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El
viaje a Alemania y el “aislamiento del mundo”
Arturo Trinelli *
La Presidenta Cristina Fernández ha encabezado una comitiva integrada por gran
cantidad de funcionarios y empresarios de unos días en Alemania. Se trata de un
viaje de negocios sumamente importante para la Argentina, que acude a la
tradicional Feria del Libro de Frankfurt como invitada de honor. Además,
representa la oportunidad para nuestro país de continuar estrechando vínculos
con una nación con la cual se tienen en la actualidad importantes lazos
comerciales y culturales, que ya cuentan con una extensa trayectoria y una
intensidad, que en especial en los últimos años, ha ido en aumento.
En efecto, las inversiones alemanas en Argentina pueden rastrearse desde
mediados del siglo XIX. Así, ya en el año 1860 se encuentra el primer registro
de una empresa alemana en nuestro país, con la instalación de la primer empresa
cervecera. A inicios del siglo pasado también se dieron algunas inversiones
industriales, como la de la siderúrgica “La Cantábrica” en 1902, la Cia. de
Productos Conen S.A. en 1903 o la fábrica Siemens Argentina en 1908. Durante los
años veinte y treinta continuó el ingreso de empresas alemanas, fundamentalmente
para instalarse en la industria, el transporte y el comercio. Hasta el año 1945
se contaban 21 firmas alemanas operando en el mercado local, con gran peso en
actividades industriales, ya que 13 empresas se ubicaban en ese sector, y
paulatinamente se fueron incorporando los servicios, fundamentalmente
telecomunicaciones y transporte, comercios y bancos. Pensemos que en el curso de
sesenta años, se pasó de tener tres filiales locales de firmas alemanas,
inscriptas en 1910, a 72 en 1970 (Ricardo Ortíz, Los capitales alemanes en la
Argentina hasta 1990, Foco, 2007).
Más cerca en el tiempo, en 1993 entró en vigencia el Convenio para la Promoción
y Protección de Inversiones suscripto entre los dos países. Además, desde 1978
rige el Convenio para evitar la doble imposición.
Hoy el intercambio con Alemania se da a todo nivel. En lo comercial, el vínculo
es muy sólido y por primera vez el saldo es favorable a la Argentina, después de
décadas en donde el resultado de la balanza comercial resultaba deficitario para
nuestro país. En efecto, se pasó de un saldo comercial negativo de 216 millones
de euros en 2007, a 141 millones en 2008, revirtiéndose el último año a un
superávit de 97 millones de euros (Buenos Aires Económico, 3 de octubre).
De acuerdo a la Oficina de Estadística Federal de Alemania (Statistiches
Bundesamt), las importaciones alemanas desde Argentina se redujeron alrededor
del 21 por ciento en el 2009, a u$s 2022 millones (u$s 2547 millones en el
2008). De esta manera, Alemania se ubica en el cuarto lugar en la lista de
proveedores de la Argentina, después de Brasil, Estados Unidos y China. Como
importador de bienes argentinos, el país germano se encuentra en el noveno
lugar. En cambio, Argentina está en el 49º lugar como proveedor de Alemania y en
el 50º como destinatario de sus exportaciones. Dentro de la UE, Alemania es el
principal importador de carne argentina. Además, un 30 por ciento de la miel
importada de Alemania proviene de nuestro país, entre otros productos
característicos del comercio bilateral.
Al mismo tiempo, un mero recorrido por el sitio web de la Embajada de Alemania
en Argentina sirve para ver la enorme cantidad de vínculos que encuentra a los
dos países relacionándose en materia de ciencia, investigación, tecnología,
medio ambiente, agricultura y promoción para el desarrollo, entre otros
emprendimientos comunes.
Por lo tanto, el viaje de la delegación argentina a Alemania debe ser
interpretado en un doble sentido: por un lado, se trata de un viaje de negocios
que busca estrechar el ya importante vínculo comercial que mantiene nuestro país
con la cuarta economía mundial. El superavit actual aludido es digno de destacar
pues estamos hablando de un país al que Argentina le vende en mayor parte
productos de origen primario y alimentos, como carnes y manufacturas, frutas,
oleaginosas, aceites vegetales y cobre, mientras que lo que importa de allí son
productos de mayor valor agregado, es decir, bienes que cuentan con más
encadenamiento de valor en la medida que mayoritariamente se tratan de productos
de origen industrial. Este dato no es menor, pues se trata de un gran avance
teniendo en cuenta que éste ha sido uno de los principales problemas del
desarrollo económico argentino, sostenido siempre como productor de alimentos en
un mundo cuyas economías principales están orientadas a la industria y
producción de bienes de capital, en algunos casos de gran valor tecnológico.
Deuda, sí pero no
Por otro lado, el viaje de la comitiva argentina debe ser interpretado desde la
estrategia encarada por el Gobierno en materia de desendeudamiento. A pesar que
esto haya sido desmentido, es poco probable que en el encuentro bilateral o en
las reuniones entre funcionarios de ambos países el tema haya pasado
inadvertido. Se sabe que, más allá de la muy buena relación que los une,
Alemania es en la actualidad el principal acreedor de la Argentina, e integra el
Club de París con el cual la Argentina está intentando negociar pagos.
El Club de París no es una entidad u organismo, sino que es un mecanismo de
convocatoria informal por parte de acreedores oficiales de países endeudados
para renegociar en forma coordinada y conjunta las deudas externas de los países
deudores con dificultades de pago. El mecanismo opera desde la Tesorería del
gobierno de Francia, aunque participan de ese foro 19 gobiernos. El Club se creó
en 1956 por idea e invitación del entonces ministro de Finanzas francés, cuando
justamente éste había convocado a representantes de otros países acreedores de
la Argentina en momentos en que nuestro gobierno solicitaba refinanciar su deuda
externa con otros gobiernos. Para la Argentina los países más importantes son
Alemania, España, EE.UU., Holanda, Italia y Japón, porque ellos concentran el
87% de la deuda total. De esa cifra, Alemania reúne el 36% de la deuda
argentina, unos 2761 millones, y Japón casi un 25%. Es decir, que entre Alemania
y Japón se reparten más de la mitad de la deuda de nuestro país. Por lo tanto,
continuando con la política de desendeudamiento sostenida desde hace tiempo, es
de esperar que el tema pueda haber sido abordado en la ronda de encuentros, al
menos de manera informal.
En conclusión, se trata de un viaje muy importante para la Argentina, que
ratifica el vínculo bilateral con un país de los más poderosos del mundo, con
quien se tienen cada vez más lazos afectivos y culturales, además de vínculos
económicos que, a juzgar por los números actuales, vienen siendo muy favorables.
Todo en un contexto de avances en materia internacional muy significativos para
nuestro país, donde en poco tiempo se consiguió, entre otras cosas, ser
reconocido como un valuarte en materia de desarrollo nuclear con fines pacíficos
(invitada en la última Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en Estados Unidos);
encabezar en representación del Mercosur la reanudación de conversaciones con la
UE para lograr un acuerdo de libre comercio, retomando la negociación luego de
años de estancamiento; consolidar el reclamo de soberanía en Malvinas alineando
a todos los países de la región en su defensa y consiguiendo plantear la
negociación con mayor respaldo internacional, y finalmente liderando el G-77 más
China, con la responsabilidad de sostener con solvencia demandas comunes junto a
otros países en vías de desarrollo. En este contexto, seguir sosteniendo que la
Argentina está “aislada del mundo” no parece ser el mejor argumento para sumar
votos.
* Politólogo UBA-CLICeT
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