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Confrontación
es dialogo
Por Gabriel Brener *
La exhortación de bajar la confrontación con la que diversos intelectuales y
periodistas guionan a opositores y buena parte del sentido común, además de su
intención de “bienaconsejar” a la primera mandataria, merece una traducción algo
más arriesgada que el rechazo o la impotencia, ya que estas reacciones omiten la
información que ayuda a discernir y se pliegan a las múltiples formas de
simplificación mediáticas sobre asuntos que son bien complejos.
Discernimiento que requiere volver la mirada sobre los más jóvenes. Valioso
ejercicio el de salir en búsqueda de indicios o señales que nos ayuden a
explicarnos por qué tantos jóvenes en las calles, mezclando dolor y cánticos,
mostrando convicciones en tiempos de confusión generalizada…
Cómo un pibe o piba que nació al calor (más bien friolento) de la exaltación del
self made man, del consumo como único horizonte de vida (comprando o mirando
como compran) del individualismo como ejercicio básico de ciudadanía, de la
privatización como cosa natural y el mercado como paisaje omnipresente, nos
muestra que es posible recuperar la calle para hacer de lo colectivo una señal
que aglutine, para transformar la alteridad de asunto indiferente a razón de
Estado.
Cómo y qué cosas se están moviendo para que la política como cosa sucia, “de
otros” y de ultima “como algo que deberían hacer los que estudien para eso en
una facultad o algo así”,… se traslade al asfalto, rebote en labios y palmas que
quieren jugar allí sus apuestas de esperanza.
No hace mucho tiempo funcionarios y políticos, acompañados del siempre listo
espectáculo mediático demonizaban a estudiantes secundarios por “hacer
política”, estigmatizándolos como jóvenes violentos y peligrosos, Es el mismo
asfalto que volvió a tenerlos como protagonistas frente a la muerte de Nestor
Kirchner. Duelo y dolor que los jóvenes transformaron en alegría, en un fértil y
auspicioso encuentro con la política, asunto que parecía mínimo si de juventud
se trata.
Quizás sea más honesto llamar las cosas por su nombre... cuando opinólogos
mediáticos le arman el guion y la tira diaria a opositores sistemáticos y dicen
querer bajar o eliminar la confrontación lo que quieren decir es apaciguar o
extinguir el conflicto. Y allí es interesante detenernos, porque es asunto clave
si se trata de pensar en y con los jóvenes...
¿Es posible evadir el conflicto cuando se trata de un país que viene del hondo
bajo fondo de finales del siglo XX, de muertes y miserias, desigualdades y
derrotas como nunca hemos visto los argentinos? Desigualdades en el acceso a
bienes materiales y simbólicos significa intereses en disputa, necesidades
diferentes para quienes están de un lado o del otro del buenvivir... Eliminar el
conflicto es la manera más riesgosa de aumentar toda probabilidad de diferentes
tipos de violencias.
Es imperiosamente necesario hacerle un lugar al conflicto, para tramitar las
tensiones, la puja de intereses, y poder ir resolviendo problemas. Cuando
pregonan la no confrontación su traducción no es otra que la de no habilitar el
conflicto... y lo que también quieren decir y no confiesan es que las cosas
tienen que ser como siempre fueron, nada de reconocer un conflicto que suponga
dirimir intereses, y que solo puede existir imposición allí donde debería
existir negociación.
Y los jóvenes?
Qué, sino diferencia, es la principal frontera que separa jóvenes de adultos.
Unos hijos de la imagen, nativos digitales, otros forasteros de dichos lenguajes
y velocidades, que siempre han sabido de letra escrita, lineal, previsible, y
mucha veces de la "letra con sangre entra"...
Es posible que la distancia que separa a jóvenes de adultos pueda significar no
confrontación? El equívoco más grande o la trampa que no se muestra es que
confrontación no es antónimo de dialogo, sino su componente más sustantivo y
necesario, que enriquece y hace más saludable y plural el vinculo
intergeneracional.
Lo que siempre quisieron vendernos es la doble moral, el dialogo como
simulación, el hacer como qué..., aun con discursos progresistas del cambio
permanente de lo que nunca debe cambiar.
1 Columna de Educación del 3 de Noviembre de 2010, en el programa Uno nunca
sabe, de AM 750.
* Gabriel Brener es Lic. Educación UBA. Capacitador y asesor de docentes y
directivos de escuelas secundarias. Co-autor de “Violencia escolar bajo
sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila Bs As.