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De muertes esperadas y muertes deseadas
Por el Fierro de Martín
Revista El Emilio
De la propiedad del odio y su transferencia
Cuando las clases altas, y en nuestro caso la oligarquía vacuna, transfieren sus
mezquindades a los sectores populares por ellos explotados, en forma de “odio de
clase” ignoran exprofesamente el “principio de acción y reacción”. Contra las
acciones que muestran en carne viva esas mezquindades y miserias humanas de los
pudientes, aparecen instintivamente las reacciones y mecanismos de subsistencia
en los que la padecen.
Pero se hace necesario destacar que nuestro pueblo nunca fue un pueblo violento
ni revanchista. ¡Y tiene motivos para serlo con todas atrocidades que padeció!
De haberlo sido no hubiera quedado nada de esa lacra social que constituye la
oligarquía vacuna. Nuestro pueblo aguantó, y por ser puro amor siempre intentó
convivir con ellos, sabiendo que dormía con el enemigo. Aún así nunca quiso caer
en la mediocridad de los odiadores, porque nunca quiso ser como ellos.
Pero no es menos cierto que en situaciones y momentos históricos como los que
trajeron a la escena política el Peronismo entre 1945 y 1955 y el Peronismo de
Nestor Kirchner y Cristina Fernandez desde el 2003 hasta la fecha, nuestra
oligarquía recuperó y recupera para sí ese odio que le había transferido a las
clases populares para tapar sus denigrantes y miserables conductas de clase
social poderosa, y lo vuelve a poner en escena, esta vez de manera visceral,
dirigido hacía esos sectores populares a quienes le endilga su propio
resentimiento de clase en ese apresurado intento por no perder NINGUN
PRIVILEGIO. Es más, y la historia en esto los crucifica, nunca dudaron en matar,
en asesinar si era necesario. La masacre en 1919 en los talleres de Vasena, con
700 muertos (entre los cuales había 70 judios en lo que se dio en llamar “el
primer pogrom latinoamericano), 4000 heridos. El asesinato de los 1500 obrero y
peones de estancias en aquella Patagonia Trágica de 1921; los fusilamientos y
persecuciones obreros y trabajadores peronistas después de la caída del Gral
Perón. Los 30.000 desaparecidos que se llevó la última dictadura militar entre
1976 y 1983. ¿Cómo pueden hablar de odio y resentimiento de las clases populares
los que gracias a SU ODIO fueron los autores intelectuales y materiales de
tantas masacres de gente pobre e indefensa?
En el momento histórico que vive hoy nuestro país, y gracias a los medios de
comunicación, este odio reaccionario de los pudientes, se multiplicó y se hizo
más evidente, especialmente en los tilingos de clase media-alta;
fundamentalmente por su hibridez cultural y a falta de pertenencia social. La
envidia que les despierta la verdadera clase alta hace brotar ese odio hacia las
clases populares en ese afan de querer congraciarse con los de arriba, lo que
los hace más sirviente y exacerba en ellos ese odio hacia los sectores más
desprotegidos; hacia esos “Negros de mierda”.
Joaquín Morales Sola es el más claro exponente de este tipo de tilingo. Por más
que este proyecto de hombre intente sacarse esa condición de encima viviendo en
un piso del edificio más emblemático para el sector social aspirante a gran
burgués, en la zona de Retiro, al leer sus notas y escucharlo hablar en su
programa de TV, uno siente que está frente a un gran exponente de los tilingos;
pero tilingo al fin. Más de uno de sus colegas (Tenembaun por ejemplo, otro
ejemplar de tilingo) rescatará la supuesta inteligencia de Morales Sola. Pero
los argumentos terminan siendo estúpidos; confunden inteligencia con talento. Si
Morales Sola fuera realmente inteligente no diría ni escribiría las pelotudeces
que dice y escribe. Pero es innegable que tiene talento (habilidad) para hacer
lo que hace. No cualquiera es h.d.p., hay que tener talento para serlo. Y a J.M.
Sola talento le sobra.
Nadie puede negar que el servilismo en sí mismo genera odio y resentimiento en
los que lo practican. J.M. Sola es el botón de muestra de esta verdad de
Perogrullo. Sus escritos y gesto televisivos son acabadas muestras de esto.
LOS QUE CONVOCAN A LA MUERTE
La muerte del militante Mariano Ferreyra, para cierto periodismo, no fue el
asesinato de un ser humano; aunque hayan puesto cara de circunstancia frente a
las cámaras de los medios del grupo monopólico los unos, y los otros hayan
intentado mostrar, a través de sus escritos, consternación, desde ya y a todas
luces cínica, ante tremendo hecho. Yo por lo menos nunca les creí.
