Una
causa popular, histórica y justa
Entrevista a Francisco Pestanha
Por Sergio Di Nucci
Coordina el primer Observatorio Universitario dedicado al estudio de la
problemática de las islas. Habla sobre las declaraciones de Cameron, la
remalvinización y cómo los veteranos y sus familiares luchan desde hace 30 años.
Yo no me quiero morir sin que el Estado reconozca algún día el sentido por el
cual murió mi hijo”, cuenta Francisco José Pestanha que le declaró la madre de
un soldado muerto en Malvinas cuando se le acercó al concluir una conferencia
que daba sobre FORJA, la agrupación que condujo Arturo Jauretche. Ese fue el
momento, hace más de siete años, en que decidió investigar las causas, pero
sobre todo las consecuencias que dejó el conflicto de Malvinas. O en palabras
del propio Pestanha: “Ahí nació mi compromiso con la lucha por el reconocimiento
de quienes pelearon en las islas.” Con una amplia trayectoria en la
investigación sobre la corriente de Pensamiento Nacional, docente en la
Universidad de Lanús, coordina el primer Observatorio Universitario dedicado a
Malvinas, que dirige Julio Cardoso.
Pestanha dialogó con Tiempo Argentino sobre uno de los temas eternamente
postergados o no resueltos en el debate nacional.
–¿Cómo explica las declaraciones de Cameron?
–Gran Bretaña está observando que tanto la Argentina como Latinoamérica han
elevado sus umbrales de poder. Es decir, ellos contemplan hoy Estados en plena
recuperación en el terreno de la política, de la economía y de la conciencia de
unidad. Y además, leen claramente que esa recuperación nos está colocando en
mejores posiciones para ejercer el reclamo respecto de Malvinas que hemos hecho
y seguiremos haciendo. El crecimiento de Latinoamérica y la Argentina sumado a
las constantes declaraciones de solidaridad plena respecto a la soberanía
argentina, molesta al estabilishment inglés. El bloque latinoamericano se
encuentra en un proceso de integración nunca visto y la causa de Malvinas
aparece como un tema central. Los británicos son buenos lectores, leen muy bien
este novedoso proceso. Más allá de que puedan existir problemas económicos
internos en Gran Bretaña, la preocupación real por esta nueva posición
latinoamericana se encuentra implícita en las manifestaciones de Cameron. Él ha
reaccionado mal. ¿País colonial la Argentina? Ningún Estado latinoamericano ha
tenido una tradición colonialista. Sí en cambio la tiene el sistema británico.
Es una traslación que adquiere ribetes de ridiculez pero que responde a una
preocupación real.
–El triunfo de Alfonsín supuso, para algunos, el giro hacia una Argentina
desmalvinizada: un país que debía olvidar el conflicto y la reivindicaciones
nacionalistas de las islas como pre-condición del ingreso a un mercado global,
ajeno a fronteras nacionales, lo que logra cumplir el menemismo.
–Nos encontramos ante un proceso que se desarrolla desde hace décadas y que
denominamos remalvinización. Luego de la derrota en 1982, los primeros que
empiezan a implementar el dispositivo conocido como “desmalvinización” son los
propios militares, quienes privaron a los soldados que volvieron de las islas de
una recepción popular. La mayoría de los argentinos deseaba recibir a sus hijos
y abrazarlos. El episodio de Puerto Madryn es un ejemplo. Pero los militares
quisieron impedir el contacto de los soldados con la gente. La desmalvinización
puso un manto de opacidad sobre la guerra, con el propósito de ir
reconstituyendo la relación con los británicos. Sin embargo, el pueblo
lentamente fue efectuando el reconocimiento de la lucha. Existe una innumerable
cantidad de monumentos, nombres de calles, de recordatorios, nombres de clubes,
de escuelas, adoratorios, etcétera. La causa Malvinas constituye el
acontecimiento histórico más reconocido en el país. Mientras el poder se
desmalvinizaba, el pueblo fue malvinizando con homenajes a los caídos. Es un
fenómeno sociológico y cultural que hay que destacar y que merecería más
concentración en los investigadores sociales. Es un reconocimiento de abajo
hacia arriba e implica desarrollo y recuperación de la conciencia nacional.
–Hay quienes vieron en la tesis de la malvinización de la sociedad argentina el
peligro de una deriva hacia un nacionalismo obsoleto, piedra angular del
militarismo.
–Absurdo. Todo país construye su identidad a partir de procesos históricos
comunes, símbolos, de experiencias y épicas. El pueblo argentino no puede ser
una excepción, y no lo es. Sin embargo, en especial en el ámbito de nuestras
élites, existe una tendencia a desconocer la calidad heroica de hombres como
Julio Cao, de quien la presidenta leyó una carta dirigida a sus alumnos, del
catamarqueño Nacho Bazán, de Poltronieri, de De la Colina, o Esteban Tries. El
sentir y el pensar popular impulsa un proceso de incorporación de estos
verdaderos héroes al relato histórico. Los nombres de nuestros héroes en el
interior son conocidos y comienzan a aparecer en textos y conmemoraciones. Es
importante resaltar que el pueblo, sabia e intuitivamente, fue despegando las
Malvinas de la dictadura cívico-militar que asoló al país, y además, comenzó a
separar el agua del trigo, es decir, a quienes participaron en la represión. Lo
importante es comprender que la lucha por las Malvinas precede al gobierno
militar. Es una causa popular, histórica y justa, ya lo declaraba José Hernández
en 1869. El gobierno de Cristina ha reconocido la calidad de héroes de esos
hombres y constituye un acto de justicia plena. Eso es vital porque el
dispositivo de la desmalvinización estuvo acompañado por una “victimización
generalizada” de los veteranos. Lo interesante es que gran parte de los
veteranos y familiares se negaron a esa victimización: victimizarlos implicaba
privarlos del sentido por el que fueron a pelear. Entonces lucharon 30 años por
el protagonismo que se les intentó negar. En los últimos años, han logrado ganar
la batalla en el campo material merced a la asistencia del Estado. Faltaba la
otra pata: el reconocimiento. Se trata de una batalla cultural.
23/01/12 Tiempo Argentino