El
revolucionario chileno asesinado ha
ingresado por la puerta grande en lo más original del marxismo latinoamericano
Miguel Enríquez, treinta años después
Por Néstor Kohan
Ya es hora de decirlo claramente. Como tantos otros militantes de nuestra
América, Miguel Enríquez [1944-1974] ha ingresado por la puerta grande en
lo más original del marxismo latinoamericano. Hijo político del Che Guevara
y, por eso mismo, hermano de nuestro Mario Roberto Santucho, Miguel pertenece
a esa gloriosa familia continental que también integran Luis Emilio Recabarren,
José Carlos Mariátegui, Julio Antonio Mella, Farabundo Martí, Fidel Castro,
Carlos Fonseca, Roque Dalton, Carlos Marighella, Silvio Frondizi, Turcios
Lima, Inti Peredo, Raúl Sendic, Camilo Torres y Tamara Bunke, entre muchísimos
más.
Que el treinta aniversario de su caída sirva no sólo para recordarlo con
cariño y orgullo en su querido país sino también para aprender de él, de
su pensamiento, de su ejemplo y de su lucha en toda América latina y el
mundo.
Un joven rebelde que interviene sin pedir permiso
Miguel vivió la lucha revolucionaria de su pueblo como un joven rebelde.
No solamente por su corta edad sino además por su mente abierta y su desafío
de las jerarquías establecidas en la derecha y también en la izquierda.
Su vida política juvenil fue meteórica. Vivió joven y, lamentablemente,
murió joven. Apenas había cumplido los 30 (treinta) años cuando la muerte
en combate lo encontró dignamente donde tenía que estar. Del lado del pueblo,
de cara al enemigo, enfrentando a la dictadura de Pinochet.
¡Sí, Miguel tenía apenas tenía
treinta años! Parece mentira. (No olvidemos que Julio Antonio Mella, el
fundador del primer partido comunista cubano, fue asesinado en su exilio
mexicano cuando apenas tenía 25 años...). Y pensar que ya a esa edad había
desarrollado todo un pensamiento teórico propio y una acción política encaminada
a concretarlo.
Deberían tenerlo en cuenta algunos
ex revolucionarios, arrepentidos o quebrados, cansados de luchar y de confrontar,
que apelando a su prestigio del pasado hoy se pliegan al poder subestimando
con soberbia a las nuevas generaciones de militantes rebeldes que se están
formando en la búsqueda de un nuevo camino revolucionario. Esos mismos que,
tan lejanos de la humildad de Miguel y de Robi, del Che y de Fidel, en lugar
de ayudar a las nuevas generaciones a construir un camino propio, de alentarlas
en la rebelión contra el sistema, de transmitirles la experiencia del pasado
(incluso si fue derrotada), están más preocupados por lustrar su propio
ego y mirar su propio ombligo.
La tarea urgente de nuestros
días presupone revertir lo que el genocidio militar intento implementar:
el olvido sistemático y la pérdida de identidad rebelde. Si a comienzos
del siglo XX ser de vanguardia implicaba romper con todo pasado y toda tradición,
actualmente, después del genocidio, no hay nada más de vanguardia que recuperar
la tradición revolucionaria olvidada y superar el vacío entre la generación
de Miguel y la actual.
Entrevista de
Punto Final,
publicada en el Nº 53 del 23 de abril de 1968, Miguel tenía
entonces 24 años. Descargar pdf de la nota.
En el año en que se funda el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria-MIR Miguel tenía 21 años. Cuando
se convierte en su secretario general contaba con 23. Su hermano argentino,
Robi Santucho, tenía 29 años cuando se funda el PRT y apenas llegaba a 40
cuando muere de igual manera que Miguel. Ernesto ni siquiera había cumplido
los 40 cuando fue asesinado por órdenes de la CIA y el Ejército boliviano
en La Higuera. Toda una generación latinoamericana de jóvenes que no pidieron
permiso para pensar, para cuestionar, para hablar, para estudiar, para militar
y actuar, para amar. ¿Por qué tres décadas después las nuevas generaciones
van a tener que presentarse sumisamente, esperando la palmadita en la espalda,
para recién allí abrir la boca? A pesar de su escandalosa juventud, Miguel
se animó a desoir los consejos “realistas” y a cuestionar a los “experimentados”
reformistas de su tiempo. Hay que aprender de su ejemplo...
El doble desafío
La práctica política del MIR y de Miguel Enríquez ubicaron en el centro
del debate la doble tarea que los revolucionarios tienen por delante si
pretenden lograr eficacia en su accionar contra el sistema capitalista:
crear, construir y desarrollar la independencia política de clase y, al
mismo tiempo, la hegemonía socialista.
En la historia latinoamericana,
quienes sólo pusieron el esfuerzo en la creación y consolidación de la independencia
política de clase, muchas veces quedaron aislados y encerrados en su propia
organización. Generaron grupos aguerridos y combativos, militantes y abnegados,
pero que no pocas veces cayeron en el sectarismo. Una enfermedad recurrente
y endémica por estas tierras. Quienes, en cambio, privilegiaron exclusivamente
la construcción de alianzas políticas e hicieron un fetiche de la unidad
a toda costa, con cualquiera y sin contenido, soslayando o subestimando
la independencia política de clase, terminaron convirtiéndose en furgón
de cola de la burguesía (“nacional”, “democrática” o como quiera llamársela),
cuando no fueron directamente cooptados por alguna de sus fracciones institucionales.
Una de las grandes enseñanzas políticas de Miguel y de todos aquellos y
aquellas que entregaron su vida por el sueño más noble de todos los que
podamos imaginar, la creación del socialismo, es que hay que combinar ambas
tareas. No excluirlas sino articularlas en forma complementaria y hacerlo,
si se nos permite el término —que ha sido bastardeado y manipulado hasta
el límite—, de modo dialéctico. Es decir, que nuestro mayor desafío consiste
en ser lo suficientemente claros, intransigentes y precisos como para no
dejarnos arrastrar por los distintos proyectos burgueses en danza —sean
ultrareaccionarios o “progresistas”— pero, al mismo tiempo, tener la suficiente
elasticidad de reflejos como para ir quebrando el bloque de poder burgués
y sus alianzas, mientras vamos construyendo nuestro propio espacio autónomo
de poder. Y eso no se logra sin construir alianzas contrahegemónicas con
las diversas fracciones de clases explotadas, oprimidas y marginadas.
No confiar en el imperialismo pero... ni un tantito así
Miguel y sus compañeros también
contribuyeron a esclarecer la necesaria e íntima imbricación entre las luchas
populares de los movimientos sociales latinoamericanos —desde las reivindicaciones
más elementales de las poblaciones hasta las más elevadas como la lucha
por el socialismo— con la cuestión del antimperialismo. No puede haber en
nuestra América ni ejercicio de la democracia real, si soberanía nacional
genuina ni socialismo auténtico que no se plantee al mismo tiempo la lucha
antiimperialista. No son “etapas” rígidas y distintas ni aspectos escindibles.
Son fases de un mismo proceso de lucha.
Ese pensamiento tan característico de Miguel también resulta aleccionador
para los debates teóricos y políticos contemporáneos. Tanto frente a quienes
reducen las luchas latinoamericanas actuales únicamente a la contradicción
entre imperialismo y nación (negando cualquier otro tipo de contradicción
en el medio) como frente a quienes, en el polo opuesto, pretenden enterrar
por decreto filosófico posmoderno la existencia de la dependencia, del imperialismo
y de su dominación guerrerista y genocida.
Un buen ejemplo de la primera posición lo constituyen aquellas corrientes
que apoyan el actual proceso de lucha y resistencia antiimperialista de
Venezuela, pero tratando por todos los medios de frenar dicho proceso, de
“aconsejar” a Hugo Chávez y su movimiento bolivariano que lo mejor sería
de aquí en más optar por la estrategia de una supuesta “tercera vía” —ni
capitalismo neoliberal ni tampoco socialismo—.
Un ejemplo sumamente expresivo del otro polo de la ecuación lo constituyen
aquellos otros que, seducidos por la promoción mediática de libros como
Imperio de Negri y Hardt, creen ilusoriamente que hoy las banderas y las
tareas antimperialistas ya están viejas, ya no sirven, pues pertenecen al
pasado de los dinosaurios de izquierda.
Discurso
de Miguel Enríquez en el Teatro Caupolicán, Santiago. 17 de
Julio de 1973.
Miguel Enríquez nos enseña —no
sólo a las hermanas y hermanos chilenos sino a todas y todos los latinoamericanos—
que no habrá “democracia radical” ni democracia real, ni socialismo ni independencia
nacional duradera sino se lucha y confronta al mismo tiempo contra el imperialismo.
Este último sigue existiendo, está vivito y coleando, y cada día, más allá
de la frivolidad de la literatura posmoderna y posestructuralista a la moda,
se vuelve más agresivo y guerrerista que nunca antes en la historia.
Miguel, siguiendo fielmente
las enseñanzas del Che, siempre descreyó del “progresismo” discursivo de
las burguesías vernáculas y de su supuesta capacidad para enfrentar realmente
al imperialismo. Él había llegado a la conclusión, como muchos de los compañeros
de su generación, que las burguesías autóctonas son parte funcional del
engranaje de dominación, aun cuando utilicen los fuegos de artificio verbales,
seudo nacionalistas y seudo democráticos, para institucionalizar las protestas
y neutralizar toda disidencia radical.
Seamos sinceros. Preguntémonos con una mano en el corazón: ¿Qué pensaría
actualmente Miguel Enríquez de Lagos? ¿Y de Kirchner?
Enfrentando ideológicamente a quienes se proponían tejer alianzas con la
burguesía “nacional” y sus expresiones institucionales, Miguel creía que
el sujeto de las transformaciones sociales latinoamericanas no podían ni
debían ser los “empresarios buenos”, aquellos que producen, por oposición
a los “empresarios malos”, los que especulan. No hay capitalismo bueno y
capitalismo malo, capitalismo con rostro humano y capitalismo con cara monstruosa.
Hay capitalismo. Hay imperialismo. Miguel lo sabía perfectamente. Nunca
se confundió.
Polemizando con quienes promovían un proceso rígido de etapas separadas
para la revolución chilena, Miguel sostenía que la lucha por el socialismo
no podía quedar relegada para un más allá inescrutable y lejano. Si bien
el socialismo no puede hacerse por decreto y en forma repentina, cuando
a cada uno se le dé la gana, tampoco debe ser reemplazado en nuestra lucha
únicamente por “la democracia”, por más progresista que ésta fuera, o por
la muchas veces genérica e indeterminada “liberación”.
Con el corazón y las entrañas en Cuba y la cabeza en el propio país
Miguel, como muchos otros miembros de esa familia de revolucionarios continentales
que mencionamos al comienzo, también nos dejó una lectura creadora, inteligente
y antidogmática de la revolución cubana. Aunque amaba a Cuba —tanto como
nosotros— y visitó numerosas veces la isla rebelde que todavía hoy desafía
a Goliat, se negó a transformar la adhesión al proceso de lucha y resistencia
continental abierto por la revolución cubana en una fórmula cristalizada.
Nada más ajeno al pensamiento político de Fidel y el Che que un dogma cosificado.
Al mismo tiempo el MIR, bajo liderazgo de Miguel, supo combinar la defensa
intransigente de la herencia insumisa de Fidel y el Che con una política
específica para el propio país, que tuviera en cuenta la dinámica que asume
la lucha de clases interna y la batalla antiimperialista en la propia sociedad.
Nada más lejano del espíritu antidogmático de la revolución inspirada en
José Martí que confundir las necesidades diplomáticas del estado cubano
—impuestas por el bloqueo y la geopolítica del imperialismo— con la política
específica que deben llevar adelante las fuerzas revolucionarias dentro
de cada país latinoamericano.
Miguel y sus compañeros fueron entusiastas defensores del socialismo. Jamás
se dejaron arrastrar, pero ni por un solo segundo, al anticomunismo disfrazado
de “progresismo”. Tenían la brújula bien puesta y en su lugar. No obstante,
marcaron serias distancias frente a los regímenes del llamado “socialismo
real” del Este europeo. Un buen ejemplo de esto puede corroborarse leyendo
la declaración que el MIR publica rechazando en 1968 la invasión soviética
a Checoslovaquia.
La solidaridad internacionalista no podía ser motivo para apoyar posiciones
indefendibles.
¡Cuánta lucidez! ¡Qué falta nos hace hoy, cuando más de uno pretende encubrir
su completa subordinación política a diversos gobiernos burgueses seudo
progresistas y proyectos económicos dependientes apelando —para legitimarse—
al nombre de Cuba o, más recientemente, al de Venezuela. Hace mucho tiempo
Miguel había advertido la falacia implícita en ese tipo de operación política
que utiliza mezquinamente el prestigio de Cuba para hacerse autopropaganda
y autobombo. La mejor manera de defender del imperialismo a Cuba y su hermosa
revolución es luchando contra el imperialismo y por la revolución en cada
país y en todo el mundo.
¿Por qué cayó el compañero Salvador
Allende?
"Yo no me muevo de aquí [Palacio de la Moneda, día del golpe de estado],
cumpliré hasta mi muerte la responsabilidad de presidente que el pueblo
me ha entregado. Ahora es tu turno Miguel…".
Salvador Allende (Testimonio de su hija Beatriz Allende)
Uno de los elementos más polémicos y discutidos que han rodeado el nombre
del MIR y de Miguel Enríquez tiene que ver con el derrocamiento de Allende.
Miguel explicaba pacientemente que la caída del compañero Salvador Allende
—ambos se tenían un profundo y merecido respeto personal— no fue obra de
dos supuestos “extremos”. O, para decirlo en el típico lenguaje de la derecha
argentina, de “dos demonios”. Por un lado, el demonio de la extrema derecha
autoritaria: Pinochet y sus FFAA, comandados por EEUU. Por el otro, el demonio
de la extrema izquierda, impaciente e infantil: el MIR, los cordones obreros
industriales, las tomas de tierras, etc.
¡No! Esa leyenda que algunos segmentos de la izquierda europea se encargaron
interesadamente de propagandizar —para así legitimar el “compromiso histórico”,
por ejemplo en Italia, con la Democracia Cristiana— no era realista.
Las fuerzas revolucionarias
que empujan y actúan para profundizar los procesos populares no son la causa
de la represión o las derrotas cuando ellas ocurren. Miguel Enríquez, como
el Che Guevara, no se cansaba de repetirlo: las transformaciones que no
avanzan, retroceden y caen. La revolución cubana pasó a la historia porque
eligió el camino inverso de la claudicación. Cuando en Cuba la derecha presionaba
y el imperialismo se endurecía, Fidel Castro apretó el acelerador. Hoy Venezuela
se encuentra ante la misma disyuntiva histórica. Errónea lectura realizan
aquellos que quieren extraer como corolario de Venezuela la peregrina idea
de que Chávez debe recurrir a un tercer camino intermedio entre el neoliberalismo
y una perspectiva antiimperialista de socialismo.
Miguel planteaba, una y otra vez, que la verdadera fuerza del gobierno de
Allende, radicaba en el poder autónomo de la clase obrera y el pueblo pobre.
Grave equivocación —trágica, sangrienta, incluso para los mismos que la
propiciaban— la de creer que cediendo terreno a los militares chilenos,
incluso incorporándolos al gabinete de la Unidad Popular, se iba a detener
el golpe. Hoy ya todo está claro. Pero Miguel y su corriente lo plantearon
en aquella época, mientras estaba sucediendo.
Cabe aclarar que cuando Miguel hablaba de “poder autónomo” no quería decir
poder contra Allende, todo lo contrario. Poder autónomo significaba poder
independiente del estado burgués y sus instituciones políticas de dominación
“democrática”.
¿Cambiar el mundo sin tomar el poder?
A lo largo de su corta e intensa vida política Miguel siempre destacó en
primer plano la cuestión del poder. Ese es el primer problema de toda revolución.
En tiempos de Allende y en nuestra época.
¡Cuanta vigencia tienen hoy sus reflexiones! Sobre todo cuando en algunas
corrientes del movimiento de resistencia mundial contra la globalización
capitalista han calado las erróneas ideas de que “no debemos plantearnos
la toma del poder”. Erróneas ideas que vuelven a instalar, con otro lenguaje,
con otra vestimenta, con otras citas prestigiosas de referencia, la añeja
y desgastada estrategia de la “vía pacífica al socialismo” que tanto dolor
y tragedia le costó al pueblo de Chile. En primer lugar, al heroico y entrañable
compañero Salvador Allende, honesto y leal propiciador de aquella estrategia.
Existe un hilo —no rojo, sino más bien amarillo— de continuidad entre: (a)
aquella doctrina soviética promocionada desde Moscú a partir de 1956 de
la “transición pacífica al socialismo” (nacida junto con la doctrina de
la “coexistencia pacífica” con el imperialismo); (b) la doctrina eurocomunista
del “compromiso histórico” con el estado burgués y sus instituciones; (c)
la estrategia del “camino pacífico —sin tomar el poder— al socialismo” experimentada
en Chile a partir de 1970 y (d) la actual renuncia a toda estrategia de
poder.
Entre (a), (b), (c) y (d) hay denominadores comunes, las raíces políticas
son convergentes. Aunque en nuestros días esa vieja doctrina se presenta
en una bandeja teóricamente más atractiva, de modo mucho más pulido y seductor
(cargada de términos libertarios, por ejemplo, o apelando a la indeterminación
de una genérica “sociedad civil”) que la impresentable y tosca doctrina
soviética de 1956 o la endeble doctrina institucional italiana de los ’70.
Por eso mismo, volver a rescatar la reflexión política de Miguel Enríquez
sobre el problema del poder, realizada no desde un Estado burocrático envejecido
ni desde un cómodo sillón académico universitario, sino desde una práctica
política vivida al máximo de intensidad en los años de la gran esperanza
chilena, constituye un elemento de aprendizaje insustituible e imprescindible
para las nuevas generaciones de militantes.
Polémica, respeto, diversidad y unidad
Publicado
en Punto Final, 1969
A la hora de pensar el poder
y de tratar de salvar a Allende del golpe de estado, Miguel supo ver algo
que no siempre está a la vista: el carácter de clase del estado burgués.
Detrás de las declaraciones “constitucionalistas” de las Fuerzas chilenas
de Seguridad, había una clase social enemiga irreconciliable del socialismo,
sea del moderado o del radical. De todo socialismo. Miguel no se dejó engatusar
por la profesión de fe “democrática” o “nacional” de los militares del régimen,
educados en las Escuelas norteamericanas de contrainsurgencia. Los asesinos
de Chile, sus asesinos.
Pero, leído aquel proceso de discusiones políticas desde hoy en día, resulta
interesante observar que Miguel polemizaba con las corrientes chilenas más
proclives al reformismo —las que en la práctica no veían el carácter de
clase del poder del estado, aunque sí lo hicieran en el discurso teórico—
de modo sumamente respetuoso.
Aunque algunos de sus dirigentes injuriaban afirmando que los militantes
del MIR tenían “una cabeza calenturienta” (sic) o, incluso, después de septiembre
de 1973, difundieron por Europa la ya mencionada versión de que el golpe
de Pinochet y la caída del gobierno de la Unidad Popular fue posible gracias
a “la ultraizquierda del MIR”, Miguel mantuvo la calma, la serenidad y la
altura propia de un revolucionario. Sabía perfectamente que no se trataba
de “refutar” esas infamias, que pretendían esconder con un malabarismo verbal
el fracaso rotundo de la estrategia reformista y la tragedia de haber intentado
implementar en América Latina la teoría soviética-eurocomunista del “tránsito
pacífico” al socialismo dejando intacta la institucionalidad burguesa.
En lugar de contestar insulto con insulto, infamia con infamia, la tarea
era sumar, incluso a los reformistas. El desafío consiste en construir la
unidad imprescindible de las izquierdas para derrocar a la dictadura y abrir
un camino para la revolución socialista.
Miguel y sus compañeros del MIR sabían distinguir entre el militante ganado
por el reformismo y su línea política. El problema es la línea, la táctica
y la estrategia. Un mismo militante puede defender las posiciones más mediocres
y pusilánimes a partir de una línea reformista como las tareas más heroicas
a partir de una línea revolucionaria. Por lo tanto, no tenía sentido —ni
lo tiene hoy— insultar a un compañero o a una compañera de otra organización
con la que se comparte la lucha. El debate debe ser político, no personal.
Debe apuntar a explicar, argumentar y convencer con respeto, no a lastimar
ni a ofender.
El desafío es superar los sectarismos y construir entre todos y todas, reuniendo
las diversidades, el gran sueño compartido de un Chile socialista, de una
Argentina socialista, de una América Latina socialista, de un mundo socialista.
Otro mundo es posible y necesario: el mundo socialista. El mundo por el
que Miguel Enríquez y sus compañeros dieron generosamente la vida.
¤ Introducción. Pág. 3
¤ Su familia e infancia. Pág. 6.
¤ Estudiante destacado y adolescente inquieto. Pág. 8.
¤ Primeras experiencias políticas militantes. Pág. 10.
¤ Participa en la constitución del MIR. Pág13.
¤ Miguel asume la jefatura del MIR. Pág. 19.
¤ El período "operativo y de "masas". Pág. 25.
¤ La conducción del período prerevolucionario. Pág. 27.
¤ Su conducción al inicio del período contrarevolucionario. Pág. 33.
¤ Epílogo. Pág. 38.
INTRODUCCION
En septiembre 1985 al presentar la edición de algunos textos políticos de
Miguel,(3) [ Todas las notas de pie de página en esta edición electrónica
se han trasladado al final del texto] en parte de su introducción planteábamos
lo siguiente: "Para encontrar en la historia del movimiento obrero y revolucionario
chileno un ejemplo de la estatura de Miguel Enríquez sólo cabe recurrir
a la figura y la acción de Luis Emilio Recabarren. Es verdad que ambos actuaron
con medio siglo de distancia y en condiciones disímiles, pero cumpliendo
tareas revolucionarias de pareja importancia.
En 1912 Recabarren funda el Partido Obrero Socialista, creando así un instrumento
que buscaba convertirse en vanguardia de las luchas obreras y eliminar la
funesta influencia de las conducciones burguesas sobre ésta. En 1963 Miguel
Enríquez junto con Edgardo Enríquez, Luciano Cruz, Bautista van Schouwen
y otros jóvenes revolucionarios, ingresa a la Vanguardia Revolucionaria
Marxista (formada el año anterior) la cual en 1965 será una de las vertientes
principales de la constitución del Movimiento de Izquierda Revolucioria
(MIR) de Chile. En la década de los años 10, Recabarren y el POS se ponen
a la cabeza de los sectores más radicales y combativos de la clase obrera
y el pueblo, enraizándose profundamente en las masas populares; en la década
de los años 60 Miguel Enríquez y el MIR se ponen a la cabeza de las luchas
y los anhelos de los sectores más postergados de la clase obrera y los pobres
de Chile e inician, con las acciones directas, la primera experiencia de
lucha armada revolucionaria de la clase obrera y el pueblo chileno.
Homenaje
En 1920, en plena crisis
del sistema de dominación, el POS debió enfrentar el gran desafío que le
planteaba el ascenso al gobierno de una fracción burguesa que se expresaba
populista y demagógicamente atrayendo tras de sí a las grandes masas menos
conscientes de la clase obrera y el pueblo, y en esas condiciones fue capaz
de desarrollar una política revolucionaria de masas que, convocándolas a
la lucha por el poder y el socialismo, logró ganar a la mayoría de la clase
obrera organizada e incluso a sectores campesinos; en 1970, también en plena
crisis del sistema de dominación burgués, el MIR debió enfrentar el desafió
inédito de un triunfo electoral de la izquierda que teóricos apresurados
e interesados presentaban como la ratificación empírica y supuestamente
irrefutable de las tesis reformistas de tránsito pacífico e institucional
al socialismo y como muerte a las posiciones revolucionarias que sustentaban
la necesidad de la violencia y la lucha armada de las masas para destruir
el aparato estatal burgués e iniciar la revolución obrera y campesina, y
en esas condiciones, el MIR fue capaz de crecer en la clase obrera y en
las más amplias capas populares levantando una política revolucionaria que
se expresaba no en estridencias y teoricismos sino en la conducción concreta
de las luchas reales de los obreros, los campesinos y los pobres de Chile,
en la búsqueda de los caminos para unir al conjunto del pueblo tras un programa
revolucionario y socialista y desplazar de su seno la conducción reformista
que, obnubilada por sus ilusiones de alianzas con fracciones burguesas,
sólo conseguía dividir al pueblo.
En 1924, superada temporalmente la crisis política de las clases dominantes
con la intervención militar y el inicio de un período de derrotas y reflujo
de la clase obrera y el pueblo, Recabarren, agobiado por una enfermedad
incurable, se da muerte por propia mano; en 1974, también en un período
de reflujo y derrota de la clase obrera y de dictadura militar, Miguel Enríquez
muere con las armas en la mano combatiendo a los esbirros de la tiranía
y escribiendo así una de las páginas más heroicas de la historia del movimiento
obrero chileno y latinoamericano.
Luis E. Recabarren y Miguel Enríquez dejaron tras de sí no sólo su ejemplo
y su palabra. Durante más de una década, incansables, construyeron paso
a paso un partido revolucionario; agitaron, propagandizaron, organizaron,
actuaron y vivieron en función de la construcción de una fuerza social revolucionaria
vanguardizada por la clase obrera y dirigida por un partido proletario revolucionario.
Miguel Enríquez y Luis E. Recabarren constituyen los más altos ejemplos
de claridad y decisión revolucionaria que el proletariado chileno, las luchas
de los explotados chilenos, ha entregado en el presente siglo. Su palabra
escrita es tan sólo parte menor de ese ejemplo y enseñanza, (…).
Recabarren y Enríquez. Enfrentan la derrota y entran en la historia con
tranco diferente, como diferente era la experiencia de lucha internacional
del proletariado y la propia experiencia chilena. Sus nombres, su obra y
su ejemplo constituyen el más alto patrimonio del proletariado y el pueblo
chileno; conocerlos y divulgarlos son un compromiso y una necesidad para
los revolucionarios de Chile y de América Latina."
Esa dimensión a su figura, y aún teniendo en cuenta que las comparaciones
no son aconsejables, la considero correcta y necesaria de resaltar. Hoy,
Recabarren, Enríquez junto a Salvador Allende son figuras señeras para la
juventud y el movimiento popular chileno.
El trabajo siguiente, en pocas páginas, intenta resumir parcialmente partes
del camino de vida de Miguel, precisar hitos, rasgos personales y familiares;
y, puntuales planteamientos políticos para respaldar un hecho determinado;
en la idea de introducir al lector en el contexto que realizó su actuar.
Su vida, en sus últimos diez años de existencia se funde en la historia
del MIR. Al entregar aspectos de su pensamiento y acción, estoy involucrando
también el aporte de numerosos dirigentes y cuadros de la organización política
que él contribuyó a forjar y condujo desde fines de 1967 hasta su muerte,
en un octubre primaveral de 1974.
2. SU FAMILIA E INFANCIA
Su padre, Edgardo Enríquez Frodden (1912-1997), descendiente de familias
de clase media acomodada con fuerte arraigo a la zona de Concepción, médico
especialista en anatomía, director de hospital, profesor universitario,
destacado miembro de la Masonería, Rector de la Universidad de Concepción
(1969-1972), Ministro de Educación en 1973, durante el gobierno del presidente
Allende. Su madre Raquel Espinosa Towsend (1915), oriunda de Temuco, egresada
de la Escuela de Leyes de la Universidad de Concepción, mujer cariñosa y
de gran sensibilidad humana.
