Ganador
del concurso DOCTV Latinoamérica
Un amor anarquista: la historia de América Scarfó y Severino Di Giovanni
El documental Los ojos de América, que se estrenó en el Cine Gaumont y recorrerá
los Espacios INCAA del interior del país, cuenta la relación que mantuvieron la
adolescente anarcofeminista y el militante fusilado en 1931. “Nos encontramos
con una de las historias de amor más apasionantes de nuestro país, en un
contexto político de lucha obrera, inmigrantes e ideales libertarios”,
aseguraron los realizadores.
El retrato de América por Severino, de 1929
Por: Juan Pablo Russo
La historia de amor entre América Scarfó y Severino Di
Giovanni, la figura más importante del anarquismo y el hombre más buscado
del país, fue plasmada por Daiana Rosenfeld y Aníbal Garisto en Los ojos de
América, documental que desde el jueves 20 puede verse en el Cine Gaumont, de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para luego recorrer los diversos Espacios INCAA
del interior del país.
Ganador del concurso DOCTV Latinoamérica IV, el documental Los ojos de América
cuenta una historia de amor, tal vez una de las más polémicas y épicas que se
vivieron en nuestro país, y que para su época causó una revolución, por tratarse
de la relación entre una adolescente y un hombre casado buscado por la justicia.
Como un cuento popular, que se transmite de generación en generación, la
historia de las mujeres anarquistas se va armando, como si fuese un
rompecabezas, con datos imprecisos, ausencias referenciales y anécdotas
recuperadas a través de relatos orales y con perfiles de leyendas urbanas. Por
esta razón, gran parte de estas protagonistas del pasado pierde su carácter
trascendental al intentar rearmar sus vidas. Entre esas pioneras que lucharon
por los derechos femeninos en el campo laboral, civil, jurídico, educativo y
sexual se destaca América Scarfó, una joven anarcofeminista cuya historia se
reconstruye a partir de una serie de cartas de amor.
“Las cartas constituyen uno de los ejes centrales de la narración porque a
partir de ellas pudimos conocer la relación entre ambos y una de las
multifacetas de Severino: un Severino romántico en el sentido más amplio del
término. Hay más de 40 cartas encontradas que él le envió a América, las cuales
ella debía quemar y nunca destruyó. Así, se convirtieron en nuestro documento
central para ahondar en la relación. Y la selección de ciertos fragmentos está
relacionada con los momentos más emblemáticos y representativos de la relación y
de los momentos históricos que estaban atravesando, como el fusilamiento de
Sacco y Vanzetti, por ejemplo”, contaron los cineastas a Infojus Noticias.
Amor y anarquía
América Scarfó, de 14 años, se enamoró de Severino Di Giovanni, que no sólo la
duplicaba en edad, estaba casado y tenía tres hijos sino que, además, era
considerada la figura más emblemática del anarquismo. Por esa razón, era el
hombre más buscado del país. Su relación se plasmó en encuentros clandestinos,
cartas de amor y un proyecto político con bases libertarias, que fue
interrumpido por el fusilamiento de Di Giovanni a manos de la dictadura militar
de 1930.
América tenía 14 años cuando se enamoró de Severino.
“Hace algunos años que comenzamos a investigar el rol de las mujeres anarquistas
de fines de siglo XIX y principios del XX, en la Argentina. A partir de la
investigación, comenzamos a trabajar particularmente en la historia de América
Scarfó y su relación con Severino Di Giovanni, uno de los anarquistas más
polémicos, revolucionarios y mal vistos del país por sus métodos de acción
directa. Una de las cuestiones que más nos llamó la atención fue pensar en qué
había pasado con América luego del fusilamiento de su compañero, Severino, y de
su hermano, Paulino Scarfó, durante la primera dictadura militar de 1930, cómo
había seguido su vida. A partir de ese precepto, nos encontramos con una de las
historias de amor más apasionantes de nuestro país, en un contexto político de
lucha obrera, inmigrantes e ideales libertarios”, explicaron Rosenfeld y Garisto.
