciadas. Tenía por base todo tipo de "militantes", donde no se realiza ningún tipo de selección para el ingreso; así habían "aficionados" a la revolución, descomprometidos, intelectualoides, etc. Sin niveles de organización y especialización aceptables. Que contaba con una concepción general estratégica relativamente correcta a largo plazo (tesis Político-Militar, 1967) pero sin una adecuación táctica concreta al país y al periodo … Se intentó hacer mucho, pero el instrumento básico (la organización) era malo…".(25)

Eran tiempos de gran efervescencia juvenil en el mundo. El "campo socialista" no aceptaba las desidencias. En la segunda semana de agosto del 1968 junto al Bauchi redactan la declaración en que el MIR condena la invasión a Checoslovaquia por fuerzas del Pacto de Varsovia, reafirmando con ello una línea de independencia y al mismo tiempo rechazando un modelo de construcción socialista burocrático y deformante. Las reacciones desde la izquierda tradicional fueron virulentas.

En esos meses, Miguel en una decisión nada fácil y bien madurada suspende su especialización y trabajo como médico, volcándose de lleno a la actividad política partidaria. Eran momentos en que aumentaba la actividad de diversos sectores del movimiento de masas. En respuesta el gobierno democratacristiano de Frei Montalva, aumentó sostenidamente el actuar represivo e indolente (asesinatos y represión brutal: Puerto Montt, desalojos, reanudación de faenas, indiferencia para resolver los conflictos; intimidaciones policiales, etc.). Los hechos anteriores estaban evidenciando, las limitaciones y obstáculos de los métodos tradicionales de lucha de masas. Buscando una salida a ésta situación y en la perspectiva de "comenzar acciones que rompieran el círculo vicioso interno y permitieran ampliar nuestra penetración en los frentes de masas …".(26) el Secretariado Nacional encabezado por Miguel realizó a fines del 68 una fuerte discusión, primero en el comité central y en toda la organización para ganarlo e iniciar las acciones directas de masas y un limitado accionar armado, inicialmente de tipo urbano

A las polémicas de táctica y línea organizativa en la dirección se agregó la posición política a adoptar por la izquierda revolucionaria en las elecciones parlamentarias de marzo y las próximas presidenciales. El último trimestre de 1968 y primero de 1969, toda la organización, en especial su dirección enfrenta fuertes y polarizadas disputas. No era posible llegar a acuerdos en el comité central y las decisiones eran casi siempre divididas, "ante la impotencia a que era conducido el MIR por la lucha tendencial y fraccional, el Secretariado Nacional propuso al CC en el verano de 1969, adelantar el congreso para agosto de ese mismo año y se inició su preparación."(27)

En ese contexto la posición mayoritaria del CC encabezada por Miguel encomendó al Secretariado redactar un documento público,(28) allí se sostenía que "… en base a lo analizado, … la agudización de la lucha de clases continuará y tomará mayor ímpetu. Ambos procesos el electoral y la movilización de las masas, se cruzará durante el periodo próximo. Papel nuestro será impulsar y empujar el segundo por cauces revolucionarios. Habremos de impulsar y apoyar todo tipo de huelgas legales e ilegales, luchas callejeras, ocupaciones de locales de trabajo, de tierras y terrenos, las acciones directas, etc. En cuanto al proceso político mismo que desencadenaran las elecciones, no podremos marginarnos. Al contrario con toda fuerza participaremos en él. Pero no es necesario, y al contrario, es nocivo desarrollar actividad electoral, de la que nos abstendremos absoluta y categóricamente. Durante todo el periodo cuestionaremos la vía electoral como camino. No lo haremos en abstracto, sino a partir de los intereses y relaciones vivenciales de obreros y campesinos...".(29)

En marzo del 69, la situación se hizo insostenible. Miguel afirmaba: "El rendimiento de las tareas no pasaba del 50 por ciento. Se habían desarrollado enormes tensiones y conflictos internos que hacían imposible el trabajo ... No se había logrado romper el círculo vicioso: No acciones armadas por no organización clandestina / no organización clandestina por "innecesaria", por ausencia de acciones armadas; y, no vinculación orgánica significativa con el movimiento de masas."(30)

Para enfrentar esa situación y definir posiciones el Secretariado planteó una intensa discusión interna relativa a política partidaria. Tomó algunas medidas: nuevas exigencias de ingreso y militancia, reestructuración de los sectores político y especial de la organización, profesionalización de una parte de la Dirección nacional y algunos cuadros medios, traslado de cuadros para multiplicar el trabajo del partido en lugares y frentes prioritarios. Se redactó para el congreso el documento central que recogía la evaluación, caracterización del momento político, nuevas medidas y orientaciones políticas de línea, profundizándose las concepciones programáticas, y precisando más la estrategia político-militar de guerra revolucionaria que superaba definitivamente las concepciones "insurreccionalistas" de los primeros años."(31)

Se dio inicio a las "acciones directas" y la autodefensa de masas, para aumentar la penetración del MIR en los frentes. Fueron concebidas -por el MIR-, como un intento de incorporar en el actuar político y reivindicativo del movimiento de masas formas ilegales y conspirativas de lucha (acciones simples de amendrentamiento, propaganda armada en apoyo a conflictos, organización de milicias, etc.), realizadas por sectores de avanzada de un frente, o por bases del partido en él para apoyar directamente el conflicto y elevar el nivel de la lucha reivindicativa y política de masas en huelgas, tomas de terrenos y fundos, ocupaciones de fábricas, etc. El MIR no creó éstas formas de lucha, sino que las recogió del accionar concreto en algunos conflictos y las impulsó como una línea de acción general y sistemática y poder romper la legalidad burguesa.(32)

En medio de ese complejo proceso político interno y externo, miembros del comité regional del MIR en Concepción por iniciativa propia y sin informar a la Dirección Nacional, decidió "amedrentar" un reaccionario y provocador periodista demócrata cristiano en Concepción que editaba diario Noticias de la Tarde y que desde hacía un tiempo venía realizando una tendenciosa campaña contra el MIR. Un grupo operativo lo secuestro el 6 de junio y después de unas horas lo dejó sin ropas en la calle, se originaba el "caso Hernán Osses o el periodista pilucho" como lo llamó la prensa. Esta acción fuera de plan, fué aprovechada como pretexto por el gobierno freísta para iniciar una campaña de persecución ideológica y una generalizada y fuerte ofensiva represiva concentrada en el MIR a fin de encarcelar a este sector de la oposición política, no por el peligro que representaba en ese momento, sino por lo que podía llegar a ser. Los miembros de la dirección del MIR a nivel nacional, de Concepción y numerosos cuadros medios debieron pasar a la clandestinidad y trasladarse a diferentes lugares del país.

La minoría interna, acusó que este era un "hecho consumado" del Secretariado Nacional y en especial de Miguel para impedir el congreso y "apernarse" en la dirección. En esas circunstancias, la "oposición interna" formada por los "… grupos más tradicionales dentro del MIR (especialmente algunos de origen trotskista) realizó un congreso fraccional con participación de minorías de los CR de Valparaíso, Coquimbo y Santiago; reconocido esto por ellos, el 75% del CC (el 25 de julio de 1969) decidió marginarlos."(33) Se marginó del MIR a la "oposición interna" del comité central (Genaro, Rodolfo, Pato, Vasco, Wiston (suplente), en las semanas posteriores cerca de un 20 % de miembros en todo el país acompañaran su automarginación.(34) Los marginados siguieron organizados como una fracción que reivindicó por algún tiempo el nombre MIR: "Nuestra fracción, contraria a la de Enríquez, luchó con la sigla MIR-FR y se volcó a trabajar por la candidatura de Salvador Allende."(35)

Seguidamente un pequeño grupo formado especialmente por estudiantes del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en Santiago encabezados por Jorge Silva, Juan Martínez y Rafael Ruiz Moscateli ante la magnitud de los problemas y con planteamientos de carácter "foquistas" que pretendían transformar el MIR en una organización operativa, se marginan constituyendo después el MR-2 (Movimiento Revolucionario Manuel Rodríguez). El desprendimiento afectó solo la estructura en Santiago, se marginó cerca del 30 %.

Las divisiones que afectaron al MIR en 1969; primero en su dirección y posteriormente en diferentes niveles fue la culminación de un proceso sostenido de diferencias políticas imposibles de resolver vía el debate al interior de la organización y afectaban la convivencia interna y el quehacer externo. Se asumió como costo necesario en el desarrollo político de la organización; implicó una perdida importante de experiencia histórica y capacidad política acumulada, pero fortaleció su unidad interna.

He entregado diversos antecedentes sobre la crisis para evidenciar que la división del MIR no fue un hecho simple, "maniobra sorpresiva" o imprevista decisión de una "arbitraria mayoría", sobre una "ingenua minoría", sino diferencias políticas y concepciones organizativas que no se superaron. Como afirma Miguel, "La división de 1969, un hito en el desarrollo de nuestro partido, no tuvo como base … la estrategia del partido para la conquista del poder, sino los problemas de carácter del periodo que atravesábamos y el carácter del partido que la revolución chilena necesita."(36)

La continua escalada represiva, la división reciente con sus consecuencias y las nuevas exigencias plantearon un arduo quehacer a la dirección, en especial al Secretariado encabezado por Miguel, quién junto a Luciano y en condiciones difíciles se reunieron con todos los regionales para explicar y discutir los problemas surgidos y estrechar la conducción. Se precisó el momento que se vivía y el quehacer a impulsar en el documento "La crisis por la que atravesamos" de Agosto 1969; el carácter de la organización, el tipo de miembros y sus requisitos de ingreso.(37)

7. EL PERIODO "OPERATIVO" Y DE "MASAS"

A partir de julio 1969 el papel y labor de Miguel y del Secretariado fue extenso y clave para enfrentar el proceso de crisis, salir de ella y desarrollarse. Dirigieron la reestructuración del partido buscando construir una organización que considerando las características de Chile y los objetivos planteados, combinara el accionar armado con el trabajo en frentes de masas. Progresivamente en todos los regionales se constituyeron los Grupos Politico-Militares -GPM-; estructuras orgánicas asentadas en un espacio territorial con niveles de bases políticas, operativas, técnicas e infraestructura, dirigidas por una jefatura común.(38)

Con esas definiciones cristalizaba la visión de partido que venía sustentando Miguel y tenía correspondencia con la línea estratégica y táctica. Expresaba una concepción político-militar: por un lado la formación de una sólida estructura desde el punto de vista ideológico, político, orgánico y militar; integrada por cuadros revolucionarios profesionales ligados a los frentes; preparado y estructurado tanto para su desarrollo político en el movimiento de masas como para su desarrollo militar, en el partido y entre los trabajadores y pobres del campo y la ciudad.

A partir de septiembre 69 se incrementan de forma más sistemática acciones armadas orientadas a desarrollar la línea de expropiaciones, tanto las orientadas al aprovisionamiento logístico (material de comunicaciones, sanitario, armamento, recursos de AGP, etc.) y las expropiaciones bancarias que comprometieron en especial a la Dirección Nacional. Por lo general y en especial en sus inicios no se reconocieron. El hacerlas exigió disponer de infraestructura para su realización (casas de seguridad, depósitos, talleres, vehículos, locales, etc.). La primera expropiación bancaria exitosa se realizo en julio 1969 al Banco Londrés-Sucursal Santa Elena. Fueron concebidas como acciones de financiamiento a las actividades de la organización, tuvieron gran impacto por la difusión de la prensa sensacionalista y de derecha, dándole al MIR un perfil público de "grupo armado" que la organización no deseaba. Muchas fueron exitosas, otras fallaron. A pesar de hacerle ver la inconveniencia, Miguel participó en varias, dando inicio a su formación de combatiente.

Respecto a ellas, Miguel afirmaba a la prensa que, "… las organizaciones revolucionarias para organizarse y prepararse en niveles superiores de lucha … necesitan financiar sus actividades a través de expropiaciones revolucionarias… Los que hacen este tipo de tareas no pueden ser confundidos con los ladrones o delincuentes comunes. Los únicos ladrones son los patrones de fábricas y fundos que roban el producto de su trabajo a obreros y campesinos;…" Respecto al uso dado a los fondos decía, "Los revolucionarios (…) cuando expropian dinero a quienes a su vez lo roban a obreros y campesinos, lo utilizan no para lucro personal, sino para financiar las tareas que permiten organizar la defensa de los intereses de obreros y campesinos. Jamás lo han utilizado para el lucro personal, al contrario, entregados por entero a las tareas que permitan defender a los trabajadores de las balas de los gobernantes y de la explotación de los patrones, viven de acuerdo a como un revolucionario debe vivir: con el mínimo."(39) Como era de esperar las expropiaciones las reprimió el gobierno y las atacó otros sectores de la izquierda.

Paralelamente, se intensificaron las "acciones directas" en los frentes de masas. A estas en ningún momento se les adjudicó un papel de "iniciadores" de la lucha de clases, sino como apoyo a la lucha propia que impulsaban los trabajadores en ese frente en un momento de avance y desarrollo de su lucha en contra de sus enemigos, los patrones y opresores. Y, además correspondían al estado de ánimo y exigencias de las masas.(40) Por el silenciamiento de los medios de comunicación las acciones directas no ganaron repercusión pública y solo tuvieron importancia en el lugar del conflicto. Esta política, el MIR la impulsó en ese y en el periodo posterior en los frentes poblador, campesino, obrero y estudiantil.

El accionar operativo armado de expropiaciones se suspenden en marzo de 1970. En esta decisión influyó principalmente, la percepción del sentir de las masas que recogía el partido al interior de los frentes, los riesgos que conllevaban, y también las conversaciones MIR y UP, realizadas al más alto nivel desde diciembre 1969 y donde participaron Salvador Allende y Miguel Enríquez, en momentos que la Unidad Popular definía el programa y candidato.

8. LA CONDUCCION DEL PERIODO PREREVOLUCIONARIO (41)

Las medidas desplegadas por el gobierno demócrata cristiano no resolvieron, al contrario profundizaron la crisis del sistema capitalista dependiente chileno presente en los años 60, manifestándose como una crisis del sistema de dominación a partir de 1970. Las movilizaciones sociales con gran desarrollo en el 69 se extienden y radicalizan sus formas de lucha y atacan directamente la legalidad imperante. La propia institucionalidad burguesa presenta situaciones de crisis, el bloque dominante aumenta sus contradicciones y se divide políticamente, sus sectores más conservadores levantan como candidato presidencial a Jorge Alessandri y la Democracia Cristiana a Radomiro Tomic. La Unidad Popular, alianza hegemonizada por los partidos Comunista y Socialista, más el Partido Radical y MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitaria) y, otros menores postulan como candidato a Salvador Allende G.

En el MIR, la respuesta a una coyuntura muy compleja mostró la capacidad de Miguel y la dirección para captar los cambios operados en la situación y definir una política flexible que no desdibujara el perfil y quehacer revolucionario; poder actuar como protagonista del proceso, sin avalar la estrategia reformista, ni aislarse social y políticamente; y, al contrario construir fuerza social y partidaria. El propio Miguel lo resume así: "… formulamos una política que, en general, consistió en no llamar masivamente a la abstención electoral, en no proponernos el sabotaje electoral y en no desarrollar nosotros actividad electoral propiamente tal, pero al mismo tiempo reconocer, en el terreno electoral, a Allende la representación de los intereses de los trabajadores y a Tomic y a Alessandri la de los intereses de la clase dominante. Proclamar que si Allende triunfaba se desarrollaría una contraofensiva reaccionaria, y que nosotros, en ese caso, asumiríamos la defensa de lo "conquistado por los trabajadores". Para todo ello nos propusimos las tareas de trabajo y movilización de los distintos sectores de masas, desarrollo de nuestra capacidad operativa, técnica e infraestructura, a la vez que seguir desarrollando operaciones por un período. También la preparación de un plan masivo de defensa ante la posibilidad de un triunfo de Allende y para ello la ampliación de nuestras relaciones políticas con otras organizaciones de izquierda. En general, estas tareas se llevaron a cabo con un rendimiento aceptable."(42)

Paralelo al proceso electoral, aprovechando la disponibilidad de las masas y el aumento de la actividad política, el MIR elevó su quehacer en ellas, participó y condujo sus luchas en diversos lugares del país, las ocupaciones de terrenos de los pobladores sin casa, movilizaciones obreras de la mediana y pequeña industria y otros sectores fabriles, las masivas corridas de cerco de los mapuches en el sur, ganando más fuerza en los estudiantes; esas luchas las acompañó de acciones directas de masas. Plantándose firmes y amplios pilares para construir un movimiento político y fuerza social con conducción revolucionaria. El MIR adquiría un mayor rol en la política nacional.

El accionar de propaganda armada se suspendió definitivamente a fines de junio de 1970. Conducido estrechamente por Miguel y la dirección el quehacer militar se diversifica. Al tiempo que se continúa construyendo fuerza militar propia, se trabaja en la perspectiva de defender un eventual triunfo de la izquierda. Después de amplias conversaciones con Allende y en los meses finales de la campaña, el MIR asume y forma su dispositivo de seguridad, (conocido después como GAP), que además le permitió acceder a recursos militares y de infraestructura.

Encabezado por Luciano se inicia el trabajo de inteligencia contra la conspiración de la derecha y el imperialismo; se prosigue el trabajo secreto en las FF.AA; comienza a construirse en talleres propios armamento casero; se fortalecen las unidades operativas; se orienta la constitución de milicias en los frentes dentro de un plan general de enfrentar un posible golpe militar reaccionario, etc.

Triunfa electoralmente Allende, se obtenía un triunfo popular que el MIR creía difícil, y exige a la dirección encabezada por Miguel un profundo proceso de discusión para elaborar una táctica adecuada. Se analiza las causas que lo facilitaron, sus alcances, posibilidades, limitaciones, y el papel de los revolucionarios. A los pocos días se sostiene que con el triunfo de la UP "… se abre un nuevo periodo histórico para los trabajadores …es un nuevo avance del pueblo por conquistar el poder y objetivamente favorece el desarrollo de un camino revolucionario en Chile y por tanto favorece también a la izquierda revolucionaria … que se ha formalizado un impasse entre las clases dominantes y los trabajadores (…) que será resuelto por un enfrentamiento entre los pobres del campo y la ciudad con los dueños del poder y la riqueza y hoy está postergado y de seguro se resolverá por la vía violenta …".(43) Se llamaba a la defensa del triunfo electoral con la participación activa de las masas, el rechazo a negociaciones con la DC y la lucha contra la sedición.

Inmediatamente después del triunfo de Allende la derecha y el imperialismo acentuaron sus planes conspirativos, el MIR pequeño grupo que aún actuaba con su dirección y un sector del partido desde la clandestinidad multiplica su actividad, junto con desarrollar trabajo de masas, realiza tareas de información e inteligencia, obteniendo antecedentes que le permiten tener una apreciación de que ocurría y se proponían las clases dominantes. Descubrió planes sediciosos e intentos golpistas inmediatos que denunciados oportunamente facilitó abortarlos: el del 22 de octubre de 1970(44), en abril y septiembre de 1971, el pusch del mayor Marshall en marzo de 1972.

