Los
desafíos del Pensamiento Nacional
Entrevista a Francisco José Pestanha
Por Bernarda Tinetti
1 - En un artículo titulado “El resurgimiento”, Ud. afirmó recientemente
que la corriente del Pensamiento Nacional se había revitalizado en estos
últimos años. Tal resurgimiento ¿se originó en razón de la movilización
política abierta en el actual proceso? ¿Fue motorizada y conducida desde
el Gobierno y el Estado por la dirigencia política? O ¿se trata de una
sincronía de ambos a partir de las demandas surgidas por y en las
controversias políticas e ideológicas que ocuparon la escena pública en
estos últimos años?
En principio quiero aclararte que debido a la extensión de esta
entrevista tendré que simplificar algunos conceptos.
Ensayando una respuesta conjunta para los interrogantes que planteas en
esta pregunta - a mi entender - el resurgimiento del Pensamiento
Nacional es consecuencia directa de dos factores que aunque tienen
relación con fenómenos que vos enuncias, los exceden ya que la
revitalización de nuestra corriente responde a aspectos sociológicos más
profundos.
El primer factor que dio origen a este “renacer” tiene que ver con la
acción ejercida por una superestructura cultual alienante que se
consolidó a partir 1976 (pero que preexistía, ya que proviene de la
matriz dicotómica posterior a la derrota Federal a mediados del siglo
XIX). En ese sentido la Dictadura vino a impulsar una vez más la
negación de lo propio a través la exaltación acrítica de lo otro.
Esa superestructura denunciada en su época por Manuel Ortiz Pereyra,
Arturo Jauretche y otros tantos, es aquella que se asienta bajo la
dicotomía sarmientina “Civilización o Barbarie” donde la “Civilización”
representa “lo otro” y la “Barbarie” “lo propio”, y que actúo como norte
ideológico de los vencedores de Caseros. Y digo alienante porque es
reduccionista ya que los civilizados no eran tan civilizados y los
bárbaros no tan bárbaros, y además negadora, ya que niega una parte
sustancial del ser. Pero no solo lo niega. Lo menoscaba, lo oprime, lo
reprime. La represión ejercida por la tiranía cívico militar, que dio
por tierra al tercer gobierno peronista, no solo se circunscribió a lo
físico imponiendo un verdadero genocidio, sino que se extendió a lo
simbólico. Podríamos hablar, por qué no, de genocidio simbólico.
Esa superestructura alienante modelada sobre el exterminio federal, de
lo facúndico como enseñaba Taborda, se constituyó asimismo como una
cultura de importación acrítica de ideas, de conceptos y de pautas
culturales, negando auténticos productos simbólicos y culturales
emergidos de la más sana tradición del país.
Y vos sabes que cuando se reprime algo, ello vuelve a surgir, nos llama
desde la historia como enseña Cirigliano.
Vos sabes, además, que en el universo de lo físico rige un principio de
acción y reacción. Esto también sucede en el campo de lo simbólico. Y
entonces en esa reacción que llamamos resistencia, encontramos el
segundo factor que origina el resurgimiento. Tal como aconteció después
de Caseros, como después de la caída de Yrigoyen, como después del
derrocamiento de Perón, inmediatamente, después del golpe de marzo de
1976, un sustrato importante de la Argentina - el que se vio oprimido
física y culturalmente - resistió de todas las formas y modalidades
culturales y comunicacionales posibles, y si uno tendría que definir esa
reacción, podría hacerlo con el término nativista, es decir como
vindicadora de ciertos componentes de lo identitario. Pero este fenómeno
no solo aconteció durante la dictadura, sino que se extendió en las
primeras décadas de nuestra democracia, ya que la impronta del proceso
se desplegó más allá de la recuperación democrática. El resurgimiento
entonces tiene que ver con esta dicotomía: REPRESION ALIENACION -
RESISTENCIA REACCION.
El Pensamiento Nacional, en cierto sentido, es una epistemología
resistente que acompaña y a la vez forma parte de la resistencia
cultural y también la comunicacional. Uno podía visualizar promediando
los años 80 cómo las nuevas generaciones empezaron, a través del arte, a
expresar esa resistencia. Hay que mirar la poesía, la pintura, el
muralismo, etc. Es decir, todas las formas de producción artística. Allí
podían visualizarse los anhelos y las esperanzas de esas generaciones. Y
como antes sucedió en nuestra historia, luego de la convulsión cultural
apareció la política. En eso estamos.
Un fenómeno en el que hay que prestar especial atención es el de la
comunicación. Allí los medios alternativos jugaron un papel
preponderante. La comunicación alternativa fue una forma de resistencia.
