En Fusterlandia hay colores en el aire

“Todos los cubanos somos artistas”

Entrevista al artista cubano José Fuster por Pedro Solans

Fotos: Santiago Solans

Imagen: Pedro Solans y José Fuster

José Fuster no es un artista más. Vende sus obras en Europa y regresa con divisas a su país. Su vida no se concibe sin el compromiso con la revolución. Su arte no se comprende sin su gente, por eso sumó a sus vecinos de Jaimanitas a los pincelazos del arte bruto de Jean Dubuffet, a la locura de Picasso, al legado de Gaudí y se echó al hombro retazos del rumano Brancusi. Todo eso revuelto sustenta la genialidad de este cubano, oriundo de Caibarién, desde donde se trajo el color y la viveza del mar adentro.

Ese sábado 14 de febrero me dejé llevar por una de las grandes maestras del periodismo latinoamericano. Ella sabe de rumbos. Atrevidamente, le dije sos mi maestra, Marta querida. Sonrió, y subimos a su carro Fiat made in Argentina estacionado frente a la Biblioteca Nacional.

-Te voy a llevar a un lugar que te vas a sorprender, dijo Marta Rojas Rodriguez.

Nos alejamos del centro de La Habana. Atravesamos El Vedado con dirección noroccidental. -Vamos hacia la casa de Fuster, un amigo que transformó su barrio en un taller a cielo abierto, aclaró sonriente Marta mientras marchábamos a velocidad crucero por la avenida donde están las embajadas de los países que tienen relaciones con Cuba.

La casa del artista, que alguna vez fue de madera, hoy es el corazón de un sueño hecho realidad: “Fusterlandia” , visitada por turistas de todos los lugares del mundo, se extiende a través de un centenar de casas de vecinos que dejaron que Fuster les llene de esculturas, sirenas, peces de colores, santos de Santería, palmeras o gallos o símbolos históricos.

Marta detuvo la marcha y los colores como palomas de la paz escapaban al sol. Las tiendas para turistas se habrían a sones limpios. Entramos como dueños por su casa y a los gritos alertamos a Fuster que se sorprendió por la visita inesperada de su amiga.

Nos dio la bienvenida y sin mediar buenos modales sacó unas copas y echó ron Cubay. Presentó a sus hijos, y abrió el corazón de esa “Casapueblo” habanero donde hay algo más que obras de arte.
No sé por qué terminamos en una entrevista, si en realidad, íbamos con el sólo fin de compartir un trago. Pero cuando me enteré que a sus 14 años, hizo de voluntario enseñando a leer y escribir en las montañas de Sierra Maestra, y que luego estudió arte en La Habana y que desde 1966 vive de lo que pinta y pinta lo que vive, me puse el mameluco, encendí el grabador y me senté a escucharlo.



¿Cómo ve el arte hoy en Cuba?

Ven. Yo pongo mi dinero en la comunidad, redecorando las casas de mis vecinos. Este proyecto no es sólo sobre mi casa. Es sobre las casas de mis vecinos. Mis vecinos son gente maravillosa. Pero arte hay en toda Cuba. Lo que puedes ver en la Universidad de La Habana, tú lo encontrarás en Oriente. También en Oriente encontrarás artistas sorprendentes que te hacen una exposición, una instalación y tú ves que ellos inventan lo que ya está inventado. Por ejemplo, el papel que se compra en una súper tienda, ellos lo hacen. Entonces hacen un arte más creativo. Y así, te vas a encontrar una orquesta sinfónica. Te vas a encontrar una noche en Camagüey o en Granma, te vas a encontrar un “Elvis Presley”, o con un cuarteto como “Los Beatles”. Ahora cuando se habla de Posmodernidad, tú te vas a encontrar aquí en Cuba una vanguardia artística de primer nivel. Yo soy un elemento. Pero te digo de mí para allá, lo que hay es calidad suprema, hay de todo tipo. Veinte maneras distintas de hacer arte, veinte maneras distintas de pensar.

-¿Usted asevera que en Cuba se vive el arte fundido con la vida misma? O sea el artista es el que vive todos los días.

Todos los cubanos somos artistas. Te voy a decir algo, por ejemplo, la artesanía cubana. La artesanía generalmente en los países como Argentina, la hace la gente más pobre. Las artesanías cubanas son hechas por los intelectuales. También por necesidad, médicos que no les alcanza el salario porque el estado cubano no le puede pagar a un médico lo que se le paga en un país capitalista. Ese mismo tipo descubre su habilidad y se saca el stress a través de la artesanía, y fabrica joyas que tú no te puedes imaginar. Ahí están las ferias de artesanías de una creatividad tremenda. Este es el país de las ferias. Ahora está la Feria del Libro. Anteriormente estuvo el Festival de Cine, de teatro, música, artes plásticas. Ahora viene en mayo la Bienal de La Habana.



