Organizaciones
Libres del Pueblo: Un modelo de relación estado comunidad
Por Francisco José Pestanha *
Emmanuel Bonforti **
Guillermo Carrasco ***
“LAS DOS PALABRAS DEFENSA NACIONAL PUEDEN HACER PENSAR A ALGUNOS ESPÍRITUS QUE
SE TRATA DE UN PROBLEMA CUYO PLANTEO Y RESOLUCIÓN INTERESA SOLAMENTE A LAS
FUERZAS ARMADAS DE UNA NACIÓN. LA REALIDAD ES BIEN DISTINTA: EN SU SOLUCIÓN
ENTRAN EN JUEGO TODOS SUS HABITANTES, TODAS SUS ENERGÍAS, TODAS SUS RIQUEZAS,
TODOS SUS MEDIOS DE TRANSPORTE Y VÍAS DE COMUNICACIÓN”
Juan Domingo Perón
“LOS TIEMPOS QUE TRANSITAMOS, REQUIEREN, INDEFECTIBLEMENTE, UN NECESARIO Y
PROGRESIVO PROCESO DE SUBSTITUCIÓN DE IDEAS”
Ana Jaramillo
El siguiente artículo remite en forma sucinta a uno de los tópicos que componen
nuestra labor investigativa1. Pretendemos a través de él exponer al eventual
lector una resumida exploración vinculada a los antecedentes filosóficos,
epistemológicos y a la estructura conceptual de las denominadas Organizaciones
Libres del Pueblo -OLP- categoría que a nuestro entender, por una parte,
constituye uno de los rudimentos más llamativos y originales del cuerpo
doctrinal que nutrió al primer peronismo, y por la otra, que instituye una de
las principales distancias con la cosmovisión fascista llevada a la práctica en
tiempos de la Italia de Benito Mussolini.
Un abordaje germinal de la categoría en estudio nos encuentra ante un cúmulo de
formas asociativas constituidas de manera orgánica que, a partir de la
revolución de Junio de 1943, obtuvieron inédito reconocimiento y apoyo estadual,
y que aún - en la actualidad – siguen operando en forma activa dentro de la
dinámica política, social, económica y cultural del país.
Dentro de la combinación de palabras que componen la categoría analizada (OLP),
identificamos primigeniamente el vocablo “libres”. Tal expresión, hemos
constatado, surge de una concepción (la justicialista) que en aquellos tiempos
sostenía que la acción del gobierno no tendría como fin tutelarlas ni
integrarlas al aparato estatal como promovían las doctrinas fascistas – sino muy
por el contrario - garantizar y potenciar su propio proceso de autorganización
mediante la menor intervención posible del sector público sobre ellas.
Este punto surge per se como uno de los aspectos más interesantes para emprender
los estudios no sólo de aquel primer peronismo, sino también – entre otros
tantos componentes significativos de nuestro devenir histórico– de la
configuración, composición y cosmovisión de las organizaciones sindicales
emergidas al calor de aquel movimiento autodefinido como nacional, identificando
un primer gran obstáculo; que la categoría que hoy nos interpela, no ha sido lo
suficientemente abordada desde las ciencias sociales o simplemente desconocida
por ellas - y más aún - en el rol que pretendemos asignarle desde nuestra
hipótesis inicial.
Del corpus analizado (constituido por una serie de discursos, numerosos aportes
teóricos, normas reglamentarias y legislación correspondientes los períodos
1943-1955 y 1973-1974) puede sostenerse, en primera instancia, que Juan Domingo
Perón otorgaba significativa importancia a tales organizaciones en el modelo de
comunidad, gobierno, y Estado que pretendió consagrar a partir de su llegada al
poder y, en segunda instancia, que a su entender cuanto mayor el nivel autonomía
de las OLP, mayor garantía de continuidad, eficacia, y permanencia de las
mismas.
La categoría que procuramos describir admite un primer análisis aunque
superficial de sus tres componentes.
