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El mito del desarrollo sustentable: hacia una doctrina nacional para la preservación de nuestros recursos naturales
Transcripción literal de la conferencia dictada por Francisco
José Pestanha el 5 de agosto de 2010 en el marco de la décima edición del
Taller para el Pensamiento Nacional.
Por Francisco José Pestanha 1
fpestanha@hotmail.com
Artículo 40 - ... “Los minerales, las caídas de agua, los
yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales
de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e
inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su
producto que se convendrá con las provincias…”
(del artículo 40 de la Constitución de 1949)
Buenas tardes. Infinitamente agradecido por su presencia en este instituto.
En una de las conferencias anteriores, más precisamente, en oportunidad de
referirme a la importancia que a nuestro criterio tiene la producción
doctrinaria en los tiempos que nos toca vivir, sostuve que aproximadamente
entre fines de la década del setenta y principios de la del ochenta, emergió
una doctrina conocida en el mundo ambientalista como del “desarrollo
sustentable”. En aquella oportunidad afirmé que a mi entender mas
que doctrina, la sustentabilidad era una verdadera “ideología” de neto corte
racionalista e iluminista que acompaño otra de mayor incidencia conceptual y
política: la de la “globalización”. Mediante la ideología de la
sustentabilidad se pretendió y desafortunadamente aún se pretende establecer
estándares, criterios, parámetros y procesos de carácter “universal” para el
aprovechamiento “racional” de los recursos naturales, a fin de
compatibilizar la explotación con su preservación. Manifesté además que,
lamentablemente, muchos técnicos argentinos inclusive algunos dentro de la
Administración de Parques Nacionales, organismo en el que presto servicios
hace mas de 20 años, se acoplaron “acríticamente” a esta “ideología de
importación”, restándole originalidad, creatividad y potencia conceptual y
operativa a un organismo señero en materia de conservación de la naturaleza.
Concluí señalando que nuestros países, verdaderos reservorios de recursos
naturales, debían encarar seriamente un proceso de elaboración doctrinaria
en la materia, ya que la adopción de la sustentabilidad como criterio
rector, había traído aparejadas consecuencias funestas que en dicha
oportunidad me fue imposible enunciar por razones tiempo y materia.
Debo reconocer que éstas, entre otras reflexiones que fueron publicadas en
algunas paginas de la red, generaron cierta polémica en la que no quise
inmiscuirme demasiado, ya que ya que a mi entender y en lo que respecta
específicamente a la Administración de Parques Nacionales, cabía al conjunto
de trabajadores, técnicos, funcionarios y especialistas hacerlo. Considero
importante reiterar además que si bien Parques no es él único organismo de
carácter público con competencia en la preservación de los recursos
naturales, la importancia estratégica de los recursos protegidos, la vasta
superficie sobre la que ejerce su jurisdicción, como así también la probada
capacidad de sus agentes, la coloca en un primer plano a nivel nacional e
iberoamericano.
No obstante ello, algunos compañeros me insistieron para que cuanto menos
les indicara cuales son las principales críticas que recaen sobre noción de
sustentabilidad - y además - respecto aquellos presupuestos sobre los que
habría que elaborar – a mi entender - una propia doctrina para nuestros
recursos naturales. Es por tal razón que, aceptando el desafío, voy a
aprovechar esta oportunidad para esbozar algunas reflexiones provenientes de
nuestra epistemlogía, esperando que resulten de utilidad para quienes
concurrieron hoy a esta conferencia o para aquellos que quieran desarrollar
alguna postura alternativa a la dominante.
Antes de abocarme al análisis referido, quiero señalarles que nuestra
corriente de pensamiento nacional se orienta esencialmente hacia lo
estratégico. Hago especial mención a este tópico, ya que hay quienes mal
comprendiendo nuestra actividad, la circunscriben a un grupo de
“autodenominados” pensadores que dedican su tiempo a rescatar y a refritar
melancólicamente el pensamiento de los “malditos de la historia argentina”
como Scalabrini, José María Rosa, Fermín Chávez, Jauretche, Taborda y tantos
otros. Muy por el contrario, el pensamiento nacional más que concentrarse en
el pasado o en el presente, orienta sus especulaciones hacia el futuro, pero
no hacia ese porvenir malentendido como “progreso indefinido” que desprecia
lo histórico, lo pretérito, sino hacia un devenir que nutrido por él, se
proyecta sobre el fruto de la experiencia. Reitero enfáticamente; nosotros
recurrimos a lo histórico como producto de la experiencia compartida, como
recurso de aprendizaje, y en ese sentido somos historicistas, ya que creemos
en la importancia que tiene el pasado en la construcción del presente y del
futuro. Por eso hurgamos en él y no nos conformamos con las versiones
“oficiales”.