Entre los hermanos de don Edgardo hay connotadas figuras públicas. Inés
Enríquez Frödden, dirigente del Partido Radical, a fines de la década del
40 es nombrada Intendente de la provincia de Concepción, en 1951 su partido
la elige diputado por dicha circunscripción, será la primera mujer en esos
cargos en la historia de Chile. Humberto Enríquez Frödden, destacado profesor
de Derecho, Diputado por Concepción, Senador de la República por la circunscripción
de Ñuble, Concepción y Arauco, ex ministro de Educación. Hugo Enríquez Frödden,
Médico, ex director del Hospital "Joaquín Aguirre" en Santiago y funcionario
de la Organización Mundial de Salud.
Del matrimonio Enríquez Espinosa y en un periodo de pleno auge del Frente
Popular nacieron 4 hijos: Marco Antonio (noviembre 1939), Edgardo (diciembre
1941), Inés (1942), y Miguel. La familia vivió en un comienzo en la calle
Caupolicán 112 de Concepción. En mayo de 1943 se mudan a la casa número
120 en la zona militar del Apostadero Naval de Talcahuano. Desde 1938, su
padre trabajaba en el Hospital Naval del puerto, años más tarde llegó a
ser su director y alcanzó el grado de capitán de Navío en Sanidad. Dejó
voluntariamente la Armada en 1969 para desempeñar libremente el cargo de
Rector de la Universidad de Concepción al ser elegido por el Claustro Pleno
universitario en diciembre de 1968.
Don Edgardo era muy positivo a "… la antigua Armada chilena. Sus miembros
éramos como una familia. Todos nos conocíamos y respetábamos. Grande fue
mi dolor cuando, después de septiembre de 1973 pude comprobar un cambio
tan radical y desfavorable en ella. La habían corrompido los cursos de perfeccionamiento
para oficiales y suboficiales que hicieron en Estados Unidos sobre Guerra
Interna y Seguridad nacional. La mayor parte de los que de esos cursos egresaron,
volvieron transformados en verdaderos nazis a Chile. Jamás me hubiera figurado,
imaginado a un oficial de marina chileno haciendo de carcelero y torturador.
Y por desgracia pude verlos y hasta sufrí de ellos crueles torturas psicológicas
y aún físicas, como darnos agua mezclada con materias fecales en el campo
de concentración de Isla Dawson, dirigido y administrado por la Armada."(4)
Un 27 de marzo de 1944 sucede el nacimiento de Miguel Humberto en el Hospital
Naval de Talcahuano. En momentos del embarazo su madre tuvo algunas complicaciones,
al ser afectada por la tos convulsiva "… los accesos de tos le produjeron
contracciones uterinas que amenazaron producir un aborto natural. … Logramos
detener el niño, para felicidad nuestra. …".(5) Al nacer, su hermano Marco
Antonio tenía 5 años y Edgardo 3. Desde pequeño, al igual que sus hermanos
y hermana "fue atendido por "Celfia, la incomparable Nana de todos mis hijos,
que los cuidó con el cariño y la dedicación que siempre puso en la atención
de "sus niños"…" "… la cual era otro miembro de la familia, muy querida
y respetada por todos nosotros.".(6)
Cuando Miguel cumple dos años -abril 1946-, la familia se traslada a Concepción
a una población construida por la Caja de Empleados Públicos y Periodistas
ubicada en la calle Rooselvet 1674, al lado del Barrio Universitario de
la Universidad de Concepción; ciudad donde transcurrirá su infancia, parte
de su juventud y su época de estudiante. Asiste a un Kinder del barrio.
Muy activo, despierto y juguetón, regalón de su madre, guiado y protegido
por sus hermanos mayores; aunque Edgardo, muchas veces servía de moderador
en "los conflictos" entre él con Marco A. e Inés. En marzo de 1949 comienza
la escuela primaria en el Colegio Inglés de Concepción del barrio Pedro
de Valdivia, muy inquieto y preguntón al máximo, asiduo a tener que visitar
al director por sus travesuras, la finalizó en 1954 como alumno destacado.
Ingresa posteriormente (marzo 1955), al Liceo 1 "Enrique Molina" de Concepción
donde cursa todos sus estudios secundarios.
Su formación en el seno de la pequeña burguesía intelectual y ligazón familiar
a políticos tradicionales, le ofrece la oportunidad de adquirir una sólida
cultura e ir conociendo desde pequeño y por dentro la política de sectores
de la clase dominante de la época. Con padres y hermanos tuvo una estrecha
relación. Desde pequeño compartió del ambiente social de su familia. Don
Edgardo lo explica así, "Siempre quisimos que nuestros hijos convivieran
con los adultos, conocieran a los profesores universitarios, pensadores,
artistas, conferencistas, profesionales, masones, hasta sacerdotes, etc.,
que llegaban o que yo llevaba a nuestra casa. Desde que pudieron comer solos,
se sentaron a la mesa y participaban de las conversaciones y hacían preguntas
(…) mis hijos no importunaban cuando teníamos visitas. Escuchábamos y escuchaban,
y a veces, hacíamos o hacían preguntas o dábamos o daban sus opiniones."(7)
Contó con la comprensión y apoyo de sus padres y hermanos mayores, "Mis
hijos tienen conmigo mucha confianza; nuestro trato es de amigos y de hombres,
saben que siempre trataré de apoyarlos frente a los problemas que puedan
presentárseles y de aconsejarlos, pero jamás nos ocultamos algo".(8) En
muchas situaciones le ocasionó dificultades y disgustos el pensamiento y
el quehacer revolucionario de sus hijos.
3. ESTUDIANTE DESTACADO Y ADOLESCENTE INQUIETO
Desde que Miguel inicia sus estudios secundarios, se manifiestan o afianzan
en él, características que le acompañarán durante su breve vida. Contrario
y tenaz en el enfrentamiento a las injusticias, interesado en los problemas
sociales, inteligente y estudioso, rápido en sus razonamientos y hablar,
facilidad para expresar sus ideas, disposición a enfrentar dificultades
y buscarle solución, abierto a diversas manifestaciones culturales, estudiante
destacado, franco, directo, hábil, alegre, lector multifacético y constante,
gran simpatía, solidario y buen amigo, autodidacta, responsable, jugaba
ajedrez, practica gimnasia, disfrutaba de la música clásica, gusta del excursionismo,
etc. Sus inquietudes sociales y políticas se manifiestan ya a los 11 años.
Muy
querido por los buenos educadores, detestado por los mediocres. Muchas fueron
las oportunidades en que supo enfrentar con vehemencia y claros argumentos
el actuar injusto de algunos profesores contra sus compañeros o él mismo;
actitud que le acarreó dificultades, como en segundo año cuando un inspector
superado en una discusión le pegó y él le respondió cuanto pudo con su fuerza
física, o un injusto intento de expulsión en cuarto que la anuló con sus
argumentos.
En el transcurso de sus estudios de enseñanza media, además de sus hermanos
Marco Antonio y Edgardo conoce compañeros de su propio curso, y de otros
que más adelante le acompañaran en su camino político. Entre ellos Bautista
van Schouwen, de su misma aula, amigo íntimo, con quién en muchos aspectos
hicieron vidas paralelas en el estudio, trabajo y quehacer político y se
consideraban como hermanos; Luciano Cruz, fundador y destacado dirigente
del MIR; Sergio Pérez; Jara, Faúndez, Arriagada, M. Hernández; M. Ferrada;
J. Gutiérrez, y, muchos otros que participaron en el MIR desde sus primeros
años. En el tercer curso y cuando solo contaba con 13 años de edad tiene
su bautismo inicial en la lucha callejera con ocasión de las movilizaciones
populares del 2 de abril de 1957, estudiantes junto a obreros y pobladores
salen a la calle en protestas contra la cesantía, la política de alzas del
segundo gobierno de Carlos Ibañez y sus medidas represivas.
Durante la campaña presidencial de 1958, se interesa y participa con sus
hermanos en algunas actividades políticos de la alternativa popular, asiste
a masivas y combativas concentraciones, y comparte la frustración que produjo
la estrecha derrota de Salvador Allende candidato del Frente de Acción Popular,
FRAP, y el triunfo de Jorge Alessandri candidato de los patrones; le surgen
allí las primeras interrogantes e intentos de respuestas iniciales para
el cuestionamiento futuro a la política de los partidos de izquierda tradicional.
El 1 de enero de 1959 se produce el triunfo de la Revolución Cubana dirigida
por el Movimiento 26 de julio encabezado por Fidel. Esta victoria remece
y despierta a los explotados de Latinoamérica, crea una nueva situación
que potencia el actuar revolucionario en sectores populares y en la juventud
audaz e inquieta, que buscaba descubrir y trazar nuevos caminos para que
junto a las masas oprimidas luchar por una revolución verdadera. Para Miguel
y toda su generación fue un acontecimiento histórico referente e impactante,
de ella siempre en su vida fue un leal amigo y nunca incondicional. El hecho
y proceso que desencadenó contribuyó a un nuevo desarrollo de la discusión
ideológica y teórica, así como una confrontación político práctica constante
al interior de la izquierda latinoamericana, entre los sectores tradicional
y el revolucionario, en este último Enríquez participó activamente.
El amplio criterio intelectual de sus padres, la influencia de sus hermanos
mayores, son factores que contribuyen en su conocimiento y estudio del marxismo
desde muy temprana edad. En especial le apoya su hermano Marco Antonio quién
simpatizó y trabajó desde muy joven como miembro en una organización revolucionaria
de orientación trotskistas en Concepción (Grupo Marxista Revolucionario,
GMR), también su hermano mayor dirigió un grupo de estudio y discusión cerrado
sobre las ideas de Marx en el que participan Miguel, Bauchi, Edgardo, Ferrada,
y más tarde y puntualmente Luciano y otros; la discusión y análisis consideró
también escritos de Trotsky; R. Luxemburgo; Clausewitz. Despues vino Lenin,
Marco lo recuerda así: "…, un día y sin saber donde las consiguió, Miguel
muy contento, apareció con unas cajas en donde traía las obras completas
del "pelao" Lenin; en forma sistemática las estudio solo y le intereso más
por lo pragmático y autoritario del discurso…".(9) También estudiaron a
otros pensadores sociales y, documentos del movimiento revolucionario latinoamericano
de la época. Se reunían a discutir largas horas en la noche o los fines
de semana en un pequeño apartamento construido en la parte trasera del patio
de su casa, lugar al que se había trasladado a vivir Miguel a mitad de la
secundaria.
Además, consideremos la decisiva y objetiva significación, que a esa fecha
tenía y continuaba desarrollando la región de Concepción como centro urbano,
minero, industrial, agrícola, pesquero, etc., con su consiguiente concentración
obrera y asalariados; además centro cultural y universitario del sur de
Chile. Le influyó la gran actividad del movimiento obrero y popular de la
zona, éste referente práctico de la lucha de clases incentivó en él y sus
compañeros el estudio del marxismo y el leninismo como método de análisis
y de transformación de la sociedad; a lo que se agrega su quehacer practico
político-solidario.
Recordemos que, en el periodo se manifiestan importantes y combativos paros
político gremiales, de índole regional o nacional, como los del carbón,
profesores y los empleados de la salud. La larga huelga de los obreros del
carbón en 1960, fue la demostración práctica de la fuerza del movimiento
obrero organizado y de sus posibilidades, su combativa marcha sobre Concepción
mostró la capacidad de sacrificio y la decisión de lucha de los mineros
y sus familias. Participa también con sus compañeros, junto a obreros y
empleados en las movilizaciones de apoyo al paro nacional de la CUT convocado
el 7 de noviembre de 1960. En lo personal, culmina el año dando termino
a sus estudios de Educación Media con excelentes calificaciones y rinde
enseguida la prueba que le habilitará para ingresar a la Universidad, el
Bachillerato.
4. PRIMERAS EXPERIENCIAS POLITICAS MILITANTES
En marzo de 1961 Miguel es seleccionado e ingresa a estudiar Medicina en
la Universidad de Concepción, allí estrecha sus lazos de amistad y coincidencia
político ideológica temporal o permanente con compañeros de la carrera y
otras facultades, Bauchi, Tranqüilo Romero, Beatriz (Tati) Allende, J. Gutiérrez,
Luciano, Edgardo Condeza, Juan Saavedra, Ariel Ulloa, y muchos otros. El
año anterior había ingresado a la Federación Juvenil Socialista de la cual
ya su hermano Edgardo era miembro.
El 17 de abril de 1961 y días siguientes es uno de los organizadores y conductores
de las movilizaciones solidarias de los estudiantes y sectores del pueblo
de Concepción contra la invasión mercenaria y de Estados Unidos a Cuba en
Playa Girón. A fines de 1961 participa junto a otros dirigiendo los estudiantes
en apoyo a la larga huelga del magisterio.
Destaquemos que en el transcurso de toda esa década a conflictos nacionales
y numerosos locales de obreros, campesinos, pobladores y empleados, entregaron
los jóvenes de Concepción, entre ellos Miguel, su activa solidaridad y participación.
Antes de finalizar el año escolar enfrenta en asamblea de alumnos de primer
año al rector de la Universidad, David Stitchkin, rechazando la forma en
que trata a sus alumnos. En los años siguientes, además de sus estudios
de medicina, la militancia política, el estudio teórico, asiste a clases
o estudia por su cuenta materias que le interesan: economía, sociología,
filosofía, historia. Gran impulsor del trabajo estudiantil voluntario en
poblaciones de Concepción donde además de la agitación política se organizan
cursos de alfabetización y se atiende a pobladores en policlínicos de salud.
Sin embargo, a poco andar diversos factores como: la profundización de la
revolución cubana, las consecuencias de la disputa chino/soviética con su
proceso de crisis y división del movimiento comunista internacional, el
desarrollo y experiencias de la lucha guerrillera en América Latina, sus
avances en el conocimiento del marxismo-leninismo, su participación creciente
en la práctica de la lucha de clases, le fueron mostrando muy pronto el
auténtico carácter del Partido Socialista donde militaba. Se le hizo evidente
la total disociación entre su actuar reformista cotidiano con un discurso
revolucionario solo de palabra.
Un hecho decisivo lo constituyó, que a finales de 1962 inicialmente el Partido
Comunista chileno y luego todo el FRAP incluyendo el Partido Socialista,
realizaron esfuerzos para impedir la actividad y radicalización del movimiento
de masas, tras la expectativa de llegar a acuerdos con la "burguesía progresista",
es decir la Democracia Cristiana. Frenando las actividades de oposición
al gobierno de Jorge Alessandri y especialmente en la perspectiva de las
próximas elecciones presidenciales de 1964.
Esa política, fue uno de los factores que facilitó el camino a la DC para
transformarse en un partido burgués con amplia base popular y que eligió
a Eduardo Frei Montalva presidente, dos años después.
Además, originó la confusión en amplios sectores del movimiento popular;
y, agudizó los procesos de crisis en la izquierda tradicional, en especial
al interior de la orgánica militante socialista de composición muy heterogénea.
No era novedad, en el PS había muchos "personajes y caudillos críticos"
y cuyo criticismo no se extendía más allá de los eventos partidarios y el
consiguiente enfrentamiento interno para elegir sus direcciones. Muchas
veces esos "críticos" se silenciaban al obtener cargos directivos internos
o una postulación a un cupo parlamentario. De ahí que no fuera extraño que
en el PS se manifestara con más fuerza la discusión política y crisis interna.
En medio de una gran dispersión, surgen en Chile a comienzos de 1960 grupos
y organizaciones que se definían como revolucionarias y, cuyo denominador
común era estar en contra de la lucha legal y parlamentaria impulsada por
los partidos tradicionales de la izquierda y agitar la necesidad de la lucha
armada. En esos momentos de fermentación creciente de las ideas revolucionarias
en la izquierda chilena, Miguel -junto a otros-, comprendió el sentido del
desarrollo histórico y la necesidad de romper con los representantes y la
política del centrismo, trazar delimitaciones claras entre los revolucionarios
y los no revolucionarios, la nula importancia de dar la lucha, solo para
cambiar dirigentes de partido; sino, aprestarse a dar un paso más firme
y de trascendencia e ir más lejos que la gran mayoría de los sectores más
avanzados de la izquierda chilena en ese momento; y, esto era plantearse
construir un partido revolucionario de nuevo tipo, para que el proletariado
chileno levantara una auténtica alternativa política clasista.
Miguel Enríquez, avanzó ese paso. Dió inicialmente la lucha al interior
del Partido Socialista desde el núcleo Espartaco,(10) que pertenecía al
regional Concepción de la juventud y, de la revista "Revolución" que editaban;
no tras el objetivo de ganarse a ese partido para la revolución, sino hacer
evidente en la práctica, a los sectores más consecuentes del PS la urgencia
de plantearse la tarea de agrupar a los revolucionarios en una organización
diferente y que realmente lo fuera.
Preparó su rompimiento definitivo con el PS, junto a militantes de Concepción,
Santiago y otras provincias. Lo harían público en el curso del XX Congreso
del PS en febrero de 1964 que se realizó en Concepción. Según algunos informantes,
iban a participar en el desprendimiento algunas "figuras" de dirección central,
los cuales se arrepintieron al filtrarse la información, "bajandose" antes
de dar el paso. Raúl Ampuero secretario general entonces, informado de la
situación que se planificaba procede antes del evento (fines enero) a expulsar
a Miguel y a algunos de sus compañeros. Posiciones muy genéricas de sus
planteamientos quedaron plasmados en la revista que editaban y en el documento
de ruptura que distribuyeron con el título de "Insurrección Socialista"
y firmado por Miguel, Bautista van Schouwen, Jara, J. Gutiérrez, M. Ferrada,
Dantón Chelén, Edgardo Enríquez, y otros, haciendo un total de 20 los jóvenes
socialistas renunciados /expulsados y procedentes de Concepción y Santiago.
En julio de 1962 se había formado Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM)
por confluencia de la Vanguardia Nacional Marxista (VNM)(11), Vanguardia
Nacional del Pueblo (VNP) y el Partido Revolucionario Trotskista (PRT).
Desde 1963 habían comenzado a trabajar con VRM, sectores de la Federación
Juvenil Socialista de Concepción y Santiago "que se mantuvieron organizados
como fracción al interior de éste…. y sectores en proceso de ruptura con
el Partido Comunista se incorporan después (Zorrilla, Luciano, Grez, J.
Fuentes, etc.)".(12)
Los primeros días de mayo de 1964 se realiza el Primer Congreso de VRM,
Miguel, tienen una activa actuación, participa en debates y hace planteamientos
sobre programa, estrategia y perspectiva revolucionaria, táctica de combate
y los objetivos políticos inmediatos. La actitud sectaria y de "terrorismo
ideológico" del sector stalinista prochino mayoritario encabezado por Benjamín
Cares originó su división inmediata.(13) Surgen dos Vanguardias, la mayoritaria
y prochina o "sectaria" como le llamaron sus oponentes y, que levantó un
proyecto democrático popular y más adelante se entroncó en el Partido Comunista
Revolucionario; y, la VRM-Rebelde (nucleada en torno al periódico) o "militante"
que participó posteriormente en la formación del MIR y sustentaba un programa
fundamentalmente socialista.
Paralelamente a participar en reuniones e intentos frustrados de unificación
revolucionaria, Miguel continúa desarrollando trabajo político en su frente
natural y en sectores populares. A fines de 1964, Concepción es sede del
Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Medicina al que asisten jóvenes
que militan en diversos movimientos revolucionarios de América latina; allí
están Miguel, Luciano, Bauchi, "Bombita" y otros como miembros de VRM, siendo
partícipes de las intensas discusiones sobre el carácter del proceso revolucionario
latinoamericano, la continentalidad de la lucha y las formas que debe asumir.
Se conocen experiencias y establece contactos, en especial con miembros
de las organizaciones MIR de Venezuela y Perú.
5. PARTICIPA EN LA CONSTITUCION DEL MIR
Aunque la historia del MIR de Chile tiene una fecha de inicio cronológico,
el 15 de agosto de 1965, en que se oficializa ante el movimiento popular
y la opinión pública chilena el momento de su constitución, es importante
subrayar que el origen de éste no obedece o es producto de un momento, situación
específica determinada o actuar de hombres aislados. A la formación de ésta
organización revolucionaria de nuevo tipo le antecede un proceso previo
de desarrollo y decantamiento ideológico, práctica política y reagrupamientos
que confluyen en un momento histórico concreto a la constitución del MIR.(14)
Miguel desde Vanguardia fue un activo convocante de sectores y militantes
revolucionarios para participar en el Congreso de Unidad Revolucionaria
que se realizaría en Agosto de 1965 y cuya Comisión Organizadora dirigida
por el destacado dirigente sindical Clotario Blest, y representantes de
VRM-R y Partido Socialista Popular llamaban el mes anterior a constituir
el "partido unido de las fuerzas revolucionarias."(15)
El Congreso Constituyente se realiza en Santiago el 14 y 15 de agosto de
1965 en un local de la Federación del Cuero y Calzado, -con influencia de
cros. anarquistas del grupo "Libertario" encabezado por Ernesto Miranda-,
y ubicado en San Francisco nro. 264. Asisten cerca de 90 delegados de diversos
lugares del país (los de la zona norte no pudieron llegar por problemas
de locomoción), la gran mayoría procede de Santiago y Concepción, éstos
últimos viajaron durante toda la noche anterior en una destartalada "micro"
de un recorrido local penquista, las peripecias en el camino les hicieron
llegar tarde.
Los participantes habían sido elegidos por Vanguardia Revolucionaria Marxista-Rebelde,
el Partido Socialista Popular integrado fundamentalmente por sectores trotskistas,
cuadros del movimiento sindical clasista con Clotario Blest a la cabeza
y un sector del Partido Socialista Revolucionario PSR).(16) Representaban
la conjunción de diversos grupos y militantes revolucionarios, parte importante
de ellos, escindidos en momentos diferentes de los partidos de la izquierda
tradicional; de raíz y culturas políticas socialista, trotskista, comunista,
anarquista, sindicalista, y otras.
El MIR se proponía, construir una organización que diera continuidad a las
luchas clasistas históricas del movimiento popular chileno, romper con las
concepciones tradicionales de la izquierda y responder a la nueva realidad
y expresiones sociales que emergían en la sociedad chilena.
En el evento se aprueban, la Declaración de Principios; el Programa; cuestiones
organizativas, y una Tesis Político-Militar, presentada por Miguel y Marco
Antonio Enríquez, un paso significativo en las definiciones teóricas de
entonces al precisar el problema de la lucha armada en relación con el partido
revolucionario proletario y la lucha de masas, distanciándose de las posiciones
foquistas que predominaban en grupos revolucionarios latinoamericanos de
entonces.
Se eligió un Comité Central de 21 integrantes, que ya estaba "distribuido"
desde antes del congreso, las dos organizaciones convocantes principales
tendrían 10 miembros cada una, más la inclusión de Clotario Blest. Posteriormente
el comité central eligió como Secretario General al cro. Enríque Sepúlveda.(17)
Miguel, en esa primera dirección nacional mirista es elegido miembro del
comité central. Cursaba entonces el quinto año de Medicina en la Universidad
de Concepción. En ese tiempo, seguía impulsando múltiples actividades en
frentes de masas de la zona para hacer avanzar el trabajo político revolucionario,
realizaba agitación política en poblaciones marginales, entre ellas La Costanera
a orillas del Bío Bío; en centros de Talcahuano; entre los estudiantes universitarios
conduciéndolos en su lucha por suprimir el curso propedeútico, discutiendo
de tú a tú y despues expulsando a Robert Kennedy del barrio universitario,
repudiando contramanifestando la "Operación UNITAS" por lo que es detenido.
Eran tiempos en que la DC, ya tenía cerca de un año en el gobierno, sin
contrapeso alguno afianzan con su demagogia política populista de la revolución
en libertad, la promoción popular y el comunitarismo éxitos políticos importantes.
El movimiento de masas mantenía un estado de retroceso. Miguel, junto a
Bautista van Schouwen, atentos a ésta situación y por exigencias de conducción
política escriben un trabajo que analiza y desnuda la política de la DC,
se publica a fines de 1965 en la revista Revolución órgano de la Brigada
Universitaria del MIR en Concepción.
A comienzos de 1966 Miguel, integrando una delegación de la Federación de
Estudiantes de Concepción viaja invitado a China, allí se contactó con organizaciones
laborales, políticas, culturales y de la salud del pueblo chino. En el viaje
de regreso, vivió su familia y compañeros momentos de mucha tensión al saberse
que el vuelo en que viajaban desde Hong Kong a Tokio tuvo un accidente y
habían muerto casi todos sus pasajeros, afortunadamente cambios en el programa
y un problema de visa, --por tener que pasar por EE.UU.-- les había dejado
en tierra. Viajó también a Perú donde trata con dirigentes revolucionarias
de ese país hermano; hubo oposición de miembros de su familia al viaje por
los riesgos que implicaba la situación peruana de entonces; como era de
esperar primó el compromiso político ineludible.
Desarrolla un intenso quehacer político interno y externo. Asiduo participante
en foros, mesas redondas, asambleas. Mucho le ayudaba su facilidad de palabra,
y condiciones de orador, su simpatía personal le permitía rápidamente establecer
buen contacto con el auditorio. De hablar rápido atropellado, preciso y
apasionado. Adversario temible para cualquiera que le enfrentara en discusiones.
Se paseaba por distintas materias y apabullaba con argumentos y citas, no
importa quien fuera su contrincante: compañeros, profesores, economistas,
parlamentarios, sacerdotes, etc. Preparaba en forma fundamentada sus planteamientos
acompañados de propuestas novedosas. Recordamos que desde entonces, en los
momentos de preocupación o concentración tenía la costumbre de tomarse un
mechón de pelo detrás de la oreja derecha con sus dedos pulgar, índice y
medio de la mano derecha.
Ese año participa en el quehacer nacional del MIR, con énfasis en el desarrollo
del trabajo partidario en la zona de Concepción y provincias cercanas, donde
se aprecian avances importantes y alcanza un mayor nivel orgánico y cierta
homogeneidad política la naciente organización. Está en primera fila del
quehacer. Se crece en poblaciones. Apoya a los campesinos de Arauco en su
lucha por la tierra. Hacia los centros obreros el trabajo es lento, se siembran
los primeros activistas y con el tiempo se obtienen resultados. En la zona
del carbón, por el control hegemónico del reformismo fue difícil para el
MIR desarrollar un trabajo de captación de mineros, grande fue la alegría
de Miguel, Luciano, Bauchi y Manuel "Peraloca" cuando se reclutó los primeros:
"Peneco", Amir, "El Chalao", "Duro Pablo", "Huenche", que se transformaron
en puntas de lanza para agitar nuestra política y reclutar posteriormente
a muchos otros en Schwager, Coronel, Lota, etc. y ganar influencia sindical
y política. En oportunidades, con ellos como guías e instructores se hicieron
cortas prácticas en sectores al interior de la cordillera de Nahuelbuta.
El MIR ya es primera fuerza de la izquierda en el ámbito estudiantil universitario
zonal, que afianza su tradición combativa conducido por él. Miguel se destaca
dirigiendo las radicalizadas luchas estudiantiles que demandan el cese de
la injerencia norteamericana en la universidad, la expulsión del Cuerpo
de Paz y levantan ya sus primeras propuestas de reforma universitaria. En
noviembre de 1965 se realiza la elección a la FEC (Federación de Estudiantes
de Concepción). El MUI (entonces expresión unitaria de miristas, socialistas,
comunistas y bases de izquierda independiente en la Universidad) tiene posibilidades
de ganar la FEC a la DC; el MIR, fuerza mayoritaria en la alianza plantea
su mejor derecho a levantar como candidato a presidente a su líder, Miguel.