Mientras el concepto de “organizaciones” se enmarcaba en una concepción
filosófica que, a contrario sensu de un individualismo de corte liberal (liberista)
que pregonaba una visión antropocéntrica de orientación hedonista y justificada
en la centralidad del individuo, afirmaba que la realización humana solo podía
concretarse excluyente, íntegra, e integralmente en una comunidad compuesta a
partir de organizaciones diversas; el vocablo de “libres”, refería a la
necesidad que tales organizaciones (expresión práctica, material y espiritual de
la autoorganización humana) mantuvieran la mayor independencia posible del
Estado. Finalmente, la combinación semántica “del Pueblo” se vinculaba al origen
y a la naturaleza de las mismas, es decir, a su pertenencia intrínseca a una
comunidad nacional determinada, pertenencia que incluía su imprescindible
apertura hacia ella.
Bien vale aclarar que la autonomía asignada a las OLP no implicaba de modo
alguno la promoción de un autocentrismo endogámico. Para Perón toda Organización
del Pueblo debía - por naturaleza y por definición – manifestar una generosa y
permanente porosidad no solamente hacia otras organizaciones similares sino
también a cada individuo o agrupamiento de individuos que, por alguna necesidad
o interés, demandara recurrir a ellas. Por su parte, las OLP debían participar
necesaria y activamente de una experiencia coadyuvante con el Estado. Perón
parece anticiparse entonces a la teoría de los sistemas sociales complejos, en
el sentido que concebía a una comunidad como un sistema capaz de organizarse de
una forma determinada y de establecer relaciones con el entorno siempre de
acuerdo a su propia historicidad.
En este punto es posible inferir que Perón comprendía el desarrollo evolutivo de
la historia de la humanidad, como un proceso donde los individuos fueron
constituyendo y constituyéndose a la vez mediante formas diversas de
agrupamientos, desde los más simples, hasta los más complejos. La idea nos
refiere indefectiblemente a “(…) fases integrativas de menor a mayor, es decir,
el principio se funda antes que nada en una razón histórica, entendida en que la
sociedad avanzará a través de agrupamientos y reagrupamientos cada vez
mayores”2(BARRIOS) . Del corpus analizado aflora además que Perón forjaba sus
esperanzas en un paulatino proceso de organización y articulación entre las
diversas organizaciones y el Estado, articulación de la cual dependería la
capacidad liberadora del país.
La cosmovisión del ex mandatario no constituye una circunstancia aislada. Se
enraíza nítidamente en un clima de época en el que notables pensadores
coincidían que aquella fase de expansión del capitalismo, caracterizada, entre
otros factores, por una matriz imperialista sustentada por un individualismo
filosófico, político y económico de cuño materialista - tal como se había
manifestado en la región - había producido y estaba impulsando una
desintegración de la sociedad definida por Perón como desorganización. La misma,
según él, atentaba contra una fructífera convergencia de las fuerzas sociales
orientadas hacia el bienestar del pueblo. De esta forma describía el ex
mandatario dicho proceso: (…) En cuanto a organización, no puede nadie negar que
nuestro pueblo estaba totalmente desorganizado. Las fuerzas naturales de la
organización que todo pueblo posee deben obedecer a las actividades
fundamentales, no se habían realizado en nuestro pueblo sino alrededor de
círculos o intereses, que no es lo racional para la organización de una Nación y
menos de un Pueblo”3 (PERON,1952).
No obstante, para Perón, la organización de la comunidad no resultaba condición
suficiente para consolidar el proceso de transformaciones que se proponía. En
este punto ingresa a jugar un papel preponderante un Estado organizado,
fortalecido y articulado necesariamente con las organizaciones de la comunidad.
Sostendrá entonces el conductor del justicialismo que “(…) el Estado estaba
total y absolutamente desorganizado, como consecuencia de haber mantenido una
vieja organización, que pudo haber respondido hace cien años, pero que ahora ya
no respondía a las necesidades del momento y menos en una época eminentemente
técnica en la organización, en la administración y en el gobierno. Un gobierno
total y absolutamente desorganizado había en esta casa. Y muchos de ustedes, que
son viejos funcionarios, lo saben: un presidente, un jefe de despacho que ponía
el sello a los decretos, un secretario privado que contestaba las cartas a los
amigos, unos edecanes, una Casa Militar para recibir a los amigos y un
secretario político que repartía los puestos públicos (...) (PERON,1952)4.
La particular observación de quien ejerciera por tres veces la primera
magistratura argentina respecto a las Organizaciones Libres del Pueblo radicaba
en que todos y cada uno los sectores organizados que componían la Nación, debían
construir propias formas de organización por fuera del aparato estadual aunque
ello – reiteramos - requería necesariamente una dinámica de cooperación mutua y
permanente.
