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Evaluar
para Mejorar No para competir y descalificar IMESA(1)
como oportunidad pedagógica para las secundarias
Por Gabriel Brener (2)
La escuela forma parte de una sociedad de derecho, se constituye en un espacio
de transmisión de saberes social, económica y culturalmente significativos. En
este sentido, la secundaria es un lugar clave como espacio de encuentro entre
pares e impares. En tanto lugar de pertenencia genera trayectorias de
aprendizajes bien diversas que cargan de sentido este nivel del sistema,
posibilitando un verdadero camino de construcción de ciudadanía democrática, de
un pleno derecho de todos/as los/las adolescentes a estar, ser y sentirse parte
de ella.
La secundaria es obligatoria desde el año 2006, que es el punto que marca y
sella a fuego la tercera ley de educación nacional –Ley 26.206- que establece la
obligatoriedad de la escuela secundaria para todos nuestros jóvenes en edad
escolar. Incluyendo por primera vez a inmensas cantidades de pibes y pibas que,
junto a sus familias han sido “los invisibilizados”, “los olvidados” por la
escuela secundaria del siglo XX. Los que ya formaban parte y quienes irrumpen en
la escena escolar son los sujetos pedagógicos que pueblan hoy las aulas de
nuestro país, haciendo efectivo un derecho garantizado por una ley que
responsabiliza primero al Estado nacional y provincial y luego a cada escuela a
cumplirlo.
En esta escuela de todos adentro, en la que tenemos que construir una cultura
inclusiva al mismo tiempo que enseñar más y mejor, así como asumir y trabajar
las dificultades de retención, desgranamiento y egreso de estudiantes, se hace
necesario pensar y reparar en el valor de la evaluación como obtención de
información relevante para la toma de decisiones y los cambios necesarios. IMESA
–Índice de Mejora de la Educación Secundaria Argentina- es una herramienta de
evaluación y de gestión, posibilitadora y garante de derechos y asunción de
responsabilidades. Del derecho a estar en la escuela, pero no de un mero estar
sino fundamentalmente de un estar siendo parte para enseñar y aprender. De un
aprendizaje con calidad, y no puede haber calidad sin inclusión, es por ello que
no podemos decir que un sistema educativo es de calidad, cuando en el no están
todos los jóvenes incluidos. Nosotros como adultos debemos ser garantes de
procesos formativos de calidad, bregando por el egreso efectivo de quien
ingresa, trabajando cotidianamente en el ponele título a la secundaria,
generando condiciones y situaciones de enseñanza y aprendizajes significativos.
Es por ello que pensamos a IMESA, en el marco de una escuela secundaria en clave
de derecho pero también en clave de responsabilidades, tanto para nuestros
estudiantes como para los adultos. Los primeros como sujetos de derecho y
asumiendo en forma creciente responsabilidades de estudio, de cuidado propio y
de los demás, de participación, de mejores procesos y resultados de
aprendizajes. Los adultos, docentes, como garantes del derecho de los y las
estudiantes pero también como sujetos de la enseñanza y la gestión de las
instituciones, como profesionales y trabajadores de la educación , con el
derecho a la participación y toma de decisiones así como a la formación
permanente, universal, gratuita y en ejercicio garantizada por un Estado
Presente.
IMESA se constituye en una herramienta que tiene que ver con la evaluación, pero
en contexto. La evaluación suele interpretarse a veces de manera univoca o
aislada del contexto del que forma parte. Por eso, elegimos plantear la
evaluación como un elemento más de un conjunto de procesos educativos que se
desarrollan en el sistema educativo y en las escuelas. Que no es lo mismo que
suponer que todo va a remolque de la evaluación como asunto salvador o sanador.
