Las modalidades del golpe en el capitalismo financiero.

Por Conrado Yasenza*

En las últimas semanas hemos asistido a movimientos extorsivos y especulativos que han tornado este tiempo en un clima político y social altamente delicado, quizás, uno de los más críticos desde el inicio del proceso de reparación – reformista, dirán algunos - iniciado por el kirchnerismo en 2003. Hasta podría afirmarse que asistimos a una ofensiva más amenazante que la que remite a los tiempos del lockout patronal campestre de 2008 y las corridas financieras de 2007 y 2011. La decisión de devaluar y llevar el valor del dólar a 8 pesos, escenario no deseado al que fue empujado el Gobierno Nacional a través de las operaciones especulativas realizadas desde el sector financiero con apoyatura en el poder comunicacional, está generando, aunque el Gobierno trate de desalentarlo, una transferencia de la medida a los precios (y aunque este traslado sea injustificable en muchos casos): Grandes proveedores que retienen mercadería a la espera de establecer nuevos precios; comercios que se hallan por fuera de los acuerdos de precios convenidos con supermercados y con los comercios llamados comúnmente “chinos”, que el día después de la devaluación remarcaron sus precios; aseguradoras que analizan los valores de la pólizas en autos y casas; planes de adjudicación de automóviles que no entregan la unidad por revalúo en el valor del plan o de la unidad al momento de la entrega; amenazas, que se cifran en el clima especulativo logrado por el poder financiero y sus hombres de negocios, de un “parate” en la producción de autos y otros bienes por el aumento de costos en los insumos; hasta los centros de venta más informales que constituyen esa suerte de réplicas a menor escala de La Salada, los llamados "shoppings truchos", anunciaban este fin de semana aumentos para el fin de semana que viene. Es decir, un momento delicado que el Gobierno deberá afrontar con firmeza, creatividad y dinamismo. Pero el hecho en sí, la devaluación, ha generado un clima que es el que buscaba instalar el sector financiero, empresario y comunicacional. Y han sabido aprovechar la terrible memoria que existe en la Argentina en torno a los procesos devaluatorios, sus mecanismos para la activación del miedo y la incertidumbre con el consecuente resguardo en la divisa verde. El Golpe de Mercado está en marcha. Son momentos difíciles que exigen del compromiso y concientización del pueblo trabajador, el mismo pueblo que sufre las consecuencias del ataque a su salario a través del alza de precios.

Pero también el Gobierno deberá extremar medidas y sanciones para con quienes están agitando el golpe de Mercado. Todas las leyes de que se dispongan, todos los mecanismos sancionatorios que puedan emplearse, toda la comunicación pedagógica e inteligente que pueda realizarse; todo el peso del Estado para tomar decisiones que no se tomaron antes. ¿Esto implica un costo político grande? Es claro que sí. Pero, ¿y el que estamos viviendo, no lo es? ¿Es quemar las naves y no atender los pasos estratégicos? No, quizás sea endurecerse sin perder tacto en la planificación estratégica. Otro desafío - si no el más decisivo - será lograr que el dólar se estabilice en, más-menos, 8 pesos y que esto incentive a los productores rurales que acopian toneladas de soja en silobolsas, a liquidar la cosecha. El lector podrá preguntarse también, por qué esperarán a que el dólar se estabilice si pueden seguir apostando a que la suba continúe hasta encontrar el mejor momento para su liquidación. Digámoslo sencillo: Capitalismo financiero- especulativo. El Ministro de Economía, Axel Kicillof, le puso números a lo retenido: serían 4000 millones de dólares correspondientes a la reciente campaña agrícola, cifra a la que se suman otros 2500 millones de dólares de “financiación externa a la cual habitualmente recurren productores exportadores que, esta vez, no ingresaron al país como crédito externo”.

El otro frente abierto es el de la compra de divisas por parte de personas físicas. Para responder a la demanda de los ahorristas en el mercado de venta de divisas para atesoramiento se implementó la reapertura de la venta con la finalidad de quitarle expectativas al mercado marginal-ilegal. El gobierno, otra vez, tendrá que lograr estabilizar el dólar alrededor de los 8 pesos, y a su vez, incentivar con ello que los exportadores acepten ese valor de “convergencia” para que liquiden la cosecha retenida y con ello ingresen los dólares que el país necesita. Allí se reactiva, aunque los tiempos y las economías no son las mismas, la idea de recrear una suerte de Junta Nacional de Granos. Pero nada es lineal, además de que es fácil escribir esto desde una tribuna periodística; en realidad es fácil escribirlo y no tener la responsabilidad de gobernar. Duros, difíciles momentos afronta el país que trabaja y no especula. La historia argentina demuestra que las devaluaciones han sido siempre regresivas en términos de distribución de la riqueza. Ésta, aunque mucho menor, incomparable con otras de antaño, genera el mismo efecto aunque sustancialmente morigerado por medidas contracíclicas que el Gobierno ha desarrollado como ejes de su política económica: AUH (Asignación Universal por Hijo), Pro.Cre.Ar, los créditos Fondear, que implican 10 mil millones de pesos para sectores productivos, pymes y economías regionales, la suba del Salario Mínimo Vital y Móvil, el aumento de las jubilaciones, las paritarias, y el recientemente anunciadoPlan Progresar: 600 pesos con un descuento del 20% a pagarse trimestralmente, para jóvenes de entre 18 y 24 años (franja en donde reside el más alto porcentaje de desocupación, en ese quintil, el 78%, como resultado de años de neoliberal-capitalismo) con contrapartida que implica cursar estudios secundarios, terciarios, técnicos y de oficios, y universitarios, con presentación de tres certificados de estudios anuales (al inscribirse, en julio y a fin de año). Quedaron, un tanto difusos en la búsqueda de medidas de política económica que defiendan el trabajo, la producción y el salario, la obligación de los bancos a destinar el 5 por ciento de los depósitos a sectores productivos, y a una tasa de interés del 17 por ciento, como también la implementación de los Cedines creados – y prorrogados este año - con el objetivo de blanquear capitales.

