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Simón Bolívar, de mantuano a Libertador de
la Patria Grande*
Por Juan Godoy**
[Imagen digitalizada del rostro de
Simón Bolívar basada en estudios antropológicos de su cráneo, después que sus
restos óseos fueran exhumados del Panteón Nacional en 2010. La
fotografía digitalizada del prócer fue presentada por el presidente de la
República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, en los actos por el 229
aniversario del natalicio de Bolívar, en julio de 2012]
“En primer plano aparecen, indisolublemente
unidas, la cuestión nacional y la cuestión
social. Una no puede resolverse sin la otra”.
[Cooke, John William. (2011). La lucha por la
liberación nacional. En Obras Completas,
tomo V. Buenos Aires: Colihue, pp. 177]
“Artigas más San Martín: eso es Bolívar”
[Rodó, José Enrique. (2007). Bolívar.
En Viñas y García Cedro (comp.)
Bolívar. Antología Polémica.
Buenos Aires: Crónica General
de América Latina, pp. 197]
Bartolomé Mitre nos ha entregado una imagen de Bolívar, sobre todo en su
Historia de San Martín y la emancipación sudamericana, en contraposición a la de
San Martín. Mientras el primero sería ambicioso, desconfiado, desequilibrado,
lujurioso, autoritario, dictatorial, libertador de Colombia (como patria chica),
etc.; el segundo sería desinteresado, generoso, respetuoso, héroe de la
Argentina, etc. (cabe resaltar que las características que encuentra en uno no
lo hace en el otro y viceversa, son dos figuras contrapuestas). Así Mitre relata
el primer encuentro de las dos figuras: “la impresión que a primera vista
produjo Bolívar en San Martín, fue de repulsión, al observar su mirar gacho, su
actitud desconfiada y su orgullo mal reprimido (…) Bolívar, más lleno de sí
mismo, miró a San Martín de abajo a arriba (…) vio simplemente en él un hombre
sin doblez, un buen Capitán que debía sus victorias más a su fortuna que a su
genio” (Mitre, 1943; T vi, 71).
La idea del denominado “Padre de la Historia”, ya analizada la revolución de
mayo como separatista, anti-hispánica (pro-británica), porteña, como “revolución
argentina americanizada”, y la vuelta de San Martín a la Patria como fruto del
recuerdo y amor de sus años de infancia, es mostrar a un San Martín que no desea
la unificación del continente, sino que las “naciones” liberadas conformen
nuevos estados, mientras que sería la ambición de Bolívar, sus ideas
anexionistas, las que pretenden hacer del nuevo continente una gran nación. Esta
lectura del pasado de Mitre se relaciona en que él, como jefe de la oligarquía
local, plantea un proyecto porteño, conservador, libre importador, anti-latinoamericano,
pro-británico, etc. La revisión de la historia para justificar las políticas que
pretende aplicar en el presente.
Aquí procuraremos dar cuenta de la evolución de Simón Bolívar de mantuano a
Libertador de la Patria Grande, para lo cual consideraremos la relación entre la
lucha por la independencia nacional y la incorporación de la cuestión social. De
esta forma dar cuenta que la lucha por la cuestión nacional debe implicar
necesariamente la lucha por la cuestión social, y viceversa, si se pretende un
proyecto emancipador. A la vez que rebatir la figura creada por Mitre y colocar
a Bolívar (y por ende a San Martín) en su verdadera dimensión, como Libertador
de Nuestra América.
