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“Política
y ciudadanía”
Por Gabriel Brener y Carina Kaplan
Hace unos días, desde múltiples voces en los medios de comunicación, se
alarmaba a la población con el fantasma del avance de hordas piqueteras,
escraches masivos y bandas juveniles graffiteando todas las paredes de
la provincia de Buenos Aires. Ello es culpa de la escuela que, desde la
materia Política y Ciudadanía que se dictará en todos los secundarios,
incitará a los adolescentes y jóvenes a esas formas de rebeldía. La
primera señal de alarma parece ser el hecho de que en los programas de
estudio figurarán los piquetes, pintadas y escarches como modos de
participación social, entre otros. Este razonamiento, si se sigue al pié
de la letra, es lo mismo que sostener que, como se enseña que los
trabajadores tienen derecho a huelga, amparada en la constitución, los
muchachitos saldrán a promover un paro nuestro de cada día. O que no
debería enseñarse que los criollos resistieron a la invasión inglesa
tirando aceite a los balcones porque ello provocara pandillas juveniles
desparramando aceite hirviendo en las terrazas del conurbano. Aunque
también es posible que se produzcan matanzas de mapuches en la Patagonia
perpetrada por turbas de adolescentes bonaerenses, como consecuencia de
su estudio sobre la campaña al desierto.
No hay mejor que la ironía o el humor para poner de relieve y bajo
sospecha el espectáculo mediático que se ha montado en torno a la
enseñanza de una materia en los secundarios bonaerenses.
Por otro lado alimenta una creencia que asocia de manera lineal y
mecánica el tratamiento de un tema con la toma arbitraria de una
posición, desconociendo la compleja trama que supone la relación
educativa entre un profesor, un contenido y los estudiantes. Así como el
valor pedagógico y democrático que significa poner a jugar una
multiplicidad de puntos de vista para analizar cualquier tema. Dicha
creencia no solo es limitada, sino que falsea y confunde sobre lo que
ocurre en las aulas. Además, es una deliberado menosprecio a los
alumnos, que lejos de ser un receptor pasivo que repite sin pensar es un
adolescente que quiere saber de qué se trata.
No solo es un síntoma saludable que se incorpore ciudadanía y política
en la vida cotidiana de las escuelas, sino la confirmación de un tipo de
mirada sobre los jóvenes que redobla la apuesta en ellos, ubicándolos en
un lugar de sujetos que construyen su propia condición de ciudadanos. A
contramano de las miradas estigmatizantes que los congela en el lugar
del descontrol y el peligro, o de aquellas que los muestra descreídos,
apáticos o los infantiliza por si acaso. Estamos hablando de pibes y
pibas de 18 años, que pronto estarán votando, y que además, en muchos
casos, transitan adolescencias cargadas de situaciones de la vida
adulta, con trabajos precarios, haciéndose cargo de sus hogares, con
tempranas maternidades, entre otras tantas responsabilidades prematuras
que se imponen por el propio peso de sus realidades.
Sin dudas la creación de este espacio curricular nos advierte que se
puede practicar ciudadanía mientras se estudia en la escuela y no solo
al egresar de la misma, creencia que subestima a los jóvenes y los
clausura o anula en su condición de sujetos políticos.
Columna de Educación del Miércoles 23de Febrero de 2011, en el programa
Uno nunca sabe, por las mañanas de la Radio AM 750. Buenos Aires.
Argentina.
Carina Kaplan es Doctora en Educación (UBA), Profesora Titular de la UBA
y de la UNLP.
Gabriel Brener es Lic. Educación (UBA) y Especialista en Gestión y
Conducción del Sistema Educativo (FLACSO).