Algunos piensan que la M de IMESA es de medición, y me permito aprovechar este
furcio o confusión para dar cuenta de un problema bien serio e importante en
términos pedagógicos. La M es de Mejoramiento no de medición. Lo cual nos
permite discernir conceptual e ideológicamente en torno a un fenómeno tan
relevante pero objeto de tantas confusiones como es la evaluación. La medición
no es sinónimo de evaluación, sino un aspecto o componente relevante de la
misma, tan importante como la interpretación, de los datos, de la información. Y
esto ayuda a comprender también la relación entre las ideas de evaluación y
control. El control (de gestión, de la enseñanza, de aprendizajes, etc.) es
fundamental para evaluar, pero igual que la medición, es una acción asociada, no
la única ni la más importante, sino terminamos reduciendo la evaluación al
control. Estas reducciones son las que contribuyen a emparentar evaluación a
calificación y en esta reducción se fortalece la concepción mercantil de la
evaluación, alimentando las perspectivas de la obsesión resultadista
ingredientes básicos de la evaluación neoliberal, que cotizan alto en las
portadas mediáticas, aunque no tengan nada de novedoso. Y sino, fíjense, acá
comparto un pasaje de un valioso libro de la década del 70 del siglo pasado.(3)
“ LAS NOTAS COMO CAPITAL
En algunas escuelas
las notas se convierten
en un fin en sí,
exactamente igual que el dinero
para muchas personas.
A los alumnos que obtienen
mejores notas (o más dinero)
se les considera como los mejores,
independientemente de cómo y por qué los han conseguido
y de cómo son realmente
como personas "
De allí que para muchos la evaluación sea la única solución educativa a
cualquier problema escolar. Aceptar esta proposición no solo es una limitación
sino que naturaliza las concepciones que solo restringen la evaluación como mero
control o asunto de medición. Evaluación que solo persigue resultados que
sentencian entre exitosos y fracasados, buenos y malos, ganadores y perdedores,
victimas y culpables, omitiendo o ninguneando tanto los procesos que hacen
posibles ciertos resultados como los contextos en que se producen, y los grises,
que no son otra cosa que la complejidad, que expresa con más pertinencia los
aconteceres de las escuelas y los procesos educativos, que no pueden explicarse
de manera simple, lineal o a través de simplificaciones binarias.
La evaluación es fundamental para obtener información relevante del proceso
educativo para la toma de decisiones que contribuyan a mejorar la enseñanza, los
aprendizajes. La evaluación refiere tanto a los resultados como a los procesos
que lo hacen posible.
Es por ello que IMESA es una herramienta de evaluación para que cada escuela
pueda mirarse a sí misma, e indagarse respecto de su propio contexto e historia.
Y desde el ministerio hacemos cada uno de estos encuentros para entregarlo en
mano a cada directivo/a de escuela, porque es información para mejorar y revisar
la propia institución entre sus protagonistas y no resultados para publicar ,
donde se comparan números, resultados, fuera de todo contexto y se contribuye a
espectaculizar la competencia de los mejores y peores, fomentando las lógicas
mercantiles del ranking descalificador y destructivo, en el que se salvan unos
pocos y se hunden los que quedan por debajo, alimentando el estigma de la mala
nota y el fracaso, consagrando esa vieja lógica del darwinismo social como
justificación natural del mérito, del progreso y la mejor escuela.
IMESA como estrategia de evaluación que responde a la necesidad de conjuntar
inclusión y calidad es un índice que se compone de tres indicadores:
La regularidad de las trayectorias de las y los estudiantes, que indica el
tiempo medio que tarda un estudiante de la escuela en completar la educación
secundaria.
Los resultados de evaluación de desempeño en Operativos Nacionales de Evaluación
de la Calidad Educativa (ONE). Brindan un dato indicativo del rendimiento
promedio de alumnas y alumnos.
Y la tasa de egreso, cuyo valor indica el porcentaje de estudiantes que se
inscribieron en primer año y que completaron el nivel. La tasa de egreso refleja
la finalización de los estudios de educación secundaria.