Resaltamos por un lado a uno de los más obstinados continuadores del mitrismo
que es Pacífico Otero quien sostiene que “con Guayaquil y son Guayaquil, Bolívar
y San Martín estaban destinados a chocar, y esto no por culpa del héroe del Sur,
sino por la ambición y por los planes de hegemonía continental que perseguía el
Libertador del norte (…) San Martín, por el contrario, menospreciaba aquella (la
gloria) y si tenía un ídolo era el desinterés” (Pacífico Otero, 2007, 300). Al
tiempo que rescatamos a una de las plumas que más fuertes críticas lanzó contra
el mitrismo en relación a su interpretación de Bolívar que es, a saber, la de
Rufino Blanco Fombona, quien rescata el pensamiento latinoamericano de Bolívar,
y lo concibe no como héroe de Venezuela, de Colombia o de las patrias chicas,
sino de Latinoamérica, de la patria grande, así sostiene que “su ideal fue hacer
del nuevo mundo una o dos naciones potentísimas, o de unirlas a todas por lazos
de solidaridad tan estrechos que viniesen a construir una Federación, o si se
quiere, un Imperio formidable” (Blanco Fombona, 1981; 244-245)
Así consideramos que Simón Bolívar, nacido en el año 1783, hijo de una familia
de la clase alta de la sociedad colonial, cuyos padres fallecen pocos años
después dejándolo huérfano a temprana edad, va a ser formado por varias
personas, pero esencialmente por dos maestros, a saber Andrés Bello y Simón
Rodríguez (Carrera Damas, 2007). A este último, en su viaje a Europa para
realizar sus estudios, le iba, en 1805, a realizar un juramento en una colina
romana, el Monte Sacro, que prometía que él, Simón Bolívar, iba a liberar al
Nuevo Mundo. Cabe resaltar que en Europa también iba a entablar relación con
Francisco de Miranda, quien fuera uno de los pensadores precursores del
pensamiento de Unidad Latinoamericana. Había propuesto una Confederación,
llamada Colombia, desde Tierra del Fuego hasta el Mississippi, coronada por un
emperador hereditario Inca.
Pero ¿quién es Bolívar en esos años? Bolívar es un joven mantuano (término que
es derivado de los finos mantos que usaban las mujeres de la aristocracia
criolla), parte de los sectores aristocráticos de la sociedad colonial que
propugnaba la independencia nacional. Así consideramos que la debilidad de
Bolívar en un comienzo, viene dada por una idea de República Abstracta, donde no
estuvieran integrados los sectores populares de la nación (Ramos, 1968), es
decir, en ese momento no tiene en cuenta la cuestión social.
Entre los años 1810 y aproximadamente 1817 la lucha se desarrolla en forma de
guerra civil, similar a la zona de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
donde la Revolución de Mayo no es anti-hispánica, separatista sino que aparece
como la prolongación de la insurrección popular en Europa de 1808, insurrección
democrática contra el absolutismo, con el advenimiento de la Restauración en
Europa se tornará independentista. (Galasso, 2005). En el norte de Sud –América
tenemos: por un lado, a los mantuanos que representan a las clases criollas
privilegiadas; y por el otro, a las masas populares, los llaneros, los esclavos
y la “plebe” de color que luchaba bajo las órdenes de jefes españoles, los
cuales les habían prometido “libertad de clase”, y entre los cuáles se destacaba
Boves como líder de los llaneros, éstos luchaban contra los opresores blancos, y
les eran entregadas las tierras que les arrebataban a los blancos, en la lucha
obtenían una forma de abolición de su condición de esclavos, así “en el ejército
llanero de Boves, compuesto de 7500 hombres, solo podían contarse 60 a 80
soldados blancos, y unos 40 ó 45 oficiales entre españoles y criollos. Por el
contrario, en las fuerzas de Bolívar, la mayoría aplastante estaba compuesta por
criollos blancos” (Ramos, 1968; 153) Consideramos también aquí que para los
sectores populares, los llaneros, esclavos, etc. era más cercano el opresor de
la aristocracia local que el conquistador español. A la vez que los mantuanos
tampoco llevaban adelante sus reivindicaciones. Ignacio Politzer sostiene que
“los criollos en la dirección del proceso revolucionario no hacían concesiones
hacia estos sectores (los sectores más bajos)” (Politzer, 2009; 94)
Brevemente reseñamos los hechos de estos años de los que venimos hablando (1810
hasta aproximadamente 1817). Aquí Bolívar es parte, luego de algunas
conspiraciones fallidas (en una de las cuales iba a ser apresado), el 5 de julio
de 1811, conjuntamente con Miranda de la declaración de la Primera República, la
cual iba a fracasar (Miranda será apresado). Bolívar se va hacia Cartagena de
Indias y escribe el Manifiesto de Cartagena “yo soy de sentir que mientras no
centralicemos nuestros gobiernos americanos, los enemigos obtendrán las más
completas ventajas” (Bolívar, (1812) 2009, 57). Éste puede considerarse el
primer documento político de Bolívar (Carrera Damas, 2007)
Luego el joven mantuano va a realizar la denominada “Campaña Admirable”, en la
cual llegará hasta Caracas y proclamará la Segunda República a principios de
1813, pero no logrará derrotar definitivamente al ejército colonial. Así los
sectores que apoyaban la sociedad colonial reaccionarán y harán fracasar el
nuevo intento bolivariano. Bolívar se retirará hacia el Oriente, a Nueva Granada
y luego se exiliará en Jamaica, desde donde escribirá su célebre Carta de
Jamaica (que es la contestación a un ciudadano británico) “yo deseo más que otro
alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su
extensión y riqueza que por su libertad y gloria” (Bolívar, (1815), 2009; 130).
