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ORDENAN
RECONSTRUIR LA CASA DE CARRIEGO, DEMOLIDA POR EL GOBIERNO DE LA CIUDAD
Los vecinos hicieron historia
La casa, construida en 1890, fue defendida por los vecinos, que evitaron la
pérdida patrimonial.
La casa del poeta había sido parcialmente demolida por una obra impulsada por el
Ministerio de Cultura porteño. Un juez hizo lugar a una acción de amparo de
vecinos y ordenó “volver las cosas al estado anterior del inicio de la obra”.
Por Eduardo Videla
“Si el centro histórico de la ciudad de Varsovia, destruido en un 90 por ciento
durante la Segunda Guerra Mundial, pudo reconstruirse entre 1945 y 1953, bien
puede la Ciudad reconstruir un pequeño inmueble de 144 metros cuadrados.” La
comparación ilustra el fallo con el que el juez porteño Víctor Trionfetti ordenó
al Gobierno de la Ciudad la reconstrucción de la histórica casa donde vivió el
poeta Evaristo Carriego, parcialmente demolida por
una obra que, sin un criterio razonable (como quedó demostrado en la causa),
impulsó el Ministerio de Cultura de la Ciudad.
El magistrado hizo lugar de esa manera a una acción de amparo presentada por
cuatro vecinos del barrio de Palermo, donde está emplazada la casa de Carriego.
En ese edificio deteriorado, construido en 1890, funcionaba una biblioteca
pública. En lugar de encarar su restauración, el Ministerio de Cultura inició
una obra para agregar una nueva planta, lo que derivó en la demolición de buena
parte de la construcción original, incluido el cuarto donde el poeta escribía
sus versos y otros “elementos diferenciadores que caracterizaban la edificación
y su entorno”, tales como los aleros, una escalera, barandas y el baño original.
La obra incluyó el retiro de pisos de madera y del techo de chapa, y preveía la
construcción de una losa de hormigón con viguetas en reemplazo de la cubierta.
Sólo la acción de los vecinos logró frenar el avance de la piqueta, en agosto
del año pasado, y ahora, esta resolución de fondo. En la sentencia, el juez
ordena la reconstrucción del sitio, lo que implica “volver las cosas al estado
anterior al inicio de la obra, incorporando los materiales nuevos que sean
indispensables”. El juez habla de “plazos razonables” y allí pone como ejemplo
la restauración de Varsovia tras la acción devastadora de la aviación del Tercer
Reich para sugerir en qué tiempo se podrían remediar los estragos de la
demolición de la vivienda.
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El juez Trionfetti dispuso además que se
“reintegrarán los objetos retirados y resguardados” de la casa, mientras que
“los arrojados a la basura se reemplazarán por similares”. En el primer grupo se
encuentran los libros, los muebles, el piano y una lámpara colgante; en el
segundo, un inodoro de sello inglés, un lavatorio y una bañera, que iban a ser
ofrecidos al Museo de la Ciudad, pero terminaron en un container. Los
funcionarios deberán ejecutar la sentencia, bajo apercibimiento de sufrir multas
personales. El mismo juez ya le había aplicado multas de 50.000 pesos diarios al
ministro de Cultura, Hernán Lombardi, responsable de la obra, por no acatar la
orden de frenar la demolición.
El juez llegó a la conclusión de que en el caso de la casa de Carriego, “todas
las instancias institucionales fracasaron”. “El sitio no tuvo ni tiene
protección legal adecuada”; “las actuaciones de los funcionarios involucrados
(...) fueron ineficientes en lograr su protección”; “la obra proyectada tiene
deficiencias constructivas importantes” y además “desde el punto de vista del
patrimonio cultural es invasiva, destructiva y traumática para el sitio”.
La acción de amparo fue impulsada por los vecinos Manuel Charlon, Mónica Capano,
María Cristina Souto y Ricardo Castañeda, con el patrocinio letrado de los
abogados Pedro y Andrés Kesselman.
La casa de Carriego está ubicada en Honduras 3784. Fue construida en 1890, en el
tradicional estilo de las casas chorizo italianas. El poeta vivió allí desde
niño hasta 1912, cuando murió, a los 29 años. Perteneció a sus descendientes
hasta que en 1975 el Congreso nacional aprobó una ley que la declaró de
“utilidad pública y sujeta a expropiación”, para la instalación de un museo y
una biblioteca pública. El 27 de diciembre de 1977, la entonces Municipalidad de
la Ciudad de Buenos Aires la compró. Finalmente, la biblioteca abrió al público
el 9 de septiembre de 1981 para caer, paulatinamente, en una situación de
abandono. En 2010 fue considerada por el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales
de la Ciudad como “sitio histórico”.
27/03/14 Página|12
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