La
Alianza Cambiemos, José Luis Torres y la “forma de vida” en el proyecto
oligárquico
Por Juan Godoy*
“el antídoto que puede salvarnos de la aniquilación en el oprobio, no es otro
que el patriotismo, frente a los peligros del imperialismo económico, que anda
por el mundo encharcado en sangre como un lobo hambriento. Por eso, porque el
patriotismo es la única barrera, se intenta debilitar el patriotismo del pueblo
argentino mediante una política cínica y desvergonzada”. (Torres, 1946: 101-102)
Asistimos en estos meses a la restauración del más crudo neoliberalismo, el cual
pretende arrasar no solo con las conquistas de la última década, sino ir “más
allá”, profundizando el proyecto que quedó trunco con la pueblada de diciembre
de 2001, y la posterior vuelta a un proyecto nacional y popular. Profundizar la
década del 90 significa retrotraer a la Argentina a los niveles de vida
anteriores a la revolución nacional peronista. El proyecto más que “volver a los
90”, busca volver al 3 de junio de 1943, antes de la revolución juniana que con
sus tensiones desencadenaría en el crecimiento de la figura de Juan Perón, y a
partir de octubre del 45 en una “nueva Argentina”.
José Luis Torres[1] nace con el siglo como Don Arturo, y en algunos años se
convierte en el fiscal de la década infame, pues a través de su pluma y de su
accionar judicial ha enjuiciado a la ignominia reinante en esos años, y a varios
de los hombres que lo representan. Torres fue un “pensador olvidado”[2],
silenciado por el aparato cultural oficial. Afortunadamente a lo largo de los
años ha sido rescatado del ostracismo por varios escritores, como por ejemplo
Alberto Buela. Pretendemos en estas líneas dar cuenta de algunos aportes que
realiza Torres que nos sirven para analizar y contextualizar la actualidad
nacional.
Torres definió crudamente a la oligarquía aliada al imperialismo considerando
que “el adversario más temible es el “perduellis”, el enemigo interno de la
Patria, emboscado dentro de sus instituciones, al servicio de una consigna
extranjera” (Torres, 1973: 22), y profundiza en otro escrito acerca de los
perduellis: “se llamaba perduellis (en la antigua Roma), al enemigo interno de
la patria, y hostis al enemigo exterior. El crimen de perduellio (contra la
patria) y el de peculado (apoderamiento ilegítimo de cosas del estado) eran
castigados con la pena de muerte” (Torres, 1943: portada)
Nos interesa avanzar en relación a la “forma de vida” del modelo oligárquico.
Torres toma esta expresión de un escrito de Federico Pinedo[3] (se trata del
abuelo del actual Presidente del Senado, e integrante a la Alianza Cambiemos),
de los años del peronismo[4], en que hace referencia a las “batallas ganadas”
por Perón que fueron “en contra de la forma de vida por cuya implantación
lucharon cincuenta años en la pesada centuria los mejores argentinos”. (Pinedo.
Cit. en Torres, 2010: 38) Es decir, Perón avanzó sobre la “forma de vida” del
modelo oligárquico, que según Pinedo era mucho mejor que la que comenzó con la
“demagogia peronista”.
Pero… ¿Cuál es esa “forma de vida” que tanto anhelaba Pinedo, y que hoy nos
quieren volver a retrotraer? Esa “forma de vida” es la que permite la
explotación más cruenta sobre los trabajadores, la represión feroz ante las
protestas, la paga de míseros salarios, a las empresas le permite hacer en el
territorio nacional prácticamente enclaves coloniales (hasta con moneda y
policía propia), acerca de los cuáles en las escuelas se enseña/ba que le
debíamos el progreso; el país dependiente del imperialismo de turno, un país en
el que la “libertad económica” está por encima de cualquier otro derecho, con
amos y señores en el país sumiso como el magnate Bemberg, el país con un enorme
drenaje de divisas al extranjero, fuertemente endeudado, con la expoliación de
sus recursos naturales, el “país chiquito” de espaldas a Nuestra América, el
país con la estructura económica extranjerizada, el país para pocos, etc.
