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Aguafuerte
para hacer olas. Tilinguería For Sale (o ¡sacate esa remera!)
Dionela Guidi* – Juan Godoy**
Sorprende ver en los últimos tiempos gran cantidad de remeras con la bandera
británica al frente. Realmente no son una novedad. Ya las habíamos visto varias
veces hace algunos años. Pero ahora parecieran verse en gran cantidad,
justamente cuando reverdece la cuestión acerca de la soberanía sobre nuestras
Islas Malvinas, a casi 30 años del conflicto bélico, más de doscientos de las
invasiones de 1806/07, cerca del bicentenario de la primera ocupación de 1833, y
en plena reivindicación de la heroica gesta de la Vuelta de Obligado. No
queremos aquí tomar partido por lecturas conspirativas con respecto a las
remeras, sino pretendemos abordar la cuestión desde lo que Don Arturo Jauretche
denominara la colonización pedagógica, como medio para asegurar la dominación en
tanto no permite pensar la nación desde nuestros propios intereses, sino más
bien hay una, en palabras de Paulo Freire, una introyección del opresor. Las
remeras así como parte de un entramado mayor, donde se imponen usos, costumbres,
formas de pensar, etc. La cuestión es conjuntamente dar cuenta de algunos de
estos fenómenos que tienden a naturalizarse.
De esta forma, como parte de ese entramado de colonización pedagógica veamos
algunos casos: la Señora Rodríguez (no se llama Rosa… Nos trae malos recuerdos),
quiere que su “pequeño hijo” Cristóbal (cariñosamente Christopher) reciba una
educación de calidad. Así decide mandarlo a uno de esos colegios bilingües, de
mañana castellano, por las tardes inglés, lo cual es reforzado por ir también a
la Asociación Cultural Inglesa. Aprendió también historias de civilizados y de
bárbaros. De algún hombre, que se había adelantado a su tiempo, que era el más
grande hombre civil de estas tierras. De aquella Argentina gloriosa que supo ser
granero del mundo, casi parte del Imperio Británico. Calidad de educación es
para la Señora Rodríguez, con toda buena voluntad y amor de madre, sinónimo de
apropiación de la mirada y las formas coloniales, esto es aprender la
civilización.
Otro caso que podemos ver es el del Señor Gómez, a quien le encanta caminar por
las calles de Buenos Aires. el Señor Gómez piensa que es un Gentleman, por eso
al caminar, le gusta hacerlo por determinados lugares de la ciudad, para así,
por ejemplo, poder ver el monumento de aquel político británico que pretendía
que las ex colonias españolas cayeran bajo dominio británico, George Canning
(ese que fue construido en el ’37, que por el año ‘84 lo habían destruido y en
los 90’s fue vuelto a colocar en el mismo lugar), pasear por Retiro y ver la
famosa Torre de los Ingleses, caminar por Quintana, ya que era aquel Presidente
que había sido defensor del Banco de Londres y amenazado con bombardear Rosario
con una Cañonera británica, o por Norberto de la Riestra, agente de la Banca
inglesa, pasear por la “lujosa” Av. Alvear y ver el Alvear Palace Hotel, miembro
de la Cámara de Comercio Argentino-Británica. El Señor Gómez es parte, de la
colonización pedagógica del espacio urbano, de las calles, monumentos
(“pedagogía de las estatuas” según Ricardo Rojas), etc. Él, todavía… no lo sabe.
También podemos ver el de un joven, de esos que usan aquellas remeras que
comentábamos al principio, se llama Miguel López, o Mike como él se presenta. Él
había querido ir a la Universidad de Belgrano, le daba cierta seguridad que esta
fuera también miembro de la misma Cámara que el Hotel que le gustaba al Sr.
Gómez. Él solía fumar, en especial algunos cigarrillos Lucky Strike, él caminaba
como Gómez, pero, con “más onda” viendo los carteles luminosos cuando caía el
sol, las propagandas: “Cadbury Dairy milk”, “Dove, go fresh”, “For Sale”, “Happy
Hour”, “¿Ya te animaste a crear una bandera para la Nación AXE?”, etc., etc. Ah,
Mike vive en la zona sur de la Provincia de Buenos Aires, así al pasar por la
plaza Constitución, él no sabe pero podemos recordar que ese ex Ferrocarril del
Sud (hoy Roca), había sido de capitales británicos, que junto con otros,
conformaba un abanico hacia la ciudad-puerto, que expoliaba la nación, esa tela
araña que Sacalarini sostenía que aprisionaba a la nación. A Mike no le gusta
para nada la música nacional, no le resulta de su clase, solo escucha música en
inglés, le parece, dice: más cool. Es miembro, por su trabajo, socio (al menos
así lo siente) del Standard Bank. Pensamos que “Mike”, quizás algún día dejará
de serlo, para empezar a ser Miguel y fundirse con su historia, que es también
la historia de su pueblo.
Son solo tres ejemplos, “coloridos”, elegidos al azar, de los muchos que existen
y que son parte de la superestructura cultural de colonización pedagógica de los
países semi-coloniales, que busca que cada día nos volvamos más zonzos, pero
aquí no se trata de ser vivos sino que solamente pretendemos esquivar ese
destino y ser, al menos, giles avivados, así que, desde nuestra humilde posición
terminamos esta pequeña nota diciéndoles a nuestros jóvenes: “¡sacate esa
remera!”
* Licenciada en sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA)
** Licenciado en sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA)
Centro de Estudios Hernández Arregui