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Una
pulseada intensa
Por Hugo Presman
Resulta una situación llamativa la que vive el país en éste tórrido verano:
actividad económica normal, desocupación baja, amplia cobertura social, consumo
en un nivel alto, precios internacionales favorables para los productos
exportables, reservas importantes, la más baja deuda externa con relación al PBI
en términos históricos, balanza comercial favorable.
A pesar de todo ello, el país está sometido a una corrida cambiaria muy fuerte,
facilitada por errores realizados por el gobierno desde hace más de dos años,
mucho de los cuales, en términos tenísticos, fueron errores no forzados.
Aldo Ferrer, un economista favorable al gobierno del cual ha sido funcionario,
lo sintetizó con precisión: “Hay pescadores de río revuelto, pero para que
aparezcan esos pescadores, previamente el río debe estar revuelto” La contienda
de dos proyectos enfrentados que no logran imponerse definitivamente desde sus
orígenes en el siglo XIX, vuelven realidad, pero invertido, aquel viejo axioma
chino: “Cada oportunidad es una crisis”
El río revuelto está compuesto por un proceso inflacionario que fue erosionando
el tipo de cambio disminuyendo el superávit de la balanza comercial, un déficit
presupuestario relativamente pequeño pero creciente que llevó a incrementar la
emisión monetaria, una fuga de capitales desestabilizadora que ha atravesado
todo el gobierno de Cristina Fernández por 62.000 millones de dólares, lo que
llevó a la necesidad de adoptar un control de cambios que disminuyó la sangría,
pero bloqueó casi totalmente el ingreso de capitales. En materia financiera, el
contexto internacional fruto del default del 2001 y la muy eficaz renegociación
de la deuda con quita significativa durante el gobierno de Néstor Kirchner, dejó
afuera a los que no acordaron( conocidos como fondos buitres); a ello se
agregaron las deudas heredadas con el Club de París y las originadas en el CIADI.
Todo esto ha llevado a bloquear el acceso al crédito a la Argentina y la
decisión de escarmentar a quien decidió romper las reglas de juego aceptadas en
el imperio de la bancocracia. Otro dato no menor del escenario internacional, es
que una importante parte del mundo atraviesa la peor crisis conocida desde la
del año 1929. Según “The Wall Street Journal”(fuente insospechada en cuanto
representante de los intereses financieros mundiales ) comentarios como el que
tituló : “Los bancos centrales no logran contener la ola de ventas en los países
emergentes.”
El proyecto económico kirchnerista ha intentado realizar un modelo de desarrollo
capitalista sin contar con el actor económico de quién debió protagonizarla como
es la burguesía nacional cuya insignificancia y cobardía es uno de los motivos
del carácter subdesarrollado del país. El kirchnerismo mejoró sensiblemente el
modelo de los noventa con mucho más Estado y mejoró también la distribución de
los ingresos; incluyó a millones de los que habían quedado al costado, recuperó
algunos resortes económicos tales como el Banco Central y las AFJP; recuperó
soberanía con el pago al FMI y al oponerse activamente a la subordinación
continental desactivando el ALCA. Pero al mismo tiempo se aumento la
concentración y extranjerización; se potenció la sojización; se descuidó la
planificación de la satisfacción de las nuevas demandas que sobrevienen a los
éxitos; se omitió a niveles injustificables el control a las prestadores
privatizados desde la energía, los ferrocarriles, el transporte colectivo hasta
Repsol.
Ruptura y continuidad con la década del noventa es lo que atraviesa al
kirchnerismo. Potenciar las continuidades desde un medio que las apoyó cuando
Carlos Menem las protagonizaba y reducir a mero relato las disrupciones, es lo
que hace con un alto grado de ignorancia o de aviesa intención el columnista
dominical de “La Nación” Jorge Fernández Díaz cuando escribió el 19 de enero: “
Es que son conscientes de que, en el imaginario colectivo, cada vez hay una
mayor asimilación entre menemismo y kirchnerismo: antes parecía una ruptura; hoy
se interpreta como una desastrosa continuidad”. El autor de “La logia de Cádiz”
es capaz de confundir aserrín con pan rallado.
Se está inmerso en una pulseada intensa y decisoria, en la que después de muchos
años la economía fija la agenda de la política.