Estos largos pero escasos meses del gobierno de la Alianza Cambiemos, comenzaron
a circular desde las esferas gubernamentales y los aparatos culturales de la
oligarquía diferentes ideas que pretenden demostrar la necesidad de “volver a
ser un país normal”, es decir, volver al país oligárquico e imponer un “estilo
de vida” correspondiente con el mismo. Este conjunto de ideas son lanzadas a
recorrer el “tejido social”, enunciadas desde un lugar de saber/poder que
pretende hacer sentido común “formas de vida” del país anterior al peronismo, y
que en cierta medida los últimos años se había vuelto a avanzar luego de la
oleada neoliberal de los años 90. Aparecen en primer plano los medios de
comunicación, y también los académicos con títulos en las universidades
extranjeras más prestigiosas (como asimismo en las nacionales), Torres llamaba a
estos como “los defensores de la mentira histórica, los paladines del
entreguismo económico, los propagandistas de la claudicación (que) predican aquí
(…) la necesidad urgente del sometimiento”. (Torres, 2010b: 19)
Así, el cambio propuesto por la Alianza cambiemos propone que gran parte de los
argentinos (se habla de un millón y medio de personas con sus familias), que
trabajan en el estado simplemente sobran, o son ñoquis (lo que no fue
corroborado en ninguno de las decenas de miles de los casos del personal
despedido). Resulta llamativo que los que siempre vivieron del trabajo ajeno
digan a otros compatriotas que producen para el país, que no trabajan.
Nuevamente la idea de “achicar el estado”, el socialista independiente Pinedo
hablaba de la “hipertrofia del Estado”, la cuestión es que quieren que “el
estado sea siempre chiquito, pues cree que solamente los monopolios
internacionales tiene el derecho de ser hipertróficos”. (Torres, 2010: 327)
Es la idea del mercado sin la intervención estatal regula todos los demás
factores de la sociedad, la famosa “mano invisible” que hablaba el liberalismo.
La Vice-Presidenta refirió claramente a cuál es el modelo de país al que apunta
su gobierno, expresado como la “vuelta a la normalidad”, Michetti sentencia:
“Vamos hacia un país agroexportador y de servicios, basta de industria”.
Nuevamente el país que solo produce pasto e importa los productos
manufacturados, nuevamente el país para pocos con alto desempleo y pobreza.
Estas políticas, según Torres, “tiende a mantenernos en estado de colonia, a
impedir que se organicen nuestras industrias, que se aprovechen por los
argentinos sus materias primas y las conviertan con beneficio de la Argentina en
manufacturas propias”. (Torres, 1946: 36)
Pinedo en su escrito exalta al Poder Judicial, no escapa a la crítica de Torres
que lo considera un “instrumento servil de la oligarquía y el imperialismo (…)
dictó escasos fallos en que reconociera razón al país cuando los intereses
nacionales se encontraban en pugna con los de las empresas representativas del
feudalismo financiero internacional”. (Torres, 2010: 140) En otro libro anterior
también habla sobre el tema de la justicia, sosteniendo que “la justicia
ordinaria del país permaneció obstinadamente ciega, muda y sorda frente a los
grandes delitos consumados en beneficio de las organizaciones plutocráticas y en
perjuicio de la República”. (Torres, 1943: 165) Nuestro autor pretende la
ruptura total de los mecanismos de la dependencia, pues difícilmente se puedan
avanzar eficazmente en la liberación nacional si no se “destruye los organismos
fundados por el “perduellio”. (Torres, 1973: 162)
Es claro que pretenden disciplinar a la clase trabajadora y continuar bajando
sueldos, y transfiriendo recursos a la oligarquía. No quieren desocupación baja,
ni salarios altos. Pinedo (abuelo) ya se quejaba de los aumentos salariales
durante los años peronistas: “continúa el aumento de dinero en poder de las
masas por elevación compulsiva de salarios y sueldos y por la política
financiera del gobierno”. (Pinedo. Cit. en Torres, 2010: 310)
En esta Argentina que nos quieren convencer que la utilización de servicios
básicos que son derechos se pagaban baratos, por lo cual se tienen que
“sincerar” los precios de los mismos, es decir, subir exorbitantemente. Baratos
pueden ser para los que tienen tanto dinero que lo fugan a cuentas en el
exterior, pero no para la mayoría de los argentinos que viven con un salario
básico o que están desempleados (muchos a partir de la nueva administración).
Acerca de las “cuentas secretas”, Torres afirma que “el secreto en los negocios
de orden público ha sido siempre una característica de los gobiernos de la
oligarquía”. (Torres, 2010: 272)
El discurso que circula pregona la idea que los argentinos vivimos doce años de
ficción, que nos acostumbramos a hacer cosas que los sectores populares
parecieran tener vedadas, que eso tiene su precio, y que ahora hay que pagarlo.
