Setentistas

Por Jorge Arcolia *

Muchos de nosotros sufrimos reiteradamente el que en medio de algun tipo de debate o en ocasión de expresar públicamente nuestras opiniones, se nos adjudicara alegremente el mote que sirve de título al presente escrito.

Redoblando la apuesta, quien esto escribe suele retrucar: - ¿Eso es bueno o malo? -

Independientemente de ser calificados de utópicos, que se nos acuse de haber quedado detenidos en el tiempo y otros males mayores, acaso haya llegado el momento de reflexionar un poco sobre la cuestión.

Hay determinados valores que son atemporales y precisamente la coincidencia está en que muchos de ellos tuvieron un pico alto de exposición pública en ese entonces. Fueron acallados posteriormente por medios lícitos y otros tan repudiables como el Terrorismo de Estado.

Los 30.000 compañeros desaparecidos solo fueron la parte visible del iceberg. Debemos sumarles los exiliados y aquellos que eligieron el camino del silencio para digerir la derrota del campo popular.

Felizmente, y utilizando un pensamiento del inolvidable Cacho El Kadri, hubo muchos que "desensillaron hasta que aclare" pero "no vendieron el caballo". Así fueron creando las circunstancias para expresar su oposición a las políticas antinacionales que se estaban ejecutando aún desde dentro del partido que supo cobijarlos tradicionalmente. Desde el 2003 en adelante, cuando se fueron dando las condiciones propicias para reflotar aquellos principios, volvieron a ponerlos sobre el tapete aún soportando el calificativo que dio orígen a esta nota.

Los medios hegemónicos no tuvieron ninguna duda de rotular así, buscando descalificarlos, a muchos que hoy tienen responsabilidades de gobierno. Volviendo entonces a mi interrogante: - ¿Eso es bueno o es malo? -

Quizás podamos encontrar respuesta en la actuación en la función pública de la compañera Nilda Garré. Despues de su brillante paso por el Ministerio de Defensa y del éxito notorio que significó en el Bicentenario la irrupción de ese ida y vuelta que reclamaba Victor Heredia en su canción. Allí compartimos la fiesta con un auténtico Ejército Popular, y eso es algo que debemos agradecerle a esta mujer valiente que tomó ahora esta "papa caliente" del recién creado Ministerio de Seguridad.

Lo sucedido en torno a la resolución pacífica del predio del Club Albariño tuvo un claro componente ideológico setentista que quiero destacar, reflotando un documento olvidado de entonces:

El día 5 de junio de 1973, Esteban Righi, Ministro del Interior del Gobierno de Héctor Cámpora , pronunció en el Departamento de Policía un discurso memorable del que voy a permitirme recoger algunos párrafos salientes:

(...) Por eso el Ministro del Interior, desea dirigirse a todos los hombres de la Policía Federal, desde el Jefe hasta los agentes para reflexionar con ellos acerca de su misión en esta nueva etapa histórica y poner en claro que es lo que se debe y que es lo que no se puedehacer. (...) Lo trágico de la situación de nuestra Policía ha vivido es que sus jefes, oficiales y tropas han sido compelidos a enfrentarse con las masas populares de las que surgieron , y que defendían un futuro mejor tambien para ellos (...) Es habitual llamar a los policías guardianes del órden. Así seguirá siendo. Pero lo que ha cambiado profundamente es el órden que guardan. Y en consecuencia, la forma de hacerlo.

Un órden injusto, un poder arbitrario impuesto por la violencia, se guarda con la misma violencia que lo originó.(...) Todos hemos sufrido.(...) Es natural y comprensible que la presión tan duramente contenida escape ahora con ímpetu. Que se manifiesten pedidos y demandas sectoriales.

El gobierno del pueblo lo juzga legítimo (...) Nuestra terapeutica es reconstruir.No permitir.

Hay tensiones acumuladas y habra conflictos. Lo sabemos y no nos asusta(...) La función policial no será combatir esas manifestaciones. Solo encauzarlas, ponerles razonables límites, impedir desbordes.

Los hombres de la Policía pueden sentirse aliviados. Ahora nadie pretende que de sus armas deba salir la solución a los conflictos (...) ¡Cómo vamos a ordenar reprimir al pueblo, si suyo es este Gobierno y en su nombre y por su voluntad actuamos!

Dije que la Policía tendrá nuevas obligaciones y quiero enumerar alguna de ellas. Tendrá la obligación de no reprimir los justos reclamos del pueblo. De respetar a todos los conciudadanos, en cualquier ocasión y circunstancia. De considerar inocente a todo ciudadano mientras no se demuestre lo contrario. De comportarse con humanidad, inclusive frente al culpable(...) La sociedad debe protegerse del delito, pero será ineficiente si no comienza por comprender que sus raices no estan en la maldad individual, sino en la descomposición de un sistema que no ha ofrecido garantías ni oportunidades. (...) El gobierno del pueblo actuará sin pausas en la remoción de este cuadro aterrador, que hizo de cada habitante una víctima o un culpable (...) Las reglas del juego han cambiado. Ningun atropello será consentido. Ninguna vejación a un ser humano quedará sin castigo. El pueblo ya no es el enemigo, sino el gran protagonista (...)

Después de leer el contenido de esta alocución histórica y comprobar como esos mismos principios que 37 años atrás no hallaron eco para insertarse en la sociedad, en una muestra de auténtica coherencia ideológica fueron los que se aplicaron en la actualidad para la resolución del conflicto social, se hace preciso extraer la siguiente conclusión: Si esto es el setentismo no hay duda alguna que es un calificativo que debe servir para enorgullecernos. Cada vez que recibamos ese mote, será señal que estamos en el camino correcto.

Desde algun lugar, 30.000 compañeros sabran que su sacrificio no fue en vano.

* Jorge Arcolía es autor de Envar Cacho El Kadro, uno de los nuestros y colaborador del Cuaderno de la Izquierda Nacional

 

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