Desde antes y en esos momentos la relación del MIR con algunas fuerzas de la UP no fue buena, hubo momentos muy críticos, como el 2 de diciembre 1970 en que un miembro de la brigada comunista "Ramona Parra" asesinó a nuestro compañero Arnoldo Ríos en Concepción. Vasto fue el esfuerzo de Miguel y la dirección, especialmente en Santiago y Concepción para superar el problema, hacer razonar serena y políticamente a sectores de la militancia, llegar a un acuerdo de no agresión con el PC y enfrentar firmemente el sectarismo. Con otras fuerzas, la relación fue más positiva y se buscó avances constructivos. Un importante gesto lo dió el presidente Allende, a fines de ese mes liberó a cerca de dos decenas de militantes del MIR que estaban prisioneros y otorgó amnistía a los perseguidos, desarrollando la organización su trabajo en la legalidad.

Incluso, Salvador Allende propuso la incorporación del MIR a la UP y su participación en el gobierno con un ministro (se le ofrecía a Miguel el Ministerio de Salud Pública), rechazándolo por diferencias programáticas, estratégicas, una apreciación distinta sobre la situación nacional y como enfrentarla. Se mantuvo la independencia y se dió un apoyo crítico al gobierno.

En el periodo la política de alianzas del MIR, contempló básicamente establecer niveles de alianza con la UP o puntualmente con sectores de ella; en menor medida se logró, aunque no se formalizó por el hecho que el reformismo exigía que el MIR abandonara su política independiente, hubo conversaciones al más alto nivel a comienzos de 1971, abril de 1972 y junio de 1973.(45) Se obtuvo sí, un accionar común puntual en todo el país y en muchos terrenos: defensa de la estabilidad del gobierno, movilización de masas, elecciones, lucha conspirativa contra la derecha, marchas públicas, etc. Política definida como: "marchar separados y golpear juntos", y que en ningún momento dejó de lado un progresivo e intenso combate ideológico a las posiciones reformistas y centristas del gobierno y partidos de la izquierda.(46)

Paralelamente se extendía la influencia y construcción del partido, reorganiza y amplía su dirección (cooptando a jefes de comités regionales) y retoma un funcionamiento regular y de dirección colectiva el comité central, multiplicando su esfuerzo para atender tanto necesidades de elaboración de políticas, conducción global y atención de situaciones específicas.

No obstante, es bueno precisar que esa dirección con Miguel a la cabeza, mantuvo en todo el periodo acentuados rasgos centralistas y limitada democracia interna al no ejercitar en los organismos y bases del partido posibilidades reales de control, crítica, elaboración, ratificación de políticas y legitimidad electiva de sus direcciones; no realizar el IV Congreso Nacional fue consecuencia de ello. Aunque él y miembros de la dirección, siempre estuviéron alertas para enfrentar directamente en las estructuras las divergencias y cuestionamientos políticos que surgían, y nada fácil era oponerse a su "artillería" de argumentos.

Al tiempo que se evidencia una mayor maduración en la dirección, no se podía ignorar que la experiencia de clandestinidad había planteado rigurosas exigencias personales y limitaciones especialmente en las formas de vida de los implicados, con algunas consecuencias. En el caso de Miguel largos periodos de separación afectó su relación de pareja y de común acuerdo con su mujer Alejandra habían anulado su matrimonio. Ella se radicó a vivir en Concepción con su hijita Javiera que había nacido en octubre de 1969 en esa ciudad. Más adelante "Aleja" hizo un grave cuadro depresivo y en pleno tratamiento por propia decisión se suicidó arrojándose al paso de un tren en el poblado de Hualqui, cerca de Concepción en noviembre 1971. La muerte de Alejandra, fue un duro golpe que hizo sufrir mucho a Miguel y sus familias; agudizado por la actitud de la prensa de derecha y democristiana que sin respetar el dolor de familiares lo explotó políticamente.

El nuevo periodo planteó altas exigencias a la dirección y a todo el partido, se respondió activamente a múltiples tareas en los frentes de masas; inicialmente con concepciones políticas insuficientes originadas por debilidades históricas, poca madurez, inexperiencia y poco desarrollo partidario; y que, progresivamente y en el curso del proceso y experiencias fueron superándose y posibilitaron pasar rápidamente de una realidad bastante débil a un grupo revolucionario con amplia y fuerte implantación en sectores del movimiento de masas. Favoreció la línea política impulsada y la constitución y trabajo de los frentes intermedios: Frente de Trabajadores Revolucionarios, FTR; Movimiento Campesino Revolucionario, MCR; Movimiento de Pobladores Revolucionarios MPR; Frente de Estudiantes Revolucionarios y Movimiento Universitario de Izquierda, FER y MUI; y el Frente de Fuerzas Armadas y Carabineros, FREFAC.

Es importante tener presente que en la construcción de la política levantada por el MIR hasta comienzos de 1972 influyó de forma negativa "… que no visualizamos el grado de crisis interna que sufría la clase dominante lo que nos hizo ver el problema del "enfrentamiento" bajo una lupa cortoplacista, no visualizamos correctamente el peso del reformismo lo que agravó nuestro inmediatismo, en suma, no apreciamos con precisión el carácter prerrevolucionario que asumía el período."(47)

El 15 de agosto de 1971 acontece la muerte de Luciano Cruz A. Miembro histórico fundador, dirigente de la organización desde 1967, miembro de su comité central, del secretariado y la CP, una gran perdida para el MIR, "era nuestro líder de masas, nuestra mejor expresión popular, el pueblo lo quería, seguía y respetaba… Los trabajadores han perdido un líder y nosotros un militante, amigo y hermano de lucha."(48)

Durante gran parte de 1971 se manifestó una extraordinaria ofensiva popular del movimiento de masas que continuaba avanzando, multiplicaba su iniciativa y capacidad de movilización por sus intereses y aprovechaba las excelentes condiciones que le facilitaba un gobierno de izquierda, el cual había tomado positivas iniciativas para cumplir su programa de reformas de tipo económico y social. A fines de 1971 y con mayor claridad se expresaban las limitaciones de un camino de desarrollo del proceso que en lo fundamental utilizaba restringidamente la porción de poder expresada en el Ejecutivo y sin apelar a una vigorosa actividad de las masas en su apoyo.

El MIR planteo en documentos, y muchas veces a través de su secretario general en conferencias de prensa y discursos su posición. Progresivamente y en la medida que fue profundizando y madurando una propuesta alternativa de sociedad, las diferencias fueron más estructuradas y públicas; en el discurso de Cautín, en noviembre 1971, Miguel, junto con reconocer las medidas positivas denuncia, las limitaciones y contradicciones de la UP y el Gobierno y llama a realizar tareas de poder, a la unidad de todo el pueblo, y que en "el combate de los trabajadores, en la fuerza de sus movilizaciones, se desarrolla una fuerza incontenible que nada ni nadie podrá detener, que es la única garantía de un camino revolucionario y socialista."(49) En febrero 1972, el MIR llama a la reagrupación de los revolucionarios de dentro y fuera de la UP.(50)

No obstante las diferencias con la Unidad Popular y el Gobierno, destaquemos que desde antes y durante todo el periodo existió un respeto mutuo y un fluido relacionamiento entre la dirección del MIR y Salvador Allende, especialmente con Miguel y su sobrino Andrés Pascal Allende. Muchas fueron las diferencias, también hubo acuerdos y apoyos mutuos. El propio Allende lo expresaba: "No tengo el menor resentimiento contra el MIR. Los desacuerdos que tenían conmigo, aquí mismo los discutían, los exponían. ¡Cuántas veces vino Miguel a este despacho! Nunca me dieron un golpe por la espalda, nunca me atacaron por detrás, me advertían con anticipación cuando iban a combatirme públicamente. Los respeto."(51)

En el periodo se desarrolló un amplio contacto y relaciones a nivel internacional. Miguel en numerosas oportunidades viaja a Cuba, para estrechar el relacionamiento político con su dirección, discutir acuerdos específicos de apoyo o profundizar su formación de jefe y combatiente. En su actuar fue consecuente con aspectos centrales del ideario del Ché. Y, aunque el proyecto mirista fue de carácter nacional, desde su nacimiento se caracterizó por su internacionalismo revolucionario; su apoyo solidario impregnó siempre su política y quehacer. Lo reafirman las acciones de internacionalismo revolucionario realizadas, las ideas, iniciativas y pasos prácticos que dió el MIR para gestar condiciones político materiales y constituir la Junta de Coordinación Revolucionaria del Cono Sur junto a organizaciones de revolucionarias de Argentina, Uruguay y Bolivia, a fines de 1972, de ella Miguel fue uno de sus inspiradores y gran impulsor.

En los últimos días de agosto del 73, acusado de intento de subversión en la Armada, el Fiscal Naval de Valparaíso emite una orden de detención contra él, (también se pedía petición de desafuero parlamentario contra los secretarios generales del PS (Carlos Altamirano) y del MAPU, (Guillermo Garretón), lo anterior le lleva a afirmar que tiene el "privilegio de sumarse a los centenares de marineros, obreros, campesinos y pobladores que hoy son perseguidos y reprimidos por la justicia patronal, civil y uniformada." Y reafirma "que el MIR, sus militantes y dirigentes, están listos para luchar en todos los terrenos cuando las circunstancias lo hacen necesario."(52)

9. SU CONDUCCION AL INICIO DEL PERIODO CONTRAREVOLUCIONARIO

La noche del 10 de septiembre circula información sobre desplazamientos de tropas, cuestión reiterada en esos tiempos. La comisión política del MIR está a la espera del próximo día: Allende dentregará un mensaje al país anunciando llamar a un plebiscito y ofrecerá su renuncia; se discutirá el texto de una declaración y plan del MIR y otros sectores de la izquierda, incluido el PS para impulsar una contraofensiva popular y revolucionaria. Demasiado tarde.

Contando con el factor sorpresa las clases dominantes a través de su brazo militar, las FF.AA habían iniciado el momento militar por la reconquista plena del poder. 11 de septiembre, a las 7 de la mañana se reúne la CP en una casa de San Miguel. Alerta máxima (libro): cada militante y unidad del partido en sus frentes y puestos de lucha, constitución de direcciones y fuerzas, desarrollar el plan militar definido, apertura de depósitos y distribución de las pocas armas disponibles y el armamento casero, desarrollar una ofensiva general concentrando los focos de resistencias en los cordones industriales y poblaciones e integrando a las masas y a la izquierda al combate. Poco se logra, muchos dispuestos a empuñar las armas, los medios de combate son escasos y falta experiencia combativa.

Miguel en varias oportunidades trata de contactar al presidente Allende. "Tati" entrega el mensaje a su padre: se le insta y propone un plan y los medios para salir del Palacio de la Moneda y pasar a dirigir la lucha de resistencia clandestina desde las poblaciones populares. Allende no acepta: "Yo no me muevo de aquí, cumpliré hasta mi muerte la responsabilidad de presidente que el pueblo me ha entregado. Ahora es tu turno Miguel…".(53) Un par de horas después Salvador Allende presidente de Chile, gran patriota revolucionario pagaba con su vida, su lealtad a la causa de los trabajadores, levantando una eterna bandera de lucha, y ofrendando en el testimonio de su sangre, que el movimiento popular no se rinde ante los aparatos armados del estado burgués.

Miguel y otros miembros de la CP se reúnen después del mediodía con dirigentes del Partido Socialista y el Partido Comunista en el centro fabril metalúrgico Indumet del Cordón Cerrillos para coordinar un plan de resistencia armada, hay acuerdo con socialistas, los compañeros comunistas son contrarios, están a la espera si se cerrará el Congreso Nacional, se retiran. Los restantes junto a obreros son cercados. Combaten por horas. Rompen el cerco. Hay escaramuzas en diversos lugares. En la tarde con el país controlado por las FF.AA y el movimiento de masas pasivo y replegado era evidente la no contención del golpe. Con gran impotencia y rabia Miguel y la CP dan orden de repliegue, mantención de acciones de hostigamiento y el paso a la clandestinidad.

La situación hacía evidente para el MIR que, a pesar de sus denodados esfuerzos, de transformarse en el curso de la crisis del sistema de dominación, de grupo en vanguardia revolucionaria del movimiento de masas, no lo logró y, allí residió una de las causas fundamentales de la derrota en el enfrentamiento de septiembre de 1973. No alcanzó un peso político ideológico necesario para remontar el reflujo que comenzó en julio/agosto de 1973. "En lo fundamental la batalla la perdimos antes, cuando no fuimos capaces de desplazar al reformismo en la conducción del movimiento de masas."(54)

Parte importante de sus primeros meses en clandestinidad, Miguel los vive en una vetusta casa de la Gran Avenida. Desde aquí y en constante movimiento por calles de Santiago dirige el repliegue, la reconexión y reorganización del partido en Santiago y a nivel nacional. A ritmo intenso se trata de resguardar al máximo los recursos humanos y materiales de la organización. No es fácil pasar a la clandestinidad a muchos cientos de cuadros donde cada día los militares aumentan su búsqueda y cantidad. La falta de recursos materiales, infraestructura, documentación, etc. es aguda. Muchos apoyos ofrecidos con anterioridad, eran negados. En Santiago, la situación se agudiza, es lugar de repliege de muchos cuadros de provincia y constituirán por muchos meses sus respectivas "colonias". De a poco, el funcionamiento de la red clandestina partidaria va funcionando de forma más regular y rigurosa, una situación en que ya no basta con esconderse, sino tomar lentamente la iniciativa y realizar tareas de resistencia.

Simultáneamente, la CP encabezada por Miguel son exigidos al máximo para definir el nuevo periodo político de la lucha de clases nacional y determinar las tareas tácticas a impulsar. Se descarta las reuniones ampliadas, de 8 personas que había trabajado de forma muy estrecha y colectiva en el periodo anterior. La prioridad son los encuentros bilaterales, Miguel orienta, coordina y controla; sentados en un vehículo que recorre incansablemente las calles de Santiago se intercambian informes, opiniones, análisis, discrepancias. Le asignan la redacción del documento integrando planteamientos del colectivo de dirección. Trabaja incansablemente y a pesar de limitaciones de fuentes documentales se informa, analiza, reflexiona y escribe muy concentrado durante dos semanas de noviembre, un análisis y quehacer lúcido y preciso que caracterizó el nuevo momento de la lucha de clases y la orientación del quehacer del MIR en todo el periodo.(55)

En medio de la acentuación de la represión dictatorial, muchos dirigentes y militantes de la izquierda optaron por el exilio, en el caso del MIR desde el comienzo se definió un rechazo rotundo a esta práctica y que se puede resumir así: el MIR no se asila, lucha y resiste. Algunos plantearon la necesidad de replegar a la retaguardia exterior parte de la dirección, cuadros y al mismo Miguel. Este fue inflexible y lo fundamentaba así, "Si el MIR se exilia, de hecho deserta; lo que no sólo tiene valoraciones éticas negativas, sino que en el caso particular de Chile es renunciar a cumplir con tareas que son hoy posibles y necesarias en Chile. Si el MIR exilia a sus cuadros, atrasa por decisión consciente la revolución en Chile, desaprovecha condiciones favorables concretas, renuncia a su papel histórico, abandona, cuando puede y debe cumplir su papel, a la clase obrera y al pueblo a su suerte. El temor a la represión no justifica esto. La deserción histórica es siempre condenable por más que se disfrace de la más eufemísticas argumentaciones políticas."(56)

El 13 de diciembre de 1973 se produce un severo golpe represivo a la dirección del MIR, Bautista van Schouwen, uno de los fundadores del MIR y miembro de su comité central y de la comisión política es detenido por la DINA en la Parroquia de los Capuchinos en Santiago donde se refugiaba, ha sido delatado por religiosos de la orden.(57) Fue una baja muy sensible e importante para el MIR, era el segundo miembro en la dirección. A Miguel le resultó un golpe doloroso, además de los lazos políticos estaban estrechamente unidos en lo personal. Muchos fueron los esfuerzos realizados para ubicarlo e incluso intentar rescatarlo. Sus rastros junto a su cuerpo la DINA hizo desaparecer.

Los últimos días de 1973, Miguel y Carmen Castillo su compañera, acompañado por su ayudante y su mujer se trasladan a vivir a la casa de Santa Fe 725 en San Miguel, un barrio popular en Santiago. Pronto les acompañaran por periodos sus hijas Javiera Alejandra y Camila. Su actividad es muy intensa, no solo le preocupan los problemas de conducción general del partido, sino está atento y participa en la resolución de tareas no cumplidas por otros responsables directos. Asume con denodados esfuerzos tareas de relaciones y la búsqueda de la unidad política en la lucha antidictatorial.

En documento del 17 de febrero de 1974 propone constituir el Frente Político de la Resistencia con los partidos de la UP, sectores antigorilas del PDC y el MIR. Tendría por plataforma: la unidad de todo el pueblo contra la dictadura, la lucha por la restauración de las libertades democráticas y la defensa del nivel de vida de las masas. Sustentándolo en un amplio movimiento de masas que constituiría el Movimiento de Resistencia Popular, cuya expresión en la base serían los Comités de Resistencia.(58)

En medio de ese quehacer, las difíciles condiciones de la vida clandestina afectaba a víctimas inocentes, el 24 de febrero por no tener atención médica oportuna muere Edgardo Enríquez Weinmann, 5 años, sobrino de Miguel e hijo de Grete y su hermano Edgardo también miembro de la CP del MIR; y, quién a mediados de abril de ese año, enviado por el partido sale clandestino por tierra a Mendoza para asumir de inmediato la dirección del trabajo mirista en la retaguardia exterior, tarea en la que trabajará arduamente hasta el 10 de abril de 1976 en que es detenido por los aparatos represivos en Argentina y desde allí es enviado a Chile donde le desaparece la dictadura militar pinochetista.

Mientras las otras organizaciones de la izquierda en lo fundamental permanecían en un verdadero receso político a nivel de bases y frentes y solo funcionan a nivel de direcciones, el MIR a pesar de golpes represivos circunscritos desarrolla trabajo político externo con avances importantes; en marzo de 1974 había finalizado su reorganización en todo el país y a todos los niveles. Pero también, y en forma paralela, el enemigo progresa en su trabajo, acopia información y pasa a una represión más selectiva, facilitado por la persistencia de errores propios. A fines de marzo y abril 74 se desencadenan fuertes golpes represivos, caen prisioneros 8 miembros del comité central, dos de ellos de la CP (A. Vilavella y R. Moreno), y otros cuadros medios; lo anterior no fue impedimento para un importante trabajo antidictatorial en mayo.