Idea “vieja” también, ya Pinedo había expresado en el documento citado en
referencia a los años del peronismo: “volcándose sobre la colectividad una masa
inmensa de recursos, todo el mundo se sintió más rico, todo el mundo tenía la
sensación de que podía gastar más, y gastó más, y los gastos de unos creaban los
recursos de otros (sigue ahora Torres sentenciando) no me explico por qué
razones a Pinedo le da rabia la alegría de todo el mundo a la que él hace
referencia con enojo”. (Torres, 2010: 300)
La posibilidad de no verse muy perjudicado por los aumentos del gas por ejemplo
la dio el mismo presidente que afirmó que los argentinos usamos la calefacción
demasiado alta en lugar de “estar con un suéter en su casa” (costumbre que al
parecer él mismo no tiene, pues recordarán que cuando lo llamó la entonces
Presidenta de la Nación por teléfono en 2011, a pesar de estar en pleno invierno
se encontraba en calzoncillos).
Nos quieren convencer que la suba de precios, la inflación desmedida, es decir
la transferencia de recursos a los sectores más beneficiados y la pérdida de
salario real, es ahora solamente un “sinceramiento” de precios, porque los
argentinos vivíamos barato. El Ministro de economía lo expresó: “no se disparó
la inflación, hubo una corrección de precios relativos”.
Nos quisieron convencer que una devaluación no iba a afectar a los trabajadores,
cuando todos sabemos que eso sólo existe en la cabeza de los economistas
neoliberales que hoy vuelven a “pulular” por los canales de televisión. Ya se
pudo observar que finalmente la enorme devaluación, ¡perdón el “levantamiento
del cepo”!, sí afectó a los trabajadores y principalmente a los de menores
ingresos (por el conjunto de bienes que aumentaron, y la falta de medidas para
contener a esos sectores). Así y todo siguen afirmando, contra toda realidad,
que con el “levantamiento del cepo” (devaluación), que en realidad eran
restricciones cambiarias, no “pasó nada”. Usted está preocupado seguramente por
la situación económica, pero no se alarme porque el Presidente nos aconseja qué
hacer para mitigar la merma del poder adquisitivo, afirmando que tenemos que
acostumbrarnos a “gastar un poco menos de lo que se gana todos los meses”.
(quién sabe, quizás con las monedas que ahorra pueda seguir sus pasos y abrir
una cuenta en algún paraíso fiscal).
Pretenden que veamos como lógico que los sectores más ricos, la oligarquía
argentina y sus socios imperialistas paguen menos impuestos. Es la re-edición de
la teoría del derrame de los 90, llenar la copa de arriba para que
paulatinamente llene las de la base de la pirámide social, pero esa copa como
sabemos es muy grande o tiene algún tipo de agujero porque nunca termina de
derramar.
En este “país normal” que nos quieren llevar, la sumisión al imperialismo está
en primera plana. Se pretende desenterrar de las costas de Mar del Plata el
proyecto imperialista del ALCA, asevera la Canciller Susana Malcorra que “el
ALCA no es mala palabra”, y que “Obviamente, el ALCA es una alternativa”.
Nos vienen de nuevo con el “viejo cuento” de la “necesidad de volver al mundo”,
que la salvación viene del endeudamiento, y las inversiones internacionales. El
Presidente expresó que si no se acuerda con los fondos buitres “habrá ajuste o
hiperinflación. No hay alternativa”, ¡pero no es para indignarse! porque como
dijo el hoy Presidente del Banco Nación, el menemista Carlos Melconian: “son
tipos de buena voluntad”. Quieren que veamos como normal ¡y bueno!, el pago a la
usura internacional. Que sigamos la célebre frase de Avellaneda de “pagar sobre
el hambre y la sed de los argentinos”, y que esperemos la lluvia de inversiones
que la historia de Nuestra América demuestra que nunca terminan de llegar.
Pinedo justificaba el endeudamiento y las facilidades para las inversiones
extranjeras aduciendo que “la existencia de la deuda pública no afecta la
soberanía, y que tampoco esclaviza la existencia de inversiones extranjeras”.
