Hasta que no quede piedra sobre piedra

Por HS

Imagen: Muñeco destruido de Zamba, en Tecnópolis.

En el año 146 antes de Cristo las legiones romanas se enfrentaron por tercera vez contra Cartago, una próspera república de 700 años de antigüedad situada al norte de Africa, cerca de la actual Túnez.

La ciudad de Cartago tenía 400.000 habitantes, edificios de hasta siete pisos, alcantarillas y baños públicos. Competía con Roma por la hegemonía en el Mediterráneo y se habían enfrentado bélicamente 2 veces anteriores.

La rivalidad era comercial, política y militar. Respaldada por la superioridad de sus armas Roma no aceptaba la existencia de otra potencia en su área de influencia y consideraba al Mediterráneo "Mare Nostrum".

La tercera guerra de las llamadas púnicas, duró 4 años. La ciudad de Cartago, fuertemente fortificada, fue asediada por tierra y por mar, por lo que empezaron a escasear los alimentos y se propagaron enfermedades dentro de la ciudad amurallada.

Finalmente se produjo el asalto final a sangre y fuego, una carnicería que duró 6 días. La lucha fue casa por casa. Los cuerpos se apilaban en las calles impidiendo el paso a las cohortes de la infantería y la caballería. Brigadas de limpieza arrastraban con ganchos a muertos y heridos y los arrojaban a fosas comunes para despejar el camino. Los caballos pisoteaban miembros mutilados y cabezas seccionadas en su avance. Ríos de sangre corrían por las calles de Cartago.

Solo sobrevivieron 50.000 habitantes que fueron reducidos a esclavitud. La ciudad fue saqueada, se arrasaron monumentos, las bibliotecas ardieron, se demolieron las construcciones piedra por piedra y ladrillo por ladrillo. Cuando nada quedó en pie, se sembró el solar donde se había alzado la ciudad con sal, para que ninguna hierba creciera allí.

Fue un destrucción sistemática y planificada, no solamente de una ciudad, sino de una cultura, una civilización y una historia.

29 de marzo 2016.