No lo aceptan las posiciones divisionistas y sectarias del PC y PS que rompen
el frente y crean condiciones para que la DC triunfe con 1184 votos. La
izquierda obtiene 1170 (MIR, MUI e independientes 810, PC 198 y PS 162).
(18)
Antes de terminar el año participa en el Segundo Congreso general del MIR
que se realiza en Santiago en un galpón en Conchalí, éste analiza el momento
político nacional, fija el plan político, después de intensa discusión se
aprueban los primeros estatutos en los que se precisa que al interior del
MIR, no se puede constituir fracciones, el congreso nacional se realizará
cada dos años y, se nomina por elección la nueva dirección nacional encabezada
nuevamente por el Dr. Enrique Sepúlveda, Miguel es reelegido miembro de
su comité central.
En 1966 continua la actividad y radicalización del movimiento universitario,
en Concepción el MIR y el frente político que dirige, el Movimiento Universitario
de Izquierda (MUI), sigue ganando fuerza y afianza su papel de conductor
de las posiciones más avanzadas. A fines de ese año su candidato a presidente
a la FEC, Luciano Cruz Aguayo aunque logra una importante votación no logra
desplazar a los democristianos de la dirección estudiantil.
En 1967se extiende y profundiza el movimiento estudiantil universitario
en todo el país, en la capital penquista, despues de un movimiento de lucha
sostenido de los estudiantes de la Universidad de Concepción es expulsado
el Cuerpo de Paz norteamericano, hay un cuestionamiento el poder masónico
universitario, se rechaza la discriminación y persecución ideológica, también
se plantea la democratización y el cogobierno estudiantil en los organismos
de la Universidad. Se conducen huelgas reivindicativas y políticas, además
de estar presente en todas y cada una de las luchas populares de la zona,
entregando no solo la solidaridad sino fundiéndose con los obreros en sus
acciones. Lo anterior crea condiciones para que el MIR a través de uno de
sus principales líderes, Luciano Cruz gane el control de la FEC en noviembre
de ese año y contribuye a que el mirismo logre una importante proyección
nacional.
El MIR y el MUI triunfaron con el llamado "De las luchas estudiantiles a
las filas de la revolución" y planteamientos que situaba al movimiento estudiantil
como parte de una estrategia revolucionaria. Se consideraba a la universidad
"… parte de un todo superestructural … al servicio de la clase dominante,
la burguesía nacional y el capital foráneo, como un pilar más del régimen
de explotación capitalista". Y la lucha estudiantil se "orienta fundamentalmente
a cambiar los intereses a que la universidad sirve." … "Los estudiantes
revolucionarios, a la vez que su lucha fundamental la dan por transformar
revolucionariamente la sociedad entera, integrándose al movimiento obrero
y campesino, tras una Revolución Socialista, por medio de la insurrección
armada, luchan a largo plazo en el interior de la Universidad por la Revolución
Universitaria y a corto plazo por todo una serie de reivindicaciones estudiantiles,
acentuando el Cogobierno como meta transitoria."(19)
Es importante considerar que, durante el año 1967 comenzó a expresarse un
nuevo ascenso de la actividad del movimiento de masas en Chile, inicialmente
las manifestaciones son mayores en sectores sociales hasta ese momento excluidos,
los más pobres en la ciudad y el campo: los sin casa, campesinos, mapuches,
mujeres y jóvenes. El gobierno democristiano de Frei Montalva se sacaba
su careta populista y desarrolla una política antipopular acompañada del
actuar represivo (contra los mineros del cobre en la mina de El Salvador,
23 de noviembre de 1967 en Santiago, etc.).
Se planteaba entonces, con fuerza en la izquierda y el MIR la discusión
de las formas de lucha y organización a impulsar al interior de las masas.
Eran tiempos de la lucha del Che Guevara en Bolivia, la izquierda latinoamericana
impulsa la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad), que en agosto
1967, reunida en Cuba, proclama como un deber y un derecho de los pueblos
de América latina, hacer la revolución, enfrentar al imperialismo y a las
oligarquías burguesas y terratenientes en el camino al socialismo; la lucha
revolucionaria armada constituía la línea fundamental y, las demás formas
de lucha debían contribuir a desarrollar y no retrasar el desarrollo de
esa orientación central. Por presiones y maniobras diversas de organizaciones
políticas de la izquierda chilena el MIR no asistió, pero solidarizó activamente
con ella. Se hacen evidentes los reveses de la lucha guerrillera en las
montañas de Bolivia, el apresamiento y posteriormente asesinato por la CIA
del Ché, afecta profundamente al mirismo y al propio Miguel.
En éstos dos años, si bien el MIR constituyó un paso importante para avanzar
hacia un polo de reagrupación de sectores revolucionarios y más radicalizados
de la izquierda chilena, su desarrollo presento dificultades dadas sus limitaciones
en la cohesión ideológica, no claridad en el plano de la estrategia y la
táctica, insuficientes definiciones sobre carácter del partido y acentuación
de rasgos propagandistas que no le vinculaban más estrechamente con las
masas. Factores todos que impidiéron transformarlo en alternativa revolucionaria
real al reformismo y centrismo en el movimiento popular chileno.
Influyó también, la situación de reflujo y confusión política al interior
de las masas trabajadoras chilenas con posterioridad a 1964 (derrota de
Allende), hecho que se tradujo en una importante disminución de las luchas
reivindicativas y políticas. Además, tengase en cuenta la amplia influencia,
combate político y hasta la agresión física de sectores reformistas de la
izquierda para impedir nuestro quehacer en los frentes de masas, acusándonos
entre otras cosas de "agentes del enemigo". Lo anterior, no desconoce los
esfuerzos y avances puntuales que el MIR logra en sus primeros años de existencia
en algunos frentes: en sectores de obreros municipales, del proletariado
industrial, minero, pobladores, campesinos, empleados públicos y en sectores
estudiantiles de Concepción y Santiago.
Internamente había fuertes contradicciones, las diferencias impedían arribar
a definiciones ideológicas, políticas y organizativas; neutralizando el
accionar partidario externo que era imprescindible para ganar fuerza en
el movimiento de masas y poder incidir en la política nacional del momento.
De esos primeros años Miguel hizo un desgarrador diagnóstico: "El movimiento
se desarrollo entre 1965 y diciembre de 1967 marcado por las siguientes
características: Era una "bolsa de gatos" de grupos, fracciones, disputas,
etc. No había niveles orgánicos mínimos. Predominaba el más puro "ideologismo".
No había estrategia y menos aún táctica. Aislados de las masas. No se intentaron
seriamente realizar acciones armadas, si bien se hablaba de ellas y el movimiento
se definía por la lucha armada."(20) Eran "años en que recién buscábamos
un programa correcto para la revolución chilena y a lo más hacíamos propaganda
revolucionaria en restringidos sectores y zonas del país, neutralizados
internamente por una lucha de tendencias que abarcaba más de una decena
de grupos internos".(21)
6. MIGUEL ASUME LA JEFATURA DEL MIR
Los miristas según su capacidad y fuerza participan en diversos lugares
del país del quehacer de los movimientos sociales. En la zona de Concepción
los avances son más amplios y significativos. Miguel había continuado sus
estudios de medicina y como alumno muy destacado estaba próximo a finalizarlos.
Las nuevas posiciones políticas logradas permiten que en noviembre de 1967
invitado por la dirección de la Revolución viaje a Cuba. Este hecho significó
en la practica el inicio de relaciones y acuerdos entre el MIR chileno y
dirigentes cubanos y que por diversas razones hasta ese momento no existían
formalmente. El regreso de Miguel vía Praga y Paris se retrasa y participa
solo en el segundo día del III Congreso del MIR. Esta vez la numerosa representación
de Concepción llegaba en dos "micros".
El evento mirista se realiza en la Casa Chile, sede del Partido Socialista
en San Miguel el 7 y 8 de diciembre de 1967; analiza el periodo político
que vive Chile y toma resoluciones sobre el plan político, el desarrollo
del partido, definiciones organizativas, se profundizan y modifican las
Tesis político-militares aprobadas en 1965. Eligió la dirección nacional.
Miguel lo plantea así: "En el Congreso Nacional de diciembre de 1967 …el
sector "no tradicional" de Concepción y Santiago asumió la mayoría del Comité
Central (10 de 15), la totalidad del Secretariado Nacional (5) y la Secretaría
general…".(22) El sector que encabezaba Miguel Enríquez, además de elegir
a la mayoría del comité central, éste lo eligió a él Secretario general.(23)
De inmediato, la minoría se constituyó como "oposición interna", y un pequeño
sector incluyendo algunos miembros de la mayoría de la anterior dirección
se retiran de la organización.
Miguel había terminado ese año el Internado de Medicina. El 29 de enero
de 1968 en Concepción, en una ceremonia privada y familiar contrae matrimonio
con Alejandra Pizarro Romero.(24) A comienzos de marzo, -"despedido" por
intensos combates callejeros cerca de su casa, los estudiantes solidarizando
con el magisterio enfrentan el Grupo Móvil-, viaja a Santiago con "Bauchi"
su extrañable amigo y compañero en el tren nocturno a rendir sus exámenes
de pregrado y de grado. Ambos aprobaron con nota máxima y se reciben de
médicos.
Como alumno destacado de la promoción postula directamente y gana una beca
en el Hospital de Neurocirugía en Santiago para formarse como neurólogo,
sus profesores y jefes directos fueron los doctores Alfonso Asenjo y Héctor
Valladares. Su traslado a Santiago en el segundo trimestre de ese año acompañado
inicialmente de su mujer, implica la separación física definitiva de su
familia y temporal con su "hermano" Bautista, que ejercerá en el Hospital
Regional de Concepción y continuara también la especialización de neurología,
al obtener otra beca allí.
Con Miguel a la cabeza, el Secretariado del MIR (Luciano Cruz, Bautista
van Schouwen, Sergio Zorrilla, Sergio Pérez) y en menor medida el conjunto
del CC conduce la implementación de las líneas acordadas. El trabajo fundamental
lo realiza dentro de la joven organización: desarrollar concepciones estratégicas
y tácticas, formar a sus cuadros, dirigir el trabajo de inserción en las
masas, etc. En enero del 68 encabezó las conversaciones fraternales que
culminaron con la integración al MIR de dos pequeños grupos revolucionarios
GRAMA (Grupo Avanzada Marxista de Concepción) y FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Santiago).
Trabaja en contacto estrecho con los regionales del partido; es destacable,
dos informes de Miguel publicados posteriormente como documentos internos,
sobre Análisis de Situación Política y Táctica del partido, entregados en
forma oral a Ampliados con los regionales del MIR de Santiago y Concepción.
En el segundo semestre de ese año se manifiestan avances políticos, crece
la organización en el norte, centro y sur del país. Pero, mantenía muchas
de sus características y debilidades anteriores, que entraban el avance;
el diagnóstico de Miguel lo refleja: "una organización que estaba constituida
por varios "partidos", "grupos", "fracciones", con políticas divergentes
en pensamiento, y en el último periodo incluso orgánicamente diferenciadas.
Tenía por base todo tipo de "militantes", donde no se realiza ningún tipo
de selección para el ingreso; así habían "aficionados" a la revolución,
descomprometidos, intelectualoides, etc. Sin niveles de organización y especialización
aceptables. Que contaba con una concepción general estratégica relativamente
correcta a largo plazo (tesis Político-Militar, 1967) pero sin una adecuación
táctica concreta al país y al periodo … Se intentó hacer mucho, pero el
instrumento básico (la organización) era malo…".(25)
Eran tiempos de gran efervescencia juvenil en el mundo. El "campo socialista"
no aceptaba las desidencias. En la segunda semana de agosto del 1968 junto
al Bauchi redactan la declaración en que el MIR condena la invasión a Checoslovaquia
por fuerzas del Pacto de Varsovia, reafirmando con ello una línea de independencia
y al mismo tiempo rechazando un modelo de construcción socialista burocrático
y deformante. Las reacciones desde la izquierda tradicional fueron virulentas.
En esos meses, Miguel en una decisión nada fácil y bien madurada suspende
su especialización y trabajo como médico, volcándose de lleno a la actividad
política partidaria. Eran momentos en que aumentaba la actividad de diversos
sectores del movimiento de masas. En respuesta el gobierno democratacristiano
de Frei Montalva, aumentó sostenidamente el actuar represivo e indolente
(asesinatos y represión brutal: Puerto Montt, desalojos, reanudación de
faenas, indiferencia para resolver los conflictos; intimidaciones policiales,
etc.). Los hechos anteriores estaban evidenciando, las limitaciones y obstáculos
de los métodos tradicionales de lucha de masas. Buscando una salida a ésta
situación y en la perspectiva de "comenzar acciones que rompieran el círculo
vicioso interno y permitieran ampliar nuestra penetración en los frentes
de masas …".(26) el Secretariado Nacional encabezado por Miguel realizó
a fines del 68 una fuerte discusión, primero en el comité central y en toda
la organización para ganarlo e iniciar las acciones directas de masas y
un limitado accionar armado, inicialmente de tipo urbano
A las polémicas de táctica y línea organizativa en la dirección se agregó
la posición política a adoptar por la izquierda revolucionaria en las elecciones
parlamentarias de marzo y las próximas presidenciales. El último trimestre
de 1968 y primero de 1969, toda la organización, en especial su dirección
enfrenta fuertes y polarizadas disputas. No era posible llegar a acuerdos
en el comité central y las decisiones eran casi siempre divididas, "ante
la impotencia a que era conducido el MIR por la lucha tendencial y fraccional,
el Secretariado Nacional propuso al CC en el verano de 1969, adelantar el
congreso para agosto de ese mismo año y se inició su preparación."(27)
En ese contexto la posición mayoritaria del CC encabezada por Miguel encomendó
al Secretariado redactar un documento público,(28) allí se sostenía que
"… en base a lo analizado, … la agudización de la lucha de clases continuará
y tomará mayor ímpetu. Ambos procesos el electoral y la movilización de
las masas, se cruzará durante el periodo próximo. Papel nuestro será impulsar
y empujar el segundo por cauces revolucionarios. Habremos de impulsar y
apoyar todo tipo de huelgas legales e ilegales, luchas callejeras, ocupaciones
de locales de trabajo, de tierras y terrenos, las acciones directas, etc.
En cuanto al proceso político mismo que desencadenaran las elecciones, no
podremos marginarnos. Al contrario con toda fuerza participaremos en él.
Pero no es necesario, y al contrario, es nocivo desarrollar actividad electoral,
de la que nos abstendremos absoluta y categóricamente. Durante todo el periodo
cuestionaremos la vía electoral como camino. No lo haremos en abstracto,
sino a partir de los intereses y relaciones vivenciales de obreros y campesinos...".(29)
En marzo del 69, la situación se hizo insostenible. Miguel afirmaba: "El
rendimiento de las tareas no pasaba del 50 por ciento. Se habían desarrollado
enormes tensiones y conflictos internos que hacían imposible el trabajo
... No se había logrado romper el círculo vicioso: No acciones armadas por
no organización clandestina / no organización clandestina por "innecesaria",
por ausencia de acciones armadas; y, no vinculación orgánica significativa
con el movimiento de masas."(30)
Para enfrentar esa situación y definir posiciones el Secretariado planteó
una intensa discusión interna relativa a política partidaria. Tomó algunas
medidas: nuevas exigencias de ingreso y militancia, reestructuración de
los sectores político y especial de la organización, profesionalización
de una parte de la Dirección nacional y algunos cuadros medios, traslado
de cuadros para multiplicar el trabajo del partido en lugares y frentes
prioritarios. Se redactó para el congreso el documento central que recogía
la evaluación, caracterización del momento político, nuevas medidas y orientaciones
políticas de línea, profundizándose las concepciones programáticas, y precisando
más la estrategia político-militar de guerra revolucionaria que superaba
definitivamente las concepciones "insurreccionalistas" de los primeros años."(31)
Se dio inicio a las "acciones directas" y la autodefensa de masas, para
aumentar la penetración del MIR en los frentes. Fueron concebidas -por el
MIR-, como un intento de incorporar en el actuar político y reivindicativo
del movimiento de masas formas ilegales y conspirativas de lucha (acciones
simples de amendrentamiento, propaganda armada en apoyo a conflictos, organización
de milicias, etc.), realizadas por sectores de avanzada de un frente, o
por bases del partido en él para apoyar directamente el conflicto y elevar
el nivel de la lucha reivindicativa y política de masas en huelgas, tomas
de terrenos y fundos, ocupaciones de fábricas, etc. El MIR no creó éstas
formas de lucha, sino que las recogió del accionar concreto en algunos conflictos
y las impulsó como una línea de acción general y sistemática y poder romper
la legalidad burguesa.(32)
En medio de ese complejo proceso político interno y externo, miembros del
comité regional del MIR en Concepción por iniciativa propia y sin informar
a la Dirección Nacional, decidió "amedrentar" un reaccionario y provocador
periodista demócrata cristiano en Concepción que editaba diario Noticias
de la Tarde y que desde hacía un tiempo venía realizando una tendenciosa
campaña contra el MIR. Un grupo operativo lo secuestro el 6 de junio y después
de unas horas lo dejó sin ropas en la calle, se originaba el "caso Hernán
Osses o el periodista pilucho" como lo llamó la prensa. Esta acción fuera
de plan, fué aprovechada como pretexto por el gobierno freísta para iniciar
una campaña de persecución ideológica y una generalizada y fuerte ofensiva
represiva concentrada en el MIR a fin de encarcelar a este sector de la
oposición política, no por el peligro que representaba en ese momento, sino
por lo que podía llegar a ser. Los miembros de la dirección del MIR a nivel
nacional, de Concepción y numerosos cuadros medios debieron pasar a la clandestinidad
y trasladarse a diferentes lugares del país.
La minoría interna, acusó que este era un "hecho consumado" del Secretariado
Nacional y en especial de Miguel para impedir el congreso y "apernarse"
en la dirección. En esas circunstancias, la "oposición interna" formada
por los "… grupos más tradicionales dentro del MIR (especialmente algunos
de origen trotskista) realizó un congreso fraccional con participación de
minorías de los CR de Valparaíso, Coquimbo y Santiago; reconocido esto por
ellos, el 75% del CC (el 25 de julio de 1969) decidió marginarlos."(33)
Se marginó del MIR a la "oposición interna" del comité central (Genaro,
Rodolfo, Pato, Vasco, Wiston (suplente), en las semanas posteriores cerca
de un 20 % de miembros en todo el país acompañaran su automarginación.(34)
Los marginados siguieron organizados como una fracción que reivindicó por
algún tiempo el nombre MIR: "Nuestra fracción, contraria a la de Enríquez,
luchó con la sigla MIR-FR y se volcó a trabajar por la candidatura de Salvador
Allende."(35)
Seguidamente un pequeño grupo formado especialmente por estudiantes del
Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en Santiago encabezados
por Jorge Silva, Juan Martínez y Rafael Ruiz Moscateli ante la magnitud
de los problemas y con planteamientos de carácter "foquistas" que pretendían
transformar el MIR en una organización operativa, se marginan constituyendo
después el MR-2 (Movimiento Revolucionario Manuel Rodríguez). El desprendimiento
afectó solo la estructura en Santiago, se marginó cerca del 30 %.
Las divisiones que afectaron al MIR en 1969; primero en su dirección y posteriormente
en diferentes niveles fue la culminación de un proceso sostenido de diferencias
políticas imposibles de resolver vía el debate al interior de la organización
y afectaban la convivencia interna y el quehacer externo. Se asumió como
costo necesario en el desarrollo político de la organización; implicó una
perdida importante de experiencia histórica y capacidad política acumulada,
pero fortaleció su unidad interna.
He entregado diversos antecedentes sobre la crisis para evidenciar que la
división del MIR no fue un hecho simple, "maniobra sorpresiva" o imprevista
decisión de una "arbitraria mayoría", sobre una "ingenua minoría", sino
diferencias políticas y concepciones organizativas que no se superaron.
Como afirma Miguel, "La división de 1969, un hito en el desarrollo de nuestro
partido, no tuvo como base … la estrategia del partido para la conquista
del poder, sino los problemas de carácter del periodo que atravesábamos
y el carácter del partido que la revolución chilena necesita."(36)
La continua escalada represiva, la división reciente con sus consecuencias
y las nuevas exigencias plantearon un arduo quehacer a la dirección, en
especial al Secretariado encabezado por Miguel, quién junto a Luciano y
en condiciones difíciles se reunieron con todos los regionales para explicar
y discutir los problemas surgidos y estrechar la conducción. Se precisó
el momento que se vivía y el quehacer a impulsar en el documento "La crisis
por la que atravesamos" de Agosto 1969; el carácter de la organización,
el tipo de miembros y sus requisitos de ingreso.(37)
7. EL PERIODO "OPERATIVO" Y DE "MASAS"
A partir de julio 1969 el papel y labor de Miguel y del Secretariado fue
extenso y clave para enfrentar el proceso de crisis, salir de ella y desarrollarse.
Dirigieron la reestructuración del partido buscando construir una organización
que considerando las características de Chile y los objetivos planteados,
combinara el accionar armado con el trabajo en frentes de masas. Progresivamente
en todos los regionales se constituyeron los Grupos Politico-Militares -GPM-;
estructuras orgánicas asentadas en un espacio territorial con niveles de
bases políticas, operativas, técnicas e infraestructura, dirigidas por una
jefatura común.(38)
Con esas definiciones cristalizaba la visión de partido que venía sustentando
Miguel y tenía correspondencia con la línea estratégica y táctica. Expresaba
una concepción político-militar: por un lado la formación de una sólida
estructura desde el punto de vista ideológico, político, orgánico y militar;
integrada por cuadros revolucionarios profesionales ligados a los frentes;
preparado y estructurado tanto para su desarrollo político en el movimiento
de masas como para su desarrollo militar, en el partido y entre los trabajadores
y pobres del campo y la ciudad.
A partir de septiembre 69 se incrementan de forma más sistemática acciones
armadas orientadas a desarrollar la línea de expropiaciones, tanto las orientadas
al aprovisionamiento logístico (material de comunicaciones, sanitario, armamento,
recursos de AGP, etc.) y las expropiaciones bancarias que comprometieron
en especial a la Dirección Nacional. Por lo general y en especial en sus
inicios no se reconocieron. El hacerlas exigió disponer de infraestructura
para su realización (casas de seguridad, depósitos, talleres, vehículos,
locales, etc.). La primera expropiación bancaria exitosa se realizo en julio
1969 al Banco Londrés-Sucursal Santa Elena. Fueron concebidas como acciones
de financiamiento a las actividades de la organización, tuvieron gran impacto
por la difusión de la prensa sensacionalista y de derecha, dándole al MIR
un perfil público de "grupo armado" que la organización no deseaba. Muchas
fueron exitosas, otras fallaron. A pesar de hacerle ver la inconveniencia,
Miguel participó en varias, dando inicio a su formación de combatiente.
Respecto a ellas, Miguel afirmaba a la prensa que, "… las organizaciones
revolucionarias para organizarse y prepararse en niveles superiores de lucha
… necesitan financiar sus actividades a través de expropiaciones revolucionarias…
Los que hacen este tipo de tareas no pueden ser confundidos con los ladrones
o delincuentes comunes. Los únicos ladrones son los patrones de fábricas
y fundos que roban el producto de su trabajo a obreros y campesinos;…" Respecto
al uso dado a los fondos decía, "Los revolucionarios (…) cuando expropian
dinero a quienes a su vez lo roban a obreros y campesinos, lo utilizan no
para lucro personal, sino para financiar las tareas que permiten organizar
la defensa de los intereses de obreros y campesinos. Jamás lo han utilizado
para el lucro personal, al contrario, entregados por entero a las tareas
que permitan defender a los trabajadores de las balas de los gobernantes
y de la explotación de los patrones, viven de acuerdo a como un revolucionario
debe vivir: con el mínimo."(39) Como era de esperar las expropiaciones las
reprimió el gobierno y las atacó otros sectores de la izquierda.
Paralelamente, se intensificaron las "acciones directas" en los frentes
de masas. A estas en ningún momento se les adjudicó un papel de "iniciadores"
de la lucha de clases, sino como apoyo a la lucha propia que impulsaban
los trabajadores en ese frente en un momento de avance y desarrollo de su
lucha en contra de sus enemigos, los patrones y opresores. Y, además correspondían
al estado de ánimo y exigencias de las masas.(40) Por el silenciamiento
de los medios de comunicación las acciones directas no ganaron repercusión
pública y solo tuvieron importancia en el lugar del conflicto. Esta política,
el MIR la impulsó en ese y en el periodo posterior en los frentes poblador,
campesino, obrero y estudiantil.
El accionar operativo armado de expropiaciones se suspenden en marzo de
1970. En esta decisión influyó principalmente, la percepción del sentir
de las masas que recogía el partido al interior de los frentes, los riesgos
que conllevaban, y también las conversaciones MIR y UP, realizadas al más
alto nivel desde diciembre 1969 y donde participaron Salvador Allende y
Miguel Enríquez, en momentos que la Unidad Popular definía el programa y
candidato.
8. LA CONDUCCION DEL PERIODO PREREVOLUCIONARIO (41)
Las medidas desplegadas por el gobierno demócrata cristiano no resolvieron,
al contrario profundizaron la crisis del sistema capitalista dependiente
chileno presente en los años 60, manifestándose como una crisis del sistema
de dominación a partir de 1970. Las movilizaciones sociales con gran desarrollo
en el 69 se extienden y radicalizan sus formas de lucha y atacan directamente
la legalidad imperante. La propia institucionalidad burguesa presenta situaciones
de crisis, el bloque dominante aumenta sus contradicciones y se divide políticamente,
sus sectores más conservadores levantan como candidato presidencial a Jorge
Alessandri y la Democracia Cristiana a Radomiro Tomic. La Unidad Popular,
alianza hegemonizada por los partidos Comunista y Socialista, más el Partido
Radical y MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitaria) y, otros menores
postulan como candidato a Salvador Allende G.
En el MIR, la respuesta a una coyuntura muy compleja mostró la capacidad
de Miguel y la dirección para captar los cambios operados en la situación
y definir una política flexible que no desdibujara el perfil y quehacer
revolucionario; poder actuar como protagonista del proceso, sin avalar la
estrategia reformista, ni aislarse social y políticamente; y, al contrario
construir fuerza social y partidaria. El propio Miguel lo resume así: "…
formulamos una política que, en general, consistió en no llamar masivamente
a la abstención electoral, en no proponernos el sabotaje electoral y en
no desarrollar nosotros actividad electoral propiamente tal, pero al mismo
tiempo reconocer, en el terreno electoral, a Allende la representación de
los intereses de los trabajadores y a Tomic y a Alessandri la de los intereses
de la clase dominante. Proclamar que si Allende triunfaba se desarrollaría
una contraofensiva reaccionaria, y que nosotros, en ese caso, asumiríamos
la defensa de lo "conquistado por los trabajadores". Para todo ello nos
propusimos las tareas de trabajo y movilización de los distintos sectores
de masas, desarrollo de nuestra capacidad operativa, técnica e infraestructura,
a la vez que seguir desarrollando operaciones por un período. También la
preparación de un plan masivo de defensa ante la posibilidad de un triunfo
de Allende y para ello la ampliación de nuestras relaciones políticas con
otras organizaciones de izquierda. En general, estas tareas se llevaron
a cabo con un rendimiento aceptable."(42)
Paralelo al proceso electoral, aprovechando la disponibilidad de las masas
y el aumento de la actividad política, el MIR elevó su quehacer en ellas,
participó y condujo sus luchas en diversos lugares del país, las ocupaciones
de terrenos de los pobladores sin casa, movilizaciones obreras de la mediana
y pequeña industria y otros sectores fabriles, las masivas corridas de cerco
de los mapuches en el sur, ganando más fuerza en los estudiantes; esas luchas
las acompañó de acciones directas de masas. Plantándose firmes y amplios
pilares para construir un movimiento político y fuerza social con conducción
revolucionaria. El MIR adquiría un mayor rol en la política nacional.