Quiero por último dejar bien sentado que las críticas que formulare a
continuación no encuentran impulso en ningún interés particular o
especifico, ni tampoco tienen origen en una disposición destructiva. Muy por
el contrario, las mismas son el fruto de la experiencia personal y sólo
aspiran a fomentar un debate que consideramos necesario - mas en estos
tiempos - donde nuestro organismo rector, la Administración de Parques
Nacionales, está sufriendo notorias convulsiones debido a una indefinición
existencial que genera una parálisis inercial.
Hechas estas aclaraciones y con la sana intención de proyectar el futuro,
comenzaré por esbozar en primer lugar – aunque sea en forma muy sucinta –
una aproximación básica a las nociones de desarrollo, de sustentabilidad, y
de desarrollo sustentable.
- El mito del desarrollo sustentable -
Un mito es una ficción alegórica. Los mitos no solamente se encuentran
presentes en el universo de lo religioso sino también en el mundo de lo
cultural y por que no, en el campo de las ideas. El liberalismo económico
por ejemplo, funda muchas de sus deducciones en razonamientos cuasi míticos
como por ejemplo la “invisible” mano de la oferta y la demanda.
Intentaremos entonces acreditar inicialmente que la noción de desarrollo
sustentable es simplemente una fábula que acompaño, no por casualidad a otra
mayor: la de la globalización.
Recordemos como enseña el académico mexicano Daniel Murillo Licea2, que la
dicotomía desarrollo/subdesarrollo comenzó a aparecer a mediados de la
década de 1950. Suele atribuirse a Harry Truman (ex presidente de los
Estados Unidos) la creación del apelativo “sub – desarrollo” para señalar” -
sin establecer diferenciaciones - a un cúmulo de países de África, Asia, e
Hispanoamérica que se encontraban muy por debajo de los “estándares”
económicos de las potencias de la época, sobre todo, de los de Estados
Unidos, estado capitalista emergente de la segunda guerra mundial. Mientras
la idea de desarrollo presuponía la existencia de un “modelo de crecimiento
económico” exitoso a seguir, el subdesarrollo según Murillo3, era toda una
definición, una conceptualización emergida del “otro”. Es desde el centro,
en términos de la dicotomía centralidad – periferia, donde estableció esta
partición a partir de una idea de desarrollo que no es nada más ni nada
menos que un simple sinónimo de crecimiento económico.
Por su parte una definición clásica de desarrollo sustentable es enunciada
por el mismo Murillo haciendo referencia al reporte Brundtald donde se
sostiene que éste es “aquel desarrollo que satisface las necesidades de las
presentes generaciones, sin comprometer la habilidad de las futuras para
satisfacer sus propias necesidades”. Tanto la idea de desarrollo como de
subdesarrollo, surgieron entonces al calor de la expansión de la economía
capitalista, recibiendo como contrarrespuesta desde el bloque socialista la
teoría de la dependencia. Es en el marco de la noción del desarrollo - y en
tanto - dentro de la órbita del capitalismo central desde donde surgirá
posteriormente la ideología de sustentabilidad. Ante los crecientes reclamos
contra las consecuencias de la contaminación hiper industrialista, surgirá
esta idea (la de la sustentabilidad) como una forma de incorporarle al
economicista concepto de desarrollo un adjetivo (sustentable o sostenible)
que permitiera, diríamos, “alivianarlo”. Aún en la hipótesis que la “idea”
de la sustentabilidad hubiera surgido de la periferia, la apropiación del
concepto como veremos, resultó inmediata.
Si bien es cierto que como hemos observado en el decurso de de los tiempos
se han ensayado definiciones un poco más abarcativas, e inclusive críticas a
la noción de sutentabilidad, lo cierto es que la idea misma de desarrollo
sustentable estuvo teñida diríamos de un economicismo de origen que redujo
lo humano a lo estrictamente económico - y aunque determinadas políticas
desarrolladas en su nombre incorporaron ciertos factores de tipo cultural,
en la práctica concreta, la idea de sustentabilidad como se ha dicho con
certeza se ha consolidado como una “estrategia para sostener el desarrollo
(como sinónimo de crecimiento económico), no para apoyar el florecimiento y
la perduración de una vida social y natural infinitamente diversa”4 y por
que no compleja agregaría. Gustavo Esteva otro académico que ha abordado
críticamente la cuestión, ha dicho en plena sintonía que “la llamada
realidad del desarrollo con su cosmético actual “sustentabilidad”, no es
sino un eufemismo más para disimular el desastre cotidiano y mundial”.
