Sobre
la ficción del Canal 7
El mientras tanto de la escuela...
Por Edith Bello *
y Gabriel Brener **
Entre horas, una ficción sobre los avatares de la vida cotidiana en una escuela
pública.
La manera de nombrar anticipa, arriesga alguna hipótesis para quien lee o
escucha. Entre horas pareciera referir a un estado de transición, o quizás, en
clave de la propia jerga escolar, a un momento de poca importancia. A propósito
de ello, un fragmento de una canción del eterno Lennon nos dice algo del
“mientras tanto” " "La vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo
otros planes". 1
Sin rótulos
La sensación como espectadores que acompañamos los primeros capítulos de "Entre
horas" es que se trata de una ficción que logra poner de relieve con talento
diversas escenas de lo que realmente ocurre en muchas escuelas, alejándose de
los estereotipos a los que nos han acostumbrado las ficciones nacionales que
muestran el ámbito escolar. A muchas las recordamos entre risas y afectos,
aunque a los dos minutos somos cómplices al reconocer que se trata de lugares
comunes donde priman caricaturas de docentes tontos, directoras bigotudas y
autoritarias, alumnos que no son otra cosa que el traga o nerd, la linda, el
gordo, el pobrecito, etc. Se fijan (con cemento) roles y etiquetas varias.2
Un lugar estratégico (para mirar la escuela)
Es una acertada decisión fílmica acompañar con la cámara a un integrante del
equipo de orientación escolar (o gabinete), puesto que se trata de un lugar
estratégico en las escuelas (las que cuentan con ello), que funciona como una
especie de bisagra de la vida institucional. Un lugar, un rol, que puede
constituirse en una función conectante de los diversos actores que entran en
juego, y en especial en conflicto. En esta ficción se trata de un joven
psicólogo, pero vale aclarar que dichos equipos también lo integran trabajadores
sociales, psicopedagogas/os, licenciados/as en educación, imprimiéndole a dicho
área mayor amplitud y riqueza en los abordajes profesionales sobre las
situaciones conflictivas y dificultades que se abordan.
Es un lugar estratégico, un engranaje que habilita un doble movimiento, dejando
entrar el afuera y sacando algunos adentros escolares. Andrés, el psicólogo de
esta escuela, interviene, se involucra con situaciones vinculares que muestran
el amor y la pelea entre adolescentes, la relación tensa y compleja entre
familia y escuela, las fricciones entre alumnos y docentes; y en especial, su
contacto permanente con un actor clave en la vida de una escuela, su directora.
El ¿afuera? de la escuela
Una de las patas fuertes de esta ficción es que pivotea entre el universo
personal de los jóvenes y las horas transcurridas en la escuela. Y entonces, por
ejemplo, se hace foco en nuevos territorios escolares, lugares antes
desconocidos por la escuela y que hoy “se le meten” inevitablemente, las
intervenciones en facebook que develan acusaciones y amenazas entre los pibes, o
los padres que hacen uso de estos espacios para espiar en el mundo de sus hijos
ya que no encuentran otra forma de acercarse a ellos.
Las relaciones y tensiones entre “patotas” de distintas escuelas también llevan
horas de atención al interior de la escuela. Aquí el afuera es literal, y hasta
dispara a los propios adultos de la institución a recorrer los alrededores de la
escuela para desalentar enfrentamientos físicos “poniéndole el cuerpo” a las
dificultades.
Podríamos preguntarnos en este mismo sentido qué pasa entre ese matrimonio por
conveniencia que parecen conformar la familia y escuela. Las familias reclaman a
la escuela por lo que ellas mismas no pueden hacerse cargo: un padre que vive la
sexualidad de su hija como una amenaza, una madre que quiere controlar todo lo
que pasa en la escuela y opina que “a la escuela se le va de las manos” la
situación de adaptación de su hija… En la escuela se ponen de manifiesto los
problemas y las contradicciones que están en el interior de cada familia.
En uno de los capítulos se instala la idea de “Escuela abierta” haciendo
referencia a cómo mostrar y difundir lo que se aprende y vive en ese “entre
horas” escolar y no tan escolar... Y ésta es la potencialidad de escuelas como
la que se muestra en esta serie, que cuerpean las dificultades, las afrontan, se
hacen cargo de sus limitaciones y le “ponen fichas” a los jóvenes que llenan sus
aulas.