Era la muerte esperada por J. Morales Sola; la muerte que necesitaba Magneto y
todos los sátrapas alcahuetes que tiene en sus medios para seguir adelante en su
guerra contra el gobierno.
Y cuando la muerte no viene en su ayuda para eliminar lo “indeseado”, hay que ir
a buscar quien la concrete. Mercenarios asesinos nunca faltaron para
determinados “servicios”. Después de la impunidad de la que supieron gozar y
lograron imponer en la última dictadura militar, todavía hoy muchos de ellos
andan sueltos, y se los encuentra a la vuelta de la esquina.
Pocos saben, pero muchos recordamos la escoria humana que deambulaba por la
filas de las policías, sean estas la Federal o las provinciales. Escoria humana
que hacía negocios con la vida de otros humanos en épocas del “Proceso de
Reorganización Nacional”. Que incrementaban sus ingresos brindando protección
mafiosa a comerciantes de barrios, ante posibles “ataques de subversivos”; y el
que se negaba hacerlo aparecía muerto por “delincuentes subversivos” al día
siguiente en un “supuesto intento de robo” de los “mal vivientes”. Estos hechos
ocurrían muy a menudo en el Barrio de Mataderos, por ejemplo.
Hay que ser demasiado estúpido para no darse cuenta que la creación de las
condiciones de inseguridad son las generadoras del gran negocio de la seguridad.
Militares procesistas y antiguos comisarios hoy retirados son propietarios y/o
regentean el 100 % de las agencias de seguridad en Buenos Aires y Gran Buenos
Aires. Al personal lo reclutan entre la mano de obra que quedó desocupada en las
escasas “purgas policiales” que gobiernos civiles pudieron hacer en dichas
fuerzas.
Hay que estar muy “Tololo” para no advertir que ciertos delincuentes son puestos
en libertad por jueces corruptos asociados a policías corruptos para que operen
en determinadas zonas de “alto rendimiento económico en términos comerciales”
haciéndolas “zonas inseguras” para luego “ofrecer seguridad”; o para que
“limpien” otras zonas (de menos recursos) donde podrían reclutar este tipo de
“trabajadores” los posibles competidores en el negocio. Típicos códigos
mafiosos.
No estoy diciendo que la policía (Federal o de la Provincia) sean los autores
materiales de la muerte del militante Ferreyra, pero sin ninguna duda, alguna
“casual” conexión debió existir entre este “raro” asesinato y la “negligencia”
policial en el momento de producirse tan salvaje hecho criminal en sus propias
narices y sin que ellos se dieran cuenta. Una cosa es ser estúpido y otra muy
distinta es que te traten como estúpido.
Desde estas líneas, y hace ya cinco años, denunciábamos estas “operaciones
procesistas”. Decíamos que el gobierno nacional de Néstor Kirchner estaba
durmiendo con el enemigo a raíz de la desaparición de Julio López, situación
hasta hoy nunca aclarada y muy bien tapada por los grandes y “democráticos”
medios monopólicos, dedicados a realizar “investigaciones” que convienen al
multimedios, usadas como cortinas de humo para esconder al gran publico “otras”
investigaciones; las que pueden afectar los interese del grupo.
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA
El asesinato de Mariano Ferreyra se encuadra en alguna de estas metodologías y
fue la muerte que necesitaban los medios monopólicos y el fútil y mediocre
periodista de La Nación Morales Sola. Digo fútil porque su importancia es nula
dentro de la verdadera profesión periodística. Lamentablemente la importancia se
la están dando “equivocadamente” los propios medios que intentan criticarlo
(incluido 6,7,8 de la TV Pública), ya que le están otorgando minutos de aire en
sus programas a un personaje que solo es leído y/o escuchado por un sector
social muy minoritario que requiere de él no más que su servilismo. Un
periodista sirviente no es periodista, es simplemente un sirviente. Su creída
importancia en el ámbito periodístico nacional fue alimentada por sus patrones a
un módico precio y porque son conocedores de su egolatría, y de como se engorda
las mitomanía. El resto, repito, lo hacen inocentes colegas al traerlo como
referencia para sus criticas, sirviendo sin querer a la instalación publica del
mediocre y nefasto pensamiento de este simple sirviente, cuyo único objetivo es
hacer escuela de servilismo; un nicho económico para nada despreciable cuando
todavía hay un mercado humano en nuestra profesión, remante de la era menemista.
Pero recurramos a él por última vez ya que fue la punta de lanza de una
operatoria mediatica.