Sin embargo, la concentrada ofensiva represiva permanente que apuntaba a aniquilar el MIR no se detuvo, imposibilitándole pasar a una etapa de desarrollo de resistencia activa e iniciar la propaganda armada; en forma progresiva y aguda la organización pasaba a una situación defensiva. El enemigo, intentó hasta la negociación para sacar al MIR de la lucha, el planteamiento de Miguel fue claro " … hacemos público nuestro categórico rechazo a semejante proposición. … El MIR no negocia con la dictadura gorila que superexplota y reprime a la clase obrera y el pueblo (…) luchamos por la defensa de los intereses históricos de la clase obrera y el pueblo, y jamás aceptaremos en su nombre un acuerdo que implique dejar de luchar por ellos…".(59)

Los grandes esfuerzos políticos y prácticos, en especial de Miguel, para lograr la unidad antidictatorial no fructificaban, y por ende la necesaria, activa y unitaria intervención junto a otros partidos contra la dictadura no se expresaba; la UP en su debilidad

solo buscaba desarrollar su política de frente antifascista con toda la DC. Con ese actuar, se estaba perdiendo ese limitado y valioso tiempo inicial que se disponía para actuar e influir en el curso futuro y evitar que la dictadura se prolongara. Peor aún para el MIR, en espera del actuar unitario no utilizó todas las fuerzas que disponía, debilitándolas en el inmovilismo y posteriormente son aniquiladas sin actuar. La represión no cesaba y su objetivo prioritario seguía siendo el MIR, y muy pronto le llegará el turno a otros en la izquierda.

Los últimos meses fueron de un ingente quehacer, recargados por un activismo y voluntarismo que sobreestimó posibilidades propias y fue debilitándo las líneas de defensa interna en especial de la dirección, agudizado crecientemente por el acecho y golpes de la represión, acentuación del reflujo de las masas por la derrota, el enorme peso y lentitud del aparato clandestino, la extrema escasez de recursos económicos y de infraestructura, rompimiento de leyes del trabajo clandestino en toda la organización, especialmente por parte de la dirección.(60)

Con el enemigo que disponía de huellas seguras obtenidas por diferentes vías y métodos y, la sobreexposición de Miguel al asumir responsabilidades diversas, incluso de choque; los espacios de maniobra se estrechan y limitan la iniciativa. En una situación obligada y triste y ante el peligro eminente que les circundaba y no exponerlas a riesgos innecesarios, el 14 de septiembre de 1974 Miguel y su compañera Carmen deciden asilar a Javiera y Camila hijas de él y ella respectivamente, en la Embajada de Italia. Desde antes su hijo menor, Marco Antonio nacido en junio de 1973 vivía con su madre, Manuela Gumucio, en el exilio.

La caída del "Chico" (Sergio) Pérez miembro del comité central y de la CP junto al equipo central de la tarea de organización agudizan los problemas en las tareas de redes y manejo interno y evidencian que el cerco represivo se estrechaba en torno a la dirección. Había que tomar decisiones rápidas y extremas, más ..…

5 de octubre 1974. Un "grupo de tarea" de la DINA, continua sus reconocimientos en un "sector posible y sospechoso" en San Miguel. Llegan a la calle Santa Fe esquina Chiloé. Sin saberlo inicialmente, hacen contacto con el objetivo perseguido y buscado largo tiempo. La decisión de Miguel es combatir. Resiste sólo los momentos más intensos del combate, al ser abandonado por otros que le acompañaban al creer que estaba herido de muerte. Enfrenta cerca de dos horas a centenas de efectivos de fuerzas militares combinadas que, al final logran darle muerte.

10. EPILOGO

Diez balas acabaron con su vida, la cual había entregado completamente a los intereses del proletariado y las masas populares y, a la lucha por construir una sociedad distinta.

Su sueño, ideario y aspiraciones camina en los senderos del porvenir histórico de su pueblo. Esa consecuencia y grito libertario irrumpirá con fuerza en eternos combates populares, vestido de obrero, de campesino, de mapuche, de poblador, de estudiante, de miliciano, de mujer, de hombre y de joven en su lucha irrenunciable por la dignidad, la libertad, la justicia, la democracia y un sistema social justo en nuestra patria.

Miguel fue enterrado el 7 de octubre de 1974, a las 07:30 de la mañana, en un nicho del Cementerio General de Santiago. Autorizaron acompañarle diez miembros de su familia, vigilados por cientos de hombres y armas de enemigos temerosos. Aunque el pueblo no pudo estar presente, una mujer representó el sentir de miles de ausentes, cuando su madre Raquel, en medio del silencio con voz fuerte y entera dijo:

"… Tu no haz muerto.
Tu sigues vivo,
y seguirás viviendo
para esperanza y felicidad
de todos los pobres del mundo."(61)

NOTAS:

(1) Texto escrito en el mes de Mayo de 1999. Corresponde a partes, resúmenes de un trabajo más amplio que el autor realiza. Una primera versión se incluyó inicialmente en la publicación CEME 5 del Centro de Estudios "Miguel Enríquez", con el título, "Miguel Enríquez: Semblanza biográfica y política"; asimismo, una versión resumida de sus primeros 5 puntos los publicó la revista Punto Final, Chile, en la segunda quincena de septiembre de 1999 con el título "Los primeros años de Miguel". En la presente edición se han introducido pequeños agregados, correcciones de redacción y de diez fe de erratas --nombres y cuestiones secundarias de contenido-- que se escaparon en la versión inicial, nuestras disculpas.
(2) El autor dirige el Centro de Estudios "Miguel Enríquez".
(3) Miguel Enríquez, "Recopilación de Escritos", realizado por Martín Hernández V. y Pedro Naranjo S. Ediciones Resistencia Popular, 4 tomos. La Habana, Cuba, 1985. De los mismos autores publicó la estructura Zonal del MIR en Cuba, La Habana, octubre de 1984 la recopilación titulada "Miguel Enríquez: Textos Escogidos", 1 tomo 142 páginas.
(4) En Edgardo Enríquez F. "En el nombre de una vida". T. I, pág. 307. México, 1994.
(5) Edgardo Enríquez F. Op. cit., Tomo I. Pág. 375.
(6) Edgardo Enríquez F. Op. cit., Tomo I. pág. 390 y Tomo II. Pág. 125.
(7) Edgardo Enríquez F. Op. cit., Tomo I. Pág. 403.
(8) Edgardo Enríquez F.Op. cit., Tomo II, pág. 181
(9) Conversación del autor con Marco Antonio Enríquez.
(10) Información obtenida por el autor del jefe del citado núcle,o M. Ferrada. Otros autores como M. Hernández plantea que su nombre era "Sierra Maestra".
(11) La VNM la integraban sectores escindidos del PC desde tiempos del gobierno de González Videla y, agrupados en el Grupo Movimiento de Resistencia Antiimperialista (Luis Reinoso, Benjamín Cares, Ernesto Benado, etc.), y sectores de marginación más reciente como el Movimiento 2 de Abril, (Martín Salas).
(12) Ver Martín Hernández. "El proyecto histórico mirista". Ciudad de La Habana, Cuba, 1985, pág. 5.
(13) Datos entregados al autor por M. Salas.
(14) Sobre los procesos previos concurrentes a la formación del MIR, véase la información que entrega Luis Vitale, en artículo incluido en CEME 5, págs. 56 – 61. Algunas informaciones que entrega no coinciden con testimonios de compañeros que viven y fueron partícipes activos del hacer político de entonces.
(15) En El Rebelde Nro. 31, julio de 1965.
(16) Relacionado a este asunto, Luis Vitale, con quien nos conocemos por más de 30 años, viene planteando en forma reiterada que "… El MIR no fue creado por un grupo de estudiantes de Concepción, mito levantado en el exilio por dirigentes miristas de la FEC, después de la muerte de Miguel …". La rigurosidad histórica y ser genéricamente aludido en tanto ex dirigente de la FEC y el MIR en Concepción, me aconseja hacer un comentario. Relacionado a la primera afirmación: nunca la he sustentado por no ser así. Y, para verificar o despejar "el mito", se procedió a revisar todo lo disponible de documentación mirista desde 1970 en adelante y que podía recoger aseveraciones de "posibles autores". En lo revisado no aparece información que reafirme el juicio de Lucho. Seré más preciso, en más de 40 referencias implícitas al tema, hay dos de dirigentes de otros partidos (PC y PR-SD) en donde se hace esa aseveración. En las restantes de dirigentes y miembros del MIR ninguna afirma que el MIR lo creó o fundó estudiantes de Conce, aunque si, por parte de algunos, incluido Miguel, se analiza el papel que desempeño ese grupo en su generación y especialmente su desarrollo posterior. Será muy conveniente conocer las fuentes documentales en que respalda sus cargos nuestro profesor, historiador, investigador y amigo Vitale y, no pensar que son "molinos de viento" que no ayudan a precisar objetivamente nuestra historia.
(17) Desempeñó funciones de secretario general del MIR desde la fundación en 1965 hasta fines de 1967. Se separó progresivamente del MIR a partir de comienzos de 1968, integrándose más tarde al Partido Socialista, en tiempos de la UP trabajó como editorialista de La Nación, diario de gobierno y controlado por el PS, muere exiliado en Evry, Francia el 18 junio 1984.
(18) Fuente: Prensa de Concepción de la época.
(19) En Miguel Enriquez. "Revolución Universitaria". 1966. Reditado en la Revista "Polémica" de la FEC. Concepción 1968. También en revista CEME Nro 3.
(20) y (21) En Miguel Enríquez, "Respuesta a un documento de la Colonia Valparaíso".1974.
(22) En Miguel Enríquez. "Algunos Antecedentes del MIR". Marzo 1971. En Recopilación de Escritos.
(23) De parte de los sobrevivientes hay testimonios contradictorios respecto a la cantidad de miembros de comité central que eligió cada agrupamiento interno; así como, el procedimiento en que Miguel fue elegido Secretario General, unos afirman que fue la sesión plenaria del congreso; otros, que siguiendo la norma estatutaria y procedimiento habitual, fue el CC quién lo eligió internamente.
(24) Alejandra estudiaba en la Escuela de Filosofía de la Universidad de Concepción. Inicialmente fue miembro del grupo GRAMA y posteriormente ingreso al MIR.
(25) En Miguel Enríquez. "Algunos antecedentes del MIR". Marzo 1971.
(26) En "Algunos antecedentes del MIR". 1971.
(27) Ver Miguel Enríquez, "Respuesta a un documento de la "colonia" Valparaíso". Julio 1974.
(28) Difundido en la revista Punto Final, Nro. 99, enero 1969.
(29) En "No a las elecciones: Lucha armada único camino". Secretariado Nacional, MIR. Enero 1969. En Recopilación de Escritos.
(30) En Miguel. Enríquez "Algunos antecedentes del MIR". Marzo 1971.
(31) Nos referimos al documento "Sólo una revolución entre nosotros puede llevarnos a una revolución en Chile", mayo 1969.
(32) En el documento ¿Cual es el camino?: "Grupos Operativos o Acción Directa". MIR, Secretariado Nacional. 1969.
(33) En Miguel Enríquez, "Respuesta a un documento emitido por la "colonia" Valparaíso"· Julio 1974 y Miguel Enríquez, "Algunos Antecedentes del MIR". Marzo 1971.
(34) Documento "Sin lastre avanzaremos más rápido". Secretariado Nacional del MIR, Julio 1969, y "Carta de Luciano Cruz al Partido". Julio 1969
(35) En Valenzuela, Humberto."Historia del Movimiento Obrero Chileno", pág. 133, 1972. ISP Verlag.
(36) Miguel Enríquez. "Respuesta a un documento de "colonia" Valparaíso" 1974.
(37) Documento "Precisión y desarrollo de algunos artículos estatutarios imprescindibles para el desarrollo de nuestra organización" . Secretariado Nacional MIR, agosto 1969.
(38) En Documento "Proposiciones de un modelo orgánico para una nueva organización". Secretariado Nacional MIR, noviembre 1969.
(39) Ver "El MIR y las expropiaciones". En Punto Final, Nro. 87, septiembre l969.
(40) En el documento "¿Cual es el camino? Grupos Operativos o Acción Directa". Secretariado Nacional MIR. Septiembre 1969.
(41) Este punto y el siguiente será expuesto de forma muy resumida, por ser el más conocido y sobre el que existen más fuentes documentales.
(42) Miguel Enríquez. "Algunos Antecedentes del MIR". Información más amplia en el documento"El MIR y las elecciones presidenciales". Secretariado Nacional. Punto Final, mayo 1970.
(43) Ver "Declaración del Secretariado Nacional, del MIR, 15 sept. 1970 y "El MIR y el resultado electoral y las implicancias para la Izquierda revolucionaria". 28 de septiembre 1970, en Recopilación de Escritos de Miguel, La Habana 1985.
(44) Ver "El MIR denuncia los verdaderos asesinos de Schneider." Octubre 1970.
(45) Ver "Informe al CC sobre las conversaciones MIR-UP", Mayo 1972. Ver Recopilación de Escritos, LH, 1985
(46) Ver: Discursos de Miguel Enríquez en Temuco en 1971, en la Zona del Carbón y en el Caupolicán durante 1972, y otros doctos. Los 3 discursos mencionados se incluyeron como documentos en la revista CEME 5 de 0ctubre de 1999. También en Textos Escogidos, 1984.
(47) Miguel Enríquez en: "Respuesta a un documento emitido por un grupo de compañeros de la "colonia" Valparaíso". 1974.
(48) Miguel Enríquez, "Discurso en los funerales de Luciano Cruz". Agosto 1971. En Textos Escogidos.
(49) Miguel Enríquez. "Homenaje a Moisés Huentelaf". Noviembre 1971. En Textos Escogidos.
(50) Los análisis y orientaciones políticas centrales de todo este periodo (1970-73), se encuentran en informes de la comisión política a las reuniones del comité central del MIR, la gran mayoría fueron dados por Miguel. En total son alrededor de 30 informes y hasta el momento se ha recuperado una parte muy pequeña de ellos.
(51) Testimonios de Laurita y Beatriz Allende, hermana e hija respectivamente de Salvador Allende.
(52) Ver Miguel Enríquez, "Frente a la orden de detención". Agosto 1973.
(53) Testimonio de su hija Beatriz Allende.
(54) Ver documento "La táctica del MIR en el actual periodo". Diciembre 1973.
(55) Ver: "La táctica del MIR en el actual periodo". 1973. En Recopilación de Escritos.
(56) Miguel Enríquez. "Respuesta a un documento emitido por la "colonia" Valparaíso". 1974.
(57) Ver amplios antecedentes del caso en el libro de Nancy Guzmán J. "Un grito desde el silencio". LOM, Santiago. 1998.
(58) Ver "Pauta del MIR para unir fuerzas dispuestas a impulsar la lucha contra la dictadura". 1974. En revista CEME 5.
(59) En "Respuesta del MIR a los gorilas". Septiembre 1974. En Textos Escogidos.
(60) Ver, "Los Golpes recibidos, algunas lecciones y la reorganización de las direcciones". Miguel Enríquez, junio 1974. En Textos Escogidos, La Habana.
(61) En Edgardo Enríquez F. "En nombre de una vida", Tomo II.

Fuente: www.mir-chile.cl


Discurso del Secretario General del MIR, Miguel Enríquez, en el teatro Caupolicán de Santiago Chile , 17 de Julio de 1973

(Transmitido a todo el país por cadena nacional de emisoras encabezada por "Radio Nacional").

Compañeros,

Compañeros trabajadores,

Compañeros dirigentes de las organizaciones de masas,

Compañeros dirigentes de otras organizaciones políticas,

Compañeros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria,

Trabajadores de todo Chile.

En las últimas semanas el país ha sido sacudido por graves y agudos conflictos. La lucha de clases se ha agudizado, mostrando al desnudo las contradicciones de la sociedad. En una rápida sucesión de hechos y choques, los trabajadores han ocupado finalmente el lugar protagónico en el escenario de la lucha política.

La clase obrera y el pueblo, atrincherados en los fundos y fábricas, enfrentan a sus enemigos de clase que les acechan y amenazan.

Nos reunimos nuevamente en este Caupolicán para recoger la experiencia de estos días, analizar los acontecimientos y fijar los próximos objetivos. Pero éste no es solo un acto de análisis, éste es un acto de preparación para los próximos enfrentamientos, éste es un acto de combate, éste es un llamado a la clase obrera y al pueblo a reafirnar su posición combativa y a reemprender con más fuerza que nunca la lucha sin cuartel contra las clases patronales, contra Frei, contra Jarpa, contra los enemigos del pueblo.

Aquí, aquí, señalaremos nuestra política y nuestra táctica para esta coyuntura y los próximos combates.

Las clases patronales pondrán el grito en el cielo, que chillen. Hay intereses de clases, poder y riqueza que ellos quieren conservar y que nosotros empujamos a los trabajadores a arrebatárselos.

Pero hay también otros en la izquierda que han pretendido cuestionar el derecho del MIR a proponer una táctica a las masas. Lo que señalaremos es la táctica que el MIR propóne a la clase obrera,y al pueblo y al conjunto de la izquierda. Esta es la táctica que un extenso sector de los trabajadores ha venido impulsando, y es la táctica que el MIR impulsará, le guste o no le guste a la clases patronales y a los vacilantes.

Del fracaso del freísno surgió el golpismo de hace días. Casi una decena de tanques con algunos oficiales reaccionarios a la cabeza, detrás de las banderas del Partido Nacional y de la ultrareacción Demócrata Cristiana, asesinaron cobardemente a civiles el viernes 29. Por eso, basta ya de hablar del comandante Sauper, de tribunales de honor, cuando de lo que se trata es de criminales y delincuentes que en vez de cortaplumas contaron con tanques. De lo que se trata es del grupo armado del Partido Nacional que asaltó La Moneda, utilizando tanques que fueron comprados con el trabajo de obreros y campesinos.

Lo que aquí fue mancillado no fue la institucionalidad ni el honor de algunos oficiales, sino el honor del pueblo y la vida de más de dos decenas de soldados y trabajadores.

Todo el que dispara contra el pueblo será marcado históricamente como asesino del pueblo, tenga o no tenga uniforme !!!

Aplastado el intento golpista por las Fuerzas Armadas, algunos oficiales honestos, suboficiales y carabineros, y por el inmediato cerco que los trabajadores tendieron alrededor de Santiago. La clase obrera, consciente que el problena no estaba resuelto, continuó y profundizó su contraofensiva. Se ocuparon centenares de fábricas y fundos, se controlaron las poblaciones, se incorporaron los estudiantes y se miltiplicaron y fortalecieron los Comandos Comunales, tomó impulso la organización de defensa de los trabajadores y se desarrolló y fortaleció el Poder Popular. La clase obrera y el pueblo comprendieron que este era un momento de aumentar rapidamente su fuerza, tomar más posiciones, de estructurar su fuerza en el poder popular, única institución capaz de multiplicar sus energías y de fortalecer la alianza revolucionaria de clases.

Por eso, por encima de la presión reaccionaria, no es éste el momento de cuestionar o limitar el desarrollo del Poder Popular, como hacen algunos vacilantes de la izquierda. Dejemos que griten los politicastros reaccionarios, aterrados con el desarrollo del poder popular !!!.