De todos modos, y aún con las medidas contracíclicas implementadas por el Gobierno Nacional, la complejidad de este momento político esta signada por, como se dijo antes, la decisión ya claramente manifiesta de los centros del poder económico-financiero, de continuar con el esquema de ataques especulativos sostenidos y con replicación en medios de comunicación afines o socios, con el objetivo de acelerar los tiempos que degraden, desgasten, al gobierno. La consecuencia es la reimplantación del modelo de las tres A: Ajuste+Ajuste+Ajuste. No escatimarán fuerzas y recursos para evitar un escenario, aunque con visibles modificaciones, al de 2011.

Una charla sobre los “por qué”

En la conversación cotidiana alguien pregunta: "Si la devaluación fue generada o provocada por los sectores financieros, ¿por qué no se produjo hace dos años, cuando hubiera sido incluso más productivo?" Respuesta no definitiva, y al calor de la conversación: De acuerdo, y sin negar los errores y señales confusas que el Gobierno ha venido enviando. Dicho esto, ¿por qué ahora? La respuesta está contenida en la pregunta y en los argumentos que, en diálogo franco, la contraparte expone, como por ejemplo " la devaluación la hizo el gobierno porque no le queda otra, y encima en un momento de debilidad política" Bien, ese es uno de los ejes: Por el momento de mayor debilidad política del gobierno luego de haber sufrido importantes derrotas en las elecciones legislativas de 2013, que derivaron en una suerte de predominio de la liga de gobernadores que, a su vez, intentan establecer al Partido Justicialista como centro de articulación política, en el sentido de órgano político sistémico frente a la idea de "orgas"; digamos un partido hegemónico no movimientista que quiere gobernar con neoliberalismo o con Estado de Bienestar, con retenciones o sin ellas, con ajuste o sin él, pero desde el PJ. En este panorama es que se inscribe también el fuerte ataque especulativo lanzado en estos últimos dos meses, con rotunda decisión, desde los centros del poder político-financiero-comunicacional, y con la categórica convicción de no repetir el "error" de 2011.

De qué hablamos cuándo hablamos de devaluación

Tras un largo drenaje de divisas como producto de corridas cambiarias el país sufrió, desde 2007, una fuga de 62.000 millones de dólares. En ese contexto, el gobierno debió tomar, tras una semana final de embates y operaciones especulativas potentes, una medida que jamás quiso implementar. Devaluar. El Ministro Kicillof, en un extenso reportaje ofrecido al diario Página 12, realizó el siguiente detalle que resulta esclarecedor para entender los efectos dramáticos que las corridas cambiarias tienen para la economía de un país: “Durante las presidenciales de 2007, solo en agosto, se fueron 1800 millones de dólares. En el lockout de 2008, otros 3200 millones. Luego de la nacionalización de las AFJP, 3900 millones. En las legislativas de 2009, cerca de 2800 millones de dólares. En el conflicto del Banco Central con Martín Redrado, unos 1700 millones de dólares. Y, con la reelección de Cristina Fernández, 3300 millones de dólares. En 2011 nos encontramos con esa situación. Después de ganar las elecciones con el 54 por ciento de los votos, siguieron alimentando ese clima”. De aquí que las devaluaciones sean antipopulares ya que generan una, en casos como el de la devaluación de 1989, de un 2038 por ciento, brutal transferencia de ingresos de quienes menos tienen hacia los sectores de privilegio y posición económica dominante. Para evitar esto, y luego de la devaluación realizada por el Gobierno Nacional, el Ministerio de Economía deberá redoblar esfuerzos en cuanto a volcar más dinero a la economía para asegurar producción, empleo y salario, y como un obseso rabdomante, seguir afinando el ecualizador de la sintonía fina en temas pendientes y de no fácil resolución e implementación como lo son, por ejemplo, gravar la renta financiera, discriminar la utilización positiva de los subsidios y atender a los serios problemas que acarrea para el crecimiento del país la fuerte concentración de la económica nacional.

*Periodista. Director de La Tecl@ Eñe – Revista de Cultura y Política http://lateclaene.wix.com/la-tecla-ene