-¿Qué diferencia encuentra entre las realidades de los artistas de diferentes géneros, y también de quienes viven en La Habana o en Santiago o en Santa Clara?

Yo creo que por un problema de tipo promocional, como los periodistas llaman mediático, nosotros los artistas plásticos y los músicos somos los que más suerte comercial tenemos porque nos damos a conocer. Ahora (Ricardo) Arjona en Guatemala, Fito Páez en Argentina, y no sé cuántos cantantes más, Carlos Gardel, tienen la facilidad de cantar en todos lados y todo el mundo los oye. Sin embargo, para encontrar un libro de Marta Rojas e interesarte por los escritos y las historias de Marta Rojas ya hay que estar más metido en ese tipo de cosas. Pero Marta Rojas tiene en Cuba un público, entiendes, igual que lo tiene Silvio Rodríguez que es un compositor. Ella tiene sus fans aquí, pero todavía no ha podido lograr que Marta Rojas esté al nivel promocional de Silvio Rodríguez. Y económicamente mucho menos. Te pongo un ejemplo. Mirá Silvio tiene una canción que dice “tener no es signo de mal pago y no tener tampoco es prueba de que acompaña la virtud”. Entonces yo a veces le digo a la gente, yo tengo amigos pobres que son buena gente y tengo amigos ricos que también son buena gente. Tengo amigos pobres que son tremendos hijos de puta, tengo amigos ricos que son buena gente. Si tú me das a escoger entre un amigo rico y uno pobre, pues, me voy con el rico porque voy a tomar cerveza, esto que lo otro, además si el tipo es patriota como yo, mejor todavía. Porque Fidel cuando hizo la revolución aquí… Vilma Espin, quien fuera la esposa de Raúl (Castro), era una mujer que venía de la burguesía y rompió con todo por la gente, por el amor. Carlos Manuel De Céspedes le dio candela a su ingenio para que no caiga en manos de los españoles y liberó a los esclavos.

-¿Cómo definiría su arte?

Soy un pintor popular no populista que estoy muy arraigado en mis vecinos. Entonces mis pinturas que pueden ser surrealistas, se mueven dentro de la onda media ingenua del naif. Yo voy construyendo un mundo; en algunos momentos, he sido cronista, he representado camellos del transporte. He pintado, por ejemplo, muchas escenas de apagones, escenas de cubanos comiendo pescados. Cosas así. Creo que mi arte pictórico ha recreado momentos de mi vida, desde un punto de vista optimista, no soy apocalíptico. Siempre he pensado que hay una solución para todos los problemas. Es decir, si tú vas a ver arte, tú no vas a ver tragedia. En nuestro país ha habido de todo en cine, desgraciadamente no se ha hecho un cine verdaderamente revolucionario. Muchos directores de cine se han ido porque los españoles, que nos han hecho mucho daño, le han pagado dinero para que hablen mal de nosotros. Que todos eran maricones. Han insistido, insisten todavía. Ya se está acabando esa etapa. Pero la verdadera película de la heroicidad de nuestro pueblo, del famoso período especial en el que las mujeres tuvieron que inventar para llevar comida a la mesa. Eso no se ha hecho. Es una deuda pendiente que tienen nuestros cineastas. Una vez, Fidel se metió en esa candela entonces todos le cayeron arriba, y como el comandante sabe esperar, dijo bueno el tiempo me va a dar la razón. Y con el tiempo se han hecho grandes cosas desde el punto de vista cinematográfico como “Fresa y Chocolate”. El que hizo “Fresa y Chocolate” es un director revolucionario, no es un revolucionario fácil. Es medio complicado. Nuestra sociedad es distinta por completo a la de otros lugares. Hay que tener mucho cuidado lo que uno dice. Nosotros los cubanos ejercemos nuestra propia dictadura, nuestra dictadura no es como el quien vive en un país como el de ustedes que le ponen por televisión. Aquí hay que saber lo que uno dice y saber dónde uno dice las cosas y por qué dice las cosas. Ningún disidente tiene argumentos para criticar. ¿Contra qué me voy a tirar? ¿Contra qué los niños vayan a las escuelas? ¿Con qué la gente vaya a los hospitales?