Pese a todo, a lo largo y ancho del país se oye un solo grito que resuena en las fábricas, fundos, poblaciones y liceos, en los cuarteles del pueblo: el llamado a crear, a crear, fortalecer y multiplicar el Poder Popular; el poder de los comandos comunales, el poder de los obreros y los campesinos, el poder de la revolución.

Las clases patronales, los Frei, los Aylwin, después de abortado el intento golpista salieron de sus escondrijos, rompieron su silencio cómplice sólo para combatir las organizaciones de fuerza, de poder y combate de los trabajadores, que habian sido las que habían organizado la lucha contra el golpismo y la defensa de sus libertades.

El cinismo y el descaro reaccionario no tienen límites. Después que un grupo armado del Partido Nacional desde los tanques bonbardeó La Moneda y asesinó a trabajadores, la Democracia Cristiana y el Partido Nacional se permiten acusar a los trabajadores de organizar grupos armados y exigen su disolución, represión y aplastamiento, amenazando con declarar inconstitucional al gobierno y derrocarlo si éste no cumple con la "honrosa" tarea de reprimir las organizaciones populares. Que no se equivoquen los reaccionarios!! La clase obrera y el pueblo no aceptarán estos chantajes, no darán un paso atrás y seguirán multiplicando y fortaleciendo sus organizaciones de poder, sus órganos de combate, griten lo que griten, reclamen lo que reclamen Frei y sus secuaces..

Así llegamos a la situación actual. Vivimos un momento en que el enfrentamiento social y político se ha agudizado en grado extremo. Dos enormes bloques sociales se han constituído. Por un lado la clase obrera y el pueblo, extensamente activados y movilizados, que dió un salto enorme en organización y conciencia, que desarrolló importantemente su capacidad de defensa, que tomó la iniciativa y tomó nuevas posiciones en fábricas y fundos, levantando un poderoso dique al golpismo y al chantaje junto a los suboficiales, soldados y carabineros y junto a los oficiales antigolpistas.

Por otro lado, las clases patronales, que al quedar al descubierto, sin banderas, desarnadas politicamente, sin base popular, se atrincheraron en la institucionalidad y desde allí comenzaron a presionar y a mover sus influencias en la alta oficialidad reaccionaria para que las Fuerzas Armadas actuaran abiertamente en la defensa de sus intereses.

Los reaccionarios abrieron un proceso de deliberación en los cuarteles, incitando al golpismo, cuyas manifestaciones más inmediatistastas fueron abortadas por la suboficialidad y por la oficialidad antígolpista.

Era el momento de dar un salto adelante en la contraofensiva, de extender la toma de posiciones y de golpear a las clases dominantes. La clase obrera y el pueblo así lo entendieron y lo pusieron en práctica. Vacilaciones en el gobierno no acompañaron esta disposición ofensiva de los trabajadores en lo inmediato; ello permitió a las clases patronales readecuar su táctica.

Emplazamientos y exigencias al gobierno para llevarlo con la ilusión de una posible negociación, tomar medidas o tolerararlas, que permitieran a las clases patronales fortalecerse y desarticular a los trabajadores. Combinaron una estrategia golpista con una táctica de emplazamiento y chantajes, atrincherados en la institucionalidad burguesa, desde sus posiciones en la Justicia y en la Contraloria.

Desde el Parlamento amenazan con acusar constitucionalmente al gobierno y así sembrar la anarquía en las Fuerzas Armadas si el gobierno no se somete a sus exigencias. Empujan a la alta oficialidad reaccionaria a realizar emplazamientos al gobierno.

Frei, el misno que ayer no más pontificaba acerca del carácter profesional y apolítico que debían mantener las Fuerzas Armadas, personalmente pasó la semana pasada incitando a la deliberación, a emplazar al gobierno, y al golpismo a altos oficiales reaccionarios.

Disfrazan su golpismo en declaraciones emplazatorias del Parlamento, de chantaje, de Alwyn en el Senado, o de acuerdos de ilegalidad en la Cámara de Diputados. Todo esto está orientado a presionar al gobierno para que éste tome medidas que dividan y desarticulen a los trabajadores, que afirmen a los mandos reaccionarios, que dividan en definitiva a la izquierda para así desplazar y desarticular toda posible resistencia a sus planes golpistas.

Frei aspira a recuperar completanente el control del gobierno y para ello necesita previamente desarticular y dividir toda posible resistencia a sus golpismos; intenta con sus chantajes obligar a este gobierno que le haga parte del trabajo sucio de reprimir a sectores del pueblo. Trabajan sobre los sectores más vacilantes de la izquierda, sembrando en ellos ilusiones en acuerdos posibles. Quieren tentar a ésos a seguir su juego, a llegar a entendimientos que paralicen y desarticulen la lucha del pueblo y de la izquierda, para después de ello dejarles caer la mano de hierro del golpismo reaccionario.

Que entienda el señor Frei y todos los reaccionarios que podrán engañar a los vacilantes y a los reformistas más recalcitrantes, pero la clase obrera que los conoció en El Salvador y Pampa Irigoyn. Al pueblo que los vió dar luz verde al asesinato a Schneider y a los tanques del Viernes 29, al pueblo y los revolucionarios, Frei y sus secuaces no los lograrán engañar jamás.

Fueron grupos armados del Partido Nacional con la venia del freismo los que no hace quince días bombardeaban La Moneda, asesinaron a Moisés Huentelaf en Cautín, al obrero Ahumada en Santiago desde el local del pártido Demócrata Cristiano. Son los que han puesto centenares de bombas en los últimos días, los que asesinaron a un general en 1970, los que ametrallaron a nuestro compañero Nilton da Silva en Santiago.

Que hipocresía y que cinismo las de estos politicastros que denuncian y exigen la represión al pueblo para ocultar sus propios crímenes. Qué inconcebible lo que ocurre en este país y en esta democracia. Mientras el propio Pablo Rodríguez, el cobarde, mientras este mismo cobarde reconoce públicamente que otras unidades militares estaban comprometidas en el intento golpista y el mismo ejército afirma hoy día que la derecha se robó seis ametralladoras pesadas con seis mil tiros del Regimiento Maturana, hay sinvergüenzas que exigen que las Fuerzas Armadas repriman a supuestos grupos armados entre los trabajadores y la izquierda. Antes de exigir nada, el señor Frei debe explicar al país qué sabia del intento golpista del 29. Antes de chantajear a nadie, el señor Frei debe informar a todo el país a qué ha incitado a algunos altos oficiales con los que se ha contactado los útimos días.

Los reaccionarios exigen la promulgación de la reforma constitucional Hamilton-Fuentealba, es decir la devolución de empresas. La clase obrera y el pueblo han promulgado en los hechos ya su propia ley. Los trabajadores ya decidieron de quien son las atribuciones, que son suyas, para incorporar empresas al área social.

La clase obrera y el pueblo ya decidieron cuáles son las empresas que quedarán en el área social y cuáles quedarán sujetas al control obrero.

La clase obrera en su lucha ocupó las fábricas y no serán politicastros golpistas forrados en las banderas de la denocracia y en dólares extranjeros los que vengan a imponer sus condiciones a los trabajadores. Dirán los reaccionarios que ésto es trasgedir las Leyes, la Constituctón y el Derecho. Si que lo es !!! las constituciones expresan intereses de clase y correlaciones de fuerza. Aquí en Chile la clase obrera está levantando sus propias leyes, y la constitución tendrá que ser modificada en favor del pueblo.

Los pueblos tienen el derecho a hacer sus propias leyes, y la clase obrera y el pueblo están construyendo sus propias leyes y echando las bases de una Nueva constitución, de una nueva Legalidad Revolucionaria, de esa legalidad que se construye en el combate y en la lucha.

Los reaccionarios exigen la devolución de las fábricas ocupadas. Con eso quieren desarticular a la clase obrera, dividir al pueblo. La clase obrera en las fábricas, en los comandos y cordones, exige -y se hará respetar- el paso de todas las grandes empresas al área social, el control obrero en la pequeña y mediana y la dirección obrera en las empresas del área social.

La clase obrera ha notificado a la Democracia Cristiana, al Partido Nacional, a los Jarpa, a los Bulnes, a los Frei, a los Aylwin, que no aceptará la promulgación de la reforma Hamilton-Fuentealba y que es ella, la clase obrera, la que decidirá qué empresa pasa al área social y qué empresa no pasa.

Algunos vacilan ante el emplazamiento reaccionario. Sostienen que es necesario llegar a acuerdos con sectores del campo contrario para ganar tiempo, que de otra manera el enfrentamiento estallará de inmediato. Esto no era cierto hace unas semanas; tampoco lo es hoy. La correlación de fuerzas para un levantamiento golpista inmediato no favorece a la clase patronal. Parte importante de los mandos son antigolpistas y la oficialidad antigolpiata y la suboficialidad se han demostrado capaces de sofocar intentos sediciosos.

La clase obrera y el pueblo están hoy, como nunca antes habían estado, fuertes en organización y disposición al combate tras la defensa de sus intereses y conquistas. Las otras capas del pueblo día a día se incorporan con más fuerza y decisión imponiéndole a la izquierda en su conjunto la reagrupación y la acción común en la base. Ahora, si la ofensiva de las masas en curso, lograra también imponerle una acción decidida al gobierno, esta fuerza puede multiplicarse y ganarse el tiempo de la única forma que es posible hacerlo: arrinconando al enemigo, paralizándolo. Quienes frente al emplazamiento reaccionario busquen dar una salida intermedia, de conciliación o consenso, fracasarán en su objetivo; desarticularán y dividirán a los trabajadores y a la izquierda. Por eso es inútil el diálogo con el partido Demócrata Cristiano. Este es un partido burgués, en el que predomina la táctica reaccionaria del freísmo. Si en él hay corrientes antigolpistas, estas no serán ganadas por los trabajadores por medio de concesiones. Estas concesiones terminarán fortaleciendo al freísmo.

Los revolucionarios deben tratar de ganarse a los trabajadores demócrata cristianos, pero a través de la denuncia del carácter reaccionario de su partido, impulsando el programa revolucionario. No es posible dialogar con quién chantajea y amenaza con reprimir a los trabajadores y derrocar al gobierno.

La tarea es llamar a la clase obrera a estrechar sus propias filas. Desde allí resistir los emplazamientos, conquistar nuevas posiciones y desde éstas los trabajadores podrán emplazar a los patrones, derrotarlos y aplastarlos.

Por eso la clase obrera no quiere un gobierno ni un gabinete de diálogo, sino que exige que el gabinete y el gobierno sean instrumentos de lucha y de combate. No es éste el momento de cuestionar las tomas o de limitar el desarrollo del Poder Popular.

Este es un momento histórico fundamental en el que las grandes tareas son atajar al golpismo, enfrentar al emplazamiento, neutralizar a los vacilantes, empujar y profundizar una vigorosa y resuelta contraofensiva revolucionaria y popular. No hay otra alternativa para los revolucionarios. Puede haberla para los reformistas más recalcitrantes, pero para eso la historia sabrá marcarlos de acuerdo a su conducta.

La situación ofrece dos caminos: la capitulación reformista o la contraofensiva revolucionaria, y si esta última desencadenara un intento golpista habrá fuerza de sobra para aplastarla.

Toda forma de capitulación en fin de cuentas conducirá más temprano que tarde al aplastamiento de los trabajadores a través de un dictadura reaccionaria y represiva.

Dos tácticas se ofrecen a la clase obrera y al pueblo.

Una que establece que no es posible profundizar la ofensiva popular pues encendería de inmediato el enfrentamiento. Que es necesario ganar tiempo. Que se mantiene al interior de la institucionalidad burguesa a la que no dejan de criticar pero al no dar una salida alternativa a ésta se abren al diálogo con sectores del campo contrario, lo que sólo pueden construir devolviendo empresas y haciendo concesiones. Esta táctica está irremediablemente condenada al fracaso, pues buscando aliados en el campo contrario los perderá en el propio.

La otra táctica es la táctica revolucionaria. Es la táctica que han puesto en práctica la clase obrera y el pueblo en la semanas recientes La táctica revolucionaria consiste en reforzar y ampliar la toma de posiciones en fábricas, fundos y distribuidoras, no devolver las empresas tomadas, incorporarlas al área social bajo dirección obrera, imponiendo en la pequeña y mediana industria el control obrero, desarrollando la fuerza de los trabajadores fuera de la institucionalidad burguesa, estableciendo el Poder Popular en los Comandos Comunales, en los comités de defensa, multiplicando y extendiendo la ofensiva popular incorporando a ella a los pobladores, campesinos y estudiantes, extendiendo la movilización a todo el país, desarrollando la alianza de los trabajadores con los soldados y suboficiales, con los oficiales antigolpistas, rescatando la base obrera y popular de la Democracia Cristiana, fortaleciendo la alianza revolucionaria de la clase obrera y el pueblo, impulsando la reagrupación de los revolucionarios y la acción común de la izquierda por la base. La tarea inmediata de esta táctica revolucionaria es profundizar y ampliar la contraofensiva popular y revolucionaria en curso, y para ello proponemos la realización de un Paro Nacional por 24 horas.

Proponemos la realización de este Paro a todas las organizaciones populares de este país, a la Central Unica de Trabajadores, a los Comandos Comunales, a los Consejos Campesinos, a las Federaciones campesinas y estudiantiles, a todos los trabajadores. Proponemos qúe este Paro notifique de una vez por todas a los golpistas que la clase obrera y el pueblo aplastarán todo intento golpista.

Proponernos este Paro para notificar a los reaccionarios que la clase obrera y el pueblo resistirán y enfrentarán toda forma de emplazamiento y chantaje. Un Paro que notifique a los politicastros y reaccionarios que la clase obrera y el pueblo no acepta la promulgación de la reforma constitucional Hamilton-Fuentealba, pues la clase obrera ya pronulgó su ley y está decidida a no devolver ninguna empresa.

Un Paro nacional que rechazé las triquiñuelas de los Frei, Pareto, Aylwin, Jarpa y Bulnes, que pretenden colocar al pueblo y al gobierno en la ilegalidad. Un Paro nacional de carácter distinto un paro que organize fortalezca y multiplique los comandos comunales en todo el país, incorporando a todas las capas del pueblo.

Un Paro Nacional que exija medidas inmediatas contra todos los oficiales golpistas y la remoción de los mandos comprobadamente comprometidos en la sedición y el chantaje reaccionario. Un Paro Nacional que levante como el derecho legitimo de la clase obrera y el pueblo la organización de sus propios órganos de vigilancia, protección, defensa y lucha. Un Paro nacional que exija la solución de los problemas de los ingresos de los trabajadores y de las Fuerzas Armadas a costa de la ganancia capitalista.

EL MIR no pretende atribuirse la paternidad de esta proposición No hemos hecho otra cosa que recoger la proposición que hicieron los Comandos Comunales, sectores de vanguardia de la clase obrera y el pueblo.

Llamamos al resto de la izquierda y al conjunto de las organizaciones populares a impulsar un Paro Nacional, como la mejor forma táctica de profundizar la contraofensiva en curso.

La clase obrera y el pueblo deben impulsar el programa revolucionario del pueblo, fortalecer el Poder Popular y luchar por la democratización de las Fuerzas Armadas. La clase obrera y el pueblo deben luchar por resolver los problemas de ingresos y de desabastecimiento de las Fuerzas Armadas, por terminar con las restricciones a éstos en sus derechos ciudadanos y porque tengan la posibilidad de incorporarse a las organizaciones populares.

Los trabajadores hoy enfrentan un programa reaccionario, el programa de la explotación y la miseria. Un programa general de hace dos años no es suficiente. El único programa que se ha demostrado eficaz es el que hoy levantan extensos sectores de los trabajadores, es programa revolucionario de pueblo: Programa que multiplica la fuerza y el poder de los trabajadores.

No será sólo con un programa económico de emergencia o con la batalla de la producción con la que se resolverá la actual crisis. El país vive una crisis política, y sin resolver ésta no será posible resolver los problemas económicos. Sólo enfrentando las posiciones de poder político que hoy controlan las clases patronales desde el Parlamento, la Contraloría y la Justicia. Por eso es hoy más necesario que nunca impulsar la lucha contra el orden burgués y luchar por generar los Tribunales del Pueblo, la Asamblea del pueblo y el Poder Popular.

Los reaccionarios, y en especial el freísmo, están exigiendo desde hace algunos días la represión a nuestra organización, al Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Ni nos atemoriza, ni nos sorprende. No es la primera vez que el freísmo se juega por la represión, la tortura y la cárcel en contra nuestra. Les advertimos que no nos encontrarán como a sus ahijados politicos de Patria y Libertad pidiendo asilo en las embajadas. Les decirnos que hoy reprimir al MIR es reprimir a un contingente importante de la clase obrera y el pueblo, y que, entonces, nos asistirá el derecho a levantar las formas de lucha que se correspondan a la nueva situación.

Si la contrarrevolución tomara la forma del golpismo desatado o del emplazamiento militar violento, los revolucionarios y los trabajadores deben de inmediato extender las tomas de fábricas y fundos, multiplicar las tareas de defensa, impulsar el Poder Popular como gobierno local autónomo de los poderes del Estado. Los suboficiales, soldados y carabineros deberán desobedecer las órdenes de los oficiales golpistas y en ese caso todas las formas de lucha se harán legítimas. Entonces sí que será cierto que los trabajadores con los soldados, los marineros, los aviadores, los carabineros, los suboficiales y los oficiales antigolpistas tendrán el derecho a construir su propio ejército: el Ejército del Pueblo.

Compañeros trabajadores,

Vivimos momentos definitorios. Las conquistas y el futuro de los trabajadores estón amenazados. La lucha de clases es siempre una guerra encubierta. La contrarrevolución burguesa se propone hoy en Chile hacerla estallar. El pueblo no se dejará amarrar las manos. La clase obrera y el pueblo están en disposición de combate, están decididos a defender sus conquistas y están más decididos hoy que nunca a conquistar su futuro.

El pueblo emplaza su fuerza, desarrolla el Poder Popular, multiplica los Comandos Comunales y levanta la organización de su defensa.

Compañeros,

el pueblo debe prepararse para resistir,

debe prepararse para luchar,

debe prepararse para vencer !!!

Trabajadores de Chile,

Adelante con todas las fuerzas !!!

Adelante con todas las fuerzas de la historia !!!


Mi hijo Miguel Enríquez

El 5 de octubre de 1974 Miguel caía en combate.

Reproducimos parte del discurso que el padre de Miguel Enríquez, Dr. Edgardo Enríquez, ex rector de la Universidad de Concepción y ex ministro de Educación del presidente Salvador Allende, pronunció en el acto de inauguración del Hospital Clínico “Miguel Enríquez”, en La Habana. 1975.