Para sus mentores la idea de sustentablidad implicaba la interrelación y la
compatibilización de tres factores: el crecimiento económico, la reducción
de la pobreza y el cuidado de los ecosistemas. ¿Que incidencias tuvo ella
sobre la realidad concreta? ¿Qué logros específicos se obtuvieron a partir
de la puesta en práctica de ésta ideología?
Puedo sostener sin temor a equívoco que quienes nos encontramos vinculados a
la cuestión de la conservación somos plenamente conscientes que la idea de
desarrollo que emerge como sinónimo de crecimiento económico, avanzó y
avanza paulatina e inexorablemente sobre los recursos, ya que dicho
crecimiento está sustentado un tipo de economía apoyada en la actividad
lucrativa con base en las necesidades humanas que no admite frontera alguna,
y que ha logrado a partir de diversas estrategias –entre ellas- la del
desarrollo sustentable, perforar los límites normativos y políticos que
determinan los criterios de conservación. El mito del desarrollo sustentable
más que contribuir a establecer barreras al crecimiento económico
desenfrenado, ha coadyuvado a esa avanzada justificando ciertos deterioros
bajo premisas en apariencia “racionales” y ocultado bajo discursos
sensibleros, oscuros intereses. Si uno observa por ejemplo en forma detenida
el escandaloso circuito del financiamiento internacional orientado hacia el
desarrollo sustentable - y en especial - el sistema de “crediticio” del
Banco Mundial durante estos últimos años, puede observar que mas allá del
inmoralidad que presuponen sus costos, en especial los operativos y de
consultoría administrativa y técnica, y tal vez reconociendo alguna
inversión excepcional aceptable y sostenible, que la mayoría de los
proyectos en términos estratégicos resultan insustanciales no sólo para la
preservación de nuestros recursos sino que lo que es peor, para los
intereses de nuestro país y de nuestra región. Ciertas veces la necesidades
coyunturales de funcionarios o responsables de áreas, terminan justificando
obras y emprendimientos que – bajo el paraguas de la “sustentabilidad” –
causan gracia y pena a la vez.
Las críticas al criterio de sustentablidad – obviamente - comenzaron a
emerger de los países periféricos. Si no me equivoco Jorge Aumedes ex
presidente de Parques ya en la década del 90, tenía una mirada sumamente
desconfiada hacia esa idea que aparecía como “novedosa”.
Pero fue hace 7 u 8 años que, en la versión local de Le monde diplomatique
fue publicado un artículo que se tituló: “El desarrollo sustentable, una
idea desvirtuada”. Dicho texto a pesar de su brevedad resultó un instrumento
artero para comenzar a esbozar una crítica. Les anticipo que voy a leer
textualmente algunos párrafos ya que no tienen desperdicio. Su autor
Saddurin Agha Kahn5, quien fuera Alto Comisario de la ONU para los
refugiados, denuncio en su oportunidad que “El dogma del desarrollo
sustentable es engañoso por naturaleza: confunde las mentes, tal como lo ha
hecho, en su tiempo, la idea de que la Tierra era plana, pero con
consecuencias infinitamente más graves para la supervivencia de la vida
sobre el planeta. Las empresas se han apropiado del concepto,
desvirtuándolo, y hasta la Organización de las Naciones Unidas (ONU) trabaja
en ese sentido” (textual) - y sigue - “… se trata en este caso de un
oxímoron que refleja el conflicto entre una visión comercial y una visión
medioambiental, social y cultural del mundo. Se convirtió así en un eslogan
para las empresas multinacionales y los sectores de negocios ( y yo
agregaría para los organismos de financiamiento internacional). Peor aún,….
