Histórica sentencia contra los acusados por el asesinato del ex gobernador Miguel Ragone

Por Rubén Arenas

Las condenas recayeron en dos militares y un policía, a los que se consideró ejecutores del terrorismo de Estado. El juicio castiga laresponsabilidad de un hecho aberrante, pero no dilucida cuál fue el destino final del ex gobernador.

Luego de 35 años del secuestro y desaparición de Miguel Ragone, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal anunció la condena perpetua para el exjefe de la Guarnición Salta, general Carlos Alberto Mulhall; el exjefe de la Policía, coronel Miguel Raúl Gentil, y para el exdirector de Seguridad, comisario general Joaquín Guil.

También fueron condenados a dos años de prisión en suspenso los policías Pedro Javier Herrera y Nelson Rubén Herrera. A todos ellos se los consideró autores responsables de delitos de lesa humanidad por los homicidios de Ragone y del almacenero Santiago Catalino Arredes y por las lesiones sufridas por la señora Margarita Martínez. Los dos últimos fueron atacados a tiros cuando presenciaban el secuestro del exmandatario salteño. Además el Tribunal, integrado por Marta Liliana Snopek, Carlos Jiménez Montilla y Luis Giménez, absolvió por el beneficio de la duda al oficial principal de la Policía local Andrés del Valle Soraire y al ex dirigente metalúrgico Jorge Zanetto.

El juicio a los represores determinó que, desde el punto de vista ideológico, Ragone fue una víctima del terrorismo de Estado. Identificado como uno de los gobernadores “de la Tendencia” , junto con Oscar Bidegain, Ricardo Obregón Cano, Eduardo Martínez Baca y Jorge Cépernic, este “médico del pueblo” fue el único de todos ellos que terminó en la condición de asesinado y desaparecido.

También fue el único que se mantuvo en el Partido Justicialista cuando la izquierda peronista migró hacia el Partido Auténtico. Lo secuestraron cerca de su casa, sin darle tiempo a ofrecer resistencia. Probablemente, su muerte se produjo casi de inmediato. El secuestro fue realizado en la mañana del 11 de marzo de 1976, cuando faltaban apenas trece días para la toma formal del poder por parte de la dictadura. Sin embargo, los grupos de tareas ya actuaban en ese verano. El aparato represivo de la dictadura tenía objetivos precisos: para los peronistas tradicionales o de derecha, la cárcel; para la izquierda, el exterminio.

Para entonces, la brutal interna peronista que había ensangrentado a la política comenzaba a dejar el espacio a una nueva confrontación.

La condena de ayer castiga a la cúpula local del aparato represivo, en sus cabezas militar y policial.

“En Salta, todo el mundo comentaba que Ragone era un objetivo a eliminar; por eso nadie se sorprendió cuando se conoció la noticia de que lo habían secuestrado”, expresaron varios testigos. El exministro Jesús Pérez fue el que mejor graficó esa sentencia cuando recordó haberle aconsejado a su amigo que se fuera de Salta porque sabía que los militares lo tenían en la mira. “Miguel, tenemos que optar entre el destierro y el entierro”, le dijo meses antes de que lo secuestraran y lo hicieran desaparecer.

Durante el desarrollo del extenso juicio esta hipótesis se sustentó con la declaración de los 94 testigos que desde el 5 de abril pasado desfilaron por la Sala de Grandes Juicios de la Ciudad Judicial.

El veredicto de ayer fue recibido con distintas reacciones.

Hubo algarabía por parte de los que reclamaban una drástica condena a los principales acusados; otros exteriorizaron cierto conformismo y muchos reclamaron airadamente que los cabecillas sean alojados en cárceles comunes.

Al final, en el recinto la emoción se apoderó de todos y quien acaparó todas las muestras de afecto fue Clotilde Suárez de Ragone, la emblemática viuda que esperó más de un tercio de su vida para que el Estado saldara la onerosa deuda que tenía con ella. Rodeada por sus hijos y otros familiares, la mujer demostró la misma entereza que aquel 11 de marzo cuando recibió la trágica noticia. “Es un paso importante el que se dio y estoy contenta con el resultado del juicio, pero el gran desafío ahora es encontrar sus restos ”, expresó.