Con un grupo de sus compañeros, entre los que estaban Bautista van Schouwen, Luciano Cruz, mi hijo Edgardo, Andrés Pascal, y otros tres o cuatro más que no nombro voluntariamente para no exponer a sus familiares que todavía residen en Chile, formaron un grupo de estudio y trabajo. Leían, estudiaban, discutían horas enteras todas las noches. Analizaban y devoraban todo cuanto había ocurrido o estaba ocurriendo en Cuba. Fue así como formaron el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, el MIR, que rápidamente ganó adeptos entre los jóvenes universitarios, pero que, como era de esperar, fue también combatido enérgicamente por otros grupos y partidos políticos. Hubo cientos de asambleas y foros, realizados primero en Concepción y después en otras ciudades de Chile. En ellos, Miguel ganó fama de ser terrible adversario en la polémica, tanto en una discusión seria y profunda sobre política, economía o filosofía, ciencia o historia, como en una en que primara el ingenio, la respuesta rápida, ocurrente, oportuna, divertida, que aplanaba al contrario. Hombres fogueados, parlamentarios de gran experiencia, cometieron ese error, al verse perdidos en un debate razonado en que pretendieron defender la sinrazón de los poderosos. Quisieron salvarse mediante el chiste fácil, la postura en ridículo del adversario; ¡qué mal les fue siempre con Miguel en ese terreno!

Una vez, desesperados, los reaccionarios llevaron a una asamblea un centenar de muchachitas, hermosas todas, para que no lo dejaran hablar mediante gritos, consignas, etc. Miguel, en el centro de la sala, las contempló un minutos, dos. Enseguida avanzó hacia donde ellas estaban, y con esa sonrisa contagiosa que iluminaba su hermoso rostro, hizo un ademán de abrazarlas y besarlas a todas. Sorpresas, risas generales. Terminaron aplaudiéndolo a rabiar.

Miguel escolar

Muy pronto, ya nadie se atrevía a enfrentarle públicamente; sacerdotes, diputados, senadores, profesores universitarios, políticos, eludieron los foros en que Miguel participaba.
Un día llegó a Concepción el senador norteamericano Robert Kennedy. Lo acompañaba numerosa comitiva norteamericana de políticos, periodistas, guardaespaldas, operadores de cámaras de cine y televisión, etc. Se reunió con las autoridades, los intelectuales, los periodistas, los políticos, los delegados estudiantiles chilenos, en una amplísima conferencia. En un momento dado, mientras hablaba un chileno, el senador Kennedy tomó el micrófono de la grabadora e hizo un comentario en inglés que provocó la hilaridad de toda su comitiva. Miguel, que estaba en el fondo de la sala, avanzó resueltamente y en medio de la sorpresa general tomó con decisión el micrófono de manos del senador norteamericano y en perfecto inglés le enrostró su actitud: “Usted, le dijo, ha venido aquí no interesado por nuestros problemas ni a buscarles solución. Usted está trabajando su campaña para la presidencia de Estados Unidos. No le acepto que venga a utilizarnos a nosotros para fines personales suyos. Si quiere chistes y hacer reír, yo también puedo contarle varios que se refieren a Vietnam, o a la explotación de nuestros obreros por capitales y sociedades nacionales y extranjeras. Vamos a Pueblo Hundido, junto a las minas de carbón de Lota, y allí podrán reírse ustedes hasta las lágrimas viendo tanta miseria y abandono”. Robert Kennedy se puso serio, algunos de sus guardaespaldas quisieron avanzar; él los contuvo con un gesto. Cambiando totalmente el tono y el nivel de la reunión, discutieron mano a mano con Miguel, en inglés, sobre diversos problemas nacionales. Entusiasmado y muy cordial lo invitó a visitar Estados Unidos con todos los gastos pagados. Miguel no aceptó y lealmente le recomendó que no fuera a una asamblea que tenía programada con los estudiantes.

Kennedy no siguió su consejo y se debe haber arrepentido de ello, porque allí recibió violenta y bulliciosa contramanifestación estudiantil.

Viajes y Estudios

Sin descuidar sus estudios de medicina, pues sabía distribuir su tiempo en forma admirable, viajó por Chile, Perú, China, Checoslovaquia, Cuba, Francia, Hong Kong, etc. Todavía no llegaba a sexto año de medicina, y ya había conversado con los más altos exponentes de la política nacional y muchos líderes internacionales, especialmente cubanos. En Perú, seguido de cerca por la policía, sostuvo larga entrevista con un dirigente que estaba en la clandestinidad, y en China se reunió muchas horas con médicos y líderes obreros y políticos distinguidos.

Cuando fue a Santiago a rendir su examen de médico, ya era conocido como dirigente revolucionario. Tenía 23 años de edad. Debió enfrentar comisiones de examinadores reaccionarios, algunos de los cuales hicieron cuanto les fue posible para perjudicarlo. Podría contarles, por ejemplo, su examen de clínica obstétrica, en el cual el profesor debió aprobarlo con distinción ante todo el auditorio contrario a Miguel, que se había reunido en la sala para ver cómo ese médico reconocidamente derechista despedazaba y postergaba a ese joven y equivocado dirigente rojo. Sin perder la calma ante los gritos e interrupciones del examinador, Miguel lo obligó a confesar que no había asistido al último congreso de obstetricia en que se había debatido extensamente la enfermedad de que padecía la paciente que le habían entregado minutos antes, y terminó recomendándole que adquiriera y leyera la última edición de la obra de un famoso obstetra en la que éste preconizaba el tratamiento propuesto por Miguel y rechazaba, en cambio, con fundadas razones científicas y experimentales, el que estaba proponiendo el examinador. “Señor profesor, terminó Miguel, en el capítulo tal del tratado puede usted encontrar lo que le estoy diciendo. Pero cuide de que sea la última edición, la de hace seis meses, y no la anterior, de hace años, que parece es la que usted posee”. Todo el auditorio aplaudió entusiasmado.

Obtuvo su título de médico recién cumplidos los 24 años. Fue aprobado con distinción máxima. En concurso nacional, ganó una beca en el Instituto de Neurocirugía, del profesor Alfonso Asenjo y Héctor Valladares. Cumplía con brillo las exigencias de su especialización cuando el presidente Frei inició la persecución policiaca al MIR. En junio de 1969 pasó a la clandestinidad y debió, así, abandonar prácticamente la medicina.

Aceptó el sacrificio, pero debo declarar que la última vez que estuve en su casa, poco antes del golpe de septiembre de 1973, me mostró los libros de medicina que había adquirido no hacía mucho “para mantenerme al día”. Aunque agregó que “como están las cosas en el mundo actual, solamente por la vía revolucionaria será posible lograr el bienestar y la liberación de las mayorías. Es a esa labor a la que debo dedicar toda mi atención, y la hago poniendo en ello todo el calor de mi vida”.

Tendría tanto más que contarles de Miguel, ese médico revolucionario e idealista que fue nuestro hijo. Hablarles de su amor a la vida, de sus ansias por alargar y multiplicar las horas para alcanzar a hacer todo lo que él quería. “Un día, no se cuándo, solía decir, voy a caer. Mis huesos quedarán por ahí, tal vez blanqueándose al sol. Mi temor es no haber alcanzado a hacer cuanto he planeado”.

Miguel adolescente

Su Sensibilidad

Quisiera contarles de su preocupación, de su amor por los niños. Cada vez que podía pasaba horas enteras con ellos; los escuchaba, jugaba, contestaba con seriedad sus interminables preguntas, les enseñaba a silbar, a imitar animales. Ellos lo adoraban, se le subían a las rodillas, estaban de fiesta en cuanto él llegaba. Me gustaría hablarles de su dolor ante el sufrimiento de los pobres y desvalidos. La mujer enferma y abandonada, la mujer embarazada, la mujer con un niño en brazos, la que estaba dando a luz, la que pedía limosna para sus hijos, era para Miguel el primer deber de la revolución. Niños y mujeres, enfermos y jóvenes privados de toda posibilidad de estudiar y progresar, merecían para él atención preferencial. “Por ellos luchamos”, me dijo en más de una ocasión. Era, en cambio, implacable con los flojos y remolones, con los patrones que explotaban a sus obreros y empleados, con los profesionales preocupados de hacer dinero, especialmente con los médicos pendientes de comprar el último modelo de automóvil, con los arbitrarios, con los oportunistas -candidatos eternos a mayores facilidades y ventajas-, con los que perdían el tiempo y las posibilidades. Odiaba la injusticia, la crueldad, la torpeza, la ignorancia, la hipocresía política. Con éstos, con los falsos políticos, era terrible y despiadado. “A usted, le dijo un día a uno de ellos en una asamblea, después de haberlo desenmascarado públicamente, sólo le queda retirarse de esta sala, de rodillas, avergonzado y pidiendo disculpas por toda una vida de engaño e hipocresía”. Se trataba nada menos que de un senador que, haciendo alardes de indignación, se retiró sin embargo, humilde, resignado y precipitadamente. Admiraba a los luchadores de todos los tiempos. Con qué entusiasmo leía cuanto había sido escrito por ellos y sobre ellos. Conocía detalles de sus vidas y sus pensamientos ignorados aun por sus connacionales y especialistas.

La Muerte del Che

Cuando murió el Che sufrió intensamente, se puso enfermo. Pero, con esa voluntad que lo distinguía y caracterizaba se recuperó de inmediato y organizó actos en homenaje a tan sobresaliente luchador. Recordó en ellos su vida ejemplar de revolucionario, lo que había significado para la liberación de Cuba, cuánto habían influido sus pensamientos y doctrinas en la formación de él mismo, de Miguel y del grupo de muchachos que habían creado el MIR. “Su muerte, dijo, priva a la liberación americana y a los oprimidos del mundo entero, de las armas más eficaces y poderosas: la preclara inteligencia, la voluntad indomable del Che. Pero, agregó, aún después de muerto, el seguirá luchando con nosotros. Su ejemplo guiará nuestras acciones revolucionarias. Su muerte misma, luchando, nos ha señalado un rumbo, dado un ejemplo, que ninguno de nosotros podrá olvidar cuando llegue el momento”. Lo escuchaban silenciosos y emocionados Bautista van Schouwen, a quien también he querido como un hijo, Sergio Pérez, José Bordaz, Fernando Krauss, Alejandro de la Barra, Juan Carlos Perelmann y muchos otros. Todos ellos, y él mismo, habían de vivir, años después, los momentos que esa tarde Miguel vaticinaba, y todos supieron cumplir sin vacilación alguna con la norma que voluntaria y racionalmente se habían impuesto. Racionalmente he dicho, y sé por qué lo digo. Un día, no hace mucho, revisando y ordenando los papeles de Miguel, encontré una hoja en sus apuntes. Tenía fecha 1º de enero de 1962. Está escrita de su puño y letra y firmada por él. “Juro, decía en ella, que viviré sin temor ni pusilanimidad, siguiendo sólo los dictados de mi conciencia, sin temor al ridículo, al qué dirán o a la opinión ajena. Si no fuera constitucionalmente valiente, me haré valeroso por la vía racional”. Tenía 17 años cuando escribió esto. Quienes lo conocieron saben que siempre vivió de acuerdo a ese pensamiento, haciéndose valeroso por la vía racional, no dejando nada entregado a la casualidad o a los instintos. Así se explica que, amando la vida tan intensamente, estuviera exponiéndola cada vez que su razón le indicaba que era necesario. Personalmente cumplía las acciones más riesgosas, pese a las protestas de sus compañeros.

Amaba a sus dos hijos con ternura conmovedora. La mayor, Javiera, de cinco años, que ahora vive con nosotros en Inglaterra, y sabe de su muerte heroica siempre está recordándolo. “Toda las noches, me dijo un día, sueño con papá Miguel”. “¿Cómo?, le pregunté extrañado. ¿Sueñas con él cada vez que te duermes?”. “No, abuelo, me explicó, es que todavía no me he dormido cuando recuerdo las veces que estábamos juntos y el jugaba conmigo. Se tendía a mi lado en el suelo o en mi cama, me explicaba todo, me leía, me abrazaba, así, abuelo...”. Y mientras hablaba ella me apretaba tiernamente con sus bracitos. En la última carta que de Miguel recibimos, nos hablaba de su compañera Carmencita, y de su felicidad porque ella esperaba un hijo suyo. Amando tanto la vida, quedándole tanto por hacer, seguro como estaba del triunfo final... “Vamos a derrotar a esos carniceros. No te quede duda alguna de ello, padre”, me decía en esa su última carta. Sin embargo, a pesar de todo eso, prefirió continuar y organizar la lucha desde el interior de Chile. Sabía, naturalmente, que en esa forma estaba arriesgándose temerariamente. Se lo dijeron sus compañeros y amigos del exterior. No quiso irse. Se negó.

Su Caída en Combate

Murió combatiendo, luchando por sus ideales y la causa de los oprimidos y postergados la tarde trágica y gloriosa a la vez del 5 de octubre de 1974.
Luchó dos horas, la mayor parte de ellas completamente solo, contra cientos de soldados, numerosos carros blindados y helicópteros. Herido por las bombas y las balas siguió combatiendo. Su compañera yacía en el suelo, también gravemente herida. Le hablaba, trataba de reconfortarla, pero seguía disparando, resistiendo.

24 horas después, por gestiones personales de un obispo católico, a quien no he tenido el honor de conocer para agradecerle el gesto generoso, nos entregaron su cuerpo desnudo y destrozado. (No sé todavía si sus asesinos se jugaron sus ropas ensangrentadas a la suerte, o se las disputaron como trofeos de guerra). Tenía diez heridas a bala. Una de ellas, la última, le entró por el ojo izquierdo y le destruyó el cráneo.

Al verlo, con el resto de su cara serena, sonriente casi, y con un dejo burlesco en la expresión, dije a mi mujer, su madre: “Quienes le dispararon sabían que aunque desfiguraran su hermoso rostro y destruyeran su cerebro privilegiado no lograrían jamás borrar la imagen de él que se ha formado el pueblo, ni sepultar sus generosos y sabios pensamientos inspirados por sus elevados y dignificadores ideales”.

Con él no moriría su causa, ni su doctrina liberadora, ni el movimiento arrollador, visionario, incontenible, que él, junto a un grupo de jóvenes chilenos, había creado y que ya ha traspasado las fronteras de Chile. Lo prueban los cientos, los miles de mártires que, antes y después de él, han caído luchando contra la opresión la injusticia, la tiranía, la barbarie.
El 7 de octubre de 1974, a las 07:30 horas de la mañana fuimos a sepultarlo. Sólo autorizaron a ocho miembros de nuestra familia para que nos acompañaran hasta el cementerio. Había, en cambio, policía armada y carros blindados en todas las bocacalles y lugares estratégicos del recorrido. Nos rodeaban más de cien carabineros armados con ametralladoras, numerosos agentes de Investigaciones (que expulsé violentamente de mi casa cuando pretendieron entrar a ella en los momentos anteriores a la partida), y varios oficiales del ejército, vestidos de civil. Muchas ametralladoras nos apuntaban. El coronel y los oficiales de carabineros que dirigían el “operativo”, no se atrevían a dar la cara.

“Miguel Enríquez Espinosa, hijo mío, dijo su madre con voz entera en el momento en que depositaba el único ramo de flores permitido, hijo mío, tu no has muerto. Tú sigues vivo y seguirás viviendo para esperanza y felicidad de todos los pobres y oprimidos del mundo”.
Confusión, inquietud en las filas policiales, sorpresa en los rostros; temor en los plexos vegetativos abdominales; contracciones espasmódicas en las víceras. Miraron al coronel, éste bajó la vista (no digo avergonzado, porque sería suponer un mínimo de conciencia).
Y su madre tenía razón. Ella había interpretado el pensamiento de millones de chilenos. Miguel sigue viviendo en el corazón y en la mente del pueblo, de los estudiantes, de los profesionales, de los artistas, de los intelectuales, de todos aquellos, en fin, que quieren un mundo mejor y más justo para todos, y no sólo y exclusivamente para un grupo de privilegiados.


Homenaje a Miguel Enriquez Espinosa
 
Subcomandante Insurgente Marcos

Al pueblo de Chile:

A la juventud chilena:

Hermanos y hermanas de Chile.

Les hablo en nombre de las mujeres, hombres, ninos y ancianos del Ejercito Zapatista de Liberacion Nacional, indigenas mayas en su inmensa mayoria, que resistimos en las montanas del sureste mexicano contra el neoliberalismo y por la humanidad.

Reciban todos y todas, jovenes chilenos, nuestro saludo zapatista.

Agradecemos a los hermanos y hermanas que hoy nos dieron la oportunidad de que nuestra palabra llegue hasta el Chile rebelde.

Pedimos para esta nuestra palabra, un lugar en su rabia de ustedes, en su dolor y, sobre todo, en su esperanza.

No voy a hablarles de los zapatistas mexicanos, de nuestra lucha, de nuestros anhelos, de nuestros suenos, de nuestras pesadillas, de nuestra resistencia. Despues de todo, comparados con los hombres y mujeres, particularmente los paridos por estas tierras, que han iluminado los cielos de Latinoamerica, los zapatistas seguimos siendo aun una lucecita debil y lejana.

No, nuestra palabra es ahora para unir nuestro saludo y nuestro homenaje a un latinoamericano, a un chileno del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, caido en combate contra la dictadura pinochetista el 5 de octubre de 1974.

Hoy nuestra palabra es para saludar a Miguel Enriquez Espinosa.

Y lo saludamos hoy, hoy que bajo los cielos de America Latina, esa que duele del Bravo a la Patagonia, los poderosos nos ponen en las manos un punito de polvo y nos dicen: "Esto es lo que queda de tu patria".

Y hoy, esos mismos, los de arriba, nos muestran las imagenes de la geografia que han impuesto en parte de nuestros suelos:

Donde habia una bandera, hoy hay un centro comercial. Donde habia una historia, hoy hay un puesto de comida rapida. Donde florecia el copihue, hoy hay un paramo. Donde habia memoria, hoy hay olvido. En lugar de justicia, limosna.

En lugar de patria, un monton de escombros. En lugar de memoria, inmediatez. En lugar de libertad, una tumba. En lugar de democracia, un espot publicitario. En lugar de realidades, cifras.

Ellos, los de arriba, nos dicen: "Este es el futuro que te prometimos, disfrutalo".

Eso nos dicen, y mienten.

Este futuro se parece demasiado al pasado. Y, si miramos con atencion, tal vez veamos que ellos, los de arriba, son los mismos de ayer. Los que, igual que ayer, hoy nos piden paciencia, madurez, sensatez, resignacion, rendicion. Esto ya lo hemos visto, lo hemos oido antes.

Los zapatistas recordamos. Sacamos la memoria de nuestras mochilas guerrilleras, de nuestros bolsillos de los uniformes de campana. Recordamos.

Porque hubo un tiempo en que toda la America Latina estaba aqui nomasito.

Bastaba estirar la mano y se tocaban los corazones de los pueblos latinoamericanos.

Bastaba voltear un poco la mirada y ahi estaban el relampago desparramado del Amazonas, la cicatriz indeleble de los Andes, el soberbio estar del Aconcagua, la interminable Tierra del Fuego, el siempre inquieto Popocatepetl.

