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El
juicio por el crimen de Ragone
Pocos días antes del golpe de Estado, Miguel Ragone fue
secuestrado en un operativo de militares y policías. Su
cuerpo nunca apareció y tampoco está claro quiénes
integraron la patota de represores. Entre los acusados están
Menéndez, Mulhall, Gentil y Guill.
Por Alejandra Dandan
Del juicio se espera mucho, entre otras cosas la posibilidad
de encontrar nuevos testigos para identificar a todos los
integrantes de la patota que lo secuestró. Además,
documentos sobre la presencia de hombres de Inteligencia del
Ejército. Y datos para saber qué es lo que finalmente
sucedió con su cuerpo. Con esa expectativa comienza hoy en
Salta el juicio oral de un tramo de la causa de Miguel
Ragone, secuestrado en un operativo de militares y policías
el 11 de marzo de 1976, pocos días antes del golpe de Estado
y a tres años de las elecciones que lo habían convertido en
gobernador en una alianza del PJ de la que participaron
Montoneros y el PRT. Ragone era el médico de pueblo al que
hoy se recuerda, entre otras cosas, porque pintó de rosa los
patrulleros en medio de una reforma que descabezó a la
Policía. Durante las audiencias pasarán en total 95
testigos, y hoy al mediodía Hijos Salta convoca a una
movilización.
“Que el jefe de policía había mandado pintar los patrulleros
celestes y rosas no es ninguna mentira”, dice Armando Jaime,
antiguo compañero de Ragone, militante, parte de la
corriente del PJ desde la que ese médico –ex funcionario del
Ministerio de Salud de Juan Perón– ganó las elecciones de
mayo de 1973 con una adhesión que superó el 57 por ciento de
los votos. Jaime integraba el Frente Revolucionario
Peronista, donde se hicieron lugar las organizaciones
armadas: “Ragone es un emergente de la lucha interna del PJ”,
dice ahora. “Aparece para oponerse a la vieja dirigencia
justicialista y en contra de las corrientes dominantes de la
sociedad salteña, de las viejas tradiciones. Su gobierno fue
el gobierno de las más diversas fuerzas populares y eso
despertó odios y una venganza increíble. Pero yo creo que no
fue tanto por las reformas profundas, sino simplemente por
la presencia muy popular del pueblo en la Casa de Gobierno.”
Jaime será uno de los ’95 testigos de este juicio histórico,
entre los que habrá ex funcionarios, militantes, víctimas de
la dictadura convocados como testigos para señalar a los
acusados. También declararán los familiares y el grupo de
testigos del operativo.
A Ragone lo secuestraron el 11 de marzo de 1976 a la salida
de su casa, en el pasaje Puló de la ciudad de Salta, camino
a su consultorio. Su auto apareció en la localidad de
Cerrillos, a unos 15 kilómetros de la capital, y hoy se sabe
que en su secuestro intervinieron tres coches robados y
trasladados desde la ciudad de Termas de Río Hondo, en
Santiago del Estero, un elemento que habla de la
intervención de las fuerzas militantes del Operativo
Independencia. Para entonces, la provincia ya estaba
intervenida, él había vuelto a sus tareas habituales, aunque
se preparaba como candidato para una interna. Su cuerpo aún
hoy permanece desaparecido.
Con su caso, la Justicia avanzará en otros dos casos
relacionados: el asesinato del almacenero Santiago Arredes y
las lesiones que sufrió Margarita Martínez de Leal, empleada
de un comercio de la zona, ambos baleados porque vieron el
secuestro.
Entre los acusados están los autores mediatos y los autores
directos, al menos a quienes se logró identificar. Entre
ellos, Luciano Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo del
Ejército en el momento del secuestro; Carlos Mulhall, jefe
de la guarnición militar local; Miguel Gentil, que era el
jefe de la Policía salteña, y Joaquín Guill, uno de los
hombres simbólicos de la represión en Salta, jefe de
Seguridad de la policía y responsable de los operativos
clandestinos. Además, serán juzgados como integrantes de la
patota o de puestos de decisión intermedios tres ex
policías: Andrés del Valle Soraire, Pedro Javier Herrera y
Raúl Nelson Herrera. También Jorge Héctor Zanetto, ex
dirigente sindical, a quien se nombra como vocero de la
Triple A y quien, una semana antes del crimen, amenazó a
Ragone, luego de exigirle que se bajara de las elecciones
internas.
Pese a todo, entre ellos no están todos los que deberían.
“Está claro quiénes fueron los autores mediatos y quiénes
pudieron formar parte de las segundas líneas, pero no están
claros los nombres de los miembros de la patota”, dice
fiscal Horacio Juan Azzolin, a cargo del juicio oral. Otra
de las dudas es el destino de Ragone: “Desaparece”, dice el
fiscal. “No se sabe si estuvo en un centro clandestino,
aunque la mayoría sostiene que se muere en el momento o lo
matan; la hipótesis es que no lo querían para interrogarlo,
sino para matarlo. Entre esas hipótesis lo que se dice es
que a Ragone lo matan para infundir terror, y preparar el
golpe”. Uno de los que sostienen esa hipótesis es David
Leiva, querellante por Memoria, Verdad y Justicia de Orán.
“El secuestro está vinculado a generar inseguridad, y no
como sostienen otros que se trató de una venganza o un
crimen de odio”, dice a Página/12.
Hijos reclama cárcel común para los represores, entre ellos
Guill, condenado por la masacre de Palomitas, pero con
prisión domiciliaria. Elia Fernández es de Hijos, sobrina
nieta de Ragone, su madre integró el PRT y fue asesinada en
Palomitas. “Guill fue condenado, pero en aquel caso no hubo
juicio oral y para mí significa mucho, no sólo porque era mi
tío abuelo. Son los mismos imputados en la causa de mi
vieja, y no tuve la oportunidad de un juicio oral... Ahora
los voy a tener presentes en el sala.”
Las audiencias se harán semana de por medio. Estarán a cargo
del Tribunal Oral Federal en lo Criminal de Salta, presidido
por Marta Liliana Snopek.
05/04/11 Página|12
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