Bicentenarios

Por Enrique Oliva (*)

(Rebanadas de Realidad) El pasado 16 de diciembre, la Comisión Nacional de Conmemoración de los Bicentenarios de la Revolución de Mayo y la Declaración de la Independencia, convocó a un debate sobre "Historia y Memoria". Allí distintos expositores, por espacio de 15 minutos, hablaron en el recinto de la H. Cámara de Diputados de la Nación. Aquí va el contenido completo de lo dicho por mí en esa oportunidad.
"El pasado es el prólogo", frase atribuida al filósofo griego Herodoto, padre de la historia científica, 5 siglos antes de Cristo, y con vigencia aquí y ahora.
Reviviendo el prólogo de nuestro pasado, con veracidad y documentación, nutriremos con más valores la identidad argentina, su presente y el futuro. Poner en debate la revisión de la historia oficial muchas veces propuesta, sin entrar nunca en la enseñanza pública a todos los niveles, es un imperativo.

El 25 de Mayo de 1810, ante la claudicación del monarca de turno, patriotas criollos aprovecharon la oportunidad para formar un gobierno propio. Se inspiraron en el último prólogo, las invasiones inglesas, donde el pueblo demostró vocación y capacidad para administrarse y enfrentar toda forma de colonialismo.
Sin embargo, se sigue contaminando las mentes infantiles con una historia racista, discriminando a los pueblos originarios, desconociendo sus más de 40 siglos en estas tierras. Además, ¿no es una realidad que el mestizaje es inmensa mayoría en Latinoamérica?
Hace cosa de un año, una investigación de la Universidad de Buenos Aires sorprendió al enterarnos que más del 50 % de los argentinos portan sangre indígena o negra. Pero, como ironizan en Brasil, "el negro rico, o el indio rico, son considerados blancos", cuando la ciencia reconoce una sola raza: la humana. En este recinto cabe recordar que cinco presidentes tuvieron su cuota de origen autóctono: Justo José de Urquiza, Victorino de la Plaza, Hipólito Yrigóyen, Juan Perón y Adolfo Rodríguez Sáa. Últimamente, investigadores de la historia de distintas orientaciones, afirman que también el Padre de la Patria proviene de vientre aborigen.
El General Juan Perón reconoció a fines de su vida, a su biógrafo Enrique Pavón Pereyra, provenir de madre india y como hijo natural, pues sus padres, casados luego, lo inscribieron dos años después de la fecha real. "Si cualquiera de esas dos características se hubieran conocido antes, era muy probable que los prejuicios imperantes en la época le entorpecieran su carrera militar y política.
"Nuestros paisanos los indios" como decía San Martín, aun esperan una reivindicación histórica en la enseñanza. Si llegaron a malonear era porque ellos habían sido atacados antes, reducidos a la esclavitud, despojados de sus mujeres y niños y echados al desierto sin posibilidades de subsistencia. Deben reverse los hechos concretos de las nada parecidas expediciones militares del General Juan Manuel de Rosas de 1833 y luego del General Julio A. Roca en 1879,casi medio siglo después. Asimismo, la Asamblea del Año 13 tiene sus méritos a destacar por ser avanzados para su época en cuanto a la libertad de los esclavos. Lo decretado al respecto por la Revolución Francesa, no otorgó ese derecho a los sometidos de las colonias galas. Tampoco lo lograron los afroamericanos en Estados Unidos, donde George Washington y Thomas Jefferson, entre tantos otros, mientras vivieron, mantuvieron sus propios esclavos.
El bicentenario del 9 de julio tiene sombras y omisiones nada casuales en nuestra historia. Entonces, no se enseña que la declaración de la independencia fue jurada por unanimidad en nombre de las "Provincias Unidas de Suramérica" y que la mayoría de sus integrantes tenían origen indígena por lo cual el texto se divulgó en quechua y aymara y luego traducido al guaraní y otras lenguas autóctonas. Allí está un prólogo del ideal de Patria Grande. Con ese mandato, San Martín traspuso las fronteras del Virreinato del Río de la Plata y al leer la proclama de la independencia del Perú a los habitantes de ese país incaico, comenzó diciendo "¡Compatriotas!". El mismo trato que mantenía con el Libertador Simón Bolívar.
La larga lucha popular contra Francia e Inglaterra, las dos potencias más importantes de mitades del Siglo XIX fracasadas juntas en el intento, por la fuerza y la corrupción, de instalarse en el Río de la Plata y desde sus vías navegables extenderse a sangre y fuego al corazón de Suramérica, en busca de oro y plata, con trabajo esclavo. Fue una guerra sin cuartel de años hasta resultar victoriosa la defensa criolla y su caudillo Juan Manuel de Rosas. ¿Porqué ignorar esa epopeya tan meritoria restando honrosos triunfos de nuestra soberanía y anticolonialismo? ¿O se nos quiere resignar al sometimiento?
