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El
periodismo falaz
Prof. Norberto Alayón*
Soy un trabajador social argentino y me desempeño como profesor en la Carrera de
Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires. A comienzos de diciembre viajé
a Costa Rica, invitado por una institución oficial, para compartir una
exposición académica sobre temáticas de mi profesión. En esa ocasión, llegó a
mis manos un ejemplar del diario “La Nación” de Costa Rica, del 25 de noviembre,
en el cual pude leer un editorial titulado “Kirchner en la cuerda floja”.
Lo tomé como un editorial más de los tantos que pululan en nuestros países, que
expresan ciertas maneras de ejercer el periodismo ajenas a la responsabilidad y
a la verdad. Luego me entero que dicho diario sería el más “importante” de Costa
Rica y que se trataba de la edición número 22.954, ya que la publicación fue
fundada en 1946 como “diario independiente”. Pensé en ese momento, con cierto
humor negro, que 22.954 periódicos con el perfil y tenor de ese editorial
pulverizarían el hígado de la persona más robusta y sana. Y es lo mismo que nos
pasa a los argentinos con algunos diarios, hasta centenarios, que se
autorreputan como serios.
Al regresar a mi país decidí enviar una respuesta breve a semejante insolencia y
falsedad del “importante” diario. Envié unas pocas líneas, que me permito
reproducir textualmente a continuación, ya que las mismas fueron publicadas en
la sección Cartas, el 20 de diciembre, pero con algunos retoques y omisiones:
Sra. Directora del Diario La Nación: Con todo respeto me dirijo a usted en
relación al Editorial publicado en "La Nación" del domingo 25 de noviembre de
2012, bajo el título "Kirchner en la cuerda floja". Dicho texto, plagado de
inexactitudes, exento de información fehaciente y atravesado por una suerte de
malicia ideológica, constituye la expresión de un diario ajeno a la seriedad y
al buen periodismo.
Tal vez no sea su deseo, pero sepa usted que ni la Presidenta Cristina Kirchner,
ni la Argentina están "en la cuerda floja". Todo lo contrario: flojos de seso,
pero plagados de veneno, se evidencian ciertos medios de comunicación,
nacionales y extranjeros, a los cuales se suma este extravío editorial del
diario bajo su dirección. Le agradeceré tenga a bien publicar estas breves
consideraciones, como derecho a réplica.
Veamos algunos de los dislates y la forma de “construir” las noticias, de la que
hace gala el mencionado editorial, en su irracional afán de descalificar.
Empieza con el título de “Kirchner en la cuerda floja”. Pareciera inducir a
hacer creer a los lectores que el gobierno argentino está “por caer”. La
presidenta Cristina Kirchner fue reelegida, en octubre de 2011, con más del 54 %
de los votos, y tiene mandato constitucional hasta diciembre de 2015. El título
y el contenido del editorial no implica una caracterización seriamente
fundamentada; lo que implica y expresa es un deseo. ¿Querrá “La Nación” que el
gobierno constitucional argentino caiga y volvamos a una dictadura
cívico-militar? Tal vez sea el mismo deseo del que están embebidos ciertos
sectores sociales de Argentina, que ven recortados sus enormes e históricos
beneficios, articulados a los intereses económicos mundiales más concentrados e
inequitativos. Estos sectores, en Argentina, intentan permanentemente por todos
los medios (económicos, judiciales, mediáticos) difamar, desgastar al máximo
posible a un gobierno de carácter “nacional y popular” como el actual,
precisamente porque ven cuestionados sus privilegios y temen perderlos o
siquiera verlos reducidos. Los sectores que impulsaron la genocida dictadura
cívico-militar-eclesiástica que destrozó al país entre 1976 y 1983, la Sociedad
Rural Argentina que expresa históricamente a la clase más oligárquica y
parasitaria, el diario “La Nación” de la Argentina (¡oh, el mismo nombre que el
de Costa Rica!), cierta jerarquía de la Iglesia Católica, en suma los sectores
reconocidos como el conservadurismo, la derecha, todos portan el deseo de que
este gobierno caiga. ¿”La Nación” de Costa Rica se sentirá identificada con
estos sectores profundamente retardatarios y antidemocráticos y se suma a este
deseo? ¿Por eso publican semejante editorial?