La directora es una persona
En este sentido se muestra con logrado realismo cómo la agenda que un directivo
tiene prevista para un día cualquiera se ve postergada por el calor y el color
de cantidades de urgencias. (reunión de cooperadora, madre que se apersona sin
aviso, el baño que se tapa, un robo en el aula, patoteos, etc.). Poniendo de
relieve que la urgencia muchas veces traiciona la agenda prevista por un
directivo, pero es probable que otras tantas, dicha urgencia sea la evidencia de
la falta de un proyecto educativo que ordene la escuela y le imprima sensación
de futuro. No parece ser esto último el caso de la directora que nos convida
“Entre horas”.
“Estamos trabajando en esto..” dice Paula aludiendo a un plural que revela
decisiones compartidas, haciéndose cargo de un tono que nos muestra que al
interior de la escuela hay dudas, contradicciones, temores que evidencian
múltiples miradas , que desnudan incómodas preguntas. Muestran un estilo de
gestión democrática, que dialoga, que se anima a buscar ( aunque sin la certeza
de encontrar) . El saber o las decisiones se construyen a lo largo de un tiempo,
y también, “entre horas”.
La directora es una persona! , el psicólogo y los profes también, desarmando esa
figura ideal o ridícula de seres ahistóricos, inmutables, que solo contribuyen a
construir una ficción de neutralidad. De un sujeto asexuado, sin posiciones
políticas, indoloro, que suele decir “esto esta bien y esto esta mal”. Sucede
que a estas personas les pasan cosas como a cualquier otra. Igual que a los
jóvenes , a los adultos de la escuela, les pasa el tiempo, los atraviesa, los
interpela la realidad. Y eso es lo destacable e interesante. Los que están en la
escuela son seres que dudan, se apasionan, sufren, se enamoran. Esto los hace
más creíbles y potentes. En un momento del trajín diario, la directora hace una
pausa ( sería el símil del parar la pelota, levantar la cabeza, para quien
define el juego en la cancha). Incluso, sale a fumar a la terraza, buscando un
momento de relax. Esto no solo denota la posibilidad de tomar distancia y pensar
sino que también y sobre todo la hace más persona, y allí se intuye la tensión
con ese hombre que se sienta a su lado. Se mezclan relaciones laborales,
personales. Y nos pone de frente a un modo más real de cómo se constituye una
autoridad pedagógica, somos testigos de algunas contradicciones de dicha
construcción. Ella es autoridad, está fumando ( fuera de la escuela(?) pero
sigue en su rol al acudir en ayuda del profe al que justamente “le están
fumando” en el aula.
Con todos y con cada uno
Es cierto que cuando pensamos en la escuela se nos aparecen escenas colectivas,
muchedumbres, un adulto y veintenas de pibes, recreos multitudinarios. Pareciera
que lo escolar tiene relación con la idea de todos, o de bastantes, pocos solo
en ocasiones. Y esto no tiene nada que ver con sentirse solo, que corre para
pibes y adultos, en contextos de muchedumbres. Además es un todos con una
impronta muy homogeneizante. Ser todos lo mismo. Nuestra escuela sarmientina se
ha edificado con una marca de origen en la que la inclusión fue sinónimo de
homogeneización. O sea, todos adentro de una misma manera. Eficaz para integrar
enormes cantidades de poblaciones a la naciente nación argentina, eficaz para
vigilar y disciplinar. Y en ese esquema, cualquier diferencia fue (es)
interpretada como deficiencia, e incluso como amenaza.
Pareciera que al pensar el vínculo adultos y alumnos, este “con todos” es lo
dominante y el “con cada uno” escasea en la vida cotidiana de las escuelas.
Cualquiera podría argumentar, por razones sencillas de la proporción y los
números, que cualquier escuela se trata de muy pocos adultos y muchísimos pibes.