De esta forma la lucha por la independencia nacional, por librarse del yugo
extranjero, estaba destinada a fracasar a menos que Bolívar u otro de los jefes
independentistas cambiara de perspectiva, de estrategia, y diera cuenta de la
necesidad de la incorporación de la cuestión social a la lucha, por tanto de la
incorporación de los sectores populares, de los llaneros, llevando adelante sus
reivindicaciones y haciéndolas a éstas parte sustancial del programa de la lucha
revolucionaria.
Luego de su permanencia en Jamaica, continuará su exilio en Haití. Este es un
momento fundamental en la vida de Simón Bolívar y en el de la Revolución
Latinoamericana. Haití era el primer territorio independiente de Nuestra América
desde 1804, largos años habían pasado ya de la primera sublevación de esclavos
(en el año 1522), los esclavos del hijo de Cristóbal Colón, Diego, fueron los
primeros y la osadía les costaría cara, pues derrotados fueron colgados en los
senderos de los ingenios como forma de disciplinamiento a los demás (Galeano,
2005). También algunos años habían pasado de, según Boleslao Lewin, la mayor
convulsión (aunque fueron tan solo seis meses desde el “Grito de Tinta” hasta la
condena de José Gabriel Condorcanqui -Tupac Amarú II-) que debió afrontar el
reino de España en América (Lewin, 1957). Estas rebeliones como tantas otras que
se suscitaron a lo largo y ancho del continente fueron por motivos sociales o
fiscales, recién los movimientos de fines del XVIII y principios del XIX van a
comenzar a forjar una conciencia nacional (Ezcurra, 2006).
Así Haití (nombre tomado del Arawak, los conquistadores la habían bautizado La
Española, luego Saint Domingue) será uno de estos últimos, se había convertido
no solo en la primera nación independiente, sino también en la única revolución
de esclavos triunfante en la historia a nivel mundial, (Martínez Peria, 2009) el
levantamiento había comenzado en 1791 encabezado por Toussaint Louverture,
continuada por Dessalines y Petión, quienes declararán en 1804 la independencia,
dando nacimiento a la primera República Negra, y al primer estado independiente,
Dessalines dirá: “he vengado a América” (Martínez Peria Lazos, 2010; 55)
Haití ayudará a diferentes causas americanas, como a la expedición de Miranda en
1806 (negado anteriormente por Estados Unidos), o la que nos atañe aquí, la de
Simón Bolívar. Éste había entablado en su exilio en Haití relación con Alexandre
Petión, “tengo la esperanza, Señor Presidente, de que nuestra afinidad de
sentimientos en defensa de los derechos de nuestra patria común me granjeará por
parte de V. E. los afectos de su inagotable benevolencia” (Carta de Bolívar a
Petión del 19 de Diciembre de 1815, citado en Martínez Peria, 2010; 63). Bolívar
le prometerá a Alexandre Petión, a cambio del apoyo (militar y económico), que
ni bien tocara suelo venezolano iba a liberar a los esclavos.