LA RESTRICCIÓN EXTERNA
La Argentina tiene, desde el modelo de sustitución de importaciones, una
economía de dos velocidades. El sector agropecuario genera las divisas que
necesita la industria para proveerse de los insumos y de la mayor parte de los
bienes de capital. En la década del setenta, se sostenía que para producir 10
dólares de productos industriales se necesitaba un dólar de insumo importado.
Cuando se entraba en un ciclo de de expansión y la industria demandaba mayor
cantidad de insumos que no podían ser provistos por el carácter rentístico de la
producción agropecuaria se producía, lo que en lenguaje de la época se conocía
como estrangulamiento de la balanza de pagos, y lo que hoy se denomina
restricción externa. Se efectuaban entonces los típicos ajustes propulsados por
el Fondo Monetario, con el entusiasmo del establishment agropecuario, con lo que
se lograba bajar significativamente la producción industrial y la demanda de
insumos importados mediante una baja del consumo por la caída del salario real y
el aumento de la desocupación.
Cuarenta años después, con el arrasamiento industrial perpetrado durante la
dictadura establishment militar y el menemismo, el componente importado de la
producción industrial es considerablemente más alto. En la industria automotriz
alcanza entre un 65 y 70%. Esto ha sido compensado relativamente por las nuevas
tecnologías aplicadas en la actividad agrícola, que al tiempo que se concentró,
aumentó en forma considerable los rendimientos.
Los principales drenajes actuales de divisas son la industria automotriz, que en
el 2013, de acuerdo a la consultora Abeceb.com, “el rubro automotriz cerrará el
año con un rojo comercial de U$S 8.000 millones, a pesar de los esfuerzos del
Gobierno para crear una red de proveedores locales. El sector automotriz fue,
junto con el agro, uno de los motores principales del despegue económico que
experimentó la Argentina desde el 2003. Pero la principal estrella de la
industria argentina no es precisamente un rubro estratégico si de generar
dólares se trata -a diferencia del sector primario- sino más bien todo lo
contrario. La balanza comercial del rubro automotriz generará en el 2013 un
déficit de U$S 8.000 millones. El rojo está explicado principalmente por el
agujero de U$S 9.000 millones que surge del intercambio de autopartes.”. El año
2012 había cerrado con un déficit de alrededor de 7.000 millones de dólares.
A su vez el intercambio comercial total con Brasil en el último año “registró en
2013 un déficit comercial de u$s 3.153 millones, más del doble del registrado un
año antes, lo que se explica por un incremento de las importaciones de vehículos
automóviles y una contracción de los envíos de trigo y sus derivados, tras la
escasez del cereal que sufrió Argentina en el año que acaba de terminar”,
informó la consultora Abeceb.com. La participación del sector automotriz en el
comercio exterior argentino es del 12,9 por ciento del total exportador; cifras
que asciende al 37,8 por ciento cuando se analiza su participación respecto de
las manufacturas de origen industrial (MOI).”
El segundo rubro es la importación de energía que cerró con aproximadamente
12.800 millones de dólares de egresos.
El tercero es el turismo que de superavitario pasó, dado la brecha cambiaria que
lleva a que los turistas no vendan sus dólares en los bancos, a deficitario en
una cifra cercana a los 5000 millones de dólares. Según datos del Indec, luego
de registrar superávits desde 2002 hasta 2010, en 2011 el déficit del turismo
totalizó US$ 1140 millones, mientras que en 2012 se cuadruplicó hasta alcanzar
los US$ 4667 millones. El hecho de financiar el gasto de las tarjetas de
créditos de los argentinos que viajan al exterior con reservas del Banco
Central, ha sido un drenaje prolongado e injusto, siendo los beneficiarios
mayoritariamente denostadores exacerbados del gobierno.
El cuarto rubro que incide sobre la salida de divisas es todo el grupo de
electrodomésticos armados en Tierra del Fuego, con un porcentaje cercano al 100%
de insumos importados que redondearon el último año los 3500 millones de
dólares.
Obviamente que es plausible la fabricación de automotores y electrodomésticos
por la cantidad de empleos y porque importarlo totalmente resultaría mucho más
oneroso. Pero para que el proceso de sustitución de importaciones no implique
caer en las habituales restricciones externas, los empresarios dedicados a estos
rubros, empresas nacionales y multinacionales, deberían ser obligados a un
proceso de integración creciente de producción nacional. El tipo de cambio
favorable para los industriales, debe ser retribuido por estos con un
mejoramiento significativo de sus capacidades competitivas.
