A los normales se les vuelan las chapas

Por Gabriel Brener *

Si de autoridad se trata, suelen medir alto en las encuestas aquellas opiniones que se encarnan en ese” todo pasado fue mejor” o · escuela era la de antes” aunque algunos elevan la apuesta y escupen” la juventud está perdida, son todos vagos, atorrantes, no sirven para nada”

La derecha política asume con especial sensibilidad esta demanda y su traducción pedagógica se expresa en el discurso de restauración de la autoridad, intentando estetizarlo en acciones como el himno a Sarmiento obligatorio. En la obsesión por los buenos modales (seducidos por el ministro de educación de Sarkozy que por decreto restaura el ponerse de pie y referirse de usted ante el profesor1) En la idea fija de la evaluación, de alumnos y docentes, pero de esa que solo está ligada al control, para estimular la”libre” competencia. De los jóvenes, para rendir mas, de los profesores para “democratizar” el aumento diferencial de salarios.

La paradoja de estos discursos de la nostalgia moralizante es que lo más sólido que quedaba de aquel entonces eran los inmensos edificios, en especial los “Normales”, monumentos sarmientinos por excelencia. Edificios que se están venciendo y agrietando, por todos lados, y el Acosta y Normal 7 son los últimos ejemplos.

Es evidente que restaurar la vieja escuela es un ejercicio por lo menos impotente, puesto que los cambios de la sociedad, y en especial del vínculo entre generaciones desafía a la escuela a transformarse en algo nuevo y diferente, no en una versión pretérita de sí misma. Lo mismo si se trata de construir autoridad.

Recuerdo que un ministro de educación porteño al asumir el cargo afirmaba que un techo que se cae no es de derecha ni de izquierda2. Será entonces necesario restaurar no la autoridad sino los techos, las puertas, las instalaciones de gas, entre otros. Restaurarlo o hacerlo de nuevo, pero de verdad, no atado a la gestión sino como política de Estado. Porque ciertas reformas en el mundo de la escuela suelen naturalizarse y sabemos que se trata de esos cambios para que nada cambie.

Vivimos tiempos con presencia de muchas violencias, y es muy necesario que podamos trocar la pelea o el insulto por un mejor dialogo por más conflictivo que este sea. Y vale estar bien atentos a los discursos que se aferran a explicaciones simples con alto impacto en el incremento del miedoambiente. Que pintan a los adolescentes como violentos, que los etiquetan como peligrosos o “maleducados” cuando exigen por sus derechos o “se meten en política”.

“Violencia escolar” aunque sea un término muy mediático, no minimiza la gravedad de aquello que está ligado a la violencia en las escuelas. Pero también hay que reparar en las violencias hacia las escuelas. Por un lado aquella de los medios de comunicación que abonan a un tipo de representación de las escuelas, en especial las públicas, como naves a la deriva, a los docentes como impotentes y a los adolescentes siempre perdidos, cuando no bandidos. Por otro lado, las violencias del descuido de sus edificios e instalaciones que no es otra cosa que un acto de desprotección de lo público y de los más pequeños. O sea, del futuro común. Y esto es responsabilidad ineludible del Estado, en su control y/o en su ejecución, más allá de despliegues publicitarios, de carteles con colores saltones que muestran sin explicar.

1 Ampliar en http://www.20minutos.es/noticia/238501/0/francia/usted/aulas
2 10 razones para votar a Macri, elaborado por su asesor Alejandro Rozitchner el 12 de julio de 2007. Lo que aquí se menciona es la 8va razón, leer en http://100volando.blogspot.com/2007_06_01_archive.html

* Gabriel Brener es Lic. Educación (UBA) y Especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo (FLACSO). Capacitador y asesor de docentes y directivos de escuelas. Ex director de escuela secundaria. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila Bs As.      


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