Orejita

Hace poco se cumplieron 33 años de la partida de Hugo Díaz hacia la orquesta celestial, donde seguramente debe andar con su armónica cromática pegadita al corazón.

Antes de Hugo Díaz la armónica en la Argentina, y en la mayor parte del mundo, era un instrumento simple, secundón o tercerón, un manojo de latas casi despreciado por los músicos "de verdad", considerado casi un pasatiempo o un juguete. Hugo Díaz, como aquellos que tienen la ciencia y la sabiduría de pocos mortales para extraer jugo de las piedras, la transformó en verdadera fábrica de arte. Desarrolló su capacidad de expresión musical hasta lugares nunca imaginados antes. Dotado de sensibilidad y talento excepcional, fue notable su capacidad de improvisación y para incorporar efectos "percusivos" en la ejecución de su instrumento.

Nació el 16 de agosto de 1927 en Santiago del Estero. No estudió música, su formación fue intuitiva. Tocaba también violín, piano y contrabajo.

Se inició en la radio de su provincia en 1936, y a los veinte años integró como bajista una banda de jazz. En 1946 debutó en la peña Achalay Huasi de Buenos Aires. En 1949 formó su primer conjunto, integrado por su esposa Victoria Cura como cantante; su cuñado, el percusionista Domingo Cura; y los guitarristas José Jerez, Julio Carrizo y Nelson Murúa. Fue uno de los primeros artistas populares que actuó en la naciente televisión argentina.

Tocó junto a Louis Armstrong y Oscar Peterson. A raíz de su actuación en Alemania, contó con el apoyo de la Casa Hohner, los más famosos y prestigiados fabricantes de armónicas, que puso a Hugo, junto a sus más grandes intérpretes, en la galería de retratos de su sede central.

En Bélgica, en 1953, pudo conocer a los grandes de la armónica, sus pares Toots Thielemans y Larry Adler. Ya para entonces Hugo Díaz era considerado uno de los más destacados intérpretes de armónica del mundo.

Actuó en Oriente Medio, Japón, Roma y en la Scala de Milán, junto a figuras del canto lírico como Renata Tebaldi y Mario Del Mónaco. Grabó en España con Waldo de los Ríos.

Una de las más recordadas formaciones de su conjunto reunía a Domingo Cura en percusión, Mariano Tito en vibráfono, Kelo Palacios en guitarra, Eduardo Lagos y Osvaldo Berlingieri en piano, Oscar Alem en bajo, y Eduardo Ávila en quena.

El popular y querido "Orejita", como le decían sus amigos más íntimos, se despidió de este mundo el 24 de octubre de 1977 en Buenos Aires. Más de treinta discos grabados siguen hablando por él.
 

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