Un día, una persona me dijo: ¿Tú estás de acuerdo que nuestros médicos vayan a suicidarse a África con este lío del ébola? Le respondí, la verdad, coño, qué mierda eres. Lo que hicieron nuestros médicos me hizo llorar, me emocioné por el valor humano tan grande. Que tú no tengas cojones para ir ahí eso es otra cosa pero no culpes a los demás por ti. Y así, la nota de amor que dio Cuba yendo a salvar personas a Ángola en África es de alta humanidad. Es el único país del tercer mundo que ha hecho una guerra victoriosa. Los africanos adoran a nuestros médicos y muertos no hemos traído. Nos sentimos orgullosos porque hemos tenido la suerte de tener un tipo brillante como Fidel que fue capaz de hacer las cosas que había que hacer y Fidel lógicamente encontró los hombres que tenía que encontrar. Te voy a contar otra anécdota de vida. En el 2002, tenía una exposición muy importante en Francia. En Solferino, un lugar muy espectacular. Entonces, yo estaba negociando con los tipos que iban a organizar la exposición. Pero había uno que era un pesado. Estábamos comiendo muy rico pero había un letrero grande que decía: “Cuba sí, Castro no”. Nosotros habíamos hecho cosas en esos días que habían afectado mucho a los yanquis que habían invadido Afganistán. En esa comida, dice el francés, el tipo que era muy pesado, “tengo un amigo de Austria que me ha dicho que Castro tiene una cuenta millonaria en Suiza”. Yo sabiendo que eso es mentira porque los conozco a los Castro. Me paré de la mesa, miré al tipo, cogí la servilleta, la tiré para el medio de la mesa y le dije:

-Miré, conozco a su amigo de Austria y me dijo que tu madre es puta aquí en los Campos de Eliseos. No hay exposición. Nos vamos para el carajo.

Si yo me hubiera vendido, le hubiera soportado el chiste ese hasta ahora estaría revolviéndome, preguntándome, qué mierda soy, y con cargo de conciencia. Yo no tengo ningún cargo de conciencia. ¿Entiende? Porque he creído que tengo que hacer igual que Fidel, lo que había que hacer en cada momento. Y eso es lo que hay.

“Cuba dejará de ser socialista cuando EE.UU. deje de ser imperialista”

-Este proceso incipiente de apertura o de nuevas relaciones con el mercado, con el imperio, cómo lo toman, cómo lo interpretan, los artistas cubanos?

Te voy a decir algo. Nosotros nos hemos pasado la vida sobreviviendo. Cuando triunfó la revolución, sólo habían pasado 59 años que habíamos dejado de ser colonia de España, para ser una neo colonia yanqui. Este país es muy politizado. Los yanquis piensan que van a coger con nosotros la fruta madura, que estamos casi a punto de caernos de la mata de tanto que hemos madurado en ideas. Lógicamente dentro de unos años no va a estar ni Fidel, ni Raúl, ni va estar la vanguardia que hizo la revolución pero no se pueden equivocar.

Mira Fidel no está, y los médicos fueron a curar el ébola. Ahora es cuando verdaderamente, como lo dijo Fidel, todo será más difícil. Para los cubanos a partir de ahora será más difícil. Ahora viene una etapa nueva. Nos han traído una flor, pero esa flor tiene espinas, y tenemos que ver de qué manera no nos pinchamos con esas espinas. Tenemos que ver de qué manera podemos reconciliarnos con el enemigo desde el punto de vista de ver qué nos ofrece. Lo que pueden estar convencidos es que no le vamos a permitir altanería. Ellos son importantes, nosotros también. Nosotros tenemos a Marta Rojas y nuestro escudo es nuestra cultura. Qué van a encontrar mil declaraciones, personas que se van a vender, que van a traicionar. Es normal. No todo el mundo tiene el derecho de ser como Fidel. Lo que sí, te voy a decir, que va a haber muchos “Fideles” porque hay una cantera tremenda de gente muy valiosa que no se vende por nada. Aquí, tú encuentras casos de corrupción en cualquier lugar pero van a la cárcel de inmediato. No tienen tregua. Aquí para ser delegado o diputado es no tener impunidad porque eso es grave.


 
Sabemos que los yanquis nos van a meter aquí el caballo de Troya y con su caballo podrán doblegar mentalmente a mucha gente, los convencerán, y esto que lo otro, y se pondrán veinte cosas. Seremos los campeones de las violaciones de los derechos humanos. Se enterarán de cosas horrorosas y con esas mentiras taparán a 43 estudiantes desaparecidos en México.

Así y todo, ellos tienen más que perder, nosotros no tenemos nada que perder. Nosotros le hemos colado en su territorio. Ellos nos traen el caballo de Troya. Nosotros tenemos como un millón de cubanos que han sido favorecidos, que muchos sean enriquecidos por ellos, pero que no piensan igual que ellos, que piensan a favor de nosotros. Son patriotas y piensan como yo. Viven en su territorio, te imaginas, están ahí. El ejemplo mayor lo tenemos con estos cinco cubanos que regresaron de Estados Unidos después de haber estado presos ahí, que los castigaron para castigarnos a nosotros, que le hicieron todas esas cosas. Dos de ellos nacieron en Estados Unidos y prestaron un servicio a Cuba que tú no te puedes imaginar. Y así hay otros tantos que están, que viven.