desgraciadamente abrió camino a una “reacción verde”, es decir, la
desviación progresiva del movimiento ecológico por un supuesto “realismo
empresarial”. Entre otras criticas a esta ideología para Saddurin “la idea
de desarrollo sustentable fue desvirtuada por la de “utilización
sustentable”; una abominación orquestada por una corriente promotora de un
supuesto “uso racional”, mientras que se trata de ocultar prácticas
totalmente contrarias. Este movimiento sirve de coartada a conductas
destructivas y, de una forma totalmente lamentable, se ha infiltrado en
instancias claves como la Convención sobre el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y la Comisión
Ballenera Internacional (CBI)”. De esta manera, la “utilización sustentable”
de los recursos marinos significa la matanza de ballenas, mientras que la
“utilización sustentable” de la fauna natural ha generado una industria muy
lucrativa de la carne de animales silvestres, especialmente en África. Los
adeptos a la utilización sustentable esperan convencer a los africanos y a
los asiáticos pobres de no matar animales que les reportan el equivalente a
varios años de salarios, mientras que los ricos europeos y estadounidenses,
ávidos de trofeos, los cazan por placer”. Por último señalo que “la idea de
desarrollo sustentable favorece el dominio de las grandes empresas
internacionales. Según el nuevo principio “el que paga al lobbysta fija las
reglas”, luego de la elección de George W. Bush sólo se piensa en el
intercambio de favores con el mundo de los negocios estadounidense.
Finalmente, la filosofía del desarrollo sustentable también trajo consigo
una idea execrable: la del consumo sustentable” (Lectura textual)
Es probable que hayan sentido que la cita fue un poco extensa pero consideré
necesario hacerlo, ya en la época que se publicó el texto, los términos
sustentablilidad y globalización gozaban de buena prensa y cierto “prestigio
académico”. Pero allá de las certeras críticas de AGA KHAN que contribuyeron
a poner en el tapete la utilización y la apropiación del concepto por parte
del mundo empresarial y las consecuencias de dicha apropiación, existen
otras que pueden formularse a dicha idea, sobre todo si desde el punto de
vista geopolítico nos interrogamos reflexiva y seriamente respecto a cual es
el verdadero nivel real de antropización del planeta, cuales son las
regiones mas antropizados, y cuales aquellas que contienen reservorios
estratégicos.
La experiencia nos ha enseñado a los nacionales ser desconfiados sobre todo
respecto a las “ideas novedosas” que suelen emerger de los organismos
supranacionales de post guerra. Pero si uno observa detenidamente el
desarrollo de los foros mundiales impulsados por los estados para el cuidado
de la tierra, observará inquietamente que mientras en lo que a cuestiones
ambientales se refiere suele mirarse al planeta como una “unidad”, como un
“todo”, pero cuando de los beneficios económicos que producen la utilización
de los recursos se habla, nada de eso sucede. Se declama y reclama por
ejemplo la universalización para las futuras generaciones humanas de los
Glaciares, de la Amazonia, etc. y nada se habla de la mundialización de los
beneficios de la extracción del petróleo, del gas y de otros tantos recursos
que parecerían no estar destinados a todos.
Además debemos pensar que el ser humano es a la vez constructor de
ecosistemas en los que sobrevive y debe prosperar, y en ese sentido, ¿para
que estandarizar universalmente modelos de conservación sin, por ejemplo,
establecer un sistema de “reciprocidad” entre aquellos que poseen los
recursos y aquellos que no poseyéndolos, detentan altos estándares
tecnológicos que les permitirían comenzar de inmediato un proceso de
substitución? Sobre esta cuestión intentaremos por razones de tiempo volver
más adelante.
En síntesis: nosotros creemos que la idea de sustentabilidad, aunque haya
sido reproducida por espíritus ingenuos o tal vez resignados, ha constituido
un gran engaño producto de las condiciones geopolíticas y económicas de la
época. Se intentó incorporar “lo ambiental” a “lo económico” en un momento
en que era necesario neutralizar las críticas a la industrialización
desenfrenada. Como se ha dicho “sólo desde un punto de vista económico, los
recursos naturales relevantes para la acción son escasos y limitados en un
momento dado”. Nótese en ese sentido que nuestra especie, y sobre todo en
los países altamente “desarrollados” han generado técnicas que permiten
manipular materia y energía para substituir elementos que obtiene
directamente de la naturaleza”. Por que entonces no concentrar mayores
esfuerzos en la producción de tales instrumentos aunque sean inicialmente
antieconómicos, en vez de impulsar y promover estándares conservativos en
aquellas naciones que les sobran, y que pueden explotarlos en forma regulada
perfectamente compatibles con citerios de conservación
Si bien señalamos en alguna oportunidad que en la no bien difundida carta
que Perón había enviado al congreso de Estocolmo, se insinúa cierta idea de
sustentablilidad, como veremos a continuación, ninguna relación guarda este
su criterio con el que prevaleció posteriormente. La sustentabilidad terminó
“en los hechos” constituyéndose en una premisa que bien podría enunciarse
como un imperativo emanado de los países centrales; “Nosotros ya no tenemos
recursos, pretéjanlos ustedes con “nuestra ayuda”, para cuando nosotros los
necesitemos”.