Queda claro que la experiencia comunista iniciada en 1917 en la URSS -
revolución mediante - no constituía, para Perón, solución a los grandes
problemas de la humanidad en el largo plazo. Más allá de sus conocidas
discrepancias filosóficas con el marxismo, sus propias observaciones, lecturas,
más luego, los informes provistos por las delegaciones obreras en el exterior,
le indicaban que - en la práctica - el sistema implantado en Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas conducía indefectiblemente hacia un modelo de sociedad
racional mecanicista donde el ser humano era fagocitado por un aparato estatal
omnipresente e inmanente. Perón poseía la convicción que “al principio hegeliano
de la realización del yo en el nosotros, apuntamos la necesidad de que ese
nosotros se realice y perfeccione en el yo”5(PERON,1949). Esa primera persona
del plural constituía una comunidad organizada no un Estado macrocefálico que
terminaba subsumiendo al yo en su seno.
Perón, desde los comienzos de su formación intelectual y política, irá
concibiendo la importancia de estas organizaciones en el marco de una comunidad
que definió como “organizada” y su relación con las unidades políticas
(Estados), en el marco de un intenso e inusual escenario de debate en el campo
filosófico y estratégico. Dentro de las organizaciones que abordamos, el
estadista incluía desde las simples mutuales y clubes de barrio hasta las
asociaciones de profesionales, de trabajadores, de empresarios etc.
La consagración de las Organizaciones Libres del Pueblo como pilares de la
conformación social de nuestro país adquirirá status normativo a través del
decreto número 13.378/54, el cual enuncia lo siguiente: “La comunidad nacional
se organizará socialmente mediante el desarrollo de las asociaciones
profesionales en todas las actividades de ese carácter y con funciones
prevalentemente sociales”6.
No puede sustraerse del presente la breve y resumida enunciación de algunos de
los autores que ejercieron mayor influencia intelectual sobre el ex presidente.
Es harto sabido que una pléyade de teóricos en el campo de la estrategia militar
- en especial Colmar Von der Goltz, Ferdinand Foch y Carl Von Clausewitz
-abonaron en el pensamiento de Perón. La trágica experiencia de dos colosales
conflagraciones mundiales, demostraron que el factor industrial y tecnológico
resultó determinante en las posibilidades de éxito o fracaso, dando por tierra
así a las antiguas tácticas castrenses vinculadas con la concepción militar
clásica. Surgirá entonces la idea de defensa integral.
Perón se formará académicamente en tiempos de profundos cambios en los “(….)
planes de estudio de la Escuela (Superior de Guerra) donde se incorporaron
materias como Sociología, Economía Política y Estadística. Bajo la dirección del
Coronel Mayora, director de la escuela entre 1922 y 1925 se profundizó la
influencia alemana a través de una nueva misión militar (….) De dicha misión
fueron destinados en 1925 en la Escuela de Guerra los coroneles Faupel y Von
Wastrenhage, y en 1927 estando ya Perón de alumno los Coroneles Kretzschamar y
Schneider7(CAMUSO, 2003). No obstante, sus profundos estudios en el campo
castrense, y en particular, durante su última etapa formativa según uno de sus
principales biógrafos, Enrique Pavón Pereira8, el conductor del justicialismo
demostró en materia de Historia Militar, desde un comienzo, poseer una
interpretación personal. Cada pasaje de la misma era objeto de un cuidadoso
estudio.
Si bien es cierto que el clima de aquellos tiempos se encontraba atravesado por
la idea que la guerra es un fenómeno social irreversible y para ello había que
prepararse para la defensa, Perón fue concibiendo a ésta como instrumento y
garante para la paz. En ese orden de ideas y siguiendo a Van der Gloltz
observaba "(…) un mundo de intereses que aconsejan crecientemente que cada
nación se conciba bajo el concepto de “nación en armas”, con todas sus fuerzas
económicas, políticas, financieras, diplomáticas e industriales, etc.
articulados al pensamiento de la defensa nacional”9(CAMUSO, 2003). En un
contexto internacional caracterizado por la amenaza imperialista, y en una
Argentina sistemáticamente amenazada por un sistema de relaciones de poder
asimétricas con Gran Bretaña, Perón fue concibiendo la conformación de un
movimiento nacional de raíz defensiva adaptando ideas provenientes de esta nueva
concepción.
