Honrar
la 1420 con los desafíos de la inclusión escolar del siglo XXI
Por Gabriel Brener*
8 de Julio 1884 – 8 de Julio de 2015
Un día como hoy hace 131 años se sancionaba la Ley 1420. Fue fundacional y
estructurante para nosotros como docentes. Esto no lo digo solo para festejarla
como rasgo de ampliación de ciudadanía, una escuela pública, laica y gratuita
que iba a ser una marca indeleble del normalismo y educación argentinos, sino
decir que esa ley posibilitó que se pudiese expandir en nuestro pais , y en ese
sentido democratizar, la escuela primaria como obligatoria. Ahora bien, desde
aquel 1884 tuvieron que pasar tres cuartos de siglo para lograr la
universalización de nuestra primaria. Entonces vale decir que nuestra secundaria
es obligatoria desde 2006, o sea, hace un rato en términos históricos, que es el
punto que marca y sella a fuego la tercer ley de educación nacional, 26206. Es
muy importante señalar esta cuestión, no para pensar en que vamos a tardar 80
años en cubrir la matrícula de la secundaria, porque se está logrando cubrir a
niveles muy importantes en este momento, estamos mano a mano con Chile , en
términos de cobertura del nivel, claro que tenemos dificultades importantes en
sostener el tránsito, fortalecer trayectorias y especialmente en el egreso. Pero
vale, y más en tiempos de elecciones, para dar debate con algunos opinadores
seriales del desánimo, y en especial adoradores del pasado, que dicen estar
cansados de que se siga hablando de inclusión. Cansados? Esta fatiga evidencia
al menos dos cuestiones. La primera, que se trata de un gesto para la tribuna, o
sea, un acto de demagogia mediática en tiempos que cotiza alto el guiño
punitivopedagógico, que busca seducir a ese sentido común que se sube enseguida
a un estado permanente de estatodomalismo, primo hermano del
todotiempopasadofuemejor .Y por otro lado, omite la información que ayuda a
discernir en un asunto como la inclusión escolar que de simple y lineal no tiene
nada, es complejo, tiene historia y contexto.
La inclusión no se da ni por ley ni por imposición ( asunto este último que
añoran bastante los restauradores de la conservación) aunque la ley, como norma
publica es condición necesaria. La inclusión es una construcción, y en el caso
de la secundaria supone un desafío que va a contracorriente de un sentido común
de la sociedad y de cierta parte del mundo escolar que sigue pensando que la
escuela no es para todos. Por lo tanto es un desafío de políticas públicas en
primer lugar pero también de carácter cultural, de transformación de
subjetividades.
La inclusión del siglo XXI nos desafía a superar aquella que imperó en el siglo
XX. Aquella no solo fue sinónimo de homogeneización y por tanto de anulación de
las diferencias sino que fue bastante excluyente, solo basta ver que la
secundaria fue a su inicio para muy pocos y luego para no tantos. Por ello,
recuperamos el sentido democratizador de la 1420, pero no olvidamos que tenia de
fondo a Roca y un modelo dominante de la oligarquia liberal y hoy tenemos el
desafío de una inclusión democrática, con todos y todas adentro de la escuela,
de calidad, es decir aprendiendo más y mejor, y de fondo ( o sostén), más de 6%
del PBI en educación, un Estado que recupero protagonismo, desplazando al
mercado como única manera de gobierno democrático (lección 1 del neoliberalismo
en cualquier versión), por eso 5 millones de notebooks, que confirman un acto de
inclusión digital y justicia social , con miles de escuelas nuevas y fondos de
reparaciones para su manutención, laboratorios de ciencias y Aulas Digitales
Móviles para todas las primarias, 90 millones de libros, Planes de Mejoras
Institucionales, PNFP ( Programa Nacional de Formación Permanente)universal,
gratuito, en ejercicio y con acuerdo paritario con los cinco gremios docentes
nacionales, entre muchas otras políticas que practican la idea de educación como
inversión y no como gasto.
Inclusión democrática que desafía pensamientos y actitudes que nos permitan
desnaturalizar privilegios, que enaltezcan la diversidad y diferencia como
enriquecimiento de la convivencia, que reconoce a sus pibes y pibas como sujetos
de derechos, derechos a crecer en libertad, a ser protegidos por el Estado, sin
diferenciar en adolescentes de primera y segunda, en el derecho a acceder a todo
al saber y la cultura, a información relevante sobre su propia sexualidad, a ser
respetados y acompañados en su elección sexual, entre otras elecciones de vida y
ampliación de derechos.
Honrar la 1420 es reafirmar las convicciones por una escuela inclusiva,
democrática y de calidad, convencidos que nuestros/as jóvenes (son) y van a ser,
mucho mejores que nosotros.
* Gabriel Brener es Prof. De Enseñanza Primaria ( Normal Nº 4) Lic. En Cs.
Educación ( UBA). Especialista en gestión y Conducción del Sistema educativo y
sus instituciones ( FLACSO)Subsecretario de Equidad y Calidad Educativa del
Ministerio de Educación de la Nación.Autor de “Periodismo Pedagógico, de
escuelas, violencias , medios y vínculos entre generaciones” Editorial Mandioca.
2014 Bs. As.