(Pinedo. Cit. en Torres, 2010: 238) Lo refuta y explica Torres la intención del
endeudamiento claramente al argumentar que “entre los planes combinados para
convertir el país en un campo de explotación intensiva por el capitalismo
internacional, estuvo en primera línea el de endeudarlo en el exterior, para
subordinarlo directamente a los usureros de pueblos”. (Torres, 2010: 229)
Quieren acostumbrarnos a que los mayores que no pudieron realizar sus aportes,
no puedan jubilarse, no tengan un sustento para poder vivir. Es más, avanzan
sobre los medicamentos de los afiliados a PAMI quitándole la cobertura a 150
remedios. Pero para el Director Ejecutivo del PAMI, esto no es un problema,
porque los medicamentos sin cobertura total “ no tienen utilidad clínica porque
son obsoletos”. Si fueran obsoletos lo coherente sería que los saquen de
circulación, no que permitan seguir vendiendo “placebos”. El otro problema que
encuentra Regazzoni es que las personas mayores (¡qué descubrimiento!), “toman
muchos remedios”, así que mejor sacarles la cobertura. Invierte el dicho el
Director Ejecutivo, parece ser que “mejor la enfermedad que el remedio”. Como
sabemos para los neoliberales los adultos mayores son un gasto.
También nos quieren acostumbrar a que los argentinos no comamos carne, y si lo
comemos lo hagamos con los cortes de menor calidad, porque para el representante
de la Sociedad Rural Argentina, al cual el actual gobierno representa muy bien
quitándole las retenciones por ejemplo, Etchevere “el lomo es para los
enfermos”, a los argentinos no nos gusta.
Con la educación se está avanzando fuertemente en el plano discursivo para
seguramente avanzar sobre la educación universitaria gratuita, que es un derecho
que desde que lo otorgó en 1949 el General Perón ha calado profundo en el sentir
nacional (recordemos el Ministro que tuvo que salir rápidamente eyectado en los
años del delarruismo). Así nos quieren hacer pensar que es malo que haya, como
dijo el Presidente: “universidades por todos lados”. Al mismo tiempo desde los
periódicos se sigue en la misma lógica. El matutino La Nación, vocero desde su
fundación de la oligarquía, se ha despachado con varias notas al respecto,
recorramos algunos de los títulos: “¿vale la pena ir a la universidad? Algunos
expertos consideran que el título es “irrelevante” a la hora de conseguir
empleo”, “Corrupción universitaria”, en otra nota se pregunta: “¿debe la
gratuidad de los estudios universitarios ser un derecho incuestionable?”, Clarín
no se queda atrás y se quejan del mayor presupuesto para la enseñanza superior
en la administración kirchnerista: “Festival de fondos antes de dejar el poder”.
Evidentemente a los sectores dominantes molesta que los sectores populares
accedan a un derecho que piensan reservado solo para la elite, y para
reproducirse como tal.
Acerca de otros temas circulan notas en los periódicos oficialistas, como por
ejemplo: “vivir en 30 metros cuadrados, una tendencia que crece”, “diez años en
la misma empresa puede ser un fracaso personal”, “volver al ventilador: el mejor
aliado para combatir el calor y la crisis energética”, “precios que suben y
aportan al conocimiento”, “el turismo virtual no para de sumar millas”.
Este es el modelo oligárquico que quiere imponer la oligarquía a través de la
Alianza Cambiemos. Cambiar los patrones culturales, sociales, y económicos que
la Argentina fue acumulando a lo largo de su vida como nación, y
fundamentalmente a partir del peronismo. Ese umbral que logró nuestro pueblo, y
que todavía, más luego del paso del neoliberalismo, hay que continuar subiendo
encarando la Segunda y Definitiva independencia para poder lograr la soberanía
política, independencia económica y la justicia social, es el que quiere “bajar”
cambiemos. Reducirnos a los mayores niveles de pobreza, desigualdad, y sumisión
al imperialismo. Está en nuestra capacidad de resistencia como pueblo impedirlo,
y volver a encarar el camino de la liberación nacional. Caben como advertencia
las palabras de Torres a la oligarquía maléfica cuando nos recuerda que esta
“forma de vida” (la que impuso la oligarquía), es la que terminó engendrando “la
indignación obligatoria del pueblo; la misma que sacó el ejército de sus
cuarteles; la misma que hizo germinar un odio legítimo contra la oligarquía
perduélica, que en su afán de saqueo por cuenta propia y ajena, llegó al extremo
nunca alcanzado de robarse los gobiernos y las representaciones populares,
violando leyes y atropellando las garantías ofrecidas en la Carta Magna, con
criminal desaprensión”. (Torres, 2010: 41)
*Lic en sociología (UBA)
Notas
[1] Torres nace el 21 de enero de 1901 en la Provincia de Tucumán. De formación
auto-didacta, pues solo cursa hasta cuarto grado. Con solo 14 años se suma a la
huelga en el Ingenio Ledesma. De joven es influenciado por el anarquismo a
través de un amigo. Su primer trabajo periodístico es en un periódico tucumano
El Orden. En esas páginas comienza a fustigar a la oligarquía. Luego de cumplir
20 años viaja al norte. Contrae matrimonio y tiene un hijo. Allí dirige diarios,
y trabaja en un ingenio, y como taxista. Participa en 1923 en la huelga
azucarera dirigida por la FORA. En 1928 emprende una gira por Salta y Jujuy con
Alfredo Palacios y Juan B. Justo investigando a la Standard Oil. También viaja
ese año con Enrique Mosconi observando las condiciones en que se explotan a los
trabajadores y los recursos naturales. En 1932 es Ministro de gobierno de Juan
Luis Nogués. Al otro año se instala en Buenos Aires. Ahí comienza sus denuncias
más fuertes sobre la ignominia de la década infame, y sobre el accionar de sus
hombres en particular. Los negociados del Palomar, el Banco Central Mixto, el
Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias, la Ley de Coordinación de
Transportes, la CADE, la denuncia a Bemberg, etc. pasan por su pluma punzante.
