El
desengaño del discurso capitalista
A propósito de Charlie...
Por Prof. Lic. Bárbara Orbuch*
El discurso de Occidente y el discurso capitalista
El discurso de Occidente se vanagloria de la libertad y el librepensamiento. El
sujeto que transita y vive en una urbe occidental tiene predominantemente, la
autopercepción de estar dotado de una expresión auténtica y de una capacidad de
intelección acerca del mundo y de las cosas. Las palabras que circulan en este
universo están cargadas de sentidos que apuntan en esta dirección: La
consolidación del progreso, cristalizados en un discurso común que engloba los
valores establecidos de la civilización occidental. Este discurso está habitado
por un capital cultural que defiende lo establecido e instituido; frente a Otros
que desconoce, ignora o rechaza.
Desde su constitución, el discurso capitalista se homologa con el de Occidente
para obtener resultados comunes, la conquista y la proliferación de su matriz
cultural y económica, se engloban en una direccionalidad única que se instala en
una posición de poder que hegemoniza discursiva y fácticamente. Caractericemos
al discurso capitalista:
Es un discurso narcisista que habla de sí mismo y propaga sus intereses como
verdades absolutas ligadas al logro del bienestar; y a la promesa cercana de la
panacea individual ; un discurso que se autoconvoca y se autonomina, que se
reproduce como discurso amo y tiende a la fagocitación de otros discursos que no
logran incidir en el poderío discursivo y en los potenciadores y los
propagadores de sí mismo.
Es un discurso que no contempla al Otro, que constituye el centro atencional de
las miradas y concentra todas las voces.
Ahora, bien: Todo discurso tiene sus enunciados y sus enunciaciones y es
patognomónico del discurso occidental , que en su seno, los medios de
comunicación se constituyan como portavoces y se transformen en el eco y el
amplificador de las voces que lo sostienen. Como vehiculizadores discursivos,
los medios fortalecen las voces que suenan: connotan, subrayan, critican y
soslayan los sentidos para que circulen, se instalen y/o continúen su
intencionalidad. Así como hay discursos que subvierten, hay otros que refuerzan
creencias, pensamientos, prejuicios y que reproducen e instalan torrentes de
verdades constituidas, forcluyendo otros pensares y otras miradas.
Lógicas discursivas diversas
Hay lógicas discursivas diversas, distintivas y propias de un conjunto de
marcas, ceremonias, rituales y palabras que las pueblan y las habitan. Hay
fuerzas que creen en su propio destino y no aceptan el yugo ni el sometimiento.
También hay víctimas de los discursos y oprimidos de la geografía de las
palabras. En general las víctimas no tiene voz y se hallan en la lejanía de las
miradas.
Todos miran hacia el mismo lado y hay discursos que viven en ghettos, que están
aislados y cercados. De vez en cuando visitan otras aldeas de palabras que les
son ajenas. Otras veces hay discursos que están condenados a ser incomprendidos,
no explicados, a ser denominados como primitivos frente a otros que se creen
evolucionados o logrados.
El fracaso de los imperios discursivos es siempre absorber las diferencias,
generando un diferente en los márgenes, con el que no se puede dialogar y
robusteciendo un discurso cargado de completud aparente y lesiva.
Hay discursos que no toleran la falta y deben llenar sus cauces de significados
que los autosatisfagan.
El discurso de las minorías
El discurso de las minorías retorna en la historia y conocemos su sentimiento.
El marginado siempre concluye en el estallido de violencia. El que no ha
obtenido voz estalla sin palabras, frente al asombro de una lógica que las
desconoce en el acto, pero que ha inventado ese lenguaje.
Él ha vivido en el lago aledaño al discurso central, como un mendigo, como un
paria, y el discurso capitalista lo sabe pero no lo admite y lo rechaza. Y este
acontecimiento es recíproco. Las lógicas chocan allí donde no hay palabras
compartidas. Y este es el gran desengaño del discurso capitalista. Y su realidad
actual.
* Psicoanalista. (Lic en Psicología UBA y UNED)
orbuchbarbara@gmail.com
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