La Nación y la ampliación del campo de batalla

Por Conrado Yasenza*

1- Juzgado y condenado, en prisión, hablándole hasta el final a esa escucha que persiste en la Patria; murió el genocida, el asesino, el apropiador de bebés, el matador de sus madres y padres, el creador de los campos de exterminio. Murió la noche más oscura que aún cuenta con sus cancerberos. Pero murió, preso y condenado. Aunque su silencio se fue con él a la tumba. No es, no está, pero sí: El Genocida murió al amanecer.

2- La tribuna de doctrina publicó 18 avisos fúnebres sobre el genocida Videla. Allí una pequeña muestra de esa escucha que reclama aún una Patria para pocos, autoritaria, exclusiva, católica integrista, criminal si las condiciones lo ameritaran nuevamente, desde la acción, la complicidad o la planificación estratégica. ¿Serán pocos, poco significativos? ¿Comportarán una fuerte cultura autoritaria que subyace en nuestro entramado social? No lo sé con certeza. Sólo sé que esa escucha, esos ojos, esos deseos, esas añoranzas de una Patria Civilizada, Occidental y Cristiana, sigue vigente y la tribuna de doctrina, aggiornada tal vez a los tiempos, así lo expresa. Como siempre, desde Mitre hasta nuestros días. Y trabajan en todos los campos de la batalla cultural. Un dato quizás irrelevante - o que suene extemporáneo para este breve artículo - es el trabajo sistemático de estandarización, "la operación de superficie", de los gustos y pensamientos de la clase media argentina que realiza una publicación de La Nación orientada al público joven: La RollingStone.

En ella se ve ese trabajo sistemático, esa operación de superficie persistente, esa denostación degradante de lo político que enlaza a la perfección con la intención de despolitizar a ese segmento cultural y social de la población desde una operación cultural que es política y que realiza su editorialista político de la sección "Asuntos Internos" (tengo la impresión que vive en la pecera citadina de su casa en la cual seguramente ya murió el pez que boqueaba lento en su noche azulada) y que describe este momento político - pero como parte de una sucesión de eslabones en la historia de los 30 últimos años de democracia - como política de supervivencia chavezputinista, ingeniosa fórmula para insistir en la chavización de la Patria como disvalor y amenaza pero con la novedad del agregado de la figura fría, autoritaria pero simpática de Vladimir Putin - allí también una muy lejana connotación comunista, muy lejana, y asociada con el implacable Servicio de Inteligencia Ruso -, con lo cual se consolida un populismo que ya se les ha metido en el living de sus casas (casas habitadas pero tomadas, como las de el editorialista de Asuntos Internos) y que se quedará, casi con seguridad, con sus coches (es lo que les preocupa: el eterno retorno del Monstruo Populista). Esa es la Tribuna de Doctrina, la que no cesa en sus diarias operaciones simbólico-culturales y políticas, que traza alianzas discursivas con una oposición carente de programas, que insiste con el autoritarismo déspota de un gobierno que devora institucionalidad e independencia de poderes, que corrompe y licúa los dineros públicos en la corrupción, "en la canaleta del juego y la droga". Y que claro, también y como es menester, despide al genocida que murió condenado y preso bajo un estado pleno de derecho, al que combaten con furia y viles herramientas simbólicas y reales en el plano de la acción política.


Periodista. (Dtor. de La Tecl@ Eñe, Revista de Cultura y Política http://lateclaene.wix.com/la-tecla-ene)