Si uno los observa con detenimiento la historia argentina posterior a
Caseros, y la relación entre cultura popular y movilización política,
bien podría pronosticar este resurgimiento del Pensamiento Nacional ya
que en forma paralela a la resistencia cultural viene la interpretación
y la literaturización de los contenidos de esa resistencia. Ahí es
cuando reaparece el Pensamiento Nacional. Este proceso puede
visualizarse claramente en los albores del surgimiento del peronismo.
Primero una convulsión cultural nativista, luego el nacionalismo popular
en manos de los Forjistas y otros componentes del campo nacional y
posteriormente la militancia y la transformación.
En esta última etapa, es decir desde marzo de 1976 en adelante mientras
la resistencia cultural abarcó todos los campos de la sociedad
argentina, el resurgimiento del Pensamiento Nacional estuvo motorizado
por pequeños grupos e individuos que en soledad y muchas veces
marginados, no solamente preservamos nuestro acervo y nuestra tradición,
sino que además trabajamos en la reactualización y en la resignificación
de esta corriente. Aquí se encuentra el tercer factor. El resurgimiento
entonces no es un fenómeno de arriba hacia abajo sino de abajo hacia
arriba. No fue impulsado por las elites sino muy por el contrario desde
el pueblo auténtico.
Un aspecto importante es el rol que jugó el interior del país que para
nosotros es el verdadero centro. El interior, es decir, la argentina
profunda, resistió con fortaleza la aculturización impulsada desde la
urbe. Y en ese sentido, sin temor a equivocarme, creo que el mundo
provinciano ha jugado un rol vital en esta reacción nativista. Mientras
la caja boba (televisión) porteña llevaba hacia las provincias enlatados
de cultura importada, el interior fue paulatinamente invadiendo la
ciudad con productos auténticos de nuestra tierra. Esta cuestión debe
ser estudiada pues la he constatado permanentemente.
2 - ¿Qué valores del Pensamiento Nacional son los que renacieron en este
período? ¿Cuáles son los pensadores y/o las ideas fuerza que más se
retomaron y/o resignifican? ¿Por qué?
Yo no sé si hablar estrictamente de valores ya que un concepto amplio de
cultura excede con creces al mundo de los valores, aunque ciertamente
los incluye. En ese sentido hay que entender que el Pensamiento Nacional
es en sí mismo un fenómeno cultural. Como bien enseñaba Fermín Chávez,
el Pensamiento Nacional constituye una epistemología que se fue
desarrollando aquí en la periferia, como resistencia a improntas
culturales y conceptuales impuestas acríticamente desde el afuera.
Como ya sostuve anteriormente éste no es un fenómeno nuevo ya que puede
hablarse de una tradición de pensamiento que ya tiene más de cien años
en el país, surgida muy probablemente con posterioridad a la derrota
federal. Pero hay que tener en cuenta un dato importante, la resistencia
cultural en sí misma ya tenía antecedentes en la resistencia de lo
indoamericano contra la colonización española, y a la vez, en la
resistencia del mundo indo – hispano - criollo contra el surgimiento y
expansión de las culturas sajonas, por eso podemos hablar en América de
una verdadera matriz resistente.
Respecto a la segunda parte de tu interrogante, el autor que surgió con
mayor fortaleza en estos últimos años fue Arturo Jauretche,
probablemente debido a la influencia que él ejerció sobre la generación
de los setenta que hoy ocupa importantes espacios de poder. Otro autor
que emergió con mucha fuerza fue Abelardo Ramos, quien también influyó
sobre la misma generación. Pero en estos próximos años resurgirán las
obras de otros tan o más importantes que los anteriores y aún menos
reconocidos como Manuel Ortiz Pereyra, Saúl Taborda, Ernesto Palacio,
Manuel Gálvez, Manuel Ugarte, Arturo Sampay y Fermín Chávez entre otros
tantos. Entiendo que después de un proceso como el actual en el que
encontramos mucho consignismo coyuntural, comenzará un período de
reflexión más profunda y la búsqueda de los orígenes. Pero no como
atadura melancólica al pasado, sino como búsqueda de respuestas. Allí
reaparecerán otros grandes maestros.
En estos tiempos la idea que con mayor fuerza resurge es la batalla
cultural, aunque debo decirte que observo bastantes inexactitudes
respecto al significado que esto conlleva, y sobre cuáles son los
aspectos que habrá que dar batalla. Sobre este tema me gustaría
profundizar en alguna oportunidad ya que adquiere una centralidad
significativa.