He puesto a temblar a los yanquis aquí en mi casa. Hemos filosofado sobre el tema y yo le he dicho: “El lugar donde verdaderamente están creadas las condiciones para lograr lo que Carlos Marx y Frederik Engels querían es en Estados Unidos donde hay clase obrera, donde no hay quien detenga la venta de armas y de drogas. No te puedes imaginar la guerra civil que se puede armar ahí adentro. Hay hombres y mujeres inteligentísimos y entre los negros, en el Bronx hay pensadores brillantes. Creo que a (Barack) Obama pobrecito le ha tocado bailar con la más flaca.

Para tranquilidad de ustedes y la gente que nos quiere, los yanquis no van a poder con nosotros. Ellos no pudieron en cincuenta años, ahora que van a estar aquí, qué nos van a dar, qué nos pueden dar. Qué pongan un Mc Donalds. Está bien. ¿Por qué no? Si en Cuba había un Mc Donalds.

Cuando todo el mundo pensó que con la caída de la Unión Soviética se desmembraba Cuba, resistimos. No se cayó nada. Y Fidel lo dijo bien claro: “el último país que va a resistir es Cuba y ahí pasamos hambre, hambruna, y ¿por qué la gente no se rebeló contra Fidel? El que pudo se fue en balsa, pero no nos fuimos todos. Te pongo un ejemplo, los dominicanos son nueve millones, y cinco millones viven en Estados Unidos. Nosotros somos catorce millones, y un millón vive allá. ¿Quién tiene más? Los cubanos son refugiados, ellos son inmigrantes. Los cubanos son de inmediato ciudadanos americanos. Los otros son inmigrantes de mierda que hay que tirarle los perros. Pero sabe lo que pasa con los cubanos, pasan allá como exiliados y al mes están aquí con la familia.

El día que vinieron los cinco acá a mi casa, vinieron como cinco norteamericanos que estaban aquí de turistas. El gobierno norteamericano les paga para que sean refugiados. Tomando conciencia aquí con los cinco, aplaudiendo a los cinco, qué contradictorio. Entonces una de las variantes de ellos para hacernos taco a nosotros es pueblo a pueblo. Vino otra embajadora representante y se hizo amiga de Marta con inquietudes intelectuales. Yo hice pasar a través de ella, un libro de Marta para la mujer. La máxima figura de los medios y le hice llegar a Marta uno que ella me dio. Entonces ¿Quién tiene más que perder? Pero compañero, yo te lo digo, a todos los amigos de América Latina, argentinos, pueden estar tranquilos. Vamos a hacer una lucha de clases, la lucha de la revolución comienza ahora. Cuando esa gente ponga su embajada, cuando Raúl y Obama se den la mano. Entonces comienza la conspiración de ellos contra nosotros y la de nosotros también. Así que estaremos conspirando. Vamos a verlo. Lo que sí, nosotros no nos vamos a vender por un plato de lentejas. Hemos pasado toda la vida estudiando, estudiando y ellos son huérfanos de ideas. Tú le preguntas a cualquier muchachito de una escuela aquí, lo qué es el imperialismo y te va a decir lo que es el imperialismo. Tú le preguntas a cualquier niño yanqui: ¿Qué cosa es Cuba y no saben qué cosa es Cuba? ¿Entiendes?

-¿Usted no cree que es necesario un cambio en Cuba que cambiaran las relaciones con Estados Unidos?

Sí por supuesto. Nosotros estamos, ¿viste lo que dijo Fidel? Cambiar el concepto de revolución, hay que cambiar todo lo que tiene que ser cambiado. Sin afectar lógicamente nuestra soberanía, las conquistas de la revolución, cuántas cosas nosotros quizás nos hayamos equivocado que tengamos que resolver. En eso está todo. Ese es el quid de la cuestión. Nosotros lo que tenemos claro es la cosa que tiene que ver con la soberanía, la dignidad, la ética, y los principios, que nosotros hemos logrado aquí. Eso no podemos negociar con nadie. Si nos piden romper relaciones con Rusia. ¿Cómo vamos a romper con Rusia? Nosotros no somos malagradecidos. Si nos acaban de perdonar la deuda de siete mil millones de dólares. Si nos piden romper con Venezuela ¿Venezuela? Si hasta el otro día Venezuela nos estuvo resolviendo problemas. Entonces, si ellos piden eso, nuestro gobierno les pedirá que rompan con Israel, rompan con este, rompan con lo otro. Está bien, nosotros vamos a dejar de ser socialistas, ustedes dejen de ser imperialistas. Dale vamos a hacer negocios, vamos a negociar pero en condiciones iguales.

marzo 2015