No obstante lo expuesto, faltan a la verdad quienes sostienen que las
influencias intelectuales del joven Perón están concentradas en los teóricos de
la guerra. De la profusa bibliografía que hemos recolectado para la
investigación, surge que el conductor del justicialismo recibió un fecundo
adiestramiento en diversas disciplinas como la Geopolítica, la Filosofía, la
Historia y la Economía, cuyas lecturas fueron moldeando su intelecto. Sus
biógrafos más reconocidos coinciden que en su primera formación el Nuevo
Testamento, el Martín Fierro de Hernández, la Historia Universal de César Cantú,
las Vidas Paralelas de grandes hombres de Grecia y Roma de Plutarco y las obras
de los presocráticos como Tales de Mileto y Cleóbulo de Lindos, fueron sus
lecturas iniciales. Ya en las aulas del Colegio Militar receptó valiosas
influencias, especialmente de sus profesores de Historia, José Juan Biedma,
enrolado en la corriente liberal, y Julio Cobos Daract, partidario de la nueva
escuela histórico-argentina surgida con Adolfo Saldías, Ernesto Quesada y Dardo
Corbalán Mendilaharsu.
Por otra parte, no cabe duda de la influencia que Jacques Maritain ejerció sobre
Perón. Maritain fue un intelectual francés que arribó a la Argentina en 1936
para brindar una serie de conferencias en los cursos de cultura católica. Aunque
Perón estaba destinado en el exterior - según Fermín Chávez - seguirá
atentamente sus conferencias. Además, Manuel Ugarte, Leopoldo Lugones, Manuel
Gálvez y Alejandro Bunge conformaran su cosmovisión, así como también
indudablemente los trabajos emitidos por FORJA, en especial los de Raúl
Scalabrini Ortiz, Jorge del Río y José Luis Torres. El español José Figuerola
desplegará indudable influjo en especial con su obra “La colaboración social en
Hispanoamérica”, mediante el cual formuló el tránsito de la lucha de clases a la
colaboración social. Finalmente, no puede descartarse en Perón su herencia
indoamericana adquirida a través de la oralidad durante su niñez -y
posteriormente–en su madurez, a partir de aquel extraordinario itinerario
nutrido de entrevistas con los Lonkos en la Patagonia mediados de los años 30.
La noción de la defensa nacional que fue acuñando el ex mandatario nula relación
mantendrá con las aspiraciones imperialistas de quienes protagonizaron los dos
grandes conflictos mundiales y, ulteriormente la denominada guerra fría. En tal
contexto (guerra fría) y ante las posibilidades certeras de un nuevo
enfrentamiento, el fortalecimiento de las OLP constituye para Perón un hito
cardinal en el marco de la estrategia defensiva de una comunidad periférica
dotada de extenso territorio, extraordinarias reservas de recursos naturales,
incalculable potencial productor de alimentos y relativa población. Así concebía
que la comunidad argentina debía organizarse en forma planificada para
desarrollar su propio y específico modelo de desarrollo industrial y
tecnológico.
Debe reiterarse enfáticamente que, a pesar de su condición de militar, Perón
orientó permanentemente sus acciones hacia un objetivo primordial: la Paz; "(…)
he estudiado mucho la guerra en mi vida (...) he sido durante más de 10 años
profesor de esa materia en la Escuela Superior de Guerra, he cursado varios
Institutos en Europa (…) nunca pensé que cuanto he hecho en ese sentido pudiera
tener cono finalidad la destrucción de la humanidad. Es este un concepto
generalizado en algunos centros que yo no frecuento10".
En el contexto de una concepción de la defensa orientada a la paz, la cuestión
de la organización de las fuerzas sociales será vital: la idea de Pueblo, que
Perón diferenciaba de la noción de “masa inorgánica”, estuvo siempre impregnada
de un elemento distintivo: la organización11 como presupuesto del bienestar
común, ya que sin ella, quedaban libradas a su suerte las tensiones emergentes
de las asimetrías sustentadas en las desigualdades de una economía periférica.