“Joaco” había anunciado a “la muerte” en el congreso nacional ante los
legisladores -otro tipo de sirvientes que utiliza Magneto-. Lo hizo rodeado de
“otros periodistas”, todos ellos de “palabra santa”, impolutos y por ende
“premiados” por el stablisment como se premia a los buenos alumnos; pero no por
ser verdaderamente buenos sino por alcahuetes. Cuando un niño escribe lo que la
“seño” o la “Dire” quiere leer o escuchar, seguramente se sacará un “10”; pero
eso es signo de un talento limitado al utilitarismo; y en un niño es
comprensible, pero en un adulto ¡No! Para el caso de los adultos es un talento
al servicio de la mediocridad, lo cual dista mucho de elevar la condición ética
y moral del individuo que hace de nuestra profesión un culto.
“Joaco” desde La Nación y sus compañeros de operaciones mediáticas de Clarín,
esperaban ansiosos una muerte, y en aquella oportunidad, en el Congreso,
“heroicamente” se pusieron en posibles víctimas de un supuesto “atentado
violento” incitado según sus sesudas interpretaciones políticas por un crispado
gobierno Kirchnerista; quizá en la seguridad que ninguno de ellos lo sería, o en
el temor de que sus jefes no midan exactamente el valor de sus vidas, y
requieran sacrificar una de ellas a los fines de la instalación social de la
criminalidad del Gobierno. El muerto era necesario en una “clara seguridad”; se
lo podían “plantar” mediáticamente al gobierno nacional.
La oportunidad se presentó en el sabido de antemano posible reclamo sindical de
los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca. Y a la oportunidad no la
dejaron pasar.
Una patota sindical puede servir de escudo para operar desde y en la impunidad.
Los “muchachos”, según algunos políticos y/o dirigentes gremiales vueltos
empresarios, suelen ser muy útiles para estos menesteres. Idiotas é ignorantes
útiles, lamentablemente y por ahora, hay muchos en el mercado de “la mano de
obra desocupada”.
Una simple, pero necesaria para los afectados, protesta gremial fue el elemento
que necesitaron. El resto ya todos lo conocen. Lo dijo el periodismo basura
porque le vino como anillo al dedo para sus fines.
No fue casual. No asesinaron solamente a un ser humano, asesinaron a un
militante político joven en un claro mensaje “procesístamente mafiosos”. El
mensaje tiene un viejo y conocido texto: “Lo jóvenes militantes son peligrosos y
ya desde jóvenes van por mal camino. Los jóvenes no deben mezclarse en política.
Deben quedarse en casa e ir a estudiar; y no discutir. No deben ser compañeros;
no deben ser solidarios; solo deben ser individuos al servicio de la “Patria”
(de ellos) y de los intereses de la Nación (de ellos). La cuestión es volver a
instalar el temor dentro de los jóvenes.
Basura pura.
Pero no cejarán en su tarea; vendrán futuros intentos. Más ahora que para
“cierto poder económico” se murió el perro pero no la Rabia (aunque la espuma
rabiosa brote de sus propias bocas). Es de esperar que se den cuenta que la
rabia es de ellos, y que si no se vacunan la sintomatología no desaparecerá de
sus alocadas mentes.
Muy por el contrario, la bronca en los pibes y en la gente que J.M. Sola señaló
en su destilar veneno desde La Nación fue transformado en Amor y ha crecido
exponencialmente en relación a la cantidad de mentiras e injurias con las que
intentaron manipular a la opinión pública, obligando a Nestor Kirchner a sobre
exigirse para ir contrarrestando con militancia todas y cada una de esas
calumnias que a diario vomitaban por sus medios de comunicación.
Fue tremendamente sintomático ver en los tres días que duro el duelo y en ese
fin de semana posterior, cómo las pilas de diarios Clarín y La Nación se
mantenían inamovibles mientras los otros diarios desaparecían de los quioscos.
Si a esa señal no la tienen en cuenta, evidentemente estarían tan enceguecidos
que ya ni siquiera miden las consecuencias de su accionar para sociedad toda.
Y ESTE DETALLE ES EL QUE LA SOCIEDAD TODA N O DEBE PERDER DE VISTA. DEBE TOMAR
CONCIENCIA DE SU CONDICIÓN DE REHEN DE CIERTOS GRUPOS ECONÓMICOS Y SUS
OPERADORES POLITICOS, LOS MEDIOS MONOPOLIZADOS DE COMUNICACIÓN.