Y con ellos estaban los pueblos que les dieron nombre y vida.

Porque hubo un tiempo en que Chile y todos los paises de la America Latina quedaban mas cerca de Mexico que el imperio que, desde el norte geografico y social, impone lejanias a quienes compartimos la vecindad de la historia.

Hubo un tiempo.

Tal vez todavia es ese tiempo.

Hoy, como ayer, el dinero hermana soberbias.

Hoy, como ayer, de la mano de las poderosas trasnacionales, el poder militar extranjero pretende hollar nuestros suelos, a veces embozado en uniformes de ejercitos locales, o con asesores, embajadas, consulados, agentes encubiertos.

Hoy, como ayer, esos dineros intentan comprar certificados legales de impunidad para los gorilas que les sirvieron y que, siempre lo supimos, cuando decian "patria" no hablaban de Chile, de Argentina, de Uruguay, de Bolivia, de Brasil. No, la bandera que saludaban era la de las barras y las turbias estrellas.

Hoy, como ayer, el norte revuelto y brutal cerca y pretende asfixiar esa solitaria estrella de dignidad que brilla en el Caribe.

Hoy, como ayer, los gobiernos de algunos de nuestros paises le sirven de triste comparsa en el innoble empeno de doblegar al pueblo de Cuba.

Hoy, como ayer, el imperio que se abroga el papel de policia mundial y atropella leyes, razones, pueblos, es el mismo.

Hoy, como ayer, quien pretende desestabilizar a gobiernos legales y legitimos, pero que no le son subordinados (ayer Chile, hoy Venezuela, siempre Cuba), es el mismo.

Hoy, como ayer, aquel sistema que se erige sobre la mentira, el engano, el fraude, la dictadura del dinero, pretende darnos lecciones de democracia, de libertad, de justicia.

Hoy, como ayer, quien democratiza el dolor, la miseria, la muerte para los pueblos de nuestra America, es el mismo.

Hoy, como ayer, quien persigue, quien tortura, quien encarcela, quien mata, es el mismo.

Hoy, como ayer, se nos hace la guerra, en veces con balas, en veces con programas economicos, siempre con mentiras.

Hoy, como ayer, el terror real, el que de arriba viene, llama al dios para justificarse.

Hoy, como ayer, se pretende ocultarnos que si, que es un dios quien los alienta, pero es el dios del dinero.

Hoy, como ayer, en algunos paises los pusilanimes son gobiernos.

Hoy, como ayer, las claudicaciones se disfrazan con argumentos complejos, encuestas, trajes de marcas exclusivas, espejos vueltos del reves.

Tal vez todavia es ese tiempo.

Tal vez no.

Porque hoy, el nuevo y complicado ropaje con el que se viste la brutalidad de la ganancia para los menos, a costa de la perdida para los mas, lleva adelante una verdadera guerra mundial contra la humanidad.

Naciones enteras son devastadas.

Se conquistan territorios.

Se reordena la geografia mundial.

Se derrumban las fronteras para los dineros y se alzan para los pueblos.

Las culturas historicas de nuestros pueblos tratan de ser suplantadas por frivolidades instantaneas.

En algunos paises, en lugar de gobiernos nacionales hay gerencias regionales.

Se malbaratan los recursos naturales, la tierra, la historia; y sobre las cordilleras que zurcen y unen America desde el sur del Bravo hasta la Tierra del Fuego, quieren plantar un letrero que anuncia, que advierte, que amenaza: "Se vende".

Los pobres, los desposeidos, es decir, quienes forman la inmensa mayoria de la humanidad, son confiscados y clasificados.

Confiscados de su dignidad, clasificados en las periferias de las grandes ciudades, en las orillas de los programas gubernamentales, en los rincones del futuro que ahora se decide, en algunos paises, no en los parlamentos o en las casas nacionales de gobierno, sino en las juntas de accionistas de las multinacionales.

Hoy la explotacion es mas brutal que nunca antes en la historia de la humanidad, hoy el cinismo es credo filosofico de quienes pretenden gobernar el planeta, es decir, de quienes tienen todo, menos verguenza.

Hoy la guerra contra la humanidad, es decir, contra la razon, es mas mundial que nunca antes.

Hoy la guerra es en todos los frentes y en todos los paises.

Si ayer era un deber oponerse, luchar, resistir frente a la estupida logica de la ganancia, hoy es, simple y llanamente, un asunto de supervivencia individual, local, regional, nacional, continental, mundial.

Hermanos y hermanas de Chile:

Hubo un tiempo en que toda la America Latina quedaba aqui nomasito.

Tal vez todavia es ese tiempo.

Tal vez la memoria colectiva que, como latinoamericanos nos da identidad, tome nombres y fechas en el calendario para decir, para decirnos, que hay una patria mas grande que la que nos da bandera.

?Con cuantos nombres se viste el calendario del dolor de nuestras tierras?

Si en nuestra America, Ernesto Che Guevara es uno de los nombres con los que octubre se levanta, el calendario de los de abajo que somos se ilumina cuando se llama Turcios Lima y Yon Sosa en Guatemala, Roque Dalton en El Salvador, Carlos Fonseca en Nicaragua, Camilo Torres en Colombia, Carlos Lamarca y Carlos Marighela en Brasil, Inti y Coco Peredo en Bolivia, Raul Sendic en Uruguay, Roberto Santucho en Argentina, Cesar Yanez en Mexico.

Y solo nombro a algunos de los muchos que decidieron en nuestra America Latina, en su tiempo y en su modo, ponerle un gatillo a la esperanza y que, a la dosis de ternura que nos exige Latinoamerica para amarla, agregaron una cierta dosis de plomo... y de sangre... su sangre.

El problema con todos esos que duelen en el calendario es que no se van asi nomas. No, al contrario, se van dejandonos como una deuda, como algo que debemos saldar para poder nombrarlos sin verguenza, sin pena.

Hay quien senala que aquellos hombres y mujeres que tomaron y toman como camino la rebeldia armada tuvieron, o tienen, una fascinacion por la muerte, vocacion para el martirio, ansias mesianicas; que solo desean un lugar en las canciones de protesta, en las poesias, en los corridos populares, en las camisetas juveniles, en los puestos de souvenirs del turismo revolucionario.

Hay quien piensa y dice que las causas se derrotan cuando mueren quienes las luchan, es decir, quienes las viven.

Hay quien dice que el doloroso octubre latinoamericano rompio en pedazos la esperanza en Chile, en Uruguay, en Argentina, en Bolivia, en Mexico, en toda la America Latina.

Puede que sea asi. Pero puede que no.

Puede ser que quienes, como Miguel, se armaron para decir "No", en realidad estaban diciendo "Si" a un manana entonces lejano.

Puede ser que quienes, como Miguel, pusieron fuego a su palabra, no lo hicieron para incendiar con la muerte, sino para iluminar la vida.

Puede ser que quienes, como Miguel, pensaron y dispararon, no lo hicieron para tener un lugar en el museo de la nostalgia revolucionaria, sino para que los pueblos, todos, tuvieran un lugar en el mundo.

Puede ser que el calendario en el que transcurra el manana no tenga nombres o, mejor aun, tenga todos los nombres.

Porque puede ser que para eso fue que las ausencias que dolemos en cada mes latinoamericano pusieron una crucecita en el calendario, como la que duele este 5 de octubre.

Puede ser, porque esas ausencias, en lugar del hueco, dejan las ganas de luchar la esperanza, que es asi como nosotros los zapatistas decimos "cambiar el mundo".

Puede ser.

Puede ser que la esperanza se alimente, como nuestra America, de la memoria.

Y puede ser que la memoria no sea otra cosa que el pegamento para volver a unir la esperanza que se ha roto en el calendario que nos imponen.

Puede ser que esa memoria, la que hoy nos convoca y vuelve a poner a la America Latina aqui nomasito, no sea una herencia que esos dolores nos legaron, sino un deber que nos marcan.

Puede ser.

Tal vez para saberlo es que estamos aqui, incluso los que no estamos.

Porque puede ser que el hoy no sea igual al ayer.

Un revolucionario chileno, de esos que hacian temblar cuando empunaban una guitarra, Victor Jara, tal vez pensando en los tiempos que hoy cargamos, dijo, nos dijo, nos dice que: "Es dificil encontrar en la sombra claridad, cuando el sol que nos alumbra descolora la verdad". Y dijo, nos dijo, nos dice: "Ojala encuentre camino para seguir caminando".

Y fue en tierras chilenas, hace mucho tiempo, que Manuel Rodriguez dijo, nos dijo, nos dice, como mostrando el camino: "Aun tenemos patria, ciudadanos".

Y otro uno, tambien chileno, aqui nomas cerca y bajo la metralla que le buscaba el corazon, tuvo la entereza y sabiduria para decir, para decirnos: "Mas temprano que tarde, de nuevo se abriran las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".

Puede ser que el hoy no sea igual al ayer.

Puede ser que se hayan aprendido las lecciones y, pronto, donde antes se emborronaban cuartillas en la historia latinoamericana, se enmendara la letra y terminara por leerse, con la claridad de quienes miran desde abajo, que "democracia", "libertad" y "justicia" son palabras graves y que se acentuan en el corazon, es decir, en el lado izquierdo del pecho colectivo que somos.

Quisiera decir que venceremos, que no nos moveran, que el futuro sera nuestro, que romperemos mil cadenas, que la libertad es un horizonte cercano; pero nosotros los zapatistas creemos que no sera asi porque lo depare un destino oculto o manifiesto, sino porque trabajemos y luchemos por ello.

Hermanos y hermanas:

Esto quiere decirles nuestra palabra:

Bien haya la vena abierta de America Latina que se llama Chile y que tiene en la sangre no a la ITT, no a la Anaconda Copper, no a la United Fruit, no a la Ford, no al Banco Mundial, no a Pinochet, ni a los nombres con los que ahora se visten unas y otros, sino a sus obreros, sus campesinos, sus estudiantes, sus mapuches, sus mujeres, sus jovenes, su Victor Jara, su Violeta Parra, su Salvador Allende, su Pablo Neruda, su Manuel Rodriguez, su Miguel Enriquez, su memoria.

Hermanos y hermanas de Chile:

Reciban todos y todas el saludo de quienes los admiramos y queremos, nosotros, los zapatistas mexicanos.

Salud, Chile!

Desde las montanas del Sureste Mexicano

Subcomandante insurgente Marcos

Mexico, octubre de 2004

PD. Disculpen si mis palabras no han sido una arenga, como si lo fue la vida y la muerte de quien, 30 anos despues, hoy nos llama. En realidad nosotros solo queriamos aprovechar este acto para pedirles a todos ustedes, humildemente, respetuosamente, que, en nuestro nombre, pongan un rojo copihue en la tierra que lo guarda, y que le digan a el que aca, en las montanas del sureste mexicano, octubre tambien se llama Miguel.


El último día de Miguel Enríquez

Por Manuel Cabiesses

[Texto sobre los últimos momentos que terminaron con la caída en combate de Miguel Enriquez el día 5 de Octubre de 1974, escrito por Manuel Cabieses, director de la Revista Punto Final]

Su eterno chaquetón marinero y su risa estruendosa, que contagiaba alegría, es lo primero que recuerdo de Miguel Enríquez. El optimismo asomaba a sus ojos, a sus gestos, comunicando esa incansable vitalidad que le animaba. Miguel reía con todo el cuerpo, se agitaba y el torrente reventaba con una explosión de alegría. Después descubrí que también era la forma de reir de su padre, don Edgardo. Miguel era un dinamo, veloz de pensamiento y palabra. Sus frases se precipitaban en ráfagas.

Temible en la polémica, a veces era también -para mi gusto- demasiado duro en la discusión con los compañeros. Abrumaba con argumentos, citaba la historia revolucionaria mundial, especialmente la revolución bolchevique; conocía bien a Lenin (el Pelao, como le llamaba con familiaridad), a Trotsky y Rosa Luxemburgo, se paseaba por la revolución china, conocía en detalle la revolución cubana y sabía mucho de historia de Chile. Por supuesto era carrerino, admiraba a Manuel Rodríguez y se refería con mala voluntad al "guatón O'Higgins". Dedicaba especial atención al estudio y le gustaba discutir con gente de pensamiento diferente al suyo.

Matarlo no fue fácil para la DINA. Los sicarios de la dictadura tuvieron que extremar sus torturas con los detenidos que habían contactado a Miguel o a sus enlaces desde que el líder del MIR pasó a la clandestinidad. La crueldad del capitán Miguel Krassnoff Marchenko, jefe de la Agrupación Caupolicán de la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA, y de su principal verdugo, Osvaldo Romo, sin embargo, no tenía límites. El Informe Rettig señala: "La primera prioridad de la acción represiva de la DINA durante el año 1974 fue la desarticulación del MIR. Esta continuó siendo una prioridad durante 1975. Durante estos dos años se produce el mayor número de víctimas fatales atribuibles a este organismo". Creada por decreto en junio de 1974, la DINA venía operando desde noviembre de 1973, en dependencia directa de Pinochet. Quinientos oficiales de las FF.AA. y Carabineros dieron origen a esa estructura secreta que más tarde contaría a miles de funcionarios, asesores e informantes a sueldo.

Matar al secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, un médico de 30 años que había burlado numerosas trampas y emboscadas, se convirtió en una obsesión para la DINA. Destinó para ello a la Agrupación Caupolicán, mientras la Agrupación Purén se dedicaba a perseguir al resto de la Izquierda. La DINA consiguió datos para localizar el sector de Santiago donde Miguel vivía clandestino. Era en la calle Santa Fe 725, entre Chiloé y San Francisco, en la comuna de San Miguel. Una casa con apariencias de nada con dos portones metálicos que todavía conservan más de treinta impactos de balas. El 5 de octubre de 1974 se libró allí un combate desigual, como el de La Moneda y otros durante 17 años en que hombres y mujeres de la Izquierda chilena dieron lecciones de honor y valentía en combate.

Miguel era uno de los dirigentes chilenos más prometedores. Tenía rasgos indudables de genialidad política. En él "despuntaba un jefe de revolución", como dijo Armando Hart a nombre del Partido Comunista de Cuba en el solemne homenaje que se tributó en La Habana al revolucionario chileno. Los dirigentes cubanos no derrochan ese calificativo porque conocen su significado. Por eso el nombre de Miguel Enríquez lo llevan muchos comités de defensa de la revolución (CDR) y un hospital clínico quirúrgico.

LA CACERIA DEL MIR

La precaria clandestinidad de Miguel, soportó poco más de un año. Había lanzado la desafiante consigna "el MIR no se asila", y quiso dar el ejemplo permaneciendo en Chile para organizar un movimiento de resistencia que concebía amplio y unitario. Explicó: "Nos quedamos en Chile para reorganizar el movimiento de masas, buscando la unidad de toda la Izquierda y de todos los sectores dispuestos a combatir a la dictadura gorila, preparando una larga guerra revolucionaria a través de la cual la dictadura será derribada, para luego conquistar el poder para los trabajadores e instaurar un gobierno de obreros y campesinos".

Desoyó los consejos de muchos camaradas y amigos que le pedían salir del país. Miguel era del tipo de líderes que guían con el ejemplo. No subvaloraba, sin embargo, las tareas de apoyo en el exterior. Encomendó organizarlas a dos miembros de la comisión política, su hermano Edgardo -ingeniero de 34 años, detenido en Buenos Aires en abril de 1976 y desaparecido desde Villa Grimaldi- y René Valenzuela Bejas, hoy preso en España.

La persecución al MIR fue motivo de disputa entre la DINA y el Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), que dirigía el comandante Edgar Ceballos Jones ("Comandante Cabeza"). El SIFA llegó a tener numerosos prisioneros en su cuartel general en la Academia de Guerra Aérea (AGA). Mediante el método de hacer desaparecer a los prisioneros y una brutalidad extrema en la tortura, la DINA consiguió finalmente desplazar al SIFA.

El terrorismo de la DINA se hizo sentir con fuerza a partir de abril de 1974. El recinto secreto de Londres 38, un ex local del PS, se convirtió en centro de torturas y en primera estación del vía crucis de muchos detenidos hacia la muerte y desaparición en Colonia Dignidad, como ocurrió con Alvaro Vallejos Villagrán (el "Loro Matías"), estudiante de Medicina de 25 años, uno de los primeros en ser ejecutados en la colonia alemana de Paul Schäffer.

La comisión política del MIR, sin embargo, se mantenía más o menos intacta a comienzos del 74. La pérdida más importante había sido la de Bautista Van Schouwen Vasey, en diciembre de 1973, capturado por una delación en el convento de los Capuchinos de Santiago, donde se ocultaba. Van Schouwen, de 30 años, médico, era uno de los fundadores del MIR e íntimo amigo de Miguel Enríquez, con cuya hermana, Inés, estuvo casado.

A partir de julio del 74, la DINA -ahora en posesión de abundante información y con la colaboración de delatores- aumentó la intensidad de sus golpes. Cayeron detenidos y desaparecieron decenas de miristas como Bárbara Uribe y Edwin Van Yurick, su esposo; el periodista Máximo Gedda, Martín Elgueta, Alfonso Chanfreau, María Angélica Andreoli, Muriel Dockendorff, etc. Muchos fueron atrapados en "puntos de contacto" que entregaban los torturados. Otros cayeron en "ratoneras" montadas en casas de militantes detenidos. Muchos fueron reconocidos en las calles por delatores que salían a "porotear" con los agentes de la DINA.

La represión aumentó y en septiembre del 74 la situación se hizo trágica. Casi todos los presos del MIR eran salvajemente torturados y desaparecían para siempre, como el arquitecto Francisco Aedo Carrasco, de 63 años, liberado desde Chacabuco y arrestado de nuevo el 7 de septiembre, los hermanos Carlos y Aldo Pérez Vargas (cuyos otros tres hermanos, Iván, Mireya y Dagoberto, este último miembro de la comisión política del MIR, morirían en 1975 y 1976), Carlos Gajardo, Vicente Palomino, Manuel Villalobos, etc. Delatores como Marcia Merino ("La Flaca Alejandra") asesoraban los interrogatorios, señalando a los torturadores lo que debían preguntar, clasificando la información, participando en los allanamientos o en el "poroteo".

La situación alcanzó su punto álgido a fines de ese mes y comienzos de octubre con la detención de los dirigentes Sergio Pérez Molina y Lumi Videla Moya (cuyo cadáver terriblemente torturado por Osvaldo Romo lanzaron al interior de la embajada de Italia el 3 de noviembre), María Cristina López Stewart, el sacerdote Antonio Llidó, los hermanos Jorge y Juan Andrónico Antequera, Amelia Bruhn, y una larga lista de mártires.

La DINA obtuvo nuevas pistas para llegar a Miguel Enríquez: el barrio donde vivía, una descripción de su aspecto físico y de su pareja (Carmen Castillo Echeverría, que hacía de enlace en algunos contactos y que estaba embarazada), una Renoleta roja que usaba Miguel (la reconocieron durante un enfrentamiento a tiros en el sector del Estadio Nacional), etc.