Estos son déficits que el gobierno, seducido por el consumo creciente y
explosivo, no visualizó y ahora se encuentra con lo negativo de los aspectos
positivos alentados. En el caso de los automóviles, implica también planificar
las obras de infraestructura para circular y de estacionamiento.
UNA PULSEADA INTENSA
A diferencia de otras corridas cambiarias que el gobierno ha padecido, donde con
enviar al mercado entre 1000 y 2000 millones de dólares la misma era
desactivada, en la actual, el gobierno debió claudicar antes las corporaciones
que bajo el eufemismo de mercado, lo obligaron a llevar el dólar a una paridad
con el peso que el gobierno estima competitivo y con el cual espera calmar las
ansiedades devaluatorias. Sorpresivamente, abrió la ventanilla de compra de
dólares para atesoramiento de personas físicas, siempre que los mismos acrediten
ingresos y situación regular ante la AFIP, que es la que otorga la autorización.
Los primeros días han demostrado que la batalla pro devaluación no ha cesado
como lo exterioriza la cantidad de dólares de las reservas que es necesario
sacrificar para mantener anclado el dólar al cambio de alrededor de $8. En los
primeros cuatro días de las nuevas reglas de juego ha continuado el drenaje y se
mantiene estable la brecha con el dólar marginal.
La intencionalidad política quedó reflejada con claridad en las declaraciones
del presidente de Coninagro Carlos Garetto, al diario Ámbito Financiero del 29
de enero: “El dólar a $ 8 no es un incentivo para liquidar las cosechas”
Es evidente, que por el momento, los 10.000.000 de tn de granos, retenidos en
los silos-bolsa, que implican entre 4000 y 6000 millones de dólares se
mantendrán fuera del Dios mercado.
La apuesta del gobierno es fuerte porque juega buena parte de su suerte en esta
puja donde debe afrontar varios frentes simultáneos. Que la devaluación
significativa no se traslade mayormente a los precios acentuando la inflación
que sufrió un notable impulso en el último mes de año pasado, que volvería
inoperante en poco tiempo la movida cambiaria. Para ello los precios cuidados
como los subsidios, que abarcan el área metropolitana, es fundamental, como está
prometido, que se extiendan a todo el territorio nacional y se proceda con
extrema dureza, aplicando la ley de abastecimiento, a todos los que incumplen.
Hacer una épica del control de precios es imprescindible, fundamental, para lo
cual se requiere hacer uso intensivo de la televisión, de las radios y de la
movilización política. Por otro lado, se lucha contra un antecedente histórico
desfavorable en materia de devaluaciones y traslado a los precios que sólo
reconoce un antecedente positivo que fue en el 2001, donde la crisis más
profunda que se recuerde llevó a que la transferencia integral de la devaluación
a precios, se realizó en un tiempo prolongado porque la recesión actuaba de
enorme freno.
Así como la tecnología les permite a los grandes productores con enormes
espaldas y acceso al crédito barato a través del invento de los silo-bolsa,
retener producción y presionar a la devaluación, la informática debe auxiliar al
gobierno para destinar los subsidios de los servicios públicos hacia quienes
realmente lo necesiten. Aquellos que compren dólares, deberían perder
automáticamente los subsidios, porque evidentemente no lo necesitan.
La necesidad de que el país obtenga la totalidad de los dólares que genera,
tropieza con la dificultad de los delitos que se perpetran con la concentración
de los exportadores y las maniobras de triangulación que cometen
sistemáticamente. Con precisión, el periodista Eduardo Anguita escribió al
respecto en Tiempo Argentino del 28 de enero: “Siete grandes empresas concentran
el 72% de la exportación de aceites: Cargill, Molinos, Dreyfus, Bunge, Vicentin,
Oleaginosa San Lorenzo y Terminal ( datos del Ministerio de Economía 2011).
Estas empresas están integradas verticalmente, tienen intereses cruzados entre
sí y lograron liderar varias de productores rurales. Tienen una serie de
puertos- desde los noventa- en el Paraná desde Zárate hasta San Lorenzo. El
Estado no tiene todavía ni una empresa pública con un puerto propio que pueda de
algún modo salir de la lógica de estas multinacionales y tratar de fijar aunque
sea de poco, otro rumbo.”
El no haber descentralizado el Mercado Central por barrios de las grandes
ciudades y por provincias, deja el 75% del mercado minorista en unas pocas
cadenas de supermercados extranjeros.
Si los especuladores desestabilizadores consiguen su objetivo, lo dijo con
precisión Aldo Ferrer, todo conduce al retorno de las más crudas políticas
neoliberales.