El 17 de octubre de 1945 es una muestra sin igual de un pueblo en acción espontánea y decidida para cambiar la historia. Luego, fue la creatividad popular la autora de la expresiva síntesis; aquella bandera de "Perón o Braden". Las luchas obreras costaron mucha sangre defendiendo derechos que hoy nadie podría objetar, como las ocho horas de trabajo; la llamada "Patagonia Rebelde", el cordobazo, la firme oposición popular para evitar la privatización del Frigorífico Lisandro de la Torre, finalmente vaciado, eliminado como fuente de trabajo y regulación del mercado.
¿Y la Constitución de 1949, no merece algunos reconocimientos por sus visionarios aportes? ¿Hubo otra mejor?
La Resistencia Peronista iniciada en 1955, también brotada del pueblo profundo de toda la República, fue un modelo de rebeldía permanente ante las dictaduras y gobiernos ilegales, durante 18 años, hasta el retorno a la Patria de su líder. Trabajadores y trabajadoras del país ofrecieron sus vidas y libertad en jornadas históricas, dolorosas, como el bombardeo de Buenos Aires de 1955, cuyos pilotos traían la consigna de grupos políticos cipayos de "matar a Perón".
Los fusilamientos y asesinatos por la espalda de trabajadores en el basural de José León Suárez, por el justificado levantamiento de junio de 1956 del General Juan José Valle, es algo que clama al cielo. En este recinto de la Cámara de Diputados de la Nación días atrás se ha dado un paso justiciero al aprobar un proyecto de ley de reparación histórica a la Resistencia Peronista, que ahora se tratará en Senadores. Agradecidas felicitaciones anticipadas a los legisladores del pueblo.
La Gesta de Malvinas de 1982 y los 649 compatriotas caídos en tierras y aguas argentinas luchando contra el colonialismo de las multinacionales, enfrentaron a una alianza de fuerzas apoyadas por las mayores potencias, como Estados Unidos y gobiernos europeos, pero no por ningún pueblo del globo que admiró su coraje ante un enemigo común. Esos mártires aun esperan, con los ojos abiertos, cobijarse en la bandera criolla y un lugar en la enseñanza de su historia en las aulas.
La Comisión de Familiares de caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, sin ayuda oficial, ha levantado el cenotafio a sus héroes en el Cementerio de Darwin y solicita que la Nación lo declare Monumento Nacional. Dicha Comisión, con diversas otras realizaciones ya concretadas, junto al Instituto Malvinas e Islas del Atlántico Sur, encara ahora importantes iniciativas tendientes a mantener vivo el ejemplo de 1982, cuyos miembros pondrán hoy en manos de las autoridades de ambas Cámaras para considerar.
Ante aquel ejemplo, creo constatar hoy suficiente consenso para volver a instaurar el servicio militar obligatorio, esa norma de igualdad ciudadana. La útil convivencia compartiendo alojamiento, disciplina, comida e instrucción. El servicio militar obligatorio debe ser el único momento de la vida en que jóvenes pobres y ricos tienen la oportunidad de tratarse e identificarse como compatriotas. Mientras esa situación continúe, los pobres seguirán socialmente discriminados y solo suya será la misión de defender a la Patria.
Otra discriminación odiosa es el olvido de la obligatoriedad del guardapolvo blanco en la infancia escolar. La proliferación de escuelas privadas, subvencionadas o no, ha convertido al guardapolvo blanco en el uniforme de los niños pobres. La moda tilinga consiste en imponer ropas costosas y llamativas con inscripciones en inglés. ¿O esperamos talvez la aparición en nuestras calles de piquetes de jovencitos con guardapolvo blanco y banderas de variados colores, menos la azul y blanca?
Nuestro pueblo tiene un pasado heroico, a revalorizar con los bicentenarios, dándole presencia fiel en la enseñanza y la nomenclatura. Ya se hizo demasiado prólogo. En estos momentos de crisis internacional, debemos apoyarnos en tales firmes pilares para defender el presente amenazado por las multinacionales del colonialismo e imaginar su futuro en unidad y desarrollo dentro de la Patria Grande.

Muchas gracias.

(*) CEES (Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos)
 

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