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Moyano
y las peripecias del camión
Dilemas de la confrontación y el consenso
En la construcción de un potente movimiento nacional y popular, las discusiones
y confrontaciones hacia el interior de lo que se podría definir como un bloque
con aspiraciones hegemónicas, son saludables, y para ello hay que establecer
ciertos consensos que dotarían, aún más, de una sustancia transformadora que
enriquezca al Kirchnerismo y que ponga en cuestión las contradicciones creativas
en una mesa de acción programática.
Por Conrado Yasenza *
Escribo estas líneas a horas de la movilización a Plaza de Mayo convocada por
Hugo Moyano y el gremio de Camioneros. Ya lo dije y escribí en varias
oportunidades: No compartí ni comparto la estigmatización que se hace sobre la
figura hoy dolorosa de Hugo Moyano. Y digo dolorosa porque justamente duele ver
a Moyano sumergido en esta puja política con el Gobierno Nacional, producto y
como primera interpretación, de apetencias personales de poder y protagonismo.
Es cierto que en la construcción de un potente movimiento nacional y popular las
discusiones y confrontaciones hacia el interior de lo que se podría definir como
un bloque con aspiraciones hegemónicas, son saludables y hasta deseables, y que
para ello hay que establecer ciertos consensos que dotarían, aún más, de una
sustancia transformadora que enriquezca al movimiento nacional y popular, el
Kirchnerismo, y que ponga en cuestión las contradicciones creativas en una mesa
programática de diálogo. El problema se suscita cuando unos de los
representantes del Movimiento Obrero Organizado y hasta hoy líder de la CGT,
confunde esa hipotética mesa programática - de cuya existencia algunos
dirigentes gremiales han dado cuenta- con el escenario en el que se intenta
dirimir la continuidad al frente de la CGT, en una compleja puja con visos
enfáticos de ruptura, transformándose Moyano en el ariete que aglutina a todo un
frente opositor al Gobierno que va desde el Grupo Clarín y sus corporaciones
económicas hasta el Movimiento Libres del Sur, pasando por la Federación
Agraria, Mauricio Macri, los economistas de la derecha conservadora como Carlos
Melconián, la CTA de Pablo Micheli, Biondini y su partido nazi junto a Cecilia
Pando y los caceroleros de los exangües jueves.
Y este es el riesgo de esta angustiante situación que vive hoy el País. Se ha
dicho ya varias veces, y lo suscribo, que tras casi 60 años de procesos que
fueron dañando el concepto hecho realidad de un Estado al servicio del pueblo y
sus intereses, en clara confrontación con los intereses de minorías poderosas y
cuyo punto de ruptura lo podemos situar en el golpe de 1955, digo que nueve años
de ejercicio del poder de un proyecto reparador de esos grandes daños sufridos ,
encarnado en los gobiernos de Néstor Kirchner y Crisitina Fernández, todavía no
bastan para subsanar complejas realidades. Todavía existe un 34% de trabajadores
en negro, y siguen siendo importantes los desafíos en educación, salud, vivienda
y protección de recursos energéticos y naturales. Pero se trata justamente de
esto, de los desafíos pendientes que sólo pueden ser abordados para su
resolución a través de gobiernos nacionales y populares con vocación de
reparación y transformación de estas realidades. Y por ello hubiera sido
deseable que dentro de esa mesa que el Movimiento Obrero Organizado realizó y
realiza, y donde se elaboran proyectos de acciones programáticas que apunten a
acercar propuestas al Gobierno Nacional, se encontrara Hugo Moyano, el mismo que
supo acompañar al Gobierno hasta hace meses atrás, ya que los Gobiernos
Kirchneristas, y no otros, re-establecieron los convenios colectivos de trabajo
y la discusión salarial en paritarias dos veces al año. Es decir, desde hace
nueve años se discuten salarios y no ajustes en la República Argentina.