Así el Presidente haitiano cumple con el apoyo, y el Libertador con la
liberación de los esclavos y la prohibición del trabajo obligatorio. De esta
forma comienza una nueva etapa de la gesta libertaria de Bolívar, donde
incorpora a la lucha por la independencia nacional, la cuestión social. Así de
1817 a 1824 se abre el periodo de los triunfos de Bolívar por la independencia
del Nuestra América. Se establece una alianza entre los terratenientes y los
llaneros levantados en armas. Bolívar comprende en Haití la importancia de la
liberación de esclavos, y de poner al frente de la lucha a mestizos como Páez,
Padilla o Piar (Ramos, 1968) Así Haití, revela una importancia fundamental en la
gesta bolivariana y en la independencia de nuestros pueblos.
Con esta nueva concepción bolivariana, los llaneros poco a poco se van pasando
al bando independentista. Marcaremos brevemente el camino que llevará hasta
Ayacucho. Así luego de la Batalla de Boyacá, llama al Congreso de la Angostura
(1819), en el Discurso de la Angostura proclamará: “¡representantes del pueblo!
Vosotros estáis llamados para consagrar o suprimir cuanto os parezca digno de
ser conservado, reformado o desechado en nuestro pacto social (…) el sistema de
gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible,
mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”” (Bolívar,
(1819), 2009; 184-186). Rebautizará a Nueva Granada como Colombia. La Gran
Colombia comprendía los territorios de lo que hoy es Colombia, Venezuela, Panamá
y Ecuador (piensa que la Capital de ésta debe llamarse Las Casas en homenaje a
Bartolomé de Las Casas). Luego de fundar la Gran Colombia proyectará confederar
a todos los estados nacientes, pero la idea se dilatará hasta el Congreso de
Panamá en 1826.
En 1821 consolida la república con la victoria en la batalla de Carabobo, luego
Bombona, y Pichincha en 1822 al mando de Sucre. Ese mismo año se produce la
conocida Entrevista de Guayaquil sobre la que se ha tejido un misterio, y sobre
el cual Arturo Jauretche argumenta que “el único misterio es éste que se haya
hecho un misterio de un hecho evidente, enturbiando la cuestión con una pequeña
e interminable polémica (…) cuyo propósito último es ahondar las diferencias
entre americanos” (Jauretche, 2005; 45). Norberto Galasso dará cuenta que los
libertadores hicieron lo que convenía y a la vez podían en base a las fuerzas
sociales que sustentaban a ambos, así la posición de San Martín era la peor
pues, entre otras cuestiones, lo había traicionado Cochrane que lo deja casi sin
escuadra, desde Buenos Aires los rivadavianos le niegan todo apoyo, etc. (Galasso,
2005). Consideramos que los dos personajes estuvieron a la altura de las
circunstancias que la historia demandaba, y dejaron de lado mezquindades
personales en pos de la liberación de la Patria Grande.
Finalmente gana la batalla de Junín, y la campaña llega al último reducto
realista, se libra la batalla de Ayacucho en 1824, la cual es liderada por El
Mariscal Sucre, y se pone fin al dominio español en suelo americano.