El accionar de propaganda armada se suspendió definitivamente a fines de
junio de 1970. Conducido estrechamente por Miguel y la dirección el quehacer
militar se diversifica. Al tiempo que se continúa construyendo fuerza militar
propia, se trabaja en la perspectiva de defender un eventual triunfo de
la izquierda. Después de amplias conversaciones con Allende y en los meses
finales de la campaña, el MIR asume y forma su dispositivo de seguridad,
(conocido después como GAP), que además le permitió acceder a recursos militares
y de infraestructura.
Encabezado por Luciano se inicia el trabajo de inteligencia contra la conspiración
de la derecha y el imperialismo; se prosigue el trabajo secreto en las FF.AA;
comienza a construirse en talleres propios armamento casero; se fortalecen
las unidades operativas; se orienta la constitución de milicias en los frentes
dentro de un plan general de enfrentar un posible golpe militar reaccionario,
etc.
Triunfa electoralmente Allende, se obtenía un triunfo popular que el MIR
creía difícil, y exige a la dirección encabezada por Miguel un profundo
proceso de discusión para elaborar una táctica adecuada. Se analiza las
causas que lo facilitaron, sus alcances, posibilidades, limitaciones, y
el papel de los revolucionarios. A los pocos días se sostiene que con el
triunfo de la UP "… se abre un nuevo periodo histórico para los trabajadores
…es un nuevo avance del pueblo por conquistar el poder y objetivamente favorece
el desarrollo de un camino revolucionario en Chile y por tanto favorece
también a la izquierda revolucionaria … que se ha formalizado un impasse
entre las clases dominantes y los trabajadores (…) que será resuelto por
un enfrentamiento entre los pobres del campo y la ciudad con los dueños
del poder y la riqueza y hoy está postergado y de seguro se resolverá por
la vía violenta …".(43) Se llamaba a la defensa del triunfo electoral con
la participación activa de las masas, el rechazo a negociaciones con la
DC y la lucha contra la sedición.
Inmediatamente después del triunfo de Allende la derecha y el imperialismo
acentuaron sus planes conspirativos, el MIR pequeño grupo que aún actuaba
con su dirección y un sector del partido desde la clandestinidad multiplica
su actividad, junto con desarrollar trabajo de masas, realiza tareas de
información e inteligencia, obteniendo antecedentes que le permiten tener
una apreciación de que ocurría y se proponían las clases dominantes. Descubrió
planes sediciosos e intentos golpistas inmediatos que denunciados oportunamente
facilitó abortarlos: el del 22 de octubre de 1970(44), en abril y septiembre
de 1971, el pusch del mayor Marshall en marzo de 1972.
Desde antes y en esos momentos la relación del MIR con algunas fuerzas de
la UP no fue buena, hubo momentos muy críticos, como el 2 de diciembre 1970
en que un miembro de la brigada comunista "Ramona Parra" asesinó a nuestro
compañero Arnoldo Ríos en Concepción. Vasto fue el esfuerzo de Miguel y
la dirección, especialmente en Santiago y Concepción para superar el problema,
hacer razonar serena y políticamente a sectores de la militancia, llegar
a un acuerdo de no agresión con el PC y enfrentar firmemente el sectarismo.
Con otras fuerzas, la relación fue más positiva y se buscó avances constructivos.
Un importante gesto lo dió el presidente Allende, a fines de ese mes liberó
a cerca de dos decenas de militantes del MIR que estaban prisioneros y otorgó
amnistía a los perseguidos, desarrollando la organización su trabajo en
la legalidad.
Incluso, Salvador Allende propuso la incorporación del MIR a la UP y su
participación en el gobierno con un ministro (se le ofrecía a Miguel el
Ministerio de Salud Pública), rechazándolo por diferencias programáticas,
estratégicas, una apreciación distinta sobre la situación nacional y como
enfrentarla. Se mantuvo la independencia y se dió un apoyo crítico al gobierno.
En el periodo la política de alianzas del MIR, contempló básicamente establecer
niveles de alianza con la UP o puntualmente con sectores de ella; en menor
medida se logró, aunque no se formalizó por el hecho que el reformismo exigía
que el MIR abandonara su política independiente, hubo conversaciones al
más alto nivel a comienzos de 1971, abril de 1972 y junio de 1973.(45) Se
obtuvo sí, un accionar común puntual en todo el país y en muchos terrenos:
defensa de la estabilidad del gobierno, movilización de masas, elecciones,
lucha conspirativa contra la derecha, marchas públicas, etc. Política definida
como: "marchar separados y golpear juntos", y que en ningún momento dejó
de lado un progresivo e intenso combate ideológico a las posiciones reformistas
y centristas del gobierno y partidos de la izquierda.(46)
Paralelamente se extendía la influencia y construcción del partido, reorganiza
y amplía su dirección (cooptando a jefes de comités regionales) y retoma
un funcionamiento regular y de dirección colectiva el comité central, multiplicando
su esfuerzo para atender tanto necesidades de elaboración de políticas,
conducción global y atención de situaciones específicas.
No obstante, es bueno precisar que esa dirección con Miguel a la cabeza,
mantuvo en todo el periodo acentuados rasgos centralistas y limitada democracia
interna al no ejercitar en los organismos y bases del partido posibilidades
reales de control, crítica, elaboración, ratificación de políticas y legitimidad
electiva de sus direcciones; no realizar el IV Congreso Nacional fue consecuencia
de ello. Aunque él y miembros de la dirección, siempre estuviéron alertas
para enfrentar directamente en las estructuras las divergencias y cuestionamientos
políticos que surgían, y nada fácil era oponerse a su "artillería" de argumentos.
Al tiempo que se evidencia una mayor maduración en la dirección, no se podía
ignorar que la experiencia de clandestinidad había planteado rigurosas exigencias
personales y limitaciones especialmente en las formas de vida de los implicados,
con algunas consecuencias. En el caso de Miguel largos periodos de separación
afectó su relación de pareja y de común acuerdo con su mujer Alejandra habían
anulado su matrimonio. Ella se radicó a vivir en Concepción con su hijita
Javiera que había nacido en octubre de 1969 en esa ciudad. Más adelante
"Aleja" hizo un grave cuadro depresivo y en pleno tratamiento por propia
decisión se suicidó arrojándose al paso de un tren en el poblado de Hualqui,
cerca de Concepción en noviembre 1971. La muerte de Alejandra, fue un duro
golpe que hizo sufrir mucho a Miguel y sus familias; agudizado por la actitud
de la prensa de derecha y democristiana que sin respetar el dolor de familiares
lo explotó políticamente.
El nuevo periodo planteó altas exigencias a la dirección y a todo el partido,
se respondió activamente a múltiples tareas en los frentes de masas; inicialmente
con concepciones políticas insuficientes originadas por debilidades históricas,
poca madurez, inexperiencia y poco desarrollo partidario; y que, progresivamente
y en el curso del proceso y experiencias fueron superándose y posibilitaron
pasar rápidamente de una realidad bastante débil a un grupo revolucionario
con amplia y fuerte implantación en sectores del movimiento de masas. Favoreció
la línea política impulsada y la constitución y trabajo de los frentes intermedios:
Frente de Trabajadores Revolucionarios, FTR; Movimiento Campesino Revolucionario,
MCR; Movimiento de Pobladores Revolucionarios MPR; Frente de Estudiantes
Revolucionarios y Movimiento Universitario de Izquierda, FER y MUI; y el
Frente de Fuerzas Armadas y Carabineros, FREFAC.
Es importante tener presente que en la construcción de la política levantada
por el MIR hasta comienzos de 1972 influyó de forma negativa "… que no visualizamos
el grado de crisis interna que sufría la clase dominante lo que nos hizo
ver el problema del "enfrentamiento" bajo una lupa cortoplacista, no visualizamos
correctamente el peso del reformismo lo que agravó nuestro inmediatismo,
en suma, no apreciamos con precisión el carácter prerrevolucionario que
asumía el período."(47)
El
15 de agosto de 1971 acontece la muerte de Luciano Cruz A. Miembro histórico
fundador, dirigente de la organización desde 1967, miembro de su comité
central, del secretariado y la CP, una gran perdida para el MIR, "era nuestro
líder de masas, nuestra mejor expresión popular, el pueblo lo quería, seguía
y respetaba… Los trabajadores han perdido un líder y nosotros un militante,
amigo y hermano de lucha."(48)
Durante gran parte de 1971 se manifestó una extraordinaria ofensiva popular
del movimiento de masas que continuaba avanzando, multiplicaba su iniciativa
y capacidad de movilización por sus intereses y aprovechaba las excelentes
condiciones que le facilitaba un gobierno de izquierda, el cual había tomado
positivas iniciativas para cumplir su programa de reformas de tipo económico
y social. A fines de 1971 y con mayor claridad se expresaban las limitaciones
de un camino de desarrollo del proceso que en lo fundamental utilizaba restringidamente
la porción de poder expresada en el Ejecutivo y sin apelar a una vigorosa
actividad de las masas en su apoyo.
El MIR planteo en documentos, y muchas veces a través de su secretario general
en conferencias de prensa y discursos su posición. Progresivamente y en
la medida que fue profundizando y madurando una propuesta alternativa de
sociedad, las diferencias fueron más estructuradas y públicas; en el discurso
de Cautín, en noviembre 1971, Miguel, junto con reconocer las medidas positivas
denuncia, las limitaciones y contradicciones de la UP y el Gobierno y llama
a realizar tareas de poder, a la unidad de todo el pueblo, y que en "el
combate de los trabajadores, en la fuerza de sus movilizaciones, se desarrolla
una fuerza incontenible que nada ni nadie podrá detener, que es la única
garantía de un camino revolucionario y socialista."(49) En febrero 1972,
el MIR llama a la reagrupación de los revolucionarios de dentro y fuera
de la UP.(50)
No obstante las diferencias con la Unidad Popular y el Gobierno, destaquemos
que desde antes y durante todo el periodo existió un respeto mutuo y un
fluido relacionamiento entre la dirección del MIR y Salvador Allende, especialmente
con Miguel y su sobrino Andrés Pascal Allende. Muchas fueron las diferencias,
también hubo acuerdos y apoyos mutuos. El propio Allende lo expresaba: "No
tengo el menor resentimiento contra el MIR. Los desacuerdos que tenían conmigo,
aquí mismo los discutían, los exponían. ¡Cuántas veces vino Miguel a este
despacho! Nunca me dieron un golpe por la espalda, nunca me atacaron por
detrás, me advertían con anticipación cuando iban a combatirme públicamente.
Los respeto."(51)
En el periodo se desarrolló un amplio contacto y relaciones a nivel internacional.
Miguel en numerosas oportunidades viaja a Cuba, para estrechar el relacionamiento
político con su dirección, discutir acuerdos específicos de apoyo o profundizar
su formación de jefe y combatiente. En su actuar fue consecuente con aspectos
centrales del ideario del Ché. Y, aunque el proyecto mirista fue de carácter
nacional, desde su nacimiento se caracterizó por su internacionalismo revolucionario;
su apoyo solidario impregnó siempre su política y quehacer. Lo reafirman
las acciones de internacionalismo revolucionario realizadas, las ideas,
iniciativas y pasos prácticos que dió el MIR para gestar condiciones político
materiales y constituir la Junta de Coordinación Revolucionaria del Cono
Sur junto a organizaciones de revolucionarias de Argentina, Uruguay y Bolivia,
a fines de 1972, de ella Miguel fue uno de sus inspiradores y gran impulsor.
En los últimos días de agosto del 73, acusado de intento de subversión en
la Armada, el Fiscal Naval de Valparaíso emite una orden de detención contra
él, (también se pedía petición de desafuero parlamentario contra los secretarios
generales del PS (Carlos Altamirano) y del MAPU, (Guillermo Garretón), lo
anterior le lleva a afirmar que tiene el "privilegio de sumarse a los centenares
de marineros, obreros, campesinos y pobladores que hoy son perseguidos y
reprimidos por la justicia patronal, civil y uniformada." Y reafirma "que
el MIR, sus militantes y dirigentes, están listos para luchar en todos los
terrenos cuando las circunstancias lo hacen necesario."(52)
9. SU CONDUCCION AL INICIO DEL PERIODO CONTRAREVOLUCIONARIO
La noche del 10 de septiembre circula información sobre desplazamientos
de tropas, cuestión reiterada en esos tiempos. La comisión política del
MIR está a la espera del próximo día: Allende dentregará un mensaje al país
anunciando llamar a un plebiscito y ofrecerá su renuncia; se discutirá el
texto de una declaración y plan del MIR y otros sectores de la izquierda,
incluido el PS para impulsar una contraofensiva popular y revolucionaria.
Demasiado tarde.
Contando con el factor sorpresa las clases dominantes a través de su brazo
militar, las FF.AA habían iniciado el momento militar por la reconquista
plena del poder. 11 de septiembre, a las 7 de la mañana se reúne la CP en
una casa de San Miguel. Alerta máxima (libro): cada militante y unidad del
partido en sus frentes y puestos de lucha, constitución de direcciones y
fuerzas, desarrollar el plan militar definido, apertura de depósitos y distribución
de las pocas armas disponibles y el armamento casero, desarrollar una ofensiva
general concentrando los focos de resistencias en los cordones industriales
y poblaciones e integrando a las masas y a la izquierda al combate. Poco
se logra, muchos dispuestos a empuñar las armas, los medios de combate son
escasos y falta experiencia combativa.
Miguel en varias oportunidades trata de contactar al presidente Allende.
"Tati" entrega el mensaje a su padre: se le insta y propone un plan y los
medios para salir del Palacio de la Moneda y pasar a dirigir la lucha de
resistencia clandestina desde las poblaciones populares. Allende no acepta:
"Yo no me muevo de aquí, cumpliré hasta mi muerte la responsabilidad de
presidente que el pueblo me ha entregado. Ahora es tu turno Miguel…".(53)
Un par de horas después Salvador Allende presidente de Chile, gran patriota
revolucionario pagaba con su vida, su lealtad a la causa de los trabajadores,
levantando una eterna bandera de lucha, y ofrendando en el testimonio de
su sangre, que el movimiento popular no se rinde ante los aparatos armados
del estado burgués.
Miguel y otros miembros de la CP se reúnen después del mediodía con dirigentes
del Partido Socialista y el Partido Comunista en el centro fabril metalúrgico
Indumet del Cordón Cerrillos para coordinar un plan de resistencia armada,
hay acuerdo con socialistas, los compañeros comunistas son contrarios, están
a la espera si se cerrará el Congreso Nacional, se retiran. Los restantes
junto a obreros son cercados. Combaten por horas. Rompen el cerco. Hay escaramuzas
en diversos lugares. En la tarde con el país controlado por las FF.AA y
el movimiento de masas pasivo y replegado era evidente la no contención
del golpe. Con gran impotencia y rabia Miguel y la CP dan orden de repliegue,
mantención de acciones de hostigamiento y el paso a la clandestinidad.
La situación hacía evidente para el MIR que, a pesar de sus denodados esfuerzos,
de transformarse en el curso de la crisis del sistema de dominación, de
grupo en vanguardia revolucionaria del movimiento de masas, no lo logró
y, allí residió una de las causas fundamentales de la derrota en el enfrentamiento
de septiembre de 1973. No alcanzó un peso político ideológico necesario
para remontar el reflujo que comenzó en julio/agosto de 1973. "En lo fundamental
la batalla la perdimos antes, cuando no fuimos capaces de desplazar al reformismo
en la conducción del movimiento de masas."(54)
Parte importante de sus primeros meses en clandestinidad, Miguel los vive
en una vetusta casa de la Gran Avenida. Desde aquí y en constante movimiento
por calles de Santiago dirige el repliegue, la reconexión y reorganización
del partido en Santiago y a nivel nacional. A ritmo intenso se trata de
resguardar al máximo los recursos humanos y materiales de la organización.
No es fácil pasar a la clandestinidad a muchos cientos de cuadros donde
cada día los militares aumentan su búsqueda y cantidad. La falta de recursos
materiales, infraestructura, documentación, etc. es aguda. Muchos apoyos
ofrecidos con anterioridad, eran negados. En Santiago, la situación se agudiza,
es lugar de repliege de muchos cuadros de provincia y constituirán por muchos
meses sus respectivas "colonias". De a poco, el funcionamiento de la red
clandestina partidaria va funcionando de forma más regular y rigurosa, una
situación en que ya no basta con esconderse, sino tomar lentamente la iniciativa
y realizar tareas de resistencia.
Simultáneamente, la CP encabezada por Miguel son exigidos al máximo para
definir el nuevo periodo político de la lucha de clases nacional y determinar
las tareas tácticas a impulsar. Se descarta las reuniones ampliadas, de
8 personas que había trabajado de forma muy estrecha y colectiva en el periodo
anterior. La prioridad son los encuentros bilaterales, Miguel orienta, coordina
y controla; sentados en un vehículo que recorre incansablemente las calles
de Santiago se intercambian informes, opiniones, análisis, discrepancias.
Le asignan la redacción del documento integrando planteamientos del colectivo
de dirección. Trabaja incansablemente y a pesar de limitaciones de fuentes
documentales se informa, analiza, reflexiona y escribe muy concentrado durante
dos semanas de noviembre, un análisis y quehacer lúcido y preciso que caracterizó
el nuevo momento de la lucha de clases y la orientación del quehacer del
MIR en todo el periodo.(55)
En medio de la acentuación de la represión dictatorial, muchos dirigentes
y militantes de la izquierda optaron por el exilio, en el caso del MIR desde
el comienzo se definió un rechazo rotundo a esta práctica y que se puede
resumir así: el MIR no se asila, lucha y resiste. Algunos plantearon la
necesidad de replegar a la retaguardia exterior parte de la dirección, cuadros
y al mismo Miguel. Este fue inflexible y lo fundamentaba así, "Si el MIR
se exilia, de hecho deserta; lo que no sólo tiene valoraciones éticas negativas,
sino que en el caso particular de Chile es renunciar a cumplir con tareas
que son hoy posibles y necesarias en Chile. Si el MIR exilia a sus cuadros,
atrasa por decisión consciente la revolución en Chile, desaprovecha condiciones
favorables concretas, renuncia a su papel histórico, abandona, cuando puede
y debe cumplir su papel, a la clase obrera y al pueblo a su suerte. El temor
a la represión no justifica esto. La deserción histórica es siempre condenable
por más que se disfrace de la más eufemísticas argumentaciones políticas."(56)
El 13 de diciembre de 1973 se produce un severo golpe represivo a la dirección
del MIR, Bautista van Schouwen, uno de los fundadores del MIR y miembro
de su comité central y de la comisión política es detenido por la DINA en
la Parroquia de los Capuchinos en Santiago donde se refugiaba, ha sido delatado
por religiosos de la orden.(57) Fue una baja muy sensible e importante para
el MIR, era el segundo miembro en la dirección. A Miguel le resultó un golpe
doloroso, además de los lazos políticos estaban estrechamente unidos en
lo personal. Muchos fueron los esfuerzos realizados para ubicarlo e incluso
intentar rescatarlo. Sus rastros junto a su cuerpo la DINA hizo desaparecer.
Los últimos días de 1973, Miguel y Carmen Castillo su compañera, acompañado
por su ayudante y su mujer se trasladan a vivir a la casa de Santa Fe 725
en San Miguel, un barrio popular en Santiago. Pronto les acompañaran por
periodos sus hijas Javiera Alejandra y Camila. Su actividad es muy intensa,
no solo le preocupan los problemas de conducción general del partido, sino
está atento y participa en la resolución de tareas no cumplidas por otros
responsables directos. Asume con denodados esfuerzos tareas de relaciones
y la búsqueda de la unidad política en la lucha antidictatorial.
En documento del 17 de febrero de 1974 propone constituir el Frente Político
de la Resistencia con los partidos de la UP, sectores antigorilas del PDC
y el MIR. Tendría por plataforma: la unidad de todo el pueblo contra la
dictadura, la lucha por la restauración de las libertades democráticas y
la defensa del nivel de vida de las masas. Sustentándolo en un amplio movimiento
de masas que constituiría el Movimiento de Resistencia Popular, cuya expresión
en la base serían los Comités de Resistencia.(58)
En medio de ese quehacer, las difíciles condiciones de la vida clandestina
afectaba a víctimas inocentes, el 24 de febrero por no tener atención médica
oportuna muere Edgardo Enríquez Weinmann, 5 años, sobrino de Miguel e hijo
de Grete y su hermano Edgardo también miembro de la CP del MIR; y, quién
a mediados de abril de ese año, enviado por el partido sale clandestino
por tierra a Mendoza para asumir de inmediato la dirección del trabajo mirista
en la retaguardia exterior, tarea en la que trabajará arduamente hasta el
10 de abril de 1976 en que es detenido por los aparatos represivos en Argentina
y desde allí es enviado a Chile donde le desaparece la dictadura militar
pinochetista.
Mientras las otras organizaciones de la izquierda en lo fundamental permanecían
en un verdadero receso político a nivel de bases y frentes y solo funcionan
a nivel de direcciones, el MIR a pesar de golpes represivos circunscritos
desarrolla trabajo político externo con avances importantes; en marzo de
1974 había finalizado su reorganización en todo el país y a todos los niveles.
Pero también, y en forma paralela, el enemigo progresa en su trabajo, acopia
información y pasa a una represión más selectiva, facilitado por la persistencia
de errores propios. A fines de marzo y abril 74 se desencadenan fuertes
golpes represivos, caen prisioneros 8 miembros del comité central, dos de
ellos de la CP (A. Vilavella y R. Moreno), y otros cuadros medios; lo anterior
no fue impedimento para un importante trabajo antidictatorial en mayo.
Sin embargo, la concentrada ofensiva represiva permanente que apuntaba a
aniquilar el MIR no se detuvo, imposibilitándole pasar a una etapa de desarrollo
de resistencia activa e iniciar la propaganda armada; en forma progresiva
y aguda la organización pasaba a una situación defensiva. El enemigo, intentó
hasta la negociación para sacar al MIR de la lucha, el planteamiento de
Miguel fue claro " … hacemos público nuestro categórico rechazo a semejante
proposición. … El MIR no negocia con la dictadura gorila que superexplota
y reprime a la clase obrera y el pueblo (…) luchamos por la defensa de los
intereses históricos de la clase obrera y el pueblo, y jamás aceptaremos
en su nombre un acuerdo que implique dejar de luchar por ellos…".(59)
Los grandes esfuerzos políticos y prácticos, en especial de Miguel, para
lograr la unidad antidictatorial no fructificaban, y por ende la necesaria,
activa y unitaria intervención junto a otros partidos contra la dictadura
no se expresaba; la UP en su debilidad
solo buscaba desarrollar su política de frente antifascista con toda la
DC. Con ese actuar, se estaba perdiendo ese limitado y valioso tiempo inicial
que se disponía para actuar e influir en el curso futuro y evitar que la
dictadura se prolongara. Peor aún para el MIR, en espera del actuar unitario
no utilizó todas las fuerzas que disponía, debilitándolas en el inmovilismo
y posteriormente son aniquiladas sin actuar. La represión no cesaba y su
objetivo prioritario seguía siendo el MIR, y muy pronto le llegará el turno
a otros en la izquierda.
Los últimos meses fueron de un ingente quehacer, recargados por un activismo
y voluntarismo que sobreestimó posibilidades propias y fue debilitándo las
líneas de defensa interna en especial de la dirección, agudizado crecientemente
por el acecho y golpes de la represión, acentuación del reflujo de las masas
por la derrota, el enorme peso y lentitud del aparato clandestino, la extrema
escasez de recursos económicos y de infraestructura, rompimiento de leyes
del trabajo clandestino en toda la organización, especialmente por parte
de la dirección.(60)
Con el enemigo que disponía de huellas seguras obtenidas por diferentes
vías y métodos y, la sobreexposición de Miguel al asumir responsabilidades
diversas, incluso de choque; los espacios de maniobra se estrechan y limitan
la iniciativa. En una situación obligada y triste y ante el peligro eminente
que les circundaba y no exponerlas a riesgos innecesarios, el 14 de septiembre
de 1974 Miguel y su compañera Carmen deciden asilar a Javiera y Camila hijas
de él y ella respectivamente, en la Embajada de Italia. Desde antes su hijo
menor, Marco Antonio nacido en junio de 1973 vivía con su madre, Manuela
Gumucio, en el exilio.
La caída del "Chico" (Sergio) Pérez miembro del comité central y de la CP
junto al equipo central de la tarea de organización agudizan los problemas
en las tareas de redes y manejo interno y evidencian que el cerco represivo
se estrechaba en torno a la dirección. Había que tomar decisiones rápidas
y extremas, más ..…
5 de octubre 1974. Un "grupo de tarea" de la DINA, continua sus reconocimientos
en un "sector posible y sospechoso" en San Miguel. Llegan a la calle Santa
Fe esquina Chiloé. Sin saberlo inicialmente, hacen contacto con el objetivo
perseguido y buscado largo tiempo. La decisión de Miguel es combatir. Resiste
sólo los momentos más intensos del combate, al ser abandonado por otros
que le acompañaban al creer que estaba herido de muerte. Enfrenta cerca
de dos horas a centenas de efectivos de fuerzas militares combinadas que,
al final logran darle muerte.
10. EPILOGO
Diez balas acabaron con su vida, la cual había entregado completamente a
los intereses del proletariado y las masas populares y, a la lucha por construir
una sociedad distinta.
Su sueño, ideario y aspiraciones camina en los senderos del porvenir histórico
de su pueblo. Esa consecuencia y grito libertario irrumpirá con fuerza en
eternos combates populares, vestido de obrero, de campesino, de mapuche,
de poblador, de estudiante, de miliciano, de mujer, de hombre y de joven
en su lucha irrenunciable por la dignidad, la libertad, la justicia, la
democracia y un sistema social justo en nuestra patria.
Miguel fue enterrado el 7 de octubre de 1974, a las 07:30 de la mañana,
en un nicho del Cementerio General de Santiago. Autorizaron acompañarle
diez miembros de su familia, vigilados por cientos de hombres y armas de
enemigos temerosos. Aunque el pueblo no pudo estar presente, una mujer representó
el sentir de miles de ausentes, cuando su madre Raquel, en medio del silencio
con voz fuerte y entera dijo:
"… Tu no haz muerto.
Tu sigues vivo,
y seguirás viviendo
para esperanza y felicidad
de todos los pobres del mundo."(61)
NOTAS:
(1) Texto escrito en el mes de Mayo de 1999. Corresponde a partes, resúmenes
de un trabajo más amplio que el autor realiza. Una primera versión se incluyó
inicialmente en la publicación CEME 5 del Centro de Estudios "Miguel Enríquez",
con el título, "Miguel Enríquez: Semblanza biográfica y política"; asimismo,
una versión resumida de sus primeros 5 puntos los publicó la revista Punto
Final, Chile, en la segunda quincena de septiembre de 1999 con el título
"Los primeros años de Miguel". En la presente edición se han introducido
pequeños agregados, correcciones de redacción y de diez fe de erratas --nombres
y cuestiones secundarias de contenido-- que se escaparon en la versión inicial,
nuestras disculpas.