Vuelve a contraer matrimonio en 1940 (había enviudado años antes). Estrecha
relación con el GOU, y particularmente con Juan Perón. Apoya al peronismo, no
ocupa cargos, pero sí asesora al General en distintos aspectos. Luego del golpe
del 55 edita la revista “Política y Economía”. Sus trabajos más conocidos son
Los perduellis (1943), La década infame (1945), La Patria y su destino (1947),
Seis años después (1949), Nos acechan desde Bolivia (1952), La oligarquía
maléfica (1953), etc. Viaja a España por esos años, regresa tiempo después, ya
enfermo para morir el 5 de noviembre de 1965. (Los datos son de Buela, A.
prólogo a Torres, 2010)
[2] A su muerte Arturo Jauretche escribe: “no hay ningún periodista argentino
que no haya querido escribir su necrológica; pero no hay ningún periódico
argentino que haya querido recogerla Este silencio que ha habido para la muerte
de José Luis Torres prueba simplemente que murió en su ley. Esto es lo que se
llama aquí libertad de prensa”. Libertad de los intereses antinacionales y
antipopulares, para impedir que tenga medios de expresión lo nacional y
popular”. (Jauretche. Cit. en Buela, A. Prólogo a Torres, 2010: XIV)
[3] Algunos datos sobre Federico Pinedo y su accionar en la década infame.
Federico es parte de una familia tradicional y conservadora argentina. Su
antepasado Manuel Andrés Arroyo y Pinedo es anti-morenista y rivadaviano.
Federico milita en las filas del Partido Socialista de Justo, y es diputado
entre los años 1920-1922. Furibundo librecambista, cuenta que fue hombre de
confianza del magnate Bemberg, y de Dreyfus. De pequeño aprende inglés y francés
con una institutriz. Luego de seguir el quiebre del partido socialista hacia el
socialismo independiente, es legislador en el segundo periodo presidencial de
Yrigoyen. En el 32 es elegido, en medio del fraude electoral, nuevamente como
Diputado, pero Justo le tenía reservado el Ministerio de Hacienda el cual asume
en 1933 hasta 1935. Allí, entre otras entregas está la del Banco Central Mixto,
proyecto de Sir Otto Niemeyer que reservaba la mayoría accionaria a los
británicos. En 1940 vuelve a ser Ministro de Hacienda, cargo que ocupa
nuevamente en 1962. (Galasso, 2008)
[4] Se trata de un manifiesto del Partido Demócrata sin fecha y sin firma.
Bibliografía
Galasso, Norberto. (2008). De la Banca Baring al FMI. Historia de la deuda
externa argentina. Buenos Aires: Colihue.
Torres, José Luis. (2010). La oligarquía maléfica. Autopsia de un cadáver
político. Buenos Aires: Docencia.
Torres, José Luis. (2010b). Nos acechan desde Bolivia. Buenos Aires: Docencia.
Torres, José Luis. (1973). La década infame. 1930-1940. Buenos Aires: Ed.
Freeland.
Torres, José Luis. (1943). Los “Perduellis”. Buenos Aires: Ed. Padilla y
Contreras.
Torres, José Luis. (1946) Una batalla por la soberanía. Buenos Aires: Taladriz
(imprenta – sin editorial).
Fuente:
http://sociologiayliberacion.blogspot.com.ar/2016/04/la-alianza-cambiemos-jose-luis-torres-y.html
Abril 2016