El dato

165 mil pesos es el monto que se fijó como resarcimiento para la señora Margarita Martínez de Leal.

12/10/11 El Tribuno, Salta


Los inicios del juicio

Miguel Ragone: Tras 35 años llega el bálsamo de la justicia

9 de abril de 2011, El Tribuno, Salta.

“Mi abuelo pensaba que sus contrarios no eran enemigos. Eran las personas con las que se podía construir desde otro lugar”. Fernando Pequeño.

Después de 35 años de que el ex gobernador constitucional Miguel Ragone fuera secuestrado y desaparecido, en Salta finalmente comenzó a desarrollarse el juicio en contra de los ocho procesados por el hecho. Al parecer, se quitará el oscuro manto que cubre el caso Ragone y se hará justicia por uno de los médicos más queridos por los salteños y por la figura del único (ex) gobernador desaparecido en democracia.

¿Quién era Miguel Ragone? Seguramente, en la memoria de los salteños que vivieron la década del '70 y también antes, se mantiene viva la imagen del ex gobernador y no hacen falta mayores aclaraciones. Pero para quienes nacieron después de ese fatídico 11 de marzo de 1976, día en el que Ragone desapareció, tal vez sí haga falta un breve repaso, para tomar contacto con la importancia de la figura por quien hoy Salta se encuentra en vilo, a la par del día a día en la Sala de Grandes Juicios de la Ciudad Judicial.

Miguel Ragone nació en Tucumán el 21 de enero de 1921, pero después, con su familia, se vino a vivir a Salta. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires y siempre se caracterizó por una plena dedicación a su profesión.

Al hacer una recorrida por los testimonios escritos y orales que existen sobre Ragone, es fácil detectar un denominador común: la mayoría lo destaca como una persona humilde, íntegra, de fuertes principios y con una incansable entrega a sus pacientes, aun durante el período en el que fue gobernador de la Provincia. Es por eso que se ganó el apelativo de “el médico del pueblo”, ya que muchas voces de su época cuentan que podían visitarlo en su casa a cualquier hora y siempre estaba dispuesto para sus pacientes, pero también pasaba sus días pendiente de la salud de los que estaban en los hospitales que atendía (San Bernardo y Cruz Azul) y de todos los salteños, ya que siempre se lo destacó por su desinteresado amor hacia los más necesitados.

Pero, retomando su historia, cuando Ragone estudió en Buenos Aires y trabajó allí, tomó contacto con el ministro de Salud Ramón Carrillo, durante la gestión de Juan Domingo Perón. Se sabe que Carrillo le ofreció la Subsecretaría de Salud, pero Ragone la rechazó y eligió ser su secretario privado para adentrarse en los pormenores de la política. Fue ese ministro quien, por intervención de Ragone, mandó a construir el hospital Neuropsiquiátrico Christofredo Jakob, que abrió sus puertas en 1950, y el médico salteño fue designado entonces como su director. Con el golpe de Estado de 1955 contra el gobierno peronista, Ragone fue destituido de ese cargo; esto significó un antes y un después en su vida: allí decidió comenzar a militar en política.

El 11 de marzo de 1973, luego de haber rechazado anteriores propuestas para la gobernación, Ragone resultó electo en ese cargo con la fórmula del Partido Justicialista “Miguel Ragone - Olivio Ríos”. En esa oportunidad el PJ se llevó el 57,69% de los votos.

Gobierno e intervención

A Miguel Ragone le tocó enfrentar 18 meses de gobierno muy complicados. Asumió el 25 de mayo de 1973 y su gestión ocurrió en un período de constantes luchas internas y en medio de una situación política nacional muy inestable: se desarrollaba el tercer gobierno de Perón, quien tenía su salud muy deteriorada y el accionar de la Triple A, Montoneros y el ERP era constante.

Sin embargo, el primer mandatario salteño siempre mantuvo sus ideales de libertad, participación y progreso. Junto a sus ministros, intentó imponer su política gubernamental, en la que primaron los valores de igualdad y respeto por el pueblo y la democracia. Las puertas de su oficina estaban abiertas para quien quisiera verlo y no utilizaba guardaespaldas, usaba su propio vehículo y se pagaba los pasajes de avión.