(2) El autor dirige el Centro de Estudios "Miguel Enríquez".
(3) Miguel Enríquez, "Recopilación de Escritos", realizado por Martín Hernández
V. y Pedro Naranjo S. Ediciones Resistencia Popular, 4 tomos. La Habana,
Cuba, 1985. De los mismos autores publicó la estructura Zonal del MIR en
Cuba, La Habana, octubre de 1984 la recopilación titulada "Miguel Enríquez:
Textos Escogidos", 1 tomo 142 páginas.
(4) En Edgardo Enríquez F. "En el nombre de una vida". T. I, pág. 307. México,
1994.
(5) Edgardo Enríquez F. Op. cit., Tomo I. Pág. 375.
(6) Edgardo Enríquez F. Op. cit., Tomo I. pág. 390 y Tomo II. Pág. 125.
(7) Edgardo Enríquez F. Op. cit., Tomo I. Pág. 403.
(8) Edgardo Enríquez F.Op. cit., Tomo II, pág. 181
(9) Conversación del autor con Marco Antonio Enríquez.
(10) Información obtenida por el autor del jefe del citado núcle,o M. Ferrada.
Otros autores como M. Hernández plantea que su nombre era "Sierra Maestra".
(11) La VNM la integraban sectores escindidos del PC desde tiempos del gobierno
de González Videla y, agrupados en el Grupo Movimiento de Resistencia Antiimperialista
(Luis Reinoso, Benjamín Cares, Ernesto Benado, etc.), y sectores de marginación
más reciente como el Movimiento 2 de Abril, (Martín Salas).
(12) Ver Martín Hernández. "El proyecto histórico mirista". Ciudad de La
Habana, Cuba, 1985, pág. 5.
(13) Datos entregados al autor por M. Salas.
(14) Sobre los procesos previos concurrentes a la formación del MIR, véase
la información que entrega Luis Vitale, en artículo incluido en CEME 5,
págs. 56 – 61. Algunas informaciones que entrega no coinciden con testimonios
de compañeros que viven y fueron partícipes activos del hacer político de
entonces.
(15) En El Rebelde Nro. 31, julio de 1965.
(16) Relacionado a este asunto, Luis Vitale, con quien nos conocemos por
más de 30 años, viene planteando en forma reiterada que "… El MIR no fue
creado por un grupo de estudiantes de Concepción, mito levantado en el exilio
por dirigentes miristas de la FEC, después de la muerte de Miguel …". La
rigurosidad histórica y ser genéricamente aludido en tanto ex dirigente
de la FEC y el MIR en Concepción, me aconseja hacer un comentario. Relacionado
a la primera afirmación: nunca la he sustentado por no ser así. Y, para
verificar o despejar "el mito", se procedió a revisar todo lo disponible
de documentación mirista desde 1970 en adelante y que podía recoger aseveraciones
de "posibles autores". En lo revisado no aparece información que reafirme
el juicio de Lucho. Seré más preciso, en más de 40 referencias implícitas
al tema, hay dos de dirigentes de otros partidos (PC y PR-SD) en donde se
hace esa aseveración. En las restantes de dirigentes y miembros del MIR
ninguna afirma que el MIR lo creó o fundó estudiantes de Conce, aunque si,
por parte de algunos, incluido Miguel, se analiza el papel que desempeño
ese grupo en su generación y especialmente su desarrollo posterior. Será
muy conveniente conocer las fuentes documentales en que respalda sus cargos
nuestro profesor, historiador, investigador y amigo Vitale y, no pensar
que son "molinos de viento" que no ayudan a precisar objetivamente nuestra
historia.
(17) Desempeñó funciones de secretario general del MIR desde la fundación
en 1965 hasta fines de 1967. Se separó progresivamente del MIR a partir
de comienzos de 1968, integrándose más tarde al Partido Socialista, en tiempos
de la UP trabajó como editorialista de La Nación, diario de gobierno y controlado
por el PS, muere exiliado en Evry, Francia el 18 junio 1984.
(18) Fuente: Prensa de Concepción de la época.
(19) En Miguel Enriquez. "Revolución Universitaria". 1966. Reditado en la
Revista "Polémica" de la FEC. Concepción 1968. También en revista CEME Nro
3.
(20) y (21) En Miguel Enríquez, "Respuesta a un documento de la Colonia
Valparaíso".1974.
(22) En Miguel Enríquez. "Algunos Antecedentes del MIR". Marzo 1971. En
Recopilación de Escritos.
(23) De parte de los sobrevivientes hay testimonios contradictorios respecto
a la cantidad de miembros de comité central que eligió cada agrupamiento
interno; así como, el procedimiento en que Miguel fue elegido Secretario
General, unos afirman que fue la sesión plenaria del congreso; otros, que
siguiendo la norma estatutaria y procedimiento habitual, fue el CC quién
lo eligió internamente.
(24) Alejandra estudiaba en la Escuela de Filosofía de la Universidad de
Concepción. Inicialmente fue miembro del grupo GRAMA y posteriormente ingreso
al MIR.
(25) En Miguel Enríquez. "Algunos antecedentes del MIR". Marzo 1971.
(26) En "Algunos antecedentes del MIR". 1971.
(27) Ver Miguel Enríquez, "Respuesta a un documento de la "colonia" Valparaíso".
Julio 1974.
(28) Difundido en la revista Punto Final, Nro. 99, enero 1969.
(29) En "No a las elecciones: Lucha armada único camino". Secretariado Nacional,
MIR. Enero 1969. En Recopilación de Escritos.
(30) En Miguel. Enríquez "Algunos antecedentes del MIR". Marzo 1971.
(31) Nos referimos al documento "Sólo una revolución entre nosotros puede
llevarnos a una revolución en Chile", mayo 1969.
(32) En el documento ¿Cual es el camino?: "Grupos Operativos o Acción Directa".
MIR, Secretariado Nacional. 1969.
(33) En Miguel Enríquez, "Respuesta a un documento emitido por la "colonia"
Valparaíso"· Julio 1974 y Miguel Enríquez, "Algunos Antecedentes del MIR".
Marzo 1971.
(34) Documento "Sin lastre avanzaremos más rápido". Secretariado Nacional
del MIR, Julio 1969, y "Carta de Luciano Cruz al Partido". Julio 1969
(35) En Valenzuela, Humberto."Historia del Movimiento Obrero Chileno", pág.
133, 1972. ISP Verlag.
(36) Miguel Enríquez. "Respuesta a un documento de "colonia" Valparaíso"
1974.
(37) Documento "Precisión y desarrollo de algunos artículos estatutarios
imprescindibles para el desarrollo de nuestra organización" . Secretariado
Nacional MIR, agosto 1969.
(38) En Documento "Proposiciones de un modelo orgánico para una nueva organización".
Secretariado Nacional MIR, noviembre 1969.
(39) Ver "El MIR y las expropiaciones". En Punto Final, Nro. 87, septiembre
l969.
(40) En el documento "¿Cual es el camino? Grupos Operativos o Acción Directa".
Secretariado Nacional MIR. Septiembre 1969.
(41) Este punto y el siguiente será expuesto de forma muy resumida, por
ser el más conocido y sobre el que existen más fuentes documentales.
(42) Miguel Enríquez. "Algunos Antecedentes del MIR". Información más amplia
en el documento"El MIR y las elecciones presidenciales". Secretariado Nacional.
Punto Final, mayo 1970.
(43) Ver "Declaración del Secretariado Nacional, del MIR, 15 sept. 1970
y "El MIR y el resultado electoral y las implicancias para la Izquierda
revolucionaria". 28 de septiembre 1970, en Recopilación de Escritos de Miguel,
La Habana 1985.
(44) Ver "El MIR denuncia los verdaderos asesinos de Schneider." Octubre
1970.
(45) Ver "Informe al CC sobre las conversaciones MIR-UP", Mayo 1972. Ver
Recopilación de Escritos, LH, 1985
(46) Ver: Discursos de Miguel Enríquez en Temuco en 1971, en la Zona del
Carbón y en el Caupolicán durante 1972, y otros doctos. Los 3 discursos
mencionados se incluyeron como documentos en la revista CEME 5 de 0ctubre
de 1999. También en Textos Escogidos, 1984.
(47) Miguel Enríquez en: "Respuesta a un documento emitido por un grupo
de compañeros de la "colonia" Valparaíso". 1974.
(48) Miguel Enríquez, "Discurso en los funerales de Luciano Cruz". Agosto
1971. En Textos Escogidos.
(49) Miguel Enríquez. "Homenaje a Moisés Huentelaf". Noviembre 1971. En
Textos Escogidos.
(50) Los análisis y orientaciones políticas centrales de todo este periodo
(1970-73), se encuentran en informes de la comisión política a las reuniones
del comité central del MIR, la gran mayoría fueron dados por Miguel. En
total son alrededor de 30 informes y hasta el momento se ha recuperado una
parte muy pequeña de ellos.
(51) Testimonios de Laurita y Beatriz Allende, hermana e hija respectivamente
de Salvador Allende.
(52) Ver Miguel Enríquez, "Frente a la orden de detención". Agosto 1973.
(53) Testimonio de su hija Beatriz Allende.
(54) Ver documento "La táctica del MIR en el actual periodo". Diciembre
1973.
(55) Ver: "La táctica del MIR en el actual periodo". 1973. En Recopilación
de Escritos.
(56) Miguel Enríquez. "Respuesta a un documento emitido por la "colonia"
Valparaíso". 1974.
(57) Ver amplios antecedentes del caso en el libro de Nancy Guzmán J. "Un
grito desde el silencio". LOM, Santiago. 1998.
(58) Ver "Pauta del MIR para unir fuerzas dispuestas a impulsar la lucha
contra la dictadura". 1974. En revista CEME 5.
(59) En "Respuesta del MIR a los gorilas". Septiembre 1974. En Textos Escogidos.
(60) Ver, "Los Golpes recibidos, algunas lecciones y la reorganización de
las direcciones". Miguel Enríquez, junio 1974. En Textos Escogidos, La Habana.
(61) En Edgardo Enríquez F. "En nombre de una vida", Tomo II.
(Transmitido a todo el país por cadena nacional de emisoras encabezada por
"Radio Nacional").
Compañeros,
Compañeros trabajadores,
Compañeros dirigentes de las organizaciones de masas,
Compañeros dirigentes de otras organizaciones políticas,
Compañeros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria,
Trabajadores de todo Chile.
En las últimas semanas el país ha sido sacudido por graves y agudos conflictos.
La lucha de clases se ha agudizado, mostrando al desnudo las contradicciones
de la sociedad. En una rápida sucesión de hechos y choques, los trabajadores
han ocupado finalmente el lugar protagónico en el escenario de la lucha
política.
La clase obrera y el pueblo, atrincherados en los fundos y fábricas, enfrentan
a sus enemigos de clase que les acechan y amenazan.
Nos reunimos nuevamente en este Caupolicán para recoger la experiencia de
estos días, analizar los acontecimientos y fijar los próximos objetivos.
Pero éste no es solo un acto de análisis, éste es un acto de preparación
para los próximos enfrentamientos, éste es un acto de combate, éste es un
llamado a la clase obrera y al pueblo a reafirnar su posición combativa
y a reemprender con más fuerza que nunca la lucha sin cuartel contra las
clases patronales, contra Frei, contra Jarpa, contra los enemigos del pueblo.
Aquí, aquí, señalaremos nuestra política y nuestra táctica para esta coyuntura
y los próximos combates.
Las clases patronales pondrán el grito en el cielo, que chillen. Hay intereses
de clases, poder y riqueza que ellos quieren conservar y que nosotros empujamos
a los trabajadores a arrebatárselos.
Pero hay también otros en la izquierda que han pretendido cuestionar el
derecho del MIR a proponer una táctica a las masas. Lo que señalaremos es
la táctica que el MIR propóne a la clase obrera,y al pueblo y al conjunto
de la izquierda. Esta es la táctica que un extenso sector de los trabajadores
ha venido impulsando, y es la táctica que el MIR impulsará, le guste o no
le guste a la clases patronales y a los vacilantes.
Del fracaso del freísno surgió el golpismo de hace días. Casi una decena
de tanques con algunos oficiales reaccionarios a la cabeza, detrás de las
banderas del Partido Nacional y de la ultrareacción Demócrata Cristiana,
asesinaron cobardemente a civiles el viernes 29. Por eso, basta ya de hablar
del comandante Sauper, de tribunales de honor, cuando de lo que se trata
es de criminales y delincuentes que en vez de cortaplumas contaron con tanques.
De lo que se trata es del grupo armado del Partido Nacional que asaltó La
Moneda, utilizando tanques que fueron comprados con el trabajo de obreros
y campesinos.
Lo que aquí fue mancillado no fue la institucionalidad ni el honor de algunos
oficiales, sino el honor del pueblo y la vida de más de dos decenas de soldados
y trabajadores.
Todo el que dispara contra el pueblo será marcado históricamente como asesino
del pueblo, tenga o no tenga uniforme !!!
Aplastado el intento golpista por las Fuerzas Armadas, algunos oficiales
honestos, suboficiales y carabineros, y por el inmediato cerco que los trabajadores
tendieron alrededor de Santiago. La clase obrera, consciente que el problena
no estaba resuelto, continuó y profundizó su contraofensiva. Se ocuparon
centenares de fábricas y fundos, se controlaron las poblaciones, se incorporaron
los estudiantes y se miltiplicaron y fortalecieron los Comandos Comunales,
tomó impulso la organización de defensa de los trabajadores y se desarrolló
y fortaleció el Poder Popular. La clase obrera y el pueblo comprendieron
que este era un momento de aumentar rapidamente su fuerza, tomar más posiciones,
de estructurar su fuerza en el poder popular, única institución capaz de
multiplicar sus energías y de fortalecer la alianza revolucionaria de clases.
Por eso, por encima de la presión reaccionaria, no es éste el momento de
cuestionar o limitar el desarrollo del Poder Popular, como hacen algunos
vacilantes de la izquierda. Dejemos que griten los politicastros reaccionarios,
aterrados con el desarrollo del poder popular !!!.
Pese a todo, a lo largo y ancho del país se oye un solo grito que resuena
en las fábricas, fundos, poblaciones y liceos, en los cuarteles del pueblo:
el llamado a crear, a crear, fortalecer y multiplicar el Poder Popular;
el poder de los comandos comunales, el poder de los obreros y los campesinos,
el poder de la revolución.
Las clases patronales, los Frei, los Aylwin, después de abortado el intento
golpista salieron de sus escondrijos, rompieron su silencio cómplice sólo
para combatir las organizaciones de fuerza, de poder y combate de los trabajadores,
que habian sido las que habían organizado la lucha contra el golpismo y
la defensa de sus libertades.
El cinismo y el descaro reaccionario no tienen límites. Después que un grupo
armado del Partido Nacional desde los tanques bonbardeó La Moneda y asesinó
a trabajadores, la Democracia Cristiana y el Partido Nacional se permiten
acusar a los trabajadores de organizar grupos armados y exigen su disolución,
represión y aplastamiento, amenazando con declarar inconstitucional al gobierno
y derrocarlo si éste no cumple con la "honrosa" tarea de reprimir las organizaciones
populares. Que no se equivoquen los reaccionarios!! La clase obrera y el
pueblo no aceptarán estos chantajes, no darán un paso atrás y seguirán multiplicando
y fortaleciendo sus organizaciones de poder, sus órganos de combate, griten
lo que griten, reclamen lo que reclamen Frei y sus secuaces..
Así llegamos a la situación actual. Vivimos un momento en que el enfrentamiento
social y político se ha agudizado en grado extremo. Dos enormes bloques
sociales se han constituído. Por un lado la clase obrera y el pueblo, extensamente
activados y movilizados, que dió un salto enorme en organización y conciencia,
que desarrolló importantemente su capacidad de defensa, que tomó la iniciativa
y tomó nuevas posiciones en fábricas y fundos, levantando un poderoso dique
al golpismo y al chantaje junto a los suboficiales, soldados y carabineros
y junto a los oficiales antigolpistas.
Por otro lado, las clases patronales, que al quedar al descubierto, sin
banderas, desarnadas politicamente, sin base popular, se atrincheraron en
la institucionalidad y desde allí comenzaron a presionar y a mover sus influencias
en la alta oficialidad reaccionaria para que las Fuerzas Armadas actuaran
abiertamente en la defensa de sus intereses.
Los reaccionarios abrieron un proceso de deliberación en los cuarteles,
incitando al golpismo, cuyas manifestaciones más inmediatistastas fueron
abortadas por la suboficialidad y por la oficialidad antígolpista.
Era el momento de dar un salto adelante en la contraofensiva, de extender
la toma de posiciones y de golpear a las clases dominantes. La clase obrera
y el pueblo así lo entendieron y lo pusieron en práctica. Vacilaciones en
el gobierno no acompañaron esta disposición ofensiva de los trabajadores
en lo inmediato; ello permitió a las clases patronales readecuar su táctica.
Emplazamientos y exigencias al gobierno para llevarlo con la ilusión de
una posible negociación, tomar medidas o tolerararlas, que permitieran a
las clases patronales fortalecerse y desarticular a los trabajadores. Combinaron
una estrategia golpista con una táctica de emplazamiento y chantajes, atrincherados
en la institucionalidad burguesa, desde sus posiciones en la Justicia y
en la Contraloria.
Desde el Parlamento amenazan con acusar constitucionalmente al gobierno
y así sembrar la anarquía en las Fuerzas Armadas si el gobierno no se somete
a sus exigencias. Empujan a la alta oficialidad reaccionaria a realizar
emplazamientos al gobierno.
Frei, el misno que ayer no más pontificaba acerca del carácter profesional
y apolítico que debían mantener las Fuerzas Armadas, personalmente pasó
la semana pasada incitando a la deliberación, a emplazar al gobierno, y
al golpismo a altos oficiales reaccionarios.
Disfrazan su golpismo en declaraciones emplazatorias del Parlamento, de
chantaje, de Alwyn en el Senado, o de acuerdos de ilegalidad en la Cámara
de Diputados. Todo esto está orientado a presionar al gobierno para que
éste tome medidas que dividan y desarticulen a los trabajadores, que afirmen
a los mandos reaccionarios, que dividan en definitiva a la izquierda para
así desplazar y desarticular toda posible resistencia a sus planes golpistas.
Frei aspira a recuperar completanente el control del gobierno y para ello
necesita previamente desarticular y dividir toda posible resistencia a sus
golpismos; intenta con sus chantajes obligar a este gobierno que le haga
parte del trabajo sucio de reprimir a sectores del pueblo. Trabajan sobre
los sectores más vacilantes de la izquierda, sembrando en ellos ilusiones
en acuerdos posibles. Quieren tentar a ésos a seguir su juego, a llegar
a entendimientos que paralicen y desarticulen la lucha del pueblo y de la
izquierda, para después de ello dejarles caer la mano de hierro del golpismo
reaccionario.
Que entienda el señor Frei y todos los reaccionarios que podrán engañar
a los vacilantes y a los reformistas más recalcitrantes, pero la clase obrera
que los conoció en El Salvador y Pampa Irigoyn. Al pueblo que los vió dar
luz verde al asesinato a Schneider y a los tanques del Viernes 29, al pueblo
y los revolucionarios, Frei y sus secuaces no los lograrán engañar jamás.
Fueron grupos armados del Partido Nacional con la venia del freismo los
que no hace quince días bombardeaban La Moneda, asesinaron a Moisés Huentelaf
en Cautín, al obrero Ahumada en Santiago desde el local del pártido Demócrata
Cristiano. Son los que han puesto centenares de bombas en los últimos días,
los que asesinaron a un general en 1970, los que ametrallaron a nuestro
compañero Nilton da Silva en Santiago.
Que hipocresía y que cinismo las de estos politicastros que denuncian y
exigen la represión al pueblo para ocultar sus propios crímenes. Qué inconcebible
lo que ocurre en este país y en esta democracia. Mientras el propio Pablo
Rodríguez, el cobarde, mientras este mismo cobarde reconoce públicamente
que otras unidades militares estaban comprometidas en el intento golpista
y el mismo ejército afirma hoy día que la derecha se robó seis ametralladoras
pesadas con seis mil tiros del Regimiento Maturana, hay sinvergüenzas que
exigen que las Fuerzas Armadas repriman a supuestos grupos armados entre
los trabajadores y la izquierda. Antes de exigir nada, el señor Frei debe
explicar al país qué sabia del intento golpista del 29. Antes de chantajear
a nadie, el señor Frei debe informar a todo el país a qué ha incitado a
algunos altos oficiales con los que se ha contactado los útimos días.
Los reaccionarios exigen la promulgación de la reforma constitucional Hamilton-Fuentealba,
es decir la devolución de empresas. La clase obrera y el pueblo han promulgado
en los hechos ya su propia ley. Los trabajadores ya decidieron de quien
son las atribuciones, que son suyas, para incorporar empresas al área social.
La clase obrera y el pueblo ya decidieron cuáles son las empresas que quedarán
en el área social y cuáles quedarán sujetas al control obrero.
La clase obrera en su lucha ocupó las fábricas y no serán politicastros
golpistas forrados en las banderas de la denocracia y en dólares extranjeros
los que vengan a imponer sus condiciones a los trabajadores. Dirán los reaccionarios
que ésto es trasgedir las Leyes, la Constituctón y el Derecho. Si que lo
es !!! las constituciones expresan intereses de clase y correlaciones de
fuerza. Aquí en Chile la clase obrera está levantando sus propias leyes,
y la constitución tendrá que ser modificada en favor del pueblo.
Los pueblos tienen el derecho a hacer sus propias leyes, y la clase obrera
y el pueblo están construyendo sus propias leyes y echando las bases de
una Nueva constitución, de una nueva Legalidad Revolucionaria, de esa legalidad
que se construye en el combate y en la lucha.
Los reaccionarios exigen la devolución de las fábricas ocupadas. Con eso
quieren desarticular a la clase obrera, dividir al pueblo. La clase obrera
en las fábricas, en los comandos y cordones, exige -y se hará respetar-
el paso de todas las grandes empresas al área social, el control obrero
en la pequeña y mediana y la dirección obrera en las empresas del área social.
La clase obrera ha notificado a la Democracia Cristiana, al Partido Nacional,
a los Jarpa, a los Bulnes, a los Frei, a los Aylwin, que no aceptará la
promulgación de la reforma Hamilton-Fuentealba y que es ella, la clase obrera,
la que decidirá qué empresa pasa al área social y qué empresa no pasa.
Algunos vacilan ante el emplazamiento reaccionario. Sostienen que es necesario
llegar a acuerdos con sectores del campo contrario para ganar tiempo, que
de otra manera el enfrentamiento estallará de inmediato. Esto no era cierto
hace unas semanas; tampoco lo es hoy. La correlación de fuerzas para un
levantamiento golpista inmediato no favorece a la clase patronal. Parte
importante de los mandos son antigolpistas y la oficialidad antigolpiata
y la suboficialidad se han demostrado capaces de sofocar intentos sediciosos.
La clase obrera y el pueblo están hoy, como nunca antes habían estado, fuertes
en organización y disposición al combate tras la defensa de sus intereses
y conquistas. Las otras capas del pueblo día a día se incorporan con más
fuerza y decisión imponiéndole a la izquierda en su conjunto la reagrupación
y la acción común en la base. Ahora, si la ofensiva de las masas en curso,
lograra también imponerle una acción decidida al gobierno, esta fuerza puede
multiplicarse y ganarse el tiempo de la única forma que es posible hacerlo:
arrinconando al enemigo, paralizándolo. Quienes frente al emplazamiento
reaccionario busquen dar una salida intermedia, de conciliación o consenso,
fracasarán en su objetivo; desarticularán y dividirán a los trabajadores
y a la izquierda. Por eso es inútil el diálogo con el partido Demócrata
Cristiano. Este es un partido burgués, en el que predomina la táctica reaccionaria
del freísmo. Si en él hay corrientes antigolpistas, estas no serán ganadas
por los trabajadores por medio de concesiones. Estas concesiones terminarán
fortaleciendo al freísmo.
Los revolucionarios deben tratar de ganarse a los trabajadores demócrata
cristianos, pero a través de la denuncia del carácter reaccionario de su
partido, impulsando el programa revolucionario. No es posible dialogar con
quién chantajea y amenaza con reprimir a los trabajadores y derrocar al
gobierno.
La tarea es llamar a la clase obrera a estrechar sus propias filas. Desde
allí resistir los emplazamientos, conquistar nuevas posiciones y desde éstas
los trabajadores podrán emplazar a los patrones, derrotarlos y aplastarlos.
Por eso la clase obrera no quiere un gobierno ni un gabinete de diálogo,
sino que exige que el gabinete y el gobierno sean instrumentos de lucha
y de combate. No es éste el momento de cuestionar las tomas o de limitar
el desarrollo del Poder Popular.
Este es un momento histórico fundamental en el que las grandes tareas son
atajar al golpismo, enfrentar al emplazamiento, neutralizar a los vacilantes,
empujar y profundizar una vigorosa y resuelta contraofensiva revolucionaria
y popular. No hay otra alternativa para los revolucionarios. Puede haberla
para los reformistas más recalcitrantes, pero para eso la historia sabrá
marcarlos de acuerdo a su conducta.
La situación ofrece dos caminos: la capitulación reformista o la contraofensiva
revolucionaria, y si esta última desencadenara un intento golpista habrá
fuerza de sobra para aplastarla.
Toda forma de capitulación en fin de cuentas conducirá más temprano que
tarde al aplastamiento de los trabajadores a través de un dictadura reaccionaria
y represiva.
Dos tácticas se ofrecen a la clase obrera y al pueblo.
Una que establece que no es posible profundizar la ofensiva popular pues
encendería de inmediato el enfrentamiento. Que es necesario ganar tiempo.
Que se mantiene al interior de la institucionalidad burguesa a la que no
dejan de criticar pero al no dar una salida alternativa a ésta se abren
al diálogo con sectores del campo contrario, lo que sólo pueden construir
devolviendo empresas y haciendo concesiones. Esta táctica está irremediablemente
condenada al fracaso, pues buscando aliados en el campo contrario los perderá
en el propio.
La otra táctica es la táctica revolucionaria. Es la táctica que han puesto
en práctica la clase obrera y el pueblo en la semanas recientes La táctica
revolucionaria consiste en reforzar y ampliar la toma de posiciones en fábricas,
fundos y distribuidoras, no devolver las empresas tomadas, incorporarlas
al área social bajo dirección obrera, imponiendo en la pequeña y mediana
industria el control obrero, desarrollando la fuerza de los trabajadores
fuera de la institucionalidad burguesa, estableciendo el Poder Popular en
los Comandos Comunales, en los comités de defensa, multiplicando y extendiendo
la ofensiva popular incorporando a ella a los pobladores, campesinos y estudiantes,
extendiendo la movilización a todo el país, desarrollando la alianza de
los trabajadores con los soldados y suboficiales, con los oficiales antigolpistas,
rescatando la base obrera y popular de la Democracia Cristiana, fortaleciendo
la alianza revolucionaria de la clase obrera y el pueblo, impulsando la
reagrupación de los revolucionarios y la acción común de la izquierda por
la base. La tarea inmediata de esta táctica revolucionaria es profundizar
y ampliar la contraofensiva popular y revolucionaria en curso, y para ello
proponemos la realización de un Paro Nacional por 24 horas.
