Genocidios argentinos del Siglo XX: Cuando relacionar es indispensable

Por Pedro Jorge Solans *

El libro del escritor y periodista Mariano Saravia, Genocidios argentinos del Siglo XX, fue presentado en la feria del libro de Córdoba el miércoles 7 de agosto, y de entrada generó polémicas, enojos y, por supuesto, un debate que trascendió al libro.

La presentación se llevó a cabo en la sala del Obispo Mercadillo, y debieron echar a la gente, porque empezó a las 19 y eran las 21 y todos seguían hablando ¿Fue mérito del libro. Del autor. O es que el tema nos sigue quemando a los argentinos?

Desde los muertos de la Patagonia, pasando por las masacres de aborígenes en Napalpí (Chaco) y en Rincón Bomba (Formosa), por el bombardeo a la plaza de Mayo, por las masacres de Las palomitas en Salta y Margarita Belén en el Chaco, por La Forestal y la reciente de la dictadura del 76, se condensan en un libro que lleva el sello de la editorial cordobesa Raíz de Dos, y que provoca y lastima el olvido al colmo de generar lo que se generó el miércoles. Enojo, discusión, vergüenza y una catarsis que llegó en la provincia mediterránea hasta los umbrales de la tan mentada “Fundación Mediterránea”, institución que aún comanda los destinos económicos de una buena región argentina.

Pero, claro, acompañaban al autor, dos referentes incuestionables de la lucha contra los genocidios. Teresa Saravia alzando las banderas de los pueblos originarios y Claudio Orosz, dirigente de HIJOS y abogado que metió preso al tristemente célebre “Cachorro” Menéndez, tan ignorante, tan asesino, que alguna vez, dijo que el Ejército sanmartiniano había dejado un país blanco, exterminando a indios y negros. El imbécil de otrora general fuerte del Tercer Cuerpo no había leído que los indios y negros eran los soldados y suboficiales de los ejércitos de Los Andes y del Norte.

Entre Teresa Saravia y Claudio Orosz se encargaron de pinchar sin anestesia al auditorio colmado y de los pueblos originarios se disparó el debate, traspasando los límites de la frontera para llegar al holocausto judío, y allí nomás, a lo que pasa en Medio Oriente.

Lo que cada vez, es más evidente, que ya es difícil camuflar una matanza. Ya el verso del orden, del progreso, de la seguridad no basta para matar masivamente, aniquilar masivamente ni hacer desaparecer personas. Cada vez, es más evidente, que detrás de las grandes matanzas está el interés económico que se puede traducir en conquista, en dominación, pero que en el fondo prima el enriquecimiento de los factores dominantes.

Por ello, creer que la tarea está cumplida con apresar y responsabilizar de las matanzas a los autores materiales es casi liberar el camino a otra futura matanza. Y de esa premisa surge lo indispensable del libro de Mariano Saravia, que además de ser un periodista de gran oficio, es un intelectual que se preparó para da batalla a los genocidios desmenuzándolos, uno por uno, llegando al núcleo de los asesinatos, siguiendo los pasos de Rodolfo Walsh, Gastón Gori, Alfredo Varela y tanto otros que entendieron que el periodismo argentino, desde Mariano Moreno en adelante es compromiso, y no es independiente, ni estéticamente bello y bruto.

Para terminar, salí de la presentación del libro con una pregunta ¿Quién nos metió en la cabeza esa idea perversa, quién nos inoculó esa porción de mugre en sangre, que nacimos para producir? Porque el capitalismo tiene al genocidio como etapa final cuando sus resortes fallan a la hora de que los hombres quieren hacer prevalecer sus derechos a vivir.

Septiembre 2011

* Director de www.eldiariodecarlospaz.com