La ignorancia histórica
Un artículo de Jorge Rachid
Cuando el mundo se sigue conmoviendo por efectos de la crisis provocada en los
países centrales por los “dueños de la verdad” durante décadas de extorsiones y
exacciones financieras a nuestros pueblos, en la Argentina, lejos de esa
realidad, seguimos crispados y confrontando en un alegre marco de anticipo
electoral.
No son suficientes los ejemplos históricos de la división del campo nacional,
frente a las agresiones e imposiciones de los poderes de turno internacional. La
dirigencia política de rodillas ante el menor murmullo imperial, desde las
relaciones carnales a los ositos de Malvinas, desde el petróleo hipotecado por
generaciones hasta el desmantelamiento ferroviario, desde criticar en sintonía
con EEUU a nuestros hermanos venezolanos o bolivianos en procesos de
emancipación, hasta aplaudir cuando cesa lo que ayer permitían como las torturas
y la guerra preventiva a escala mundial.
Sin dudas el mapa mundial cambiante hace previsible futuros escenarios todavía
frescos para diseñar, pero lo indudable es que el mundo será multipolar, por
bloques de discusión, con EEUU y sus satélites, con la UE, con los chinos,
indios, rusos, los países árabes y toda una nueva realidad emergente de la post
globalización como concepto hegemónico del pensamiento único.
Por esa razón es poco entendible el nivel de confrontación a que someten los
líderes políticos y sectoriales opositores de nuestro país a la población a
través de los medios de comunicación. Cuando el sector llamado “campo” pedía la
derogación de la resolución Nº 125, la misma fue enviada al Congreso de la
Nación y allí murió. Sin entrar a analizar los pormenores lamentables de su
tratamiento en el Senado, su culminación significó un triunfo de los sectores
que resisten la discusión de la renta extraordinaria y de la distribución de la
riqueza. Siguió la embestida sumando la sequía y la baja de los precios
internacionales. El Gobierno ha dado al sector las respuestas posibles en el
escenario descripto, mas que a cualquier otro sector económico aportante tanto o
mas al PBI de nuestro país. Sin embargo exigen mas, acuden a la violencia,
amenazan por los medios y son convocados a aumentar el volumen crítico.
A su vez, la repercusión de la crisis internacional que sin dudas afectará a
nuestra economía, le es facturada al Gobierno como propia. Sin embargo cuando el
análisis se enfría del calor electoral, del continuo esmerilamiento al Gobierno
que ejecuta la Mesa de Enlace por ellos mismos declarado, vemos que las
condiciones con las cuales enfrentar la situación son mas favorables que otros
países, habiendo revertido la supuesta debilidad de estar fuera de los Mercados,
en una fortaleza ante los acontecimientos que sacuden al mundo.
No haber cedido a las líneas establecidas por el FMI y el BM en su momento con
ajustes imposibles para el pueblo argentino, haber construído superávit fiscal y
comercial en los últimos años aumentando el nivel de reservas duplicando la base
imponible, son datos macro que manejan los economistas y se cuidan de
divulgarlos. Cierto es que existe hipoteca social alta desde hace 7 años.
También sabemos que superar la pobreza e indigencia llevará tiempo después de
años de neoliberalismo aún reinante en lo estructural. No son todas rosas en el
jardín gubernamental, pero las causas de las críticas parecen mas destinadas a
impedir distribuir riqueza que a instalar justicia social; tienen olor a romper
el UNASUR antes que fortalecerlo y en algunos casos impedir la Justicia sobre
los genocidas maquillando las críticas con caracterizaciones ideológicas.
Nada mas alejado de la llamada “izquierda” en lo ideológico es este Gobierno
aunque haya procedido a eliminar las AFJP, cara visible de la mayor apropiación
y robo de la historia nacional, junto a la llamada Deuda Externa y al Tratado
Roca-Runciman.
Hemos sido saqueados por falsos profetas, gurúes económicos al servicio del
capital financiero, codicioso y estafador. Nuestra debilidad como Nación fue la
falta de políticas de Estado que contuviesen a la necesaria puja de intereses
sectoriales que se producen en el seno de toda comunidad.
Si hoy recreásemos el IAPI, es decir la compra absoluta del producto del campo
por parte del Estado, seríamos marxistas. Perón lo hizo en el 48. Si tuviésemos
la Flota del Estado, los Ferrocarriles y las Líneas Aéreas garantizaríamos los
tres espacios que componen la soberanía del país, pero seríamos estatistas.
Perón lo hizo en el 46. Si conformamos la alianza estratégica con Brasil,
Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Chile y otros países hermanos
latinoamericanos, estaríamos confrontando con EEUU y su propuesta colonial del
ALCA. Ahora con Obama es diferente y Perón lo propuso en el 47 con el ABC
(Chile-Brasil-Argentina) y con el ATLAS (Asociación Latinoamericana de
Trabajadores) invirtiendo tiempo y dinero en el desarrollo de una propuesta que
aumentase la masa crítica de su propuesta del Tercer Mundo y Tercera Posición
Justicialista en un escenario de Guerra Fría. Hoy sería internacionalista y
catalogado como tal.
En este escenario, desconocer la historia, nos lleva a los argentinos a recorrer
caminos donde el triunfo está garantizado para los enemigos de la Nación.
Cualquiera puede estar en desacuerdo con las actitudes y manejos del Gobierno
Nacional, pero no se lo puede tildar de dictadura cuando venimos de una larga
noche de muerte y terror creada por los que hoy critican desde trincheras
neoliberales. Poner en juego la gobernabilidad es distinto a posicionarse
electoralmente, derecho al cual debe acceder todo aquel que quiera. Pero usar la
denostación, el agravio, el insulto personal y la violencia, es no tener
políticas de confrontación superadoras. Quienes son oficialistas por
conveniencia al uso del calor del poder, sabrán que la memoria tiene futuro y
que la defensa del sistema político no es navegar siempre en el SI, sino tener
convicción de defender sus propias ideas, poniendo en juego los espacios de
poder obtenidos con propuestas políticas, desde un marco ideológico, con
convicción personal y compromiso con el pueblo, que es como se construye la
historia.
Hace menos de doscientos años nuestro país asistía a un nacimiento tortuoso en
su confrontación colonial; pasaron casi cincuenta años de matanzas entre
hermanos; perdimos la unidad de bloque del ex Virreynato por designios ingleses
y por ello nacieron Bolivia, Uruguay, Paraguay y Río Grande do Sul. Entre el
“Puerto” y el “Interior”, todo fue guerra promovida por el Imperio de turno, con
desniveles e injusticias hasta la institucionalización del país.
Muy pocos, pero poderosos, quieren construir otros escenarios como los de los
años 30, 55 o 76. La inmensa mayoría del Pueblo Argentino redobla su apuesta a
la democracia como la mejor herramienta actual como ordenador de nuestras
diferencias.
Por ello, instalar un escenario de lucha encarnizada en el marco actual de la
crisis internacional, sólo suena a estar jugando intereses contrarios a la
Nación. Construir un destino común merece un esfuerzo común, sin ventajas
sectoriales ni políticas, sin agravios ni violencia, sin hacer el juego a los
factores de poder desplazados en la última década, prebendarios del poder
financiero internacional y hoy en crisis existencial.
DR. JORGE RACHID.
En Buenos Aires, a tres dias de febrero de 2009.