Proponemos la realización de este Paro a todas las organizaciones populares
de este país, a la Central Unica de Trabajadores, a los Comandos Comunales,
a los Consejos Campesinos, a las Federaciones campesinas y estudiantiles,
a todos los trabajadores. Proponemos qúe este Paro notifique de una vez
por todas a los golpistas que la clase obrera y el pueblo aplastarán todo
intento golpista.
Proponernos este Paro para notificar a los reaccionarios que la clase obrera
y el pueblo resistirán y enfrentarán toda forma de emplazamiento y chantaje.
Un Paro que notifique a los politicastros y reaccionarios que la clase obrera
y el pueblo no acepta la promulgación de la reforma constitucional Hamilton-Fuentealba,
pues la clase obrera ya pronulgó su ley y está decidida a no devolver ninguna
empresa.
Un Paro nacional que rechazé las triquiñuelas de los Frei, Pareto, Aylwin,
Jarpa y Bulnes, que pretenden colocar al pueblo y al gobierno en la ilegalidad.
Un Paro nacional de carácter distinto un paro que organize fortalezca y
multiplique los comandos comunales en todo el país, incorporando a todas
las capas del pueblo.
Un Paro Nacional que exija medidas inmediatas contra todos los oficiales
golpistas y la remoción de los mandos comprobadamente comprometidos en la
sedición y el chantaje reaccionario. Un Paro Nacional que levante como el
derecho legitimo de la clase obrera y el pueblo la organización de sus propios
órganos de vigilancia, protección, defensa y lucha. Un Paro nacional que
exija la solución de los problemas de los ingresos de los trabajadores y
de las Fuerzas Armadas a costa de la ganancia capitalista.
EL MIR no pretende atribuirse la paternidad de esta proposición No hemos
hecho otra cosa que recoger la proposición que hicieron los Comandos Comunales,
sectores de vanguardia de la clase obrera y el pueblo.
Llamamos al resto de la izquierda y al conjunto de las organizaciones populares
a impulsar un Paro Nacional, como la mejor forma táctica de profundizar
la contraofensiva en curso.
La clase obrera y el pueblo deben impulsar el programa revolucionario del
pueblo, fortalecer el Poder Popular y luchar por la democratización de las
Fuerzas Armadas. La clase obrera y el pueblo deben luchar por resolver los
problemas de ingresos y de desabastecimiento de las Fuerzas Armadas, por
terminar con las restricciones a éstos en sus derechos ciudadanos y porque
tengan la posibilidad de incorporarse a las organizaciones populares.
Los trabajadores hoy enfrentan un programa reaccionario, el programa de
la explotación y la miseria. Un programa general de hace dos años no es
suficiente. El único programa que se ha demostrado eficaz es el que hoy
levantan extensos sectores de los trabajadores, es programa revolucionario
de pueblo: Programa que multiplica la fuerza y el poder de los trabajadores.
No será sólo con un programa económico de emergencia o con la batalla de
la producción con la que se resolverá la actual crisis. El país vive una
crisis política, y sin resolver ésta no será posible resolver los problemas
económicos. Sólo enfrentando las posiciones de poder político que hoy controlan
las clases patronales desde el Parlamento, la Contraloría y la Justicia.
Por eso es hoy más necesario que nunca impulsar la lucha contra el orden
burgués y luchar por generar los Tribunales del Pueblo, la Asamblea del
pueblo y el Poder Popular.
Los reaccionarios, y en especial el freísmo, están exigiendo desde hace
algunos días la represión a nuestra organización, al Movimiento de Izquierda
Revolucionaria. Ni nos atemoriza, ni nos sorprende. No es la primera vez
que el freísmo se juega por la represión, la tortura y la cárcel en contra
nuestra. Les advertimos que no nos encontrarán como a sus ahijados politicos
de Patria y Libertad pidiendo asilo en las embajadas. Les decirnos que hoy
reprimir al MIR es reprimir a un contingente importante de la clase obrera
y el pueblo, y que, entonces, nos asistirá el derecho a levantar las formas
de lucha que se correspondan a la nueva situación.
Si la contrarrevolución tomara la forma del golpismo desatado o del emplazamiento
militar violento, los revolucionarios y los trabajadores deben de inmediato
extender las tomas de fábricas y fundos, multiplicar las tareas de defensa,
impulsar el Poder Popular como gobierno local autónomo de los poderes del
Estado. Los suboficiales, soldados y carabineros deberán desobedecer las
órdenes de los oficiales golpistas y en ese caso todas las formas de lucha
se harán legítimas. Entonces sí que será cierto que los trabajadores con
los soldados, los marineros, los aviadores, los carabineros, los suboficiales
y los oficiales antigolpistas tendrán el derecho a construir su propio ejército:
el Ejército del Pueblo.
Compañeros trabajadores,
Vivimos momentos definitorios. Las conquistas y el futuro de los trabajadores
estón amenazados. La lucha de clases es siempre una guerra encubierta. La
contrarrevolución burguesa se propone hoy en Chile hacerla estallar. El
pueblo no se dejará amarrar las manos. La clase obrera y el pueblo están
en disposición de combate, están decididos a defender sus conquistas y están
más decididos hoy que nunca a conquistar su futuro.
El pueblo emplaza su fuerza, desarrolla el Poder Popular, multiplica los
Comandos Comunales y levanta la organización de su defensa.
Reproducimos parte del discurso que el padre de Miguel Enríquez, Dr. Edgardo
Enríquez, ex rector de la Universidad de Concepción y ex ministro de Educación
del presidente Salvador Allende, pronunció en el acto de inauguración del
Hospital Clínico “Miguel Enríquez”, en La Habana. 1975.
Con un grupo de sus compañeros, entre los que estaban Bautista van Schouwen,
Luciano Cruz, mi hijo Edgardo, Andrés Pascal, y otros tres o cuatro más
que no nombro voluntariamente para no exponer a sus familiares que todavía
residen en Chile, formaron un grupo de estudio y trabajo. Leían, estudiaban,
discutían horas enteras todas las noches. Analizaban y devoraban todo cuanto
había ocurrido o estaba ocurriendo en Cuba. Fue así como formaron el Movimiento
de Izquierda Revolucionaria, el MIR, que rápidamente ganó adeptos entre
los jóvenes universitarios, pero que, como era de esperar, fue también combatido
enérgicamente por otros grupos y partidos políticos. Hubo cientos de asambleas
y foros, realizados primero en Concepción y después en otras ciudades de
Chile. En ellos, Miguel ganó fama de ser terrible adversario en la polémica,
tanto en una discusión seria y profunda sobre política, economía o filosofía,
ciencia o historia, como en una en que primara el ingenio, la respuesta
rápida, ocurrente, oportuna, divertida, que aplanaba al contrario. Hombres
fogueados, parlamentarios de gran experiencia, cometieron ese error, al
verse perdidos en un debate razonado en que pretendieron defender la sinrazón
de los poderosos. Quisieron salvarse mediante el chiste fácil, la postura
en ridículo del adversario; ¡qué mal les fue siempre con Miguel en ese terreno!
Una vez, desesperados, los reaccionarios llevaron a una asamblea un centenar
de muchachitas, hermosas todas, para que no lo dejaran hablar mediante gritos,
consignas, etc. Miguel, en el centro de la sala, las contempló un minutos,
dos. Enseguida avanzó hacia donde ellas estaban, y con esa sonrisa contagiosa
que iluminaba su hermoso rostro, hizo un ademán de abrazarlas y besarlas
a todas. Sorpresas, risas generales. Terminaron aplaudiéndolo a rabiar.
Miguel escolar
Muy pronto, ya nadie se atrevía a enfrentarle públicamente; sacerdotes,
diputados, senadores, profesores universitarios, políticos, eludieron los
foros en que Miguel participaba.
Un día llegó a Concepción el senador norteamericano Robert Kennedy. Lo acompañaba
numerosa comitiva norteamericana de políticos, periodistas, guardaespaldas,
operadores de cámaras de cine y televisión, etc. Se reunió con las autoridades,
los intelectuales, los periodistas, los políticos, los delegados estudiantiles
chilenos, en una amplísima conferencia. En un momento dado, mientras hablaba
un chileno, el senador Kennedy tomó el micrófono de la grabadora e hizo
un comentario en inglés que provocó la hilaridad de toda su comitiva. Miguel,
que estaba en el fondo de la sala, avanzó resueltamente y en medio de la
sorpresa general tomó con decisión el micrófono de manos del senador norteamericano
y en perfecto inglés le enrostró su actitud: “Usted, le dijo, ha venido
aquí no interesado por nuestros problemas ni a buscarles solución. Usted
está trabajando su campaña para la presidencia de Estados Unidos. No le
acepto que venga a utilizarnos a nosotros para fines personales suyos. Si
quiere chistes y hacer reír, yo también puedo contarle varios que se refieren
a Vietnam, o a la explotación de nuestros obreros por capitales y sociedades
nacionales y extranjeras. Vamos a Pueblo Hundido, junto a las minas de carbón
de Lota, y allí podrán reírse ustedes hasta las lágrimas viendo tanta miseria
y abandono”. Robert Kennedy se puso serio, algunos de sus guardaespaldas
quisieron avanzar; él los contuvo con un gesto. Cambiando totalmente el
tono y el nivel de la reunión, discutieron mano a mano con Miguel, en inglés,
sobre diversos problemas nacionales. Entusiasmado y muy cordial lo invitó
a visitar Estados Unidos con todos los gastos pagados. Miguel no aceptó
y lealmente le recomendó que no fuera a una asamblea que tenía programada
con los estudiantes.
Kennedy no siguió su consejo y se debe haber arrepentido de ello, porque
allí recibió violenta y bulliciosa contramanifestación estudiantil.
Viajes y Estudios
Sin descuidar sus estudios de medicina, pues sabía distribuir su tiempo
en forma admirable, viajó por Chile, Perú, China, Checoslovaquia, Cuba,
Francia, Hong Kong, etc. Todavía no llegaba a sexto año de medicina, y ya
había conversado con los más altos exponentes de la política nacional y
muchos líderes internacionales, especialmente cubanos. En Perú, seguido
de cerca por la policía, sostuvo larga entrevista con un dirigente que estaba
en la clandestinidad, y en China se reunió muchas horas con médicos y líderes
obreros y políticos distinguidos.
Cuando fue a Santiago a rendir su examen de médico, ya era conocido como
dirigente revolucionario. Tenía 23 años de edad. Debió enfrentar comisiones
de examinadores reaccionarios, algunos de los cuales hicieron cuanto les
fue posible para perjudicarlo. Podría contarles, por ejemplo, su examen
de clínica obstétrica, en el cual el profesor debió aprobarlo con distinción
ante todo el auditorio contrario a Miguel, que se había reunido en la sala
para ver cómo ese médico reconocidamente derechista despedazaba y postergaba
a ese joven y equivocado dirigente rojo. Sin perder la calma ante los gritos
e interrupciones del examinador, Miguel lo obligó a confesar que no había
asistido al último congreso de obstetricia en que se había debatido extensamente
la enfermedad de que padecía la paciente que le habían entregado minutos
antes, y terminó recomendándole que adquiriera y leyera la última edición
de la obra de un famoso obstetra en la que éste preconizaba el tratamiento
propuesto por Miguel y rechazaba, en cambio, con fundadas razones científicas
y experimentales, el que estaba proponiendo el examinador. “Señor profesor,
terminó Miguel, en el capítulo tal del tratado puede usted encontrar lo
que le estoy diciendo. Pero cuide de que sea la última edición, la de hace
seis meses, y no la anterior, de hace años, que parece es la que usted posee”.
Todo el auditorio aplaudió entusiasmado.
Obtuvo su título de médico recién cumplidos los 24 años. Fue aprobado con
distinción máxima. En concurso nacional, ganó una beca en el Instituto de
Neurocirugía, del profesor Alfonso Asenjo y Héctor Valladares. Cumplía con
brillo las exigencias de su especialización cuando el presidente Frei inició
la persecución policiaca al MIR. En junio de 1969 pasó a la clandestinidad
y debió, así, abandonar prácticamente la medicina.
Aceptó el sacrificio, pero debo declarar que la última vez que estuve en
su casa, poco antes del golpe de septiembre de 1973, me mostró los libros
de medicina que había adquirido no hacía mucho “para mantenerme al día”.
Aunque agregó que “como están las cosas en el mundo actual, solamente por
la vía revolucionaria será posible lograr el bienestar y la liberación de
las mayorías. Es a esa labor a la que debo dedicar toda mi atención, y la
hago poniendo en ello todo el calor de mi vida”.
Tendría tanto más que contarles de Miguel, ese médico revolucionario e idealista
que fue nuestro hijo. Hablarles de su amor a la vida, de sus ansias por
alargar y multiplicar las horas para alcanzar a hacer todo lo que él quería.
“Un día, no se cuándo, solía decir, voy a caer. Mis huesos quedarán por
ahí, tal vez blanqueándose al sol. Mi temor es no haber alcanzado a hacer
cuanto he planeado”.
Miguel adolescente
Su Sensibilidad
Quisiera contarles de su preocupación, de su amor por los niños. Cada vez
que podía pasaba horas enteras con ellos; los escuchaba, jugaba, contestaba
con seriedad sus interminables preguntas, les enseñaba a silbar, a imitar
animales. Ellos lo adoraban, se le subían a las rodillas, estaban de fiesta
en cuanto él llegaba. Me gustaría hablarles de su dolor ante el sufrimiento
de los pobres y desvalidos. La mujer enferma y abandonada, la mujer embarazada,
la mujer con un niño en brazos, la que estaba dando a luz, la que pedía
limosna para sus hijos, era para Miguel el primer deber de la revolución.
Niños y mujeres, enfermos y jóvenes privados de toda posibilidad de estudiar
y progresar, merecían para él atención preferencial. “Por ellos luchamos”,
me dijo en más de una ocasión. Era, en cambio, implacable con los flojos
y remolones, con los patrones que explotaban a sus obreros y empleados,
con los profesionales preocupados de hacer dinero, especialmente con los
médicos pendientes de comprar el último modelo de automóvil, con los arbitrarios,
con los oportunistas -candidatos eternos a mayores facilidades y ventajas-,
con los que perdían el tiempo y las posibilidades. Odiaba la injusticia,
la crueldad, la torpeza, la ignorancia, la hipocresía política. Con éstos,
con los falsos políticos, era terrible y despiadado. “A usted, le dijo un
día a uno de ellos en una asamblea, después de haberlo desenmascarado públicamente,
sólo le queda retirarse de esta sala, de rodillas, avergonzado y pidiendo
disculpas por toda una vida de engaño e hipocresía”. Se trataba nada menos
que de un senador que, haciendo alardes de indignación, se retiró sin embargo,
humilde, resignado y precipitadamente. Admiraba a los luchadores de todos
los tiempos. Con qué entusiasmo leía cuanto había sido escrito por ellos
y sobre ellos. Conocía detalles de sus vidas y sus pensamientos ignorados
aun por sus connacionales y especialistas.
La Muerte del Che
Cuando murió el Che sufrió intensamente, se puso enfermo. Pero, con esa
voluntad que lo distinguía y caracterizaba se recuperó de inmediato y organizó
actos en homenaje a tan sobresaliente luchador. Recordó en ellos su vida
ejemplar de revolucionario, lo que había significado para la liberación
de Cuba, cuánto habían influido sus pensamientos y doctrinas en la formación
de él mismo, de Miguel y del grupo de muchachos que habían creado el MIR.
“Su muerte, dijo, priva a la liberación americana y a los oprimidos del
mundo entero, de las armas más eficaces y poderosas: la preclara inteligencia,
la voluntad indomable del Che. Pero, agregó, aún después de muerto, el seguirá
luchando con nosotros. Su ejemplo guiará nuestras acciones revolucionarias.
Su muerte misma, luchando, nos ha señalado un rumbo, dado un ejemplo, que
ninguno de nosotros podrá olvidar cuando llegue el momento”. Lo escuchaban
silenciosos y emocionados Bautista van Schouwen, a quien también he querido
como un hijo, Sergio Pérez, José Bordaz, Fernando Krauss, Alejandro de la
Barra, Juan Carlos Perelmann y muchos otros. Todos ellos, y él mismo, habían
de vivir, años después, los momentos que esa tarde Miguel vaticinaba, y
todos supieron cumplir sin vacilación alguna con la norma que voluntaria
y racionalmente se habían impuesto. Racionalmente he dicho, y sé por qué
lo digo. Un día, no hace mucho, revisando y ordenando los papeles de Miguel,
encontré una hoja en sus apuntes. Tenía fecha 1º de enero de 1962. Está
escrita de su puño y letra y firmada por él. “Juro, decía en ella, que viviré
sin temor ni pusilanimidad, siguiendo sólo los dictados de mi conciencia,
sin temor al ridículo, al qué dirán o a la opinión ajena. Si no fuera constitucionalmente
valiente, me haré valeroso por la vía racional”. Tenía 17 años cuando escribió
esto. Quienes lo conocieron saben que siempre vivió de acuerdo a ese pensamiento,
haciéndose valeroso por la vía racional, no dejando nada entregado a la
casualidad o a los instintos. Así se explica que, amando la vida tan intensamente,
estuviera exponiéndola cada vez que su razón le indicaba que era necesario.
Personalmente cumplía las acciones más riesgosas, pese a las protestas de
sus compañeros.
Amaba a sus dos hijos con ternura conmovedora. La mayor, Javiera, de cinco
años, que ahora vive con nosotros en Inglaterra, y sabe de su muerte heroica
siempre está recordándolo. “Toda las noches, me dijo un día, sueño con papá
Miguel”. “¿Cómo?, le pregunté extrañado. ¿Sueñas con él cada vez que te
duermes?”. “No, abuelo, me explicó, es que todavía no me he dormido cuando
recuerdo las veces que estábamos juntos y el jugaba conmigo. Se tendía a
mi lado en el suelo o en mi cama, me explicaba todo, me leía, me abrazaba,
así, abuelo...”. Y mientras hablaba ella me apretaba tiernamente con sus
bracitos. En la última carta que de Miguel recibimos, nos hablaba de su
compañera Carmencita, y de su felicidad porque ella esperaba un hijo suyo.
Amando tanto la vida, quedándole tanto por hacer, seguro como estaba del
triunfo final... “Vamos a derrotar a esos carniceros. No te quede duda alguna
de ello, padre”, me decía en esa su última carta. Sin embargo, a pesar de
todo eso, prefirió continuar y organizar la lucha desde el interior de Chile.
Sabía, naturalmente, que en esa forma estaba arriesgándose temerariamente.
Se lo dijeron sus compañeros y amigos del exterior. No quiso irse. Se negó.
Su Caída en Combate
Murió combatiendo, luchando por sus ideales y la causa de los oprimidos
y postergados la tarde trágica y gloriosa a la vez del 5 de octubre de 1974.
Luchó dos horas, la mayor parte de ellas completamente solo, contra cientos
de soldados, numerosos carros blindados y helicópteros. Herido por las bombas
y las balas siguió combatiendo. Su compañera yacía en el suelo, también
gravemente herida. Le hablaba, trataba de reconfortarla, pero seguía disparando,
resistiendo.
24 horas después, por gestiones personales de un obispo católico, a quien
no he tenido el honor de conocer para agradecerle el gesto generoso, nos
entregaron su cuerpo desnudo y destrozado. (No sé todavía si sus asesinos
se jugaron sus ropas ensangrentadas a la suerte, o se las disputaron como
trofeos de guerra). Tenía diez heridas a bala. Una de ellas, la última,
le entró por el ojo izquierdo y le destruyó el cráneo.
Al verlo, con el resto de su cara serena, sonriente casi, y con un dejo
burlesco en la expresión, dije a mi mujer, su madre: “Quienes le dispararon
sabían que aunque desfiguraran su hermoso rostro y destruyeran su cerebro
privilegiado no lograrían jamás borrar la imagen de él que se ha formado
el pueblo, ni sepultar sus generosos y sabios pensamientos inspirados por
sus elevados y dignificadores ideales”.
Con él no moriría su causa, ni su doctrina liberadora, ni el movimiento
arrollador, visionario, incontenible, que él, junto a un grupo de jóvenes
chilenos, había creado y que ya ha traspasado las fronteras de Chile. Lo
prueban los cientos, los miles de mártires que, antes y después de él, han
caído luchando contra la opresión la injusticia, la tiranía, la barbarie.
El 7 de octubre de 1974, a las 07:30 horas de la mañana fuimos a sepultarlo.
Sólo autorizaron a ocho miembros de nuestra familia para que nos acompañaran
hasta el cementerio. Había, en cambio, policía armada y carros blindados
en todas las bocacalles y lugares estratégicos del recorrido. Nos rodeaban
más de cien carabineros armados con ametralladoras, numerosos agentes de
Investigaciones (que expulsé violentamente de mi casa cuando pretendieron
entrar a ella en los momentos anteriores a la partida), y varios oficiales
del ejército, vestidos de civil. Muchas ametralladoras nos apuntaban. El
coronel y los oficiales de carabineros que dirigían el “operativo”, no se
atrevían a dar la cara.
“Miguel Enríquez Espinosa, hijo mío, dijo su madre con voz entera en el
momento en que depositaba el único ramo de flores permitido, hijo mío, tu
no has muerto. Tú sigues vivo y seguirás viviendo para esperanza y felicidad
de todos los pobres y oprimidos del mundo”.
Confusión, inquietud en las filas policiales, sorpresa en los rostros; temor
en los plexos vegetativos abdominales; contracciones espasmódicas en las
víceras. Miraron al coronel, éste bajó la vista (no digo avergonzado, porque
sería suponer un mínimo de conciencia).
Y su madre tenía razón. Ella había interpretado el pensamiento de millones
de chilenos. Miguel sigue viviendo en el corazón y en la mente del pueblo,
de los estudiantes, de los profesionales, de los artistas, de los intelectuales,
de todos aquellos, en fin, que quieren un mundo mejor y más justo para todos,
y no sólo y exclusivamente para un grupo de privilegiados.
Les hablo en nombre de las mujeres, hombres, ninos y ancianos del Ejercito
Zapatista de Liberacion Nacional, indigenas mayas en su inmensa mayoria,
que resistimos en las montanas del sureste mexicano contra el neoliberalismo
y por la humanidad.
Reciban todos y todas, jovenes chilenos, nuestro saludo zapatista.
Agradecemos a los hermanos y hermanas que hoy nos dieron la oportunidad
de que nuestra palabra llegue hasta el Chile rebelde.
Pedimos para esta nuestra palabra, un lugar en su rabia de ustedes, en su
dolor y, sobre todo, en su esperanza.
No voy a hablarles de los zapatistas mexicanos, de nuestra lucha, de nuestros
anhelos, de nuestros suenos, de nuestras pesadillas, de nuestra resistencia.
Despues de todo, comparados con los hombres y mujeres, particularmente los
paridos por estas tierras, que han iluminado los cielos de Latinoamerica,
los zapatistas seguimos siendo aun una lucecita debil y lejana.
No, nuestra palabra es ahora para unir nuestro saludo y nuestro homenaje
a un latinoamericano, a un chileno del Movimiento de Izquierda Revolucionaria,
MIR, caido en combate contra la dictadura pinochetista el 5 de octubre de
1974.
Hoy nuestra palabra es para saludar a Miguel Enriquez Espinosa.
Y lo saludamos hoy, hoy que bajo los cielos de America Latina, esa que duele
del Bravo a la Patagonia, los poderosos nos ponen en las manos un punito
de polvo y nos dicen: "Esto es lo que queda de tu patria".
Y hoy, esos mismos, los de arriba, nos muestran las imagenes de la geografia
que han impuesto en parte de nuestros suelos:
Donde habia una bandera, hoy hay un centro comercial. Donde habia una historia,
hoy hay un puesto de comida rapida. Donde florecia el copihue, hoy hay un
paramo. Donde habia memoria, hoy hay olvido. En lugar de justicia, limosna.
En lugar de patria, un monton de escombros. En lugar de memoria, inmediatez.
En lugar de libertad, una tumba. En lugar de democracia, un espot publicitario.
En lugar de realidades, cifras.
Ellos, los de arriba, nos dicen: "Este es el futuro que te prometimos, disfrutalo".
Eso nos dicen, y mienten.
Este futuro se parece demasiado al pasado. Y, si miramos con atencion, tal
vez veamos que ellos, los de arriba, son los mismos de ayer. Los que, igual
que ayer, hoy nos piden paciencia, madurez, sensatez, resignacion, rendicion.
Esto ya lo hemos visto, lo hemos oido antes.
Los zapatistas recordamos. Sacamos la memoria de nuestras mochilas guerrilleras,
de nuestros bolsillos de los uniformes de campana. Recordamos.
Porque hubo un tiempo en que toda la America Latina estaba aqui nomasito.
Bastaba estirar la mano y se tocaban los corazones de los pueblos latinoamericanos.
Bastaba voltear un poco la mirada y ahi estaban el relampago desparramado
del Amazonas, la cicatriz indeleble de los Andes, el soberbio estar del
Aconcagua, la interminable Tierra del Fuego, el siempre inquieto Popocatepetl.
Y con ellos estaban los pueblos que les dieron nombre y vida.
Porque hubo un tiempo en que Chile y todos los paises de la America Latina
quedaban mas cerca de Mexico que el imperio que, desde el norte geografico
y social, impone lejanias a quienes compartimos la vecindad de la historia.
Hubo un tiempo.
Tal vez todavia es ese tiempo.
Hoy, como ayer, el dinero hermana soberbias.
Hoy, como ayer, de la mano de las poderosas trasnacionales, el poder militar
extranjero pretende hollar nuestros suelos, a veces embozado en uniformes
de ejercitos locales, o con asesores, embajadas, consulados, agentes encubiertos.
Hoy, como ayer, esos dineros intentan comprar certificados legales de impunidad
para los gorilas que les sirvieron y que, siempre lo supimos, cuando decian
"patria" no hablaban de Chile, de Argentina, de Uruguay, de Bolivia, de
Brasil. No, la bandera que saludaban era la de las barras y las turbias
estrellas.
Hoy, como ayer, el norte revuelto y brutal cerca y pretende asfixiar esa
solitaria estrella de dignidad que brilla en el Caribe.
Hoy, como ayer, los gobiernos de algunos de nuestros paises le sirven de
triste comparsa en el innoble empeno de doblegar al pueblo de Cuba.
Hoy, como ayer, el imperio que se abroga el papel de policia mundial y atropella
leyes, razones, pueblos, es el mismo.
Hoy, como ayer, quien pretende desestabilizar a gobiernos legales y legitimos,
pero que no le son subordinados (ayer Chile, hoy Venezuela, siempre Cuba),
es el mismo.
Hoy, como ayer, aquel sistema que se erige sobre la mentira, el engano,
el fraude, la dictadura del dinero, pretende darnos lecciones de democracia,
de libertad, de justicia.
Hoy, como ayer, quien democratiza el dolor, la miseria, la muerte para los
pueblos de nuestra America, es el mismo.
Hoy, como ayer, quien persigue, quien tortura, quien encarcela, quien mata,
es el mismo.
Hoy, como ayer, se nos hace la guerra, en veces con balas, en veces con
programas economicos, siempre con mentiras.
Hoy, como ayer, el terror real, el que de arriba viene, llama al dios para
justificarse.
Hoy, como ayer, se pretende ocultarnos que si, que es un dios quien los
alienta, pero es el dios del dinero.
Hoy, como ayer, en algunos paises los pusilanimes son gobiernos.
Hoy, como ayer, las claudicaciones se disfrazan con argumentos complejos,
encuestas, trajes de marcas exclusivas, espejos vueltos del reves.
