La
crisis del capitalismo, Argentina y el Modelo
Por Conrado Yasenza*
La crisis del capitalismo mundial sin dudas impactará este año en nuestra
economía y con más fiereza que la crisis 2008/2009 generada por la hipotecas
subprime. Da cuenta de ello la situación de estancamiento de los Estados Unidos
de Norteamérica, la pavorosa realidad que vive la zona Euro, con situaciones
realmente angustiantes para los pueblos de Grecia y España (de Inglaterra no se
habla mucho pero la realidad económica del reino es inquietante y la veremos en
poco tiempo más); China ya no es el motor de tracción del crecimiento como lo
fue hasta antes de este primer semestre y Brasil inició su desaceleración
económica que se agrava por las políticas restrictivas de gasto sustentadas en
el temor a lo que los economistas neodesarrollistas llaman rebrote
inflacionario, medidas que enfrían la economía del tropical hermano. Como
consecuencia de este panorama se pueden avizorar algunas consecuencias: caída de
las exportaciones de nuestros productos primarios y con valor agregado,
complicaciones en las terminales de autopartes - a pesar de que el gobierno de
Dilma Rousef dio, la semana pasada, algunas señales positivas sobre este
problema de la industria automotriz -, y la posibilidad que esto conlleva en la
afectación de puestos de trabajo.
El Gobierno Nacional ha implementado una serie de planes macro-económicos que de
aplicarse y desarrollarse bien, serán importantísimas medidas contracíclicas.
Uno de ellos es el programa de construcción de viviendas Pro.Cre.Ar que insumirá
mano de obra, creará empleo y motorizará la economía por tratarse de una de la
ramas más dinámicas de la economía y que pone en funcionamiento una gran gama de
áreas del trabajo y la producción. Hay que decir que al finalizar esta semana se
asignó la primer tanda de créditos a los beneficiarios que poseen tierras para
la construcción de sus viviendas, y hay que decir también que este es el primer
paso y - perdón, amigos economistas, por la osadía - quizás el más sencillo de
implementar dentro de su complejidad; habrá que ver como se desarrolla la
viabilidad de créditos para aquellos que no poseen terreno y que dependerán del
otorgamiento de terrenos en posesión del Estado. Otra de las importantes medidas
es el plan de créditos a la inversión productiva que obliga a los bancos a
prestar un 5% de sus depósitos para la ampliación de inmuebles, compra de
insumos y bienes de capital a la pymes. Esta es una gran medida que posibilitó
la Reforma de la Carta Orgánica del Banco Central pero también aquí habrá que
ver si la correalción de fuerzas hace posible que los bancos cumplan con la
obligación de prestar para reactivar la producción y no para seguir ganando
grandes cantidades de dinero en base a préstamos al consumo y la financiación de
tarjetas de crédito a tasas de interés usurarias.
La medida macro y contracíclica está planteada y es obligación: veremos cómo se
desarrolla esta batalla que es económica pero también cultural. La decisión de,
luego de la estatización del 51% de la acciones de YPF, reinvertir utilidades en
investigación y producción es también una de las decisiones económicas
importantes del Gobierno Nacional. Como contrapartida, el Gobierno deberá
revisar el modelo en algunos ejes centrales y productores de inequidades como lo
son el trabajo informal y el trabajo precario, sobre todo si se presta atención
a los pronósticos reconocidos por fuentes del Gobierno, acerca de las
prioridades que se fijaron para el primer semestre, paritarias y conservación
del poder adquisitivo del trabajador - afectado seriamente por la inflación, que
es inflación por trabajo, consumo y producción pero inflación al fin, sobre todo
si no ocultamos esa costumbre de los comerciantes locales de remarcar todo lo
que puedan ante el aumento de haberes obtenido por los gremios y para los
trabajadores, y si el Gobierno reconoce que es un tema que ligado al
desprestigio del INDEC, no puede soslayarse -, y para las que se están fijando
para el segundo semestre: la defensa del empleo y el combate contra la pérdida
de un solo puesto de trabajo. El problema para el Gobierno y el modelo es que en
estos últimos dos años de crecimiento la creación de empleo no fue un estandarte
a blandir. Una frase que alguna vez pronunció el Ministro de Educación, Alberto
Sileoni, y que sirve para graficar la destrucción del Estado en los últimos 35
años, es contundente: Destruir el sistema educativo es fácil y rápido,
reconstruirlo es costoso y lleva muchos años y trabajo ( No es textual, sí el
espíritu de la frase).
Recomponer un Estado que ha sido arrasado con virulencia desde la implantación
de la políticas liberales de apertura indiscriminada al mercado con la dictadura
cívico-militar del 76-83 primero, y con las políticas neoconservadoras de
salvaje capitalismo diseñadas en una línea cíclica de continuismo destructor
durante la segunda década infame conducida por el menemato, no es una tarea
sencilla y requerirá mucho más que nueve años de políticas económicas
sustentadas en el trabajo, el mercado interno y la producción. Hará falta la
institucionalidad de este modelo nacional y popular que debe estar sujeto a
modificaciones, ya que ningún modelo es eterno e inmodificable como tampoco no
pasible de contradicciones, y que oriente al país, conducido por Gobiernos
populares, a empeñarse en un esfuerzo refundador del Estado que comprometa a
todos los sectores sociales y productivos, aunque para lograrlo haya que dar
pelea diaria y sin descanso contra aquellos agoreros del desastre, es decir,
contra aquellos que hacen de su profundo deseo de ver a las mayorías populares
sumidas en la angustia y la depresión por falta de horizontes de vida, una causa
nacional en el peor sentido de la expresión de un modelo de país.
*Periodista. Dtor de la Revista de Cultura y Política La Tecl@ Eñe
www.lateclaene.blogspot.com