LA CASA DE SANTA FE

Desde diciembre de 1973, Miguel vivía clandestino en Santa Fe 725. Un barrio tranquilo, de pequeña burguesía pobre y de obreros, casi todos propietarios de sus viviendas. La mayoría -como la que ocupaba Miguel- son casas de un piso con patio y parrón. Los vecinos se conocen por años. Entonces la mayoría eran de Izquierda, comunistas y socialistas. Frente a la casa de Miguel vivía un viejo obrero comunista, Leyton, "cicerone" del Museo Recabarren.

La casa de Miguel estaba entre la de un obrero cesante y la de un periodista, Rolando Carrasco, comunista, preso en Chacabuco. Allí vivían la mujer de Carrasco, Anita Klöpping (como actriz de teatro y radio más conocida como Anita Mirlo) y sus hijos, Rolando, de 16 , y Valentina, de 11 años.

Miguel y su compañera, Carmen Castillo, llegaron a vivir en esa casa a fines del 73, después de la caída de Van Schouwen. Inicialmente los acompañaba otro dirigente del partido, Humberto (Tito) Sotomayor, y su esposa. Ocasionalmente iban a pasar unos días con ellos las pequeñas hijas de ambos, Javiera, hija de Miguel (con Alejandra Pizarro), y Camila, hija de Carmen (y de Andrés Pascal Allende, también miembro de la comisión política del MIR, que a su muerte reemplazaría a Miguel en la secretaría general del MIR). El otro hijo de Miguel, Marco Antonio (con la periodista Manuela Gumucio), estaba en Francia y apenas tenía un año cuando mataron al líder del MIR.

Una ciudadana británica compró con fondos del MIR la casa de Santa Fe a un dueño de camiones, padre de unas mellizas, a quien en el barrio todos miraban con sospecha porque era opositor al gobierno de la Unidad Popular y porque vendía mercaderías que escaseaban en el mercado.

EL ALIENTO DE LA BESTIA

Miguel, Carmen, Sotomayor y su mujer no lo sabían pero eran objeto de observación en el barrio. Se siente curiosidad por los nuevos vecinos. Se preguntan quiénes son, de dónde vienen, qué hacen, etc. Los jóvenes que viven en Santa Fe 725, parecen gente de desahogada situación económica, se muestran afables y saludan con cortesía pero sin intentar mayores relaciones. Todos observan...y comentan. Al dueño del boliche de la esquina le llama la atención que los nuevos propietarios de la casa de Santa Fe 725 dispongan de más dinero que lo común en el vecindario. Compran mayor cantidad y artículos de más calidad. Para el almacenero es un buen negocio pero comunica sus observaciones y el rumor circula...

Miguel y Carmen, Sotomayor y su mujer, entretanto, hacen una vida normal y buscan establecer una relación discreta con los vecinos. Se dan cuenta que en ese barrio hay que trabar amistad con la gente. Miguel y Carmen ayudan al vecino cesante. Se enteran que Anita tiene a su marido preso en Chacabuco y que trabaja como costurera para sostener el hogar. Carmen le ayuda mandándole hacer ropa para Javiera y Camila, luego para ella o para una amiga que inventa. Un día el joven Rolando Carrasco (hoy arquitecto, casado, dos hijos) está duchándose, la llama se apaga pero el gas sigue fluyendo, Rolo cae desmayado, como de costumbre ha cerrado con llave la puerta del baño. Anita lo siente caer, intenta abrir la puerta, no puede y corre a la casa de Miguel a pedir ayuda. Humberto Sotomayor acude, echa abajo la puerta, reanima al joven y le da instrucciones a Anita para seguir atendiéndolo. Así ella se entera que es médico. Desde ese día siente por sus vecinos del 725 una enorme gratitud y cariño. Ya no le importa la cortés pero firme discreción con que ellos defienden su privacidad.

MORIR EN OCTUBRE

Amanece el 5 de octubre de 1974. La DINA está sobre una pista segura para llegar a Miguel. Otras le habían fallado. Por ejemplo, detecta que Javiera, de 5 años, hija de Miguel, vive con su tía, Ana Pizarro, y sus tres hijos. Supone -con razón- que por esa vía existe un vínculo con Miguel. La DINA pierde la paciencia y amenaza de muerte a Ana Pizarro y sus hijos, que se asilan en la embajada de Francia. Pero antes Miguel manda a buscar a su hija. En una carta le dice a su ex cuñada que quiere tener a Javiera por un tiempo porque está seguro que va a morir.

La DINA ya sabe que Miguel vive en la zona sur de Santiago, en un cuadrante enmarcado por Santa Rosa, Gran Avenida, Departamental y Callejón Lo Ovalle. Los esbirros de Krasnoff, capitaneados por Osvaldo Romo que olisquea sangre, "peinan" esa área. Llevan algunos de los presos torturados para que reconozcan calles, ruidos, olores. Pasan algunos días en esa tarea de rastrear las huellas todavía invisibles de Miguel. Buscan una Renoleta roja y una joven señora embarazada. Van en tres vehículos y llevan armas largas por si acaso. Se detienen a preguntar en almacenes y talleres, interrogan a niños y mujeres, carteros, revisores de medidores de luz y agua, recogedores de basura, etc.

Está clareando y en la casa de Santa Fe 725, todos duermen: Miguel, Carmen, Humberto Sotomayor y José Bordas Paz (31 años, encargado de la Fuerza Central, rama armada del MIR). El grupo conversó hasta tarde. Quedaron de acuerdo en que al día siguiente, 5 de octubre, Carmen buscará una casa de emergencia. El instinto les decía que la seguridad del escondite se había resquebrajado, sobre todo después del enfrentamiento a tiros en la Avenida Grecia. Miguel había hecho algunas reuniones en la casa con compañeros que presumiblemente ahora estaban presos. Aunque se habían observado las reglas de la clandestinidad, no se podía descartar que alguno se hubiese dado cuenta del barrio y la calle donde los habían llevado a ciegas. Se iban también a cumplir diez meses viviendo en la misma casa y las normas de clandestinidad prohibían una permanencia tan larga en un mismo lugar.

Dos semanas antes, Miguel arregló el asilo en la embajada de Italia de las pequeñas Javiera y Camila, que entraron en la misión diplomática en la cajuela del automóvil del encargado de negocios. Por último, Miguel había aceptado reducir el ritmo de su trabajo y replegarse a un lugar fuera de Santiago. Una amiga de Carmen, Cecilia Jarpa, se haría cargo de comprar una parcela en Macul. Pero Carmen la llamó el día anterior para entregarle el dinero y el tono y forma de sus respuestas, hicieron a Miguel deducir que Cecilia Jarpa ya estaba en manos de la DINA. Estaba claro que el cerco se estrechaba.

En la mañana del 5 de octubre Carmen Castillo salió a buscar una casa para mudarse ese mismo día. Miguel, Sotomayor y José Bordas también salieron de Santa Fe 725 . Acordaron volver a encontrarse en la casa a las tres de la tarde. Sin embargo, Carmen volvió cerca de la una. Encontró a Miguel y a los otros dos compañeros quemando papeles, con las armas a la mano y en estado de enorme tensión. Habían detectado tres autos sospechosos que rondaban el barrio y que habían pasado ya dos veces, lentamente, observando la casa. Están seguros que es la DINA y que deben estar tendiendo el cerco. Rápidamente terminaron de recoger en dos bolsos lo más importante. Cuando Miguel y Carmen salían al patio donde estaba la Renoleta roja, se produjo el primer ataque de la DINA. Ellos se replegaron al interior de la casa y comenzaron a responder el fuego junto con Sotomayor y Bordas.

El primer cerco no fue muy efectivo. No habían llegado aún suficientes refuerzos. En los primeros momentos Humberto Sotomayor y Jose Bordas lograron escapar. A uno lo vio Anita, la vecina, saltar al patio de su casa y de ahí a la calle San Francisco; el otro huyó en dirección a Varas Mena, una calle paralela al sur de Santa Fe. (Sotomayor se asiló después en la embajada de Italia y José Bordas fue emboscado por el SIFA el 5 de diciembre. Cayó herido y murió dos días después en el hospital de la FACH, donde fue torturado). Carmen Castillo fue herida en el interior de la casa. A ratos perdía la conciencia mientras proseguía el tiroteo sostenido por Miguel. Recuerda haberlo oido gritar: "Hay una mujer embarazada, respeten su vida".

El Informe Rettig dice:"La casa donde se ocultaba Miguel Enríquez, fue rodeada por un nutrido contingente de agentes de seguridad, el que incluía una tanqueta y un helicóptero, quienes comenzaron a disparar. Entre los ocupantes del inmueble se encontraba una mujer embarazada que resultó herida. Miguel Enríquez cayó en el enfrentamiento recibiendo, según el protocolo de autopsia, diez impactos de bala que le causaron la muerte".

Anita, la vecina de Miguel, no sabe cuánto duró el tiroteo; tampoco su hijo, Rolo. Pero les pareció eterno. En su casa estaba otro muchacho, compañero de Rolo, ambos se encontraban en el patio cuando se inició el asalto a la casa vecina. Se agazaparon y vieron saltar el muro al mirista que huyó hacia la calle San Francisco. Anita y la niña, Valentina, permanecieron tiradas en el piso de la casa. Recuerdan el ruido ensordecedor de los disparos, el helicóptero sobrevolando, los altavoces de Carabineros ordenando al vecindario permanecer en sus casas. Cuando cesaron los tiros vieron en la calle Santa Fe a muchos civiles armados, carabineros, soldados, la tanqueta y muchos vehículos. Más tarde cuando sacaban a Carmen Castillo herida (creyeron que iba muerta) y luego el cadáver de Miguel Enríquez.

Miguel no se rindió. Una de las diez balas le perforó el cráneo. Su cuerpo lo encontraron en el patio donde se había parapetado para disparar, mientras intentaba saltar a la casa trasera. La noticia de la muerte de Miguel, que se divulgó esa noche, causó un impacto doloroso en el pueblo. Saber que Miguel estaba en la clandestinidad, intentando reorganizar las fuerzas, fortalecía muchas esperanzas.

La DINA lo celebró mofándose de los presos en el recinto de José Domingo Cañas, donde había trasladado su infierno de torturas. La casa de la calle Santa Fe 725 la ocupó la DINA durante dos meses. Algunos vecinos dicen que allí se hacían fiestas y que los oficiales se emborrachaban y gritaban como locos. Más tarde vivió un microbusero, pariente de un agente de la DINA, y luego volvió el antiguo propietario, el camionero. Cada 5 de octubre, desde 1990, sus moradores se refugian en el interior de la casa cuando un grupo de familiares y ex miristas realizan en la calle un acto recordatorio, encienden velas, se acercan a mirar el patio interior y tocan con emocionada reverencia las perforaciones de balas en los portones de la casa donde Miguel vivió su último día.

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2005-03-09


El combate en que murió Miguel Enríquez

Relatado a Gabriel Garcìa Márquez por Carmen Castillo y publicado en Alternativa N° 28, Bogotá, Abril de 1975.

Teníamos todo listo para cambiarnos de casa el lunes siguiente hacia un lugar más seguro, cuando los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) nos cayeron por sorpresa y mataron a Miguel. Aunque parezca extraño, ése fue el único sobresalto doméstico que tuvimos en tantos meses de clandestinidad después del golpe, pues Miguel había descubierto que no hay mejor escondite que la vida cotidiana, de modo que llevábamos una existencia normal, consagrada al intenso trabajo político que nos había encomendado el partido.

Era una casa grande, con una sala, dos dormitorios, un cuarto arreglado como estudio y un pequeño patio con un cuartito al fondo donde guardábamos las armas. El barrio era muy agradable, una mezcla entre obreros especializados y burguesía media, muy simpáticos y amables y nadie hubiera podido imaginarse que Miguel era en aquel momento el hombre más buscado por la dictadura de Chile. No podían imaginárselo, precisamente porque nunca nos escondimos. Al principio, cuando llegamos, habíamos explicado a los vecinos que Miguel trabajaba en casa porque estaba enfermo de los riñones. Yo salía todos los días a la hora en que todas las amas de casa hacen las compras y entonces aprovechaba para hacer los contactos y recoger el material de información que nos llegaba de todos los niveles del partido.

Durante varios meses vivieron con nosotros las dos niñas de Miguel, que se llamaban Jimena y camila; y a quienes habíamos enseñado a tratarnos de un modo en que nunca supieran quiénes éramos en la realidad. Por fortuna pocos días antes de la muerte de Miguel, habíamos tomado la precaución de asilarlas en una embajada para que salieran del país. Entonces yo estaba encinta de seis meses y eso fue un detalle más de naturalidad, porque no es fácil sospechar que una mujer embarazada esté haciendo un trabajo político tan intenso y arriesgado. Lo único que Miguel hizo fue afeitarse el bigote, rizarse el pelo y llevar unos lentes de vidrio naturales cuando salía a la calle. Manejaba él mismo un Fiat 124 blanco pero su licencia de conductor era falsa y figuraba con un nombre supuesto.

El problema era que ambos teníamos la obligación de andar armados. En cierta ocasión de los últimos meses, cuando la persecución se había vuelto más dura, Miguel y yo nos encontramos de pronto en pleno centro de Santiago con una barrera militar que filtraba a los transeúntes. La documentación que llevábamos hubiera pasado, pero las armas no. Nos preparamos porque entonces sólo había dos caminos, o lográbamos pasar o nos abríamos paso a tiros; no había otro remedio.

De pronto, por instinto, ambos tuvimos la misma reacción, le hicimos un gesto amable a los milicos, los saludamos como amigos, como sus partidarios, y así pasamos sin ser molestados a través de cinco automóviles y no sé cuántas furgonetas de pacos con ametralladoras que respondían a nuestros saludos.

Cuando nos quedamos sin las niñas, el partido había resuelto que Miguel se sumergiera cada vez más, que no asumiera ninguna otra tarea de choque. Andrés Pascal, que ahora ha reemplazado a Miguel en la secretaría general del partido, sería el encargado de las tareas de choque para que Miguel se dedicara por completo a analizar informes y redactar documentos que eran necesarios. Es decir: su tarea principal era pensar, hacer las reflexiones del partido. Estudiaba profundamente la crítica económica mundial, la historia de América Latina, la situación real de Chile en el mundo. A veces permanecía tardes enteras absorto en la lectura de la Enciclopedia Británnica o gateando en el suelo sobre un enorme mapa del mundo.

Mientras tanto yo recogía en la calle materiales que nos enviaban los militantes con los informes de la base. Cuando regresaba con esos papeles era el momento de mayor tensión del día, porque uno abría aquellos maletines y ahí venía la realidad plasmada en papeles, venían las discusiones políticas de fondo, el pensamiento de la base.

Es raro, pero Miguel no hablaba nunca de la muerte, a pesar de que se sabía acechado por ella. Tenía un gran amor a la vida y sabía, como médico, que la buena salud y el estado físico eran fundamentales en la lucha revolucionaria. Por eso hacía todas las mañanas una hora completa de gimnasia, me obligaba a mi a hacerlo con él, después tomábamos un desayuno abundante. Le gustaba comer bien, sabía de buenos vinos y siempre tenía un rato libre para oír música en el tocadiscos destartalado. Le gustaba la música popular de América Latina, le gustaban los tangos y algunas cosas de Wagner, aunque en realidad sólo podía oír lo que teníamos, que era muy poco. Los amigos que entonces nos visitaban, comían con nosotros y a veces se quedaban a dormir, pero eran siempre hombres de la comisión política del partido y las conversaciones eran de trabajo político.

De pronto, sin ningún anuncio, Miguel me habló una noche de la muerte, quince días antes de que lo mataran. Es curioso, porque yo misma no sabía qué pensaba. Aquella noche supe que Miguel no le temía a la muerte, pero estaba decidido a no salir a buscarla: estaba contra los sacrificios inúiles. Es bueno que esto quede muy claro: Miguel Enríquez no quería morirse como se murió a los treinta años, quería luchar para ganar, no para perder, sabía lo que quería hacer, lo que quería realizar al final y estaba convencido de que su tarea era mucho más importante después del triunfo. Tenía conciencia de ser un dirigente de izquierda con capacidad intelectual, y todos éramos conscientes de eso. Y por eso sentía que su deber era estar vivo.

El combate en que mataron a Miguel fue el sábado 5 de octubre de 1974. Desde hacía varias semanas sabíamos que algo había pasado, algo que no veíamos con claridad, pero que nos obligaba a cambiar de casa inmediatamente. Los golpes certeros que la dictadura estaba asestando a nuestra militancia demostraban que tenían pistas, que nos habían agarrado hilos muy seguros; tal vez que alguien había hablado. En vista de eso, yo ubiqué una casita chiquita de dos piezas, pero con una parcela que la hacía menos sospechosa, con muchos árboles frutales, con gallinas, escondida en una zona muy calmada donde hubiéramos podido vivir mucho tiempo sin ser descubiertos. Sin embargo, una serie de contratiempos imprevistos nos hicieron perder un tiempo precioso. La persona que debía comprar la casa a nombre nuestro la ubiqué yo a través de un enlace que cayó; el jueves 3. El viernes no pude encontrar nada bueno. El sábado salí otra vez y dejé a Miguel trabajando en casa con otros compañeros del partido.

No encontré nada en la mañana, y de regreso me detuve en la tienda de la esquina a comprar cosas de comer. A la una, cuando entraba a la casa cargada de paquetes, encontré a Miguel con la camisa celeste, chaleco beige y los lentes que sólo usaba para salir a la calle. «Tenemos que irnos enseguida», me dijo, con calma pero con firmeza. Y me explicó que habían pasado frente a la casa, muy despacio, dos automóviles que sin duda eran de la DINA. Nuestras sospechas de que el escondite había sido descubierto empezaban a confirmarse y no podíamos perder un segundo.