3 - Si algo renace, y se renueva es porque antes estuvo invisibilizado
–ya sea por coerción o por consenso- ¿Qué habrá ocurrido con el
Pensamiento Nacional en la cultura social argentina para que perdiera su
fuerza-idea o para que no encarnara en el pueblo?
Qué buen concepto ese de invisibilización. Me gusta. Ella resulta lógica
consecuencia de la represión ejercida por esa superestructura alienante
instaurada cada vez que se interrumpieron los procesos de emergencia
popular. Muchas veces la coerción fue directa a través de los mecanismos
de censura y persecución, pero lo que resulta interesante es aquella
invisibilidad producida por “consenso”. Ésta última fue ejercida
fundamentalmente en los ámbitos universitarios y/o académicos donde, al
asignársele a esta modalidad de pensamiento nuestro el carácter
acientífico o paracientífico, se lo excluyó y no se la consideró ni
siquiera objeto de estudio.
He aquí una paradoja: la corriente de Pensamiento Nacional es la que ha
alimentado conceptualmente a los dos grandes movimientos históricos
acontecidos durante el siglo pasado y, salvo excepciones, no se ha
considerado ni siquiera como objeto de estudio. Aún así hoy la
Universidad Nacional de Lanús ha tomado la posta. Pero en esto quiero
ser bien claro, acá no se discute el hecho de pensar diferente, como
denuncian algunos comunicadores. El Pensamiento Nacional es una
tradición de pensamiento que coexiste con la liberal, la marxista y la
nuestra. El Pensamiento Nacional no aspira constituirse como pensamiento
único. Solo aspira a consolidarse como tradición de pensamiento.
El problema es que sobre nuestra corriente recayó una represión
significativa que vino de varios lados, inclusive desde el seno del
mismo Movimiento Nacional. Ernesto Ríos, en medio del auge neoliberal de
la década del´90 denunciaba una crueldad censora que provenía de las
estructuras partidocráticas del movimiento. Durante las primeras décadas
de la democracia nuestros pensadores fueron ninguneados y olvidados. Los
trataban de melancólicos y anacrónicos, y salvo excepciones, los
discriminaron. En ese orden de ideas, el Pensamiento Nacional, al
colocarse en el campo de batalla, ha convivido con la política
institucionalizada, y vos sabes que en ella prima el interés individual.
El político profesional suele ponerse él delante de todo y persigue un
interés propio no colectivo. Desde allí también provino la censura.
4 - ¿Los sectores juveniles que retoman el Pensamiento Nacional, lo
hacen de formas parecidas a como lo hicieron otras generaciones en otros
momentos?
Cada generación ha retomado y retoma esta tradición en forma diferente.
No solamente en lo estético, sino también desde el punto de vista
conceptual. Pero no obstante ello la esencialidad se mantiene. Y esta
esencialidad está dada por la autoconciencia de nuestra situación
periférica, la existencia de fuerzas que contribuyen a sostener esa
situación periférica y la aspiración por obtener definitivamente nuestra
soberanía integral. En ese orden de ideas tengamos en cuenta que el
objeto principal del Pensamiento Nacional es la Identidad Nacional, y en
ese sentido nuestra identidad mestiza, multígena al decir de Scalabrini
Ortiz, nunca es estática, se va transformando en el tiempo con los
nuevos aportes y con la resignificación de los anteriores. Las
identidades mestizas son dinámicas y por lo tanto el Pensamiento
Nacional adquiere un dinamismo similar al de su objeto. Y he aquí los
grandes logros epocales. Hay un libro colectivo en el que participé –
Proyecto Umbral – que se anima a avanzar sobre esta resignificación, y
que si bien no tuvo un impacto mediático importante, con los años creo,
adquirirá importancia.
5 - ¿Existen producciones actualizadas sobre el Pensamiento Nacional?
¿Quiénes las realizan? ¿Cómo?
Existen muchísimas. Gran parte de ellas están en la red y son producto
del trabajo de innumerable cantidad de pensadores que hace años vienen
resistiendo. Norberto Galasso, Ernesto Goldar, Graciela Maturo, Martín
García, Pacho O Donnell, Alberto González Arzac, Enrique Oliva (ya
fallecido), Eduardo Rosa, Alberto Buela, Ángel Núñez, Osvaldo
Guglielmino, Hugo Chumbita, Oscar Castellucci, Ana Jaramillo, Pablo
Hernández, José Luis Dilorenzo, Carlos Piñero Iñiguez, Enrique Manson,
Oscar Denovi, Roberto Bardini, Julio Fernández Baraibar, Néstor
Gorojovsky entre otros cientos, quienes, a pesar de mantener sus
diferencias entre sí, claramente plantean una epistemología de la
periferia. Pero también los hay nuevos como, entre otros, Claudio Díaz,
César Trejo, Tato Díaz, Pablo Vázquez, Ernesto Ríos (ya fallecido), Pepe
Muñoz Azpiri, Marcelo Gullo, César González Trejo, Patricio Mircovich,
Araceli Bellota, Leticia Manauta, Luis launay y quien les habla, que
estamos tomando la posta. Es decir el Pensamiento Nacional ha sido
trasvasado de los mayores hacia nosotros, y ahora nosotros hacia las
nuevas generaciones, y este proceso es de profunda resignificación.