Tal vez todavia es ese tiempo.
Tal vez no.
Porque hoy, el nuevo y complicado ropaje con el que se viste la brutalidad
de la ganancia para los menos, a costa de la perdida para los mas, lleva
adelante una verdadera guerra mundial contra la humanidad.
Naciones enteras son devastadas.
Se conquistan territorios.
Se reordena la geografia mundial.
Se derrumban las fronteras para los dineros y se alzan para los pueblos.
Las culturas historicas de nuestros pueblos tratan de ser suplantadas por
frivolidades instantaneas.
En algunos paises, en lugar de gobiernos nacionales hay gerencias regionales.
Se malbaratan los recursos naturales, la tierra, la historia; y sobre las
cordilleras que zurcen y unen America desde el sur del Bravo hasta la Tierra
del Fuego, quieren plantar un letrero que anuncia, que advierte, que amenaza:
"Se vende".
Los pobres, los desposeidos, es decir, quienes forman la inmensa mayoria
de la humanidad, son confiscados y clasificados.
Confiscados de su dignidad, clasificados en las periferias de las grandes
ciudades, en las orillas de los programas gubernamentales, en los rincones
del futuro que ahora se decide, en algunos paises, no en los parlamentos
o en las casas nacionales de gobierno, sino en las juntas de accionistas
de las multinacionales.
Hoy la explotacion es mas brutal que nunca antes en la historia de la humanidad,
hoy el cinismo es credo filosofico de quienes pretenden gobernar el planeta,
es decir, de quienes tienen todo, menos verguenza.
Hoy la guerra contra la humanidad, es decir, contra la razon, es mas mundial
que nunca antes.
Hoy la guerra es en todos los frentes y en todos los paises.
Si ayer era un deber oponerse, luchar, resistir frente a la estupida logica
de la ganancia, hoy es, simple y llanamente, un asunto de supervivencia
individual, local, regional, nacional, continental, mundial.
Hermanos y hermanas de Chile:
Hubo un tiempo en que toda la America Latina quedaba aqui nomasito.
Tal vez todavia es ese tiempo.
Tal vez la memoria colectiva que, como latinoamericanos nos da identidad,
tome nombres y fechas en el calendario para decir, para decirnos, que hay
una patria mas grande que la que nos da bandera.
?Con cuantos nombres se viste el calendario del dolor de nuestras tierras?
Si en nuestra America, Ernesto Che Guevara es uno de los nombres con los
que octubre se levanta, el calendario de los de abajo que somos se ilumina
cuando se llama Turcios Lima y Yon Sosa en Guatemala, Roque Dalton en El
Salvador, Carlos Fonseca en Nicaragua, Camilo Torres en Colombia, Carlos
Lamarca y Carlos Marighela en Brasil, Inti y Coco Peredo en Bolivia, Raul
Sendic en Uruguay, Roberto Santucho en Argentina, Cesar Yanez en Mexico.
Y solo nombro a algunos de los muchos que decidieron en nuestra America
Latina, en su tiempo y en su modo, ponerle un gatillo a la esperanza y que,
a la dosis de ternura que nos exige Latinoamerica para amarla, agregaron
una cierta dosis de plomo... y de sangre... su sangre.
El problema con todos esos que duelen en el calendario es que no se van
asi nomas. No, al contrario, se van dejandonos como una deuda, como algo
que debemos saldar para poder nombrarlos sin verguenza, sin pena.
Hay quien senala que aquellos hombres y mujeres que tomaron y toman como
camino la rebeldia armada tuvieron, o tienen, una fascinacion por la muerte,
vocacion para el martirio, ansias mesianicas; que solo desean un lugar en
las canciones de protesta, en las poesias, en los corridos populares, en
las camisetas juveniles, en los puestos de souvenirs del turismo revolucionario.
Hay quien piensa y dice que las causas se derrotan cuando mueren quienes
las luchan, es decir, quienes las viven.
Hay quien dice que el doloroso octubre latinoamericano rompio en pedazos
la esperanza en Chile, en Uruguay, en Argentina, en Bolivia, en Mexico,
en toda la America Latina.
Puede que sea asi. Pero puede que no.
Puede ser que quienes, como Miguel, se armaron para decir "No", en realidad
estaban diciendo "Si" a un manana entonces lejano.
Puede ser que quienes, como Miguel, pusieron fuego a su palabra, no lo hicieron
para incendiar con la muerte, sino para iluminar la vida.
Puede ser que quienes, como Miguel, pensaron y dispararon, no lo hicieron
para tener un lugar en el museo de la nostalgia revolucionaria, sino para
que los pueblos, todos, tuvieran un lugar en el mundo.
Puede ser que el calendario en el que transcurra el manana no tenga nombres
o, mejor aun, tenga todos los nombres.
Porque puede ser que para eso fue que las ausencias que dolemos en cada
mes latinoamericano pusieron una crucecita en el calendario, como la que
duele este 5 de octubre.
Puede ser, porque esas ausencias, en lugar del hueco, dejan las ganas de
luchar la esperanza, que es asi como nosotros los zapatistas decimos "cambiar
el mundo".
Puede ser.
Puede ser que la esperanza se alimente, como nuestra America, de la memoria.
Y puede ser que la memoria no sea otra cosa que el pegamento para volver
a unir la esperanza que se ha roto en el calendario que nos imponen.
Puede ser que esa memoria, la que hoy nos convoca y vuelve a poner a la
America Latina aqui nomasito, no sea una herencia que esos dolores nos legaron,
sino un deber que nos marcan.
Puede ser.
Tal vez para saberlo es que estamos aqui, incluso los que no estamos.
Porque puede ser que el hoy no sea igual al ayer.
Un revolucionario chileno, de esos que hacian temblar cuando empunaban una
guitarra, Victor Jara, tal vez pensando en los tiempos que hoy cargamos,
dijo, nos dijo, nos dice que: "Es dificil encontrar en la sombra claridad,
cuando el sol que nos alumbra descolora la verdad". Y dijo, nos dijo, nos
dice: "Ojala encuentre camino para seguir caminando".
Y fue en tierras chilenas, hace mucho tiempo, que Manuel Rodriguez dijo,
nos dijo, nos dice, como mostrando el camino: "Aun tenemos patria, ciudadanos".
Y otro uno, tambien chileno, aqui nomas cerca y bajo la metralla que le
buscaba el corazon, tuvo la entereza y sabiduria para decir, para decirnos:
"Mas temprano que tarde, de nuevo se abriran las grandes alamedas por donde
pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".
Puede ser que el hoy no sea igual al ayer.
Puede ser que se hayan aprendido las lecciones y, pronto, donde antes se
emborronaban cuartillas en la historia latinoamericana, se enmendara la
letra y terminara por leerse, con la claridad de quienes miran desde abajo,
que "democracia", "libertad" y "justicia" son palabras graves y que se acentuan
en el corazon, es decir, en el lado izquierdo del pecho colectivo que somos.
Quisiera decir que venceremos, que no nos moveran, que el futuro sera nuestro,
que romperemos mil cadenas, que la libertad es un horizonte cercano; pero
nosotros los zapatistas creemos que no sera asi porque lo depare un destino
oculto o manifiesto, sino porque trabajemos y luchemos por ello.
Hermanos y hermanas:
Esto quiere decirles nuestra palabra:
Bien haya la vena abierta de America Latina que se llama Chile y que tiene
en la sangre no a la ITT, no a la Anaconda Copper, no a la United Fruit,
no a la Ford, no al Banco Mundial, no a Pinochet, ni a los nombres con los
que ahora se visten unas y otros, sino a sus obreros, sus campesinos, sus
estudiantes, sus mapuches, sus mujeres, sus jovenes, su Victor Jara, su
Violeta Parra, su Salvador Allende, su Pablo Neruda, su Manuel Rodriguez,
su Miguel Enriquez, su memoria.
Hermanos y hermanas de Chile:
Reciban todos y todas el saludo de quienes los admiramos y queremos, nosotros,
los zapatistas mexicanos.
Salud, Chile!
Desde las montanas del Sureste Mexicano
Subcomandante insurgente Marcos
Mexico, octubre de 2004
PD. Disculpen si mis palabras no han sido una arenga, como si lo fue la
vida y la muerte de quien, 30 anos despues, hoy nos llama. En realidad nosotros
solo queriamos aprovechar este acto para pedirles a todos ustedes, humildemente,
respetuosamente, que, en nuestro nombre, pongan un rojo copihue en la tierra
que lo guarda, y que le digan a el que aca, en las montanas del sureste
mexicano, octubre tambien se llama Miguel.
[Texto sobre los últimos momentos
que terminaron con la caída en combate de Miguel Enriquez el día 5 de Octubre
de 1974, escrito por Manuel Cabieses, director de la Revista Punto Final]
Su eterno chaquetón marinero y su risa estruendosa, que contagiaba alegría,
es lo primero que recuerdo de Miguel Enríquez. El optimismo asomaba a sus
ojos, a sus gestos, comunicando esa incansable vitalidad que le animaba.
Miguel reía con todo el cuerpo, se agitaba y el torrente reventaba con una
explosión de alegría. Después descubrí que también era la forma de reir
de su padre, don Edgardo. Miguel era un dinamo, veloz de pensamiento y palabra.
Sus frases se precipitaban en ráfagas.
Temible en la polémica, a veces era también -para mi gusto- demasiado duro
en la discusión con los compañeros. Abrumaba con argumentos, citaba la historia
revolucionaria mundial, especialmente la revolución bolchevique; conocía
bien a Lenin (el Pelao, como le llamaba con familiaridad), a Trotsky y Rosa
Luxemburgo, se paseaba por la revolución china, conocía en detalle la revolución
cubana y sabía mucho de historia de Chile. Por supuesto era carrerino, admiraba
a Manuel Rodríguez y se refería con mala voluntad al "guatón O'Higgins".
Dedicaba especial atención al estudio y le gustaba discutir con gente de
pensamiento diferente al suyo.
Matarlo no fue fácil para la DINA. Los sicarios de la dictadura tuvieron
que extremar sus torturas con los detenidos que habían contactado a Miguel
o a sus enlaces desde que el líder del MIR pasó a la clandestinidad. La
crueldad del capitán Miguel Krassnoff Marchenko, jefe de la Agrupación Caupolicán
de la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA, y de su principal
verdugo, Osvaldo Romo, sin embargo, no tenía límites. El Informe Rettig
señala: "La primera prioridad de la acción represiva de la DINA durante
el año 1974 fue la desarticulación del MIR. Esta continuó siendo una prioridad
durante 1975. Durante estos dos años se produce el mayor número de víctimas
fatales atribuibles a este organismo". Creada por decreto en junio de 1974,
la DINA venía operando desde noviembre de 1973, en dependencia directa de
Pinochet. Quinientos oficiales de las FF.AA. y Carabineros dieron origen
a esa estructura secreta que más tarde contaría a miles de funcionarios,
asesores e informantes a sueldo.
Matar al secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria,
un médico de 30 años que había burlado numerosas trampas y emboscadas, se
convirtió en una obsesión para la DINA. Destinó para ello a la Agrupación
Caupolicán, mientras la Agrupación Purén se dedicaba a perseguir al resto
de la Izquierda. La DINA consiguió datos para localizar el sector de Santiago
donde Miguel vivía clandestino. Era en la calle Santa Fe 725, entre Chiloé
y San Francisco, en la comuna de San Miguel. Una casa con apariencias de
nada con dos portones metálicos que todavía conservan más de treinta impactos
de balas. El 5 de octubre de 1974 se libró allí un combate desigual, como
el de La Moneda y otros durante 17 años en que hombres y mujeres de la Izquierda
chilena dieron lecciones de honor y valentía en combate.
Miguel era uno de los dirigentes chilenos más prometedores. Tenía rasgos
indudables de genialidad política. En él "despuntaba un jefe de revolución",
como dijo Armando Hart a nombre del Partido Comunista de Cuba en el solemne
homenaje que se tributó en La Habana al revolucionario chileno. Los dirigentes
cubanos no derrochan ese calificativo porque conocen su significado. Por
eso el nombre de Miguel Enríquez lo llevan muchos comités de defensa de
la revolución (CDR) y un hospital clínico quirúrgico.
LA CACERIA DEL MIR
La precaria clandestinidad de Miguel, soportó poco más de un año. Había
lanzado la desafiante consigna "el MIR no se asila", y quiso dar el ejemplo
permaneciendo en Chile para organizar un movimiento de resistencia que concebía
amplio y unitario. Explicó: "Nos quedamos en Chile para reorganizar el movimiento
de masas, buscando la unidad de toda la Izquierda y de todos los sectores
dispuestos a combatir a la dictadura gorila, preparando una larga guerra
revolucionaria a través de la cual la dictadura será derribada, para luego
conquistar el poder para los trabajadores e instaurar un gobierno de obreros
y campesinos".
Desoyó los consejos de muchos camaradas y amigos que le pedían salir del
país. Miguel era del tipo de líderes que guían con el ejemplo. No subvaloraba,
sin embargo, las tareas de apoyo en el exterior. Encomendó organizarlas
a dos miembros de la comisión política, su hermano Edgardo -ingeniero de
34 años, detenido en Buenos Aires en abril de 1976 y desaparecido desde
Villa Grimaldi- y René Valenzuela Bejas, hoy preso en España.
La persecución al MIR fue motivo de disputa entre la DINA y el Servicio
de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), que dirigía el comandante Edgar
Ceballos Jones ("Comandante Cabeza"). El SIFA llegó a tener numerosos prisioneros
en su cuartel general en la Academia de Guerra Aérea (AGA). Mediante el
método de hacer desaparecer a los prisioneros y una brutalidad extrema en
la tortura, la DINA consiguió finalmente desplazar al SIFA.
El terrorismo de la DINA se hizo sentir con fuerza a partir de abril de
1974. El recinto secreto de Londres 38, un ex local del PS, se convirtió
en centro de torturas y en primera estación del vía crucis de muchos detenidos
hacia la muerte y desaparición en Colonia Dignidad, como ocurrió con Alvaro
Vallejos Villagrán (el "Loro Matías"), estudiante de Medicina de 25 años,
uno de los primeros en ser ejecutados en la colonia alemana de Paul Schäffer.
La comisión política del MIR, sin embargo, se mantenía más o menos intacta
a comienzos del 74. La pérdida más importante había sido la de Bautista
Van Schouwen Vasey, en diciembre de 1973, capturado por una delación en
el convento de los Capuchinos de Santiago, donde se ocultaba. Van Schouwen,
de 30 años, médico, era uno de los fundadores del MIR e íntimo amigo de
Miguel Enríquez, con cuya hermana, Inés, estuvo casado.
A partir de julio del 74, la DINA -ahora en posesión de abundante información
y con la colaboración de delatores- aumentó la intensidad de sus golpes.
Cayeron detenidos y desaparecieron decenas de miristas como Bárbara Uribe
y Edwin Van Yurick, su esposo; el periodista Máximo Gedda, Martín Elgueta,
Alfonso Chanfreau, María Angélica Andreoli, Muriel Dockendorff, etc. Muchos
fueron atrapados en "puntos de contacto" que entregaban los torturados.
Otros cayeron en "ratoneras" montadas en casas de militantes detenidos.
Muchos fueron reconocidos en las calles por delatores que salían a "porotear"
con los agentes de la DINA.
La represión aumentó y en septiembre del 74 la situación se hizo trágica.
Casi todos los presos del MIR eran salvajemente torturados y desaparecían
para siempre, como el arquitecto Francisco Aedo Carrasco, de 63 años, liberado
desde Chacabuco y arrestado de nuevo el 7 de septiembre, los hermanos Carlos
y Aldo Pérez Vargas (cuyos otros tres hermanos, Iván, Mireya y Dagoberto,
este último miembro de la comisión política del MIR, morirían en 1975 y
1976), Carlos Gajardo, Vicente Palomino, Manuel Villalobos, etc. Delatores
como Marcia Merino ("La Flaca Alejandra") asesoraban los interrogatorios,
señalando a los torturadores lo que debían preguntar, clasificando la información,
participando en los allanamientos o en el "poroteo".
La situación alcanzó su punto álgido a fines de ese mes y comienzos de octubre
con la detención de los dirigentes Sergio Pérez Molina y Lumi Videla Moya
(cuyo cadáver terriblemente torturado por Osvaldo Romo lanzaron al interior
de la embajada de Italia el 3 de noviembre), María Cristina López Stewart,
el sacerdote Antonio Llidó, los hermanos Jorge y Juan Andrónico Antequera,
Amelia Bruhn, y una larga lista de mártires.
La DINA obtuvo nuevas pistas para llegar a Miguel Enríquez: el barrio donde
vivía, una descripción de su aspecto físico y de su pareja (Carmen Castillo
Echeverría, que hacía de enlace en algunos contactos y que estaba embarazada),
una Renoleta roja que usaba Miguel (la reconocieron durante un enfrentamiento
a tiros en el sector del Estadio Nacional), etc.
LA CASA DE SANTA FE
Desde diciembre de 1973, Miguel vivía clandestino en Santa Fe 725. Un barrio
tranquilo, de pequeña burguesía pobre y de obreros, casi todos propietarios
de sus viviendas. La mayoría -como la que ocupaba Miguel- son casas de un
piso con patio y parrón. Los vecinos se conocen por años. Entonces la mayoría
eran de Izquierda, comunistas y socialistas. Frente a la casa de Miguel
vivía un viejo obrero comunista, Leyton, "cicerone" del Museo Recabarren.
La casa de Miguel estaba entre la de un obrero cesante y la de un periodista,
Rolando Carrasco, comunista, preso en Chacabuco. Allí vivían la mujer de
Carrasco, Anita Klöpping (como actriz de teatro y radio más conocida como
Anita Mirlo) y sus hijos, Rolando, de 16 , y Valentina, de 11 años.
Miguel y su compañera, Carmen Castillo, llegaron a vivir en esa casa a fines
del 73, después de la caída de Van Schouwen. Inicialmente los acompañaba
otro dirigente del partido, Humberto (Tito) Sotomayor, y su esposa. Ocasionalmente
iban a pasar unos días con ellos las pequeñas hijas de ambos, Javiera, hija
de Miguel (con Alejandra Pizarro), y Camila, hija de Carmen (y de Andrés
Pascal Allende, también miembro de la comisión política del MIR, que a su
muerte reemplazaría a Miguel en la secretaría general del MIR). El otro
hijo de Miguel, Marco Antonio (con la periodista Manuela Gumucio), estaba
en Francia y apenas tenía un año cuando mataron al líder del MIR.
Una ciudadana británica compró con fondos del MIR la casa de Santa Fe a
un dueño de camiones, padre de unas mellizas, a quien en el barrio todos
miraban con sospecha porque era opositor al gobierno de la Unidad Popular
y porque vendía mercaderías que escaseaban en el mercado.
EL ALIENTO DE LA BESTIA
Miguel, Carmen, Sotomayor y su mujer no lo sabían pero eran objeto de observación
en el barrio. Se siente curiosidad por los nuevos vecinos. Se preguntan
quiénes son, de dónde vienen, qué hacen, etc. Los jóvenes que viven en Santa
Fe 725, parecen gente de desahogada situación económica, se muestran afables
y saludan con cortesía pero sin intentar mayores relaciones. Todos observan...y
comentan. Al dueño del boliche de la esquina le llama la atención que los
nuevos propietarios de la casa de Santa Fe 725 dispongan de más dinero que
lo común en el vecindario. Compran mayor cantidad y artículos de más calidad.
Para el almacenero es un buen negocio pero comunica sus observaciones y
el rumor circula...
Miguel y Carmen, Sotomayor y su mujer, entretanto, hacen una vida normal
y buscan establecer una relación discreta con los vecinos. Se dan cuenta
que en ese barrio hay que trabar amistad con la gente. Miguel y Carmen ayudan
al vecino cesante. Se enteran que Anita tiene a su marido preso en Chacabuco
y que trabaja como costurera para sostener el hogar. Carmen le ayuda mandándole
hacer ropa para Javiera y Camila, luego para ella o para una amiga que inventa.
Un día el joven Rolando Carrasco (hoy arquitecto, casado, dos hijos) está
duchándose, la llama se apaga pero el gas sigue fluyendo, Rolo cae desmayado,
como de costumbre ha cerrado con llave la puerta del baño. Anita lo siente
caer, intenta abrir la puerta, no puede y corre a la casa de Miguel a pedir
ayuda. Humberto Sotomayor acude, echa abajo la puerta, reanima al joven
y le da instrucciones a Anita para seguir atendiéndolo. Así ella se entera
que es médico. Desde ese día siente por sus vecinos del 725 una enorme gratitud
y cariño. Ya no le importa la cortés pero firme discreción con que ellos
defienden su privacidad.
MORIR EN OCTUBRE
Amanece el 5 de octubre de 1974. La DINA está sobre una pista segura para
llegar a Miguel. Otras le habían fallado. Por ejemplo, detecta que Javiera,
de 5 años, hija de Miguel, vive con su tía, Ana Pizarro, y sus tres hijos.
Supone -con razón- que por esa vía existe un vínculo con Miguel. La DINA
pierde la paciencia y amenaza de muerte a Ana Pizarro y sus hijos, que se
asilan en la embajada de Francia. Pero antes Miguel manda a buscar a su
hija. En una carta le dice a su ex cuñada que quiere tener a Javiera por
un tiempo porque está seguro que va a morir.
La DINA ya sabe que Miguel vive en la zona sur de Santiago, en un cuadrante
enmarcado por Santa Rosa, Gran Avenida, Departamental y Callejón Lo Ovalle.
Los esbirros de Krasnoff, capitaneados por Osvaldo Romo que olisquea sangre,
"peinan" esa área. Llevan algunos de los presos torturados para que reconozcan
calles, ruidos, olores. Pasan algunos días en esa tarea de rastrear las
huellas todavía invisibles de Miguel. Buscan una Renoleta roja y una joven
señora embarazada. Van en tres vehículos y llevan armas largas por si acaso.
Se detienen a preguntar en almacenes y talleres, interrogan a niños y mujeres,
carteros, revisores de medidores de luz y agua, recogedores de basura, etc.
Está clareando y en la casa de Santa Fe 725, todos duermen: Miguel, Carmen,
Humberto Sotomayor y José Bordas Paz (31 años, encargado de la Fuerza Central,
rama armada del MIR). El grupo conversó hasta tarde. Quedaron de acuerdo
en que al día siguiente, 5 de octubre, Carmen buscará una casa de emergencia.
El instinto les decía que la seguridad del escondite se había resquebrajado,
sobre todo después del enfrentamiento a tiros en la Avenida Grecia. Miguel
había hecho algunas reuniones en la casa con compañeros que presumiblemente
ahora estaban presos. Aunque se habían observado las reglas de la clandestinidad,
no se podía descartar que alguno se hubiese dado cuenta del barrio y la
calle donde los habían llevado a ciegas. Se iban también a cumplir diez
meses viviendo en la misma casa y las normas de clandestinidad prohibían
una permanencia tan larga en un mismo lugar.
Dos semanas antes, Miguel arregló el asilo en la embajada de Italia de las
pequeñas Javiera y Camila, que entraron en la misión diplomática en la cajuela
del automóvil del encargado de negocios. Por último, Miguel había aceptado
reducir el ritmo de su trabajo y replegarse a un lugar fuera de Santiago.
Una amiga de Carmen, Cecilia Jarpa, se haría cargo de comprar una parcela
en Macul. Pero Carmen la llamó el día anterior para entregarle el dinero
y el tono y forma de sus respuestas, hicieron a Miguel deducir que Cecilia
Jarpa ya estaba en manos de la DINA. Estaba claro que el cerco se estrechaba.
En la mañana del 5 de octubre Carmen Castillo salió a buscar una casa para
mudarse ese mismo día. Miguel, Sotomayor y José Bordas también salieron
de Santa Fe 725 . Acordaron volver a encontrarse en la casa a las tres de
la tarde. Sin embargo, Carmen volvió cerca de la una. Encontró a Miguel
y a los otros dos compañeros quemando papeles, con las armas a la mano y
en estado de enorme tensión. Habían detectado tres autos sospechosos que
rondaban el barrio y que habían pasado ya dos veces, lentamente, observando
la casa. Están seguros que es la DINA y que deben estar tendiendo el cerco.
Rápidamente terminaron de recoger en dos bolsos lo más importante. Cuando
Miguel y Carmen salían al patio donde estaba la Renoleta roja, se produjo
el primer ataque de la DINA. Ellos se replegaron al interior de la casa
y comenzaron a responder el fuego junto con Sotomayor y Bordas.
El primer cerco no fue muy efectivo. No habían llegado aún suficientes refuerzos.
En los primeros momentos Humberto Sotomayor y Jose Bordas lograron escapar.
A uno lo vio Anita, la vecina, saltar al patio de su casa y de ahí a la
calle San Francisco; el otro huyó en dirección a Varas Mena, una calle paralela
al sur de Santa Fe. (Sotomayor se asiló después en la embajada de Italia
y José Bordas fue emboscado por el SIFA el 5 de diciembre. Cayó herido y
murió dos días después en el hospital de la FACH, donde fue torturado).
Carmen Castillo fue herida en el interior de la casa. A ratos perdía la
conciencia mientras proseguía el tiroteo sostenido por Miguel. Recuerda
haberlo oido gritar: "Hay una mujer embarazada, respeten su vida".
El Informe Rettig dice:"La casa donde se ocultaba Miguel Enríquez, fue rodeada
por un nutrido contingente de agentes de seguridad, el que incluía una tanqueta
y un helicóptero, quienes comenzaron a disparar. Entre los ocupantes del
inmueble se encontraba una mujer embarazada que resultó herida. Miguel Enríquez
cayó en el enfrentamiento recibiendo, según el protocolo de autopsia, diez
impactos de bala que le causaron la muerte".
Anita, la vecina de Miguel, no sabe cuánto duró el tiroteo; tampoco su hijo,
Rolo. Pero les pareció eterno. En su casa estaba otro muchacho, compañero
de Rolo, ambos se encontraban en el patio cuando se inició el asalto a la
casa vecina. Se agazaparon y vieron saltar el muro al mirista que huyó hacia
la calle San Francisco. Anita y la niña, Valentina, permanecieron tiradas
en el piso de la casa. Recuerdan el ruido ensordecedor de los disparos,
el helicóptero sobrevolando, los altavoces de Carabineros ordenando al vecindario
permanecer en sus casas. Cuando cesaron los tiros vieron en la calle Santa
Fe a muchos civiles armados, carabineros, soldados, la tanqueta y muchos
vehículos. Más tarde cuando sacaban a Carmen Castillo herida (creyeron que
iba muerta) y luego el cadáver de Miguel Enríquez.
Miguel no se rindió. Una de las diez balas le perforó el cráneo. Su cuerpo
lo encontraron en el patio donde se había parapetado para disparar, mientras
intentaba saltar a la casa trasera. La noticia de la muerte de Miguel, que
se divulgó esa noche, causó un impacto doloroso en el pueblo. Saber que
Miguel estaba en la clandestinidad, intentando reorganizar las fuerzas,
fortalecía muchas esperanzas.
La DINA lo celebró mofándose de los presos en el recinto de José Domingo
Cañas, donde había trasladado su infierno de torturas. La casa de la calle
Santa Fe 725 la ocupó la DINA durante dos meses. Algunos vecinos dicen que
allí se hacían fiestas y que los oficiales se emborrachaban y gritaban como
locos. Más tarde vivió un microbusero, pariente de un agente de la DINA,
y luego volvió el antiguo propietario, el camionero. Cada 5 de octubre,
desde 1990, sus moradores se refugian en el interior de la casa cuando un
grupo de familiares y ex miristas realizan en la calle un acto recordatorio,
encienden velas, se acercan a mirar el patio interior y tocan con emocionada
reverencia las perforaciones de balas en los portones de la casa donde Miguel
vivió su último día.