Y agrega “La Nación”: “El cuadro tiene como fondo una camarilla asesora liderada
por el hijo de la mandataria, con los sigilosos consejos de una amalgama de
jóvenes de ideas radicales.” ¡Qué lenguaje irrespetuoso que suena a
descalificante de la investidura presidencial! La presidenta argentina ha
demostrado de sobra que posee la suficiente autoridad para no dejarse
influenciar por ninguna camarilla. Simétricamente, aún dejando de lado la
densidad abismal entre una presidenta elegida democráticamente dos veces por el
pueblo y un diario como “La Nación”, se podría preguntar si detrás de la
directora Noguera existe una camarilla ligada o descendiente de la familia
Montealegre, relacionando a la vez a esta familia con el fusilamiento de Juanito
Mora.
¿De dónde saca tan osados y falsos datos “La Nación”? ¿Se los proporciona la
Sociedad Interamericana de Prensa, es decir la asociación de propietarios de
diarios; los obtiene de la Cadena de la desinformación y distorsión sistemática,
conocida como CNN; se los pide a la embajada norteamericana? Al alemán Paul
Goebbels, ministro de Propaganda de Adolfo Hitler, se le atribuye la frase: “una
mentira mil veces repetida… se transforma en verdad.”
El editorial pretende desconocer el crecimiento económico sostenido de Argentina
desde el 2003; las reservas record del Banco Central; la recuperación del
empleo; el rechazo a las presiones e imposiciones del FMI; la firme decisión de
fortalecer el MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC; la recuperación estatal de
Aerolíneas Argentinas, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Aguas Argentinas,
Correos; el rechazo al proyecto imperial del ALCA; la Asignación Universal por
Hijo y a mujeres embarazadas; la moratoria y actualización previsional que
benefició a millones de jubilados; el sostenido impulso a la industria, a la
ciencia y a la tecnología; los programas de inclusión social; la profundización
de las políticas de defensa de los derechos humanos; los planes de vivienda y de
diversas obras públicas; la jubilación para las Amas de Casa; la Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual (precisamente suspendida desde hace 4 años
por los medios hegemónicos y cierto sector del Poder Judicial); el aumento al 6
% del PBI del presupuesto en Educación; el Programa de distribución gratuita de
computadoras a estudiantes y docentes; la puesta en marcha de la TV Pública
Digital gratuita; la Ley de matrimonio igualitario; etc.
Es necesario reparar en dos cuestiones centrales. En primer lugar, la
importancia de develar la utilización de argumentos aparentes para defender lo
que es evidentemente falso. Y un segundo aspecto remite a la necesidad de
identificar cierta unidad de acción, a escala continental, asumida por diversos
sectores que pertenecen o representan al conservadurismo, para oponerse
tenazmente a los distintos proyectos que felizmente se están desplegando en
muchos de nuestros países, en sintonía con los legítimos ideales de
independencia y justicia social.
El poder económico mundial (dicho de otro modo, el sistema capitalista) tiende a
avanzar para controlar y hasta apropiarse del poder político para ponerlo a su
servicio. Pero además, para completar este circuito perverso que perjudica a las
grandes mayorías, requiere controlar también el poder ideológico, representado
básicamente en la educación y en la comunicación mediática, es decir en el
periodismo.
Resulta obvio reconocer el alto componente político que tiene siempre el
periodismo. Y es absolutamente legítimo que cualquier sector social exprese sus
posiciones y la defensa de sus intereses por medio del periodismo, pero sin
distorsionar la realidad o directamente con falsedades, muchas de ellas muy
descaradas y ostensibles. De no ser así, convierten al periodismo en una
actividad ruin y en una suerte de charca cloacal.
Un ejemplo de este tipo de periodismo lo constituye el diario inglés The Sun,
cuyo propietario es el magnate Rupert Murdoch. Este diario fue condenado en el
propio Reino Unido por escuchas ilegales y publicaciones de noticias falsas
relacionadas con personalidades y políticos de ese país. Dicho accionar,
concientemente programado, benefició abiertamente la campaña electoral del
primer ministro conservador David Cameron, a punto tal que funcionarios de su
gabinete debieron renunciar frente al escándalo y complicidad con el
multimillonario Murdoch.
Estoy seguro que los costarricenses y todos los latinoamericanos bien nacidos,
que soñamos con sociedades más justas e igualitarias, no desean que “La Nación”
de la querida Costa Rica imite al diario The Sun.
* Prof. Norberto Alayón
Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
Blog:
http://norbertoalayon.blogspot.com.ar
[Publicado el 6 y 13 de febrero de 2013 en el
"Semanario Universidad" (Nros. 1978 y 1979), de la Universidad de Costa Rica]
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