Es cierto. Pero esa razón no impide que (existan o) puedan buscarse situaciones
del uno ( adulto) a uno, o de uno con dos o con tres que sean de mucha
significatividad para quienes la vivencian, porque allí aparece una escucha más
singular, un espacio de mayor intimidad para dar cuenta de uno mismo sin la
presión de la mirada colectiva que a veces inhibe, ya sea por la burla, por la
indiferencia o el expreso rechazo. Andrés, el psicólogo, logra con notable
profesionalismo generar escenas de uno a uno, podríamos decir, dedica casi todos
sus esfuerzos a este tipo de situaciones más íntimas. Es probable que el
encuadre del gabinete lo permita más, pero tal como decíamos antes, en las
escuelas suelen ocupar este rol también asesores pedagógicos que ensayan una
intervención más plural3, con los docentes y en las aulas, en pasillos y patios,
en los recreos, etc. Poniendo a jugar situaciones de la vida personal de los
chicos, pero ligados a la dinámica de los grupos que integran, a la enseñanza y
aprendizaje en esos contextos. Asunto clave en la construcción de la convivencia
escolar, en las tensiones y los desencuentros entre alumnos/as y docentes.
Quizás este aspecto nos permite señalar algunas limitaciones que esta ficción
encuentra en la forma de intervenir de Andres, mostrando mas un abordaje
individual de los alumnos y nada (o apenas) una inserción en la dinámica de las
aulas, en situaciones de enseñanza o de otro tipo.
Paradójicamente, el uno a uno que ocupa la centralidad del modus operandi de
Andrés puede enseñar mucho a quienes destinan sus esfuerzos al estar con muchos
o con todos. Recorrer las escenas de este psicólogo nos permite reconocer
indicios de una notable tarea profesional y educativa. La mirada sensible, sus
invitaciones a conversar, el respeto por el otro, entre otras cualidades,
generan condiciones muy interesantes para reconocer más y mejor la diferencia
que tiene cada pibe, diferencia que lo constituye como persona. Nos convida
pinceladas magníficas para aprender más del uno a uno. Andrés se ofrece como un
adulto disponible frente a los y las alumnas4. Quizás el límite que señalamos
está ligado (también) a razones de rating y TV y su relación con el espectador.
No es casual que esta ficción ocupe la pantalla calentita que dejó “En terapia”
e intente prolongarse más en esa línea pero en otro contexto.5 Razón que
evidencia que la lógica televisiva ejerce su poder así como lo medios cuando
instalan algunas miradas que simplifican con el árbol que suelen tapar el
bosque, que por cierto, en “Entre horas” es bien intenso, creíble y una buena
excusa para debatir públicamente sobre el valor de la escuela en esta época.
1 “Life is what happens to you while your busy making other plans"
2 Algunos ejemplos: El profesor hippie ( 1969 ), Jacinta Pichimahuida (1977) ,
El profesor punk (1988), Señorita maestra( 1983), Socorro quinto año (1990)
Graduados ( 2012)
3 De hecho la formación académica y profesional ensancha y enriquece el tipo de
intervención que puede realizarse desde lo que se denomina equipo de orientación
escolar (EOE), Asesoría pedagógica, Gabinete de Orientación, etc. Se trata de
licenciados en educación, en comunicación, sociólogos, trabajadores sociales,
antropólogos, psicopedagogos, psicólogos sociales, etc
4 Con el pibe que no trae su autorización para una salida y no tiene quien lo
ayude con una tarea ( casi irresoluble que da una docente), Andrés le ofrece
atenta escucha, confianza y se sienta a trabajar con esa tarea. Lo mismo que con
el profesor de música, al que le ofrece entrarle a los alumnos por un lado aun
no explorado por este adulto que se muestra perdido, angustiado e impotente. Lo
ayuda a encontrarse mejor con el sentido de su tarea, la necesidad de
transformar su pasión por la música en una llave para abrir algunas nuevas
puertas para enseñar. Aunque también aquí podríamos decir que faltó un meterse
más con el profe y el grupo.
5 Las sesiones de terapia de Andrés tienen un lugar relevante, también tiene
presencia el espacio de análisis de la directora. Es magnífico que se les de
visibilidad en la medida que humaniza a dichos sujetos escolares, muestra sus
contradicciones, miedos, deseos, etc. Pero también, probablemente, sea un claro
indicio de la lógica de continuidad del programa que reemplaza.
* Edith Bello es Profesora en Letras y directora de la EEM 1 DE 14 “Federico G.
Lorca”, CABA.
** Gabriel Brener es Especialista en gestión y conducción del sistema educativo,
ex-director de una escuela secundaria. Capacitador de docentes, profesor e
investigador en UBA.
Julio 2012