Es elemental subrayar que la categoría Organizaciones Libres del Pueblo se
asemeja"(…) pero no se identifica con lo que otras concepciones denominan:
sociedades intermedias, entidades de bien público u organizaciones no
gubernamentales. Se trata de la existencia de agrupaciones en los tres sectores
básicos de la sociedad: el político, el social y el económico. Del sector
político, la organización por antonomasia es el partido político. Del social:
los sindicatos, las fundaciones, las cooperadoras, los clubes, las cooperativas.
Del económico, las organizaciones de productores, comerciantes, usuarios y
consumidores”12(AGUIRRE,1989).Además "(…) la organización del Pueblo es libre.
Se entiende que una organización popular es tal, cuando goza de conciencia
social, de personalidad social y de organización social. De este modo las
organizaciones libres del Pueblo pueden desarrollarse libremente, así como hacer
llegar al Gobierno "sus exigencias, necesidades, aspiraciones, colaboración y
cooperación"13(AGUIRRE,1989).
Siguiendo tal orientación, en el citado decreto 13378/54, en su Sección II
“Principios generales de la Doctrina Nacional en materia de acción política
interna”, se sostendrá por una parte que “ (…) el ejercicio del Gobierno por el
Pueblo exige la participación en el mismo de las organizaciones políticas,
sociales y económicas de la comunidad”, y que “(…)las organizaciones
representativas del pueblo en el orden político; social y económico, son
auxiliares indispensables para el buen gobierno del país si actúan atendiendo a
los principios fundamentales de la Doctrina Nacional” y ademásque (…) “el
Gobierno, el Estado y las organizaciones libres del Pueblo constituyen el cuerpo
de la comunidad. El alma de la Patria es la Doctrina nacional14”.
Tal vez algún desprevenido lego o jurista influenciado acríticamente en la
escuela positivista, ha de escandalizarse en razón que, desde el propio Estado,
se haya promovido una norma jurídica para consagrar una “doctrina”. No obstante
quienes, intentando abstraernos en lo posible de naturales pasiones humanas,
hemos pretendido seguir con cierto interés el surgimiento y el desarrollo del
primer Peronismo en un contexto de época, tal estupor no puede conmovernos, ya
que hemos comprendido que en aquellos tiempos marcados por disputas de índole
ideológica a Perón “(…) no lo seducían las ideologías (liberalismo, marxismo,
etc) entendidas como formulaciones teóricas de pretendida validez universal sin
un anclaje comprobado en la realidad concreta. Prefería conformar una doctrina
realizable que, inclusive, pudiera lograr cierta armonía entre opuestos15(PESTANHA,2013).
El ex presidente concebía “(…) a las doctrinas como exposiciones sintéticas de
grandes líneas de orientación, que representan en sí, y en su propia síntesis,
solamente el enunciado de innumerables problemas; pero la solución de esos
problemas, realizada por el examen analítico de los mismos, no puede formar
cuerpo en esa doctrina sin que constituya toda una teoría de la doctrina
misma”16(PESTANHA,2013).
En ese orden de ideas, Perón expresaba que “(…) las naciones perduran más que
por los valores materiales que poseen, por los valores morales y espirituales de
todas y cada una de las personas que componen la comunidad nacional”17, y
además, que los derechos “de la sociedad son conferidos al Gobierno, al Estado y
a las organizaciones del Pueblo por las personas que integran como tales la
sociedad, con el objeto de realizar mejor sus fines individuales18".
Finalmente, para el conductor del justicialismo,"(…) una doctrina sin la teoría
que la fundamente resultaba incompleta, pero una teoría que no contemplara
realizaciones concretas resultaba inútil. El círculo para él cerraba de forma
tal que la teoría se enseñaba, la doctrina se inculcaba, y el desafío consistía
en llevar a ambas a la práctica. La realidad nutre a la teoría, y la teoría
nutre a la realidad"19(PESTANHA,2013).
Perón concibió de esta forma a las doctrinas como modos de especulación–acción
en permanente contacto con la realidad, que se expresan a partir de grandes
postulados orientativos, los que a la vez responden a las aspiraciones,
necesidades, y conveniencias nacionales y populares. Solo los grandes principios
doctrinarios son considerados inmutables -y en tanto- las doctrinas deben ir
adaptándose a las circunstancias históricas requiriendo, para mantener su
vigencia efectiva, un permanente régimen de actualización.
