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“No
sabiendo que era imposible, fue y lo hizo" J. Cocteau
Por Gabriel Brener *
El rescate de los mineros en Copiapó, desierto de Atacama, no solo será motivo
de mercantilización mediática sino fuente de inspiración literaria, del cine ,
del teatro o alguna ficción televisiva.
33 hombres atrapados, a 622 metros de profundidad y con la única luz de unos
focos artificiales
Todos juntos, día tras día, mas de dos meses, casi 70 días aprisionados por la
tierra, con la absoluta certeza del encierro, la amenaza intermitente que
significa acumular incertidumbre y la esperanza de volver a ver el sol.
A contramano de decenas de paginas que intentaran bucear en la intimidad de este
gran hermano minero la operación San Lorenzo nos ofrece una singular oportunidad
para pensar, mas allá de lo que ocurrió durante tantos días (patrimonio
exclusivo de los 33), en los modos de resistencia humana en contextos tan
difíciles como este encierro que recién ayer tuvo fecha de vencimiento . Bien
vale clarificar que los mineros están expuestos a severas condiciones de
trabajo, que son causantes , entre otras cosas, de accidentes como este.
Condiciones de explotación que los medios masivos ocultan mostrando diversas
aristas de un nuevo espectáculo.
Esquivando el show y con la alegría del rescate me parece interesante arriesgar
algunas conjeturas. La relevancia que significa sostener lo colectivo en
circunstancias como esta. O de cómo el estar, el lazo con los otros puede
convertirse en una condición necesaria o un obstáculo para seguir viviendo.
Interesante poder imaginar los modos en que un colectivo de personas, frente a
la adversidad de la clausura, ante el abismo que supone no saber si conjugar en
tiempo futuro, pueden recuperar el sentido tan fuerte de la vida, de la relación
y el reconocimiento con los otros.
Hace varios años vivimos en un mundo que parece rendir culto al individualismo,
a la supremacía del sálvese quien pueda ( y cómo pueda) en que la autonomía
parece ser una especie de ISO 9000 que certifica calidad, una especie de
credencial educativa y pasaporte del ciudadano exitoso. Autonomía que quiere
venderse como fortaleza pero se desnuda como autismo. Y de esta forma todo lo
que suene a dependencia cotiza muy mal en el mercado, porque depender de otro en
este guión es un indudable rasgo de debilidad.
Sin embargo, la batalla que tantos días estos hombres libraron a semejantes
pesadillas nos invita a revisar las formas en que solemos asociarnos entre las
personas en las instituciones Incluso, y a mi se me ocurre pensarlo en clave
educativa, cómo naturalizamos ciertos modos de hacer como “la única manera”
posible , o cómo solemos congelar a ciertos “otros. Algunos ejemplos…”con estos
pibes no se puede”, “¿ y qué querés con la familia que tiene?, , ¡con estos
docentes es imposible!!, a “ mi no me prepararon para esto! Y la lista parece
interminable…
La resistencia de los mineros puede ser un desafío para pensar ( y revisar) cómo
nos comunicamos, actuamos, en las instituciones, en el trabajo con otros, en los
equipos que integramos, y en especial, los modos de enfrentar situaciones y
contextos vulnerables. Quizás esta experiencia sea fructífera para ir en busca
de indicios o señales que nos ayuden a deshacernos de las ataduras de lo
habitual que suele congelarse como límite y nos ayude a revisar el sentido de lo
que hacemos. Probablemente estas revisiones inauguren nuevas preguntas ,
reafirmen o renueven convicciones, pero probablemente auguren un mejor
con-vivir. Quizás, en la mas profunda oscuridad , en que se desdibuja la noción
construida sobre el tiempo, el día y la noche, en que disminuye el oxígeno y el
alimento que hay que cuidar, se aprenden viejas y nuevas formas, mas autenticas,
de salvarse con los otros y no a costa de ellos.
Finalmente, también vale repasar algunos datos de la logística del rescate, en
especial aquello relativo a la selección de los mineros en el orden de salida.
Luego de probar a la cápsula Fénix en un primer viaje sin tripulante, desciende
el rescatista y a partir de allí, mas allá de conjeturas y pedidos, se establece
quienes serán los primeros, y como será la lista. Serán vanguardia aquellos que
han demostrado en este tiempo mayor capacidad para sortear posibles obstáculos
físicos. Al medio irán otros tantos, entre ellos los mas grandes, quienes poseen
mas riesgos y a la retaguardia un destacado líder, que no solo ejerce autoridad
por dicha condición sino que ha sido quien administró provisiones en este lapso,
quien ayudó a los otros a soportar mejor el encierro, quien ofrecía las
cualidades para resistir mas y mejor la tensión de la espera, el ultimo pedazo
de incertidumbre. Indicio de su liderazgo son las palabras de advertencia al
presidente ni bien recuperó la libertad “que esto no vuelva a pasar”..
Es probable que del deporte se aprendan algunas de estas decisiones, en especial
en aquellas circunstancias límite en que la táctica parece fundirse con la
estrategia. De allí surgen valiosos aprendizajes que al igual que en la mina,
sin duda, a la hora de planear o imaginar los modos de afrontar estos desafíos
son muy potentes.
La experiencia de los 33 mineros quizás ofrece algunas pistas para ir en busca
de lo que puede lograrse cuando se derriba la barrera del “self made man” para
recuperar la fortaleza del colectivo, del equipo que se propone objetivos
comunes y algún día ( o varios) le ocurre algo parecido a lo que alguna vez
anunció Jean Cocteau, ( que me animo a modificar de la 1era del singular a la
3era del plural) : "No sabiendo que era imposible, fueron y lo hicieron"
* Licenciado en Ciencias de la Educación (UBA). Docente de la carrera de
ciencias de la Educación (UBA) Se ha desempeñado como docente y directivo de
escuelas medias en Capital Federal y Pcia. de Buenos Aires. Actualmente es
capacitador de docentes y directivos e investigador del proyecto UBACyT
“Desigualdad, violencias y escuela: dimensiones de la socialización y la
subjetivación” . Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha”, Miño y Dávila,
Bs. As. 2009.