El primer objetivo de IMESA, como de su actualización (4) es el trabajo federal
e intercambio entre ministerios nacional y provinciales y las/los directivos de
las escuelas con el fin de dinamizar y acercar el dato con la realidad
(cualificar el dato con información y debate relevantes) información en
beneficio de la calidad de lo que sucede realmente en cada escuela. Las escuelas
son las beneficiarias de la información, que se transforma en un componente
clave para evaluación y toma de decisiones de los directivos y docentes de la
escuela. El IMESA es información que ha producido cada escuela, y el ministerio
la devuelve organizada en estos tres indicadores y actualizada en función de los
relevamientos anuales recientes. Para que pueda leerse, debatirse y trabajarse
en cada escuela, en el marco de un proceso institucional participativo, así como
en las jornadas de “Nuestra Escuela” el programa nacional de formación
permanente de los docentes argentinos (2014-2016)
Hoy el desafío más urgente y sensible que tiene el sistema educativo es la
escuela secundaria y por ello, venimos a presentar la actualización del IMESA,
pero esto no es oportunismo sino de una herramienta que tiende a fortalecer la
gestión institucional para acompañar y fortalecer trayectorias escolares de cada
estudiante, a través de una política pública concreta enmarcada en el Plan
Nacional de Educación Obligatoria y Formación Docente 2012-2016, herramienta
federal decidida por todos los ministros de educación en forma unánime a través
de la Resolución 188 en el CFE que venimos trabajando desde entonces.
El contexto en el que nos encontramos es bien diferente, a la escuela secundaria
que transitamos muchos adultos. En la escuela de hoy se encuentran nuevos
sujetos, que irrumpen en la escena escolar modificando ciertas lógicas y
tradiciones escolares. Una de ellas, refiere a la autoridad, hoy se produce un
trastocamiento de la autoridad dada –si pensamos en términos de los fundamentos
de la escuela moderna- para dar paso a una autoridad construida desde la
legitimidad. La autoridad no está dada nunca de antemano porque es una relación
siempre en construcción, resulta necesario ir haciéndola en lo cotidiano,
dotándola de sentido para poder legitimarla. Somos herederos no solo de la
escuela de la imprenta sino de la escuela de un modelo de la autoridad de la
imposición, porque a nosotros nos atravesaron dictaduras, democracias
incipientes e interrumpidas. La convivencia democrática y la ciudadanía es una
relación de filiación igual que la alumnidad. No se nace alumno, no se es alumno
de movida, por generación espontánea, es una relación de filiación que se va
construyendo, de igual modo que no se ser democrático si no se transita y crece
en democracia, por eso es que hay que aprender ciudadanía democrática y entonces
festejar y profundizar estos 32 años ininterrumpidos de democracia, con todos
los desafíos para fortalecerla. También somos herederos de una escuela
secundaria que tiene un diseño histórico excluyente. ¿Una ley alcanza? No. ¿Es
una condición necesaria? Sí, pero no alcanza. Por lo tanto, hoy el desafío de la
secundaria no es por ley, sino a partir de la ley, es un reto de la escuela, de
la sociedad, es parte de un trabajo mano a mano en cada aula, en cada escuela,
profundamente cultural.
En este sentido, me parece interesante pensar que la autoridad no es una cosa
que se tenga, por eso no puede ni añorarse ni perderse, me parece más desafiante
entender a la autoridad como una relación que se sale a buscar, que tiene que
ver mucho menos con la imposición que con la confianza, de asumir un riesgo por
un otro, desconocido. De allí su verdadera traducción etimológica, una autoridad
que tiene que ver con aumentar al otro, empoderarlo. Prefiero la idea de
autoridad que implica salir a buscar –como metáfora deportiva- a pesar de lo
incierto del resultado, salir a buscar sabiendo que estamos perdiendo, pero que
son 90 minutos, salir a buscar sabiendo que no alcanza con una jugada
individual, que siempre es entre varios, y la gratificación de la jugada
colectiva, salir a buscar sabiendo que siempre es en contexto, no es lo mismo
jugar en la altura o con lluvia, que no es lo mismo de local que siendo visita,
con la tribuna a favor o en contra, con o sin televisación, la autoridad se hace
a mano y en contexto.