Es posible que detrás del gigantesco combate en que está en juego la
distribución del ingreso, el poder económico concentrado intente un final penoso
y desordenado de Cristina Fernández que aleje por mucho tiempo la posibilidad de
gobiernos populares. Los columnistas de los diarios dominantes lo expresan
descarnada e impúdicamente.
No suscribo en general teorías conspirativas, pero quién por ingenuidad o
complicidad en este contexto, afirme que todos quieren que el gobierno termine
normalmente, prescinde o ignora la confrontación de intereses.
No está en juego sólo el gobierno, sino una serie de posiciones y conquistas que
se han obtenido.
Es importante que los funcionarios eviten las contradicciones y contramarchas.
Es difícil, pero el escenario está minado y cada error se paga con creces.
También que no actúen como comentaristas de la realidad. Cuando Axel Kicilof ,
en un reportaje en Página 12 del 26-01-2013 declaró: “Frente a las medidas de
protección se gestaron nuevos mecanismos de especulación financiera. Lo hicieron
al costado de las medidas precautorias y recurrieron a canales ilegales y
legales muy creativos. Armaron una enorme bicicleta financiera al costado de la
economía legal y formal. Crearon lo que denominamos un “Banco Central paralelo”.
A través de operaciones financieras sofisticadas con títulos públicos, el sector
financiero, junto con los sectores económicos más concentrados, consiguió sacar
y entrar dólares de la Argentina por un total de 30 mil millones de dólares
desde que se implementaron las medidas hasta ahora. Los peces gordos que
eludieron las restricciones hicieron sus negocios a través del contado con
liquidación, una maniobra legal. Esa operación consiste en comprar con pesos
títulos denominados en dólares para luego venderlos en el exterior y la
operación inversa convirtiendo dólares en pesos, pero a una cotización por
encima de la oficial. Lo más triste de ese negocio es que volvieron muy rentable
conseguir dólares al tipo de cambio oficial y venderlos en mercados ilegales.
Muchos de los que operaban en el mercado oficial empezaron a volcarse hacia
estos mercados paralelos. Generaron así el peor de los mundos, una bicicleta que
benefició mucho al sector financiero, pero que comenzó a distraer recursos de la
economía real. El mercado ilegal que se armó es mucho más pequeño y utilizado
con fines políticos. Como la diferencia entre el dólar oficial y el ilegal,
llamada brecha, les sirve para hacer su negocio especulativo, la brecha fue
tomada por los medios como sucedía en la época de De la Rúa con el Riesgo País.
Buscan desestabilizar el Gobierno y decir que el dólar está a 13 pesos.” Las
operaciones de contado con liqui son legales y consentidas por el gobierno. Si
hay aristas especulativas, el gobierno tiene que actuar y no meramente
comentarla con la sorpresa de un ingenuo.
Los funcionarios no deben hacer su contribución al rio revuelto que incitan los
pescadores que pescan en esas aguas.
El incremento de las tasas de interés, más que retener los pesos, posiblemente
tenderá a enfriar la economía.
Las centrales sindicales deberían entender que es el momento de defenderse
apoyando y no concretando encuentros contra natura. Cuando Hugo Moyano critica
la presencia de Cristina Fernández en la Celac y su ausencia en el Foro de
Davos, no habla como dirigente sindical sino como empresario. Mucho más cuando
hasta juguetea sobre una fórmula conjunta con Mauricio Macri. Cuando el oprimido
adopta el lenguaje del opresor, el círculo de la servidumbre se ha completado.
La presencia visible de Cristina al frente de un gobierno erosionado, resulta
imprescindible.
Debe convocar a la ciudadanía explicando los temas que preocupan y que se deben
afrontar, y la forma de hacerlo. Así es el trabajo presidencial, que supera
largamente el protagonizar los momentos felices.
Es una pulseada intensa. Decisiva. Hay mucho más que un gobierno en juego. La
política debe recuperar el centro de la escena, para despejar los nubarrones
económicos y apropiarse nuevamente del centro del escenario. El ajuste indeseado
y rechazado está en desarrollo, que facilita el terreno desestabilizador.
Avanzar retrocediendo es protegerse contra las cuerdas. Es posible que sea
imprescindible dar pasos más importantes que los hasta ahora concretados. Aunque
superen los propios límites que tiene el gobierno.
31-01-2014
Fuente:
www.presmanhugo.blogspot.com.ar
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