Relatado a Gabriel Garcìa Márquez por Carmen Castillo y publicado en Alternativa
N° 28, Bogotá, Abril de 1975.
Teníamos todo listo para cambiarnos de casa el lunes siguiente hacia un
lugar más seguro, cuando los agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional
(DINA) nos cayeron por sorpresa y mataron a Miguel. Aunque parezca extraño,
ése fue el único sobresalto doméstico que tuvimos en tantos meses de clandestinidad
después del golpe, pues Miguel había descubierto que no hay mejor escondite
que la vida cotidiana, de modo que llevábamos una existencia normal, consagrada
al intenso trabajo político que nos había encomendado el partido.
Era una casa grande, con una sala, dos dormitorios, un cuarto arreglado
como estudio y un pequeño patio con un cuartito al fondo donde guardábamos
las armas. El barrio era muy agradable, una mezcla entre obreros especializados
y burguesía media, muy simpáticos y amables y nadie hubiera podido imaginarse
que Miguel era en aquel momento el hombre más buscado por la dictadura de
Chile. No podían imaginárselo, precisamente porque nunca nos escondimos.
Al principio, cuando llegamos, habíamos explicado a los vecinos que Miguel
trabajaba en casa porque estaba enfermo de los riñones. Yo salía todos los
días a la hora en que todas las amas de casa hacen las compras y entonces
aprovechaba para hacer los contactos y recoger el material de información
que nos llegaba de todos los niveles del partido.
Durante varios meses vivieron con nosotros las dos niñas de Miguel, que
se llamaban Jimena y camila; y a quienes habíamos enseñado a tratarnos de
un modo en que nunca supieran quiénes éramos en la realidad. Por fortuna
pocos días antes de la muerte de Miguel, habíamos tomado la precaución de
asilarlas en una embajada para que salieran del país. Entonces yo estaba
encinta de seis meses y eso fue un detalle más de naturalidad, porque no
es fácil sospechar que una mujer embarazada esté haciendo un trabajo político
tan intenso y arriesgado. Lo único que Miguel hizo fue afeitarse el bigote,
rizarse el pelo y llevar unos lentes de vidrio naturales cuando salía a
la calle. Manejaba él mismo un Fiat 124 blanco pero su licencia de conductor
era falsa y figuraba con un nombre supuesto.
El problema era que ambos teníamos la obligación de andar armados. En cierta
ocasión de los últimos meses, cuando la persecución se había vuelto más
dura, Miguel y yo nos encontramos de pronto en pleno centro de Santiago
con una barrera militar que filtraba a los transeúntes. La documentación
que llevábamos hubiera pasado, pero las armas no. Nos preparamos porque
entonces sólo había dos caminos, o lográbamos pasar o nos abríamos paso
a tiros; no había otro remedio.
De pronto, por instinto, ambos tuvimos la misma reacción, le hicimos un
gesto amable a los milicos, los saludamos como amigos, como sus partidarios,
y así pasamos sin ser molestados a través de cinco automóviles y no sé cuántas
furgonetas de pacos con ametralladoras que respondían a nuestros saludos.
Cuando nos quedamos sin las niñas, el partido había resuelto que Miguel
se sumergiera cada vez más, que no asumiera ninguna otra tarea de choque.
Andrés Pascal, que ahora ha reemplazado a Miguel en la secretaría general
del partido, sería el encargado de las tareas de choque para que Miguel
se dedicara por completo a analizar informes y redactar documentos que eran
necesarios. Es decir: su tarea principal era pensar, hacer las reflexiones
del partido. Estudiaba profundamente la crítica económica mundial, la historia
de América Latina, la situación real de Chile en el mundo. A veces permanecía
tardes enteras absorto en la lectura de la Enciclopedia Británnica o gateando
en el suelo sobre un enorme mapa del mundo.
Mientras tanto yo recogía en la calle materiales que nos enviaban los militantes
con los informes de la base. Cuando regresaba con esos papeles era el momento
de mayor tensión del día, porque uno abría aquellos maletines y ahí venía
la realidad plasmada en papeles, venían las discusiones políticas de fondo,
el pensamiento de la base.
Es raro, pero Miguel no hablaba nunca de la muerte, a pesar de que se sabía
acechado por ella. Tenía un gran amor a la vida y sabía, como médico, que
la buena salud y el estado físico eran fundamentales en la lucha revolucionaria.
Por eso hacía todas las mañanas una hora completa de gimnasia, me obligaba
a mi a hacerlo con él, después tomábamos un desayuno abundante. Le gustaba
comer bien, sabía de buenos vinos y siempre tenía un rato libre para oír
música en el tocadiscos destartalado. Le gustaba la música popular de América
Latina, le gustaban los tangos y algunas cosas de Wagner, aunque en realidad
sólo podía oír lo que teníamos, que era muy poco. Los amigos que entonces
nos visitaban, comían con nosotros y a veces se quedaban a dormir, pero
eran siempre hombres de la comisión política del partido y las conversaciones
eran de trabajo político.
De pronto, sin ningún anuncio, Miguel me habló una noche de la muerte, quince
días antes de que lo mataran. Es curioso, porque yo misma no sabía qué pensaba.
Aquella noche supe que Miguel no le temía a la muerte, pero estaba decidido
a no salir a buscarla: estaba contra los sacrificios inúiles. Es bueno que
esto quede muy claro: Miguel Enríquez no quería morirse como se murió a
los treinta años, quería luchar para ganar, no para perder, sabía lo que
quería hacer, lo que quería realizar al final y estaba convencido de que
su tarea era mucho más importante después del triunfo. Tenía conciencia
de ser un dirigente de izquierda con capacidad intelectual, y todos éramos
conscientes de eso. Y por eso sentía que su deber era estar vivo.
El combate en que mataron a Miguel fue el sábado 5 de octubre de 1974. Desde
hacía varias semanas sabíamos que algo había pasado, algo que no veíamos
con claridad, pero que nos obligaba a cambiar de casa inmediatamente. Los
golpes certeros que la dictadura estaba asestando a nuestra militancia demostraban
que tenían pistas, que nos habían agarrado hilos muy seguros; tal vez que
alguien había hablado. En vista de eso, yo ubiqué una casita chiquita de
dos piezas, pero con una parcela que la hacía menos sospechosa, con muchos
árboles frutales, con gallinas, escondida en una zona muy calmada donde
hubiéramos podido vivir mucho tiempo sin ser descubiertos. Sin embargo,
una serie de contratiempos imprevistos nos hicieron perder un tiempo precioso.
La persona que debía comprar la casa a nombre nuestro la ubiqué yo a través
de un enlace que cayó; el jueves 3. El viernes no pude encontrar nada bueno.
El sábado salí otra vez y dejé a Miguel trabajando en casa con otros compañeros
del partido.
No encontré nada en la mañana, y de regreso me detuve en la tienda de la
esquina a comprar cosas de comer. A la una, cuando entraba a la casa cargada
de paquetes, encontré a Miguel con la camisa celeste, chaleco beige y los
lentes que sólo usaba para salir a la calle. «Tenemos que irnos enseguida»,
me dijo, con calma pero con firmeza. Y me explicó que habían pasado frente
a la casa, muy despacio, dos automóviles que sin duda eran de la DINA. Nuestras
sospechas de que el escondite había sido descubierto empezaban a confirmarse
y no podíamos perder un segundo.
Todo estaba listo para escapar, el automóvil encendido en el garaje con
todas nuestras cosas dentro, salvo dos maletines de papeles que seguían
en el dormitorio. En la casa estaban dos compañeros más: Humberto Sotomayor
y el Coño Molina (asesinado pocos días después en las calles de Santiago
por la policía). Nos dirigíamos al garaje, cuando uno de ellos se asomó
por a la ventana y gritó: «Ahí vienen de nuevo». Sólo entonces nos dimos
cuenta de que se nos venían encima, tanto que apenas si tuvimos tiempo de
tomar nuestras armas, cuando una ráfaga de metralleta barrió el frente de
la sala. Miguel, con la Naca que tuvo siempre al lado de la cama, respondió
al fuego desde una ventana de la sala. Los otros dos disparaba desde posiciones
móviles. Yo disparaba desde el cuarto, con una metralleta Scorpio, muy chiquita.
Mi formación era teórica, de modo que el propio ruido de mi arma me produjo
una sorpresa muy grande, y disparaba hacia la calle sin ver a nadie, como
si estuviéramos peleando contra un enemigo feroz pero invisible. De pronto,
como a los diez minutos de fuego intenso, el tiroteo cesó, y Miguel me hizo
una seña urgente desde la puerta para que escapáramos por el patio. Yo agarré
entonces uno de los maletines, el que tenía los documentos recibidos el
día anterior y que yo estaba obligada a proteger, y en ese momento sentí
una explosión y un golpe de muerte y sentí el brazo derecho desgarrado y
lo vi colgando sin sentirlo moviéndose solo y bañado en sangre. Una granada
lanzada desde la calle había estallado en la sala y sus esquirlas me destrozaron
el brazo y me hirieron por todo el cuerpo, pero en el instante de caer al
suelo yo no sentía dolor ni miedo sino la sensación nítida de que ya estaba
muerta. Molina pasó junto a mí, siempre disparando hacia la puerta de la
calle, y me dijo: «Te tocaron», o algo así. Traté de incorporarme, sin lograrlo
y entonces vi a Miguel tirado en el suelo del pasadizo que separaba la casa
del garaje, y estaba de espaldas, con la ametralladora en la mano y una
mancha de sangre en los pómulos, en ambos lados, pero más en el izquierdo.
Tenía los ojos vivos, me miraba todo el tiempo y respiraba con dificultad.
Verlo en aquel estado fue algo tan terrible para mí que perdí el conocimiento.
En aquella laguna me fue imposible saber qué sucedió con Molina y Sotomayor.
Pero cuando recobré el conocimiento tuve bastante lucidez para darme cuenta
de inmediato que las únicas personas que quedaban dentro de la casa éramos
Miguel y yo. No conseguía levantarme, pero lo vi parapetado en un muro del
garaje, todavía disparando hacia la calle con mucha serenidad. El último
recuerdo que tengo de él, antes de perder la consciencia por segunda vez,
es el de su rostro inclinado sobre mí, como en cuclillas, diciéndome algo
que no pude entender.
No sé cuánto tiempo había transcurrido cuando volví a despertar, pero el
propio gobierno fascista ha dicho que el combate con Miguel duró casi dos
horas. Lo primero que me sorprendió fue el silencio absoluto de la casa
vacía. No me dolía nada y aunque no podía incorporarme tenía la rara certidumbre
de que no iba a morir. Tanto, que cuando los dos primeros policías echaron
abajo la puerta de la calle y entraron corriendo en la casa silenciosa sentí
una mezcla de terror y de alivio y me dije: «Mierda, me van a sacar de aquí,
y a lo mejor sigo viva», y entonces uno de ellos se me tiró encima y me
plantó un puñetazo en la cara y me rompió un diente y me gritó: «Tú eres
la Jimena, concha de tu madre, que hacías aquí metida». Pero el otro le
ordenó que me dejara quieta. «Esta mujer está embarazada -le gritó- Sáquenla
de aquí.» Me acuerdo que entonces me arrastraron hasta la calle, dando órdenes
contradictorias de que trajeran una ambulancia, de que no, de que sí la
traigan. Había una muchedumbre en los extremos de la calle, había muchos
automóviles de la policía, mucho ruidos de sirenas y seguían disparando
hacia la casa, lo que me hizo pensar que Miguel estaba vivo y seguía resistiendo.
Cuando por fin me subieron a una ambulancia, sentía una prisa irracional
de que llegaran pronto a alguna parte. Sin embargo, los dos policías que
se subieron conmigo no lograban ponerse de acuerdo sobre mi destino: uno
quería llevarme a la cárcel, el otro al hospital. Este último se impuso,
y la visión de los médicos y las enfermeras fue para mí como un nuevo soplo
de vida: mi única preocupación desde entonces fue conseguir que alguien
sacara la noticia de que yo estaba viva, pues teníamos la experiencia de
otros compañeros a quienes los militares los declararon muertos mucho antes
de que se les murieran en las salas de tortura. De modo que en la primera
fracción de segundo en que me quedé sola con una enfermera que me estaba
haciendo una transfusión de sangre, le dije que rápidamente: «Avísele a
mi tío Jaime Castillo», y le di el número del teléfono. Ella lo hizo, y
con esa llamada me salvó la vida. La noticia desencadenó en el mundo entero
un movimiento de solidaridad cuya presión terminó por vencer a la Junta
Militar. Sin embargo, en aquellos largos días del hospital yo no sabía que
tantos amigos conocidos se ocupaban de mi suerte. Al cabo de incontables
horas de interrogatorios, de disputas entre los esbirros que trataban de
sacarme informaciones por la fuerza y los médicos que cuidaban de mi salud;
después de una operación difícil para tratar de rehabilitarme el brazo que
todavía tengo inútil; después de la noticia terrible de la muerte de Miguel
que me comunicaron en el hospital y la ansiedad por la suerte de su hijo
que empezaba a moverse en mi vientre, después de tantas noches de soledad
y horror, vino un coronel que me hizo firmar muchos papeles, me llevó al
aeropuerto temblando de furia, y me subió en un avión sin decir siquiera
para dónde iba. Ya en pleno vuelo me dijo alguien que veníamos para acá,
para Londres.
Un slogan reiterado ("la Unidad Popular sólo cuenta con un tercio del electorado
y, por lo tanto, no tiene derecho a trasformar a Chile en un Estado socialista"),
parece por ahora desterrado. El pasado domingo 4, los trasandinos ofrendaron
a su gobierno izquierdista con el 49,73 por ciento de los votos, en unos
comicios unánimemente señalados como "limpios y honestos". Las fuerzas opositoras
acumularon el 48,04 por ciento, mientras algunos candidatos independientes
se repartieron el resto.
Estas cifras crean en Chile una nueva situación política. Hasta el momento,
la coalición gobernante había moderado sus impulsos (aun cuando avanzó audazmente
en algunos terrenos) debido a que su respaldo electoral apenas sobrepasaba
el 36 por ciento; la oposición de centro y de derecha, además, controlaba
férreamente el Parlamento. Ahora, la relación de fuerzas en el Congreso
no se modifica (faltan dos años para las elecciones respectivas) pero ello
puede ser sólo un detalle formal en la medida en que Salvador Allende utilice
su reciente victoria para obligar a diputados y senadores a aprobar los
proyectos oficiales. Si ello no ocurriera, el gobierno proyecta convocar
a un plebiscito para reformar !a Constitución y alterar la composición del
Congreso (ver reportaje).
Así, Chile entra en una nueva fase del apasionante proceso iniciado en septiembre
último, cuando las urnas consagraron a un gobierno mayoritariamente integrado
por fuerzas marxistas. Entonces alumbró una experiencia inédita en todo
el mundo: el intento de ir estructurando, en forma paulatina, un Estado
socialista dentro de los marcos de la democracia tradicional.
Por eso, el resultado de las últimas elecciones abre un abismo ante la derecha.
Obligada el año pasado a aceptar el ungimiento de Allende, las fuerzas opositoras
trazaron un plan sencillo: consistía en bombardear al gobierno desde todos
los flancos y tender en el Congreso una muralla que frenara el cumplimiento
del programa oficial. La Democracia Cristiana y el Partido Nacional esperaban,
de esa manera, paralizar la política de la UP y hundirla en un brete fatal:
o se resignaba a dejar de lado los puntos esenciales de su programa (con
lo cual hubiera sufrido un irremediable desgaste) o violentaba las amarras
institucionales, embarcándose en un curso revolucionario de incierto futuro,
ya que en ese caso la intervención de las FF.AA. se computaba como inevitable.
Ninguno de esos dos supuestos se cumplieron. En sus cinco meses de gestión,
Allende (cuya perspicacia política es sólo comparable a la de la tradicional
clase dirigente chilena) evitó minuciosamente tomar actitudes que irritaran
a los militares, al tiempo que aprovechó todos los resquicios legales para
filtrar medidas capaces de ampliar sus bases de apoyo en el electorado.
De ese modo, el gobierno pudo concitar apoyo popular sin necesidad de violar
el libre juego de las instituciones. Y lo más importante: consiguió canalizar
la lucha política hacia la arena comicial, quitándole pretextos al golpismo.
Es obvio que ahora las huestes de Allende se sienten más seguras y que intentarán
aprovechar la coyuntura para acelerar el cumplimiento de su programa transformador.
"El respaldo que recibió la Unidad Popular —editorializó el matutino oficialista
La Nación, de Santiago— se ve consolidado y reforzado abriendo el camino
a una ofensiva definitiva contra los dueños del gran capital y los latifundistas".
Este juicio tajante se explica, además, por otras razones: La Nación es
un diario dirigido por los socialistas (la corriente mas izquierdista de
la coalición gobernante), quienes no sólo festejan el triunfo del gobierno,
sino también el de su propio partido, que desde el domingo 4 emerge como
el más poderoso del frente: acaparó el 22,38 por ciento de los votos (en
1969 había obtenido sólo el 12,2) contra el 16,97 de los moderados comunistas
y apenas el 8 por ciento de los radicales, el grupo más tibio del gobierno.
Si a ello se agrega que el Partido Socialista está ahora liderado por el
senador Carlos Altamirano (un ortodoxo que piensa que "las elecciones dan
el derecho a gobernar, pero no el poder para hacerlo", y que abomina del
"reformismo burocrático" para postular una "permanente movilización de masas")
puede suponerse que en el seno de la Unidad Popular se abre la perspectiva
de un enfrentamiento entre moderados y ultras. Es improbable, sin embargo,
que dicha colisión estalle de inmediato: pese a tos pronósticos de la prensa
opositora, Allende desmintió que esté tramando una reorganización del gabinete
para dar mayoría a los socialistas; por ahora, los tres partidos mayores
seguirán teniendo tres ministros cada uno.
En el campo de la oposición, la Democracia Cristiana se ha consolidado como
polo de alternativa frente al gobierno, al retener el privilegio de ser
la fuerza política individual mayoritaria (25,62 por ciento de los votos).
Con todo, es obvio que el mayor caudal obtenido por el frente oficialista
se debió a que muchos ciudadanos que en septiembre habían sufragado por
la DC, esta vez prefirieron dar sus votos al gobierno. Esta circunstancia
crea una delicada situación interna en el partido del ex presidente Frei:
algunos afirman que en el próximo congreso de la agrupación, previsto para
este año, se producirá el desgajamiento del ala izquierda encabezada por
Radomiro Tomic y el acercamiento de ésta al gobierno de Allende.
La derecha, a su vez, contabilizo e! 21,12 por ciento de la votación, manteniendo
las cifras logradas en 1969. Sin embargo, se estima que la previsible agudización
de la lucha política eclipsará al Partido Nacional en beneficio de la DC,
una agrupación que —desprendida de sus grupos izquierdistas— buscará repetir
la operación de 1964: canalizar en su provecho los votos de todos los chilenos
antimarxistas y, eventualmente, erigirse en opción de recambio, si se diera
la emergencia de un golpe de Estado.
No asombra, por eso, que el senador Narciso Irureta, presidente de los democristianos,
haya comentado las recientes elecciones diciendo: "Le pueden dar un recado
al señor Allende: los cambios deben hacerse ahora, guardando estricto respeto
del régimen democrático y de la libertad de los chilenos. Esta es una noche
de victoria". Es que la DC sigue entonando el mismo leitmotiv que antes,
y continúa sosteniendo que el resultado electoral no habilita al gobierno
a salirse de los marcos legales: la mitad del país —sostiene— se opone a
una arremetida de ese tipo. Por lo visto la oposición no ha modificado su
táctica y confía en que las instituciones democráticas frenen el ímpetu
socializante del allendismo. Curiosamente, los grupos más "duros" del gobierno
piensan lo mismo, sólo que desde una óptica diferente: suponen que ahora,
a caballo de la victoria electoral, es necesario profundizar el proceso,
para evitar que éste se diluya en la madeja de la "democracia burguesa".
"Nueva sangre jóven ha fertilizado los campos de América para hacer posible
la libertad. Se ha perdido una nueva batalla: debemos hacer un tiempo para
llorar a los caídos mientras se afilan los machetes y, sobre la experiencia
valiosa y desgraciada de los muertos queridos, hacernos la firme resolución
de no repetir errores, de cobrar la muerte de cada uno con batallas victoriosas
y de alcanzar la liberación definitiva" Che.
Compañeras y Compañeros :
Hace 32 años, el 15 de Agosto de 1965 un grupo de revolucionarios provenientes
de diversas expresiones populares; de jóvenes y trabajadores de la Vanguardia
Revolucionaria Marxista, sectores trotskistas y ex militantes del Partido
Comunista y Socialista se reunían para fundar el MIR, y que en 1967, el
Secretariado Nacional de la colectividad, pasaría a ser dirigido por Luciano
Cruz, Bautista van Schouwen y Miguel Enríquez.
Lo hacían en un contexto caracterizado, por un lado, por la agudización
de la crisis del modelo capitalista de acumulación - desarrollista de sustitución
de importaciones - abierta con la década de los 50; por el fortalecimiento
del movimiento popular y por las insuficiencias de la institucionalidad
burguesa -las instituciones que constituían el Estado de compromiso- la
que finalmente se agotó en el período pre-revolucionario vivido en los años
72-73. Por otro lado, por el avance de la lucha revolucionaria en América
Latina, cuya expresión más avanzada sin duda la constituía la revolución
cubana.
Es en ese contexto histórico en que la fundación del MIR venía a representar
un momento superior, de síntesis, de cristalización en el largo proceso
de construcción de la vanguardia revolucionaria del proletariado y del pueblo,
cuyos antecedentes se remontan al surgimiento del movimiento obrero, a las
heroícas huelgas de comienzos del siglo y al surgimiento de las organizaciones
con claro sello clasista.
Hasta 1986 el Partido no se ve enfrentado a ninguna división interna, reaccionando
hasta ese momento, en su totalidad en contra de la dictadura, de ahí en
adelante, sólo será parte de él, el que mantendrá sus propósitos revolucionarios
y actuará en relación a ellos. El sector que desde ese momento en adelante,
comienza a ser identificado como MIR Renovados, forma hoy día parte de los
actuales Organismos de Seguridad y Represión que nuestra supuesta Democracia
ha generado para paralizar toda oposición efectiva a su Democracia Restringida
y Policial.
Del sector que a partir del 86 pasa a conocerse como MIR Pascal y sus distintas
fracciones, todas han hido siendo eliminadas por el accionar del enemigo
o por su propia desarticulación, de ese conducto salimos, y somos continuidad
directa del MIR Histórico.
En estos 32 años de lucha, no sólo hemos aprendido a soportar la muerte
y destrucción, sino que también hemos madurado en el seno del pueblo y hemos
sufrido y gozado con él. Nacemos desde sus entrañas y seguimos perteneciendo
y representando integramente su proyecto y esperanza de una vida mejor,
donde el respeto por las diferencias sea una realidad concreta y no un discurso
olvidado, donde pensemos juntos un espacio liberado, y donde seamos iguales
a otros distintos, por el solo hecho de querer lo mismo. El MIR no ha claudicado,
ni se ha transformado en un Partido Político Tradicional, no nos hemos renovado
con los nuevos tiempos, nuestro objetivo sigue siendo la Revolución.
EL QUE HACER
Habiéndose cerrado la etapa histórica en la cual surgimos, las clases dominantes
avanzan en la consolidación de la institucionalidad del nuevo Estado de
Seguridad Nacional que han construído imponiendo un nuevo modelo de acumulación
capitalista de libre mercado, primario-exportador.
Por otro lado, como es de todos conocidos, a nivel mundial, se produjo el
derrumbe del llamado "socialismo real" -modelo stalinista, esclerotizado
de construción del socialismo- generando condiciones favorables para la
continuidad del saqueo y la usurpación que hace el imperialismo en los países
periféricos o dependientes.
Condiciones que a los países pobres no les depara otra cosa que mayor marginalidad;
que no nos augúra más que miseria; que acentúa el carácter salvaje de la
explotación. Que en nuestro país, transcurridos ya 7 años de "gobierno democrático
no sólo no mejoran sustancialmente las condiciones de vida de los millones
que conforman "el mundo de la pobreza" -de las mujeres, de los niños, de
los trabajadores, los subempleados, los marginados, etc- sino que las empeoran,
produciéndose un progresivo descascaramiento de este "nuevo régimen : lo
que comienza a poner en evidencia su verdadero carácter de clase, escondido
en ropajes antidictatoriales y democráticos.
Son estas condiciones, la continuidad de la explotación, de la dominación
empresarial y patronal burguesa - ahora bajo otras formas -, las que reclaman
un nuevo momento de síntesis: la cristalización de una vanguardia que guíe
la lucha de los oprimidos; que guíe la lucha de los que exigimos justicia
y respeto a los DD.HH.; de los que defendemos nuestros recursos naturales
y los equilibrios ecológicos, hoy desvastados por el capitalismo salvaje;
de los que exigimos nuestros derechos de pueblos originarios; de los que
reclamamos por una auténtica soberanía frente a las injerencias y dependencia
imperialista; de los que reclamamos pan, humanismo y vida digna para los
hijos de esta tierra.
Una fuerza que unifique y conduzca estas luchas tras la resolución de nuestros
problemas, lo cual, sin duda, no lo lograremos ni con este, ni con ningún
tipo de capitalismo, por más de disfráz de democracia con que se vista,
sino que con Socialismo, pero del nuestro del que tenemos que construír
los latinoamericanos.
Dicha fuerza es la que estamos construyendo, todavía en crecimiento, pero
que podrá ir desarrollándose y expandiéndose, si dicho proceso lo asumimos
con abnegación, con inteligencia, con creatividad, con audacia y sobretodo,
si desde ahora nos damos a la tarea de hacerlo con y desde las raices del
pueblo pobre, profundamente vinculados como un sólo puño. Siempre hemos
estado al lado del pueblo pobre y marginado, y lo seguiremos haciendo, nuestro
compromiso con una sociedad nueva y con un espacio de liberación continental
y mundial, son tan claros como los que dijeramos, hace 32 años atrás.
Nuestro capital, para tan importantes e impostergables tareas, lo constituye
la justeza de nuestra lucha, el ejemplo de los héroes y mártires del pueblo;
la experiencia acumulada en nuestra resistencia revolucionaria; la decisión
y voluntad de todos quienes constituímos esta organización, pues frente
a estos tiempos de realismo y pragmatismo reafirmamos la bandera de la utopía,
del convencimiento de que se pueden establecer relaciones humanas entre
los humanos, donde la injusticia no sea la regla; de la convicción de que
no nacimos para adaptarnos y ser manipulados sino para participar y transformar
nuestro entorno.
Y es con este ímpetu de rebeldia, transformación, revolución que saludamos
al cartonero, al temporero, a la mujer campesina y pobladora, a nuestro/a
hermano/a Mapuche, al joven estudiante, al trabajador indoblegable, al compañero/a,
al/a militante y a tanta diversidad que pese al difícil contexto, continúa
en la lucha.
¡¡ Honor y Gloria a los Mártires y Héroes del Pueblo !!
¡¡ La Lucha Popular Continúa !!
¡¡ La diversidad triunfará !!
PUEBLO POBRE: ANTAGONISTA, AUTONOMO, RADICAL Y AUTOGESTIONADO