También podemos mencionar a hombres y mujeres de la literatura y de la
poesía que, si bien no pertenecen o no reconocen estar encuadrados en
esta corriente, contribuyen a fomentar nuestros estudios y nos ayudan a
continuar con la tradición.
6 - ¿Dónde podemos visualizar el retorno del Pensamiento Nacional? ¿En
qué lugares, en qué materiales, en qué formatos, en qué decisiones, en
cuáles acciones?
Siguiendo con este afortunado término de la invisibilidad, el
Pensamiento Nacional se ha hecho visible en estos últimos años en el
discurso político. Llamativamente un sector considerable de la
dirigencia que llevó a la Argentina a la humillación dio vuelta sobre sí
misma y transmutó aquel discurso liberal – globalizante de la década del
90 - a uno diríamos nacional y popular. Aunque ciertas veces resulta
patético escuchar a algunos dirigentes hablar de nacionalismo popular
cuando hasta no hace tiempo hablaban de racionalización, gerenciamiento,
privatización y otras tantas paparruchadas, uno tiene que entender, por
un lado, que el Pensamiento Nacional nació para ser apropiado y que esa
apropiación ahora resulta notable aunque algunas veces no aparece como
del todo sincera; por otro lado
Por otro lado tiene que tener en cuenta que el cambio operado a partir
del 2001 se hizo casi sin violencia y sin “tirar la dirigencia por la
ventana” y en tanto parte de ella modificó su discurso para “adecuarse”
a los nuevos tiempos. Este es un proceso que hay que seguirlo con
detenimiento y perspicacia, ya que la endeblez y la borocotización, como
hoy se llama, puede devenir en traición.
El pueblo argentino a partir de la crisis del 2001 ha decidido un
proceso de transformación sin violencia. Una vez más Perón, el muy
enunciado y poco estudiado, tenía razón. Entre la violencia y el tiempo,
esta vez se prefirió al tiempo. Esperemos que la dirigencia esté a la
altura de las circunstancias y no vuelva a transmutar en forma
oportunista.
El resurgimiento está a la vista. Miles de conferencias, encuentros,
seminarios, libros, documentales, muestras, etc, dan cuenta clara de
ello. ¿Cómo influirá este fenómeno en el futuro argentino? Eso está por
verse.
7 - ¿Qué problemáticas, conflictos, cuestiones, (algunas de ellas para
ejemplificar) fueron resueltas en Argentina desde nuestras propias ideas
en períodos anteriores a nuestra contingencia y cuáles en la actualidad?
A mi entender, las dos fases de Movimiento Nacional acontecidas durante
el siglo pasado apuntaron hacia la paulatina obtención de la soberanía
integral del país. Durante el Yrigoyenismo, tibiamente, pero sobre todo
durante el primer peronismo, gran parte de las acciones de gobierno
estuvieron orientadas en ese sentido.
El Pensamiento Nacional durante el siglo pasado fue planteando
cuestiones fundamentales – entre otras tantas - relación entre nación y
pueblo y una autoconciencia que no existía. El Pensamiento Nacional,
vino a poner a principios de siglo pasado las cosas en su lugar. Vino a
advertirnos que la declaración de 1916 era solo un paso en el camino a
la soberanía pero que el país aun seguía sojuzgado. Allí estaban José
Luis Torres, Raúl Scalabrini, Ernesto Palacio, Ramón Doll, Arturo
Jauretche, Arturo Sampay, los hermanos Irazusta, denunciando al
coloniaje y demás falacias sobre las que estaba asentada esa ficción de
soberanía.
En este momento el Pensamiento Nacional está reflexionado sobre muchas
cuestiones vinculadas a obtener mayores niveles soberanía, en especial
la cultural - y además algo que es muy importante - cómo se evita que
estas nuevas generaciones, que tanta energía están volcando hacia la
militancia, no se frustren. Y digo ello porque una parte importante de
la militancia, aun sin formación, se está incorporando a una dinámica
contractual pública y/o rentada. Y esto es preocupante. Hay que
observarlo. Si se incorpora a la dinámica contractual a la militancia
sin formación se corre el riesgo de neutralizar la épica, y una
militancia sin épica rápidamente se transforma en burocracia.
