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“Estoy segura de que hay datos en el Vaticano sobre los niños desaparecidos”
Así lo sostuvo Chicha Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de
Mayo. Aunque destacó la entrega de los archivos secretos de la dictadura que se
realizó ayer, lamentó que las autoridades hayan esperado 30 años para
divulgarlos.
Tras la entrega de los archivos secretos de la dictadura que llevó a cabo ayer
el ministro de Defensa, Agustín Rossi, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza
de Mayo, María Isabel "Chicha" Chorobik de Mariani, destacó el hecho pero
lamentó que las autoridades hayan esperado 30 años para divulgar los documentos.
"Me parece magnífico, pero también quisiera que lo hubieran hecho antes" sostuvo
Mariani, quien busca a su nieta Clara Anahí desde 1976. Además sostuvo hoy estar
"segura" de que "hay datos en el Vaticano" sobre los niños robados durante la
dictadura.
"No termino de entender cómo esos papeles han estado 30 años por ahí y nadie los
vio", insistió, tras lo cual destacó que "sería bueno, para quienes murieron y
para los que aún estamos vivos, que de esos documentos pueda salir algo".
"Yo sé dónde murió mi hijo, quién lo mato, también de mi nuera y de la
desaparición de mi nieta, que la estoy buscando por todo el mundo y nunca logré
que se abriera un archivo en la Iglesia", agregó, en declaraciones a FM La
Plata.
Al respecto, amplió: "Yo sé que en el Vaticano hay datos, a mí ya no me engañan
las palabras y los gestos, quiero verdades y quiero encontrar a mi nieta antes
de morirme. No sé de los adultos, pero estoy segura que de los niños
desaparecidos hay datos en el Vaticano", afirmó.
En ese sentido, argumentó: "Tres obispos me dijeron a mí que me iban a ayudar a
encontrar a la niña y una semana después me recibían con cara agria y me echaban
de la Iglesia diciéndome que rezara y punto. Estuve llamando, preguntando,
llorando y nunca conseguí nada más que me señalaran la puerta", recordó.
Por otra parte, respecto de los documentos hallados en dependencias de las
Fuerzas Armadas aseguró ser "mal pensada" por lo que opinó que "tendrán cosas no
muy importantes" para los familiares de las víctimas.
"Esperemos a ver qué contiene porque palabras hemos tenido muchas a lo largo de
los años, promesas, esperanzas, pero ¿dónde está mi nieta?", se preguntó.
Por último, recordó haber sido una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de
Mayo, pero se fue años atrás y "no aceptaría por nada volver a trabajar junto" a
esa organización". Aún así, "yo sigo buscando todos los días y todas las horas
como siempre" a su nieta Clara Anahí Mariani, subrayó.
Infonews
UNA
MUESTRA CON LA BUSQUEDA DE LA ABUELA MARIA ISABEL CHOROBIK DE MARIANI
“Una forma de llegar a Clara Anahí”
Documentos, fotos, muñecas, escritos y la máquina de escribir de Chicha Mariani
en la muestra de la biblioteca.
Imagen: Jorge Larrosa
En el hall de la Biblioteca Nacional se inauguró la exposición itinerante en la
que hay fotos y cartas que cuentan la historia de Chicha Mariani y sus intentos
por recuperar a su nieta, secuestrada durante la última dictadura.
Por Ailín Bullentini
La foto de una beba recostada en una silla mecedora azul y blanca, cachetona,
sonriente, protegida del sol por las ramas de un frondoso jardín, se repite en
diferentes tamaños y formatos. Está ampliada y en tamaño carnet; encabeza
almanaques y folletos; se convierte en postal, mural, portada de libros. Esa
bebé, Clara Anahí Mariani Teruggi, congelada para siempre en sus tres meses de
vida, es el denominador común de la muestra itinerante que lleva su nombre y que
resume, en varios documentos, elementos y fotografías, el camino que su abuela
paterna, María Isabel Chorobik de Mariani, recorrió para buscarla. Uno que aún
no termina de construirse porque Clara Anahí, como otros 400 nietos arrebatados
durante la última dictadura cívico militar, no aparece. La muestra itinerante
llegó ayer al hall de entrada de la Biblioteca Nacional.
