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Patada de Estado
Por Gabriel Brener
I
Corría Marzo del 99 y yo trabajaba como director de un secundario, apenas un año
llevaba en ese cargo y entendí que la mañana del 24 tenía que conversar con los
y las adolescentes. Fue así que ingresé en cada una de las aulas para abrir
diálogo sobre el 23 aniversario de ese oscuro día y lo que significaba para
nuestra sociedad, para la democracia.
Al día siguiente, cuando llego a la escuela se presenta un padre, notablemente
irritado y pide conversar conmigo.
Apenas ingresa a la dirección pregunta si el día anterior se estuvo hablando del
golpe de Estado. No solo le respondo afirmativamente sino que le cuento que fui
yo quien recorrió las aulas. Ahí nomás y con tono desafiante me dice que si le
habíamos dado al alumnado una versión de los hechos, o más precisamente, el
punto de vista de uno de los bandos, el sentía la obligación de contar la óptica
del otro bando. Me impacto su comentario, lo sentía extemporáneo, pero frente a
su rápida reacción intente lo mismo afirmándole que aquí no se había dado la
versión de ningún bando, sino una posición clara que se identifica con la
defensa insustituible del Estado de Derecho. Y agregué que se estaba condenando
a una dictadura que se apropió de bebes, persiguió, torturó y asesinó a gran
parte de la población, con 30.000 desaparecidos como una trágica prueba, entre
otras.
II
24 de Marzo, escuela primaria, está por empezar la jornada de clases, Marta la
seño de segundo esta algo molesta y en una charla de pasillo con una de sus
colegas le aclara que no va a tratar el tema de los militares, el golpe y esas
cosas, que ella no tiene porque meterle en la cabeza a los chicos estos
embrollos de hace tantos años, que además son muy chicos y que cada 24 todo esto
la tiene un poco cansada … al fin y al cabo dice que ella de política no
entiende y que se lo explican los padres, cada uno sabrá que hacer. Así que su
decisión es ir por mas matemática que eso si es necesario.
III
No se trata de una elección personal, atada a la voluntad de cómo se levanta un
docente en esa mañana de Marzo, tampoco es cuestión de andar haciendo encuestas
a los padres para ver cuál es su decisión. El 24 de Marzo simboliza la necesidad
como sociedad de hacer memoria, y conocer qué, quiénes y porqué. Transmitir la
gravedad que implica la interrupción por la fuerza de un Estado de derecho y la
instalación del terror a través de la persecución, desaparición y muerte de gran
parte de la población, del robo sistemático y apropiación ilegal de bebes.
El padre puede estar molesto, pero nunca interrumpir el deber de la escuela como
garante de la socialización de las nuevas generaciones en su derecho de
preservar la defensa de la democracia. De aprender qué significa vivir en
democracia y la necesidad de cuidarla, defenderla y mejorarla. La
responsabilidad de enseñar qué fue la dictadura para que nunca más volvamos a
cometer estos errores como sociedad, puesto que no se trato de unos militares
locos y malos que no tenían otra cosa que hacer.
Por otro lado estimado padre, al plantear esta cuestión de los dos bandos, de
una guerra y los dos demonios Ud. le hace trampa a la historia. Y digo esto
porque en las escuelas muchas veces al tratar diversas temáticas de nuestra
historia o de la sociedad solemos caer en argumentaciones de tipo binarias que
explican, o mejor dicho reducen fenómenos muy complejos a un asunto de “buenos y
malos”. Y aquí no se trata de una reducción binaria sino de algo que nos
enmudeció como sociedad, tiene nombre y se llama terrorismo de Estado, o plan
sistemático de exterminio o si Ud. prefiere, holocausto.
Esta opinión de un padre de una escuela me lleva a pensar las condiciones que
hicieron posible a esta dictadura y no solo la complicidad de empresarios,
medios de comunicación, Iglesia y demás corporaciones de poder, sin dudas
decisivas para la concreción de tan macabro plan, sino también la complicidad de
hombres y mujeres de a pié que apoyaron expresa o disimuladamente las acciones
del terror.
La Srta. Marta puede tener fastidio pero no puede desconocer que enseñar sobre
la dictadura no es opción a la carta según el piaccere pedagógico sino
responsabilidad indelegable de la escuela y sus representantes ante los alumnos.