Si pensamos en más del 6% del PBI destinado a educación, se trata de una
decisión política que evidencia el reemplazo de gasto por inversión, que se
traduce en políticas públicas concretas - construidas de manera federal. Son 5
millones de notebooks, como acto de justicia social y reparación histórica de
derechos para millones de chicos y chicas por parte de un Estado que se hace
garante del derecho a la inclusión digital, a diferencia del Estado adelgazado y
mínimo que deja en manos del mercado el acceso a la tecnología naturalizando
privilegios.
Estas políticas posibilitan hoy que un alumno del Conurbano Bonaerense concurra
a una universidad pública y vale dimensionar lo que significa y representa este
hecho fundacional en miles de familias argentinas que celebran como una fiesta
el ingreso de su hijo a la universidad. Lo que para algunos es solo un trámite,
porque el ingreso a la facultad es parte de la tradición familiar para otras
familias es una revolución, la conquista de un derecho, y esa conquista no es
solo de un alumno o de una familia que termina la escuela y se anota en una
Universidad Nacional, sino de toda una sociedad entera. Esta celebración revela
una transformación cultural ¿Cuál? La misma que fue el cuaderno de clase de la
primaria en la mesa de tantos hogares que iban familiarizándose con este objeto
material de la cultura escolar del nivel primario, lo cual se constituyó en un
indicio de la construcción de la cultura de la escuela primaria en las familias.
Pensemos que esto recién está sucediendo ahora con la escuela secundaria. Somos
la primera generación de argentinos que tiene esta responsabilidad y por
supuesto el desafío enorme de construir cultura de una escuela secundaria
inclusiva, para todos. Marcelo Urresti, destacado sociólogo que investiga sobre
jóvenes, afirma5 que las notebooks de Conectar Igualdad producen un hecho
notable en términos sociales, culturales y pedagógicos: prestigian a cada
estudiante en el seno de su familia. Y eso para mí es un indicio incalculable en
términos de inclusión escolar, pero especialmente de apropiación cultural y
ampliación de horizontes escolares. Porque indica que alguien que fue postergado
y ninguneado por décadas fortalece su autoestima, se empodera y de este modo
desafía la condena de las profecías autocumplidas, rompe con la naturalización
de los destinos fijados de antemano y sienta raíces para ampliar el horizonte de
lo posible, robusteciendo el nombre propio para dar rienda suelta a la
confirmación del se puede y la condición de sujeto de derecho que desplaza la
cadena perpetua de ser objeto de tutelaje y lo que siempre es peor, estar
convencido de ser culpable del propio fracaso.
También cuando hablamos de evaluación, rápidamente se nos plantea el tema del
facilismo y la exigencia. Asumamos la incomodidad de ponerle predicado al sujeto
y ver de qué hablamos cuando decimos facilismo y qué es la exigencia. Con el
IMESA pensamos en una escuela con inclusión y con calidad, no se trata ni de la
excelencia que expulsa alumnos ni de buscar la inclusión sin enseñar, es otro el
desafío. Tenemos al 82% de los chicos y chicas en el secundario. El primer reto
de la calidad educativa es incorporar al 18% que aún no está en la escuela, al
mismo tiempo que debemos lograr que quienes dejan la escuela regresen y todos la
puedan terminar.
