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Entre
Dios y Ñamandú, Corrientes
por Pedro Patzer
Entre Dios (el dios que vino en barco) y Ñamandú (Dios principal de la mitología
guaraní)
Entre la devoción sagrada a Nuestra Señora de Itatí y los milagros paganos del
Gauchito Gil (el embajador espiritual de Corrientes en todo el país)
Entre el cielo de los jesuitas y la tierra sin mal de la cultura guaranítica
(aunque se supone que la tierra sin mal era inaccesible a los vivos algunos
conseguían alcanzarla sin pasar por el misterio de la muerte)
Entre la cruz y el payé (este amuleto para que surta efecto debe ser fabricado
con diversos materiales: cuernos de toro, tallos de yerba mate, huesos de
muertos, y en horas y días especiales como viernes santo)
Entre las naves del conquistador y las barcas del jangadero (el jangadero era la
persona que se encargaba en el río Paraná, de guiar troncos hasta el aserradero)
Entre el idioma español y la lengua guaraní :“el guaraní es un idioma con un
contenido poético increíble. Cabeza en castellano no tiene nada de poesía, pero
en guaraní significa: el hueso que contiene el alma”. (Pocho Roch)
Entre aquel dicho: “Si Argentina entra en guerra, Corrientes la va a ayudar” y
el ser la cuna del padre de la patria: “Duerme niño José/ ese día llegará/ Niño
de Yapeyú/ sueña con la Libertad”
Entre el Paraná, río pariente del mar, río donde los franciscanos se consagraron
a la pobreza, y el Uruguay, río de los pájaros, donde los jesuitas se entregaron
a las misiones
Entre el que se queda y su cultura de la adversidad y el desarraigo del que se
va, y su cultura de la nostalgia, o ese llevar a Corrientes consigo. Llevar a
Corrientes en sus manos que destina a la plantaciones de algodón de Chaco o a la
zafra tucumana o a los andamios de Buenos Aires: “ Y yo, chamigo, extraño los
“buen día” de mi pueblo,/ el “¿Cómo amaneció?,¿Cómo le va?”, el “¡A buen
tiempo!” y el “¡Está en su casa!”, el “¡Hasta luego!” y el “¡No faltaba
más!”...” (Provinciano desterrado. Julián Zini)
Entre la acordeona traída por el inmigrante y el chamamé del guaraní. Pocho Roch
sostiene: “Es el chamamé, un rezo danza para los días de lluvia. Chamamé
significa `estar en la lluvia con el alma mía´. Para el guaraní la palabra era
el alma. Y era un canto rezo para los días de lluvia. La lluvia era el bien más
preciado que Dios le regalaba para equilibrarles el alma y la mente, además de
ser utilitaria para sus cosechas. Las reuniones entre los más sabios de la tribu
se hacían los días de lluvia y se llamaban Amandayé, que quiere decir amar la
lluvia y lo que dice la lluvia”
Entre el acecho a medianoche del Lobizón y las travesuras del Pombero en la
siesta campesina (las leyendas son ingredientes fundamentales de la cultura
litoraleña. Tal vez la más importante literatura de la región)
Entre el payesero y el padre Julián Zini que ecuménicamente abraza la fe
católica y la pagana: “Honda expresión correntina de nuestra fe popular/ en la
cruz de Antonio Gil el pueblo viene a rezar/ y a su modo, clama al cielo por la
justicia social/ y por ese catecismo que no le supimos dar”
Entre la luna como una vieja toldería india y el sol morada de Tupá, dios de la
lluvia, de la luz, del universo.
Entre los valientes gurises que dieron su vida en Malvinas y el mítico Andresito
Guacurarí, montonero guaraní, héroe de los de abajo: “Para la historia oficial
/fuiste siempre un bandolero,/ General improvisado/ de un ejército harapiento;/
profanador de costumbres,/ de apellidos y abolengos;/ usurpador de la tierra,/
vengador de tus abuelos…/ Para nosotros, en cambio,/ tu nombre seguirá siendo/
la sagrada rebeldía/ de una dignidad sin precio,/ que se aguanta la pobreza/ y
sobrevive al saqueo…” Andresito de Julián Zini)
Entre el gaucho Isidro Velázquez y sus correrías legendarias y José, el
personaje de la canción de Teresa Parodi que nos ayuda a tomar conciencia de la
catástrofe de la inundación. También mencionaremos la tragedia del desafortunado
Cantalicio (personaje de Mario Boffil) que tuvo que vender su acordeón o de
Carito (personaje de Antonio Tarragó Ros) que desde un banco de plaza de Buenos
Aires extraña el fervor de su pueblo
Entre todos estos mundos, dioses, mitos, leyendas, chamamés, artistas, hombres,
mujeres, sueños, próceres, bandoleros sagrados, vírgenes, ríos, idiomas, hubo de
levantarse una identidad tan poderosa, que con sólo una palabra se define:
Corrientes.
Pan y Cielo, el blog de Pedro Patzer
www.pedropatzer.blogspot.com.ar
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