El recorrido en exhibición fue creado hace aproximadamente un lustro por
miembros de la Asociación Anahí, el organismo de derechos humanos que Chicha
Mariani fundó cuando se fue de Abuelas de Plaza de Mayo, espacio que ayudó a
fundar. Su compañera incansable en esta nueva etapa fue Elsa Pavón, quien
continúa a su lado. “La muestra es una forma más de intentar llegar a Clara
Anahí. Con las fotos de ella de bebé, de su familia, deseamos llegar a ella
donde quiera que esté”, introduce Pavón, quien asegura haber llevado la
exhibición “por todo el país”.
Las fotos de Daniel Mariani y Diana Teruggi sonríen desde una tela, en blanco y
negro que inaugura la exhibición. La misma tela aloja las fotos y los nombres de
los otros cuatro hombres que fueron acribillados en la casa de la joven pareja,
en la calle 30, en La Plata, por una patota de las “fuerzas conjuntas” de la
última dictadura, el 24 de noviembre de 1976. Varias fotografías de aquella
casa, del estado en que quedó tras el ataque, de las marcas de los tiros en la
fachada y de los destrozos de su interior también testifican en el recorrido
itinerante sobre aquel día en el que la nieta de Chicha, de sólo tres meses de
vida, fue robada.
Los registros fotográficos son más amplios, ofrecen una ventana hacia el antes
de aquel punto de inflexión trágico y otra hacia los años que vendrían. Dan
cuenta de meses felices, cuando el nacimiento de Clara Anahí o los primeros
arrorrós de abuela Chicha y abuelo José –el papá de Daniel–, y del aprendizaje
en plena lucha, luego, con años venideros de marchas, encuentros con otras
mujeres en la misma situación, el nacimiento de Abuelas, algunos viajes con el
reclamo por los bebés robados por los milicos a cuestas.
Pero no sólo de fotos está hecha la muestra itinerante, que también cuenta con
elementos testigo de la espera de la abuela. La máquina de escribir en la que
Chicha tipeó las primeras cartas pidiendo por su nieta. Los pañuelos blancos que
utilizó a lo largo de los pasos dados, algunos bordados, otros pintados a mano
alzada, algunos de regalo, otros con ausentes ajenos y aún así tan propios. Las
muñecas que compró, año tras año, con la esperanza de poder acompañar su niñez,
envueltas en nylon transparente, fechadas y ubicadas geográficamente. Y,
desplazada en tres gigantografías, la carta que esa abuela le escribió a esa
bebé arrebatada, esperada, imaginada, al cumplirse cinco años de su nacimiento.
“Clara Anahí, mi chiquita, hoy 12 de agosto es tu cumpleaños. Cumples cinco
años, mi vida, y yo sólo puedo imaginarte”, afronta la realidad la abuela que no
dejó de ejercitar jamás su imaginación. Son, hoy, casi 38 los años que lleva en
ese plan, mientras el otro, el de la búsqueda incansable, no le devuelve
negativos.
“Me sigue emocionando y sobrecogiendo como el primer día la búsqueda de Chicha.
La ausencia de ella la siento injusta más que ninguna. Ha sido una leona
buscando a nuestros chicos y la de ella nunca apareció”, confesó Pavón, que pudo
reencontrarse con su nieta en 1984. Que ese pedazo de historia, aquel que cuenta
el recorrido de Chicha y que grita desde allí mismo un constante “Clara Anahí,
te estamos esperando”, sea exhibido en lugares como la biblioteca –lo hizo en
centros culturales, espacios de organismos de derechos humanos– es importante
para la búsqueda. “En lugares como éstos transita mucha gente, incluso de otros
países. Y realmente no sabemos dónde está, por lo que es una puerta para que
alguien más la vea o ella misma se reconozca de chiquita... En fin, esos caminos
que tiene Dios y el destino para acercarnos a nuestros chicos”, concluyó Pavón.
16/04/14 Página|12