El facilismo o ser facilista es un problema, digámoslo, porque facilista puede
ser el que no ve nada y hace que las cosas pasen sin que pase nada pero
facilista también es quien se desentiende como adulto de una gran parte de los
alumnos o quien no se da por aludido de quien tiene enfrente. O desentenderse
como alumno de la propia responsabilidad con uno mismo o con los demás, o dejar
de ser parte del lugar en el que estas. Resulta necesario reparar en el concepto
de exigencia porque si se adueña de nosotros los adultos la perspectiva del
fiscal, entonces solo iremos en busca de pruebas para poder descubrir al
culpable y solo quedar a la espera del castigo como única y ejemplar solución.
Creo debemos estar alerta con este desplazamiento del adulto, de profesor a
fiscal, en tiempos de permanente judicialización. Entonces todo es una obsesión
por encontrar culpables y la exigencia queda atrapada en una lógica de la
culpabilización, más del fiscal y el abogado que del docente. El desafío de la
escuela, y el docente como su artífice central es asumir la exigencia en
términos de responsabilidad, no de culpabilidad, responsabilidad que significa
hacernos garantes de los aprendizajes de los estudiantes
Los discursos de la evaluación como obsesión resultadista de la competencia como
única y mejor convivencia, de la preminencia del docente como abogado y fiscal
son parte del abono fértil que alimenta la idea que solo pueden existir buenas
escuelas para pocos, y naturaliza la falsa dicotomía de que hay algunas escuelas
que enseñan y otras que solo cuidan.
En la escuela inclusiva y de calidad cuando se enseña se está cuidando, y cuando
se cuida se está enseñando. Porque enseñar sin cuidar es mera instrucción, y
cuidar sin enseñar es puro paternalismo.
Lo que quiero decir es que la evaluación e IMESA es una oportunidad para
discutir estas cuestiones y para, en todo caso, pensar como desarrollamos el
desafío de la inclusión con calidad. IMESA nos permite obtener información
significativa de primera mano para los docentes, para los directivos, en pos de
mejorar la gestión en nuestras escuelas, garantizando el derecho a una educación
de calidad. Porque si hablamos de evaluación, necesariamente tenemos que hablar
de inclusión y si hablamos de inclusión tenemos que hablar de calidad. Por ello
es que creemos y luchamos por una educación de calidad con todos adentro,
aprendiendo más y mejor, y es por ello que traducimos inversión en políticas
educativas concretas que garanticen el cumplimiento efectivo del derecho a la
educación a todos los jóvenes de nuestro país.
Para pensar en la secundaria de hoy hay que desafiar a esa operación cultural
como idealización del pasado y pensar que hoy el desafío está puesto en lo
cultural en términos de ampliación de derechos, en términos de inclusión, en
términos de calidad. Permítanme cerrar diciendo que la convicción de que el otro
va a ser mejor, es uno de los ingredientes más importantes para poder encarar
los desafíos de la escuela y particularmente de la escuela secundaria, estar
convencidos - y no simulacro mediante- que los otros van a ser mejores que
nosotros.
(1) Indice de Mejora de la Educación Secundaria Argentina – IMESA Síntesis de
presentación en los encuentros que desde el Ministerio de Educación realizamos
con miles de directivos de escuelas secundarias para entregarles en mano su
IMESA y trabajar con ellos/as en su interpretación, análisis y potencialidades
para el trabajo en cada institución luego. Para ampliar información ver
http://mejoraeducativa.com.ar/imesa/documentos/IMESA/IMESA_Documento_Marco.pdf
(2) Presentación ante miles de directivos. Entrega y
actualización de IMESA realizada en 2015 en Capital Federal ( Prov. Buenos Aires
y La Pampa/7 de julio) ( CABA, Chubut, Neuquén, y Pvcia de Buenos Aires/ 16 de
Junio), Córdoba (Prov. Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero y Entre Rios/23 de
junio).
(3) Sorel Jansen y Jesper Jensen. El libro rojo del cole, pág.104 Ed. Nuestra
cultura, Madrid 1977.
(4) Le Monde Diplomatique Edición Nro 180 - Junio de 2014.
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