Srta. Marta, usted puede pensar esto y lo otro y también aquello sobre cualquier
tema, sobre este también, pero aquí no es un asunto suyo, solamente. Aunque a
veces en la escuela funcione eso de cierro la puerta y hago lo que me plazca,
Ud. es depositaria de un pasado y responsable por el presente y futuro de estos
niños, Ud. es una representante del Estado ante y por ellos. Los derechos
humanos son política de Estado porque existió una infatigable lucha social que
encabezaron Madres y Abuelas de Plaza de Mayo junto a otros organismos, y porque
sigue siendo una lucha actual por el esclarecimiento, por la justicia, por saber
que fue de sus familiares, por recuperar las identidades de los nietos. Razones
que jerarquizan su presencia en el currículum de la escuela al mismo tiempo que
expresan un derecho de aprendizaje para cada uno de sus alumnos y alumnas.
El curriculum es una norma pública que define los lineamientos de la política
educativa, organiza y orienta la enseñanza de diversos contenidos. La escuela
para los chicos es el primer ámbito formal de ciudadanía, y por tanto es un
espacio crucial para que los docentes los ayuden a incorporarse en la vida
democrática de la sociedad. A contramano de la maestra como segunda madre y la
escuela como segundo hogar , metáforas que repliegan estas funciones al ámbito
de lo privado( con un claro sesgo sexista) el desafío es pensar a la institución
formadora como escuela de ciudadanía democrática y a sus docentes como los
primeros adultos referentes, por fuera de las familias, que inviten a recorrer
un camino de transmisión cultural, como mediadores para el aprendizaje de lo
público y lo común para convivir en una mejor democracia.
IV
Al contarnos sobre lo conversado en la escuela, Violeta, mi hija que va a
segundo grado, suelta sus palabras, “hablamos sobre la patada de Estado”…
rápidamente se corrige (aunque solo por apegarse fielmente al relato, no porque
ese término le resultara inapropiado)…” el golpe de Estado”.
Quizás estas palabras de Violeta me permiten decir que así como es
responsabilidad indelegable de la escuela enseñar que significó la dictadura
militar, también lo es estar preparados para escuchar, para hacerle lugar a todo
aquello que los más pequeños y los adolescentes tienen para decirnos, sus formas
de comprender e interpretar este ejercicio de memoria histórica.
Podríamos afirmar que lo que está en juego no es otra cosa que el ejercicio de
responsabilidad generacional de pasar la posta, y se me cruza una imagen, que la
ensayo como metáfora. Es la del testimonio que se pasa de mano en mano en la
disciplina atlética de la carrera de postas. Hay un atleta que viene corriendo,
que le pasa el testimonio a otro que recién comienza a correr. De lo que allí
suceda, de cómo resuelvan ese instante fugaz pero crucial, dependerá la potencia
de lo que ocurrirá.
Enseñar y aprender sobre el 24 de marzo y la triste noche de la dictadura puede
convertirse en una cita muy valiosa entre generaciones, y su riqueza estará
sujeta a que ese encuentro no solo contemple el pasaje del testimonio sino el
hacer lugar a la aparición de algo nuevo, lo que traen los más pequeños, y esa
diferencia será lo que reafirme el acto de transmisión, la continuidad entre
generaciones, con la impronta de la confianza, pero de esa que se arriesga a lo
novedoso sin la necesidad de controlarlo.
En estos días una nota periodística I me hizo recordar una entrevista efectuada
por un noticiero de la época a un teniente coronel que ejercía como funcionario
de algún ministerio, a quien le preguntaron: “– ¿Por qué razón los jóvenes
tienden a rebelarse ante la autoridad? La respuesta fue: –Algunos jóvenes
padecen de lo que yo llamo exceso de pensamiento “.
A confesión de parte que mejor que responder con la más tierna poesía de alguien
que hizo del respeto por los chicos, de la libertad y la democracia una marca
registrada del teatro infantil argentino. Vaya un sentido homenaje a Hugo Midón
**.
“Cortitos, los tengo que tener cortitos
Limpitos los payasitos
Lindos, buenos y mansitos para que vuelen bajito y no vayan mas allá” ***.
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http://tiempo.elargentino.com/notas/como-explicarles-horror-los-chicos
** Hugo Midón falleció el viernes 25 de Marzo de 2011.
*** En Vivitos y coleando Vol. Letra: Hugo Midon, música: Carlos Gianni
Columna de Educación del miércoles 30 de Marzo de 2011, en el programa Uno nunca
sabe, por las mañanas de la Radio AM 750. Buenos Aires. Argentina.
Gabriel Brener es Lic. Educación (UBA) y Especialista en Gestión y Conducción
del Sistema Educativo (FLACSO). Capacitador y asesor de docentes y directivos de
escuelas. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila
Bs As.