En años donde una generalizada autopercepción acreditaba (según cuantiosos
autores)la realidad dependiente de la Argentina, la labor doctrinaria resultaba
para muchos pensadores indispensable como instrumento coadyuvante hacia una
emancipación definitiva - y más aún – en el tiempo que la norma fue concebida,
Perón era plenamente consciente que la acción conspirativa interna y externa
crecía paulatinamente poniendo en serio riesgo la continuidad de las
transformaciones encaradas desde el gobierno.
Retornando a la cuestión en análisis del presente escrito, obsérvese que en el
texto del Decreto aparece enunciada nítida y específicamente la categoría
Organización Libre del Pueblo como constituyente del cuerpo de la comunidad. En
ese orden, la referencia a lo comunitario no resulta casual no solamente por la
concepción orgánica que Perón sostenía respecto a la naturaleza humana. Son
tiempos donde diferentes vertientes del comunitarismo filosófico comenzaron a
emerger con fuerza (aunque los antecedentes de tal filosofía son anteriores como
la versión lascasiana) en contraposición al individualismo filosófico al que
Perón asignará propiedades disolventes en las organizaciones humanas.
Asimismo, en aquella época recorrida por una inédita “reacción
antipositivista",20Perón se nutrirá no solamente de textos escritos en el viejo
continente, sino además de otros vinculados a la producción local y
latinoamericana. La formación del ex presidente se alimentará de las tensiones
filosóficas de época, en la que coexistirán, entre otras, representaciones
teóricas sustentadas en los derechos individuales (individualismo filosófico),
el colectivismo mecanicista materializado en versión Soviética, y una corriente
de tipo orgánica (no organicista) que concebirá a los derechos como sociales.
Como reflexión que ampara la conclusión a aquellos debates filosóficos Perón
sostendrá: “El Gobierno, tal como lo concibe el Justicialismo, es una acción
destinada a la acción común, en forma de posibilitar que cada uno se realice así
mismo al propio tiempo que todos realizan la comunidad".
Al margen de la vigencia que comenzaron a cobrar las versiones comunitaristas a
principios del siglo XX, la doctrina concebida por Perón asumió caracteres
originales no solamente en razón que emergió desde un pensamiento situado en
coordenadas espacio temporales específicas, sino también, porque fue clara
expresión de una tradición epistemológica que ya poseía vastos antecedentes en
Nuestra América. La idea de un pensamiento situado, vale señalar, se vinculará
directamente con la ubicación (real21) de Argentina en su relación con el mundo,
y particularmente en lo que algunos autores señalaron con la situación
semicolonial.
La categoría de Organizaciones Libres del Pueblo se desprenderá entonces de una
matriz de especulación acción, teórico-política, que intentará ordenar al mundo
de lo social, lo político, lo económico y lo cultural compuesto por un sistema
de valores situacionales.
Resta interrogarse si éste modelo de organización concebido durante el primer
peronismo y llevado a la práctica - en un todo o en parte - mantienen vigencia
o, si el tiempo transcurrido, ha sepultado dicho modelo proyectual en las
catacumbas del pretérito.
Bibliografía
AGUIRRE, Alfredo Armando “El concepto justicialista de Comunidad Organizada”
(Publicado en revista "Participar", Buenos Aires, Número. 83, Marzo- Abril
1989).
BARRIOS, Miguel Ángel: “El Continentalismo de Perón en la Globalización”.
Editado por el Centro Argentino de Estudios Internacionales www.caei.com.ar.
CAMUSO Marcelo: “Perón y sus maestros. Formación para la acción”. Universidad
Católica Argentina. Escuela de Ciencias Políticas para el 6º Congreso Argentino
de Ciencia Política. Rosario 5-8 de noviembre de 2003.
PESTANHA, Francisco José LA DOCTRINA PARA PERÓN. http://nomeolvidesorg.com.ar/wpress/?p=1624
PESTANHA Francisco José: Análisis del texto “Doctrina Peronista” de Juan Domingo
Perón Publicado en “ANTOLOGIA DE BICENTENARIO”. Colección “Los Nacionales” UNION
DEL PERSONAL CIVIL DE LA NACION.
PERÓN, Juan D: “Discurso pronunciado por el Teniente General Juan D. Perón, el 2
de julio de 1952, ante altos funcionarios de la Administración Nacional”.