Es necesario hacer estas observaciones como recordar el país del cual venimos:
El de la dictadura cívico-militar, el de la experiencia democrática fallida del
Alfonsinismo, el de la convertibilidad expoliadora del Menemato que arrojó a la
pobreza e indigencia a más del 50 % de nuestros compatriotas, y del de la
dramática y espasmódica Alianza de Fernando de la Rúa. Una continuidad histórica
que tras el Mega canje, el blindaje, el corralito y corralón, implotó con la
Rebelión Popular del 19 y 20 de Diciembre de 2001 para ser refrendada durante la
presidencia interina de Eduardo Duhalde con los asesinatos de Maximiliano
Kosteki y Darío Santillán en Junio de 2002, durante la cacería del Puente
Pueyrredón en Avellaneda, en clara respuesta a las exigencias de
disciplinamiento y orden de los organismos financieros internacionales para
considerar a la República, nuevamente perdida, como un país “viable”.
De aquella trágica realidad venimos. La memoria es a veces un ejercicio ganado
por la pereza, y por ello esta breve e insuficiente reseña.
Y también la necesidad de insistir en que las posiciones del consenso
posibilista que intentan enmascararse bajo el diálogo y la negación de la
confrontación entre intereses de clase contrapuestos, es una posición falaz ya
que esconde sus verdaderos intereses: La restauración conservadora que ajuste
salarios y elimine puestos de trabajo, frene el intento de reactivación
industrial y sustitución de importaciones y ponga a funcionar nuevamente la
bicicleta financiera que tracciona la sangre de la Nación.
Es por todo ello que a horas de la Movilización a Plaza de Mayo convocada por el
gremio de Camioneros que lidera Hugo Moyano, escribo estas líneas con la
esperanza de que aquellos sindicalistas que vivieron la cárcel y persecución
reflexionen acerca de la necesidad de establecer canales de comunicación -
tender puentes – con el Gobierno Nacional para intentar destrabar esta difícil
situación que vivimos. Son tiempos de profundas crisis económicas en el mundo:
Grecia y España constituyen ese espejo que nos devuelve la imagen dramática de
una realidad que vivimos hasta hace no mucho tiempo atrás. Nuestro país, por la
acción política reparadora y transformadora del proyecto denominado Kirchnerismo,
vive una realidad en la que se han creado y defendido 5 millones de puestos de
trabajo y donde hoy la discusión pasa por el salario y no el ajuste. Buscar el
consenso entre posiciones políticas afines es una necesidad imperiosa para
ampliar la base de sustentación de poder. También es interesante plantear la
aceptación del conflicto hacia el interior del Gobierno Nacional como una
instancia dialéctico-creativa para la búsqueda de esos consensos externos. La
confrontación con aquellos a quienes el bienestar social y económico de una
amplia mayoría de nuestro pueblo no les interesa, es esperable, recrudecerá. Y
esta confrontación puede adquirir ribetes destituyentes quizás recuperados luego
de analizar la farsa institucional que derrocó al legítimo presidente del pueblo
Paraguayo, Fernando Lugo, a través de un Golpe de Estado no tradicional.
Y este es un dato que el sector sindical liderado por Hugo Moyano parece no
tener en cuenta. Quizás la situación de encontrarse a horas de haber vivido una
movilización a Plaza de Mayo, que fue numerosa aunque algo desangelada, obligue
a quienes acompañaron hasta hace poco tiempo al Gobierno Nacional a reflexionar
sobre la idea del consenso y la confrontación. Intuyo que muchos de ellos,
incluyendo a la Juventud Sindical expresada en Facundo Moyano, se han planteado
este dilema frente a los verdaderos peligros – y posibles enemigos y detractores
- que acechan a este proyecto. Intentar consensuar posiciones hacia adentro del
campo nacional y popular para dotarlo de potencia y recursos nuevos y creativos,
es una imperiosa necesidad de la hora.
Las hienas esperan allí afuera sonriendo y mostrando sus afilados dientes.
*Periodista
http://www.lateclaene.blogspot.com.ar/2012/06/editorialmoyano-y-las-peripecias-del.html
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