La
crisis de Europa: la experiencia llega tarde y cuesta cara
Por Aritz Recalde *
Analizando como se están dando los debates sobre la crisis en España, Italia o
Grecia, uno no puede dejar de asombrarse de la falta de propuestas alternativas
planteadas a la debacle en que se ven inmersas las metrópolis.
En este contexto, Alemania bajo la figura de Angela Merkel, hace y deshace los
programas de gobierno de los Estados en el continente. Lo que llama la atención,
no es simplemente el silencio y la sumisión de gran parte de los gobiernos
frente a la imposición de los onerosos planes alemanes. En realidad, lo que es
digno de resaltarse, es que Ángela Merkel obliga a los gobiernos a aplicar una
de las ideologías más perniciosas de la historia de occidente: la ciencia
económica liberal. Ésta última, es una ideología metropolitana propia de los
siglos XVIII y XIX y se suponía, ya estaba superada a mediados del siglo XX. O
por lo menos, daba la sensación que las potencias que crearon y que difundieron
ese pensamiento, no iban aplicar dicho veneno a sus economías y a sus
sociedades. Extrañamente, los europeos hoy imponen y padecen, las recetas del
programa neoliberal que ellos mismos generaron y que exportaron al tercer mundo,
condenándolo al subdesarrollo y a la dependencia estructural.
Los planes de ajuste impuestos a España, a Grecia o a Italia, expresan lo lejos
que están de desaparecer las rivalidades históricas entre los Estados y naciones
miembros de la Unión Europea y de la eurozona. En el marco de dichas disputas,
todo parece mostrar que Alemania es quién conduce la desunión europea. Por como
impone los programas al conjunto de gobiernos, da la sensación además, que y
finalmente, Alemania ganó la II guerra. La desunión europea actual tiene en
Angela Merkel, a una nueva Margaret Thatcher liberal. Ésta última, conjuntamente
a George Bush, habían sido la cara visible que encabezó la tiranía mundial
neoliberal, que fue aplicada al cobayo América Latina.
En la ciencia económica liberal, la política nacional y las decisiones soberanas
de los pueblos, son abandonadas para aplicar el programa de saqueo de los
organismos privados financieros y de un conjunto de metrópolis vinculadas. En
ese contexto, la posibilidad de aplicar cualquier debate profundo sobre una
nueva política macroeconómica de cambio de estructura, cede paso al
subjetivismo. La razón política, en los argumentos de dicha ideología, deja
lugar a una justificación de cariz psicológica. Todas las acciones a promover se
tratarían de un problema de confianza y de percepción de los actores económicos.
La solución a la recesión o la quiebra de empresas, necesitaría más bien
psicólogos, que políticos o que economistas. Hay que bajar salarios y eliminar
derechos sociales, para que el mercado tenga confianza e invierta. Hay que dar
gestos a los mercados y por eso se trata de privatizar empresas o de expulsar
empleados públicos. Como en otras épocas de la humanidad, se trata de inmolar
personas para idolatrar a un dios. En este caso, están sacrificando poblaciones
enteras, para rendir tributo al todopoderoso mercado.
En plena crisis y retrocediendo un siglo en la historia de los debates
económicos, gran parte de los europeos declaran públicamente la muerte de la
política. Por ejemplo y paradójicamente, de la misma tierra en que nació uno de
los fundadores de la ciencia política como fue Maquiavelo, surge un personaje
del perfil del primer ministro Mario Monti, que se expresa públicamente como un
“técnico” que se propone sacar el país de la catástrofe, aplicando matemática
neoliberal y señales a los mercados. En pleno desastre económico fruto de la
especulación financiera, son los gerentes y tecnócratas de los mismos bancos que
las generaron, los protagonistas de las supuestas soluciones.
Los promotores del liberalismo, están siendo devorados por un programa que
destruyó el sur del planeta. Si la dimensión de la crisis aún no fue más grave,
es gracias a la expoliación y el saqueo del tercer mundo, con el que financian
los seguros y los subsidios de desempleo con los que postergan el enfrentamiento
social que va a originar el paquete de medidas aplicadas.
El neoliberalismo ejecutado a fines del siglo XX en gran parte de los Estados
latinoamericanos, fue impuesto luego de las dictaduras de los años setenta y
ochenta. El liberalismo en su versión clásica o neoliberal, es una ideología que
en nuestro continente está bañada de sangre. El balance de la aplicación de esa
política, le costó a la región más de 30 años de estancamiento, una tenebrosa
inequidad y la consolidación y la profundización, de un subdesarrollo
estructural y permanente. Por suerte para el presente y el futuro de la región,
las organizaciones libres del pueblo aprendieron de la trágica experiencia.
Tomando distancia de las medidas que llevan a la catástrofe a Europa, América
Latina aplica políticas de Estados centradas en cuestiones denostadas por los
tecnócratas, como son la economía real, la industrialización, el mercado
interno, la soberanía popular o la justicia social.
Parece que en Europa, lamentablemente, la experiencia llegará tarde y costará
cara.
Febrero 2012
* Editor del blog
www.sociologia-tercermundo.blogspot.com
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