PERON, Juan Domingo: Obras Completas. Buenos Aires Fundación pro Universidad de
la Producción y del Trabajo/Fundación Universidad a Distancia “Hernandarias”.
Editorial Docencia 1997. 27 tomos. Volumen I, Proyecto Hernandarias, Buenos
Aires 1997.
VILLAGRA Carlos: “Las organizaciones libres del pueblo”. En:
www.carlosvillagra.com.
*Francisco José Pestanha. Escritor y ensayista. Profesor Titular Ordinario del
Seminario “Introducción al Pensamiento Nacional y Latinoamericano”. Director del
Departamento de Planificación y Políticas Públicas. Universidad Nacional de
Lanús.
**Emmanuel Bonforti: Docente, escritor y ensayista. Profesor Ordinario del
Seminario “Introducción al Pensamiento Nacional y Latinoamericano”.Universidad
Nacional de Lanús.
***Guillermo Carrasco: Docente e investigador. Profesor del Seminario
“Introducción al Pensamiento Nacional y Latinoamericano” Universidad Nacional de
Lanús.
1El presente trabajo surge de la investigación originada en el marco de la
convocatoria "Amílcar Herrera" Titulado "El Peronismo como pensamiento político
contra hegemónico, y como acción para la construcción del poder nacional y la
integración regional Latinoamericana”. Instituto de Cultura. Universidad
Nacional de Lanús.
2BARRIOS, Miguel Ángel: “El Continentalismo de Perón en la Globalización”.
Editado por el Centro Argentino de Estudios Internacionales www.caei.com.ar.
3 PERÓN, Juan D: “Discurso pronunciado por el Teniente General Juan D. Perón, el
2 de julio de 1952, ante altos funcionarios de la Administración Nacional”.
4PERÓN, Juan D: “Discurso pronunciado por el Teniente General Juan D. Perón, el
2 de julio de 1952, ante altos funcionarios de la Administración Nacional”.
5PERON, Juan Domingo: Discurso en la clausura del Congreso Internacional de
Filosofía 9 de Abril de 1949 en la Ciudad de Mendoza.
6DECRETO PE. NUMERO13.378: suscripto del 11 de Agosto de 1954.
7En CAMUSO, Marcelo: “Perón y sus maestros. Formación para la acción”.
Universidad Católica Argentina. Escuela de Ciencias Políticas para el 6º
Congreso Argentino de Ciencia Política. Rosario 5-8 de noviembre de 2003.
8PAVON PEREYRA, Enrique: Citado por CAMUSO Marcelo: “Perón y sus maestros.
Formación para la acción”… ibídem.
9CAMUSO, Marcelo: ibídem
10PERON, Juan Domingo: Obras Completas. Buenos Aires Fundación pro Universidad
de la Producción y del Trabajo/Fundación Universidad a Distancia “Hernandarias”.
Editorial Docencia 1997. 27 tomos. Volumen I, Proyecto Hernandarias, Buenos
Aires 1997.
11VILLAGRA Carlos: “Las organizaciones libres del pueblo”. En:
www.carlosvillagra.com.
12AGUIRRE, Alfredo Armando “El concepto justicialista de Comunidad Organizada”
(Publicado en revista "Participar", Buenos Aires, Número. 83, Marzo- Abril
1989).
13AGUIRRE, Alfredo Armando:ibídem
14DECRETO NUMERO13.378: suscripto del 11 de Agosto de 1954.
15PESTANHA: Francisco José: “La doctrina para Perón”. En
www.nomeolvidesorg.com.ar
16PESTANHA, Francisco José: “La doctrina……”ibídem
17PESTANHA Francisco José: Análisis del texto “Doctrina Peronista” de Juan
Domingo Perón Publicado en “ANTOLOGIA DE BICENTENARIO”. Colección “Los
Nacionales” UNION DEL PERSONAL CIVIL DE LA NACION.
18PESTANHA, Francisco José: Análisis del texto “Doctrina Peronista”(…) ibídem.
19PESTANHA, Francisco José: “La doctrina……”ibídem.
20 Corriente filosófica que promovió un rechazo al empirismo y al método
científico en el desarrollo de teorías sociales.
21 Considerado uno de los principales imperativos de la obra de Raúl Scalabrini
Ortiz.
Abril 2017
Fuente: Revista “Escenarios”. Unión para el Personal Civil de la Nación – UPCN.