¿Hacia una nueva doctrina?
Recordemos que en aquella primer conferencia hice mención a una necesidad
prioritaria; la de formular una doctrina propia de acuerdo a nuestros
recursos disponibles, a nuestros intereses, y a nuestras necesidades
estratégicas, ya que la tendencia existente en un sector considerable de
nuestras elites técnicas e intelectuales hacia la importación acrítica de
ideas, había coadyuvado históricamente a potenciar nuestra dependencia
cultural y doctrinaria.
En lo que a medio ambiente refiere - no dudamos - la ideología de la
sustentabilidad se constituyó en un imperativo “medioambiental” que acompaño
otro mas abarcativo, el la de la globalización, concepto que a ciencia
cierta, representó una tentativa orientada a imponer un orden económico
especifico. Jauretche hubiera definido a ambas como las “zonceras” de la
época.
No voy a reiterar aquí nuestra opinión respecto a lo qu consideramos como
doctrina. Ello lo hemos analizado suficientemente en el texto “Pueblo,
doctrina y proyecto de país” que pueden ubicarlo en esta página;
www.agendadereflexion.com.ar. Si indicar que para nosotros una nación sin
doctrina es como un cuerpo sin alma. Esta afirmación muy lejos de
constituirse en una expresión nacionalista de tipo chauvinista, es una
necesidad insoslayable ya que hemos comprobado a los golpes que los pueblos
que no generan sus propias ideas, “viven en las ideas de otros que
generalmente son más poderosos”. Así como en la vida cotidiana como enseña
el pedagogo Gustavo Cirigliano cuando uno no vive su propio proyecto termina
viviendo en el proyecto de otro que generalmente es mas poderoso que el, los
pueblos que no desarrollan sus propias ideas no adquieren su plena
soberanía.
Mis estimados: cada país o cada región de acuerdo a su idiosincrasia, sus
necesidades e intereses, debe desarrollar su propia doctrina, la que
lógicamente - en materia ambiental - debe resultar compatible con la
preservación de la naturaleza valor universal en si mismo no por que así lo
declaren técnicos y políticos, sino por que es inherente a nuestra especie
que la integra y compone.
Nos preguntamos entonces si es posible definir una estrategia nacional en
materia de preservación a partir de una doctrina fundada en categorías
propias.
Para ello como buenos historicistas que somos, vamos a retrotraernos un poco
al pasado y volver al año 1972 en el que se realizó la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano reunida en la Ciudad de
Estocolmo entre 5 al 16 de junio, y en la que un estadista argentino
exiliado en Europa, presentó un documento a que nuestro entender resulta
trascendental en lo que a recursos naturales refiere.
Quiero aclararles que este instrumento mas allá de quien lo haya generado es
importante en si mismo, por que plantea una visión verdaderamente periférica
un marco internacional que iniciaba una tentativa de ordenamiento ambiental
con aspiraciones planetarias. Reconozco que cuando se realizan este tipo de
apelaciones, y sobre todo, cuando ellas se refieren a Perón, uno se expone a
críticas que pueden extenderse hacia límites tan imprecisos que abarcan
desde lo melancólico hasta lo paternalista. Los iluministas, en especial los
vernáculos, suelen despreciar la experiencia histórica sobre todo cuando
ella no responde a parámetos universalistas, clásicos, o internacionales, o
cuando se recurre a expresiones de líderes americanos no del todo
“políticamente correctos”. Pero como nosotros hemos comprobado, hay mensajes
históricos que revisten carácter estratégico- y en ese sentido- quiero hacer
mención a ciertas advertencias que Perón formulara en la carta a Estocolmo,
y cuya lectura y análisis completo recomiendo plenamente especialmente a
quienes en nuestro país se dedican a la cuestión ambiental.
Si bien reconozco que la orientación ambientalista del último Perón no fue
bien comprendida en su época ya que como señalaba Yolanda Ortiz6 “En la
Argentina, aquel intento de Perón por darle al problema ambiental la máxima
prioridad no fue comprendido por la sociedad. Y después vino la dictadura, y
es recién ahora que el tema ambiental se ha instalado con más fuerza. Pero
tampoco hoy se ha instalado de la mejor manera: el tema figura pero aparece
el medio ambiente como negocio o como conflicto. Los políticos no terminan
de entender al mensaje ambiental; tal vez, nosotros no sabemos enseñárselos”
(textual), bien vale hoy releer ese mensaje.