Severino Di Giovanni, perfil de un romántico anarquista
Nacido en Italia el 17 de marzo de 1901, Severino Di Giovanni comenzó su
militancia anarquista a los 19 años, al mismo tiempo que en Italia se producía
el ascenso del fascismo de Benito Mussolini. Casado y con tres hijos, se exilió
en la Argentina. Di Giovanni se alineó con los grupos más radicales de esa
ideología en el país y participó en una serie de acciones y atentados que aún
son motivo de polémica y discusión. Su primera actuación pública fue el 6 de
junio de 1925, cuando en el Teatro Colón se realizaba una función especial en
celebración del 25° aniversario de la llegada al trono de Italia de Vittorio
Emanuele III, con la presencia del presidente Marcelo T. de Alvear y el
embajador fascista, Luigi Aldrovandi Marescotti. Un grupo de anarquistas, entre
los que se hallaba Di Giovanni, ingresó a la función al grito de asesinos y
ladrones. En 1927, manifestaría su solidaridad pública por el arresto y
ejecución de Sacco y Vanzetti. Luego de denunciar con dureza la represión y
torturas producidas por la dictadura de José Félix Uriburu, que había derrocado
a Hipólito Yrigoyen en 1930, fue capturado y fusilado el 1 de febrero de 1931.
En 1927, Di Giovanni manifestó su solidaridad pública por el arresto y ejecución
de Sacco y Vanzetti.
El anarcofeminismo y las bases para la revolución sexual
América Scarfó fue una de las pioneras del movimiento anarcofeminista –aunque
muchos historiadores sólo la reconocen como la compañera de Di Giovanni–, que
irrumpe en el siglo XX poniendo en marcha un proceso cultural alternativo de
ruptura del sistema ideológico vigente, en especial, de aquellas costumbres que
eran reguladoras de la sexualidad.
Nacida en el seno de una familia de inmigrantes de clase media, América
compartía ya en el final de su infancia las ideas anarquistas con sus hermanos
Paulino y Alejandro. Fueron ellos quienes llevaron a Severino a vivir a una
habitación desocupada en el fondo de la casa familiar. Allí se conocieron y
comenzaron a intercambiar ideas. Un allanamiento policial puso en alerta a los
padres que descubrieron la verdad sobre Severino y le pidieron que abandonara la
vivienda. Junto a él, partieron los dos hermanos. Por entonces, América se
convirtió en el único nexo entre ellos y su madre. En esas visitas, justamente,
ella y Severino tuvieron la ocasión de encontrarse en soledad y comenzar una
relación sentimental. El romance creció, se afianzó y comenzó a ser discutido
por el entorno. No todos aceptaban el punto de vista libertario acerca de la
legitimidad de ese amor y hasta los propios compañeros de Di Giovanni eran
críticos y opositores de la situación, a la que consideraban pedófila. Mientras
tanto, América reflexionaba acerca de la realidad que vivía, participaba de
discusiones teóricas y se afirmaba en la causa libertaria. Fue una anarquista
comprometida con los temas que la interpelaban: la sexualidad, el compañerismo,
la superación de las contradicciones inherentes a las relaciones familiares y
afectivas entre los propios anarquistas. Se definía como anarcofeminista de
manera pública, expresando su apoyo a la unión libre y la autodeterminación.
Ahora, el binomio de directores reconstruyó la historia a través de documentos
personales, testimonios y, sobre todo, las cartas de amor que Severino le
enviaba y en las que fundía sus más profundos sentimientos. Hubo encuentros
clandestinos y visitas fugaces hasta que, finalmente, pudieron comenzar un
proyecto de vida basado en una economía autosuficiente y una organización
horizontal, que era consecuente con sus ideas y que encontró su punto final
cuando Severino fue ejecutado. Desde ese momento, América se refugió en el
anonimato hasta su fallecimiento, en agosto de 2006.
“La investigación fue intensa. Llevó mucho tiempo, lo mismo que encontrar a las
personas justas que nos brindaran el material. Tanto familiares como amigos de
América nos brindaron mucha información y documentos. Y el libro de Osvaldo
Bayer acerca de Severino fue vital también”, confesaron ambos realizadores.
Lo cierto es que la historia de amor entre América y Severino trascendió
consecuentemente al tiempo y se inscribió más allá de las fronteras de lo
novelesco y el melodrama en la corriente de una revolución sexual que se produce
en el siglo XX.
JPR/LL
Infojus Noticias