Una de sus primeras medidas de gobierno fue la destitución de los altos mandos policiales a los que consideraba “represivos”, lo que le valió un profundo malestar dentro de la fuerza.

Sólo por mencionar algunos problemas que tuvo que sortear, durante su gestión, gremialistas y dirigentes políticos intentaron tomar la Casa de Gobierno y pedir la renuncia del gobernador; luego fue asesinado el jefe de Policía Rubén Fortuny, quien acababa de renunciar a su cargo. Después el vicegobernador Olivio Ríos quiso tomar medidas contrarias a Ragone en oportunidad en la que quedó a cargo del Ejecutivo provincial, un hecho que hoy se conoce como el “Oliviazo”. A eso hay que sumarle constantes protestas de sectores de derecha que oscurecían la gestión del gobernador.

Por otro lado, Ragone estaba sindicado como un gobernador de izquierda, por sus relaciones con los mandatarios miembros de la Tendencia Revolucionaria, una de las expresiones más marcadas de Montoneros. Estos eran de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Cruz, cuyas gestiones fueron intervenidas, suspendidas o ellos sometidos a juicio político. Así las cosas, la provincia de Salta fue intervenida por el Gobierno nacional el 23 de noviembre de 1974.

Secuestro y desaparición

Luego de que el Gobierno nacional dictara la intervención federal a la Provincia, Ragone regresó a su trabajo como médico. El y algunos de los funcionarios que formaron parte de su gestión fueron amedrentados y recibieron amenazas, lo que propició que varios de ellos optaran por el exilio.

En 1976, el médico era candidato a presidente del Partido Justicialista en elecciones que se realizarían en marzo. El 11 de ese mes -justo tres años después de que fuera electo gobernador-, como todos los días, Miguel Ragone salió a primera hora de su casa, en el pasaje Puló 146, para ir a trabajar al hospital San Bernardo.

El ex gobernador condujo su automóvil por el pasaje del Milagro y, a tan sólo dos cuadras de su casa, fue interceptado por dos vehículos con hombres armados. Hubo testigos del hecho, e incluso a Santiago Catalino Arredes, que era hermano de uno de los altos jefes de la Policía, le costó la vida. También salió herida Margarita Martínez de Leal, quien es hoy una de las principales testigos del juicio.

Vale destacar que a sólo media cuadra del lugar estaba la casa del jefe de Policía de turno, con custodia permanente. Ellos “no vieron nada”.

Los vehículos utilizados para el secuestro fueron hallados en Cerrillos y en inmediaciones del dique Cabra Corral. No se volvió a saber más acerca del paradero del ex gobernador. Su desaparición es una herida aún abierta en la sociedad.

Según palabras de su nieto Fernando Pequeño, se recuerda a Ragone como un hombre de paz, con una gran habilidad para generar un diálogo político entre todos los sectores. “Mi abuelo pensaba que el otro, que estaba en el grupo de enfrente, no era el enemigo, eran las personas con las que se podía construir desde otro lugar. El intentaba transitar entre esos grupos e ir logrando consensos. Con su desaparición se quebró una gran cantidad de pequeños hechos cotidianos que daban sentido a nuestras vidas”.

El juicio que hoy se está desarrollando fue esperado por su familia como el momento de un duelo dilatado en el tiempo, un duelo que aún no tuvieron.

“La vida ha sucumbido ante la muerte, pero la memoria sale victoriosa en su combate contra la nada”. Así, tal como lo expresó el filósofo e historiador Tzvetan Todorov, es como sucede. El doctor Miguel Ragone fue secuestrado y desaparecido.

Pasaron 35 años desde aquel fatídico 11 de marzo de 1976. Pasaron 35 años desde que Salta perdió a uno de sus líderes más carismáticos. Los salteños perdieron a “su médico” y la familia Ragone se quedó sin su principal puntal. Hoy, con el inicio del juicio, todos esperan el bálsamo de la justicia.

09/04/11 El Tribuno, Salta
 


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