Los
mismos de siempre
Por Pedro Patzer
Los mismos que envenenaron a Mariano Moreno, que fusilaron a Dorrego, los mismos
que dejaron morir en la pobreza a Belgrano y empujaron a San Martín a morir en
tierras lejanas, los mismos que derrocaron a Yrigoyen y bombardearon la plaza,
los mismos que propiciaron la dictadura, que le hicieron un golpe de mercado a
Alfonsín, los mismos que ahora quieren dar un golpe blando. Yo no voy a la
marcha del 18 F.
Los mismos que se creen europeos viviendo su fatídico exilio en el tercer mundo,
los mismos que anhelan ser Suiza, olvidando que el país de los quesos y los
relojes, hizo negocios con los nazis. La banca suiza convertía en divisas
internacionales el oro que Hitler robaba a los países ocupados y a los judíos
atrapados. Yo no voy a la marcha del 18 F.
Los mismos que se pasaron la vida creyendo que para ser civilizados había que
pensar en inglés y que por supuesto nunca se ocuparon de averiguar cuántas
lenguas se hablan en nuestro país (en los países que conforman nuestra
Argentina). Los mismos que ahora son los custodios de la república, pero que no
marcharon cuando el país se quedó sin trenes y sin YPF, cuándo el interior del
interior se convirtió en un desierto, en ciudades, pueblos y parajes fantasmas.
Yo no voy a la marcha del 18 F.
Los mismos que nos seleccionan a qué personaje llorar, son los que no nos
permitieron el llanto por héroes que ellos se ocuparon de borrar de la historia
oficial: así no lloramos las nueve muertes de Santos Guayama, ni las de tantos
próceres populares y anónimos que nunca aparecieron en los manuales, muchos de
ellos ni siquiera tuvieron una cruz de algarrobo en los remotos caminos de la
historia, un espacio donde ir a dejarles un ramo de flores (esas flores de la
primavera de la resistencia, esas flores que no se marchitan ante el invierno
artificial) Yo no voy a la marcha del 18 F.
Porque todos los muertos me duelen: los que murieron en la zafra, en la mina, en
las fábricas, en las escuelas, en las villas, en el conurbano, en la Argentina
profunda donde el dolor no se televisa, ni hace sufrir a los republicanos. Por
eso no voy a la marcha del 18 F.
Pan y
Cielo, el blog de Pedro Patzer
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