Analicemos por un momento cuales fueron los ejes centrales de dicho
documento. Perón señaló en primer lugar que: “Creemos que ha llegado la hora
en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la
marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación
del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales,
el crecimiento sin freno de la población y la sobre-estimación de la
tecnología y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta
marcha, a través de una acción mancomunada internacional (….) y sigue “…El
ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio ambiente
que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si continúa
destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar
verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas. Las mal llamadas
"Sociedades de Consumo", son, en realidad sistemas sociales de despilfarro
masivo basado en el gasto, por el que el gusto produce lucro” (Textual).
Nótese de inmediato la existencia de cuanto menos cuatro elementos que
componen el diagnostico de los problemas ambientales de la época a saber: a)
contaminación del medio ambiente y la biosfera, b) la dilapidación de los
recursos naturales, c) el crecimiento sin freno de la población y d) la
sobre-estimación de la tecnología. Estamos en la década del 70, y el
industrialismo desenfrenado ya ha generando daños ambientales algunos
irreversibles y la sobre estimación de la tecnología amenaza a nuestra
especie bajo el riesgo de la deshumanización. El problema poblacional a la
vez, se vincula al alimentario y en términos estratégicos a la distribución
de espacios y utilidades, y a la producción de alimentos.
A fin de aportar ideas concretas para la solución de estos conflictos a
nivel ambiental planetario, Perón recomendaba una serie de transformaciones
- en especial - en aquellos países más altamente industrializados y
tecnificados, a fin de establecer el marco de “una convivencia biológica
dentro de la humanidad y entre la humanidad y el resto de la naturaleza”.
Proponía así lisa y llanamente una revolución mental especialmente en los
líderes y, entre otras acciones, el establecimiento límites al progreso
(como sinónimo de crecimiento económico), el control de la superpoblación en
aquellos países que la sufrían (no es el caso de la Argentina), y el
mejoramiento integral de las masas a través de la optimización de las
condiciones de educación y salud.
Les relate breve y parcialmente el contexto del documento, ya que considere
importante brindarles algunos ejes sobre su marco conceptual. Pero vayamos
ahora a lo que particularmente nos interesa. En aquella conferencia
participaron países integrantes del denominado “Tercer Mundo”. Aprovechando
esa oportunidad el ex presidente formula una primera advertencia “…Cada
nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales. Pero, al
mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir, a sus ciudadanos
el cuidado y utilización racional de los mismos” (textual). Perón prosigue
formulando una advertencia a los países del tercer mundo: “debemos cuidar
nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los
monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de
industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología a donde
rige la economía de mercado. Ya no puede producirse un aumento en gran
escala de la producción alimenticia del Tercer Mundo sin un desarrollo
paralelo de las industrias correspondientes. Por eso cada gramo de materia
prima que se dejan arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a
kilos de alimentos que dejarán de producir mañana (…) De nada vale que
evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados “a
métodos de desarrollo, preconizados por esos mismos monopolios”, que
significan la negación de un uso racional de aquellos recursos (…) En
defensa de sus intereses, los países deben propender a las integraciones
regionales y a la acción solidaria (…) No debe olvidarse que el problema
básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de
una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción
estará en condiciones de enfrentar las angustiosamente difíciles décadas que
se avecinan (textual).
De estos últimos párrafos que he leído , pueden perfectamente extraerse
cuanto menos cuatro elementos para comenzar a diseñar una doctrina nacional
para la preservación de nuestros recursos.
I.- Defensa de los Recursos Naturales para un aprovechamiento regulado y
soberano.
II.- Desarrollo de tecnologías autónomas compatibles con su aprovechamiento.
III.- Integración regional para la defensa, y en su caso, para
aprovechamiento recíproco de los mismos
IV. Explotación y preservación orientadas a la consolidación de la Justicia
Social.
I. -De la defensa para un aprovechamiento regulado y soberano
Este primer tópico resulta esencial y verdadero norte de la doctrina. La
presión de los monopolios económicos sobre los recursos es cada vez más
precisa y artera, y como sabemos y reconocemos, el proceso de
extranjerización de una parte importante de nuestros recursos naturales no
responde a una visión paranoica, sino que muy por el contrario, constituye
un lamentable dato de la realidad. A lo ya descripto respecto al documento
de Estocolmo podemos agregar algún párrafo extraído de los últimos discursos
del ex presidente: “…No nos hagamos ilusiones de que la historia puede
cambiar en ese sentido. Si nosotros no estamos preparados para defendernos,
nos van a quitar nuestras riquezas y, para ello, existen muchos medios” (…)
“Las inmensas riquezas naturales de esta región deben y pueden explotarse
intensamente para beneficio de los pueblos que la habitan. Si lo hacemos en
forma racional, ello nos permitirá convertirnos en las naciones ricas del
futuro, a lo que justamente aspiramos para bien de nuestros pueblos” (….)
