En la antigua zona de basurales del Partido de San Martín

Emoción en un homenaje a los fusilados de José León Suárez

Sobrevivientes y familiares se reunieron en el predio donde fueron ametralladas varias de las víctimas de la Revolución Libertadora. Memoria y reflexión sobre la militancia peronista.

Por Gerardo Aranguren

En un acto íntimo en el predio donde se encontraban los basurales de José León Suárez, familiares homenajearon a los fusilados del 10 de junio de 1956 en el levantamiento peronista contra la autodenominada Revolución Libertadora. Junto al intendente de San Martín, Gabriel Katopodis, hijos, nietos y sobrevivientes arrojaron claveles rojos a metros de donde cayeron ametrallados por la espalda Carlos Alberto Lizaso, Nicolas Carranza, Francisco Garibotti, Mario Brión y Vicente Rodríguez.

En la mañana fría del domingo, con el sol de las 11 pegando de lleno en los terrenos donde ahora funciona el parque municipal Eva Perón, unos 30 familiares, sobrevivientes y militantes se reunieron para recordar a las víctimas del levantamiento del 9 de junio de 1956 contra la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Rojas, por el que fueron asesinados 32 militares y civiles.

El acto comenzó cuando todos los familiares arrojaron claveles rojos al aire en la memoria de “los compañeros asesinados”. Con lágrimas en los ojos, Alfredo Carlino leyó su poema “Tríptico de la Vida y la Muerte”, dedicado a los caídos en la resistencia peronista y con varios párrafos a los fusilamientos de José León Suarez. “Fue un 9 de junio de 1956, un gusano con forma de hombre, Desiderio Fernández Suárez se llamaba, ordenó en la antología de la muerte inocente colocar nuevos nombres”, susurró Carlino, aplaudido por Daniel Brión, Berta Carranza y Delia Garibotti, hijos de los asesinados en José León Suarez, también por la nieta y bisnietos del general Juan José Valle, fusilado por haber encabezado la sublevación, y el sargento Porfidio Calderón, uno de los alzados en armas que logró sobrevivir y Felipe Vallese, quien lleva el nombre de su padre, uno de los primeros desaparecidos del país.

“Este día para los militantes peronistas es un día de reflexión, homenaje y encuentro”, señaló Katopodis, el primero en tomar la palabra. “Cada 9 de junio se homenajea a los mártires pero también sirve para reconocernos como militantes. Ellos y muchos más hicieron el camino que nosotros andamos ahora”, indicó y señaló que su mandato es “cumplir con esos sueños, esa causa, y esa sangre derramada”. El vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, envió su adhesión ya que no concurrió por el fallecimiento de un amigo.

Luego del intendente fue el turno del hijo de Mario Brión, quien fue fusilado la madrugada del 10 de junio. Daniel Brión recordó que los asesinados, civiles y militares, “se enfrentaron a una dictadura genocida que causó terror y muerte a quienes abrazaban la patria soberana que habían dejado Perón y Evita”. Y subrayó: “Sembraron terror masacrando a ese movimiento, que empezaba a pedir por la vuelta de la Constitución.”

Brión, autor del libro El presidente duerme…, sobre los fusilamientos de junio de 1956, consideró que durante la dictadura de Aramburu y Rojas se sentaron las bases para el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, de Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y José Alfredo Martínez de Hoz. “Mataron a 32 en 1956 y llegaron a 30 mil en 1976, con nuestros padres se inició el proceso de dictaduras genocidas para instalar un proceso neoliberal”, resumió. <


“Hoy vivimos en el país que deseamos”

Con la voz firme y bien alto el sargento Porfidio Calderón gritó “viva el general Valle, viva Perón, viva Evita”. Con la voz entrecortada después del acto que homenajeó a los fusilados de José León Suárez, Calderón recuerda en diálogo con Tiempo Argentino que el 9 de junio de 1956 lo encontró “anotado en la lista de suboficiales que iban a integrar el movimiento”. Desde la guarnición de Campo de Mayo, donde había ingresado dos años antes como suboficial, vivió con mucho dolor los bombardeos a Plaza de Mayo y el golpe que derrocó a Perón e instauró la autodenominada Revolución Libertadora.

“Ese 9 de junio, a las órdenes del coronel Ricardo Ibazeta cumplimos nuestra misión, sacamos los tanques, tomamos otro regimiento a pesar de que sabíamos que íbamos al fracaso porque no se habían dado las señales que indicaban el comienzo. Después nos rodearon y caímos presos”, relata quien fuera custodio de Perón cuando regresó al país en 1973.

“Ya detenidos nos dijeron que nos iban a fusilar por traidores. Nos resignamos a eso pero no nos fusilan. Nos llevaron a la cárcel y ahí ocurrió lo más doloroso para nosotros: nos llevaron en los vehículos de la fundación Eva Perón. Los colectivos comprados por Evita para el bienestar de niños y ancianos sirvieron para llevar a sus militantes presos a la cárcel de Las Heras”, rememora. A pesar de los duros años de lucha y proscripción, Calderón subraya que, en la actualidad, disfruta de “un nuevo país”. Y subraya: “Es el país que tanto anhelamos, que tanto deseamos, y que creíamos que no lo íbamos a ver.”

11/06/12 Tiempo Argentino