LOS QUE DESEAN LA MUERTE
No se si rezaría, pero es casi seguro que J.M. Sola rogaba a su DIOS, para que
la muerte se hiciera cargo de Nestor Kirchner.
El “Joaco” Morales Sola se brindó muy gentilmente para ser la máxima expresión
pública del sentimiento más perversamente gorila de la oligarquía nativa. Los
miserables deseos de muerte expresados a través de su pluma que busca mojarse en
tintero de sangre, casualmente en el diario que según la esquizofrénica política
Carrio, es la patria misma, se transforman en una de las muestra más clara, una
muestra muy precisa de qué tipo de patria, cuales serían las características de
la patria que quiere brindar a la sociedad esa oligarquía que ve escabullirse su
fáctico poder como arena por entre los dedos frente al creciente poder político
de la gente, de los jóvenes en la calle. Es esa patria del apriete, del
asesinato, de la violencia que solo ellos pueden tener en sus perversas y
malignas cabezas.
“El que siembre vientos, recoge tempestades”, dice un sabio refrán popular.
Morales Sola, Rosendo Fraga, Mariano Grondona, transfieren sus instintos
belicista y ese no correspondido amor por la violencia, por la represión,
proyectándolo en ese fabricado demonio que han hecho del matrimonio Kirchner.
Proyectan todo su odio hacia las medidas de un gobierno popular transfiriéndole
artificiosamente ese sentimiento y depositándolo en los Kirchner, utilizándolo
para vender una imagen maligna de la actual gestión de gobierno a nivel
nacional, cuando en realidad los malignos son ellos.
¡Y les sale todo para la misma mierda; como lo que son!
Le endilgaron a los Kirchner una intención confrontativa para con la sociedad
hablando de “crispación”, cuando en realidad los que confrontan por el desagrado
visceral que les produce cualquier gobierno popular, pero especialmente si este
es PERONISTA, son ellos. Obviamente que la sociedad de la que ellos hablan son
ellos mismos, como agentes muy bien rentados por los que dicen “ser la
Argentina, la Patria misma”, o sea la oligarquía vacuna, la oligarquía
industrial delincuencialmente evasora y la oligarquía financiera.
En realidad los “crispados” son ellos. Y más grave se torna todo, cuando los
crispados heredaron la histeria de la “gata flora” que cuando se la ponen grita
y cuando se la sacan llora. Entonces Grondona como el sirviente Fontevecchia
hablan y comparan a los Kirchner con el Nazismo o el Fascismo. ¡Casualmente
ellos que fueron sirvientes rastreros del único régimen nazi que hubo en este
país, “El Proceso de Reorganización (vía asesinato de inocentes, y apropiación
de niños) Nacional”! ¡Justamente ellos!
Y este pueblo maravilloso se la volvió a “poner a dentro” como dice el Diego. Le
respondió con un “CRIS-PASIÓN” lleno de amor que hasta le puso vaselina para que
no les duela tanto.
El nuestro es un pueblo eminentemente pacífico, pero un conductor “populista”
(como gusta llamarlo el tilingaje aspirante a oligárca y la intelectualidad
liberal psico-bolche adicta y añoradora del viejo status quo que les permitía
elucubrar teóricamente las correctas formas de hacer una revolución), supo
advertir unos treinta y pico de años antes que:
“Cuando un pueblo colma la paciencia, hace tronar el escarmiento”
Son ellos –con el “Juaco” Morales Sola como abanderado y el “Ga Ga” Grondona de
escolta- los que están sedientos de sangre de ese pueblo pacífico, de ese pueblo
peronista que tiene que hacer diariamente de sus reventadas vísceras, corazón
para aquietar pasiones.
¿Tendrán los grande grupos económicos esa cuota de cordura; podrá la sensatez
reinar en las mentes de los grandes industriales como para poder calmar a esa
tropa intolerante de políticos ineptos y periodistas irresponsables quienes dan
muestras más que evidentes de ese irrefrenable deseo belicista puesto de
manifiesto diariamente en ese hacer “oposición por la oposición misma”;
inventando odios donde no los hay, inventado enemigos “K” donde ven afectados
sus espurios intereses, boicoteando toda posible acción de gobierno que ayude a
los más pobres, a los más desprotegidos, a los que lloraron a Nestor Kirchner en
día de su muerte.
En las rejas de la Plaza había carteles de amor que se limitaban a decir
simplemente “Gracias Nestor”. No es difícil imaginar que cuando se mueran los
Morales Sola, Los Grondona, los Rosendo Fraga, Los Fontevechia también habrá
carteles, pero con texto distinto:
“Que Dios te perdone, pobre infeliz”
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