“La lucha por la liberación es en gran medida, lucha también por los
recursos y la preservación ecológica.
En ella estamos empeñados. Los pueblos del tercer mundo albergan las grandes
reservas de materias primas, particularmente las agotables” (Textual).
Cabe señalar además que para Perón, a las Fuerzas Armadas les cabía una
misión: la de constituirse en defensoras de los recursos - y en tanto -
garantes de la liberación nacional, estableciendo de esta forma una
hipótesis de conflicto para ellas: “la verdadera tarea nacional es la
liberación (….) La defensa se hace así contra el neocolonialismo y, el
compromiso de las Fuerzas (Armadas) es con el desarrollo social integrado
del país en su conjunto”... (textual)
Brasil ha iniciado con suma convicción esta marcha, y sus fuerzas armadas
han desarrollado como una de sus hipótesis de conflicto la defensa de la
Amazonia. Aunque pueda tildarse de militarista, el compromiso de la Fuerzas
Armadas en la defensa es un imperativo fundamental que terminaría de una vez
por todas con la ausencia de hipótesis para ellas.
El carácter esencialmente defensivo que nutriría a la nueva doctrina, no
colisiona manera alguna en con el desarrollo de acciones especificas
tendientes al aprovechamiento integral de los recursos. Muy por el contrario
la acción defensiva debería orientarse tanto a la protección y preservación
como a la observación, exploración y explotación racional y soberana. Es por
ello que este aspecto (el defensivo) debería comprender - entre otras
acciones - las de:
I.a) Destinar fuertes inversiones de recursos humanos y tecnológicos hacia
la investigación científica orientada hacia la obtención de información
básica respecto a las potencialidades de los recursos, en especial, los
biogenéticos, y de corresponder, su aprovechamiento para nuestro beneficio.
I.b) Promover una nueva normativa que incluye la orden constitucional,
estableciendo el máximo nivel posible de protección de los recursos a la
usanza del articulo 40 de la constitución de 1949, y la modificación
integral de la normativa protectiva de los recursos que incluye –entre
otras- las del régimen de la tenencia y propiedad de la tierra, la de marcas
y patentes y propiedad industrial, y de la Administración de Parques
Nacionales
I.c) Adecuar el sistema de control y preservación de los Parques Nacionales
y demás áreas protegidas a esta nueva hipótesis, dotando a la Administración
de Parques Nacionales y en especial al Cuerpo de Guardaparques Nacionales, y
a los demas otros órganos competentes, de las facultades y recursos
necesarios para llevar a cabo esta nueva doctrina. Respecto al cuerpo de
Guardaparques las acciones a desarrollar implicarían una reformulación
absoluta de sus condiciones de acceso, de misiones y de sus competencias.
I.d) Establecer un marco de cooperación entre nación, provincias y
municipios a fin de garantizar los objetivos estratégicos y compatibilizar
esfuerzos y beneficios.
I.e) Determinar un mecanismo de restricciones al domino privado por razones
de orden publico ambiental.
II.- Desarrollo de tecnologías autónomas compatibles con su utilización
racional.
El desarrollo científico y tecnológico complementario a los fines de la
doctrina resulta vital. Pero la soberanía científica y tecnológica no puede
fundarse en la adopción acrítica de procesos, formulas, instrumentos y o
doctrinas. El país debe desarrollar sus propias líneas de investigación
aplicada sobre todos nuestros recursos preservando no solamente estos y sino
también los resultados de tales investigaciones.
III.- Integración regional para la defensa, y en su caso, para
aprovechamiento recíproco de los mismos
En orden a lo expuesto, Perón reivindicaba la necesidad estratégica de una
integración regional cuyas bases el mismo había sentado en ABC- . En sus
últimos tiempos afirmaba; “¿Cómo no podemos llegar también nosotros a un
acuerdo para integrar países, en donde todo nos une y nada nos separa? Aquí
es cuestión de hacerlo; allá, era cuestión de meditarlo muy profundamente”
(…)“Es un hecho indiscutible el que en las distintas regiones del mundo las
naciones se aglutinen y se unan no para hacer la guerra en el sentido
clásico, sino para defenderse y defender sus pueblos de los peligros
inminentes de una superindustrialización” (). “la cuenca del Plata es,
quizás, la zona más importante de América Latina dentro de esa integración.