Habían pasado ya 14 años de la proclamación de la Primera República, el cambio
en Bolívar de aquel momento, luego de su paso por Haití, es evidente. Tuvo que
negarse como mantuano, para poder así dar lugar a los sectores populares,
unificar la cuestión nacional con cuestión social. Éste cambio que ponemos de
relevancia se observa en la liberación de esclavos, en la prohibición del
trabajo obligatorio, suprime la mita, el derecho de Curas y Corregidores para el
trabajo gratuito de los indios en el servicio doméstico, entregó una porción de
tierra a cada indio (Ramos, 1968), en la relación con los pueblos originarios
para los cuales protege ríos, conserva las aguas, aprovecha racionalmente la
riqueza forestal, como también en la nacionalización del suelo, de las minas, en
la protección a la manufactura local, en el establecimiento de un sistema de
cultivo de interés social orientado a un mercado interno y a exportar los
excedentes, en un sistema de gobierno propio, original con la división en cinco
poderes (ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y moral), en la presidencia
vitalicia para evitar el divisionismo (que se daría sobre el fin de sus días y
luego de su muerte). (Politzer, 2009)
Fue ese el cambio necesario, y esas las medidas implementadas a partir del
entendimiento de la situación social y política del momento, para poder dar por
finalizado el dominio español en Nuestra América. Luego, establecerá el Congreso
de Panamá en 1826 (al que la oligarquía rivadaviana y porteña no envía
representantes), como uno de los últimos intentos de unificar la Patria Grande
por la que tanto había luchado, así sostiene que “este congreso parece destinado
a formar la liga más vasta, o más extraordinaria o más fuerte que ha aparecido
hasta el día sobre la tierra (…) el Nuevo Mundo se constituirá en naciones
independientes, ligadas todas por una ley común que fijase sus relaciones
externar y les ofreciese el poder conservador en un congreso general permanente”
(Bolívar, (1826), 2009; 329). Consideramos de esta forma que la versión que nos
dieron Mitre, Pacífico Otero, y demás historiadores de la denominada “historia
oficial” se hacen a un lado, y dan paso a la espada de Bolívar que ha vuelto en
estos últimos años a caminar por América Latina. La Patria Grande vuelve a estar
de pie, está en nosotros completar el sueño bolivariano.
* Publicada en Revista Falta Envido. Año 1, Nº 2. Septiembre de 2011
** Licenciado y Profesor en Sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA)
Juanestebangodoy@hotmail.com
Bibliografía citada
Mitre, Bartolomé. (1943). Historia de San Martín y de la emancipación
Sudamericana. Buenos aires: Rosso.
Galasso, Norberto. (2000). Seamos Libres y lo demás no importa nada. Vida de San
Martín. Buenos Aires: Colihue
Galasso, Norberto. (2005). La revolución de Mayo. El pueblo quiere saber de qué
se trató. Buenos Aires: Ediciones del Pensamiento Nacional.
Pacífico Otero, José. (2007). La entrevista de Guayaquil y la crítica. En Viñas,
David y García Cedro, Gabriela (comp.). (2007). Bolívar. Antología Polémica.
Buenos Aires: Crónica General de América Latina
Blanco Fombona, Rufino. (1981). Ensayos históricos. Caracas: Biblioteca
Ayacucho.
Carrera Damas, Germán. (2007). Reseña biográfica de Simón Bolívar. En Viñas,
David y García Cedro, Gabriela (comp.). (2007). Bolívar. Antología Polémica.
Buenos Aires: Crónica General de América Latina
Politzer, Ignacio. (2009). La relación negada: Bolívar y la Argentina. En AA.VV.
(2009). La Patria es América. Buenos Aires: Ediciones Madres de la Plaza de Mayo
Galeano, Eduardo. (2005). Las venas abiertas de América Latina. Buenos Aires:
Catálogos.
Bolívar, Simón. (2009). Doctrina del libertador. Caracas: Biblioteca Ayacucho.
Ezcurra, Daniel. (2006). Nuestroamericano. La dimensión regional en la identidad
política de la revolución. En AA.VV. (2006). ¡Libertad, muera el tirano! El
camino a la independencia en América. Buenos Aires: Ediciones Madres de la Plaza
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Martínez Peria, Juan Francisco. (2009). Haití, la revolución maldita. En AA.VV.
(2009). La Patria es América. Buenos Aires: Ediciones Madres de la Plaza de Mayo
Martínez Peria, Juan Francisco. (2010). Lazos revolucionarios. En Ibáñez, Germán
(Comp.). (2010). Son tiempos de revolución. De la emancipación al bicentenario.
Buenos Aires: Ediciones Madres de la Plaza de Mayo
Jauretche, Arturo. (2005). Manual de zonceras Argentinas. Buenos Aires:
Corregidor.
Lewin, Boleslao. (1957). La rebelión de Tupac Amarú y los orígenes de la
emancipación americana. Buenos Aires: Hachette.
Ramos, Jorge Abelardo. (1968). Historia de la Nación Latinoamericana. Buenos
Aires: Peña Lillo.
www.elortiba.org
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