Estamos reflexionando además sobre nuevos componentes identitarios,
sobre la incidencia de los nuevos factores migratorios en la
constitución de nuestra identidad colectiva, en nuevas modalidad de
construcción de legitimidades, es decir, estamos pensando en el futuro.
El Pensamiento Nacional no nació para hacer análisis políticos de
coyuntura, sino análisis estratégicos. El Pensamiento Nacional es
pensamiento hacia el futuro. Por último hay que aceptar que en el país
conviven otras tradiciones de pensamiento y en ese sentido hay que
lograr vías de acercamiento, ya que el desafío es contactar e integrarse
en un todo. Como enseña Cirigliano: “Toda la historia es nuestra
historia. Todo el pasado es nuestro pasado, aunque a veces preferimos
quedarnos con sólo una parte de ese pasado, seleccionando ingenua o
engañosamente una época, una línea, unos personajes, y queriendo eludir
tiempos, ignorar hechos y omitir actuaciones”. Cirigliano, aparte,
decía: “Somos el conquistador y el indio, el godo y el patriota, la
pampa privilegiada y el interior relegado, el inmigrante esperanzado y
el gaucho condenado. Somos los dos, no uno de ellos solamente. Si nos
quedamos con uno de los dos, siempre llevaremos a cuestas un cabo suelto
sin anudar, siempre cargaremos un asunto inconcluso que no lograremos
cerrar, siempre habrá un pedazo de nosotros que no lograremos integrar.
Y todo aquello que uno no contacta ni incorpora y, por tanto, no cierra,
eso no desaparece, continúa llamando, sigue siendo un mensaje en espera
de ser recibido, reclamando, ser escuchado”. Aunque fuimos víctimas de
la opresión y la censura, los pensadores nacionales con generosidad
debemos abrir caminos, poniendo un límite solo al cipayaje.
8 - ¿Qué significaciones puede tener para la política/cultura del país
este retomar y este circular con más fuerza de las ideas nacionales?
Una significación vital. Pensar en nacional es pensar en el ser. Ningún
individuo ni ninguna comunidad pueden desarrollarse eficazmente sin un
auténtico proceso de reflexión sobre el ser. Esta reflexión en una
sociedad mestiza debe contemplar las particularidades.
Pero para desarrollar adecuadamente ese proceso hay que formular ciertas
categorías propias con herramientas propias, una suerte de pensar desde
nosotros mismos. El Pensamiento Nacional es vital porque implica un
pensarnos desde nosotros mismos, es ejercicio de soberanía cultural,
aunque algunos todavía piensen que la soberanía ya ha sido lograda.
9 - Durante el período donde fue hegemónica la creencia del fin de la
historia y la muerte de las ideologías: ¿En qué y desde cuáles espacios
resistieron las ideas nacionales?
Resistimos en forma individual y colectiva. Hay personajes legendarios
que deberán ser redescubiertos por las nuevas generaciones. Cada uno en
su tiempo y en su modalidad fue resistiendo. El Pensamiento Nacional
siempre se caracterizó por esa dualidad. Debido a sus matices nunca pudo
fundarse una Escuela de Pensamiento Nacional.
Durante estas últimas décadas hubo importantes textos, libros
ninguneados, hubo actividades, talleres, conferencias, centros
culturales. Todas estas actividades fueron realizadas prácticamente sin
recursos y con escasísima difusión por los grandes medios.
Las estrategias fueron las más diversas y creativas. Una de las
herramientas a las que recurrimos fue la red. Allí, con gran esfuerzo y
venciendo ciertos prejuicios, se abrieron las primeras páginas
nacionales ya que editar libros era muy difícil. Después aparecieron
editoriales como FABRO Y CICUS, y otras que contribuyeron
invalorablemente a la difusión de nuestras ideas. Y seguimos así porque
aún hoy esta corriente no ha adquirido la visibilidad que merece,
inclusive en los medios más afines.
En ese sentido la dispersión y la existencia de matices naturales en
nuestra corriente atenta contra nuestra visibilidad. El progresismo
urbano, por ejemplo, aunque más reducido mediantes sus redes de
relaciones han logrado mucha presencia, claro está, previa redefinición
de su discurso público y cambio de mirada sobre los fenómenos nacionales
como el peronismo.
Para finalizar quiero destacar especialmente un espacio de reflexión que
fue la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas y su valiosa re
significación del Conflicto del 1982 y de la causa Malvinas.