Todo estaba listo para escapar, el automóvil encendido en el garaje con todas nuestras cosas dentro, salvo dos maletines de papeles que seguían en el dormitorio. En la casa estaban dos compañeros más: Humberto Sotomayor y el Coño Molina (asesinado pocos días después en las calles de Santiago por la policía). Nos dirigíamos al garaje, cuando uno de ellos se asomó por a la ventana y gritó: «Ahí vienen de nuevo». Sólo entonces nos dimos cuenta de que se nos venían encima, tanto que apenas si tuvimos tiempo de tomar nuestras armas, cuando una ráfaga de metralleta barrió el frente de la sala. Miguel, con la Naca que tuvo siempre al lado de la cama, respondió al fuego desde una ventana de la sala. Los otros dos disparaba desde posiciones móviles. Yo disparaba desde el cuarto, con una metralleta Scorpio, muy chiquita. Mi formación era teórica, de modo que el propio ruido de mi arma me produjo una sorpresa muy grande, y disparaba hacia la calle sin ver a nadie, como si estuviéramos peleando contra un enemigo feroz pero invisible. De pronto, como a los diez minutos de fuego intenso, el tiroteo cesó, y Miguel me hizo una seña urgente desde la puerta para que escapáramos por el patio. Yo agarré entonces uno de los maletines, el que tenía los documentos recibidos el día anterior y que yo estaba obligada a proteger, y en ese momento sentí una explosión y un golpe de muerte y sentí el brazo derecho desgarrado y lo vi colgando sin sentirlo moviéndose solo y bañado en sangre. Una granada lanzada desde la calle había estallado en la sala y sus esquirlas me destrozaron el brazo y me hirieron por todo el cuerpo, pero en el instante de caer al suelo yo no sentía dolor ni miedo sino la sensación nítida de que ya estaba muerta. Molina pasó junto a mí, siempre disparando hacia la puerta de la calle, y me dijo: «Te tocaron», o algo así. Traté de incorporarme, sin lograrlo y entonces vi a Miguel tirado en el suelo del pasadizo que separaba la casa del garaje, y estaba de espaldas, con la ametralladora en la mano y una mancha de sangre en los pómulos, en ambos lados, pero más en el izquierdo. Tenía los ojos vivos, me miraba todo el tiempo y respiraba con dificultad. Verlo en aquel estado fue algo tan terrible para mí que perdí el conocimiento.

En aquella laguna me fue imposible saber qué sucedió con Molina y Sotomayor. Pero cuando recobré el conocimiento tuve bastante lucidez para darme cuenta de inmediato que las únicas personas que quedaban dentro de la casa éramos Miguel y yo. No conseguía levantarme, pero lo vi parapetado en un muro del garaje, todavía disparando hacia la calle con mucha serenidad. El último recuerdo que tengo de él, antes de perder la consciencia por segunda vez, es el de su rostro inclinado sobre mí, como en cuclillas, diciéndome algo que no pude entender.

No sé cuánto tiempo había transcurrido cuando volví a despertar, pero el propio gobierno fascista ha dicho que el combate con Miguel duró casi dos horas. Lo primero que me sorprendió fue el silencio absoluto de la casa vacía. No me dolía nada y aunque no podía incorporarme tenía la rara certidumbre de que no iba a morir. Tanto, que cuando los dos primeros policías echaron abajo la puerta de la calle y entraron corriendo en la casa silenciosa sentí una mezcla de terror y de alivio y me dije: «Mierda, me van a sacar de aquí, y a lo mejor sigo viva», y entonces uno de ellos se me tiró encima y me plantó un puñetazo en la cara y me rompió un diente y me gritó: «Tú eres la Jimena, concha de tu madre, que hacías aquí metida». Pero el otro le ordenó que me dejara quieta. «Esta mujer está embarazada -le gritó- Sáquenla de aquí.» Me acuerdo que entonces me arrastraron hasta la calle, dando órdenes contradictorias de que trajeran una ambulancia, de que no, de que sí la traigan. Había una muchedumbre en los extremos de la calle, había muchos automóviles de la policía, mucho ruidos de sirenas y seguían disparando hacia la casa, lo que me hizo pensar que Miguel estaba vivo y seguía resistiendo.

Cuando por fin me subieron a una ambulancia, sentía una prisa irracional de que llegaran pronto a alguna parte. Sin embargo, los dos policías que se subieron conmigo no lograban ponerse de acuerdo sobre mi destino: uno quería llevarme a la cárcel, el otro al hospital. Este último se impuso, y la visión de los médicos y las enfermeras fue para mí como un nuevo soplo de vida: mi única preocupación desde entonces fue conseguir que alguien sacara la noticia de que yo estaba viva, pues teníamos la experiencia de otros compañeros a quienes los militares los declararon muertos mucho antes de que se les murieran en las salas de tortura. De modo que en la primera fracción de segundo en que me quedé sola con una enfermera que me estaba haciendo una transfusión de sangre, le dije que rápidamente: «Avísele a mi tío Jaime Castillo», y le di el número del teléfono. Ella lo hizo, y con esa llamada me salvó la vida. La noticia desencadenó en el mundo entero un movimiento de solidaridad cuya presión terminó por vencer a la Junta Militar. Sin embargo, en aquellos largos días del hospital yo no sabía que tantos amigos conocidos se ocupaban de mi suerte. Al cabo de incontables horas de interrogatorios, de disputas entre los esbirros que trataban de sacarme informaciones por la fuerza y los médicos que cuidaban de mi salud; después de una operación difícil para tratar de rehabilitarme el brazo que todavía tengo inútil; después de la noticia terrible de la muerte de Miguel que me comunicaron en el hospital y la ansiedad por la suerte de su hijo que empezaba a moverse en mi vientre, después de tantas noches de soledad y horror, vino un coronel que me hizo firmar muchos papeles, me llevó al aeropuerto temblando de furia, y me subió en un avión sin decir siquiera para dónde iba. Ya en pleno vuelo me dijo alguien que veníamos para acá, para Londres.


Elecciones en Chile, la segunda sorpresa

[Revista Siete Días, Argentina, 1973]

Un slogan reiterado ("la Unidad Popular sólo cuenta con un tercio del electorado y, por lo tanto, no tiene derecho a trasformar a Chile en un Estado socialista"), parece por ahora desterrado. El pasado domingo 4, los trasandinos ofrendaron a su gobierno izquierdista con el 49,73 por ciento de los votos, en unos comicios unánimemente señalados como "limpios y honestos". Las fuerzas opositoras acumularon el 48,04 por ciento, mientras algunos candidatos independientes se repartieron el resto.
Estas cifras crean en Chile una nueva situación política. Hasta el momento, la coalición gobernante había moderado sus impulsos (aun cuando avanzó audazmente en algunos terrenos) debido a que su respaldo electoral apenas sobrepasaba el 36 por ciento; la oposición de centro y de derecha, además, controlaba férreamente el Parlamento. Ahora, la relación de fuerzas en el Congreso no se modifica (faltan dos años para las elecciones respectivas) pero ello puede ser sólo un detalle formal en la medida en que Salvador Allende utilice su reciente victoria para obligar a diputados y senadores a aprobar los proyectos oficiales. Si ello no ocurriera, el gobierno proyecta convocar a un plebiscito para reformar !a Constitución y alterar la composición del Congreso (ver reportaje).
Así, Chile entra en una nueva fase del apasionante proceso iniciado en septiembre último, cuando las urnas consagraron a un gobierno mayoritariamente integrado por fuerzas marxistas. Entonces alumbró una experiencia inédita en todo el mundo: el intento de ir estructurando, en forma paulatina, un Estado socialista dentro de los marcos de la democracia tradicional.
Por eso, el resultado de las últimas elecciones abre un abismo ante la derecha. Obligada el año pasado a aceptar el ungimiento de Allende, las fuerzas opositoras trazaron un plan sencillo: consistía en bombardear al gobierno desde todos los flancos y tender en el Congreso una muralla que frenara el cumplimiento del programa oficial. La Democracia Cristiana y el Partido Nacional esperaban, de esa manera, paralizar la política de la UP y hundirla en un brete fatal: o se resignaba a dejar de lado los puntos esenciales de su programa (con lo cual hubiera sufrido un irremediable desgaste) o violentaba las amarras institucionales, embarcándose en un curso revolucionario de incierto futuro, ya que en ese caso la intervención de las FF.AA. se computaba como inevitable.
Ninguno de esos dos supuestos se cumplieron. En sus cinco meses de gestión, Allende (cuya perspicacia política es sólo comparable a la de la tradicional clase dirigente chilena) evitó minuciosamente tomar actitudes que irritaran a los militares, al tiempo que aprovechó todos los resquicios legales para filtrar medidas capaces de ampliar sus bases de apoyo en el electorado. De ese modo, el gobierno pudo concitar apoyo popular sin necesidad de violar el libre juego de las instituciones. Y lo más importante: consiguió canalizar la lucha política hacia la arena comicial, quitándole pretextos al golpismo.
Es obvio que ahora las huestes de Allende se sienten más seguras y que intentarán aprovechar la coyuntura para acelerar el cumplimiento de su programa transformador. "El respaldo que recibió la Unidad Popular —editorializó el matutino oficialista La Nación, de Santiago— se ve consolidado y reforzado abriendo el camino a una ofensiva definitiva contra los dueños del gran capital y los latifundistas". Este juicio tajante se explica, además, por otras razones: La Nación es un diario dirigido por los socialistas (la corriente mas izquierdista de la coalición gobernante), quienes no sólo festejan el triunfo del gobierno, sino también el de su propio partido, que desde el domingo 4 emerge como el más poderoso del frente: acaparó el 22,38 por ciento de los votos (en 1969 había obtenido sólo el 12,2) contra el 16,97 de los moderados comunistas y apenas el 8 por ciento de los radicales, el grupo más tibio del gobierno.
Si a ello se agrega que el Partido Socialista está ahora liderado por el senador Carlos Altamirano (un ortodoxo que piensa que "las elecciones dan el derecho a gobernar, pero no el poder para hacerlo", y que abomina del "reformismo burocrático" para postular una "permanente movilización de masas") puede suponerse que en el seno de la Unidad Popular se abre la perspectiva de un enfrentamiento entre moderados y ultras. Es improbable, sin embargo, que dicha colisión estalle de inmediato: pese a tos pronósticos de la prensa opositora, Allende desmintió que esté tramando una reorganización del gabinete para dar mayoría a los socialistas; por ahora, los tres partidos mayores seguirán teniendo tres ministros cada uno.
En el campo de la oposición, la Democracia Cristiana se ha consolidado como polo de alternativa frente al gobierno, al retener el privilegio de ser la fuerza política individual mayoritaria (25,62 por ciento de los votos). Con todo, es obvio que el mayor caudal obtenido por el frente oficialista se debió a que muchos ciudadanos que en septiembre habían sufragado por la DC, esta vez prefirieron dar sus votos al gobierno. Esta circunstancia crea una delicada situación interna en el partido del ex presidente Frei: algunos afirman que en el próximo congreso de la agrupación, previsto para este año, se producirá el desgajamiento del ala izquierda encabezada por Radomiro Tomic y el acercamiento de ésta al gobierno de Allende.
La derecha, a su vez, contabilizo e! 21,12 por ciento de la votación, manteniendo las cifras logradas en 1969. Sin embargo, se estima que la previsible agudización de la lucha política eclipsará al Partido Nacional en beneficio de la DC, una agrupación que —desprendida de sus grupos izquierdistas— buscará repetir la operación de 1964: canalizar en su provecho los votos de todos los chilenos antimarxistas y, eventualmente, erigirse en opción de recambio, si se diera la emergencia de un golpe de Estado.
No asombra, por eso, que el senador Narciso Irureta, presidente de los democristianos, haya comentado las recientes elecciones diciendo: "Le pueden dar un recado al señor Allende: los cambios deben hacerse ahora, guardando estricto respeto del régimen democrático y de la libertad de los chilenos. Esta es una noche de victoria". Es que la DC sigue entonando el mismo leitmotiv que antes, y continúa sosteniendo que el resultado electoral no habilita al gobierno a salirse de los marcos legales: la mitad del país —sostiene— se opone a una arremetida de ese tipo. Por lo visto la oposición no ha modificado su táctica y confía en que las instituciones democráticas frenen el ímpetu socializante del allendismo. Curiosamente, los grupos más "duros" del gobierno piensan lo mismo, sólo que desde una óptica diferente: suponen que ahora, a caballo de la victoria electoral, es necesario profundizar el proceso, para evitar que éste se diluya en la madeja de la "democracia burguesa".

Revista Siete Días Ilustrados, abril 1971

Fuente: www.magicasruinas.com.ar


32 años de Lucha Revolucionaria

"Nueva sangre jóven ha fertilizado los campos de América para hacer posible la libertad. Se ha perdido una nueva batalla: debemos hacer un tiempo para llorar a los caídos mientras se afilan los machetes y, sobre la experiencia valiosa y desgraciada de los muertos queridos, hacernos la firme resolución de no repetir errores, de cobrar la muerte de cada uno con batallas victoriosas y de alcanzar la liberación definitiva" Che.

Compañeras y Compañeros :

Hace 32 años, el 15 de Agosto de 1965 un grupo de revolucionarios provenientes de diversas expresiones populares; de jóvenes y trabajadores de la Vanguardia Revolucionaria Marxista, sectores trotskistas y ex militantes del Partido Comunista y Socialista se reunían para fundar el MIR, y que en 1967, el Secretariado Nacional de la colectividad, pasaría a ser dirigido por Luciano Cruz, Bautista van Schouwen y Miguel Enríquez.

Lo hacían en un contexto caracterizado, por un lado, por la agudización de la crisis del modelo capitalista de acumulación - desarrollista de sustitución de importaciones - abierta con la década de los 50; por el fortalecimiento del movimiento popular y por las insuficiencias de la institucionalidad burguesa -las instituciones que constituían el Estado de compromiso- la que finalmente se agotó en el período pre-revolucionario vivido en los años 72-73. Por otro lado, por el avance de la lucha revolucionaria en América Latina, cuya expresión más avanzada sin duda la constituía la revolución cubana.

Es en ese contexto histórico en que la fundación del MIR venía a representar un momento superior, de síntesis, de cristalización en el largo proceso de construcción de la vanguardia revolucionaria del proletariado y del pueblo, cuyos antecedentes se remontan al surgimiento del movimiento obrero, a las heroícas huelgas de comienzos del siglo y al surgimiento de las organizaciones con claro sello clasista.

Hasta 1986 el Partido no se ve enfrentado a ninguna división interna, reaccionando hasta ese momento, en su totalidad en contra de la dictadura, de ahí en adelante, sólo será parte de él, el que mantendrá sus propósitos revolucionarios y actuará en relación a ellos. El sector que desde ese momento en adelante, comienza a ser identificado como MIR Renovados, forma hoy día parte de los actuales Organismos de Seguridad y Represión que nuestra supuesta Democracia ha generado para paralizar toda oposición efectiva a su Democracia Restringida y Policial.

Del sector que a partir del 86 pasa a conocerse como MIR Pascal y sus distintas fracciones, todas han hido siendo eliminadas por el accionar del enemigo o por su propia desarticulación, de ese conducto salimos, y somos continuidad directa del MIR Histórico.

En estos 32 años de lucha, no sólo hemos aprendido a soportar la muerte y destrucción, sino que también hemos madurado en el seno del pueblo y hemos sufrido y gozado con él. Nacemos desde sus entrañas y seguimos perteneciendo y representando integramente su proyecto y esperanza de una vida mejor, donde el respeto por las diferencias sea una realidad concreta y no un discurso olvidado, donde pensemos juntos un espacio liberado, y donde seamos iguales a otros distintos, por el solo hecho de querer lo mismo. El MIR no ha claudicado, ni se ha transformado en un Partido Político Tradicional, no nos hemos renovado con los nuevos tiempos, nuestro objetivo sigue siendo la Revolución.

EL QUE HACER

Habiéndose cerrado la etapa histórica en la cual surgimos, las clases dominantes avanzan en la consolidación de la institucionalidad del nuevo Estado de Seguridad Nacional que han construído imponiendo un nuevo modelo de acumulación capitalista de libre mercado, primario-exportador.

Por otro lado, como es de todos conocidos, a nivel mundial, se produjo el derrumbe del llamado "socialismo real" -modelo stalinista, esclerotizado de construción del socialismo- generando condiciones favorables para la continuidad del saqueo y la usurpación que hace el imperialismo en los países periféricos o dependientes.

Condiciones que a los países pobres no les depara otra cosa que mayor marginalidad; que no nos augúra más que miseria; que acentúa el carácter salvaje de la explotación. Que en nuestro país, transcurridos ya 7 años de "gobierno democrático no sólo no mejoran sustancialmente las condiciones de vida de los millones que conforman "el mundo de la pobreza" -de las mujeres, de los niños, de los trabajadores, los subempleados, los marginados, etc- sino que las empeoran, produciéndose un progresivo descascaramiento de este "nuevo régimen : lo que comienza a poner en evidencia su verdadero carácter de clase, escondido en ropajes antidictatoriales y democráticos.

Son estas condiciones, la continuidad de la explotación, de la dominación empresarial y patronal burguesa - ahora bajo otras formas -, las que reclaman un nuevo momento de síntesis: la cristalización de una vanguardia que guíe la lucha de los oprimidos; que guíe la lucha de los que exigimos justicia y respeto a los DD.HH.; de los que defendemos nuestros recursos naturales y los equilibrios ecológicos, hoy desvastados por el capitalismo salvaje; de los que exigimos nuestros derechos de pueblos originarios; de los que reclamamos por una auténtica soberanía frente a las injerencias y dependencia imperialista; de los que reclamamos pan, humanismo y vida digna para los hijos de esta tierra.

Una fuerza que unifique y conduzca estas luchas tras la resolución de nuestros problemas, lo cual, sin duda, no lo lograremos ni con este, ni con ningún tipo de capitalismo, por más de disfráz de democracia con que se vista, sino que con Socialismo, pero del nuestro del que tenemos que construír los latinoamericanos.

Dicha fuerza es la que estamos construyendo, todavía en crecimiento, pero que podrá ir desarrollándose y expandiéndose, si dicho proceso lo asumimos con abnegación, con inteligencia, con creatividad, con audacia y sobretodo, si desde ahora nos damos a la tarea de hacerlo con y desde las raices del pueblo pobre, profundamente vinculados como un sólo puño. Siempre hemos estado al lado del pueblo pobre y marginado, y lo seguiremos haciendo, nuestro compromiso con una sociedad nueva y con un espacio de liberación continental y mundial, son tan claros como los que dijeramos, hace 32 años atrás.

Nuestro capital, para tan importantes e impostergables tareas, lo constituye la justeza de nuestra lucha, el ejemplo de los héroes y mártires del pueblo; la experiencia acumulada en nuestra resistencia revolucionaria; la decisión y voluntad de todos quienes constituímos esta organización, pues frente a estos tiempos de realismo y pragmatismo reafirmamos la bandera de la utopía, del convencimiento de que se pueden establecer relaciones humanas entre los humanos, donde la injusticia no sea la regla; de la convicción de que no nacimos para adaptarnos y ser manipulados sino para participar y transformar nuestro entorno.

Y es con este ímpetu de rebeldia, transformación, revolución que saludamos al cartonero, al temporero, a la mujer campesina y pobladora, a nuestro/a hermano/a Mapuche, al joven estudiante, al trabajador indoblegable, al compañero/a, al/a militante y a tanta diversidad que pese al difícil contexto, continúa en la lucha.


¡¡ Honor y Gloria a los Mártires y Héroes del Pueblo !!
¡¡ La Lucha Popular Continúa !!

¡¡ La diversidad triunfará !!

PUEBLO POBRE: ANTAGONISTA, AUTONOMO, RADICAL Y AUTOGESTIONADO

¡¡ SOLO LA LUCHA NOS HARA LIBRES !!

MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA - M.I.R.

32 años de Lucha Revolucionaria.

1997

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