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¿Periodismo
militante o periodismo militar?
Aritz Recalde, marzo 2011
“Deseo expresar, una vez más, el reconocimiento del gobierno por la misión que
el periodismo cumple en estas especiales circunstancias. (…) Debemos converger
todos, civiles o militares, tras el supremo compromiso de la unión nacional”.
Jorge Rafael Videla, Diario Clarín, 30 de enero de 1977[1].
En una nota publicada en la Revista Veintitrés[2], el periodista del grupo
Clarín Ernesto Tenembaum, se refirió a la construcción de los sucesos políticos
que desarrolla la prensa argentina. Con la finalidad de encasillar a los
diferentes modos posibles de presentar las noticias, Tenembaum introdujo la
categoría de periodistas profesionales y de periodistas militantes. Dicha
interpretación, supone que existe una divisoria entre un periodismo objetivo y
neutral en sus opiniones y que es denominado como profesional; y otro que
estaría politizado y cuya lógica de construcción de la noticia reposaría en la
actividad militante. En este último universo y no por casualidad, el periodista
de Clarín incluye a la agencia de noticias Telam y a su director Martín García.
Lejos de ser una novedad, el argumento de Tenembaum es utilizado históricamente
para acusar de falta de objetividad a todos aquellos intelectuales y
profesionales ligados al periodismo, que no sostienen la línea editorial de los
monopolios mediáticos o de las corporaciones económicas. Aplicando dicho
razonamiento, existiría un periodismo independiente y objetivo cuyo paradigma es
TN, Clarín o La Nación y otro militante, profesado y particularmente, entre el
universo de los intelectuales K de 678 o de Tiempo Argentino.
Dicha interpretación nos parece demasiado simplista y a partir de aquí, que
consideramos oportuno recuperar una categoría de Víctor Ego Ducrot, que nos
posibilita ampliar la perspectiva de análisis. Este autor sostiene que la
supuesta dicotomía clásica entre objetividad y subjetividad periodística, es un
argumento erróneo al constatarse con la realidad. Tomando distancia de la
supuesta existencia de un periodismo aséptico e independiente, Ducrot[3]
introduce la noción de Intencionalidad Editorial. A partir de esta categoría, el
autor nos induce a interpelar la tarea de los productores de las noticias,
atendiendo las relaciones de poder en las que el intelectual inscribe su
práctica. En torno de este punto de partida, Ducrot formula la noción de que el
periodismo es una especie del género Propaganda, cuya especificidad estriba en
la utilización de las fuentes y los hechos, como recursos de producción
editorial. Siguiendo al autor, es innegable que toda práctica periodística tiene
una intención de influir en un contexto político determinado.
Atendiendo esa categoría nos permitimos afirmar, que la diferencia entre Ernesto
Tenembaum y Martín García o entre Clarín y Telam, no es que unos son objetivos y
los otros subjetivos, sino que y por el contrario, lo que tienen de distintos es
la Intencionalidad Editorial de cada uno de ellos. Tenembaum y Clarín construyen
la información para defender a un conjunto de corporaciones y de factores
concentrados de poder. 678 y otros “oficialistas”, hacen una tarea cuya
intencionalidad estriba en reconstruir las opiniones y las acciones de los
depositarios de la democracia popular. Los primeros, construyen la noticia al
servicio de los intereses del grupo que les paga el sueldo y de los auspiciantes
económicos. Los segundos, trabajan al servicio de las mayorías que eligen sus
candidatos por intermedio del voto popular de la democracia. Ambos y tomando
distancia de la interpretación sesgada de Tenembaun, son militantes y
desarrollan una actividad para influir políticamente sobre el contexto y lo que
los diferencia es la intencionalidad que buscan con su tarea.
El epígrafe de Jorge Rafael Videla con el que empezamos el artículo, es
emblemático de la Intencionalidad Editorial del grupo Clarín y del lugar que les
da a sus empleados. La nota fue realizada por comunicadores del diario en plena
dictadura militar. La entrevista que se publicó el día domingo 30 de enero de
1977 y que incluyó más de diez sugestivas preguntas, le permitió al dictador
hablar de la supuesta paz alcanzada con su gobierno, de la teórica unidad
nacional, del deber ser de un régimen democrático, de las virtudes de la
economía liberal o de su lucha política que llamó antisubversiva. Mientras
tanto, el país fue bañado de sangre, se destruyó la economía y se descapitalizó
el Estado. En esa misma época, los dueños de Clarín se apropiaron de manera
dudosa de dos menores y adquirieron de forma fraudulenta las acciones de Papel
Prensa. Tan trascendente y valioso fue su apoyo a la dictadura, que Videla y tal
cual lo dicen sus palabras, le reconoció al periodismo “su misión” para
justificar el terrorismo de Estado y las defraudaciones que destruyeron el país.
Este y otros casos históricos, muestran cuál ha sido la Intencionalidad
Editorial de muchos grupos mediáticos autodenominados independientes o
profesionales. A partir de aquí, que la verdadera dicotomía que existe a la hora
de ejercer la actividad, no es entre practicar un periodismo profesional y otro
militante o entre uno objetivo y otro subjetivo. El dilema actual para los
intelectuales, es si desarrollan una práctica a favor de las mayorías o lo hacen
atendiendo los intereses de las corporaciones. En definitiva, se trata de saber
si implementan un periodismo de intencionalidad militar con Rafael Videla y
Clarín o aplican un periodismo militante, siguiendo la tradición popular de las
figuras como Rodolfo Walsh o Rogelio García Lupo.
[1] Jorge Rafael Videla, “Reportaje al presidente de la Nación”, Diario Clarín,
30 de enero de 1977. Extraído de Estrategia, N 55 – 56, Instituto Argentino de
Estudios Estratégicos y de las Relaciones Internacionales, Capital Federal,
1979. P 85.
[2] Ernesto Tenenbaum, Coberturas, Revista Veintitrés, 27-02-11. Pp 30-31.
[3] Victor Ego Ducrot, “Objetividad y Subjetividad como mito del periodismo
hegemónico”, en Sigilo y nocturnidades en las prácticas periodísticas
hegemónicas, Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación, CABA, 2009.
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