En ella se concentra la cuarta parte de la población del continente con un
sector extraordinario para las necesidades del futuro, tanto en reservas
para la superpoblación, como en medios para la superindustrialización que se
va ir produciendo (…) las inmensas riquezas naturales de esta región deben y
pueden explotarse para el beneficio de los pueblos que la habitan. Si lo
hacemos en forma racional, ello nos permitirá convertirnos en naciones ricas
para al futuro” (textual).
Respecto a la integración sostenía que ésta debía estar acompañada de una
verdadera ratificación de los valores e idiosincrasia propias, proponiendo
una doctrina específica para el país y, además, la puesta en marcha de un
verdadero nacionalismo cultural.
Felizmente en la actualidad de han potenciado los acuerdos regionales, y en
ese sentido, debería incorporarse a la agenda de la región el desarrollo de
un instrumentos orientados hacia defensa mancomunada que bajo el régimen de
reciprocidad, regule y determine esfuerzos comunes y distribución de los
beneficios
IV. Explotación y preservación orientadas a la consolidación de la Justicia
Social.
Este es un componente vital. La idea soberanía presupone la de la justicia.
En este marco, la defensa y explotación racional presuponen el usufructo
común de los beneficios para todos. La orientación defensiva no propone el
desarrollo de áreas ghuetos , si no muy por el contrario un mecanismo de
usufructos compartidos en que las comunidades lindantes a la áreas tienen
una importancia significativa,
- Algunas conclusiones -
Mediante las reflexiones precedentes pretendimos plantear algunos ejes sobre
los cuales podría diseñarse una nueva doctrina. Obviamente como indique
anteriormente éstas son simples reflexiones en voz alta y además, los
tópicos propuestos no son en manera alguna taxativos. Quienes trabajamos en
el campo de la preservación estamos sumamente preocupados no solamente con
la inercia que referimos al principio de esta conferencia, sino también por
ciertos acontecimientos como el del Parque Nacional las Quijadas, que mas
allá de lo descabellado, resulta indicador de una posible tendencia. La
reforma constitucional del 1994 no solo no ha contribuido con la instalación
de una doctrina nacional sino muy por el contrario, ha debilitado la
cuestión en términos negociales. Este es todo un tema pero se ha acabado el
tiempo.
Para finalizar quiero hacer énfasis en una cuestión particular; en la
Administración de Parques la adopción acrítica de una ideología como la
sustentabilidad nos privo de desarrollar una propia doctrina para la
preservación de nuestros recursos, y en tanto, al no poseer doctrina, el
organismo atraviesa una situación inercial por la falta un sentido
estratégico común que se irá agravando con el tiempo. Este déficit no es
cuestión de una gestión en particular. Es un problema estructural que habrá
que revertir en lo inmediato. La doctrina fija metas y objetivos. Fija el
norte. Establece el destino y el sentido común. Un organismo de la
importancia estratégica para argentina y para suramérica como Parques no
puede carecer de una doctrina y aunque los iluministas de siempre lo
nieguen, sólo con ella y a partir de ella podrá conservarse y preservarse
“racionalmente” para provecho de estas y de las nuevas generaciones.
Muchas Gracias.
1 Francisco José Pestanha es Director Académico del taller para el
pensamiento Nacional
2 Daniel Murillo Licea: Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad
Autónoma Metropolitana de México.
3 Daniel Murillo Licea: “Falacias del desarrollo Sustentable, una critica
desde la metamorfosis conceptual”. En: Economía, Saciedad y territorio Vol
IV num 16 2004 . Instituto mexicano de tecnología del Agua
4 Gustavo Esteva: citado por Daniel Murillo Licea: “Falacias del desarrollo
Sustentable, una critica desde la metamorfosis conceptual”. En: Economía,
Saciedad y territorio Vol IV num 16 2004 . Instituto mexicano de tecnología
del Agua
5 Sadruddin Aga Khan trabajó en la UNESCO; fue Alto Comisario de la ONU para
los refugiados y encargado de misión del Secretario General de la ONU y en
la Comisión de Derechos del Hombre. Preside la Fundación Bellerive, que se
dedica especialmente a cuestiones ecológicas
6 En 1973 el entonces presidente de la Nación Juan Domingo Perón creó la
Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente Humano, pionera en América
Latina, al frente de la cual nombró a la licenciada Yolanda Ortiz
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