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El
Libertador de nuestro tiempo iluminó la eternidad
Por Pedro Jorge Solans*
Duelo en todos los rincones de América Latina. Duelo en el alma. Dolor en mi
corazón. Pero cierro los ojos y te sueño comandante, resplandeciente, bajando de
Petare con las alforjas llenas de vida, tarareando las canciones de Alí Primera.
Te veo comandante dando identidad y visibilidad a los nuestros, a esos que eran
meros números, o clientes, o eran portadores de ese mismo dolor que siente mi
tierra profunda. Nadie más, ni nadie menos, que la América Negra, que la América
india, que la América mestiza, que la América libre, sabe de ese dolor. Tu
dolor, mi dolor por tu dolor, comandante de las Américas.
Hugo Chávez ya no sos vos, ahora sos mi comandante, sos el comandante de
millones de latinoamericanos que amamos la vida, que amamos nuestras banderas,
que amamos la libertad, que amamos nuestra tierra, que amamos el sol, que amamos
lo finito, que sencillamente amamos.
Pero resulta, Comandante, que ese dolor por tu ausencia física no será de
llanto, ni pena, será de milagro y de luz, de fuerza y de alegría para
embanderarnos en tu eternidad.
Sé, estoy seguro, y pondré las manos en el fuego por el encuentro entre vos,
Ernesto Che Guevara, y Néstor Kirchner: Leyendas Patrióticas de nuestro ser.
Pondré las manos en el fuego por la rebeldía libertaria de tus enseñanzas, y
será el fuego de compromiso y de amor. Serás sueño siempre. Serás maestro y guía
siempre. Serás el río Orinoco, serás el río Caroní, serás mar, y por allí
bajarás de tu Caribe caliente hacia Los Andes, de las selvas húmedas hasta los
hielos continentales.
Te veo en Puerto Ordaz, en Cumaná, en toda la región de Sucre, en Mérida, en
Caracas, en Zuliá, en Valencia, en Barquisemeto, en los llanos, en las islas.
Comandante te veo enseñando a escribir, dando de comer, dando nombre y apellido
a nuestros hermanos, esos que los otros solo los llaman “los nadies”.
Te veo, comandante, bailar y cantar por las aguas caribeñas y el calor de las
calles de Bariñas y de los lugares donde nadie otro como vos lo saben caminar.
Pero caminaremos por tu nombre, comandante por esa Venezuela maravillosa que le
sacaste lustre, que le sacaste brillo inconmensurable de cariño y pasión.
Vos que dignificaste a esa Venezuela, y resucitaste a Simón Bolívar en Santa
Marta, a Francisco Miranda en Caracas, a José de San Martín en Boulogne Sur Mer,
a Manuel Belgrano en Buenos Aires, a Antonio José Sucre en Cumaná, y a Néstor
Kirchner en Calafate. Vos que ibas y decías:
- ¡Arriba que tenemos que seguir!
Y se levantaron con vos, y ahora nos levantaremos nosotros con vos, comandante.
Porque vos nos enseñaste que la vida es revolución, que la vida es amar hasta
confundirse con la Patria y la Patria con la Tierra. Y estarás siempre en el
cielo limpio de nuestro horizonte.
Volverás, y estaremos en tu Venezuela querido comandante Hugo Chávez, querido
libertador de nuestro tiempo.
* Director de
www.eldiariodecarlospaz.com
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